en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Cipolla)
Una vez más tenemos el privilegio de entrar a la Palabra de Dios, de profundizar en la Palabra, y como decía el salmista, tu palabra es más dulce que la miel... y es cierto cuando profundizamos en la Palabra de Dios. Aunque a veces haya verdades difíciles de digerir, pero siempre que nos alineamos a lo que el Señor dice y a su Palabra, realmente tenemos una vida próspera en todo el sentido de la palabra.
Estamos hoy introduciéndonos a la parte dos de "Secretos para que el mundo crea", y vamos a hacer un poco un recordatorio de lo que vimos en la primera parte y en el video uno de esta serie de enseñanzas.
Pudimos analizar en primer lugar, la relación que existe entre la autoridad y la fe. Comprobamos que para que la fe pueda ser desarrollada en mayor potencia, se requiere que día a día vayamos creciendo en una revelación de la autoridad, no de la autoridad del Señor, sino de la autoridad del Señor en nosotros, es decir, lo que tenemos de Dios dentro de nosotros nos tiene que ser revelado.
Cuando uno lee en la Escritura que el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos nos habita, uno siempre dice, Señor sabemos que ésa es una verdad, pero no queremos un conocimiento de la verdad, ¿qué queremos siempre? Una experiencia de la verdad. Si ese poder está en nosotros, a medida que nos vaya siendo revelado, entonces ese poder de resurrección, se va a manifestar en cualquier cosa que hagamos. Por eso, ese fue el primer principio que nosotros vimos.
Pero nos dimos cuenta que aunque eso es muy importante, hay un ingrediente que es absolutamente fundamental y que lo resumimos en esta frase que dice así:
El ingrediente fundamental para desarrollar la fe es el amor,
porque la fe se basa en el amor para ser activada.
Fue parte de lo que vimos en la primera parte de esta enseñanza.
También observamos algo más, un principio enseñado por Jesús cuando tomó de ejemplo a los fariseos y a los judíos, y en esta frase lo resumimos de esta forma:
La falta de amor de Dios manifestado, se origina en la falta de amor a Dios.
Quiere decir entonces, que siempre que nosotros sintamos que realmente la manifestación del amor de Dios a través de nosotros no es la adecuada, nosotros tenemos que decir, Señor, ¿qué nos pasa en ese amor que pusiste en nosotros para amarte a ti? Queremos arreglar este asunto desde las raíces, no desde las ramas, sino realmente desde la verdadera causa y no tratar solamente con los efectos.
Pero vimos algo glorioso que en el Antiguo Testamento no podía tener la gente del tiempo, aún los que caminaron con Jesús, porque esto ocurrió después de su muerte, resurrección y ascensión, y como decía Romanos 5: 5 que la esperanza que Él nos ha dado no nos defrauda, ¿por qué? Porque Dios derramó, como bien dijo Daniel, como un río que fluye todo el tiempo, derramó su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo.
Cabe destacar algo en este versículo que hasta ahora no lo vimos, y es que la palabra aquí traducida amor, es la palabra griega ágape y ésta es una palabra muy importante. ¿Por qué? Porque describe la manera en que Dios nos ama.
Ágape significa que cuando Dios nos amó y nos ama, lo hace de manera incondicional, no sólo a nosotros, al mundo entero, nos ama de manera incondicional, por eso, esto tiene relación cuando dice que el Señor quiere que todos los hombres sean salvos.
Quiere decir que este es un amor que se ofrece de manera voluntaria, se entrega de manera voluntaria y requiere un sacrificio, es un amor sacrificial.
Justamente para entender un poco más este significado poderoso de la palabra ágape, voy a dar lectura a unas palabras de una persona muy estudiada en las Escritura llamado William Barclay, él escribió algo de su comentario del Nuevo Testamento que dice de la siguiente manera:
El amor ágape: “No es una mera emoción que se desata espontáneamente en nuestros corazones, sino un principio por el cual vivimos deliberadamente.
Este amor cristiano no es una simple experiencia emocional que nos venga espontáneamente; es un principio deliberado de la mente, una conquista deliberada, una proeza de la voluntad.”
Tomado del libro Palabras Griegas del Nuevo Testamento de William Barclay)
Excelente resumen y descripción de lo que significa en realidad el amor ágape.
Esta palabra es una palabra a la que realmente el cristianismo le dio relevancia, porque en el tiempo de los manuscritos griegos de la época de Jesús, no se utilizaba mucho la palabra ágape, quienes levantaron realmente y resaltaron esta concepción de amor sacrificial, incondicional y entrega del amor ágape, fue a través del Señor Jesucristo y de la Iglesia.
Ahora, una de las cosas que dice esta descripción es que, es una forma deliberada de vivir mentalmente.
A nosotros y sobre todo a los latinos, nos cuesta mucho entender el concepto de amor con la mente, sin embargo, cuando Jesús hizo referencia al primer mandamiento que vimos antes, se refirió a amar con la mente.
