Secretos para que el mundo crea - Cuarta parte
D. Dardano, D. Cipolla, H. Cipolla
14 de September de 2019
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
Qué privilegio estar juntos otra vez para recibir todo lo que el Señor tiene para cada uno de sus hijos, componentes de la Iglesia.
Es un privilegio, porque al estar en este mundo necesitamos siempre la guía, la provisión del Espíritu Santo para todo lo que hacemos sobre todo en un mundo que está confuso y sabe que si no recibe a Cristo como Señor y salvador va a la perdición.

En la parte 3 de "Secretos para que el mundo crea", nosotros estuvimos analizando algunos elementos muy importantes que tiene que ver con la tarea, con la misión, que la Iglesia tiene en este mundo.

Por ejemplo, vimos que los creyentes tenemos: El amor de Dios como fuente.
Y esto es muy importante, podemos hacer muchas cosas, diferentes tipos de actividades, ayuda, pero necesitamos garantizar y garantizarnos a nosotros mismos, que el amor de Dios es la fuente de todo lo que hacemos y no otro tipo de amores que podrían provenir de nuestra humanidad.
Es así entonces, que es importante asegurarnos la fuente del amor de dónde hacemos lo que nosotros estamos haciendo, porque nunca puede haber otras motivaciones u otros intereses.

También analizamos la importancia de: Tener un mismo amor.
Y esto es muy importante, esto debe ser una realidad experimentada en la Iglesia de Jesucristo, no hay diferentes clases de amores, hay un solo amor que es el amor que el Espíritu Santo derramó en nuestros corazones. Entonces de esta manera, podemos vivir nosotros y practicar el amor de la manera en que Dios lo destinó para nosotros, de esta forma se va a producir una unidad espiritual indisoluble entre los miembros de la Iglesia para llegar a tener un mismo pensamiento, una misma alma, un mismo criterio.

Otra verdad que nosotros descubrimos por la Palabra fue que: El amor cubre multitud de pecados.
El amor de los unos por los otros siempre hará que la Iglesia se preserve en un estado de salud espiritual saludable, y es muy importante tener siempre presente el hecho de esto que hemos afirmado, de que el amor cubre multitud de pecados.
Cuando analizamos esto la vez pasada y establecimos la diferencia entre encubrir y cubrir, porque encubrir un pecado sería hacernos cómplices del pecado, sin embargo, cuando el pecado es expuesto y desalojado, esto de cubrir ahora se hace manifiesto, ¿por qué? Porque entonces nosotros basados en ese amor de Dios, podemos cubrir al hermano en un espíritu perdonador y de restauración, para que se encamine otra vez en aquello que el Señor tiene para su vida.

Pero también vimos algo importante: El amor de Dios hacia el mundo y hacia la Iglesia.
Todos sabemos que el Señor amó al mundo enviando a Jesús para morir por la humanidad. Aquellos que hemos creído somos salvos pero aquellos que deciden no creer, entonces tendrán una condenación eterna, esto es el amor de Dios hacia el mundo y hacia la Iglesia.
Pero también analizamos el amor de Dios hacia la Iglesia. Todos sabemos que Cristo se entregó por la Iglesia por ese amor y por ese mismo amor, entonces ya como hijos el Señor, nos corrige, el Señor nos disciplina, ¿por qué? Precisamente porque nos ama. Y es importante tener en cuenta esto para percibir que cuando viene una corrección a nuestra vida, eso es parte del amor de Dios para nosotros como hijos suyos.

También analizamos algo de la oración registrada en el capítulo 17 de Juan, una oración muy sentida, muy profunda, que el Señor hizo al Padre. Y vimos tres aspectos entre otros relevantes, pero vamos a ver tres nada más.

El primer aspecto es que Dios nos ha dado a nosotros la misma clase de amor con la que amó al Hijo.
Hermanos, ¿nos estamos dando cuenta del privilegio? El Señor nos dio a nosotros la misma clase de amor con la que el Padre amó al Hijo, de esta manera entonces, nosotros podemos amar a nuestros hermanos y al mundo con ese amor y como Dios los ama.

El segundo aspecto que habíamos visto en esta oración de Jesús, es que el énfasis fue que todos seamos uno. ¿De qué se está hablando? De una unidad espiritual sólida pero visible entre los miembros del cuerpo de Cristo. ¿Para qué? Para que el amor se haga manifiesto al mundo.

