en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
La vida humana es como una suerte de subidas y bajadas, a veces estamos arriba, eufóricos, contentos, felices, como llevándonos por delante todos los obstáculos, a veces estamos abajo, nos sentimos deprimidos, nos sentimos frustrados, tristes y con una sensación de derrota; y ahí se establece como una lucha interior. ¿Por qué? Porque entonces, un día estamos arriba, otro día estamos abajo y no entendemos qué nos pasa. Cuánto daríamos si viniera alguien y nos asegurara que podemos vivir durante toda la vida sin esa sensación de derrota y viviendo en victoria, pero todos los días de nuestra vida, estoy seguro que iríamos a dónde sea o haríamos lo que fuese necesario, para poder vivir así.
Lo extraordinario, y escuchen bien, lo extraordinario, es que esa condición de victoria y el hecho de ser victoriosos ya es algo que por Cristo nos ha sido concedido.
Es decir, el día que nosotros nos entregamos a Cristo y nacimos de nuevo, con la salvación vino, por Cristo, la vida de victoria, ¿por qué? Porque Él fue el que venció.
Así que, al iniciar esta serie de "Victoriosos por naturaleza", creo que es necesario que veamos todo como Dios lo ve.
Claro, cuando nosotros iniciamos la vida cristiana comenzamos con mucho ánimo, con mucho entusiasmo, tenemos días de gozo, tenemos días de una profunda comunión con el Señor, parece que nunca se va a presentar ninguna situación del pasado que nos haga fracasar, pero de repente hay reacciones, hay sentimientos, hay recuerdos, inclusive de pecados del pasado, que hace que nosotros caigamos, y ahí es donde el diablo aprovecha la oportunidad para intentar destruirnos o por lo menos, mantenernos siempre en una situación de derrota.
Claro, nosotros al iniciar esta serie, tenemos que darnos cuenta que en esa lucha, como dije al principio, a veces estamos arriba, a veces estamos abajo, y en nuestras fuerzas no siempre podemos lograr lo que queremos.
(Daniel Cipolla)
Justamente, debido a lo que venís diciendo hasta ahora, me doy cuenta que una de las cosas que nos ocurre tiene relación siempre, con lo que sentimos.
Es decir, pareciera que también la vida cristiana estuviera como muy afectada por lo que sentimos. Lo pongo así, es como decir que lo que sentimos, tuviera el poder de afectar lo que somos o tenemos en Cristo. Aunque sabemos que no es real, la realidad es que el diablo juega con nuestros sentimientos y eso nos hace a veces hasta sentir derrotados aunque la derrota no sea real, pero nos hace sentir así.
Por eso, vamos a ir al primer pasaje de la Escritura en 2 Pedro 1, versículos 3 y 4, dice de esta manera el apóstol:
“Pues su divino poder nos ha concedido todo
cuanto concierne a la vida y a la piedad,
mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó
por su gloria y excelencia,
por medio de las cuales nos ha concedido
sus preciosas y maravillosas promesas,
a fin de que por ellas
lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina,
habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo
por causa de la concupiscencia.”
2 Pedro 1:3-4 / LBLA
Bueno, este pasaje es claro, ¿por qué? Porque en primer lugar muestra que Dios con su poder nos ha concedido, y esa palabra es grande, porque esa palabra no significa, bueno, sólo algo me concedió. No, nos está diciendo que el Señor nos regaló, nos regaló, nos dotó de todo lo que está relacionado con la vida y la piedad.
Entonces, el apóstol Pablo está enfatizando que los creyentes tenemos recursos sobrenaturales, de manera que esos recursos nos dan la habilidad y la capacidad de vivir una vida, como él escribe más adelante, donde no caigamos jamás.
Así nos ve en el Señor, así nos ve el apóstol Pedro y así lo escribe cuando en el contexto de este pasaje bíblico está hablando de la actitud del creyente.
Por supuesto el apóstol dice algo, y dice que el creyente o los creyentes, tenemos estos recursos en base a un conocimiento real, experimental del Señor, por supuesto que nadie tiene nada con un conocimiento teológico o simplemente bíblico; y a ver, tengamos claro esto, todos nosotros desde que nacimos en Cristo Jesús, todos, desde ese día comenzamos a conocer a Cristo, porque Cristo nos fue revelado, así que desde ese día que conocimos a Cristo ya tenemos estos recursos.
Pero, ¿qué va pasando en la vida? ¿cuál es sí, nuestra responsabilidad? Sencillo, ir creciendo cada día en el conocimiento de Cristo, eso sí es nuestra responsabilidad. ¿Por qué? Porque a medida que nosotros vayamos creciendo en el conocimiento de Cristo, vamos a ver que estos recursos sobrenaturales son, en nuestra vida, manifestados en una mayor dimensión y en una mayor potencia.
