Supera las expectativas de Dios
Daniel Cipolla
26 de September de 2004
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Hoy voy a hablarle de algo que probablemente le suene un poco extraño. ¿Cuántos de ustedes saben que desde que nacieron Dios tiene un camino con ustedes?
Cuando nosotros traemos hijos a este mundo, creo que nosotros tenemos expectativas de ellos... es muy raro que un padre tenga hijos y no tenga expectativas sobre sus hijos.
¿Cuántos de ustedes saben que Dios tiene expectativas con cada uno de ustedes? Dios tiene expectativas.
Así que el punto no es “ser un buen cristiano”, porque la idea de un “buen cristiano” es la que el status quo dice que es un buen cristiano..: No. Lee la Biblia, ora, es un buen trabajador o trabajadora, no hace mal, entrega sus diezmos y ofrendas, trabaja todos los días ocho horas, le predica al que tiene adelante o hace lo posible por hacerlo, y eso es “un buen cristiano”.

Pero, mi pregunta desde hace unos años es:
¿Yo estoy cubriendo las expectativas que Dios tiene conmigo?
¿Cuántos de ustedes alguna vez se hicieron esa pregunta?
Papá Dios tiene expectativas.
Hemos vivido una vida sin saber muy bien qué hemos entendido por cristianismo, y lo entendimos como “una serie de cosas a cumplir”, no como “una vida para vivir expectante”, o como “algo que está trazado, a lo cual Dios quiere que lleguemos”.
Pero hago ahora, una pregunta mayor y creo que nunca se la formuló:
¿Alguna vez pensó, que usted puede superar lo que Dios espera de usted?

Generalmente jamás pensamos eso.
Nuestra respuesta será: ¡Si sólo llego a cumplir lo que Dios espera de mí! Ya tengo su respuesta: “...buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”.
Pero ¡Superar lo que Dios piensa de mí, eso es imposible, eso no está en la Biblia!
A través de esta palabra le voy a demostrar que sí está en la Biblia.
Por eso el título de este mensaje de la palabra es: Supera lo que Dios espera de ti, “supera las expectativas de Dios”, y es bíblico, se puede, y te lo voy a mostrar:

Porque todas las promesas de Dios son en él (en Cristo) Sí,
y en él
(que así sea) Amén, por medio de nosotros,
para la gloria de Dios.”

2 Corintios 1:20

Si me permiten hacer algo que la Biblia dice que no se debe hacer, ya que en Apocalipsis dice: que a la Biblia no se le debe ni quitar, ni añadir. Sólo le voy a quitar un poco a modo de enseñanza, no a modo de otra cosa:

"Porque todas las promesas de Dios
son en Él Sí y en el Amén para la gloria de Dios."


A simple vista nada parece estar mal. Es una verdad y está bien. Le quité: Por medio de nosotros.
Si nosotros pensamos que las promesas de Dios son en Cristo Sí, está bien y son en Cristo, sí, para la gloria de Dios.
Nadie va a negar que esto sea así, el problema de ese versículo es que tiene una frase en el medio que no se puede quitar: Por medio de nosotros.
Ahora, cuando dice por medio de nosotros, significa que hay un vínculo, hay algo o alguien que necesita producir una acción para que eso ocurra.
Lo que está diciendo es: “todas las promesas de Dios son en Cristo, Sí”.
Es decir, no tengas dudas de que son así, será o no será... Lo tienes como promesa, lo tienes escrito, entonces es sí.
El punto es este, si está escrito, hay una sola cosa que corresponde a ti, que es: por medio de ti.
Tu actitud es la que determina que la promesa de Dios hecha en Cristo se cumpla, entonces si tu actitud es la correcta Dios recibe Gloria, pero aunque todas las promesas de Dios son sí y amén, si mi actitud es la inadecuada, no se cumple la promesa y Dios no recibe gloria y no tiene nada que ver con que la promesa es falsa y no tiene nada que ver con Cristo solamente tiene que ver conmigo.
Es por medio de mí que Dios recibe gloria, porque las promesas están en tinta y papel, las promesas están en mi corazón, las tengo que arrebatar y hacerlas cumplir a través de una actitud adecuada a la fe que está dentro de mi corazón, por eso encontré en la Biblia tres clases de personas:

1) Las que no cubren las expectativas de Dios.

2) Las que cubren las expectativas de Dios.
3) Las que superan las expectativas de Dios.