Y el tercer aspecto que vimos de esta oración de Jesús, tiene que ver con que por ese amor manifestado por Dios al mundo enviando a su Hijo, había algo fundamental o hay algo fundamental, que el mundo crea que Jesucristo es el enviado de Dios.
¿Cuál va a ser la prueba palpable, evidente para que el mundo crea? Que el mundo vea una Iglesia unida, en una unidad indisoluble que parte de todo lo que el Señor nos entregó. Ësta es la clase de unidad que debemos practicar.

En síntesis entonces, ¿qué es lo que vemos aquí? La misma clase de amor y la misma clase de unidad que son sobrenaturales y vienen de Dios.
Alabado sea el nombre del Señor por esto que vimos en la parte 3 de Secretos para que el mundo crea.

(Daniel Cipolla)
Ahora sí vamos a iniciar con la parte 4, y vamos a iniciar con algo que va a parecer un poco extraño, pero necesitamos identificar.
¿Qué significa realmente el evangelio? Y digo que es extraño, porque a ver, si todos nosotros estamos en Cristo porque hemos recibido el evangelio, hemos creído el evangelio, uno dice bueno, yo creo tener muy claro el evangelio, tan claro que tenemos la misión de predicarlo y lo estamos haciendo todos los días con todo nuestro corazón en todas las posibilidades que nosotros tengamos. Pero ¿por qué tenemos que ver el evangelio? Lo tenemos que ver porque con el tiempo, en la Iglesia han pasado muchas cosas y podemos comprobar que el entendimiento de la Iglesia acerca del evangelio todavía sigue siendo muy variado.
Por ejemplo, en ciertos sectores de la cristiandad se enfatizan algunas características particulares del evangelio que en otros sectores no se enfatizan las mismas. Entonces qué ocurre, pareciera ser como si cada sector enfatizara y entendiera el evangelio un poco a su manera, lo que más cree importante del evangelio eso es lo que enfatiza, y pareciera en ciertos aspectos que si no se dijeran ciertas palabras o se tocaran ciertos puntos específicos, no se estaría predicando el evangelio. Es como si el evangelio se tratara de una serie de doctrinas como si fuera un libreto aprendido donde tenemos que decir a, b, c, d, e y f, para que de verdad estemos predicando el evangelio. Si me estoy explicando un poco más, entonces ¿qué necesitamos nosotros rescatar? necesitamos rescatar el evangelio pero no desde nuestra perspectiva o de una perspectiva teológica, tenemos que ver el evangelio desde la perspectiva de Dios.
¿Qué significa para Dios el evangelio?
Entonces si nosotros nos metemos en la mentalidad de Dios y vemos qué significa para Él a través de las Escrituras, entonces vamos a tener claridad del evangelio que vimos y el evangelio que transmitimos.
Para esto vamos a iniciar con tres pasajes bíblicos en particular, el primero de ellos está en Hechos, el capítulo 5 y el versículo 42, que dice de la siguiente manera:

“Y día tras día, en el templo y de casa en casa,
no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas
de que Jesús es el Mesías”.

Hechos 5:42 / NVI

Segundo pasaje bíblico, también en el Libro de Hechos, capítulo 8, verso 5 dice:

“Felipe bajó a una ciudad de Samaria
y les anunciaba al Mesías”.

Hechos 8:5 / NVI

El último pasaje es 1ra. de Corintios 1: 23, la primera parte, que dice:

“... mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado”...
1 Corintios 1:23a. / NVI

Bien, sin ninguna duda la primera realidad que tenemos que enfatizar es que el evangelio es Cristo. ¿Por qué hacemos esta afirmación categórica? Porque si tomamos como ejemplo el primer versículo que acabamos de leer, en el contexto de ese versículo los apóstoles Pedro y Juan habían estado ante el Consejo de Ancianos de Israel y ese Consejo le habían prohibido a los apóstoles enseñar el nombre de Jesús, los habían encarcelado, los habían azotado, les habían advertido que no volvieran a predicar en el nombre de Jesús. Por supuesto, cuando los apóstoles salieron, salieron llenos de gozo por ser dignos de sufrir por el Señor. ¿Y qué dice el versículo que hacían? Seguían predicando un mismo mensaje. ¿Cuál era el mensaje que dice el versículo? Que Jesús es el Mesías.
Esto es lo que anunciaban como evangelio.
Si vemos el caso de Felipe, nos ocurre lo mismo, se dirigió a Samaria, dice que allí anunciaba al Mesías. Otra vez se observa ¿qué cosa? Que el Mesías, que es Cristo, y Cristo es el evangelio.
Es decir, nunca vemos a Felipe separar el evangelio como si fuera una doctrina de Cristo, Cristo es el evangelio y esto es lo que anunciaba Felipe.

