Tiempo de señorear
Hernán Cipolla
12 de June de 2005
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Todos sabemos bien que el ser humano perdió ese derecho, porque obedeció simplemente a una voz distinta de la que debía obedecer. Escuchó una voz que nunca tendría que haber escuchado y por obedecerla, le entregó el derecho que le poseía a quien le había hablado.
Y cuando el ser humano estaba preparado para gobernar y señorear, estaba habilitado con la misma esencia de Dios para hacerlo, el ser humano escuchó una voz diferente, por lo cual le dijo al diablo, “ahora el derecho que yo tengo te lo cedo a ti”.
Y a partir de ese momento el diablo se apropió de lo que no era suyo y mantuvo a la raza humana durante yugo de esclavitud por siglos.

Pero quiero que veamos por la Palabra cómo Dios restauró esto, cómo Dios devuelve hoy ese derecho perdido de gobernar y de señorear, porque estoy convencido, por el Espíritu de Dios:
¡Es tiempo de que la Iglesia sea el señor de este mundo!
¡Es tiempo de que la Iglesia señoreé sobre la Tierra!
Porque el Espíritu Santo me hacía entender que todavía seguimos a las órdenes de hombres y mujeres, que no han recuperado el derecho de ser señores, pero creen que lo son. Hombres y mujeres que por no haber recuperado ese derecho siguen bajo el yugo de la esclavitud del diablo, de tal manera, que lo único que representan cuando ellos quieren señorear, es lo que está en el perverso corazón de mentira y de maldad del diablo. Y hay situaciones que las naciones del mundo están viviendo, no por otra cosa más que, porque la Iglesia todavía no ha entendido que es la única capacitada para ser Señor en esta Tierra.

"Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra,
y le pusiste sobre las obras de tus manos;   
todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas,
nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas".

Hebreos 2:5-8


Necesitamos entender que cuando el ser humano perdió ese derecho, solo otro ser humano podía volver a recuperarlo, Jesús, el hijo de Dios en la gloria estaba por encima de todas las cosas, por él todas las cosas fueron hechas, pero en la Tierra no había manifestación del gobierno de Dios porque el ser humano ya había perdido el derecho que le correspondía de gobernar y de ser señor.
Aquí el autor de esta carta a los Hebreos, está haciendo mención de un Salmo de David donde David le dice al Señor:

"¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
o el hijo del hombre, para que le visites?
Le hiciste un poco menor que los ángeles..."

Aparentemente en esplendor, pero...  Le coronaste de gloria y de honra, Y todo lo sujetaste debajo de sus pies.
Cuando Jesús vino al mundo y se hizo hombre, estuvo dispuesto a identificarse con la naturaleza humana que había perdido el derecho de ser señor, porque él venía para que la raza humana recuperara ese derecho perdido.
Para que la raza humana pudiera representar a Dios sobre la Tierra; a pesar de algunos atisbos que hubo en el Antiguo Testamento donde se pudo ver algo de la restauración de Dios a través de su pueblo y a través de algunos siervos de Dios específicos, aún así el propósito de Dios era mucho más que eso.

Para Dios, no es solamente un grupo de personas representando a Dios, no es un grupo representándole en la Tierra, para Dios es toda la raza humana volviendo a recibir el derecho que fue entregado en el Edén, por eso la Iglesia tiene que despertar a lo que ha recibido, pero no solamente para aprovechar ese derecho y ser señor, sino para que a través de la Iglesia los que todavía siguen bajo yugo de esclavitud, sean señores sobre la Tierra mostrando el gobierno de Dios.
Aquellos que te rodean sin Cristo, son aquellos que les corresponde ese derecho y les fue robado, son aquellos que tienen en sí mismos la imagen y semejanza de Dios, para mostrar lo que Dios es, pero están incomunicados con Dios para conocerle y representarle.
Ésta es la razón por la cual, Jesús al hacerse hombre en la cruz, volvió a tomar como hombre ese derecho, para poder volver a entregarle a los hombres el derecho de ser señores sobre la Tierra.
En este contexto entendemos que el destino de la Iglesia es: señorear, es mostrar el gobierno de Dios. Y no estar inmersa en problemas y situaciones, que nada tienen que ver con el propósito original para el que Dios nos ha creado. Perdemos el tiempo y gastamos nuestras energías en cosas para las cuales Dios no nos creó, no nos hizo nacer de nuevo para solucionar problemas, nos hizo nacer de nuevo para recobrar el derecho perdido.

