en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
Es un privilegio como hijos de Dios, que podamos escuchar la voz de Dios, y es un privilegio porque cada vez que Dios habla tiene revelación y es importante para cada uno de nosotros como sus hijos y los que formamos parte de la Iglesia, tenemos ese privilegio.
Ahora bien, tenemos que reconocer que como hijos de Dios, tenemos un privilegio de que hay una condición espiritual, porque estamos sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús y eso es maravilloso, pero también con los pies estamos en la Tierra. Así que esa condición hace que nosotros vivamos las cuestiones de la Tierra. ¿Y qué es lo que estamos viendo hoy en la Tierra? Que prolifera la maldad. Claro, esto no debiera extrañarnos. ¿Por qué? Porque cuando uno va a Génesis, en el capítulo 6, dice la Palabra de Dios que la maldad era grande y era mucha en la Tierra y que la tendencia y la inclinación del pensamiento de la gente era continuamente hacer el mal.
Estamos hablando en el Siglo XXI de lo mismo que pasó hace muchísimos siglos atrás. La maldad prolifera. Claro, en aquél tiempo Dios proveyó salvación. ¿Qué vamos a hacer hoy nosotros viendo que la maldad prolifera? Bueno, nosotros nunca perdemos la esperanza, ¿por qué? porque estamos seguros de que Dios visitará la Tierra de una manera sobrenatural y hará que el evangelio sea extendido y que mucha gente pase de muerte a vida.
Por eso, nuestro enfoque no es la maldad y no podemos anclarnos en la maldad, nosotros sabemos lo que el Señor por el Espíritu hará, y mucha gente, millones, vendrán al conocimiento de la verdad. Por supuesto, Dios no hará eso de una manera espontánea sino que nos utilizará a nosotros quienes tenemos el privilegio de llevar el evangelio y ser discípulos de Jesucristo.
Ahora bien, el tema de la evangelización es un tema recurrente en la Iglesia de Jesucristo, sin embargo, tenemos que meditar muy bien sobre el tema de la evangelización, y hay algunas reflexiones puntuales que queremos hacer al respecto al comienzo de esta serie.
Por ejemplo, ¿qué nos motiva a evangelizar?
¿Lo hacemos por sentido de responsabilidad o porque nos duele en el corazón ver la realidad de la gente que se pierde? ¿Evangelizamos precisamente con esa pasión y ese amor o simplemente estamos pensando, bueno que la iglesia crezca?
Necesitamos meditar y reflexionar.
Pero algo muy importante, cuáles son los recursos, cuáles son las herramientas que el Señor nos ha dado para poder realizar la tarea que Él nos encomendó.
Precisamente, esta serie de enseñanzas está enfocada a hacernos ver que la esperanza no está perdida, que la maldad no es el enfoque, que el evangelio sigue haciendo su obra y que nosotros hoy, estamos aquí para hacer lo que el Señor nos mandó a hacer.
Para hacer esta tarea, nosotros estamos dotados de recursos y hay principios espirituales que necesitamos tomar en cuenta permanentemente para llevar a cabo con eficiencia la tarea que el Señor nos ha encomendado.
Por supuesto, sabemos que diablo es el gran opositor al evangelio y él se opone permanentemente, porque aún la Palabra dice, que ciega el entendimiento de la gente para que no les resplandezca la luz del evangelio, el diablo quiere quitar la esperanza, el diablo quiere quitar la ilusión, el diablo quiere arrastrar a la muerte a aquellos que no creen. Pero claro, el diablo también es un engañador y esto es cierto, él engaña. El poder del diablo fue vencido en la cruz del Calvario, por eso nosotros hoy, nos levantamos en el poder de la obra que realizó el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario, y entonces podemos luchar con éxito contra Satanás. Precisamente la Palabra de Dios dice al respecto:
“...porque mayor es el que está en ustedes
que el que está en el mundo.”
1 Juan 4:4 / RVC
Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Obviamente, el que está en el mundo esclavizando a la gente es Satanás. Pero dice el apóstol Juan, por inspiración del Espíritu, es mayor el que está en ustedes.
Es interesante que la palabra mayor tenga una profundidad que a veces no le damos, por supuesto uno dice, siempre el Señor va a ser mayor al diablo, pero cuando uno investiga un poquitito, la palabra mayor significa que si nosotros vamos a comparar a este que nosotros tenemos que es el Señor, con el diablo, no hay punto de comparación. Es decir, el mayor es incomparable, no hay nada que se pueda comparar y nosotros estamos del lado del mayor, y es más, ese mayor está en nosotros y esto es importantísimo.