Luego encontramos a Pablo, un hombre que había sido completamente transformado por el evangelio de Jesucristo, a quien también le fue encomendado por el Señor predicar a los gentiles, y en el versículo que leímos expresa que tanto él como los compañeros, como el equipo apostólico que iba con él, predicaban a Cristo, y agrega algo muy singular, algo muy particular: a Cristo y a este crucificado.
Ahora bien, ¿por qué será que se enfatiza? ¿Y por qué será que Pablo enfatizaba en el mensaje a Cristo y a este crucificado?
Para poder responder y poder entender mejor lo que significa la crucifixión, también tenemos que ver un poco en la misma época de Jesús, cómo era la mentalidad, tanto judía como griega, que eran los que estaban alrededor de todo aquello que Jesús estaba viviendo.
Si lo vemos a nivel de los judíos, para el concepto judío, un Mesías, alguien que los viniera a liberar, tenía que ser un hombre de una gran autoridad, con un gran prestigio y con un gran dominio político que los librara de la esclavitud de Roma. Por eso para un judío, cuando vieron morir a un hombre en una cruz, eso era signo de debilidad. Además se agrega que en la cruz los que mueren son malhechores, y si vamos a lo que decía la ley, la ley dice maldito todo aquél que es colgado de un madero. Así que pala la mentalidad judía jamás aquel que estaba siendo crucificado podía ser su Mesías, porque según la letra de la ley ellos decían, el fue colgado en un madero es un maldito y un maldito no puede ser nuestro Mesías. Esto si lo vemos desde la mentalidad judía.

Por otra parte, si lo vemos desde la mentalidad griega, Dios para los griegos siempre debía ser alguien que no manifestara sentimientos, incapaz de sentir ninguna clase de tristeza, ni dolor, además según los conceptos griegos, Dios no podía morir en una cruz, ¿por qué no podía morir? Porque no está destinado al sufrimiento ni estaba destinado a morir.
Otro asunto muy escandaloso para el griego era que Dios jamás podría involucrarse en los asuntos de los hombres, porque Dios es un ser inaccesible, así que cómo era que Dios iba a bajar a la Tierra y tener un contacto directo con los seres humanos.
Por otra parte, cuando ellos miraban a Pablo como mensajero de esta nueva doctrina que era el evangelio, ellos decían, no puede ser que este hombre presente a Cristo de manera tan simple con un mensaje tan reducido y sin muchos argumentos. ¿Por qué? Porque los griegos estaban acostumbrados a largos discursos y a retórica filosófica que avalara aquellos puntos de vista que ellos tenían para presentar un tema. Así que presentarle a Cristo crucificado, para ellos era algo que no tenía ninguna clase de sabiduría.

O sea que, Cristo como Mesías ofendía a los judíos y ofendía a los griegos, pero el hecho de que Pablo predicara a Cristo y que lo predicara crucificado era fundamental, ¿por qué? Porque el eje central de toda la obra de la redención es la entrega y el sacrificio de Cristo.
Primer lugar, porque por el sacrificio de Cristo y su sangre derramada, es que el pecado es quitado y nosotros podemos ser limpiados de nuestros pecados, eso es el primer gran paso de la obra de la redención, que luego, posteriormente, daba la posibilidad de que Cristo estando muerto pudiera resucitar de los muertos y además pudiera ascender a los cielos, y con ambas cosas poder demostrar que era Dios. Pero para eso tenía que haber un sacrificio, para eso tenía que haber una muerte, para eso se tenía que pagar el rescate de la humanidad, y sin el sacrificio, sin la muerte y sin el derramamiento de la sangre no se podía pagar el rescate de la humanidad.
Por eso decimos, que es el eje central de la redención, el hecho del sacrificio de Cristo.

Ahora bien, si vemos que Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, como dice bien la Escritura, si Cristo no cambia, el evangelio tampoco cambia. Así que, nosotros no debemos ni cambiarlo ni editarlo. ¿Qué predicaban los apóstoles? Y a eso nos tenemos que meter cada día más en las Escrituras, los apóstoles si queremos ver qué predicaban, predicaban a Cristo crucificado y levantado por el poder de Dios, así como Pablo habló de crucificado, también en otras partes tanto Pablo, Pedro y los otros apóstoles, hablan del Cristo levantado por el poder de Dios; esto era lo que predicaban los apóstoles cuando predicaban el evangelio. Este evangelio predicado de esa manera, es Cristo y Cristo es el que transforma la vida, no una doctrina, no que digamos las "palabras mágicas", déjeme decir entre comillas, sino Cristo es el que transforma las vidas.
Así que Pablo sabía que pese a todas las creencias, frente a  todas las filosofías huecas que presentaban los griegos, Pablo estaba convencido del poder del evangelio, porque el poder del evangelio era Cristo mismo transmitido a las personas, para que las personas pudieran tener una transformación de vida.