Claro, nosotros en nuestra cultura latina, para nosotros el amor, si vamos a reflejar amor, ¿cómo lo vamos a reflejar? Con expresiones, abrazos, besos, caricias, expresiones afectivas. Para nosotros el amor está muy ligado a todo lo que está con el área sentimental, ¿por qué nos pasa eso? Porque solemos percibir que la mente es muy fría o es muy analítica, es decir, como si Dios no nos hubiera dado la mente para amar.
Pero entonces la pregunta es, ¿por qué entonces Jesucristo cuando habló, habló de amar al Señor con todo su ser, agregó con toda su mente? Porque cuando Jesús agregó con toda su mente, está pensando en la palabra ágape. ¿En qué está pensando? En un amor incondicional, en una entrega deliberada de la voluntad, y eso que la voluntad decide amar incondicionalmente, solamente se puede hacer con la mente.
Por eso es tan importante, no sólo entender el área sentimental del amor, sino por sobre todas las cosas, el área realmente de que cuando amamos a Dios con toda la mente, entonces nosotros vamos a tomar siempre decisiones por el Señor, decisiones tan tremendas donde no vamos a estar un día arriba y un día abajo, es decir, un día Señor te amo, te amo, pero al otro día estoy cayendo de nuevo, entonces, parece que no lo amo. Eso es porque entendemos el amor sólo en la parte, llamemos así, de las entrañas, de las vísceras, de las emociones. No, el amor es también algo poderosamente firme y fuerte cuando lo hacemos con la mente tomando decisiones deliberadas, voluntarias y sacrificiales por entregar este amor ágape en el cual vamos a seguir entrando más profundamente.
(Hernán Cipolla)
Y sí, vamos a profundizar un poquito más acerca de amar con la mente, porque precisamente creo que es algo que el Señor nos tiene que revelar, porque de acuerdo a eso va a ser nuestra actitud y nuestra respuesta al Señor.
Hablábamos en la enseñanza anterior, acerca de amar a Dios y la relación que tiene con la obediencia, porque Jesús dijo que amar a Dios realmente era obedecerlo, y no se puede obedecer con un abrazo, es verdad, no se puede obedecer dando un beso, no, hay que obedecer tomando una decisión con nuestra mente y con nuestra voluntad.
Entonces, vamos a leer un versículo en Proverbios capítulo 27, versículo 19 y dice así:
“Así como las caras se reflejan en el agua,
así también los hombres se reflejan en su mente.”
Proverbios 27:19 / DHH
Es muy particular lo que dice este versículo, ¿por qué? Porque en realidad nos está mostrando que todo lo que una persona es, está determinado por su mente. De la manera en que tú y yo pensamos así siempre vamos a actuar, así vamos a decidir, así vamos a tener una conducta y así aún nos vamos a relacionar, porque todo parte de nuestra manera de pensar.
Por eso, como dice el versículo, los pensamientos son el reflejo exacto de la persona, así como cuando nos miramos el rostro en el agua, nos acercamos a un río y vemos reflejado el rostro en el agua, de la misma manera los pensamientos reflejan exactamente como somos.
Ahora, ¿qué hay que entender de la mente? Algo que seguramente lo sabemos pero es bueno repasarlo.
Hay dos áreas básicas de desarrollo y expresión que tiene la mente, por un lado está el área de las capacidades intelectuales, y esta área incluye el pensamiento, la conciencia, la percepción y la memoria.
¿Cuál es la otra área importante? Es el área de la voluntad, el área de la voluntad pone de manifiesto nuestros deseos, nuestros designios, nuestros propósitos como personas.
Entonces quiere decir, que si tomamos estos conceptos como básicos, amar a Dios con la mente, ¿qué significará? Es un acto deliberado de una persona que transforma el pensamiento en una decisión de su voluntad. Es decir, no es amar a Dios porque siento algo por Él, es amar a Dios porque he comprendido que la mejor decisión para mi vida es amarlo y vivir amándolo.
Por eso, ese pensamiento que está en mí, lo llevo a la acción a través de una voluntad definida que determina amar al Dios.
Por lo tanto, una persona con esas características nunca va a vivir fluctuando o nadando en la corriente de sus sentimientos, de la emociones, de lo que le está pasando en el momento de la situación concreta, porque ha decidido que todo su ser, cada átomo, cada parte minúscula de su ser, ame al Señor.
Cuando alguien vive de esta manera, entonces su determinación se hace notable también a los demás y al hacerse notable, otra vez vemos el reflejo del rostro en el agua.
Es decir, otros ahora pueden mirar al vernos a nosotros, lo que significa que una persona ame verdaderamente a Dios.
Ahora, ¿qué ejemplos podríamos poner? Hay algunas frases que queremos leer que nos van a dar una idea de la decisión y la determinación de una persona que ha decidido amar a Dios, por ejemplo:
Cuando enfrenta circunstancias adversas, no duda de que el Señor está a su lado.