Otra aclaración importante, es aquí dos términos, porque el apóstol usa el término vida y el término piedad, y claro, cuando dice todo nos lo dio para la vida, uno generalmente piensa para la vida, lo cotidiano, pero aquí la palabra vida no es lo cotidiano, no es la vida humana, la palabra aquí es la palabra zoe y la palabra zoe significa la vida divina. Así que lo que está diciendo Pedro es, se les dio a ustedes todo lo relacionado con la vida divina.
Quiere decir entonces, que cuando habla de la piedad, no está pensando en esa piedad que solemos nosotros tener en cuenta como si fuera un asunto de esa piedad de que, bueno si yo me esfuerzo por agradar a Dios, yo voy a agradar a Dios. No, no significa ese tipo de piedad. Cuando Pedro está hablando de vida y está hablando de piedad, las dos cosas las está viendo sobrenaturalmente.
Lo digo de esta manera, primero debe existir en nosotros de parte de Dios, la vida espiritual, la vida sobrenatural, ¿para qué? Para que exista la piedad. Quiere decir, que no es por la piedad que alguien alcanza la vida sino al revés, es por la vida impartida de Dios dentro de nosotros que manifestamos la piedad. Es decir, estamos hablando de una piedad que nace de la vida que el Señor nos dio.
Entonces cuando entendemos esto, nos damos cuenta de algo, si vemos un muchachito y un bebé, nos damos cuenta que está totalmente capacitado, tendría la capacidad de hablar, de caminar, de dialogar, de razonar, de investigar, pero uno dice, bueno, pero no, ahora no... ¿por qué ahora no? Bueno, porque es un bebé, todos decimos. ¿Qué necesita? Simplemente necesita crecer, a medida que crece empieza a descubrir todo lo que tiene, se da cuenta del potencial que tiene. ¿Y qué empieza a ocurrir? Entonces, empieza a usarlo.
Así es con nuestra vida en Cristo, empezamos a ver nuestro el potencial que nosotros tenemos en el Señor y esto tiene que ver con la salvación que hemos recibido.
Lamentablemente la idea de salvación ha quedado, casi noventa por ciento reducida a una idea de que el Señor nos da vida eterna y salva nuestra alma, claro que esto es lo más importante, qué puede haber más importante que tener vida eterna y que esté la salvación de nuestra alma. Pero cuando la Escritura habla de salvación, el concepto bíblico es mucho más amplio, mucho más amplio. Por eso, cuando hablamos de salvación, estamos hablando de la salvación completa de Cristo que incluye todo nuestro ser de forma integral.
Entonces, cuando empezamos en este entendimiento y conocimiento del Señor, de golpe vemos y entendemos al Señor como el que nos salvó y limpió nuestros pecados y ya usamos de esa bendición y luego crecemos un poquito y ya vemos, ah, pero el Señor también bautiza con el Espíritu Santo, ah, qué bueno, ah, pero ahora aprendí que el Señor también sana y que el Señor también nos prospera.
Es decir, empezamos a darnos cuenta que la salvación es para todo el ser humano y es completa.
Por eso en la Biblia, y esto es importante, la palabra salvación debe ser también entendida y es traducida muchas veces como salud, ¿qué diferente nos suena, no? Porque cuando hablamos de salud, es más, a veces pensamos en salud sólo en lo físico, ¿o no? salud es lo físico. No, salud es integral, cuerpo, alma, espíritu, es todo lo que tiene que ver con nuestras relaciones. Esto tiene que ver con la salvación que el Señor nos ha dado y que Hernán nos va ayudar un poquito más con esto.
(Hernán Cipolla)
Sí, y sobre todo porque obviamente, que uno se comienza a apasionar cuando se da cuenta como el Señor proveyó todas las cosas para nosotros y cómo lo hizo en Cristo, pero hay un detalle que creo que muchas veces no notamos y tiene que ver con el Señor desde la antigüedad, cómo se comportó y cómo se manifestó a favor de su pueblo Israel. ¿Por qué estoy mencionando esto? Porque posiblemente, aún leyendo las Escrituras, leyendo el Antiguo Testamento, pocas veces relacionamos al Señor, a Dios, con la salvación para Israel, porque nuestra única relación de salvación es que Israel peleaba batallas y el Señor lo libraba y hasta ahí se queda la salvación, pero en realidad, hay algo que hoy vamos a ver de manera breve, pero muy interesante, y que tiene que ver con varios nombres del Señor.
Es decir, en el Antiguo Testamento el Señor fue conocido a través de muchos nombres y no los vamos a analizar todos hoy, pero vamos sí a ver algunos nombres específicos que están íntimamente relacionados con una provisión especial de Dios, en sentido de salvar a su pueblo.
