en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Este último tiempo estuve leyendo el libro de los Salmos; y como toda la Palabra de Dios, el libro de los Salmos contiene una riqueza extraordinaria. Leer cada versículo, leer cada capítulo, leer las experiencias que David tuvo en las guerras con sus enemigos huyendo... bueno, son cosas que uno se da cuenta de cómo David amaba al Señor y estaba seguro de su protección, de su cuidado.
Pero conforme yo estaba leyendo el libro de los Salmos, un día llegué a un versículo y el Espíritu Santo me dijo, ¡detente ahí! Tuve que volver a leer este versículo, y volver a leer este versículo, no pude salirme de este versículo y me impactó espiritualmente. A partir de esto salió aquello que el Señor me dio para compartir hoy con ustedes.
Entonces, este versículo, vamos a... busquen en su Biblia por favor, y lo voy a leer en la Versión Reina Valera, está en el Salmo 119:63. Salmo 119:63, lo voy a leer en la Versión Reina Valera, dice así la Palabra de Dios:
"Compañero soy yo de todos los que te temen
Y guardan tus mandamientos."
Salmo 119:63
¿Qué está diciendo el salmista? Que él es compañero de todos aquellos que temen al Señor.
Guardar sus mandamientos significa, que le obedecen, que acatan la voluntad del Señor, y entonces dice, yo soy compañero de esa gente.
Repito, el Espíritu me impactó, y sobre todo con la palabra compañero; y yo pensé en esta palabra compañero, cómo nosotros usamos esta palabra todo los días. Yo tengo un compañero de trabajo, ¿verdad? Hay compañeros de trabajo, los chicos y los jóvenes dicen, tengo compañeros de escuela, de colegio, de Universidad; podemos tener compañeros en los deportes, podemos tener compañeros circunstanciales en algún viaje. Es decir, hay muchas maneras donde nosotros podemos reconocer, que tenemos compañeros.
Ahora bien, algunos compañeros, como dije, son circunstanciales, alguna de esta gente nunca la volvemos a ver, pero en otros casos, esos compañeros se vuelven como amigos, ¿no? Porque a veces pasa en los trabajos, no solamente la persona es un compañero o una compañera, sino que con el tiempo se hacen amigos.
Pero bien, en definitiva yo dije, bueno, la palabra compañero no es muy trascendente, porque esos compañeros cuando termina la labor, cada uno se va a su casa, cada uno tiene sus intereses, cada uno tiene sus negocios, sus preocupaciones, son compañeros nada más.
Pero aquí, la palabra compañero, está utilizada en una forma diferente a como habitualmente nosotros estamos acostumbrados a catalogarla.
Yo me fui al hebreo original para leer el significado de la palabra compañero, que es la palabra que el salmista está utilizando aquí. Cuando él dice, yo soy compañero de todos los que temen al Señor y guardan sus mandamientos, el salmista define la palabra compañero, y en el hebreo original dice así: Compañero, un amigo, acompañante o socio, alguien que se unió a otra persona y tiene comunión con ella. Por eso, está asociada.
Es más, la idea se extiende a personas que se aman y tienen un propósito en común. ¿Cambió verdad? Del significado habitual que nosotros le damos a compañero, en el hebreo original y como escribe salmista y utiliza la palabra compañero, es totalmente diferente.
No es alguien circunstancial, no tiene que ver con el trabajo, no tiene que ver con la escuela, dice que es un socio. Esto es muy fuerte, ¿verdad? Dice que es un amigo, dice que es alguien que está unido a la otra persona, es más, que se aman profundamente y tienen un propósito en común; esto cambia toda la manera de leer este versículo.
El salmista dice, yo me he definido, yo soy compañero, asociado, estoy unido y tengo un propósito común con las personas que temen el Nombre del Señor y que además le obedecen. Aquí hay una determinación y una definición notable.
En nuestro ámbito natural yo digo compañero a cualquier persona, pero en este ámbito del cual habla el salmista, esto es mucho más, más serio.
Ahora bien, cuando él habla de los que temen al Señor y que guardan sus mandamientos, ¿qué está diciendo? Yo me asocie con todos aquellos que reverencian al Señor, que honran al Señor, que le dan toda la gloria al Señor, que tiene respeto por el Señor. ¡Ah! esto cambia, porque entonces empezamos a entender lo que significa el temor de Dios y cómo esos compañeros están asociados, están unidos y tienen un propósito en común, porque hay algo que los une, se llama temor de Dios.
Esto es sumamente importante que lo tomemos en cuenta, para darnos cuenta de hacia dónde nos quiere llevar el Señor en este día.
Efectivamente, hoy voy a hablar del temor de Dios.
Hace algunos años yo prediqué un mensaje titulado "Temor que Libera". En algunos lugares lo escucharon, es más, gente que me está viendo en este momento en las iglesias, yo prediqué este mensaje, "Temor que Libera." El tema de hoy es el mismo, pero el contenido y el desarrollo es, absolutamente, diferente.
El título de este mensaje es: "Una compañía temerosa de Dios".