Cuando no entiende las pruebas que está experimentando, no dudad de la integridad y fidelidad del Señor.
Cuando las cosas no salen como las espera o como las promete la misma Palabra, no piensa que Dios le ha fallado.
Cuando los recursos son escasos y el dolor y la enfermedad llegan, no se debilita en la fe, sino que se fortalece en fe porque sabe que el Señor le sostendrá y librará.
Cuando el temor ataca su vida para destruirla, el amor de Dios le protege del temor.
Quiere decir, que cuando vuelvan a ver el video y cuando vuelvan a ver estas frases, vuelvan a analizar, en qué grado estamos verdaderamente amando a Dios. Porque estas frases son muy gráficas.
Cuando vienen las circunstancias, cuando hay problemas, cuando las situaciones están difíciles, ¿Qué pensamos acerca de Dios? ¿Cómo nos sentimos con respecto a lo que Él es y a lo que Él nos ha hablado? ¿Qué pasa en cuanto a nuestra seguridad? ¿Qué pasa con la fe que está en nosotros?
Si somos personas que ninguna circunstancia, por más difícil, nos puede mover de nuestro lugar y de nuestra fortaleza que está en Cristo, quiere decir que vamos por buen camino y somos personas que hemos entendido el amor como debe ser entendido según Dios.
(Daniel Dardano)
... El amor puesto a prueba y nosotros puestos a prueba en el amor, así es.
Quien habló bastante del amor es el apóstol Juan, y precisamente vamos a leer algo más que él escribió, dice así:
“En el amor no hay temor,
sino que el perfecto amor echa fuera el temor;
porque el temor lleva en sí castigo.
De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
1 Juan 4:18 / RVR1960
El apóstol Juan escribió estas palabras en el contexto del juicio del tribunal de Cristo que ocurrirá un día, si vamos un versículo más arriba, el diecisiete que no lo voy a leer, precisamente habla de ese juicio, pero está hablando del tribunal de Cristo, no vamos a extendernos en esto porque no es nuestro tema, solamente voy a dar los pasajes por si alguno le interesa, 1 Corintios 3:13-15; 1 Corintios 4: 5 y 2 Timoteo 4:8.
Ahora bien, a través de esta declaración el apóstol enseña por el Espíritu, que aquellos que aman a Dios por ese amor perfecto que Él nos ha dado, no tienen que tener temor al castigo. Y yo sé que cuando escuchamos esta palabra castigo tenemos una imagen muy distorsionada de cuando Dios interviene en nuestra vida. Nosotros debemos entender que cuando Dios hace algo de este tipo es para corregirnos y restaurarnos y llevarnos a un nivel más alto para comprender su amor.
Generalmente, ¿qué es lo que entendemos cuando escuchamos castigo y tenemos temor? Dios me está reprobando, Dios no me ve bien, Dios, bueno ni siquiera puedo acercarme a Él, Dios me está reprobando; y entonces ese es el temor que viene, porque parece ser que no somos dignos del amor de Dios.
Creo que una de las cosas fundamentales que hoy debemos rescatar, es que cuando Dios viene con corrección a nuestra vida no nos está reprobando, la culpa y todo ese tipo de sentimientos nada tiene que ver con lo que Dios quiere hacer en nuestra vida cuando nos corrige, que es llevarnos a más, y precisamente el temor al castigo hace eso.
El apóstol Juan habló de el que está siendo perfeccionado en el amor, ah, aquí tenemos que reflexionar sobre algo.
El amor de Dios que nosotros tenemos es perfecto, eso nadie lo duda, pero en nosotros tiene que ir siendo perfeccionado, ¿qué significa esto? Es un proceso donde vamos paso a paso en la medida en que conocemos al Señor creciendo y madurando, para que la plenitud de ese amor lo experimentemos nosotros para luego transmitirlo a otros. Nos damos cuenta entonces, que cuando crecemos y somos perfeccionados en el amor, todo tipo de temor al castigo desaparece, porque Dios quiere hacer una obra en nosotros.
Cuando nosotros sabemos que el amor de Dios está pleno en nosotros, entonces estamos habilitados para amar a otros por ese mismo amor.
La triste realidad es que hoy en día muchos cristianos están todavía sometidos a ese temor al castigo que no tiene que existir, ¿por qué? Tienen que empezar a caminar en la guía del Espíritu Santo, en el poder del Espíritu Santo, para poder experimentar la plenitud de ese perfecto amor de Dios.