En esta clasificación te podrás identificar en donde estás, pero hay algo bueno, puedes caminar más adelante, puede ser que te identifiques en una de ellas y te asombres, pero lo bueno es que tienes vida y mientras tienes vida tienes posibilidad de caminar, e ir a un grado más porque Dios te lo está revelando.



1) Las que no cubren las expectativas de Dios

Una vez que Dios utiliza a Samuel para ungir a David, Dios le da una orden por medio de Samuel a Saúl: 

“Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti
para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz.
Espera siete días, hasta que yo venga a ti
y te enseñe lo que has de hacer.”
1 Samuel 10:8


“Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho;
no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado;
pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
Mas ahora tu reino no será duradero.
Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón,
al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo,
por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”
1 Samuel 13:13-14

La historia la conocemos, sencillamente Samuel tarda un poco más de los siete días, no sabemos si una hora, dos o tres más, no sabemos cuánto más tardó, la cuestión es que desesperó Saúl y dijo: Tráiganme los animalitos vamos a ofrecer sacrificio a Dios, voy a cumplir las funciones de sacerdote... No sabemos qué ha sucedido con Samuel, pero yo voy a ofrecer el sacrificio a Dios...
Inmediatamente que él mata los animales, llega Samuel y cuando llega dice: —¿Qué pasó, porqué hiciste esto? |Yo te hice una promesa de parte de Dios, te dije que te ungía príncipe sobre tu pueblo, es más le vuelve a recordar, tu reino hubiese quedado para siempre en Israel pero tu “por medio de nosotros” funcionó mal en esta tarde, acabas de hacer una tontería “tu reino no será duradero y le será puesto a un hombre mejor”—.
Dios todavía le da otra posibilidad, y nuevamente viene Samuel y le dice: ahora hay otra orden y necesitas escuchar por dos veces le dice: —Necesitas destruir a todo Amaleq, a él y todo lo que tiene, ganado, hasta los niños de pecho, sabemos lo que hizo, dejó lo mejor de los cabritos, de las ovejas, de las vacas para ofrecerlos a Dios y le dice, no es posible que otra vez vuelas a cometer el mismo error—.
Es decir, “tu actitud no es coherente con tu promesa” tienes una promesa pero necesitas ajustar la actitud a la promesa.
El problema es con las promesas, que no sabemos cuánto tiempo tienen de vigencia, porque eso lo determina Dios, en un momento le dice no tiene más vigencia, como se te quitó el reino, no una posibilidad más, ninguna posibilidad más, y dice la Biblia que Saúl lloró y lloró por la primogenitura, pero aunque lo procuró con lágrimas, hubo un tiempo y perdió la promesa, porque el tiempo lo determina él, por eso el asunto es grave.
Yo necesito entender que lo que probablemente es mi tiempo y que Dios me va a soportar una más, probablemente Dios me diga: ¿Sabes qué? Domingo 26 de septiembre, es tu última...
Recuerde usted que Sansón nunca supo cuál fue su última. —El Espíritu de Dios vendrá sobre mí como las veces anteriores—, ¿qué? Sansón fue tu última, tú no lo sabes, te voy a decir una cosa, nunca lo vas a saber hasta el día que te ocurra y el día que te ocurra es tarde, no puedes echarte atrás y volver a pedir perdón otra vez para que te lo dé, lo perdiste, lo echaste a perder...

La Biblia pone un ejemplo que es tan extraordinario y sencillo para que esto nos quede claro.
En 2º Reyes 13 hay un ejemplo de una acción profética, es una joya en la Biblia, porque hay un principio espiritual en este pasaje que muchas veces Dios me trae:

“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió.
Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo:
¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!
Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas.
Tomó él entonces un arco y unas saetas.
Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco.
Y puso él su mano sobre el arco.
Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey,
y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo:
Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová,
y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos.
Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado,
le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo.
Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo:
Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno;
pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.”
2 Reyes 13:14-19