Y ustedes se preguntarán, ¿qué es eso? Una compañía temerosa de Dios. No lo voy a aclarar ahora, conforme vayamos desarrollando el tema vamos a entender quién es esa compañía, y de qué se trata esta compañía temerosa de Dios.
Soy consciente de que el tema del temor de Dios no es un tema popular, no creo que en muchas iglesias se esté predicando con énfasis lo que significa el temor de Dios, desconozco las razones por las cuales los ministros del Señor, quizá no traten enfáticamente este tema, puede ser un tema incómodo o la gente asocia temor natural con temor de Dios; algunos pueden asustarse; y bueno, quizá haya otro tipo de mensajes más positivos que edifiquen la vida de la gente. ¿Saben? Si esto es así, es un error, porque la Biblia desde que empieza hasta que termina, habla del temor de Dios.
Es muy importante saber, ¿qué es el temor de Dios? ¿En qué consiste este temor de Dios? ¿Por qué? Porque es uno de los principios de vida más importantes que Dios ha tomado en cuenta. Es un principio de vida espiritual y de vida práctica, el temor de Dios. Y si nosotros nos ponemos del lado de Dios y vemos la importancia que Dios le da a temerle a Él, porque eso trae resultados benéficos, entonces pararemos en el camino de la vida y diremos, Señor, voy a revisar por qué Tú me pides que te tema.
Ahora bien, no es fácil definir el temor de Dios y no lo voy a definir, simplemente voy a mencionar algunas palabras y frases que por la lectura de la Palabra de Dios estoy deduciendo, para poder analizar lo que significa, el temor de Dios: Darle honra y honor, honrar a su Majestad.
La palabra Majestad significa, grandeza, dignidad y admiración, respetarlo, darle toda la gloria que Él merece, obedecerlo, amarlo sinceramente, reverenciarlo, rendirle adoración, discernir su santidad y tener miedo de ofenderlo.
Creo que lo que estamos diciendo, basta y sobra para entender la importancia del temor de Dios. Y es importante esto que estamos diciendo, porque en estos tiempos donde la gente está desenfrenada, donde la gente no tiene temor de nada y de nadie, aunque tiene otro tipo de temores, donde los principios y los valores se están deshaciendo, la Iglesia de Jesucristo comience a vivir en el temor de Dios para enseñarle a la sociedad ahí afuera, cómo se vive en el orden de Dios.
Bien, creo que nosotros estamos más familiarizados con el tema de la presencia de Dios, o el amor de Dios, o el amor a Dios, que con el tema del temor de Dios, pero ¿saben qué? Todo esto que dije está asociado; cuando hay temor de Dios hay amor a Dios, y cuando hay amor a Dios hay temor de Dios, y donde está la presencia de Dios, hay temor de Dios.
Por eso, cuando Adán y Eva pecaron, y Dios llama a Adán y le dijo, ¿dónde estás? Dios no estaba preguntando en qué lugar físico estaba, porque Dios sabía. Dijo, ¿dónde estás en tu interior, Adán? ¿Te perdiste? ¿Perdiste mi temor?
Por eso, ¿qué le responde Adán a Dios? Tuve miedo y me escondí.
Ese miedo no era miedo del temor de Dios, no era miedo por haber ofendido a Dios habiendo escuchado la voz de la serpiente y desobedecido, era un temor natural. Hasta ese momento no lo había, pero cuando entró la desobediencia y entró el pecado de Adán y Eva, inauguraron el temor natural.
El temor de Dios protege, cubre la vida, nos hace estar debajo de un paraguas, y entonces hay asociación, presencia de Dios, temor de Dios, amor de Dios, no los podemos separar.
Por eso podemos enfatizar la presencia, yo vivo en la presencia de Dios, sí, pero si no hay temor de Dios, la presencia está incompleta.
Yo puedo decir, yo amo a Dios con todo mi corazón y con toda mi fuerza, pero pregunto, ¿y dónde está tu temor de Dios? Mi reverencia a Él, mi discernimiento de su santidad, mi respeto por Él, temor de ofenderlo, muchas de estas cosas la Iglesia las perdió porque empezó a hacerse como el mundo, donde los principios y valores son absolutamente diferentes a los que la Iglesia tiene que vivir, para que la Iglesia sea un modelo y el mundo pueda vivir de esa manera.
Quiero comenzar a desarrollar el tema para que lo entendamos profundamente, aunque hoy no lo acabaré, es inacabable, leyendo un versículo muy gráfico para que entendamos, beneficios y resultados del temor de Dios.
Voy a leer Proverbios 19:23 en la Versión Reina Valera 60, dice así:
"El temor de Jehová es para vida,
Y con él vivirá lleno de reposo el hombre;
No será visitado de mal."