Dice el Salmo citado en Hebreos: "Todo lo sujetaste bajo sus pies"...
Alguna vez hemos oído a cerca de que los pies, representan la autoridad de Jesucristo implantada en la Iglesia.
Estos “pies que están en la Iglesia” tienen el derecho dado por Dios para que:“todas cosas estén sujetas debajo de nuestros pies” y no hay una sola cosa que debiera estar fuera de esa sujeción.
Pero lo notable es que Hebreos 2:8 dice "...Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas".
Comparando con Génesis 3 donde Dios, hablándole a la serpiente que habló a Eva y Adán; le dice:

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer,
y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar".

Génesis 3:15


Dios está maldiciendo a la serpiente, porque le dice “maldita serás”, habla proféticamente y dice: Siempre habrá enemistad entre tú y la mujer, entre su simiente y la de ella, pero ocurrirá algo, la simiente de ella te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar.
He pedido gracia al Señor para transmitir esto:

No podía haber un ser humano, después de Adán y Eva, que tuviera la autoridad suficiente para pisotear al diablo y sujetarlo bajo sus pies.
No lo había, porque el ser humano le había entregado ese derecho “de ser señor al diablo”, por lo tanto al cederlo, no podía hacer uso de ninguna autoridad para decir al diablo: “te pisoteo y estás bajo mis pies.
Cuando proféticamente Dios hablando dice, "la simiente de la mujer", léase Jesucristo, nacido de la virgen María, al morir en la cruz, el diablo va a estar siendo pisoteado de una vez y para siempre.
“Jesucristo provocará en el diablo una herida de muerte, una herida que declarará que ya no tiene la autoridad que hasta ahora ha creído que tener, una herida que le hará saber que ya no tiene el derecho que le robó al ser humano. Herida de muerte”.

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,
él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente
no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham."

Hebreos 2:14-16


La Palabra está diciendo que: “así como los hombres participaron de esta supuesta bajeza de estar en carne y en sangre, Jesús quiso participar de lo mismo, porque haciéndose hombre podía librar a la raza humana, ya que era el único “hombre” capaz de hacerlo, simple y sencillamente porque siempre fue Señor”.
Aún siendo hombre no perdió su lugar, ni su derecho de ser Señor, solo que como hombre, tendría que pagar el precio para volver a tomar ese derecho.
Cuando una persona comete un delito tiene que pagar de una u otra manera, como lo indique la ley, el precio por el delito cometido, si se le dice “estás condenado a diez años de prisión”,  forzosamente tiene que estar esos diez años en prisión, pero cuando termina su último día de prisión, recobra su derecho de libertad, porque ya pagó el precio por el delito.
Por esta razón Jesús desde el cielo no podía librar a la humanidad, Jesús tenía que tomar la naturaleza humana, hacerse como uno de nosotros para recobrar el derecho perdido, pagando el precio.
Él pagó el precio en la cruz y dice:

“...a través de muerte venció al que tenía el imperio de la muerte.”

Pero luego dice:

“Libró a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre.”


Quiere decir que, a pesar de que nuestros ojos puedan ver a personas aparentemente exitosas, nunca nos dejemos engañar por lo que dicen los ojos: “No hay ser humano sin Cristo que pueda ser señor en esta Tierra, todo ser humano sin Cristo está sujeto a servidumbre por miedo a la muerte. De manera que toda la raza humana, estando bajo servidumbre, no puede ejercer su derecho de ser señor, porque no ha recobrado su libertad para ejercer ese derecho”.
Luego dice:

"...socorrió a la descendencia de Abraham."


Lo que está diciendo es:

“Él puede librar y volver a dar el derecho de ser señores a aquellos que tienen fe en él.”
 
Solo los descendientes de Abraham, léase “los hijos de Dios”, léase “los miembros del Cuerpo de Cristo”, son los que por la vida que han recibido de Cristo han recobrado la libertad, para ya no tener miedo a la muerte, para no estar bajo esclavitud y ahora ser señores en esta Tierra, de tal manera, que ahora pueden volver a usar sus pies como instrumentos de autoridad y decirle al diablo “voy a ejercer el derecho que me corresponde, tú ya está pisoteado por aquél que me liberó y me dio la misma autoridad, por eso todo está sujeto debajo de mis pies”.
Esto no es algo individualista de los “hijos de Dios”, esto es algo colectivo de los “hijos de Dios”, porque un hijo de Dios fuera del Cuerpo tampoco tiene ese derecho.
Dios hizo algo más, tomó a Cristo y lo puso por cabeza a la Iglesia.