Por supuesto, la condición que tenemos no es un título de honor y es importante el hecho de ser hijos de Dios, pero tenemos la autoridad y el poder para llevar a cabo la obra que el Señor nos ha encomendado.
Por eso, alentados por esto y por el Espíritu Santo, sabiendo la obra que Él va a hacer, hoy comenzamos esta serie tan importante: Secretos para que el mundo crea.
(Daniel Cipolla)
Justamente al hablar de secretos y de secretos para que el mundo crea, tenemos que empezar a profundizar en esas cosas y en principios establecidos por el Señor Jesucristo y también por los apóstoles en la Palabra, para entender qué secretos hay en la Escritura que nos hacen ver realmente y ser exitosos, para que el mundo pueda creer, como bien dijo Daniel, apartándose nuestra mente de la realidad de la maldad y mirando al poder sobrenatural del Señor y a su Palabra y a sus promesas de que Dios hará algo extraordinario.
Para eso vamos a ir a un pasaje de la Escritura muy conocido en Mateo capítulo 28, vamos por favor a Mateo 28, versículos 18 al 20, que dice de esta manera:
“Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.
Y les aseguro que estaré con ustedes siempre,
hasta el fin del mundo.”
Mateo 28:18-20 / NVI
Qué alentadora es esta Palabra, les aseguro, dijo Jesús, estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Cuando uno lee esto, primero, hay que ver el contexto. Cuando Jesús hizo esto, Él ya había resucitado de los muertos, es decir, Él ya había manifestado su victoria sobre la muerte y sobre el pecado a través de su resurrección, ése fue el momento clave donde Él había recibido del Padre, después de esa victoria, toda autoridad, toda potestad, y dijo, ahora Yo les doy de esa autoridad y de esa potestad.
Ahora, es evidente también que de esta manera, nosotros también podemos hacer discípulos a las naciones, pero no podemos pensar que esa clase de delegación de autoridad de Jesús fue solamente para los apóstoles y los otros discípulos que estaban alrededor de ellos cuando esto ocurrió, obviamente que esto nos está alcanzando a nosotros y está alcanzando a todos los discípulos en la historia de la Tierra en todo tiempo y en todo lugar.
Es decir, a nosotros nos ha llegado por el Espíritu Santo esa misma autoridad que a ellos les ha sido delegada, ¿por qué? Porque Jesucristo es el mismo ayer, es el mismo hoy y es el mismo por los siglos, Él no cambia, su poder no cambia, su autoridad no cambia, y lo que Él ha dicho, estar hasta el fin del mundo, es para nosotros. ¿Por qué? Porque los apóstoles murieron, todos ellos, y si Él dijo, hasta el fin del mundo, significa que nos está cubriendo a nosotros y a todos aquellos después de nosotros que van a estar viviendo en la Tierra hasta el día que el Señor decida que los tiempos terrenales terminan.
Ahora, esto significa algo importante, que no hay ninguno de nosotros que pueda hacer la tarea de hacer discípulos a personas sin el poder de Cristo, sin la autoridad de Cristo, no se puede hacer en las fuerzas personales, esto no lo logran ciertos programas o planes evangelísticos, aunque todas esas son herramientas, nosotros sabemos que dependemos absolutamente de una cosa, de la autoridad que Cristo nos delegó, eso es lo que a nosotros nos hace quedar claros que vamos a tener éxito en la tarea que el Señor nos encomendó.
Así que teniendo esto en cuenta, ¿qué tenemos que ver, entonces? Qué la fe y la autoridad están completamente ligadas para nosotros, la fe y la autoridad. Y aunque en el Reino de Dios estas son dos cosas ligadas, profundamente ligadas, a veces no se suele relacionar mucho la fe que un creyente tenga con el entendimiento que ese creyente tenga de la autoridad espiritual que le ha sido delegada.
Este es un punto clave. Aquí está el primer secreto: El entendimiento que la fe se desarrolla en la medida en que yo voy teniendo revelación de la autoridad que el Señor me ha dado.
Por eso, para sintetizar este primer secreto y este primer principio, lo podemos hacer con la siguiente frase:
La fe de un discípulo es proporcional a su entendimiento de la autoridad del Señor.
Esto es bien importante y vamos a ver esto desarrollado a través de un ejemplo, y vamos a empezar en un ejemplo específicamente con la vida de Pedro, con lo que a él le sucedió para entender esta relación, para entender cuando decimos que es proporcional y por qué estamos afirmando esto conforme a la Palabra.