Proverbios 19:23
¡Qué tremendo versículo! Cuando una persona vive temiendo al Señor, esto lo conduce, lo dirige a vivir de manera feliz y dichosa; que hay muchos problemas afuera, que hay muchas circunstancias afuera, claro que sí, y no las vamos a eliminar. Pero cuando un hombre, cuando una mujer, que conoce al Señor vive bajo su temor, hay una plataforma sobrenatural en la que está parado para saber que con ese temor de Dios hay una vida plena, hay una vida feliz y dichosa, y como dice aquí, lleno de reposo; no porque las circunstancias cambien, pero la persona está cambiada por dentro, esto es trascendente poder verlo.
¿Saben? Este mundo no tiene solución, seguirán los presidentes en todas las naciones y seguirán cambiando los ministros de economía, seguirán cambiando leyes, todo. Nada cambia el corazón humano sino solamente Jesucristo. Nada cambia la intención de maldad que tenemos los seres humanos, solamente Jesucristo. Por eso, cuando vamos a Él le decimos, Señor perdón por mis pecados, que tu sangre me limpie, que tu sangre perdone mis pecados, entramos en una reconciliación con Dios y podemos llamar a Dios, Padre.
Señores, y lo dije hace pocos días, ¿saben cómo termina este mundo? Los elementos ardiendo serán quemados, todas las cosas que tenemos, todo se quemará, así termina este mundo.
Pero los que creemos en el Señor, habrá cielos nuevos y tierra nueva, donde mora la justicia. Ése es el futuro de la Iglesia, no lo busque en las cartas, no lo busque en el tarot, no lo busque en los brujos, la Biblia se lo dice; pero para eso, es necesario conocer a Dios, tener temor de Él, obedecerlo y vivir de acuerdo a instrucciones.
Cuando yo tengo este paquete completo, todo lo que miro en este mundo es pasajero, todo lo que logro en este mundo es circunstancial, ¡qué bueno que pueda hacer esto... qué bueno que pueda hacer lo otro! Sí, sí, sí, pero yo tengo otro lugar, mi destino final no es esta Tierra, es cielos nuevos y tierra nueva. Cuando yo miro de esa forma, estoy mirando como Dios mira.
Por eso, este hombre que teme a Dios, y David lo sabía, dice, vive lleno de reposo, feliz todos los días de su vida.
¿Qué logramos nosotros con que todos los días de nuestra vida se solucione un problema; y el temor de Dios esté ausente y el amor de Dios esté ausente, y la presencia de Dios esté ausente? Es importante lo que estamos viendo.
Ahora bien, quiero aclarar algo, porque el versículo dice una frase que puede confundir. Dice que ese hombre no será visitado por el mal, entonces, voy a aclarar qué significa esa frase, y voy a volver a leer Proverbios 19:23 pero ahora en la Nueva Traducción Viviente, vamos a entender esa última frase, dice así:
"El temor del Señor conduce a la vida;
da seguridad y protección contra cualquier daño."
Proverbios 19:23
Ahora cambia, hay una protección, hay una seguridad, y cuando venga el daño, porque puede venir, ahí está la cubierta, ahí está la seguridad, ahí está la protección.
Repito este versículo:
"El temor del Señor conduce a la vida;
da seguridad y protección contra cualquier daño."
Ahora bien, bajo esta comprensión de beneficios y resultados que produce el temer al Señor, quiero que vayamos un momento al libro de Deuteronomio, y veamos cómo actuó Dios con el pueblo de Israel.
Deuteronomio, el capítulo 5 y el versículo 29, en la Nueva Versión Internacional, dice así:
"¡Ojalá su corazón esté siempre dispuesto a temerme
y a cumplir todos mis mandamientos,
para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien!"
Deuteronomio 5:29
Dios está hablando del pueblo de Israel y le está diciendo a su siervo Moisés, Moisés, el anhelo de mi corazón, el propósito mío para con el pueblo de Israel, es que siempre esté dispuesto a temerme y a cumplir todos mis mandamientos.
Fíjense la asociación, temer a Dios y obediencia, es infaltable esta asociación y la vamos a ver en cada pasaje, si hay temor de Dios hay obediencia, preguntemos entonces, ¿qué pasa cuando estamos siendo desobedientes? No hay temor de Dios.
Muy bien, Dios le dice a Moisés, el anhelo de mi corazón es que este pueblo viva temiéndome y cumpla mis mandamientos. Mire el resultado, para que a ellos y a sus hijos siempre les vaya bien.
¿Necesito agregar algo a esto? Ése es el corazón de Dios, si ustedes me temen y me obedecen, a ustedes y a sus hijos les va ir bien.
Esto es Dios hablando, Iglesia; esto no es filosofía barata, esto no es motivación para vivir la vida, esto es el profundo contenido de la vida vivida en Dios.
Dios sí quiere que nos vaya bien, pero hay condiciones, cuando nos apartamos del temor de Dios y desobedecemos sus mandamientos no podemos decirle a Dios, ¿y por qué no me va bien? Dios quiere que nos vaya bien, Dios tiene principios, y qué bueno que es lo que estamos viendo en este día.
Quiero continuar con dos ejemplos que son opuestos al temor de Dios, para que entendamos cómo es el temor de Dios. A lo que me voy a referir es anti temor de Dios; estos dos ejemplos nos van a servir para ver qué significa el temor de Dios.