"y sometió todas las cosas bajo sus pies,
y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia".

Efesios 1:22


Es decir que para Dios es más importante que Cristo sea cabeza de la Iglesia, a que todas las cosas estén sujetas debajo de sus pies, porque si Cristo es cabeza de la Iglesia y la Iglesia cumple su función “todas las cosas están sujetas debajo de los pies de la Iglesia”.
Esto no es solamente para tu vida y la mía, individualmente como hijo de Dios y pensando que de esta manera tenemos autoridad y podemos hacer cualquier cosa.
No estamos diciendo que individualmente no tenemos la autoridad del Señor, sino que Dios quiere restaurar este derecho de ser Señor a la Iglesia en su conjunto, por eso, las naciones hoy siguen sufriendo, porque hay muchos hijos de Dios, que estamos viviendo bajo el gobierno de Dios, usando su autoridad, sin embargo el rumbo de las naciones todavía no ha cambiado, porque si primero no cambia el rumbo de la Iglesia, jamás podrá cambiar el rumbo de las naciones.
Como dijimos anteriormente, al final de Hebreos 2: 8 dice:

"...pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas."

Eso parece extraño cuando se lee, porque si dicetodas las cosas están sujetasbajo los pies de Cristo, pero el autor de Hebreos dice:

"no vemos que todas las cosas le sean sujetas."

Ahora bien, tomando Génesis 3: 15, algo por el Espíritu me hizo click, para unir el final de Génesis 3:15 con el final de Hebreos 2: 8, "no vemos que todas las cosas le sean sujetas"... Génesis 3:15, expresa:

"...y tu diablo le herirás en el calcañar."


¿Qué es el calcañar? El talón.

¿Dónde está el talón? En los pies.
¿Qué representan los pies para la Iglesia? La autoridad.

El diablo aunque esté pisoteado, está herido de muerte, pero está mordiendo los talones de la Iglesia para que la Iglesia no pueda usar la autoridad que ha recibido.
Lo único que el diablo quiere hacer con la Iglesia es tirar mordiscones para herir, lastimar y engañar, de tal manera, que la Iglesia esté perdida en una serie de cosas que no hacen a su verdadero propósito, perdiendo el tiempo, perdiendo las fuerzas, las energías, en muchos casos hasta perdiendo las finanzas.
¡Iglesia, el diablo “lo único que quiere hacer” es morder nuestro talón para que no usemos la autoridad que hemos recibido!  

"Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor
de eterna salvación para todos los que le obedecen".

Hebreos 5:8-9


Hay algo que a la Iglesia de Jesucristo, le tiene que ser revelado:
¡Jesús como hombre, siendo Dios, tuvo que padecer para aprender!
Nosotros lee huimos al padecimiento, lo que no vemos es que: huir del padecimiento, es huir del aprendizaje, no hay escuela si no hay padecimiento.
Pero hay algo que el Espíritu Santo me hizo ver con claridad: Al principio dijimos, que Adán y Eva, escucharon una voz diferente a la que tenían que oír, por lo tanto, desoyeron la voz que sí tenían que oír, ese desoír, es sinónimo de desobediencia.
¡Jesús como hombre, aprendió por padecer, la obediencia!
Lo que hizo Jesús al padecer, es recuperar lo que Adán y Eva perdieron, por escuchar al diablo.
Jesús se puso en el lugar de la raza humana diciéndole al Padre:
“Ellos te han desobedecido, pero yo sé que me estás haciendo padecer para que aprenda a obedecerte, por eso, tómame en lugar de ellos y toma mi obediencia, para que a ellos les sea devuelta la obediencia que necesitan tener a tu voz”.
Por esta razón decimos, que la Iglesia esta herida en el talón y no puede ejercer su autoridad.
La Iglesia sigue siendo desobediente a la voz del Espíritu Santo, ya que, escucha lo que Dios dice, pero hace lo que el diablo le susurra, cada mordida que logre dar la serpiente en el talón, es el engaño de decir:
“Dios dijo esto, no lo hagan así, hazlo de esta otra manera”.

¡Iglesia! Cada vez que, sabiendo que hemos oído la voz de Dios y la desoímos, no importa lo que ocurra, le estamos permitiendo a la serpiente, que ya está bajo los pies de Cristo, que logre escaparse un poquito para mordernos en el talón.