(Daniel Cipolla)
Mientras hablabas de esto, Daniel, me puse a pensar cuando nosotros leemos las Escrituras, porque me doy cuenta que aunque la leamos enteras desde el Antiguo Testamento y todo, pero sobre todo cuando leemos el Nuevo Testamento, obviamente que nosotros nos llenamos de emoción cuando uno puede leer los milagros de Jesús, uno lee las cosas tremendas que pasaban en la Iglesia, pero yo me doy cuenta que cuando hablamos por ejemplo del apóstol Juan, sea en el evangelio o sea en las tres cartas, el tema central de él fue el amor. Y a veces es como que este asunto estuvo un poco velado, es como una cortina que pareciera que nos separara toda esa grandeza de la Iglesia de Jesucristo y los apóstoles con el amor, y como que Juan, por el Espíritu, trata como de correr una cortina y decirnos, escuchen, si ustedes quieren volver a aquello que hemos experimentado pero vivirlo en una dimensión mayor, ustedes tienen que entender que esto va de la mano, esto va junto, y que si ustedes no entienden lo que el Espíritu está revelando a través de mis cartas, no podemos llegar a ese nivel, aunque lo leamos, aunque nos gocemos y lloremos diciendo, Señor qué tremendo es esto.
Por eso, es tan importante lo que estamos hablando, ahora que hablabas de la perfección en el amor de Dios, que es lo que vamos a profundizar un poquito más.
Vamos a leer un pasaje en 1 Juan 4, versículo 16, dice así:
“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama.
Dios es amor. El que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él.”
1 Juan 4:16 / NVI
¡Qué hermosa frase! Qué hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Es imposible crecer en fe, crecer en autoridad, crecer en identidad, crecer en todo en la vida, si no sabemos esto, que Dios nos ama, nos ama profundamente.
Pero dice algo más aquí, Juan está diciendo que permanecer en el amor de Dios no es algo que hacemos esporádicamente, no. Es un estilo de vida, y ese estilo de vida trae como resultado, que nosotros permanezcamos en Dios, y también que Dios permanezca en nosotros.
Siendo así, la pregunta es, ¿cuál es la manera en que somos perfeccionados en el amor?
La misma Palabra nos va a dar la respuesta y está en 1 Juan, capítulo 4, versículo 12, que dice de la siguiente manera:
“Nadie ha visto jamás a Dios.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros,
y su amor se ha perfeccionado en nosotros.”
1 Juan 4:12 / RVR 1960
Fíjese lo que está ocurriendo aquí, cuando leemos el versículo 18 de 1 de Juan, dice que los creyentes necesitamos ser perfeccionados en el amor, pero en este versículo que acabamos de leer dice, pareciera lo contrario, dice que el amor es el que se debe perfeccionar en nosotros.
A ver, ¿esto es una contradicción del apóstol, el apóstol estaba enseñando sobre las mismas cosas o estaba enseñando dos cosas diferentes? Es obvio, que en la Palabra de Dios no hay contradicción, podríamos decir que Juan se dedicó por un ratito a armar un trabalenguas, ¿no? Porque es como si dijera, somos perfeccionados en el amor cuando el amor se perfecciona en nosotros. A ver Juan, ponte de acuerdo, ¿cómo que somos perfeccionados en el amor cuando el amor se perfecciona en nosotros? No, lo que está diciendo Juan tiene todo el sentido espiritual.
Para entender esta frase, ¿qué es lo que debemos que recordar?
En primer lugar, tenemos que entender lo que significa perfeccionar.
Perfeccionar, aquí significa que alguien o que algo está completo, está pleno o que ha llegado a su madurez, entonces, ¿qué es lo que está diciendo el apóstol Juan por el Espíritu? Que el amor llega a perfeccionarse en nosotros, ¿cuándo? Cuando lo expresamos plenamente en nuestras vidas y a través de nuestras vidas.
Escuche hermano, no hay otro camino, no hay no existe otro camino para ser perfeccionado en el amor, la manera es, que el amor de Dios en nosotros alcance plenitud, alcance madurez y entonces, manifestemos la plenitud y la madurez del amor de Dios en la manera en que nos dirigimos hacia los demás y amamos a los demás.
Por eso, Juan enseñó que el amor se perfeccionó, porque dice así: se ha perfeccionado, es decir, ha llegado a su totalidad, a estar completo en forma total, ¿cuándo? Cuando los unos a los otros, dentro del cuerpo de Cristo, nos amamos plenamente con ese amor perfecto de Dios.
La pregunta es, si nos amamos con ese amor perfecto, ¿puede haber mentira en el cuerpo de Cristo?
Por eso el apóstol decía, no se mientan unos a otros, no se mientan, es como decir, si ustedes realmente entienden el amor de Dios, si lo están practicando, si están permitiendo que ese amor los perfeccione, una de las cosas que es inexistente en ese amor, por ejemplo, es la mentira.
Cuando lo amamos plenamente de esa manera, entonces el amor se ha perfeccionado en nosotros, es amarnos así, lo que a nosotros nos permite estar perfeccionados en el amor.
Creo que estamos siendo claros, no hay ninguna contradicción, somos perfeccionados en el amor y el amor de Dios también se perfecciona en nosotros cuando amamos plenamente y llevamos al desarrollo total ese amor de Dios en nuestras vidas.