Es decir, muestra a un Dios entregándose y amando a su pueblo y mostrándole un aspecto específico de la salvación.
Entonces, comenzamos con el nombre Jehová-Jireh.
Dice la Palabra en Génesis 22, versículos 13 y 14:
“Abraham alzó la vista y, en un matorral,
vio un carnero enredado por los cuernos.
Fue entonces, tomó el carnero
y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo.
A ese sitio Abraham le puso por nombre:
«El Señor provee»...”
Génesis 22: 13-14 / NVI
Es decir, que hablar de Jehová-Jireh, es hablar de un Señor que está preparado siempre para proveer a los suyos, a aquellos quienes le interesamos.
Segundo punto, Jehová-Rafa.
Dice la Palabra:
“Les dijo:
«Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios,
y haces lo que es recto delante de sus ojos,
y prestas oído a sus mandamientos
y cumples todos sus estatutos,
jamás te enviaré
ninguna de las enfermedades que les envié a los egipcios.
Yo soy el Señor, tu sanador.»”
Éxodo 15:26 / RVC
Es evidente, que hablar de Jehová-Rafa, es hablar de un Señor que sana, Él es el sanador, Él es nuestro médico y que también se ocupa de nuestra salud física.
Tercer nombre, Jehová-M´Kaddesh.
Dice la Palabra:
“»Obedezcan mis estatutos y pónganlos por obra.
Yo soy el Señor, que los santifica.”
Levítico 20:8 / NVI
Si nos damos cuenta, otra característica específica de la salvación, la muestra el Señor aquí a través de la santificación de los suyos.
Siguiente, Jehová-Shalom.
Dice en Jueces 6:24 la primera parte:
“Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor,
y lo llamó «El Señor es la paz»”
Jueces 6:24 / NVI
¡Qué tremendo nombre! De hecho, aquellos que conocemos un poquito la cultura judía, sabemos que éste es un nombre que los judíos usan permanentemente, se saludan entre ellos diciendo Shalom, porque eso les recuerda que el Señor siempre es nuestra paz.
Siguiente nombre, Jehová-Tsidkenu.
Dice Jeremías 33:16:
“En aquellos días Judá estará a salvo,
y Jerusalén morará segura.
Y será llamada así:
‘El Señor es nuestra justicia’.”
Jeremías 33:16 / NVI
Es decir, no solamente el Señor nos santifica y nos justifica, Él se pone adelante como un escudo de justicia para aquellos que le amamos.
Siguiente, Jehová-Rohi.
El salmo 23: 1, muy conocido por todos nosotros dice:
“El Señor es mi pastor, nada me faltará.”
Salmo 23: 1 / LBLA
Aquí el Señor, en sentido de salvación, se muestra como el pastor de la vida de su pueblo.
Siguiente, Jehová-Sama.
Dice Ezequiel 48: 35 la segunda parte:
“»Y desde aquel día el nombre de la ciudad será:
aquí habita el Señor».”
Ezequiel 48:35 / NVI
Es decir, este nombre manifiesta la presencia, la promesa de presencia del Señor permanente con los suyos.
Entonces, si ustedes se fijan con atención en estos nombres que vimos, y repito, no son todos, habría más, pero estos hablan de características especiales de salvación. En estos nombres lo que vemos es que desde la antigüedad el Señor le daba a su pueblo, ¿qué? Provisión, salud, santificación, paz, justicia, pastoreo y su presencia.
Pero estamos hablando del Antiguo Pacto, es decir, imaginemos ahora lo que significa para nosotros que vivimos en el Nuevo Pacto del cual aún la Palabra dice, que es un mejor pacto establecido sobre mejores promesas, quiere decir que lo que queda es gozarnos, alegrarnos, alabar al Señor, pero al mismo tiempo apropiarnos de todo lo que tenemos en Cristo Jesús.
(Daniel Dardano)
Maravillosa esta vida de victoria, ¿no? ¡Extraordinaria! Así es.
Al estar en Cristo Jesús nosotros tenemos la salvación completa y hace un momento dijiste, que hay salvación y salud, que es lo mismo, salvación-salud.
Estaba pensando, en que Dios hizo un decreto legal, y es legal que nosotros tengamos salvación-salud.
Una cosa es lo legal, pero ahora nosotros tenemos que venir a la experiencia.
(Daniel Cipolla)
Y dijiste bien, lo legal, porque cuando miramos la Biblia dividida, ya no lo pensamos, ¿no? que dice, Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Si hay un testamento, eso es lo legal, nadie lo puede cambiar.