Cuando Dios dice: ¡Obedéceme! Dios está probando tu fe.
Él está observando cuál va a ser tu respuesta; y muchos no obedecen porque piensan que eso les va a costar mucho, ese costo es el padecimiento ¡Por el cual Jesús aprendió obediencia!
¡Cada vez, que uno de nosotros, sabiendo que Dios habla y toma esa palabra y se la apropia, empieza un tiempo de sufrimiento!
Ahora, si pensamos: “Mejor lo dejo y tomo mi camino”, permitimos lo mismo que permitieron Adán y Eva, escucharon una voz diferente y el diablo lo que está haciendo es hiriéndonos en el talón y quitando autoridad, y luego nos llama la atención cuando oramos pidiendo a Dios que restaure nuestras finanzas y no son restauradas, cuando no vemos la sanidad en nuestras vidas o la de los nuestros, permaneciendo la enfermedad en la casa, cuando pedimos un trabajo y nos presentamos a muchas entrevistas y nada pasa.
Dios pregunta ¿Dónde quedó la palabra que te di?
“Por la obediencia a mi Palabra ibas a aprender obediencia, porque a través de esa palabra estaba mostrando el camino”.
¡No estamos permitiendo a Dios hacer nada, porque le volvimos a dar la autoridad a aquél que no la tiene! ¡Y cada vez que desobedecemos volvemos a permitir que el diablo nos hiera en el talón!

"Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar,
por cuanto os habéis hecho tardos para oír.
Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo,
tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son
los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado
a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.
Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra
de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que
han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
"
Hebreos 5:11-14


Otra mordida que quiere lanzar el diablo para la Iglesia:
¡Mantener una Iglesia “niña”, una Iglesia “inexperta”, una Iglesia “inmadura”!
Mientras la Iglesia permanezca “niña”, cree que está jugando con el diablo, pero él jamás se propuso jugar, él se toma las cosas muy en serio y cuando tiene la oportunidad, lanza esa mordida para herirnos.
Una Iglesia “niña” es una Iglesia que no puede hacer uso del derecho de señorear sobre la Tierra.
Una Iglesia niña jamás puede representar al Señor que la habita.
Una Iglesia inmadura nunca puede llegar a usar sus sentidos espirituales discerniendo entre el bien y el mal.
No nos llama la atención que el árbol del cual Adán y Eva no podían comer era el árbol del conocimiento del bien y del mal.

El autor a los Hebreos dice para aquellos que son maduros, tengan los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Lo que fue una prohibición para ellos, es un ejercicio para nosotros, porque por la vida de Cristo podemos distinguir, discernir entre lo bueno y lo malo.
Pero una Iglesia niña cae en el mal porque no está ejercitando sus sentidos espirituales.
Una Iglesia niña se conforma con un vaso de leche.
Una Iglesia madura está preparada para digerir el alimento pesado que Dios le quiere dar.
Soy consciente que le estoy hablando a una Iglesia que ha conocido toda la verdad de Dios, a una Iglesia que si quiere ser inmadura es porque ha elegido serlo, no porque no conozca, la Iglesia de Jesucristo que ya ha regresado al gobierno del Señor es una Iglesia destinada a ser una Iglesia madura, para no permitir al enemigo morderle en el talón y que no pueda usar la autoridad que tiene.

"Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo,
vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento
del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos,
de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite."

Hebreos 6:1-3


Es tiempo de que la Iglesia sea perfeccionada, pero perfeccionada como Cristo.
Cuando leemos perfeccionado, alguien puede decir: ¿Pero cómo se puede perfeccionar a Jesús, si Él no tenía defecto?
La palabra perfeccionar, no está referida a una persona defectuosa que necesita corregirse para vivir o conducirse mejor.
Esta perfección indica ser una persona apta, calificada para recibir lo que Dios le quiere dar.