(Hernán Cipolla)      
Y qué importante es darnos cuenta de esta realidad, porque cuando uno ve ese reflejo en la Palabra, en la actitud y en el entendimiento del apóstol, para nosotros tiene que significar un camino ya marcado. Es decir, el apóstol transitó un camino que es el camino de Dios, y es el que nosotros, como Iglesia, debemos también transitar. Por eso el entender a Cristo como el evangelio, nos hace ver una dimensión diferente para cuando nosotros compartimos, y precisamente ahora en lo que vamos a continuar, vamos a ver un versículo que conocemos de memoria, pero que realmente es muy fundamental para lograr este entendimiento por el Espíritu.
Y vamos a compartir un versículo que está en Romanos el capítulo 1 y es el versículo 16, dice de esta manera:

“Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”...
Romanos 1:16 / RV1960

Sin lugar a dudas, nosotros recordamos casi hasta de memoria podría decir, las palabras de este versículo. Y aunque lo sabemos, lo que necesitamos ahora es que el Espíritu nos lleve a tener un entendimiento cabal de por qué Pablo se refirió al evangelio como poder de Dios.
Podríamos suponer en principio, que cuando Pablo escribió que no se avergonzaba del evangelio, es porque él en su mente lo estaba asociando a todo el sufrimiento que el evangelio le había causado, es decir, si lo miráramos humanamente, realmente Pablo había pasado por etapas de dolor y de conflictos precisamente por causa del evangelio y de anunciar a Cristo. Pablo había sido perseguido, había estado en la cárcel, había recibido castigos como no nos imaginamos, y había pasado por muchas situaciones, todas esas situaciones dolorosas habían sido por causa de presentar a Cristo a la gente.
Entonces si nosotros pensáramos que él dice, no me avergüenzo porque ustedes saben todo lo que he sufrido, sin embargo, a pesar del sufrimiento no me avergüenzo, estaríamos mirando algo que humanamente tiene sentido pero no para la mente y el corazón de Pablo.

¿Qué quiero decir con esto? Pablo lo que está hablando es como un hombre que experimentó lo que significa conocer a Cristo y la transformación que Cristo hace, produce en el interior de la persona, por eso, por el valor que tenía Cristo y su transformación en su propia vida es que Pablo decía, esto que podía ser vergüenza para cualquiera, para mí en realidad, no es vergüenza sino que es motivo de orgullo de saber que Dios me ha llamado a mostrar a Cristo, porque este evangelio, primeramente ha transformado mi vida.

Ahora sí lleguemos al punto importante, al punto central del versículo. Él hizo referencia al evangelio como poder de Dios para toda persona que se rinde a Cristo y es salva.
Vamos a destacar la palabra poder. Esta palabra en el griego es la palabra dunamis, es una palabra muy importante porque si la tuviéramos que traducir literalmente a nuestro español, debiéramos decir dinamita. Esta palabra en griego significa literalmente dinamita, y su sentido más amplio incluye palabras como energía, capacidad, gran fuerza, fortaleza.
Es decir, Pablo está hablando que el evangelio es el poder divino que vence cualquier clase de resistencia, es el poder del evangelio en Cristo que termina transformando lo que parecía que nada lo podía transformar.

Ahora bien, vamos a hablar de un ejemplo práctico, simplemente traigamos a la mente un ejemplo práctico del uso natural de la dinamita. ¿Para qué se usa la dinamita en este mundo, en esta Tierra en que vivimos? Por ejemplo para demoliciones o para minería. ¿Por qué razón? Porque la dinamita destruye rocas que de ninguna otra manera se podrían destruir; solamente la dinamita las puede destruir.

Ahora llevemos el ejemplo práctico al área espiritual para entender qué ocurre o qué hace la dinamita de Dios en la vida del ser humano.
Cuando la dinamita del evangelio llega, tiene la capacidad de destruir lo que parecía que a una persona le impedía ser libre, podemos mirar a alguien y decir, esta persona está tan atada, está tan mal que no sé cómo va a lograr ser libre, la única manera es la dinamita del evangelio en Cristo.
Ahora, vamos a resumir esto en algunas frases que juntos vamos a leer, por ejemplo:

La dinamita de Cristo (el poder del evangelio) tiene efecto sobre el poder del pecado.