(Daniel Dardano)
Y más, Dios lo hizo desde antes, por lo que nos leyó Hernán, entonces, ahora es donde viene la experiencia y ahí es dónde creo que nosotros fallamos.
Entonces cuando nosotros empezamos a percibir esta victoria de Cristo y la salvación-salud, entonces comienza una revelación del Espíritu Santo, ¿para qué? Para poder entrar en un proceso que va creciendo en el conocimiento de Cristo y va madurando en el conocimiento de Cristo. Entonces eso nos hace vivir en la victoria de Cristo y en plenitud todos los días de nuestra vida, independientemente de circunstancias que se pueda pasar.
Ahora quiero leer un pasaje bíblico y establecer alguna diferencia importante entre lo que teníamos y lo que tenemos:
“Así está escrito:
«El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente»;
el último Adán, en el Espíritu que da vida.
No vino primero lo espiritual, sino lo natural,
y después lo espiritual.
El primer hombre era del polvo de la tierra;
el segundo hombre, del cielo.
Como es aquel hombre terrenal,
así son también los de la tierra;
y como es el celestial, así son también los del cielo.
Y, así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal,
llevaremos también la imagen del celestial.
Les declaro, hermanos,
que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios,
ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible.”
1 Corintios 15:45-50 / NVI
Aquí se hace referencia a Adán como ser viviente y todos nosotros tenemos de Adán lo natural, esa humanidad. Pero también dice el apóstol que tenemos el segundo Adán o el último Adán. que es Cristo, y de Él viene el Espíritu de vida.
Aquí es algo maravilloso porque es como... tenemos dos herencias, la herencia de Adán, pero tenemos la herencia de Cristo, el Espíritu de vida que nos vivifica cada día y nos hace vivir victoriosos.
Ahora bien, como todos tenemos la naturaleza de Adán, heredamos el pecado, y la muerte espiritual llega a nosotros, y pasó a toda la raza humana, porque finalmente todos pecamos.
(Daniel Cipolla)
Por eso es necesario entender lo que dice la Escritura acerca de la naturaleza de Adán, porque como estamos viendo lo que es la victoria de Cristo en nosotros, necesitamos entender qué pasó con nosotros antes de Cristo, cómo esa herencia de Adán nos afectó.
Vamos a ir a Romanos 5, voy a leer los versos 13,14 y 20 y dice así:
“Antes de promulgarse la ley,
ya existía el pecado en el mundo.
Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley;
sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó,
incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato,
como lo hizo Adán,
quien es figura de aquel que había de venir.
...
En lo que atañe a la ley,
esta intervino para que aumentara la transgresión.
Pero, allí donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia.”
Romanos 5: 13-14 y 20 / NVI
Estos versículos que acabamos de leer muestran con claridad que la muerte entró en el ser humano desde que entró el pecado, es decir, desde Adán. Y uno diría, bueno, pero no había ley, sí, no había ley, pero la paga del pecado es muerte, por lo tanto, desde que Adán pecó entró la muerte.
Pero qué hizo Dios más adelante, Dios interpuso, colocó la ley y se la dio al hombre, ¿para qué? Para que a través de la ley, el hombre se diera cuenta lo que significaba el pecado, lo poderosamente destructivo que es el pecado, de manera que Dios, cuando el hombre sea consciente de esa destrucción, Dios pudiera decir, con su gracia, que abundase mucho más que la destrucción de ese pecado.
Al respecto de esto Pablo agrega algo sobre el pecado y la muerte y les pido que vayan a 1 Corintios 15, vamos a leer los versos 56 y 57, que dicen así:
“El aguijón de la muerte es el pecado,
y el poder del pecado es la ley.
¡Pero gracias a Dios,
que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!”
1 Corintios 15: 56-57 / NVI
Amén. Mire esto, en estos versículos Pablo relaciona el pecado con un aguijón que da muerte, pero resulta que aunque el pecado es como un aguijón que da muerte, necesita de un poder.
Es decir, Pablo está diciendo, es como si ese pecado como aguijón, necesitara que se le ponga un veneno fulminante de esos que no hay antídoto, que en el momento que te metió el aguijón, lo único que puedes estar esperando es la muerte. Dice que el poder de ese, de ese veneno fulminante, ese poder del pecado, es la ley.
Claro uno dice, pero cómo es la ley, pero la ley ¿no es buena? Sí, ¿la ley no es justa? Sí. A ver, ¿pero la ley no es de Dios? Claro que sí.
La ley es buena, justa, de Dios, y es para beneficio del ser humano. Pero, ¿por qué ocurrió esto? Por lo siguiente, porque el pecado, que es artífice del engaño, lo que hace es usar el mandamiento para conducirnos a quebrantarlo, de manera de poder engañarnos y producir muerte.