!Jesús, siendo hombre, tuvo que ser apto y estar calificado para retomar el derecho que la raza humana había perdido de ser señor sobre la Tierra!
Por eso dice: ...dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección...
Cada vez que nosotros volvemos atrás, diciendo: ¡Me gustaría que me acariciaran! ¡No hay quien me comprenda!
¡Iglesia cuida tu corazón, tu mente y tus labios, de sentir, de pensar o de decir cosas, que están completamente fuera del propósito de Dios!
Dios no nos ha hecho nacer de nuevo, ni nos ha hecho parte de la Iglesia, para acariciarnos, entendernos.
Si lo hizo al principio es porque nos estaba restaurando, pero ahora nos lleva a la perfección, para que seamos una Iglesia apta y calificada para hacer uso del derecho que nos corresponde de señorear sobre la Tierra y que todas las cosas estén sujetas debajo de nuestros pies.
Por eso es tiempo de que dejemos aquellas cosas de niños y que estemos dispuestos a la perfección a la cual Dios nos quiere llevar.

"Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados
y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento,
crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio."

Hebreos 6:4-6


La inmadurez nos mantiene en una peligrosa condición y es la de estar preparados para volver a caer.
Por el Espíritu quiero decir: ¡Una Iglesia que sabe toda la verdad de Dios, cuando se mantiene en la niñez, es una Iglesia que se está quedando en una condición por la cual puede ser atrapada por el diablo de tal manera, que no avance sino que retroceda, vuelva a caer!

El autor de los Hebreos está hablando de aquellos que fueron iluminados, de aquellos que gustaron el poder de Dios, que vieron las obras de Dios, que gustaron del Espíritu Santo, diciendo, y esto me llama la atención, que la Biblia diga:es imposible, que ese tipo de personas, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Por el Espíritu te quiero decir: ¡Lo que Jesús hizo, de vencer al diablo en la muerte, nunca más lo va a volver a hacer, lo hizo una sola vez! ¡Jesucristo, sí tiene debajo de sus pies al diablo!

Pero quiere, que la Iglesia tenga bajo de sus pies al diablo, ahora, aquellos que recaen, quieren después volver a arrepentirse como si Cristo tuviera que ser otra vez crucificado.
Lo que la Biblia está diciendo es imposible para aquellos, porque no hay ninguna posibilidad, porque ya sabían cuál era la verdad.
Por eso hoy el Señor me permitió conocer algo:
¡El derecho de señorear, no se nos otorga por las experiencias vividas, sino por la perfección alcanzada!
Tú y yo pudimos haber gustado del poder de Dios, del Espíritu Santo, de la unción del Señor, de una tremenda y poderosa palabra, de la comunión de los santos, de muchas cosas que Dios pudo hacer a nuestro favor, pero la Biblia nos asegura, que no tenemos derecho a señorear por haber vivido esas experiencias.
Solo tenemos derecho a señorear cuando somos una Iglesia madura, que ha alcanzado la madurez y que vive en perfección.

" Porque la Tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella,
y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;
pero la que produce espinos y abrojos es reprobada,
está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada."

Hebreos 6:7-8


Puede haber dos clases de Tierra en la Iglesia. Las dos reciben lluvia y son trabajadas por los labradores, pero dan diferente fruto, es más, la Biblia no dice en ningún momento que alguna de las dos sea una Tierra estéril, porque las dos producen, pero una produce hierva provechosa y la otra produce espinos y abrojos.
Iglesia, ¿qué estás produciendo como Tierra que está siendo labrada por Dios?
¡Porque la lluvia cae sobre ti, porque estás siendo labrada por los labradores, pero lo que produces depende de ti!

Dice la palabra que: La Tierra que produce hierba provechosa es bendecida por Dios.
¿De qué manera es bendecida? De la misma manera que Dios bendijo a Adán y Eva cuando Génesis dice:
“...y los bendijo con estas palabras, fructifiquen multiplíquense, señoreen...”
La Iglesia que es buena Tierra y está dando hierba provechosa, recibe la misma bendición:
¡Dios dice Iglesia, fructifica, multiplícate, señorea sobre la Tierra, muestra mi gloria y muestra mi autoridad!
Pero el fruto no depende de lo que Dios haga, porque Dios hace lo mismo, el fruto depende de qué clase de Tierra estamos siendo cada uno de nosotros.

"Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores,
y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.
Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin,
para plena certeza de la esperanza, 12a fin de que no os hagáis perezosos,
sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.."

Hebreos 69-12


Como el Señor sabe, de qué manera ha dotado a la Iglesia, él espera que cada miembro del cuerpo, se de a la tarea de estar solícito, dispuesto, empeñado en ser buena Tierra y en dar buen fruto, que cada miembro del cuerpo haga su parte para que toda la Iglesia vuelva a recobrar el derecho de ser señor y para que la Iglesia pueda señorear en la Tierra.
Habla de que no os hagáis perezosos y un síntoma de inmadurez espiritual es la vagancia.
Un síntoma de inmadurez espiritual, es aquel que es perezoso y sienta siempre esperando recibir.