Pero también es interesante ver que Juan utilizó una figura bien gráfica para enseñar sobre el amor de Dios en la Iglesia, porque él expresó esto, que a Dios nadie lo ha visto jamás, nosotros sabemos por la Biblia que la imagen visible del Dios invisible, ¿quién es? Jesucristo, pero una vez que Jesucristo se fue, ahora no podemos ver, físicamente hablando, a Dios, y es verdad.
Juan dice, nadie lo vio jamás, pero inmediatamente mire lo que agrega, que el amarnos los unos a los otros, escuche, es la manera, la única manera en el que el Dios invisible se hace visible.
A ver, escuche hermano, ¿qué es lo que necesita el mundo, más doctrina sobre el evangelio? ¿Saber más que Jesucristo salva? ¿Saber más que Jesucristo sana? ¿Saber algo más de las doctrinas del evangelio? Usted le pregunta a la mayoría de la gente de los países evangelizados, que son muchos, y estas doctrinas se conocen, ¿qué necesita ver la gente en la Iglesia, en primer lugar? Este amor de Dios, ¿sabe una cosa? Ante este amor de Dios no hay témpano de hielo que pueda quedar intacto, tiene que ser derretido.
Por eso Juan dice, la gente necesita ver a Dios.
¿Saben cómo lo va a ver, Iglesia? La gente lo va a ver a Dios si ustedes se aman de la manera perfecta y dejan que el amor de Dios los llene de tal manera que ustedes amen a sus hermanos con ese mismo amor. Por eso, es tan importante lo que estamos analizando en estos secretos, realmente para que el mundo crea.
(Hernán Cipolla)
Y obviamente, el profundizar acerca del amor, primero que nos entusiasma, porque creo que pocas veces nos dedicamos a analizar y a mirar el amor como Dios lo ve, a profundizar en el amor.
(Daniel Dardano)
Es que ahora que estamos hablando de todo esto, ¿sabes qué pienso? Hemos sido injustos, porque creemos que ya sabemos todo del amor, y para qué me van a volver a hablar del amor si ya lo sé, y nos parece que ya lo sabemos y hace años de esto, cuando realmente no sabemos porque no hemos profundizado.
Entonces, qué bueno que esta serie la estamos compartiendo porque va abrir nuestros ojos para disfrutar ese amor y para entregarlo como Dios quiere.
(Hernán Cipolla)
Correcto, porque ése es el objetivo al fin y al cabo, pero el profundizar, el meternos más profundamente en todo esto, nos permite comprender algo, que también el apóstol Juan escribió, escribió algo muy corto pero muy contundente. 1 Juan capítulo 4 y versículo 8 dice de esta manera:
“El que no ama no conoce a Dios,
porque Dios es amor”.
1 Juan 4:8 / NVI
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor...
¿Qué podemos ver con esta declaración? Que sólo conocen a Dios quienes aman a otros con el amor de Dios. En definitiva, nada tiene que ver esto con el amor humano, con la forma humana de expresar el amor, con esa parte sentimental que nosotros utilizamos para amar, sino que realmente el amor que se necesita ver en el mundo, es el amor de Dios. Y todos sabemos que Dios ha mostrado su amor al enviar a Jesucristo, pero la realidad es que la gente tiene que verlo palpable a través de la Iglesia, y el mismo apóstol Juan, por inspiración del Espíritu, escribió que sólo conocen a Dios aquellos que aman a los demás con el mismo amor de Dios.
A veces, podemos preguntarnos y creo que sí ha surgido la pregunta, por lo menos en nuestro interior, si nos falta amor. A veces, nos miramos a nosotros o miramos a otros hermanos y cuestionamos si ése es el verdadero amor del que Dios está hablando aquí.b
Oviamente que lo primero que tenemos que decir es que, amor no nos falta, porque hay una realidad que ya la analizamos en la enseñanza anterior, y es que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Lo primero que tenemos que quitar de nuestra mente es la idea de que falta amor, creo que en realidad lo que sí tenemos que enfocarnos, es de lo que está pasando con nuestras vidas a la hora de expresar y manifestar ese amor.
(Daniel Cipolla)
Perdón, es que estás diciendo algo tan interesante en este sentido, porque eso que acabas de decir se une a la perfección del amor. Voy a poner un ejemplo muy básico de un niño, un niño no hace sus necesidades al principio, eso requiere un pañal, pero van pasando los años, y entonces el niño va aprendiendo hasta que él va al baño como corresponde. Lo voy a decir para que sea gráfico, si no nos perfeccionamos en el amor, es como tener veinte años y todavía hacernos encima.
O sea, es grave lo que estoy diciendo pero es exactamente lo que estás diciendo, es decir, vamos a decir nos falta amor, pero si el problema no es que nos falta amor, no nos falta amor, pero a medida que el Señor como papá nos está entrenando para que hagamos las cosas como las debemos hacer, yo estoy de vago, mejor que me cambien el pañal, yo no, es que yo tengo muchas debilidades, es que yo siempre fui así, es que es mi carácter, es que es mi temperamento, es que ya todos me conocen.