Vamos a ir, por favor, a Mateo capítulo 16 y versículo 19, que dice de la siguiente manera:
“Te daré las llaves del reino de los cielos;
todo lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo,
y todo lo que desates en la tierra
quedará desatado en el cielo.”
Mateo 16:19 / NVI
Sin ninguna duda estas palabras del Señor a Pedro se cumplieron inmediatamente después que Cristo las dijo. ¿Qué quiero decir con esto? Que Pedro en el momento que Jesús profetiza, ¿qué recibe? Las llaves del Reino de los cielos, como Jesús se lo dijo. Sin embargo, cuando empezamos a observar la vida de Pedro, aunque él tenía autoridad para usar esas llaves que vamos a entender mejor, hubo un proceso divino sobre su vida.
¿De qué sirvió el proceso? El proceso sirvió para capacitarlo, ¿en qué? En que él aprendiera a liberar la fe que necesitaba, la fe que requería para usar esas llaves, pero esto fue un proceso donde la autoridad que Cristo le delegó le comenzó a ser revelada y a medida que le fue revelada, es entonces que él comenzó a comprender como utilizar las llaves que había recibido.
Es un tema muy interesante que vamos a seguir profundizando a través de Hernán ahora.
(Hernán Cipolla)
Así es, y es interesante verlo sobre todo porque al ver lo que pasó con Pedro, podemos ver lo que el Señor quiere hacer en nuestras vidas, ese es el secreto. No estamos viendo a Pedro solamente para ver lo que le pasó a él sino para aprender lo que Dios hizo en su vida y sea para nosotros una revelación de lo que quiere hacer también en nosotros.
Vamos a ir a la historia, vamos a regresar en el tiempo y pensemos lo que ocurrió después de que el Señor ascendió, los discípulos esperaron la promesa que el Señor les había hecho y llegó el día de pentecostés; todos los que estaban juntos, reunidos orando al Señor, recibieron el bautismo con el Espíritu Santo, un día tremendo, un día donde la vida les cambió literalmente, porque a partir de allí nosotros vemos a un Pedro totalmente diferente, muy transformado y muy cambiado.
¿Cuáles son las evidencias? Una de las primeras evidencias es que precisamente esas llaves de las que Dany estaba hablando y que leímos en el versículo anterior, él las usó inmediatamente que vino el Espíritu Santo al comenzar a compartir acerca de Cristo con la gente que lo estaba escuchando, y dice la Palabra, que mucha gente ese mismo día entrego su vida y reconoció a Cristo como el Rey y salvador de su vida.
Quiere decir, que Pedro estaba usando las llaves para abrirle la puerta del evangelio a los judíos que estaban presentes. No sólo lo vemos además con la predicación, también los vemos a través de las señales, prodigios y milagros. Un solo ejemplo que todos vamos a recordar, recuerdan a aquel lisiado que estaba a la puerta del templo pidiendo limosna, y cuando se acercan Pedro con Juan le dicen que no tenían plata ni oro pero lo que tenía le iban a dar, y en el Nombre de Jesús declararon una palabra de sanidad, de tal manera, que ese hombre se paró e inmediatamente recibió la sanidad.
Quiere decir, que esas llaves de autoridad que Pedro tenía las usó inmediatamente que el Espíritu Santo vino sobre su vida, y lo vemos en la predicación a los judíos y en algunos milagros y algunas señales.
Pero qué ocurre, había otras llaves que Pedro tenía que usar, esas no eran las únicas, y las otras llaves que tenía que usar ya estaban a su disposición, tenía la autoridad para usarla, pero faltaba un ingrediente fundamental, revelación de lo que Dios quería hacer a través del uso de esas llaves.
Es decir, aunque tenía las llaves, completas, todo el paquete, hubo unas llaves en particular que no pudo usar Pedro hasta que la revelación viniera a su espíritu, y esa revelación lo que le iba a mostrar específicamente, iba a ser lo que Dios quería hacer con los gentiles recibiendo el evangelio de la misma manera que los judíos lo habían recibido en aquella oportunidad y entrando al Reino de los cielos.
Es decir, Dios trayendo una salvación como la que siempre prometió y como la que Jesús recordó cuando estuvo sobre la Tierra, que la salvación era para toda persona.
Entonces, no vamos ahora a recordar todo lo que ocurrió porque creo que ustedes lo recuerdan bien, pero lo importante es esto, cuando llegó el momento en que Pedro recibió la revelación de lo que Dios quería hacer a través de esas llaves, entonces esa revelación produjo algo que Pedro necesitaba, ¿qué es lo que produjo? La fe necesaria para usar las llaves que tenía.