No creo encontrar un pasaje más claro y extraordinario que éste para explicar lo que significa la frase del apóstol Pablo por el Espíritu, “por medio de nosotros”.
El hombre va desesperado buscando una dirección divina, el hombre recibe la dirección divina, es más, el amor de Dios es tan grande con el rey, es decir con la autoridad, que en el primer acto profético cuando agarra el arco y las flechas el mismo Eliseo le pone las manos para que a través de la unción que estaba en Eliseo el rey tomara la actitud, la fuerza el espíritu adecuado, para hacer lo que debía hacer, y cuando lanza con fuerza esa saeta le dice “vas a destruirlos hasta consumirlos y hasta acabarlos”.
Ya el rey que había venido llorando, porque el padre mío padre mío, era llorando y era un reconocimiento de autoridad en Eliseo. Él recibió la noticia más grande de su vida, olvídate de Siria, de los enemigos, olvídate de todo eso, tú los vas a destruir, solo queda un detalle, pero no te puedo ayudar, lo tienes que hacer tú, toma la saetas, ni siquiera le dice abre las ventanas, arrójala, tírala en aquel árbol que está a quinientos metros a ver si les pegas, y si tienes buena puntería sí... Nada de eso, le dice golpea, porque no le indica cuantas veces, porque las veces que tú golpeas para arrebatar una promesa de Dios depende de tu espíritu.
Dios unge gente en la cual hay espíritu. Joas tenía un trono pero no tenía espíritu, por eso golpea tres veces.

Yo me doy cuenta cuando hay gente que no tiene espíritu, hay circunstancias y enseguida se da por vencida, enseguida dice “ya no me salió, y bueno vaya a saber cuál era la voluntad de Dios”...
¿Cubrió Joas las expectativas de Dios? No, porque Dios quería destruir a los sirios hasta consumirlos.
¿La palabra de Dios era mentirosa? ¿El profeta se equivocó? No.
Qué fácil echarle la culpa a los profetas, ésa es la más fácil, cuando a usted no salen las cosas, el profeta se equivocó, no fue, no sucedió, vaya a saber esa profecía que dijo... Tiene que haber en usted “espíritu”.
Cuando hay en nosotros como padres, “espíritu”, nosotros arrebatamos muchas cosas para nuestra casa o nuestra familia; ¿qué le iba a transmitir Joas a su pueblo? “el mismo espíritu”.
Por eso en cualquier unción de liderazgo, donde nosotros estamos conduciendo, lo más importante es el espíritu que nos impulsa, porque si en nosotros hay espíritu, vamos a golpear hasta China, y hasta que el profeta no diga pare, yo digo, a mí me dijo que golpeé y no me dijo que pare.
Póngale paredes, acero, si yo sé que Dios me dijo que lo tengo que golpear, voy a hacerlo...

Pero, ¿y las contrariedades? Yo sé lo que Dios me dijo, por eso hay contrariedades, así que tenemos gente que teniendo las promesas de Dios no entiende ese asunto de “por medio de nosotros” y no recibe las promesas.
Porque las promesas de Dios no son pasivas sino que son activas, yo activo la promesa a través de mi buena actitud y la desactivo a partir de mi mala actitud, no porque si no hacemos una carpeta de profecías, y decimos lo que pasa es que estoy orando por las profecías, está bien que ores por las profecías es correcto, pero una oración sin acción es tonta y no va a venir, porque la acción es lo único que le demuestra a Dios que tú le crees, no la oración; la acción, porque la profecía que te fue dada, solamente ora para ver cómo llevarla a cabo y no para ver si es de Dios, porque tú ya sabes que es Dios, no necesito orar la voluntad de Dios; la profecía es la voluntad de Dios, mi cuestión es ¿cuánto voy a golpear? ¿Cuál va a ser mi espíritu y mi actitud frente a esa profecía?
Yo le acabo de mostrar dos casos en donde la gente pierde lo que tenía por recibir, pero hay un caso en el que no pierde lo que iba a recibir, es cuando el ángel Gabriel se le aparece a Zacarías:

“Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías,
de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet.
Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles
en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.”
Lucas 1:5-6


“Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto?
Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.
Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios;
y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga,
por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.”

Lucas 1:18-20

¿Estuvo bien o mal Zacarías? Estuvo mal, pero tuvieron a Juan, ¿o no lo tuvieron?
Y dice ¿cómo es eso? ¿Cómo es que lo tuvieron a Juan?
Recibió lo prometido sí, y hay una cuestión muy clara, una cosa es recibir lo prometido por la fe de terceros, recibir lo prometido porque hay un plan universal de Dios por la cual la persona lo recibe, y otra cosa es recibir lo prometido porque yo alcancé lo que Dios esperaba de mí. Zacarías le falló a Dios y quedó mudo, como una lección divina para que el hombre natural dejara de hablar.
Acuérdense que hay un tiempo y eso lo sabemos. El hombre natural tiene que quedarse mudo si quieres que Dios haga lo que tiene que hacer, Dios lo prometió, Dios lo hará... Pero depende de ti. Cómo será, no importa, será, o cómo va a ser, no elucubres, será...
¿Qué nos pasa que cuando Dios nos habla algo grande nos desesperamos?