Recordamos al pueblo de Israel, Dios lo libera de Egipto, recuerden que el pueblo estuvo
cuatrocientos treinta años en Egipto, pero cuando estaba por salir de Egipto, no salieron así como esclavos, le pidieron joyas y ropa a los egipcios, y Dios dijo, cuatrocientos treinta años de clavos, no se preocupen, Yo les voy a mostrar que a ustedes les va a ir bien, y le pedían a las egipcias joyas y ropa, y les dieron joyas y ropa. ¡Ése es Dios!
Y salieron de esa manera de Egipto, el pueblo empezó a caminar por el desierto, y claro que tenían que ir a la tierra prometida, la tierra de Canaán, la tierra que Dios les había dado, y ¿saben qué? Para guiarlos por el camino, de día sobre su cabeza una columna de nubes y de noche sobre su cabeza una columna de fuego. Es decir, para caminar en el desierto ellos tenían que levantar la vista, ver las columnas de nube o de fuego y decir, ahí está Dios guiándonos. ¡Ése es Dios que nunca nos abandona! Y hoy tenemos el Espíritu Santo que nos guía a toda la verdad.
El pueblo marchaba, pero ¿ustedes saben lo que pasaba? Cuando había algún inconveniente, ¿qué pasaba con el pueblo? Se olvidó de las joyas, se olvidó de la ropa, se olvidó de la columna de fuego, se olvidó de la columna de nube, se cansaron del maná; y empezaron a rebelarse y a renegar contra Dios, ¿sí o no? Sí.
Yo me pregunto, aquel pueblo que vio todas estas maravillas de Dios, a quien Dios le dijo, témanme, témanme, que mi temor esté sobre ustedes, en el momento de la circunstancia, ellos le volvían la espalda a Dios, es más, se volvieron idólatras, ¿sí o no? Pregunto ¿está el temor de Dios ahí? No está. Tengamos cuidado de no repetir lo mismo.
Pero bien, algo más, Aarón y sus hijos fueron sacerdotes para Dios designados por Él; en una ocasión, Dios llama a Moisés a subir con Él al monte porque le iba a entregar La Ley, que se grabaron en las tablas de piedra. Moisés sube, y abajo en el valle queda todo Israel con el sacerdote Aarón y sus dos hijos. El pueblo un día se cansó, Moisés tardaba, ¿qué estará haciendo Moisés con Dios, por qué tarda tanto? Entonces, no tienen mejor idea que decirle el sacerdote Aarón, Aarón no sabemos qué paso Moisés, ¿bajará o no bajará? Mira, tenemos necesidad de adorar, entonces, por favor a ver, ¿por qué no nos haces un dios para que lo adoremos? Y mire lo que hace Aarón, les dijo, denme zarcillos de oro, denme cosas de oro, metales...
Y dice la Palabra de Dios, está en Éxodo 32, que él empezó a darle forma con un cincel, y salió un becerro, que en otras traducciones lo llama, toro; entonces, y ahí estaba todo Israel adorando al toro, adorando el becerro, es más, Aarón les dijo, estos son los dioses que lo sacaron de ustedes de Egipto.
¿Usted se imagina un sacerdote de Dios haciendo esto?
Moisés baja de hablar con Dios, oye ruido y dice, ¿qué está pasando aquí? Porque el pueblo estaba danzando y haciendo fiesta alrededor del becerro.
Moisés baja y dice, ¿pero qué es lo que está pasando acá? ¿Sabe lo que le dice el sacerdote Aarón a Moisés? Moisés, tú conoces al pueblo, este pueblo así es, este pueblo no va a cambiar, me pidieron como tú tardabas, que les fabricara... y bueno... Y dice entonces, mire lo que dijo, yo tomé todos los metales, los arrojé al fuego y salió este toro.
Mire, me estoy llenando de ira santa conforme digo esto, ese sacerdote de Dios es un desfachatado, es un irreverente, ¿o no? Si Dios te designó sacerdote y a tus hijos, y sabes que Moisés, el siervo de Dios está hablando con Dios y va a traer las tablas de piedra, que entre paréntesis, cuando Moisés escuchó eso arrojo la tabla de piedra y se rompieron, ¿recuerda? porque el hombre estaba indignado, ¿cómo puede ser que un sacerdote, un ministro de Dios con sus hijos, haga caso del pueblo y le diga, tráiganme oro, tráiganme metales, y bueno, quieren adorar, adoremos? Eso es anti temor de Dios.
Cuando quiero quedar bien con la gente, pero no quiero quedar bien con Dios, entonces yo jamás puedo pedir que me vaya bien. Nos estamos dando cuenta que hay algo en el corazón, nos estamos dando cuenta que hay una hipocresía, nos estamos dando cuenta que hay un fingimiento, porque no hay temor de Dios.
Estos son dos ejemplos contrarios a lo que es el temor de Dios; un ejemplo más, ahora me voy al Nuevo Testamento.