Esto qué nos enseña, que podemos reconocer que tenemos la autoridad de Dios, podemos tener todo el bagaje de lo que Dios nos ha delegado, pero necesitamos la revelación del Espíritu Santo en nuestra vida, porque la revelación, lo que va a hacer, es liberar la fe que está en nosotros para hacer lo que Dios nos mandó a hacer, y eso mismo pasó con Pedro.
Es decir, cuando tuvo la revelación, se liberó la fe necesaria para que abriera la puerta y los gentiles ingresaran al Reino de los cielos por la predicación del evangelio.
Es evidente que la fe de un discípulo es proporcional a su entendimiento de la autoridad del Señor. ¿Cómo tuvo mayor entendimiento? Cuando vino la revelación.
Mientras que el habló a los judíos, él estuvo digamos que como en su terreno, estaba como en su casa, porque eran los suyos, pero cuando se enfrentó a los gentiles, Pedro no tenía el verdadero conocimiento de lo que la autoridad que estaba en él podía hacer en medio de esa gente.
Vino la revelación, se liberó el entendimiento de la autoridad, y por ende se liberó la fe para que el evangelio llegara a los gentiles.
Ahora, sumado a esto que es algo que nosotros necesitamos entender para nuestra propia vida, vamos a recordar algo que la Palabra dice con respecto al deseo del corazón de Dios con toda la humanidad, porque la Palabra dice, esto lo voy a leer muy rápidamente, es muy corto, porque la Palabra dice:
“...que todos sean salvos
y lleguen a conocer la verdad.”
1 Timoteo 2:4 / NVI
Es decir, Pedro se olvidó por un momento, pareciera, que hay una verdad en el corazón de Dios permanente y siempre presente que es, que toda persona llegue a la salvación y llegue a ser liberada de sus pecados para conocer la libertad que se vive en Cristo y pertenecer al Reino.
Pero cuando le fueron entregadas las llaves, aunque tenía la autoridad, sin la revelación no las pudo usar. Pero inmediatamente que tuvo la revelación se liberó la fe, y entonces pudo conocer la verdad de este versículo, Dios quiere que todos sean salvos.
Traigamos esto, un poquito más, a nuestros días y a nuestras personas...
Lo primero que quiero decir, es algo que ustedes y nosotros debemos siempre guardar en nuestro corazón y en nuestras mentes, y ustedes lo van a leer, dice así:
Salvación, misión y autoridad, son inseparables.
¿Qué significa esto realmente? Esto significa, que inmediatamente que el Señor nos salva, nos da una misión, y nos da la autoridad para llevarla a cabo.
Miren, cada vez más estoy convencido que ese cristianismo de recibir sólo las bendiciones de Dios y ver todo lo bueno que Dios hizo por mí, pero olvidarme que Dios lo hizo para que yo cumpliera su planes y llevara a cabo sus propósitos, ese cristianismo, Dios se está encargando de hacerlo desaparecer, porque termina siendo cristianismo falso.
Dios nos salvó e inmediatamente nos dio una misión y nos dio la autoridad para que hagamos lo que tenemos que hacer.
La autoridad que viene para desarrollar la misión, trasciende al beneficio personal.
No es una autoridad para usarla para nosotros mismos, es una autoridad para liberar a la muchísima gente que nos rodea que está encerrada, como decía Daniel al principio, por los engaños del diablo, por la opresión del diablo.
Solamente nosotros, la Iglesia, podemos liberar a esa gente, pero esa potencia que está en la autoridad que Dios nos delegó, solamente la podremos usar cuando esto nos sea revelado, porque cuando tenemos la revelación, entonces se libera en nosotros la fe que nos permite a nosotros usar la autoridad y desarrollar esa misión.
Ahora, volvemos a repetir, la salvación, la misión y la autoridad, son inseparables, y ya estamos comprobando que la autoridad libera, el entendimiento de la autoridad libera la fe, pero ahora Daniel nos va a explicar que aún esto tiene todavía, una base de sustento mucho más poderosa y mucho más fuerte que nos tiene que ser revelada y vamos a ocupar algo de tiempo para poder explicarlo.
(Daniel Dardano)
Autoridad y fe... Estamos empezando a desentrañar secretos, ¿no?
Porque parece ser que lo sabemos, pero en realidad nos metemos profundamente y nos vamos dando cuenta que hay mucho de profundidad, la autoridad y la fe, estamos desentrañando el secreto, que ya no es secreto, porque ahora nos es revelado, ¿no?
Pero hay algo más que falta y decías bien. Entonces, voy a leer un versículo que dice así:
“En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados;
lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.”