La dinamita de Cristo (el poder del evangelio) tiene efecto sobre las pasiones que gobiernan el accionar de las personas.

La dinamita de Cristo (el poder del evangelio) tiene efecto para contrarrestar los ataques del diablo sobre la mente.

La dinamita de Cristo (el poder del evangelio) arrasa con la esclavitud produciendo liberación en quien ha creído.

Si ustedes se dan cuenta por estas frases que acabamos de leer, queda demostrado que no habría ninguna otra cosa en este mundo que tenga la capacidad, el poder en sí misma, de transformar la vida como lo hace el evangelio.
Entonces si nos estamos dando cuenta, ahora necesitamos a esta realidad incluirle la comprensión de la esencia que el evangelio tiene.
¿Por qué se puede decir que el evangelio es poder de Dios? Hay una esencia para que el evangelio sea poder de Dios.
Por ejemplo, los creyentes solemos hacer algo, algo que lo hacemos casi inconscientemente, cuando hablamos de evangelio, en nuestra cabeza lo asociamos a mensaje de salvación, para nosotros evangelio y mensaje de salvación, son frases sinónimas.
Ahora, llama la atención que en realidad el Espíritu inspiró a Pablo a definir el evangelio como poder de Dios para salvación y que Pablo nunca haya escrito, el evangelio es el mensaje de Dios para salvación, ¿por qué? Porque Pablo definitivamente se estaba refiriendo a algo mucho más profundo cuando definió al evangelio como poder, en esa declaración el apóstol estaba enseñando que el evangelio tiene una esencia y que en realidad esa esencia se transforma en un espíritu que cuando transmitimos a Cristo a través del evangelio, ese espíritu lo reciben los oyentes, y entonces pueden empezar a comprender y experimentar en su propia vida, que si reciben el evangelio, si reciben a Cristo, entonces el poder de Dios contenido en ese evangelio va a liberar sus vidas y transformarlas de una manera que nunca más serán iguales. 

Fíjense, que si vemos a la cristiandad en general y la cristiandad reduce el evangelio al concepto de mensaje de salvación, ahora podemos entender por qué a muchos cristianos que están sobre la Tierra no les vemos, los miramos y no les vemos una vida transformada, porque lo que entendieron como evangelio era, que había que creer el mensaje correcto para que entonces mi manera de pensar cambiara y yo me alineara con lo que Dios opina, pero eso no produce ninguna transformación interna.

Ahora, esto afecta a la Iglesia al día de hoy, como afecta también a las personas que alguna vez escucharon y se alejaron del Señor, y uno dice, ¿pero por qué si escucharon se alejaron? Simple y sencillamente, porque el evangelio para ellos fue un mensaje, se alinearon a la doctrina pero nunca recibieron transformación de vida, y cuando no hay transformación de vida, es como si yo digo voy a hacer una dieta pero esta dieta no se me acomodó, entonces sigo comiendo como antes comía, porque si a mi cuerpo lo veo igual a pesar de que hago la dieta hace tres meses, para qué me ato a una dieta. Casi, casi es lo mismo, es decir, yo creí en el evangelio pero el evangelio no me cambió mi vida, sigue igual, ¿entonces por qué me tengo que seguir ajustando al evangelio? Es más fácil alejarme y seguir viviendo la vida que yo vivía antes.

Ahora, fíjense esto, considerar el verdadero evangelio a un mensaje que no da como fruto una transformación rotunda, tiene que para nosotros caer en una conclusión, ése no es el verdadero evangelio de Cristo.
Si el evangelio no produce una transformación, ése no puede ser el evangelio de Cristo.
¿Por qué decimos esto? Porque por las palabras inspiradas por el Espíritu a Pablo, podemos afirmar que la evidencia de recibir el verdadero evangelio, es el poder de Dios manifestado en la vida de quienes creen. Sólo por acción del Espíritu podemos ver que Cristo es la Palabra que se encarnó para ser el evangelio que transforma la vida de la gente, quienes reciben el evangelio no reciben un mensaje, reafirmo lo que Dany dijo hace un rato, no reciben un mensaje, no escuchan palabras, están recibiendo a Cristo mismo como poder de Dios para transformación de vida.
En síntesis, Pablo enseñó que el poder de Dios para salvación es Cristo mismo, y esta misma revelación es indispensable para que los creyentes seamos efectivos a la hora de anunciar a Cristo.