Entonces, resulta que yo sigo en la misma cosa, pero ya estoy en una edad donde eso está fuera de lugar. Está exactamente de acuerdo con lo que nos estás diciendo, es decir, lo que nos está faltando es permitirle a Dios que destruya tanto eso que somos y le levantamos tanto a la manera de ser, como somos, para que Dios introduzca lo de Él y seamos perfeccionados en el amor, así es.
(Hernán Cipolla)
Por otra parte, decir que nos falta amor sería muy simplista, ¿por qué? Porque es una manera muy sutil de decir, Dios tiene la culpa, hay algo que Dios no hizo, claro alguien tiene la culpa. Y la Palabra es muy clara y por eso lo venimos hablando desde esa base, desde la primera enseñanza, que Dios ha derramado su amor.
Por eso, realmente, cuando las cosas espirituales están fallando en nuestra vida, es obvio que algo está fallando en nosotros. Jamás en Dios, porque Dios ha provisto todo.
¿Qué es lo que realmente nos pasa? ¿Qué tenemos de problema la cristiandad?
Y hay un problema, creo yo que es el central, es básicamente el que se ha ido acrecentando en el tiempo y vemos que en la medida que permitimos que la manera de vivir del mundo se entrometa en la vida de la Iglesia, entonces vivimos como el resto de la gente, pero con el título de cristianos.
¿Por qué digo esto? Porque también lo mencionábamos en la enseñanza anterior, podemos decir que somos cristianos porque aparentemente según la Biblia lo somos, porque teológicamente podríamos explicar que somos cristianos porque nos hemos entregado a Cristo, sabemos perfectamente bien el evangelio, entendemos el sacrificio del Señor por nuestras vidas, etcétera, etcétera.
Pero lo que determina si verdad estamos manifestando el amor de Dios, es nuestra forma de vida de todos los días. ¿Cómo solemos vivir? Muy alejados de la manera de vivir que tuvo Cristo Jesús.
¿Qué quiero decir con esto? Pensemos como vivió Cristo, con un objetivo en mente, que había venido al mundo para entregarse a nuestro favor, es decir, Él hizo en la Tierra todo lo que tenía que hacer, bendijo a toda persona que pudo bendecir, pero Él tenía muy claro que estaba en el mundo para sacrificarse y entregarse completamente por nuestro beneficio. Entonces, ¿qué nos ocurre a los que hoy nos llamamos cristianos? Vivimos vidas centradas en nosotros mismos, vivimos nuestros matrimonios como lo más importante que tenemos que expresar, aún con la excusa de que el matrimonio o por ejemplo la familia, es el primer ministerio que Dios nos dejó, pero eso lo usamos como excusa para no entregarnos por amor y con el amor de Dios, por el resto de la gente. Nos ocupamos y preocupamos por nuestras economías, siempre estamos enfocados en recibir alguna bendición más que me hace falta o que todavía no he recibido.
Quiere decir, que podemos llamarnos cristianos, pero nuestra forma de vida es anti cristiana, porque vivimos para nosotros mismos en vez de vivir, como el Espíritu Santo nos enseña, por el bien y a favor de los demás.
Ahora, ser discípulos de Cristo significa literalmente, entregarnos como Él se entregó hasta llegar al punto culminante, si fuera necesario, de dar nuestra vida por amor a Dios y por amor, específicamente, a nuestros hermanos. Y esto es algo que más adelante también seguiremos profundizando.
Al vivir así, ¿a usted qué le parece que va a ocurrir? Lo que va a ocurrir es que la gente que nos vea a los que nos llamamos cristianos, vivir con una entrega absoluta sin mirar nada para nosotros mismos, porque sabemos que lo tenemos en Cristo todo, entonces serán impactados por el amor de Dios que nuestra manera de vivir refleja.
Al amar con el amor de Dios, amamos como Dios ama y mostramos que somos como Él, por eso podemos extender el amor, no sólo a nuestro prójimo, aún Jesús nos enseñó que debíamos amar a nuestros enemigos, eso significa que el amor de Dios en nuestro corazón está disponible aún para la persona que realmente desea nuestro mal, para aquél que no quiere vernos prosperar ni crecer ni tiene ningún sentimiento favorable hacia nosotros, pero de nuestra parte, sigue intacto el amor de Dios y seguimos amando de la misma manera.
Un sólo ejemplo antes de darle paso a Daniel, un sólo ejemplo nos grafica esto, si recordamos la muerte del discípulo Esteban vamos recordar el verdadero sentido del amor, porque él no dijo simplemente que amaba, cuando lo estaban apedreando, él le pidió a Dios que no tomara en cuenta el pecado de aquellas personas que lo estaban matando. ¿Dígame usted si eso no es un verdadero amor? El amor de Dios reflejado a favor de los demás.