Gálatas 5:6 / NVI
La parte final dice, la fe que actúa mediante el amor. Obviamente que en general, todos los creyentes sabemos que tenemos autoridad y desarrollamos fe cuando hacemos la tarea de evangelizar y hacer discípulos, y eso está muy bien, sin embargo, quizá muy pocas veces nos hemos detenido a ver lo que esta parte final del versículo dice, la fe que actúa mediante el amor.
Aquí tenemos: autoridad, fe y amor.
Este versículo en el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español del doctor Francisco Lacueva, él traduce directamente del griego al español y dice así:
“...la fe que mediante el amor se hace activa.”
La fe que mediante el amor se hace activa. Aquí hay una llave, aquí hay un motor, la fe que mediante el amor se pone en marcha, se hace activa.
Creo que esto que estamos viendo es poderosísimo, hay una llave, hay un motor, la fe que por el amor se activa.
Entonces, una reflexión, ¿cuántas veces nos sentimos descorazonados o desilusionados porque cuando hablamos del Señor sí sabemos que tenemos autoridad, inclusive, sí desarrollamos fe, porque sabemos que la Palabra sí tiene poder, pero cuántas veces esto está unido al amor? ¿Cuántas veces hemos reflexionado y nos hemos preguntado si esta tarea tiene el ingrediente del amor?
Pero no estamos hablando del amor natural, porque cualquiera puede pensar... y no, yo cuando le hablo a mi mamá o a mi papá, que no es del Señor, yo tengo amor. Sí, ese es el amor natural de un hijo, pero aquí estamos hablando de un amor sobrenatural, es algo que viene de parte del Señor y que hace que nosotros podamos desarrollar conjuntamente con la autoridad y con la fe.
Quiere decir, que hoy tenemos este privilegio de ver esta trilogía, la autoridad, la fe y el amor y sabemos que la fe se activa mediante el amor.
Quiere decir entonces, que cuando nosotros hacemos la reflexión sobre todos estos recursos tenemos que pensar en algo, cuando en el Siglo I, el Señor y los discípulos hacían los prodigios, señales, los milagros, las resurrecciones que hacían, ¿cuál era la base? La entrega, el mensaje y el amor que desarrollaban en esa entrega hacia ese mensaje y hacían la labor que estaban realizando. Y uno anhela que aquellos días se repitan hoy; y claro que van a llegar porque lo dijimos al principio, Dios va a hacer algo extraordinario, pero lo va a hacer a través de nosotros.
Por eso, a partir de hoy tenemos que abrir nuestro corazón, reavivar el anhelo y la pasión, amar al
Señor con todo nuestro corazón y hacer la tarea que tenemos que hacer con autoridad, con fe y con entrega y con amor. Secretos, secretos que hoy nos están siendo revelados.
(Daniel Cipolla)
Daniel, mientras decías esto, me puse a pensar en lo siguiente, cuando nosotros estamos llegando con el evangelio a la gente procurando hacer discípulos, y cuando en algunos momentos sentimos como un poco de fracaso, ¿no? que las cosas no funcionaron, nosotros en seguida pensamos en dos cosas fundamentales, o que me faltó fe, por ejemplo, o que bueno, me parece que en cuanto a autoridad, yo todavía tengo que ganar un poco de autoridad, me está faltando.
No estoy diciendo que no sean reflexiones válidas, pero me hice una pregunta diferente cuando eso nos ocurre, ¿cuántas veces nos preguntamos si esa falla no fue motivo por falta de amor?
No por fe o por autoridad, la pregunta es, nunca nos hacemos esa pregunta, ¿por qué? Porque es muy extraño que en la Iglesia se enseñe que el fundamento que activa la fe, es el amor.
Pareciera que la fe y el amor fueran dos boxeadores en un ring, uno está en un lado y el otro en el otro y a ver quién golpea más fuerte, pero la Palabra dice todo lo contrario, es decir, yo puedo tener autoridad y puedo tener fe pero si eso no está activado por el amor voy a fracasar. El éxito que voy a tener no va a ser el necesario, es decir, no puedo quitar este fundamento, y creo que este es un secreto pero clave, por eso te decía Hernán, vamos a ocupar bastante en hablar de este secreto, ¿secreto el amor? Pero si el amor es voz populi, ¿qué secreto es el amor?
Bueno, lo vamos a ver por la Palabra, ¿cuánto secreto hay en el amor? Así que vamos a ir a un pasaje de la Escritura para profundizar en estos principios que estamos hablando, y esto está en Mateo capítulo 22, los versículos 32 al 39, y dice así:
“ —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.