¡Iglesia ya no es tiempo de esperar recibir, es tiempo de empezar a dar!
¡Iglesia, no es tiempo de venir y sentarte! ¡No es tiempo de venir a contar tus problemas!
¡No es tiempo de decir, es que tuve muchas dificultades... o si supieran todo lo que viví en este tiempo”!
¡Ya no es ese tiempo! ¡Es tiempo de apresurarte, de dejar la pereza espiritual!
¡Es tiempo de ponerte sobre tus pies y usar la autoridad que Dios te ha delegado!
¡De volver a recobrar el derecho que Jesús volvió a conquistar por su muerte en la cruz!
Por eso dice: “...no os hagáis perezosos,sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Necesario es: fe y paciencia.

Ahora bien, la paciencia de la que habla aquí, es una paciencia muy particular, ésta es una de las manifestaciones del fruto del Espíritu que habla en Gálatas.
Hay dos clases de paciencias, ya que, más adelante se vuelve a hablar de la paciencia pero se refiere a otra cosa.
Ésta tiene que ver con fortaleza, firmeza, paciencia en el sufrimiento, describe la capacidad de sufrir la persecución y el mal trato. O sea, por la fe y la paciencia, implica:“Yo creo que ya he recibido lo que Jesús hizo por mí, creo que ya recobre el derecho de ser señor, estoy hablando en nombre de la Iglesia, ya la Iglesia recobró ese derecho”.
Ahora, como Iglesia madura, ejercitamos la paciencia y permitimos que Dios nos pase por ese tiempo de preparación, ese tiempo de dificultad, ese tiempo donde parece que todo está mal, ese tiempo donde parece que todas las cosas se nos vienen encima, ese tiempo difícil lo recibimos con gozo, porque sabemos, que es el tiempo donde Dios nos está preparando para que, llegue el momento en que podamos, como Iglesia, mostrarnos como señor y gobernar sobre la Tierra.
Y nunca más el diablo podrá hacer ninguna burla, es más nunca el diablo podrá volver a morder a la Iglesia en el talón de su autoridad.
Nunca más el diablo podrá burlarse de la Iglesia: por la fe y la paciencia se heredan las promesas.
Es la paciencia, que está dispuesta a esperar aún a través del sufrimiento.

Ahora bien, también vemos dos clases de sufrimiento:

* El que es por vivir en desorden y fuera de la voluntad de Dios.
* El sufrimiento venido de Dios.


Hay personas que siguen sufriendo dentro de la Iglesia, por el Espíritu estoy recibiendo esto.
Ustedes buscaron sufrir, ustedes quieren sufrir, una y otra vez han sido desobedientes a la voz del Espíritu de Dios y con temor delante de Dios quiero decir, hay algunas personas que están en este momento recibiendo esta palabra y esta palabra está siendo una advertencia del Espíritu de Dios, si no corrigen su camino, su propia vida está en peligro, en el Nombre de Jesús lo digo, se lo que estoy diciendo por el Espíritu.
Tu puedes recobrar el tiempo que has perdido, pero depende de ti, escuchar la voz de Dios y obedecer, dejar de escuchar las voces  que te han susurrado hasta ahora que en definitiva es una sola voz, la voz del diablo que lo único que ha hecho es morderte una y otra vez, en el talón de  la autoridad.
No te ha permitido ser señor, no te ha permitido gobernar, no te ha permitido representar a Cristo en esta Tierra.

¡Iglesia, éste es el tiempo de señorear, es el tiempo de que la Iglesia se levante para determinar el rumbo de las naciones!
Que las naciones cambien, depende de la Iglesia que recobre su autoridad, si esto no se traduce en una realidad en la Iglesia que se para sobre sus pies de autoridad y es señor sobre la Tierra, no se puede realizar nada en las naciones.
¿Cómo los cinco ministerios cambiarán el rumbo de las naciones y harán que la Iglesia vuelva al gobierno teocrático, si no hay una Iglesia que por conocer ese gobierno, esté intercediendo por el resto de la Iglesia que todavía sigue siendo mordida en su talón y está perdiendo cada día más su autoridad?
¡Iglesia, cuando todavía estás pensando en tus problemas, en tus dificultades, en las situaciones que estás viviendo o tan sólo en tu propio bienestar, no has entendido que no es tiempo para regocijarte en lo mucho que Dios te ha dado!
¡Alégrate en lo que Dios ha hecho por ti!