Siglo I, la Iglesia comienza a tomar forma, se convierten cinco mil... y se convierten ocho mil; y dice Hechos 2 que ninguno tenía ninguna necesidad porque los que tenían propiedades las vendían, y el producto de eso lo ponía a los pies, ¿de quién? de los apóstoles, y con todo eso, los apóstoles administran el dinero para que no hubiera ningún necesitado; ésa es la vida de amor y de comunidad de la Iglesia.
Pero un día Ananías y Safira, que se desviaron de la integridad, de la sinceridad y del propósito común de bendecir a todos los hermanos para que no haya necesidad, dijeron bueno, nosotros podemos hacer algo, tenemos un campito, tenemos una propiedad, vamos a venderlo, vamos a ir al apóstol Pedro y le vamos a decir que lo vendimos, pero oye, Ananías, Safira vamos a quedarnos con alguna parte, no donemos todo, ¿está entendiendo no? Y entonces, van a al apóstol Pedro, mira, nosotros aquí como todos los hermanos... y Pedro dice, mentirosos. Bueno, hago corta la historia, primero fue Ananías y después fue la mujer, Safira; Pedro les dijo, ustedes están mintiendo al Espíritu Santo, ¿qué pasó? cayeron muertos al piso.
Mire hermano, esto que voy a decir corre por mi cuenta, pero si la Iglesia tuviera temor de Dios como debe ser, hoy en día veríamos muchas cosas, ¿no sé si me está entendiendo? que tienen que ver con la justicia y el juicio Dios. No se puede jugar con Dios de esta manera, aquellos que cayeron muertos porque mintieron al Espíritu Santo, ¿hubo temor de Dios en Ananías y Safira? No lo hubo.
Ahora quiero hacer una aclaración importante, para que no creamos que ésta es la generalidad, Ananías y Safira desviaron su corazón, pero quiero leerles lo que dice la Palabra de la vida de la Iglesia en ese tiempo. Hechos de los Apóstoles, capítulo 9 versículo 31, lo leo en la Versión 60:
"Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria;
y eran edificadas, andando en el temor del Señor,
y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo."
Hechos 9:31
Este versículo es definitorio, aquí no hay lugar a duda, las iglesias tenían paz, ¿dónde? Judea, Galilea, Samaria y eran edificadas, ¿cómo? Andando en el temor de Dios, pero además, se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Es decir, éste es el común denominador de la Iglesia, el temor de Dios estaba sobre toda la Iglesia, no estaba en discusión, no era con algunos sí y con algunos no, los que fueron "no", fueron destruidos, pero las iglesias crecían, se edificaban, andando en el temor de Dios.
Este patrón del temor de Dios fue para Israel y lo sigue siendo para la Iglesia de Jesucristo.
Ahora claro, una reflexión, ¿qué está pasando hoy con la Iglesia de Jesucristo? ¿Está viviendo en el temor de Dios? ¿Estamos viviendo nosotros, en el temor de Dios?
Miren, señales, maravillas, milagros, sanidades, restauración de matrimonios, negocios que se concretan, todo este tipo de cosas, la Iglesia los puede ver y lo va a seguir viendo porque es parte de lo que Dios da... Pero me pregunto, ¿qué hacemos con todo este tipo de señales, maravillas y milagros si no hay temor de Dios?
Entonces, cabe la reflexión, yo como persona, ¿estoy viviendo bajo el temor de Dios? ¿Mi familia está viviendo en el temor de Dios? Esto es muy importante para los jefes de familia, y para las mujeres que no tengan esposo, hablen esto con sus hijos, ¿qué pasa con nosotros los ministros, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, estamos viviendo bajo el temor de Dios? ¿Dónde está la lealtad? ¿Dónde está la integridad? Claro, yo puedo discernir que cuando yo como ministro, no tengo integridad, no estoy bajo el temor de Dios, porque no puedo yo asociar la falta de integridad al temor de Dios, porque Dios siempre conjuga con la sinceridad, pero ¿qué es lo que está pasando? ¿Qué es lo que estamos... qué mensaje le estamos dando a Dios? Yo te sirvo, yo hago muchas cosas, yo te amo, yo vivo en tu presencia, Dios dice, eh, eh, eh, ¿y el temor? Aarón era un ministro, falló.
Por eso, es importante el día de hoy lo que estamos hablando, y lo que estamos hablando en la presencia de Dios, va hacer que la Iglesia viva de acuerdo a lo que Dios quiere, la honestidad, la lealtad, la integridad, el decir la verdad no importa lo que pase, el no tener una doble cara, una doble vida, eso es lo que Dios le agrada y es parte del temor de Dios.
El mundo nos va a bombardear para que no vivamos así, pero así le está yendo, nosotros no podemos vivir de esa manera, porque entonces no podremos reclamar absolutamente nada de parte de Dios, porque Dios no está obligado a darnos ningún tipo de beneficio en este sentido.
Necesitamos levantarnos para restaurar una compañía temerosa de Dios.