De esta manera, es que el diablo usó a la ley, algo bueno que Dios nos dio para nosotros, lo transformó en algo malo y lo usó como un instrumento para que fuera el veneno que nos diera muerte a través de esto.
Pablo lo resume de una forma muy sencilla y muy buena lo que estamos diciendo, y esto está en Romanos 7, versículo 13, la última parte, miren como lo resume, dice así:
“... Lo que pasa es que el pecado, para demostrar que
verdaderamente es pecado, me causó la muerte valiéndose de lo bueno.
Y así, por medio del mandamiento,
quedó demostrado lo terriblemente malo que es el pecado.”
Romanos 7:13 b / DHH
Clarito lo hizo el apóstol Pablo, es decir, el pecado utilizó lo bueno de Dios, simplemente para mostrarme el poder destructivo del pecado, pero recuerden que Pablo no concluye ahí, Pablo concluye con un grito de victoria, ¿por qué? Porque todos los poderes esclavizantes que nos tenían atados por la ley y por el pecado, Cristo los destruyó de forma determinante.
Él utilizó un poder incomparable y a través de su victoria nos dio a los creyentes, no sólo un triunfo de ser capaces de tener la habilidad de triunfar en todos los aspectos de la vida, ¿por qué digo todos los aspectos? porque estamos viendo salud, salvación completa, todos los aspectos, no sólo nos dio eso, sino que también nos hizo triunfar sobre la muerte. Es decir, el diablo, a los creyentes, no tiene posibilidad de agarrarnos, porque pasar de esta vida... y lo máximo que nos puede pasar, ¿qué es? Morir, pero morir es simplemente para nosotros un paso, que nos entra a una dimensión de vida interna y de gloria que no podemos vivir en esta Tierra. Así que, bajo ningún punto de vista tiene poder, ¿por qué? Porque Cristo con su victoria nos la otorgó a nosotros.
Por eso Pablo termina con este grito, gracias a Dios, dice, que nos da la victoria, y me gusta que usa el verbo en presente, dice nos da, no nos dice, nos dio o nos dará, que eso es esperanza, dice nos da, es decir, te hace acordar Daniel, todo el tiempo el Señor te da la victoria por medio de Jesucristo.
Así que, la victoria que tenemos de Cristo, es algo que lo hemos recibido en Él, no hay nada más torpe que tratar de pensar que la victoria es algo que conquistamos, no lo podemos conquistar, porque nosotros no tenemos la capacidad de ser vencedores alejados o apartados de Cristo, en realidad nuestra victoria es el Vencedor, Cristo en nosotros. Así que no se trata del esfuerzo por conquistar y ser victoriosos, sino de algo que nos apropiamos en el Señor, ésta es la verdadera victoria.
(Hernán Cipolla)
Y justamente necesitamos profundizar un poquito más acerca de la relación que hay en el pecado, la ley, y lo nuevo que hemos recibido en Cristo. Y lo que vamos a ver juntos ahora, es que ocurrió un cambio en nuestra vida cuando conocimos a Cristo, pero lo vamos a ver por la Palabra y con un extraordinario ejemplo que Pablo escribió a los romanos.
Vamos a leer Romanos capítulo 7, desde el versículo 1 al versículo 6, dice:
“Puesto que hablo con quienes conocen la ley,
les pregunto:
¿Acaso ignoran, hermanos,
que la ley ejerce poder sobre alguien mientras esa persona vive?
Por ejemplo,
por la ley una mujer casada está sujeta a su marido mientras éste vive;
pero si el marido muere, ella queda libre de la ley que la sujetaba a él.
Así que,
si ella se une a otro hombre mientras su marido vive,
comete adulterio,
pero si su marido muere, ella queda libre de esa ley;
de modo que, si se une a otro hombre, no comete adulterio.
Así también ustedes, hermanos míos,
por medio del cuerpo de Cristo han muerto a la ley,
para pertenecer a otro,
al que resucitó de los muertos,
a fin de que demos fruto para Dios.
Porque mientras vivíamos en la carne,
las pasiones pecaminosas estimuladas por la ley
actuaban en nuestros miembros
y producían frutos que llevan a la muerte.
Pero ahora que hemos muerto a su dominio,
estamos libres de la ley,
y de ese modo podemos servir en la vida nueva del Espíritu
y no bajo el viejo régimen de la letra.”
Romanos 7: 1-6 / RVC
Qué extraordinario es lo que el Señor ha hecho, pero además, qué bueno este ejemplo tan natural y simple acerca de un matrimonio. ¿Qué está explicando Pablo? Pablo, para poner el ejemplo de lo que nos ocurría antes por el pecado y con la ley, pone el ejemplo de una mujer que está casada. Dice que, mientras la mujer está casada tiene una obligación conyugal con su marido; por supuesto, si en esa condición ella estuviera con otro hombre cometería adulterio. Pero ¿cuándo queda libre de la obligación conyugal? Cuando su marido muere. Una vez que hay muerte de por medio del marido, ella queda libre y si se uniera a otro hombre nadie le podría decir que está cometiendo adulterio.