Este es el primero y el más importante de los mandamientos.
El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.”
Mateo 22: 36-39 / NVI
Cuando Jesús estableció este mandamiento principal de amar al Señor con todo el ser, el corazón y la mente, lo unió de manera inseparable, ¿con qué? Con el amor al prójimo como a uno mismo.
Por lo tanto, cuando un creyente afirma que ama a Dios pero resulta que tiene problemas para amar al prójimo, sin importar cuál sea el motivo, en realidad ¿qué está mostrando? Que no ama al Señor, ésa es la triste realidad. Y a veces no nos gusta ver esta realidad y preferimos engañarnos, pero cuántas veces somos testigos de creyentes que dicen que aman a Dios, pero guardan resentimiento hacia las personas, rencores, falta de perdón, sea dentro de la iglesia o fuera de la iglesia, y hasta discriminan a otras personas y todavía justifican esa discriminación con algunos razonamientos mentales como diciendo, bueno yo estoy correcto en discriminar a esta persona.
Entonces si vemos esto, lo expresado hasta aquí, ¿qué es lo el Señor nos está enseñando a través de este mandamiento que Él dejó? Una cosa muy simple, que no se puede separar el amor a Dios del amor al prójimo, ¿por qué? Porque existe una unidad indivisible entre ambas acciones.
Nosotros sintetizamos con una frase esta unidad indivisible de amar a Dios y amar al prójimo, que ustedes van a ver en la pantalla y que dice de esta manera:
No se puede amar al prójimo sin amar primero a Dios,
y no se puede amar a Dios sin amar al prójimo.
Parece una verdad muy sencilla pero es una verdad muy profunda, y ¿sabe de qué nos sirve? Nos sirve de quitarnos de nuestra estructura mental o de nuestra estructura de corazón, cualquier clase de engaño, ¿por qué? Porque si nos vemos como nos corresponde vernos en el Señor, no va a ser para acusarnos, sino va a ser para liberarnos, para que ciertas fallas o resentimientos o rencores o falta de perdón o estas cosas que están en nosotros, le digamos, Señor no quiero esconderlas, no quiero racionalizarlas, no quiero decirte, Señor yo continuo pero mira, Señor, lo hago por tal o cual cosa... sino decir, Señor, bien dijo David, escudríñame, ve si en mi hay algo de perversidad y guíame por el camino eterno, y el Señor nos quita eso y nos permite una libertad, no sólo de amarlo a Él, sino de amar con su amor a la gente que nos rodea. ¡Qué poderoso!
(Hernán Cipolla)
Es realmente tremendo y pensaba también que, cuántas veces los cristianos decimos, Dios es amor, Dios ama a todos, y unimos ese amor de Dios con que Dios nunca se mete con nosotros, nos deja hacer lo que queramos como nos parezca y pensamos que va a estar bien porque Dios es suficientemente bueno y su amor cubre todos nuestros errores, pero nos damos cuenta y cada vez nos vamos a dar más cuenta, cómo el Señor se mete hasta lo más profundo.
Es decir, cuando hablamos de amor, Dios no deja las cosas superficiales, no y eso es lo más importante, por eso le estamos dedicando tiempo y le vamos a seguir dedicando tiempo al tema del amor, parece que nos alejamos del evangelismo del cual hablaste al principio, pero no, es el fundamento para poder evangelizar.
Entonces, vamos a leer dos pasajes, vamos a ir a la Palabra, dos versículos, uno en Lucas y otro en Juan, el primer versículo dice de esta manera:
“»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta,
de la ruda y de toda clase de legumbres,
pero descuidan la justicia y el amor de Dios.
Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello.”
Lucas 11:42 / NVI
El otro versículo dice:
“...pero a ustedes los conozco,
y sé que no aman realmente a Dios.”
Juan 5:42 / NVI
Evidentemente, para Jesús el amor es un asunto importante y crucial en la vida del ser humano.
¿Qué vemos en el pasaje de Lucas? Vemos a Jesús confrontando a los fariseos, ¿y por qué los confronta? Por una razón creo que muy sencilla, ellos eran responsables de mostrar a Dios a la gente, de mostrar el camino hacia Dios y eran responsables, también además, de ser un ejemplo, un ejemplo en palabras y en acciones, de tal manera, que la gente viendo su ejemplo, pudiera encontrar a Dios.
Sin embargo, ¿qué nos muestran las Palabras de Jesús? Que sólo se ocupaban de cumplir las prácticas de la ley pero sin la esencia, se habían olvidado completamente que detrás de lo que Dios había dicho que se hiciera había una esencia, que es la misma esencia de Dios.