(Daniel Dardano)
Vamos a seguir con lo del amor. Jesús que estuvo tres años con sus discípulos, en esos momentos tan especiales que tenía con ellos les decía muchas cosas muy reveladoras. Pero voy a leer ahora un versículo que realmente impacta, dice así:
“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros.
Así como yo los he amado,
también ustedes deben amarse los unos a los otros”.
Juan 13:34 / NVI
A simple vista este mandamiento de Jesús a sus discípulos no tenía nada nuevo, porque ellos ya habían escuchado lo de amar al prójimo, es decir, ¿dónde estaba lo nuevo? Pero fijémonos que Jesús dice: así como yo los he amado... Aquí está lo nuevo, así como yo lo he amado.
Pero vamos a resumir en dos frases este concepto para que quede bien claro, y aparecerá en la pantalla mientras leo:
En primer lugar, este mandamiento es exclusivamente acerca del amor que debe manifestarse entre todos los discípulos por ser hermanos en Cristo.
En segundo lugar, la medida con la cual debemos amar a los hermanos ya no es como nos amamos a nosotros mismos, sino como Jesús nos amó.
Agrego, ¿cómo nos amó Jesús? Recién decía Dany, con amor sacrificial. ¿Cómo nos amó Jesús? Entregándose. ¿Cómo nos amó Jesús? Con espíritu perdonador. ¿Cómo nos amó Jesús? Sin egoísmos ni ningún otro tipo de interés. Entonces Él les dice, como yo los he amado a ustedes, ámense también entre ustedes.
Hay un versículo más o un pasaje más en 1 de Juan:
“El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano,
todavía está en la oscuridad.
El que ama a su hermano permanece en la luz,
y no hay nada en su vida que lo haga tropezar.
Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive,
y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver”.
1 Juan 2: 9-11 / NVI
Hay otro versículo más y luego lo comentamos:
“Si alguien afirma: «Yo amo a Dios»,
pero odia a su hermano, es un mentiroso;
pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto,
no puede amar a Dios, a quien no ha visto”.
1 Juan 4:20 / NVI
Parece que en este último versículo, Juan no cuidó ser muy ético en el vocabulario, porque dijo, es un mentiroso aquél que odia a su hermano. Bueno ahora lo comentamos, porque esto es muy importante.
En la Iglesia de Jesucristo este amor es la clave de todo. Por un lado, el odio no puede formar parte ni estar dentro de la Iglesia de Jesucristo, ¿por qué? Porque el que odia a su hermano está en la oscuridad. ¿Qué significa esto? No sabe dónde va, está cautivo por el odio y no puede reflejar el amor de Dios, que por otra parte parece contradictorio, ha sido derramado en su corazón. Entonces, el odio no puede existir en la Iglesia de Jesucristo, pero además, esta persona es mentirosa, ¿por qué? Porque Dios se hace visible a través del amor de los unos a los otros, como decías recién, entonces es un mentiroso si dice que no puede amar a su hermano o que no tiene ese amor.
Entonces, el que ama a su hermano permanece en la luz y no hay nada en su vida que lo haga tropezar, esto es muy importante.
Hay mucha gente que se escandaliza y se va de una congregación porque le pasa cualquier cosa, y entonces ahí hay odio, hay resentimiento, hay amargura, menos amor, porque me hicieron algo que me afectó profundamente y yo entonces me escandalice... ¿Qué es lo que dice Juan acá? Que quien ama a Dios y permanece en Él, ese amor al hermano no puede tropezar, no lo hace tropezar. Yo me pregunto, esa persona tuvo un problema, ¿qué culpa tiene el Señor? ¿Qué culpa tiene el resto del cuerpo de Cristo? Cuándo asume esta actitud.
Acá hay como una llave maravillosa, ¿por qué? El que no tropieza, ¿quién es? El que en su vida hace que el amor al hermano sea práctico, es decir, cuando ama al hermano no hay escándalo, no hay nada que lo haga caer ni desviarse de su propósito.
Esta palabra tropezar es muy interesante, porque en el griego la palabra es skandalon, ¿y saben qué significa? Hacer una trampa para caer, ése es el tropiezo. Esta persona que ama a su hermano de todo corazón, es decir, la trampa que le ponen para caer, nunca lo atrapará, porque el amor al hermano hace que la trampa nunca funcione. Hermano, esto es maravilloso, es un secreto, cuando nosotros permanecemos amando a Dios y amando a los hermanos, no hay nada que nos desvíe del propósito divino ni nada que nos hace caer. ¡Alabado sea el nombre del Señor!
(Daniel Cipolla)
Mientras decías esto pensaba entonces, que tener años de creyentes, tener conocimiento bíblico, trabajar en las labores de la iglesia y ser reconocido, entre comillas "como fiel", solamente es la alfombra de los pies, si no está presente este desarrollo, ejercicio y manifestación del amor de Dios entre nosotros. Juan es categórico, realmente sencillo pero determinante en lo que él está diciendo.