Ahora, cuál es la aplicación espiritual que el mismo Pablo nos quiere hacer entender al poner este ejemplo, que la muerte disuelve la obligación legal entre dos partes, es necesario que haya muerte para que se rompa eso que anteriormente nos obligaba.
¿Qué era lo que a nosotros nos obligaba? De la misma manera que un varón y una mujer están obligados a estar unidos en matrimonio porque la ley así lo establece, nosotros estábamos casados con la ley y esa ley, como ya lo venimos viendo, y Dany ya lo explicaba antes, nos ataba al pecado.
Ahora, ¿cómo quedaba libre la mujer o cómo queda libre la mujer? Cuando su marido muere.
¿Qué quiere decir eso a nivel espiritual para nosotros? Que entonces debía existir una muerte que nos librara del vínculo con la ley.
Ahora yo sé lo que puede estar pasando, alguno de ustedes puede pensar, muy bien si entonces el marido moría, en este caso, quien debía morir es la ley para que quedáramos libres de la ley, pero no, eso es imposible, y ¿por qué es imposible?
Primero, porque la ley es de Dios, la ley no puede morir porque Dios la estableció y la ley es justa, de hecho Jesús dijo, hasta que pasen el cielo y la tierra ni una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido.
Entonces, si la ley no podía morir, ¿cómo seríamos librados de la ley? No haciendo desaparecer la ley sino cambiando de marido.
Ahí está lo extraordinario de la obra del Señor y el cambio que ocurrió en nuestra vida.
¿Cómo cambiaríamos de marido? Por la operación de la muerte a nuestra naturaleza de pecado por la que es posible, entonces, que se quebrara la obligación conyugal que teníamos con la ley.
No era necesario matar la ley, era necesario que nosotros muriéramos a nuestra naturaleza de pecado.
Pero ahí hay algo que es más extraordinario aún, ¿por qué? Porque lo escribió Pablo y nosotros tenemos que tenerlo grabado en nuestra mente y en nuestro corazón y en nuestro espíritu.
Dice que Cristo tuvo un cuerpo, Cristo fue sacrificado por nosotros a través de su muerte y sacrificio en la cruz, lo que ocurrió es que en ese momento nosotros estábamos muriendo a esa naturaleza de pecado que nos ataba, y obviamente, que nos unía legalmente a la ley. Así que, la muerte a nuestra naturaleza de pecado fue el método de Dios para librarnos del antiguo matrimonio y de nuestra obligación conyugal con la ley.
¿Cómo lo confirma esto Pablo? Pablo sigue diciendo en Romanos 6 el versículo 6:
“Sabemos que nuestra vieja naturaleza
fue crucificada con él para
que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,
de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.”
Romanos 6: 6 / NVI
Quiere decir entonces, que nuestra vieja naturaleza al ser crucificada, obviamente ese sacrificio lo hizo Cristo en su propio cuerpo, nosotros quedamos libres de la naturaleza de pecado y de la unión matrimonial con la ley, ahora somos libres y somos libres para disfrutar de algo mejor y muchísimo mayor que Daniel ahora nos va a comenzar a explicar.
(Daniel Cipolla)
Justamente, antes que comenzara con lo que continua, esto que Hernán nos estába introduciendo, creo que no tenemos una dimensión correcta de lo que significa que Cristo tuvo un cuerpo.
Porque cuando entendemos que la Biblia dice, que Dios es Espíritu, bueno, Dios es Espíritu, se hubiera quedado como Espíritu; si se quedara como Espíritu podríamos hablar mucho de la salvación del alma, o sea, de lo espiritual, de lo etéreo, de lo que no se toca, pero Cristo tuvo un cuerpo y la verdad hermanos, necesitamos revelación de todo lo que pasó para nuestro beneficio en el cuerpo de Cristo.
Porque ahí vemos, ahora vemos por ejemplo esto de la ley y uno dice, oh wow, yo sabía que Cristo llevó las enfermedades y los dolores y eso es del cuerpo, pero como que no tenía dimensión de que Cristo en su cuerpo, ahora le dio muerte a mi naturaleza de pecado.