Es decir, que a ellos no les importaba hacer un juicio justo para con las personas de modo de tratarlas con la justicia de Dios o bien juzgar las situaciones que vivían la gente con la justicia divina que siempre tiene un alto grado de compasión, ellos no hacían eso, eran muy injustos al tratar a la gente y al analizar la vida y las situaciones de las personas. Por eso, Jesús lo que estaba haciendo era, relacionar la falta de justicia, con que no tenían el amor de Dios. Es decir, no estaban manifestando en sus acciones y en su manera de tratar a la gente, con el amor de Dios.
Ahora bien, vamos al otro versículo, al que leímos en Juan, ese versículo son palabras de Jesús dirigidas a judíos en general, no exclusivamente a fariseos o maestros de la ley, a judíos en general, que si leyeran todo el pasaje se darían cuenta que eran judíos que de alguna manera estaban siempre enojados con Jesús, trataban siempre de ver cómo agarraban a Jesús en falso para apresarlo. Pero más allá de eso obviamente, ¿qué hace Jesús? Otra vez confrontarlos, ¿cómo los confronta Jesús? Les dice que a ellos les faltaba amor a Dios, ahora no amor de Dios, sino amor a Dios, literalmente les estaba diciendo ustedes no aman a Dios. Y yo creo que para nosotros hoy eso es muy fuerte.
Por eso, necesitamos conocer al Señor cada vez más, para darnos cuenta que el Señor habla así de claro y habla así de confrontativo, porque Él está mirando lo que aún nosotros queremos negar, Él está viendo la profundidad, y era lo que estaba viendo en los judíos.
¿Qué conclusión podemos sacar si unimos los dos versículos? Que la falta de amor de Dios es una evidencia de la falta de amor a Dios.
Cuando no hay amor a Dios, no va haber amor de Dios para tratar a nuestros semejantes.
Por eso bien decía Dany, no nos olvidemos que el amor que viene de Dios siempre va a estar relacionado con, cómo amemos a nuestros semejantes.
Ahora, si seguimos hablando del amor es imprescindible para nosotros como discípulos de Cristo, leer un versículo, mejor dicho un pasaje más, lo encontramos en Juan 14, del versículo 21 al 24, dice así:
“¿Quién es el que me ama?
El que hace suyos mis mandamientos y los obedece.
Y al que me ama, mi Padre lo amará,
y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Judas (no el Iscariote) le dijo: —¿Por qué, Señor,
estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?
Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra,
y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.
El que no me ama, no obedece mis palabras.
Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías,
sino del Padre, que me envió.”
Juan 14: 21-24 / NVI
Si nos damos cuenta, Jesús es muy claro al referirse a sus discípulos, es decir a nosotros, la verdadera manera de amar a Dios, ¿por qué? Porque lo que Jesús en principio nos está mostrando, es que el verdadero amor nos es como los humanos lo entendemos, como un asunto sentimental, romántico, de bonitas palabras, de gestos loables, de muchos abrazos, de muchos apapachos; el amor, obviamente que tiene ese ingrediente, nadie niega la parte sentimental del amor, pero los sentimientos no son la base del amor y mucho menos cuando hablamos de amar a Dios.
La señal distintiva de alguien que dice que ama a Dios no son sus sentimientos y emociones, sino que es la obediencia a lo que Dios dice.
Obedecer al Señor y a su Palabra demuestra realmente que estamos amando al Señor.
¿Pero qué agregó el Señor en sus palabras? Agregó que la persona que se comporta de esta manera, es decir, que obedece las Palabras que Dios habla absolutamente, entonces tanto el Padre como Él, se iban a manifestar a esa persona y aún harían morada en esa persona, es decir, Dios se va revelar siempre sin condiciones y sin limitaciones a una persona que realmente lo ama porque obedece todo lo que Él dice.
Quiere decir que, por más que nosotros como hijos de Dios, nos la pasemos diciéndole al Señor cuánto le amamos, cantándole canciones de amor al Señor, cuando llega el momento de la obediencia, ¿qué va a demostrar esa obediencia? Si de verdad amamos o no amamos.
No es que Dios no quiere escuchar lo bonito que tenemos que decirle, lo que Dios dice es, quiero que detrás de esas palabras bonitas, haya una acción de obediencia a mis Palabras cuando Yo te estoy mostrando el camino a seguir.