En otro pasaje, el mismo en 1 Juan 3, vamos a leer que dice así:
“En esto conocemos lo que es el amor:
en que Jesucristo entregó su vida por nosotros.
Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
Si alguien que posee bienes materiales
ve que su hermano está pasando necesidad,
y no tiene compasión de él,
¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?
Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera,
sino con hechos y de verdad.”
1 Juan 3: 16-18 / NVI
Es impresionante lo sencillo y directo que es el apóstol Juan, no andaba mirando lo que la gente pensaba. Claro, cuando hablamos del amor es muy habitual que se hable de este tema, uno lo escucha en la radio o la televisión, se oponen los medios de comunicación, simposios, congresos, talleres, conferencias quienes participan a veces son muy letrados y doctores; y entonces, ellos nos tratan de explicar lo que es el amor, cómo es el amor de manera que la sociedad entienda el amor y la sociedad viva en armonía y viva desarrollando una actitud de amor mejor, tanto en su familia como en la sociedad, pero todo esto que se habla, se hace desde el plano psicológico, intelectual, lógico, ¿será realmente esto suficiente para conocer el amor? Evidentemente que la respuesta es no, no es posible que el amor sea conocido intelectualmente, no es posible que comprendamos y experimentemos el amor por entender definiciones y por entender conceptos por muy elevados que sean.
Así que, desde el plano humano, nosotros no podemos conocer el amor verdadero, desde el plano humano no lo podemos conocer, ¿por qué? Porque el amor es algo divino, por eso Dios es amor, es algo divino, es algo sobrenatural.
Sobre esa base, ¿qué es lo que mostró Juan en este pasaje que acabamos de leer? Que el único camino en que podemos conocer el amor es este, en que Jesucristo, ¿qué hizo? Entregó su vida por nosotros. Fue práctico, Juan dijo, ¿ustedes quieren conocer el amor? Aquí lo conocen, ¿Qué hizo Jesucristo? Entregó su vida por ustedes.
Así que, las personas que conocemos y recibimos el amor de Cristo, a través de esa entrega estamos sobrenaturalmente capacitados para realizar acciones prácticas y concretas, algunas de ellas que vamos a leer ahora son las siguientes:
Estar dispuestos a entregar la vida por los hermanos como lo hizo Jesús.
Y quiero agregar algo aquí, cuando ustedes ven a hermanos en Oriente o en el Medio Oriente, en China y en otros lugares donde está el evangelio cercenado, muchos de ellos entregan la vida ante las autoridades y jamás van a decir dónde se reúnen sus hermanos aunque los corten en pedazos.
¿Qué significa eso? Amar a sus hermanos como Jesús nos amó. Así es, me vas a matar a mí, pues mátame a mí, pero yo jamás te voy a decir dónde están mis hermanos reunidos. ¡Impresionante, no!
Tener compasión por los hermanos necesitados, compartiendo con ellos de sus bienes materiales.
¿Ven? Juan fue muy práctico, en estas cosas prácticas, reales, que se tocan, hechos no palabras, es que se ve el amor. Y entonces Juan terminó justamente su explicación en este pasaje afirmando que el amor no es un asunto ni de expresiones ni de apariencias, es un asunto de hechos y de hechos realmente concretos, es la única manera de que nosotros podamos manifestar de que nosotros hemos conocido al Señor y lo seguimos conociendo y que estamos permaneciendo en el amor de Dios.
Por eso, en este momento que vamos a terminar esta segunda parte de los secretos para que el mundo crea, vamos a orar por una sola cosa, para que realmente nosotros no continuemos años sin permitirle al Señor que perfeccione su amor en nosotros, sino diciéndole, Señor aquí acabó, algo nuevo tiene que suceder en mi vida, no puedo hacer las cosas como las he hecho hasta el día de hoy.
Padre, en el nombre de Jesús, esto que estamos hablando nos supera a todos, te necesitamos, Señor, te necesitamos y Tú nos diste este amor y lo derramaste en nosotros, ahora necesitamos que sea práctico.
Padre, esto se tiene que ver en el mundo, se tiene que ver en todas las iglesias, en toda nación en todo país, el amor, la unidad entre la iglesia, tiene que ser algo impresionante, fuera de serie, fuera de todo lo conocido hasta aquí, de manera que en verdad Señor, digamos que estamos amando plena y completamente con tu amor, y así digamos realmente, estamos disfrutando de que el amor de Dios se ha perfeccionado en nosotros.
Esto pedimos para que las palabras que has dado de la cosecha sobrenatural en el mundo, se cumplan como Tú lo tienes planeado, aquí están los secretos, y Tú nos los muestras por el Espíritu Santo para que los podamos experimentar.
En el nombre de Jesucristo y en su poder lo pedimos y recibimos, amén y amén.
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