¿Sabe quién es esa compañía? La Iglesia, nosotros, nosotros somos de esa compañía, porque somos compañeros, socios, miembros los unos de los otros, unidos en un mismo propósito, nos amamos porque la misma sangre no une- Ésta es la compañía temerosa de Dios, ésta es la Iglesia que viviendo bajo el temor de Dios, va a empezar a pisar fuerte con una benéfica influencia para el mundo que nos rodea.
Quiero destacar algunas otras cosas de la Palabra de Dios, y vamos a leer ahora Deuteronomio, el capítulo 6, versículos 1-13 y finalmente el 25, también lo leo en la Versión Reina Valera 60:
"Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos
que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase,
para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla;
para que temas a Jehová tu Dios...
guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando,
tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo,
todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra,
para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel,
y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón,
y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos,
y hablarás de ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano,
y estarán como frontales entre tus ojos;
y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres
Abraham, Isaac y Jacob que te daría,
en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste,
y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste,
y cisternas cavadas que tú no cavaste,
viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies,
cuídate de no olvidarte de Jehová,
que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás...
Y ahora el versículo 25, por favor;
"Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra
todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios,
como él nos ha mandado."
Deuteronomio 6: 1-13; 25
Hasta aquí no más, ¿qué pasaje verdad? Otra vez la asociación, el Señor dice témanme y después dice ámenme. No se puede separar temor de Dios y amor de Dios o amor a Dios, no se pueden separar. Cuando hay lo uno, hay lo otro, jamás podré decir, Señor te amo, si yo no le temo, porque el resultado de las dos cosas es obediencia. Temor de Dios y amor de Dios o amor a Dios, es obediencia
Pero me llama la atención, como termina el versículo 25 dice: ... y tendremos justicia.
Luego de decir todo lo que dice el Señor para que les vaya bien en la tierra que les había prometido, dice, y tendremos justicia, ¿cuándo? Cuando obedezcamos al Señor. Aquí hay otro resultado, temor de Dios, amor de Dios, obediencia, justicia.
¿Qué es el Reino de Dios? Justicia. Y tendremos justicia, pero sólo cuando hayamos visto todas las condiciones anteriores, la Iglesia está para representar el Reino y su justicia.
Éste es un privilegio para nosotros, el temor de Dios no se conoce afuera, pero si la Iglesia teme a Dios se conocerá afuera, si la Iglesia ama a Dios se conocerá fuera, si obedece al Señor se verá afuera y comenzará a establecerse la justicia que a veces tanto reclamos.
Éste es un patrimonio de la Iglesia que teme al Señor y que honra su Nombre.
Quiero hacer sólo una mención, no busquen este pasaje, pero en Lucas 6:46, no lo vamos a leer, el Señor dice, por qué me llaman ustedes Señor, Señor, y no hacen lo que les digo. ¿Por qué ustedes me llaman, Señor y hacen...?
Quiero decir lo que significa aquí la palabra Señor. La palabra en griego es Kirios, y ¿saben lo que significa? Supremo en autoridad, dueño, amo absoluto.
¿Por qué ustedes me dicen, eres supremo en autoridad? ¿Por qué ustedes me dicen, eres mi amo absoluto o eres mi dueño, si no hacen lo que digo? Ahí está hablando de la falta temor de Dios. ¿Por qué dice el Señor, si reconocen eso, no lo hacen?
Ahora bien, mire, nosotros podemos reconocer el señorío del Señor, pero cuando retenemos para nosotros el control de nuestras vidas, esto se transforma en una irreverencia ante el Señor; y los frutos de nuestra vida, lejos de ser los que están emparentados con el fruto del Espíritu Santo, pasan a demostrar que todo aquello que estamos viviendo no es real.
El Señor dijo, por sus frutos ustedes los conocerán. Mi hermano, si usted quiere ver el fruto en su vida de algo de cambio, entonces tiene que preguntarse, temor de Dios, amor de Dios, presencia de Dios, obediencia, justicia, ¿cómo está todo eso en mi vida?
Cuando yo reflexiono de esa manera, estoy siendo responsable ante Él, y le estoy diciendo, no retengo para mí el control de mi vida, por eso, Tú eres mi dueño absoluto, Tú eres mi amo, es más, Tú me compraste; y si yo compro algo, con ese algo que compré hago lo que quiero.
El Señor, a nosotros nos compró y nosotros no nos pertenecemos. Por eso, la palabra Kirios, Señor, es dueño, amo absoluto, autoridad suprema, no retener ningún control de nuestra vida.
Miren, ¿qué le paso a Adán cuando desobedeció? Tuvo temor natural, se alejó de la presencia de Dios, que era su hábitat normal. Mucha gente ha confundido el temor de Dios y vive alejado de la presencia de Dios porque dice, no... Dios es fuego consumidor, horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo. Por favor, lea su Biblia para conocer a Dios, claro que lo dice, pero usted tiene que ver en qué contexto dice eso.