(Daniel Dardano)
Creo que es tremendamente dramático y revelador lo que estamos compartiendo, y yo que lo escribí con ustedes estoy siendo impactado por lo que estamos recibiendo.
Y hay algo que quiero comentar en este momento y a veces lo digo y la gente me lo escucha decir, hay dolor en el corazón cuando uno ve personas que están sentadas en las congregaciones cuyas vidas no están transformadas y luchando con una, con dos, con tres cosas, y parece ser que el evangelio no funcionó así como mencionaste lo de la dieta.
Entonces el evangelio no es que no funcionó, es que creyeron en un mensaje, y yo digo, y me da tristeza pensar que muchos de esos que están ahí, que considero mis hermanos, no estarán en el cielo, en el cielo nuevo y la tierra nueva que vamos a disfrutar aquellos que hemos creído, por el poder transformador del evangelio; tiene que haber cambios.
Y mientras estabas hablando, también voy a traer un ejemplo familiar, mi abuelo se convirtió a los 62 años, sesenta y dos años le predicaron el evangelio y él lo creyó, mi abuelo fumaba de una manera, era un vicioso empedernido y eso lo contaba, y mi hermano y yo éramos chicos y lo escuchábamos a mi abuelo, en el momento que él se entregó a Cristo, él no tuvo consejería pastoral, no lo agarró un pastor y le dijo tenes que dejar de fumar, él agarró la cajetilla de cigarrillos la puso bajo su pié y le hizo así, la trituró y dijo, nunca más voy a fumar. ¡El poder transformador del evangelio!
Y eso es lo que tiene que funcionar y no está funcionando, pero no por culpa de Cristo y el evangelio, sino porque a lo mejor creímos mal.

(Daniel Cipolla)
Quiero agregar esto, esto nos va a ayudar creo, a cambiar un chip en nuestra mentalidad espiritual, porque si nosotros seguimos viendo el evangelio como el mensaje que tenemos que transmitir, nunca vamos a liberar el poder del verdadero evangelio, y no porque no estemos diciendo lo correcto o los hermanos no estén diciendo lo correcto, no, no se trata de eso, y los que nos conocen saben cómo hemos profundizado en el evangelio de Jesucristo, pero sí tenemos que cambiar ese chip porque si nosotros entramos a comprender realmente en nuestro espíritu la perspectiva de Dios sobre el evangelio, nosotros sabremos qué poder estamos portando cuando predicamos a Cristo y vamos a saber que no habrá nada, no habrá dureza, no habrá nada, que se pueda interponer contra eso.
Es como algo que, destruye lo que sea que se ponga adelante.
Y esto es muy importante porque eso parte de la convicción de mi interior, y si no parte de ahí eso no va a tener poder en la transmisión.
Por eso es tan importante comprender que el evangelio es Cristo, y que lo que transmitimos es a Jesús como el Mesías, de manera que sabemos que el poder no está en las palabras que decimos o en unos puntos que forman la teología del evangelio, sino en Cristo mismo que estamos transmitiendo, y esto es importantísimo.

(Daniel Dardano)
Por eso creo que hoy tenemos que pedirle al Espíritu que nos revele, que nos revele a Cristo y el evangelio, porque es hora de que ese poder transformador actúe en nuestra vida, y precisamente cuando este poder transformador llega a nosotros, vemos las cosas de otra manera.
Cuando el Espíritu Santo nos revela esta realidad de Cristo y del evangelio, entonces comenzamos a valorar de una manera diferente a Cristo y el evangelio, porque estamos experimentando cambios profundos, transformaciones profundas, en nuestra vida.

Y lo segundo, que el Espíritu nos revela, es que con base en nuestra experiencia, con base en esto que funcionó para nosotros cuando transmitimos a Cristo y el evangelio, entonces vamos a confiar y creer que ese evangelio también va a transformar la vida de aquél a quien yo le estoy hablando de Cristo y del evangelio.