Yo aprendí con dolor, porque es muy difícil que uno aprenda sin dolor, que debía dejarme de preocuparme para caminar, porque a veces estoy tan preocupado en cómo me saldrá el paso que va a llegar un momento en que me vaya de boca... Camina, Dios dirá cómo, pero tienes algo adentro que dices: sí Señor.
Yo creo que Zacarías lo recibió por dos motivos:

* Porque Elizabeth le creyó a Dios a viento y marea.

* Porque había un plan universal y Juan tenía que venir, como fuera.

Por casualidad, por una borrachera o como fuera, pero Juan tenía que venir, porque si no, Jesús no podía llegar. Pero el ángel se le enoja feo, le dice “Yo soy Gabriel”. Se imagina, si Gabriel se le aparece en la puerta de la casa, no es que vengo yo y me ve de traje gris, yo me imagino que debe tener una grandeza, que cómo Zacarías le va a decir: ¿cómo va a ser eso?
Cómo le va a decir a semejante visión angelical, cómo va a ser esto... Cállate la boca, es Gabriel, es el más grande de los grandes al lado del Señor, y le dice: soy viejo, no funciono, o sea que no le cree ni a Dios que lo puede hacer funcionar.
Lo recibió pero no cubrió las expectativas de Dios.


2) Las que alcanzan las expectativas de Dios

“Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas
que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.

Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó
que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive.
Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle,
y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor.
Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús
le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.”
Juan 4:43-53


¿Por qué es extraordinario este pasaje?
Todos nosotros cuando queremos ver a Dios obrar, tenemos una idea de cómo lo va a hacer, así es, es que Dios lo va a hacer así, estoy ayunando y orando tres días para que sea así... Será que le torcemos el brazo a Dios, entonces el hombre dijo, Señor ve ahora, es ahora, desciende pronto y Jesús le dice eso de si no ven señales... El hombre ni escucha y dice por favor ven pronto, el hombre trae una expectativa y Jesús le dice:
Jesús te dice: cambio tu expectativa.
...Tú ¿qué quieres? Que vengas a casa, que me sanes al hijo.
No, solamente voy a decir la palabra y si la crees sucederá. El hombre tiene dos opciones:

* Se queda insistiéndole en que vaya a su casa, lo cual Jesús no iba a hacer porque ya había lanzado la palabra y una vez que Jesús lanza la palabra no va a ningún lado más, porque ya habló, es decir, seguía insistiendo.

* Creía y decía: Ok, me es difícil pero creo; el hombre se calló, bendito sea.

A veces callar es lo mejor que se puede hacer, y dijo estoy de acuerdo, llegó a casa y se encontró con el hijo sano.
¿A qué hora? Quiero saberlo, yo quiero saber si eso es por la fe, yo quiero saber si fue cuando yo creí.
Ese hombre, no judío, no del pueblo, alcanzó lo que Dios esperaba de él. Sencillo pero lo alcanzó. Ahora si es un evangélico que viene a la campaña de sanidad, ¿quién lo para hasta que no pone la cabeza debajo de la mano del evangelista?
Dios tiene que hablar de tu problema personal para que eso suceda, si hubiese sido un evangélico común de los que somos nosotros, hasta que no ocurre o me pone la mano, así recién va a suceder.
En la palabra que usted recibe, hay infinidad de cosas que estando en el ámbito del espíritu usted tiene que tomarlas, en el Espíritu usted tiene que alargar su mano para tomarlas, porque en la Palabra hay profecías sin profetizar, pero tiene que leer entre líneas, quiere decir que este hombre, alcanzó lo que Dios esperaba.


3) Las que superan las expectativas de Dios.