Escuche, el temor a Dios no me aleja de su presencia, me acerca a su presencia, yo vivo en la presencia de Dios. ¿Por qué me alejo? Porque cuando yo no estoy viviendo de esta manera, claro que hay una consciencia que mueve el Espíritu Santo, para hacerme ver, regresa, Dios te ama, tiene mucho para ti. En definitiva amados, Dios sigue teniendo beneficios para nosotros, pero necesitamos verlo hoy a la luz de esta compañía temerosa Dios.
Ahora quiero leer algunos versículos puntuales, casi los voy a leer sin comentarios, porque sé que son tan poderosos y la Palabra de Dios está haciendo su efecto, que no necesito comentar demasiado. Pero son esas, son joyas de la Palabra de Dios, para que vivamos llenos de reposo, para que nos vaya bien, no solamente a nosotros, a nuestros hijos y a las siguientes generaciones hasta que el Señor venga, y para que siempre vivamos en la presencia de Dios, amándole Dios y temiéndole.
El Salmo 34:9 lo leo en la Nueva Versión Internacional:
"Teman al Señor, ustedes sus santos,
pues nada les falta a los que le temen."
Salmo 34:9
¿Cuál es el resultado del temor a Dios ahí? Nada les falta a los que le temen; Palabra de Dios.
Ahora leo el Salmo 25: 14 en la Versión 60:
"La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto."
Salmo 25:14
La comunión íntima, ¿se acuerdan de la palabra compañero? La comunión íntima del Señor es con los que le temen y a ellos les revela la profundidad del pacto.
Luego, Salmo 112: 1-2, también la Versión 60:
"Bienaventurado el hombre que teme a Jehová,
Y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
Su descendencia será poderosa en la tierra;
La generación de los rectos será bendita."
Salmo 112:1-2
Gloria al Señor, su descendencia será... ¿qué? ... poderosa en la tierra, y esta generación de rectos será bendita. Se dice bien de esta generación.
Ahora, el Salmo 128, versículos 1 al 4, lo voy a leer en la Nueva Traducción Viviente dice así:
"¡Qué feliz es el que teme al Señor, todo el que sigue sus caminos!
Gozarás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás!
Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
Esa es la bendición del Señor
para los que le temen."
Salmo 128:1-4
Queridos, ¿necesito agregar algo a esto? Dios es amor y Dios es bueno.
Proverbios capítulo 8, versículo 13, lo leo en la Biblia al Día:
"Si alguien respeta a Dios y le teme odiará el mal;
porque la sabiduría detesta el orgullo;
la arrogancia, la corrupción
y el engaño de toda clase."
Proverbios 8:13
No, no, no... este versículo tiene demasiado, si alguien respeta Dios y le teme, dice, odiará el mal, no dice, se alejará del mal, que es un hecho, no dice que no verá con buenos ojos el mal, dice odiará el mal. Es una palabra fuerte; el que teme a Dios odia el mal, nunca se asocia con el mal lo odia.
Pero dice, que la sabiduría detesta el orgullo; la arrogancia, la corrupción y el engaño de toda clase; y estas cuatro personas están asociadas a la falta de temor de Dios, porque alguien que teme a Dios detestará el orgullo, la arrogancia, la corrupción y el engaño de todas clase.
Otro más, en Proverbios 10: 27, Nueva Versión Internacional:
"El temor del Señor prolonga la vida,
pero los años del malvado se acortan."
Proverbios 10:27
Profundo, el temor del Señor prolonga la vida, pero los años del malvado se acortan.
Ahora leo Proverbios 22:4, Nueva Versión Internacional:
"Recompensa de la humildad y del temor del Señor
son las riquezas, la honra y la vida."
Proverbios 22:4
Hay una recompensa, hay una paga para la humildad y el temor del Señor, ¿cuáles son? Riquezas, honra y vida.
Uno más, Eclesiastés, el capítulo 8, versículos 12 y 13, la primera parte, en la Nueva Traducción Viviente:
"Sin embargo, aunque una persona peque cien veces
y siga gozando de muchos años de vida,
yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.
Los malvados no prosperarán, porque no temen a Dios."
Eclesiastés 8:12-13
Voy a repetir este versículo:
"Sin embargo, aunque una persona peque cien veces
y siga gozando de muchos años de vida,
yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.
Los malvados no prosperarán, porque no temen a Dios."
Amados, estos son algunos de los beneficios y resultados del temor del Señor, creo que haber repasado estos versículos afirma la imperiosa necesidad de levantar una compañía, una Iglesia temerosa del Señor. Cuando esto existe, entonces nosotros sabremos que el mundo estará siendo impactado por lo que la Iglesia predica.
Nosotros somos parte de esa compañía, nosotros tenemos el privilegio de ser parte de esa Iglesia que teme a Dios y que quiere vivir de acuerdo a su voluntad. Y sé que hay hermanos nuestros en todo el mundo que están levantando su voz diciendo, queremos estar discerniendo la santidad de Dios.
Queremos honrarlo y respetarlo, reverenciarlo, no queremos vivir vidas falsas, hipócritas y hoy nos estaremos uniendo a muchos hermanos en el mundo, a nivel espiritual, para declarar, esa compañía temerosa de Dios.