También vimos que Pablo habló del tema de la vergüenza, él dijo, yo no me avergüenzo del evangelio, sin importar los sufrimientos que el evangelio le pudiera causar y vaya que le causó sufrimiento. Pero dejemos siglos atrás y vengamos a la actualidad, vengamos al Siglo XXI. ¿Qué pasa con nosotros y el sufrimiento por Cristo y el evangelio en la actualidad? ¿A qué situaciones nosotros estamos expuestos que pudieran ser motivo de vergüenza en cada una de nuestras vidas porque estamos sufriendo por Cristo?
El evangelio es, o puede ser, motivo de burla, de rechazo, de discriminación, de descreimiento en algunos sectores, también considerado como caduco, porque se asocia evangelio a religión, y ya en el Siglo XXI hablar de religión, no, no, no, no es que el mundo cambia, entonces tanto los modernistas como los vanguardistas ven caduco el evangelio, hay otros conceptos, tenemos que actualizarnos, hoy en día es eficiente creer en diferentes tipos de filosofías, cosas que pueden llegar a cambiar al ser humano, porque si logramos cambiar a la mente del ser humano, entonces ese ser humano cambia.
Se cree también que a través de la mente podemos conseguir también mejores niveles de vida, ser más buenos, ser más nobles, qué decir de los ejercicios espirituales que están a disposición de toda la gente, la famosa meditación. Y parece ser que eso va a transformar y cambiar a la gente.
Nosotros sabemos que esto no es así, porque solamente Cristo que pagó en la cruz del Calvario muriendo y resucitando, tiene el poder para transformar nuestras vidas.

Ante este panorama y ante estos ataques y esta oleada que se vino, se está viniendo y vendrá más y arreciará más contra la fe. ¿Cómo nos vamos a comportar nosotros? Bueno, podemos mostrarnos pasivos, podemos decir, yo no puedo cambiar ninguna situación o vamos a tener la misma actitud de Pablo la cual le inyectó a Timoteo y a todas las iglesias a las cuales les escribía donde los incentivaba y los estimulaba a predicar a Cristo y el evangelio.
Quizá pudiéramos pensar que bueno, el apóstol Pablo tenía un ministerio, el Señor lo había llamado, él era apóstol, era predicador, era maestro, y entonces tenía que cumplir su ministerio, y entonces por eso Pablo predicaba. Nada más lejos de la realidad.
Pablo anunciaba a Cristo y el evangelio por la experiencia de transformación que él tuvo, baste solamente con recordar su experiencia en el camino a Damasco, cuando él es derribado a tierra, aparece el poder del Señor y lo llama, ¿Señor, quién eres? ¿Señor, quién eres? ¿qué estaba haciendo Pablo? Persiguiendo a los cristianos, a la Iglesia del Señor. En ese momento Pablo experimenta el poder transformador del evangelio, y ya sabemos todo el historial del apóstol Pablo y todo lo que hizo.
Entonces, ese hombre transformado era el que predicaba a Cristo que es el que puede transformar, entonces queridos hermanos, jamás podremos sentirnos avergonzados de algo que transformó nuestras vidas, y esto es Cristo y el evangelio.

(Daniel Cipolla)
Ahora, mirando esto que estabas diciendo Daniel, entonces creo que uno tiene que ver lo que produce el evangelio, claro, porque qué pasa, cuando uno se encuentra primero que Pablo nunca se avergüenza del evangelio, se encuentra que ese mismo espíritu él lo transmite. En realidad no sólo no se avergüenza, es como les pasó a los apóstoles cuando el Consejo los tomó, era motivo de honra, estaban gozosos por haber sufrido por Cristo ¿Qué diferencia a la mentalidad del mundo cosmopolita? Con una visión siempre muy hedonista, muy de que no, el Señor no quiere que nada sufra, sí, sí, pero hay sufrimientos por Cristo que son diferentes.

Entonces, tenemos que ver también lo que el evangelio produce, porque si entendemos eso vamos a entender beneficios, por lo menos algunos de los beneficios que nosotros tenemos por el evangelio.

Vamos a ver, por ejemplo, algún pasaje que está en Timoteo, en 2 Timoteo 1, del versículo 8, la parte b, hasta el versículo 11, dice de esta manera:

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio
de nuestro Señor ni de mí, prisionero suyo.
Más bien, sé partícipe conmigo
de los sufrimientos por el evangelio,
según el poder de Dios.
Fue él quien nos salvó
y nos llamó con santo llamamiento,
no conforme a nuestras obras sino conforme
a su propio propósito y gracia,
la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo
y ahora ha sido manifestada por la aparición
de nuestro Salvador Cristo Jesús.
Él anuló la muerte y sacó a la luz la vida
y la inmortalidad por medio del evangelio,
del cual he sido puesto como predicador, apóstol y maestro”.