Pero me llamó la atención algo que hasta ahora adentro de mí cambió.
Dios me dio una serie de profecías y yo estaba trabajando para que se cumplieran y un día Dios me tiró todo abajo, un día Dios me dice: ¿Qué estás esperando? Bueno, estoy trabajando para que se cumplan... ¿está mal? No, eso es todo, y ¿por qué no superas lo que te dije?
¿Cómo? ¿Por qué no superas lo que te dije?
¿Cómo es esto? Yo no encuentro eso en ningún lado, y Dios me dijo, te lo muestro.
Desde ese día, hace más de un año, hay una revolución dentro de mí.
Porque me doy cuenta que si solo alcanzo las profecías, no llegué a ningún lado. Eso me cambió todo.
Señor, las profecías que tengo son enormes, no llegaste, me dijo el Señor:
Usted conoce este pasaje, pero como se lo voy a mostrar no, porque yo lo vi solamente porque el Espíritu me lo mostró, sino estaría tan ciego como antes:

“Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa,
paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno
de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Porque también yo soy hombre bajo autoridad,
y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va;
y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían:
De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente,
y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera;
allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión:
Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
Mateo 8:5-13

Este pasaje lo conoces bien, pero te voy a mostrar algo que no conoces. Porque Dios hace preguntas nunca fáciles y me dijo un día:

¿Te parece bien cambiarme mis planes?
Nunca jamás tal cosa suceda Señor. ¡Me ceñiré a tu plan!

Está mal.¡Si tú tienes un plan y yo me ciño a tu plan! ¿Por qué estoy mal?
Andas mal, si quieres superar mis expectativas, andas mal.

En Mateo 8 ¿Qué le dije al centurión? Yo iré y le sanaré. Ése era mi plan. Pero cuando yo doy la última palabra, si tú eres sabio puedes tener la última palabra, ¿qué yo voy a tener una palabra después de Dios?
Sí, esto mi mente no lo aguanta, no me lo enseñaron así.

Si, tú puedes hablar así, hablas sabiamente.
Zacarías habló después de mí, después que hablé a través del ángel, Zacarías habló. ¿Sí o no?

Tienes razón, pero habló mal y le fue mal.

El centurión habló después de mí, es más, es un irrespetuoso que cambió el plan, pero lo que dijo, que solo diga la palabra porque el criado iba a ser sanado por la palabra...
Ese centurión que no era de mi pueblo, me cambio el plan y lo recibí; y es una de las pocas veces que aparece una palabra “me maravilló”.
¿Sabes por qué me maravilló? Porque ese hombre sin estructura teológica, sin tanta armadura de Saúl que no lo deja movilizar, tuvo adentro una esencia de fe que dijo Señor para qué perder el tiempo, no hace falta, yo soy un pequeño oficial de cien soldados y no hay nadie que se me resista a una orden... El Rey del universo, para qué tiene que venir a la casa de éste, Señor con gusto te recibo, pero es un desgaste el tuyo, solamente di la palabra, si tú la dices, va a suceder.
Lo más grande de esto es que Jesús une la declaración de este hombre con el reino.
La declaración de Zacarías es una declaración de religión, pero la declaración del Centurión es una declaración de reino, con una mentalidad de reino, con un lenguaje de reino, con una visión de reino.
¡No hace falta! Por eso Jesús dice: muchos que legalmente tendrían que estar sentándose con Abraham e Isaac, no se van a poder sentar, porque a la hora de hablar y de actuar no funcionan, pero este hombre, desde ahora lo digo, se sienta con Abraham e Isaac y Jacob a la mesa.
¿Superó o no lo que Dios esperaba de él?
Hay mucho más, pero hay otros que también superaron.
Josué es un hombre de pocas palabras y mucha acción; me llama la atención algo de Josué, Dios le hace una promesa a Josué:

“Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos;
porque yo los he entregado en tu mano,
y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.”
Josué 10:8

¿Ésa es la promesa? Ninguno de los enemigos que hoy te están persiguiendo, que prevalezca.
La historia dice que llega la noche y no se puede pelear; la Biblia informa que Dios ayudó a Josué porque mandó un granizo que mató más que la espada y también nos informa que algunos enemigos quedaron, pero Dios le había dicho a Josué, “ninguno” y ninguno es ninguno.
Ahora bien, ¿cuántas guerras tuvo Israel y qué diferencia tenía ésta de otras? Ninguna, era una guerra. En realidad, la promesa de ganar, Dios le había dado a Moisés, a David y a muchos le dio esta misma promesa; y cuando leemos el pasaje decimos no hay mucha diferencia entre éste y cualquier otra guerra de Israel; sin embargo, hay una diferencia, pero lo que llama la atención es que la diferencia no la hace Dios, y éste es el punto hoy.