Por lo tanto, ¿qué debemos darnos cuenta? Que el considerarnos cristianos realmente, ¿puede ser razón suficiente para que yo considere que estoy amando a Dios? Sólo porque yo diga, un día expresé y manifesté que quería entregarme a Cristo y a partir de ese momento soy cristiano, ¿eso me hace cristiano? ¿O realmente será que soy cristiano por la manera en que obedezco a Dios?
¿Qué volvemos a aprender? Que las acciones hablan mucho más fuerte que las palabras, porque nuestras acciones demuestran que realmente amamos a Dios.
Sólo una vida llena de amor a Dios está capacitada ¿para qué? para mostrar el amor de Dios al mundo.
(Daniel Dardano)
Sigue siendo poderoso, estoy asombrado de lo que estamos viendo y escuchando porque viene de Dios.
Ahora voy a excusar un poquito a los fariseos y judíos, sí, los voy a excusar, ok... ¿y por qué? Porque los fariseos y los judíos con quienes hablaba Jesús, uno puede decir, y bueno, no tenían la vida de Dios, no habían nacido de nuevo, y entonces qué les vamos a pedir...
No. Pero resulta que en el Antiguo Testamento se le pedía al pueblo que amara al Señor con todo su corazón. Jesús también le dijo a la gente de su tiempo que amara al Señor, a sus discípulos se los dijo.
Claro, para nosotros hoy tenemos que ver algo importante, hubo un cambio radical en la historia que fue cuando vino el Espíritu Santo, y entonces quiero leer un pasaje revelador sobre esto, dice la Palabra de Dios:
“Y esta esperanza no nos defrauda,
porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón
por el Espíritu Santo que nos ha dado.”
Romanos 5:5 / NVI
Está hablando en tiempo pasado dice, Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
Esto es algo que ya está hecho en nosotros, por eso, cuando nosotros vemos este versículo, aceptamos nuestra condición de hijos, por fe sabemos que tenemos el amor de Dios en nosotros, por eso, ningún creyente puede excusarse y decir, es que yo no tengo ese amor, eso es imposible, todos tenemos ese amor de Dios en nosotros, Dios no miente, entonces si decimos esto, lo estamos haciendo a Dios mentiroso.
Ahora es interesante ver la profundidad de la palabra derramado. Porque dice que, Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
En el original se utiliza una figura, y es como la de un río que fluye y que corre en abundancia y que nunca se seca. Ése es el amor de Dios derramado como un río que fluye permanentemente, abundante en cada uno de nosotros sin ningún tipo de reservas, sin ningún tipo de restricciones, Dios se dignó derramar su amor como un río en cada uno de nuestros corazones.
Por eso, creo que tenemos que alabar al Señor, Dios no se guardó nada, nos dio de su amor y lo derramó. Por eso, cuando Jesús enseñó sobre el amor, estableció primero hacia Dios y luego hacia los demás, y esto parece muy elemental, pero es trascendente, porque cuando sucede en la práctica, entonces estamos obedeciendo, como decía Hernán, al Señor.
El amor tiene una fuente, proviene de Dios y ha sido derramado en cada uno de nosotros, entonces este amor está fuera infinitamente de lo humano, y por amar a Dios con ese amor, es que luego pudimos cumplir nosotros con el mandato de amar a otros. Así que vemos que todo está ligado.
Estamos llegando al final de esta primera entrega y creo que podemos dar muchas gracias al Señor por lo que estamos recibiendo, secretos que nos están siendo revelados, y cuando ya nos son revelados, no es un secreto. Lo ejercito, lo ejercitamos como Iglesia de Jesucristo.
Y quiero orar para que todo aquello que el Señor hoy nos reveló sea llevado a la práctica en nuestra vida diaria, es un gozo, es un privilegio ver lo que estamos viendo, principios, verdades, realidades que nos han sido dadas por el poderoso Dios.
Señor, te alabamos, este es un día maravilloso para nuestras vidas porque aquellos secretos que podían estar escondidos, hoy ya no están.
Hemos reconocido que Cristo y el evangelio, es la verdad, hemos reconocido que Él nos dio la autoridad, Él nos dio la fe, pero también estamos reconociendo que Él nos dio el amor derramado en nuestros corazones.
Señor, sabemos que el mundo va a quebrantarse cuando tu Iglesia predique con autoridad, con fe, pero con este amor.
Señor, declaramos que hoy viene esta revelación a la Iglesia de Jesucristo.
Y oramos con fe porque sabemos que tiene que venir esto a un mundo que está perdido.
Y comienza por la Iglesia, somos privilegiados en hacerlo.
En tu Nombre oramos agradecidos, amén Señor, amén y amén.
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