¡Es tiempo de señorear, es tiempo de pararte sobre tus pies y ejercer la autoridad que tienes!

¡Es tiempo de dejar de dar vueltas como en un desierto sin saber a dónde ir!
¡Es tiempo de decir, no me importa lo que sufra por obedecer, pero sé que la obediencia me trae rectitud, se que la obediencia me hace recto delante de Dios, se que la obediencia me marca el camino, me devuelve la autoridad que he perdido!
¡Iglesia, es tiempo de señorear sobre la Tierra, es tiempo de que el enemigo sea avergonzado!

No por reprenderlo, no se trata de que reprendamos al diablo, se trata de que usemos los pies de autoridad y le digamos al diablo.
¡Te quedas donde Cristo ya te puso! ¡Debajo de nuestros pies!
Todas las cosas están sujetas debajo de los pies, por eso pude entender porque el autor a los Hebreos dice:

“...pero todavía no vemos que todas las cosas le estén sujetas”
Y por qué, el Espíritu de Dios dice en Génesis:

“...y tú le herirás en el calcañar”
.

¡Iglesia, ya no permitas más que el diablo te hiera en tu autoridad!
Si sigues perdiendo tu autoridad, un día puedes recaer, de tal manera, que ya no puedas volver a retomarla.
Si te mantienes firme en lo que has creído y si tienes como propósito de vida, establecer el Reino de Dios, si tienes en tu espíritu y corazón, el ser un instrumento para mostrar la autoridad, el gobierno y el señorío de Cristo, vas a alcanzar a ver, que todas las cosas se sujetan a la palabra de la Iglesia y empezaras a hablar cosas por el bien de la nación y la nación va a tener que cambiar.
Iglesia, estás frente a un nuevo reto, vas a seguir permitiendo que te gobiernen personas corruptas, vas a seguir permitiendo que se gasten millones de pesos en cosas que son para beneficio personal de los gobernantes en vez de bendecir al pueblo.

¡Iglesia, es tiempo de señorear!
Dios no está jugando, es tiempo de que frente a las elecciones, te pares a determinar que solamente va a gobernar, aquel que va hacer verdadera justicia.
Es tiempo de que te pares a decir “ya basta de las mismas cosas que venimos viendo por años y por años, y como Iglesia lo aceptamos, porque estás más preocupada en sus situaciones, que en que el Reino de Dios implantado sobre la Tierra.
¡Iglesia, es tiempo de señorear!

Quiero en primer lugar, pedir a aquellos que saben que lo que hablé por el Espíritu es para ellos, que están como en una cuerda floja y que saben que, en cualquier momento la cuerda se rompe y se caen al abismo.
Aquellos que han estado jugando con la autoridad de Dios, porque no se has sujetado a ella pero que de una vez y por todas van a ponerse firmes en obedecer la voz del Señor para que sus propias vidas no corran riesgos, los que saben que están en esta situación, necesito que sepan que son parte fundamental del cuerpo de Cristo.
Dios no quiere desecharte, Dios quiere que uses la autoridad que Cristo ha logrado, que puedas tener hoy ese derecho de ser señor, ese derecho de que todas las cosas se sujeten debajo de tus pies.
Ese derecho de que todas las cosas sean de acuerdo a la voluntad de Dios y no conforme a los perversos pensamientos del diablo.
Hoy, delante de Dios, díganle a Dios que en el Nombre de Jesús reconocen que su Palabra, es la que nos ha enfrentado a la verdad que conocíamos, pero que no habíamos vivido, pidamos perdón, porque sinceramente nos arrepentimos de esta actitud del corazón, por permitir que el diablo ataque la autoridad que Cristo volvió a conquistar para cada uno de nosotros, por su muerte en la cruz.
¡Dígale al Señor!