La diferencia no la hace Dios.
Porque cuando ya la gente ve que viene la noche y que no pueden perseguir al enemigo y Josué sabe que todavía quedaron enemigos, tiene un conflicto: “o la noche, o la promesa”.
Naturalmente, si no hay luz y llegó la noche y se le escaparon cinco gatos de la promesa, los corre. En verdad no, son solo cinco; Dios dijo “ninguno” y ahí entra el razonamiento natural “¡Habrá querido decir!” ¡Ninguno y cinco es casi lo mismo! ¿NO?
Pero Josué no es de esos, porque en ése hay “espíritu” y sabía que su visión era “yo le voy a entregar al pueblo la tierra”, “vivo para eso”, “yo tengo que repartir a este pueblo la tierra y la tiene que tomar por herencia”...

“Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová
entregó al amorreo delante de los hijos de Israel,
y dijo en presencia de los israelitas:

Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón.
Y el sol se detuvo y la luna se paró,
hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.
¿No está escrito esto en el libro de Jaser?
Y el sol se paró en medio del cielo,
y no se apresuró a ponerse casi un día entero.
Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él,
habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre;
porque Jehová peleaba por Israel.
Josué 10:12-14

¿Cuántos reyes de Israel, que tuvieron promesas detuvieron el sol y la luna para alcanzarla?
Usted diría, ¿parar el sol y la luna tendría que ser por algo más importante?
Parar el sol y la luna porque quedaron algunos enemigos que se me escaparon, es como demasiado...
“Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él”...
Pero no dice que no lo puede haber, dice que no hubo, lo cual quiere decir que la importancia de un hecho la determina tu fe.

La importancia que tiene una conquista la determina tu fe.

No la determina ni siquiera la promesa, la determina tu actitud.
Un día Dios me dijo una profecía y no la entendí hasta que entendí esto: “Por ti, por las promesas que te hice, he cambiado tiempos y edades, y no lo entendí.”
¿Sabe que está diciendo Dios?¡Por torpe, te estoy esperando! No me llena de orgullo, pero eso dijo.
He movido tiempos y edades para que te muevas a todo lo que te dije y que pares lo que sea necesario para llegar a lo que debes llegar, porque acostumbrado a lo que me enseñaron yo le pido a Dios que Él con su poder haga el asunto y Él dice —no, tú no entiendes, yo ya te di el poder—.
La clave no soy yo, eres tú.
Josué y el Centurión “superaron las expectativas de Dios”
¿En qué lista estás?

Es importante que hoy lo determines, porque si no sabes en cuál estás, no vas a avanzar, y no me digas que superas las expectativas.
Nosotros creemos que lo superamos y estamos todos los días mirando la pequeñez que somos y miramos la grandeza del Cristo que nos habita.
¡Mira la grandeza del Cristo que te habita! ¡Actúa desde Él! ¡Habla desde Él! ¡Muévete desde Él!
Identifica en esta noche en qué lugar estás parado y no te detengas hasta ser del ejército y del remanente que trabaja por superar lo que Dios espera de ti.


Señor, por mi parte no quiero detenerme, no quiero conformarme ni siquiera alcanzando lo que me hablaste, no quiero tener un espíritu de conformismo, quiero superar lo que me hablaste porque es posible en el Nombre de Jesús, tú te alegras cuando en nuestros corazones y en nuestras bocas hallas una palabra de fe que te maravilla y te sorprende.
Nunca te has enojado con un hombre o una mujer de fe, pero si te has enojado con los incrédulos.

Padre, en el Nombre de Jesús, la unción de tu Espíritu está rompiendo toda clase de yugos, puedo sentir el ruido de cosas que se parten en el espíritu pudriendo yugos, que no estemos tratando nosotros de reparar yugos que tú ya has roto, queremos estar bajo tu yugo porque es precioso y es bien ligera tu carga.

Te alabamos Señor... Declaramos que una gracia poderosa de entendimiento y revelación, surca la mente y el espíritu de tu pueblo para que alcancen lo que tú les estás hablando.

Gracias Padre... Gracias Padre, te bendecimos, te adoramos y te glorificamos, reconocemos este día tu grandeza, reconozco que está operando, gracias Señor por tu Espíritu, bendecimos tu Nombre, Gracias...
En el Poderoso Nombre de Jesús te alaba y te bendice mi alma...




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