Es decir, sucedieron una cantidad de cosas en el cuerpo de Cristo que si tenemos una revelación del Espíritu, vamos nosotros, no es por ser más santos ni porque si leemos más la Biblia, vamos a tener una revelación, un entendimiento que nos va a disparar la vida a otro nivel de lo que tenemos que vivir, solamente, porque lo estamos recibimos por fe, porque es demasiado grande que la Biblia dijo, por eso se le dio un cuerpo, por eso se hizo como nosotros, y uno siempre dice, ah bueno, para identificarse con nosotros que éramos pecadores, pero siempre lo pensamos, siempre lo bajamos al término pecado, pecado, pecado... Pero es más que todo eso, incluye mucho más, y creo que ahora lo estamos viendo en otra dimensión completamente diferente.
(Daniel Dardano)
Y analizar esto del matrimonio y ver lo que pasaba en esa relación entre un esposo y una esposa, y que cuando alguien muere que queda libre, y cuando nosotros quedamos libres por esa obra de Cristo, esa libertad permite establecer una nueva relación, que en este caso es una comunión íntima con Él.
En este proceso, y de lo que yo voy a hablar ahora, si bien es cierto hay una muerte por la que quedamos libres, pero recordemos que Cristo murió, fue sepultado y resucitó.
Es decir, aquí viene un componente para completar el hecho de que el nuevo matrimonio funcione como tiene que funcionar. ¡Así es amén!
Entonces, hay una resolución, y el apóstol Pablo lo certifica y lo voy a leer en Romanos 6: 4 y dice:
“... para que así como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre,
así también nosotros vivamos una vida nueva.”
Romanos 6: 4 / RVC
Cuando somos redimidos por Cristo de nuestra unión con la ley, la ley queda abolida, ¿para qué? Para permitirnos entonces, establecer este nuevo matrimonio con Cristo.
Y voy a leer textualmente lo que nosotros escribimos, porque esto del nuevo matrimonio es extraordinario.
Ahora, Jesucristo es el nuevo marido y todos los redimidos representamos a la mujer, la Iglesia.
Amén, ¡Qué privilegio!
Lo repito: Jesucristo es el nuevo marido y todos los redimidos representamos a la mujer, la Iglesia.
Pero hay más, hay beneficios en ese nuevo matrimonio, en este matrimonio con Cristo esos beneficios están a nuestra disposición porque son parte de la victoria de Cristo.
Recibimos salud integral.
Como vimos hace un momento, la Palabra dice:
“... Él mismo tomó nuestras enfermedades,
y llevó nuestras dolencias.”
Mateo 8:17b / RVR1960
“... el regalo que Dios da es la vida eterna
por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.”
Romanos 6:23b / NTV
Pero hay más beneficios.
(Daniel Cipolla)
Por ejemplo otro beneficio que anotamos fue que:
Recibimos perdón, gracia, justicia y paz.
Y la Palabra lo confirma así:
“...en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados según las riquezas de su gracia...”
Efesios 1:7 / RVR1960
“...ya que hemos sido justificados mediante la fe,
tenemos paz con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Romanos 5:1 / NVI
Pero más aún.
(Hernán Cipolla)
Otro beneficio de este matrimonio con Cristo es que:
Somos libres del pecado, siervos de la justicia, siervos de Dios y santificados.
Dice Romanos 6:18:
“En efecto, habiendo sido liberados del pecado,
ahora son ustedes esclavos de la justicia.”
Romanos 6:18 / NVI
Pero hay algo más que dice la Palabra también en Romanos 6 pero el versículo 22:
“Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado
y hechos siervos de Dios,
tienen por su fruto la santificación,
y como resultado la vida eterna.”
Romanos 6:22 / NBLH
(Daniel Dardano)
Pero no nos quedamos ahí, no hay más claro, hay más.
Somos libres de la ley para servir a Dios en el poder del Espíritu.
Somos libres de la ley, ya estamos liberados, pero ahora nos hacemos voluntariamente siervos de
Dios, pero ¿cómo? En el poder del Espíritu, ahí está el recurso.
Romanos el capítulo 7 el versículo 6 dice:
“Pero ahora, al morir a lo que nos tenía subyugados,
hemos quedado libres de la ley,
a fin de servir a Dios con el nuevo poder que nos da el Espíritu,
y no por medio del antiguo mandamiento escrito.”
Romanos 7:6 / NVI
(Daniel Cipolla)
El último punto que nosotros escribimos acerca de los beneficios, dice de la siguiente manera:
Libres de condenación.
escuche eso: Libres de condenación porque la ley del Espíritu de vida nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Creo que como esto va a quedar en video, qué buena práctica es que una vez que tengan el video en sus manos, puedan estas seis, siete, ocho cosas que nosotros anotamos, anotárselas y ver todo lo que tenemos, los beneficios que tenemos del nuevo matrimonio y decir, no se trata de si lo siento o no lo siento, no importa si lo tengo en un momento, un día peor y otro día lo tengo mejor, esto no puede cambiar, si mañana me duele la pierna no cambia, no tiene el poder de cambiar.