¡Sé que soy miembro del cuerpo de Cristo, sé que soy una pieza fundamental, pero así como estoy no puedo bendecir a este cuerpo!
Me arrepiento, te pido perdón, te ruego que limpies mi corazón, que borres mis malas decisiones, mis actitudes rebeldes, mi desobediencia y que restaures mi vida.
Hoy declaro delante de ti, que estoy dispuesto y preparado para obedecerte sin importar el costo, para obedecer sin importar el precio, para hacer tu voluntad sin condiciones, para ser parte de este cuerpo y que juntos como un solo cuerpo, mostremos que tú eres el único Señor y que por nuestra palabra, las circunstancias cambian, se transforman y están sujetas debajo de nuestros pies.
En el Nombre de Jesús, nos volvemos a ti de todo corazón.
Gracias por permitirnos estar en tu comunión una vez más y poder experimentar el perdón que viene de ti. Amén.

...Oraciones como ésta no son oraciones que Dios pretende que las hagamos cada semana, son oraciones para hacer una vez y ya nunca más.
Sepa que dentro de cada uno de nosotros está la poderosa vida de Cristo, para vivir en victoria, para ser obediente a Dios, para estar dispuesto a hacer la voluntad del Padre y no lo que a cada uno se nos antoje.
Aquellos, que hoy han hecho esta oración, mediten y comiencen a caminar en la perfecta voluntad de Dios, obedeciendo la Palabra sin condiciones.
Pero quiero pedirle a toda la Iglesia, que en este momento está recibiendo esta palabra, porque sé que no eres cualquier Iglesia, y no es que esté despreciando a algunos.
Es más, anhelamos ver a toda la Iglesia restaurada, pero sabemos lo que Dios ha depositado en una Iglesia que está bajo gobierno teocrático.

¡Iglesia, es tiempo de ser Señor en la Tierra!

¡Es tiempo de que todo esté sujeto bajo tu autoridad Iglesia!
¡Es tiempo de que pisotees al diablo!
¡Es tiempo de que no le permitas volver a morderte en el talón y avergonzarte!
¡Es tiempo Iglesia que veamos cómo están las prioridades!
Es tiempo que dejemos lo que era de niño para comenzar a madurar y permitirle al Señor que nos lleve a la perfección.

Juntos vamos a orar para declarar delante del Señor, en un mismo espíritu, en un mismo corazón, en un mismo sentir y en una misma mente, que la Iglesia lo verá, que cambiará el rumbo de sus municipios, comunidades y de donde Dios la ha puesto, en definitiva, de la Ciudad.


Padre, te agradecemos porque sabemos todo lo que Tú has depositado en tu Iglesia, sabemos que esta verdad de tu Palabra es una verdad que ha transformado nuestra vida, pero también somos conscientes que nos hemos olvidado de cuánto has depositado en nosotros y habiéndonos restaurado una y otra vez, hemos permitido que el diablo nos engañe de la misma manera que engaño a Adán y Eva, que vuelva a susurrarnos una mentira, y en ese momento nos mordiera en el talón y nos robará la autoridad que ya nos diste y el derecho a ser señores sobre la Tierra.
Por esto, en el Nombre de Jesús, oro por tu Iglesia y declaro que ella es la Iglesia que Tú has levantado para señorear en esta Tierra.

Es la Iglesia a la cual le has provisto de todo lo que está en ti, es una Iglesia que está preparada y que abandona lo que es de la niñez, que deja lo que es de la inmadurez espiritual, que no se conforma con las imperfecciones, que no quiere caricias, que no busca ser comprendida o entendida, sino que está detrás de tus propósitos, que está detrás de tu Reino, que está detrás de tu perfecta voluntad.

Una Iglesia que se levanta para decir: Señor, nuestros pies son tus mismos pies y debajo de ellos has sujetado todas las cosas y aunque no veamos,
por la fe y la paciencia heredaremos esta promesa y seremos señores sobre la Tierra.
Y
todo lo que declaremos en el Nombre de nuestra cabeza será hecho en el cielo y en la Tierra y cambiaremos el rumbo de nuestro vecindario, de nuestras empresas, de nuestras ciudades, de la nación...
Y por ende permitiremos que el resto de tu cuerpo se vuelva a ti y recobre la autoridad que ha perdido...

En el Nombre de Jesús, lo declaramos y decimos que tu Iglesia está capacitada, preparada, entrenada, está siendo conformada a tu misma imagen, para levantarse como un "varón perfecto", conforme a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.


En el Nombre de Jesús lo declaramos en el cielo, lo declaramos en la Tierra y decimos hecho está Señor, para gloria de tu Nombre y para la manifestación de tu Reino en esta Tierra. Amén.  

Declara que ya tienes esa autoridad, que estás preparada para mostrar la gloria de Dios en este mundo, en el Nombre de Jesús, Amén.




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