Quiero leer un versículo final antes de orar; dice Eclesiastés, capítulo 12, versículo 13 y 14, en la Versión 60, escúchenlo por favor:
"El fin de todo el discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos;
porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio,
juntamente con toda cosa encubierta,
sea buena o sea mala."
Eclesiastés 12:13-14
Lo repito:
"El fin de todo el discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos;
porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio,
juntamente con toda cosa encubierta,
sea buena o sea mala."
Me llamó mucho la atención cuando dice, porque esto es el todo del ser humano, teme a Dios y obedécelo, ¿Por qué? Porque éste es el resumen final de la vida de los seres humanos.
Queridos, hemos sido justificados, hemos sido redimidos, hemos sido santificados y apartados para Dios, tenemos la bendita promesa y esperanza de estar para siempre con Él, pero que los días que vivamos en este mundo, sea en la presencia de Dios, temiendo a Dios, amándole, amándole exclusivamente, porque no hay cosa ni persona que lo reemplace.
Por eso el autor de Eclesiastés dice, si tengo que darle un final a este discurso, esto es simple, hay que temer a Dios y obedécelo.
¿Sabe qué dice otra Versión en lugar, de esto es el todo del hombre? dice, porque eso es ser hombre... porque eso es ser hombre.
Es profundo, nosotros hoy nos levantamos como una compañía temerosa de Dios, como ese nuevo hombre, Iglesia de Jesucristo, para decir, Señor determinamos vivir como una compañía, como una Iglesia temerosa de ti.
Yo le invito, a que en su casa repase todos estos pasajes, dese cuenta de la profunda riqueza y todo lo que está en el corazón del Señor, porque Él anhela que podamos vivir vidas llenas de reposo, con esposas e hijos que fructifican, que son como plantas; eso es lo que Dios quiere, ¿sabe qué está pasando ahí afuera? Escuche, a usted y a mí, el mundo nos va a marchitar, si seguimos haciéndole caso al sueño americano y a todo lo que nos propone, nos va a marchitar.
Pero cuando vivimos bajo el temor de Dios, estaremos florecientes, estaremos diciendo, Señor vivo lleno de reposo para que otros conozcan también quién eres Tú.
Quiero que nos pongamos de pie, a todos los que en este momento están viendo y escuchando este mensaje, les invito a que nos pongamos de pie, porque vamos a orar, declarándonos una compañía, Iglesia temerosa del Señor, que vive voluntariamente, dispuesto en hacer la voluntad del Señor.
Oremos.
Señor, te damos gracias porque tu Palabra es muy clara con relación a los principios con los cuales cada uno de nosotros tenemos que vivir.
Te damos gracias, Señor, porque cuando el Espíritu nos habla, nosotros nos damos cuenta que las palabras que salen de tu boca son palabras de bien y no de mal. Vimos Señor, ejemplos tristes en la antigüedad de gente que no te temió, que deshonró no tu Nombre. Simplemente Señor, vimos esos ejemplos porque no queremos repetir esa historia, queremos vivir como la Iglesia vivía en el Siglo I, en el temor tuyo, amándote por encima de todas las cosas sabiendo quién eres Tú.
Señor, hoy nos estamos levantando como una compañía temerosa tuya. El salmista dijo, compañero soy de todos aquellos que temen tu Nombre y te obedecen. Nosotros, como Iglesia de Jesucristo decimos, estamos unidos en el mismo amor, en la misma comunión, para decretar y declarar, que te tememos, que te obedecemos y que es un deleite hacer tu voluntad.
Le decimos no a la corrupción, no a la mentira, no a la deslealtad, no a la falta de integridad, no a todas aquellas cosas que ensucian y estorban el progreso del evangelio y deshonran tu Nombre.
Señor, queremos mirarte hoy cara a cara y decirte, Señor, examina mi corazón, examina mi corazón, y quiero a partir de hoy vivir una vida temerosa de ti.
Señor, oramos en este lugar con muchos hermanos nuestros, pero Señor, oramos con la Iglesia de Jesucristo que en el mundo, quiere vivir de esta manera, que está cansada de la frialdad, que está cansada de compartir con el sistema corrupto, que está cansada del fingimiento y de la hipocresía, y que quiere vivir en el marco de la verdad tuya, haciendo aquellas cosas que a ti te agradan. Y hoy nos levantamos, y desde este lugar te proclamados Señor, Kirios, autoridad suprema, gobernador, dueño, amo absoluto de cada una de nuestras vidas, comprados por la sangre de Jesucristo; y esperamos el día en que, cara a cara, nos rindamos a tus pies y te demos toda la alabanza y toda la adoración que Tú mereces. Mientras estamos en este mundo vamos a caminar bajo el paraguas del temor de Dios.
Compañía, Iglesia temerosa de Dios, que busca siempre el bien de su Nombre; en su Nombre oramos, honrándote en todo. Amén Señor, amén y amén.
Te bendecimos Señor, damos gracias al Nombre de Jesús. ¿Amén? Gracias.
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