Y la Palabra, cuando estamos en este punto lo certifica en Romanos 8: 1 y 2:
“Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación
para los que están unidos a Cristo Jesús,
pues por medio de él la ley del Espíritu de vida
me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.”
Romanos 8: 1-2 / NVI
Es evidente que con todo lo que nosotros hemos recibido de Cristo, siendo conscientes de lo que tenemos en Él, nuestra victoria, nadie puede decir que sea algo esporádico, y este es el problema cuando nos vemos como creyentes que nuestra realidad es más de derrota que de victoria.
Y alguno dirá, no hermano, tengo un problema de santidad... No, tenemos un problema de fe.
De la fe sencilla, la que Jesús nos pidió de ser como niños y decir, esto es lo que dice Dios de mí. Porque recuerden esto, siempre dice que la semilla da fruto según su género, si yo mañana necesito hacer una ensalada y me faltó tomate, lo que yo necesito son tomates, pero yo no puedo decir, ah bueno, no importa, en el futuro yo voy a sembrar zanahorias pero voy a cosechar tomates; no, es decir, yo necesito la semilla que me de tomates.
Así es la Palabra, cuando nosotros necesitamos algo en nuestra vida, ¿cuál es la Palabra que tenemos que dejar que se siembre en nuestra vida? La que se tiene que cosechar, la que necesitamos para ese momento de nuestra vida. Entonces, con la victoria de Cristo podemos atacar en todas las áreas.
¿Es un asunto de depresión? Déjate sembrar la Palabra de Dios en todo lo que hable del espíritu angustiado, del Espíritu de vida del Señor, de cómo Dios te levanta.
Es un problema económico, que parece que es una maldición que me sigue desde mis abuelos que nunca me puedo levantar, vamos a mirar, vamos a sembrar, todos los pasajes de la Escritura de las promesas de Dios, que digo, ya no son promesas porque están cumplidas en Cristo, de las que nos podemos tomar y las podemos arrebatar y vamos a tomarlas y vamos a meditar en ellas.
¿Necesitamos salud física? Pues vamos a tomar todos los pasajes de la Escritura donde nos habla de esa bendición para nosotros y vamos a empezar a sembrarla.
¿Qué va a pasar? Sencillo, si lo siembro, tiene que, tenemos que, poder cosechar lo que estamos sembrando.
Por eso, es tan interesante esto que estamos viendo y nos entusiasma, la verdad que nos entusiasma, ¿por qué? Porque nos damos cuenta de esto hermanos, nosotros, ustedes, somos victoriosos por naturaleza, no tenemos que hacer nada.
Es más, aún cuando pasamos por un momento de derrota, que cualquiera lo puede tener, eso no puede afectar la victoria, porque no puede afectar la victoria de Cristo en nosotros.
Entonces, no permitamos que el diablo se ría en nuestra cara, se ría de nosotros, porque en Cristo Jesús nosotros somos victoriosos por naturaleza, y esto es lo que vamos a ver en todos estos videos, en estas serie de videos llamados, "Victoriosos por naturaleza".
Vamos a orar juntos y a dar gracias a Dios por esta primera parte que hemos, creo, aprendido muchas cosas, y otras las hemos recordado probablemente, pero son verdades que tenemos que atesorar y que tenemos que pedirle a Dios que se nos revelen en nuestro espíritu para caminar en otra dimensión.
Padre, gracias por este tiempo, gracias por cada hermano y hermana que está mirando este video en este momento, gracias por la revelación de la Palabra, gracias porque tu Espíritu está siempre con nosotros, gracias Señor porque la victoria tuya es una realidad en nosotros.
Ahora nosotros, en el Nombre de Jesucristo, quitamos el embotamiento que el diablo pone en la mente y en los espíritus de muchos de nuestros hermanos, de muchos de tus hijos, y en el Nombre de Jesús, lo echamos fuera en todas las áreas de la vida, en el espíritu, en el alma, los cuerpos los declaramos sanos por la obra de Cristo, ahora mismo por el Espíritu, y milagros y prodigios, señales y maravillas sucedan mientras en este momento están pudiendo escuchar y ver este video, para que una vez más se confirme lo que dice tu Palabra, lo que Tú dijiste, estas señales seguirán a los que creen en mi Nombre, aún los muertos resucitan cuando su Palabra es predicada.
Gracias Señor, porque somos victoriosos por naturaleza, y cada hermano y cada hermana hoy, que está viendo este video, se lleva un tesoro incalculable en su corazón, sabiendo lo que Dios le ha dado.
En el Nombre de Jesús, amén y amén.
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