2 Timoteo 1:8-11 / RVA2015

¿Qué nos certifica esto? Nos certifica que el evangelio no tiene nada en común ni con lo humano ni con lo natural, sino que tiene todo en común con lo divino y con lo sobrenatural.
Pablo está animando a Timoteo a no avergonzarse jamás a ser un testigo de Jesucristo, a no avergonzarse de que Pablo estuviera preso por causa del evangelio, sino por el contrario, y es más, le enseña a Timoteo que él también aprenda a padecer por el evangelio de Cristo. Pero saben lo que agrega, una cosa muy importante, aprende a padecer según el poder de Dios, es decir, no trates Timoteo de sufrir por el evangelio basado en tu fuerza, en tu capacidad, en tu resistencia al sufrimiento, no lo procures, porque por ese lado vas a ser derrotado, tienes que vencer y sufrir por el evangelio, según el poder de Dios.

Entonces, nos damos cuenta que la grandeza del evangelio se ve claramente reflejada en el sentido de que por medio del triunfo de Cristo, el diablo junto con todos sus principados y potestades, la Biblia dice, que fueron despojados, se le quitó al diablo el imperio de la muerte, que esto es bien importante, le fue quitado ese dominio al diablo.
Así que, con toda certeza es que Pablo pudo anunciar tres cosas poderosísimas:

Primero, Cristo anuló la muerte, cuando le quitó su imperio al diablo. ¿Qué hizo Cristo? Anuló la muerte, por eso dice que los que estamos en Cristo Jesús, realmente, no morimos sino que dormimos, pasamos de una clase de vida a otra clase de vida para la eternidad que estaremos con Él.
Cristo anuló la muerte, primer cosa.
Segunda cosa, Cristo trajo a la luz la vida y la inmortalidad, que es la tercer cosa.

Estos beneficios que sólo pueden experimentar los que creen en Él, son beneficios para todos, porque estos beneficios son para cualquiera, para cualquier persona en la Tierra, pero solamente lo pueden experimentar quienes creen en Él.

Así que a manera de resumen, para ir terminando con esta parte de la enseñanza, nosotros vamos a valorar y vamos a destacar sólo, sólo algunos, algunos de los beneficios, no todos los beneficios de Cristo, pero algunos de los beneficios de lo que produce el evangelio en la vida de las personas, cuando vemos que este evangelio anuló la muerte, trajo esa vida abundante de Jesucristo y trajo para nosotros la inmortalidad.
Vamos al primer pasaje bíblico en Efesios 5, verso 8, que dice así:

... “porque, si bien en otro tiempo eran tinieblas,
ahora son luz en el Señor. ¡Anden como hijos de luz
!
Efesios 5: 8 / RVA 2015

Fíjense qué tremenda declaración:
No sólo estábamos en tinieblas, sino que éramos tinieblas y por el poder del evangelio hemos sido hechos luz en Cristo.

Segundo pasaje bíblico en Colosenses capítulo 1 verso 13, que dice:

“Dios nos libró del poder de las tinieblas
y nos llevó al reino de su amado Hijo”...

Colosenses 1:13 / DHH

Aquí dice una verdad trascendente la Escritura:
Hemos sido trasladados de dominio: del poder de las tinieblas al reino (de Jesucristo) del amado Hijo de Dios por el evangelio.

Tercer pasaje bíblico, en 1 de Pedro, capítulo 2, verso 10, que dice:

“Ustedes antes ni siquiera eran pueblo,
pero ahora son pueblo de Dios;
antes no habían recibido misericordia,
pero ahora ya la han recibido”.

1 Pedro 2:10 / NV

Fíjese algo extraordinario:
De extranjeros a ciudadanos del reino de Dios. Como extranjeros carecíamos de la misericordia del Señor, pero como pueblo de Dios somos receptores de su misericordia.

Cuarto pasaje bíblico, 1 Juan, capítulo 3, verso 1, dice:
“Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre
para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos!
Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él”.

1 Juan 3:1 / RVA 2015

Este pasaje de la Escritura es realmente alentador para nosotros, porque dice que:
El amor del Padre hacia nosotros es de tal magnitud, que por el evangelio recibimos la identidad de hijos suyos.

Quinto pasaje y último:

...“para que al ser justificados por su gracia viniéramos a ser herederos
conforme a la esperanza de la vida eterna”.
Tito 3:7 / RVC

Quiere decir que:
No sólo somos beneficiarios de la justificación por la gracia de Dios, sino que junto con esa gracia Él nos dio el derecho de ser herederos.

Les hago una pregunta hermanos, sólo estamos viendo algunos beneficios, ¿necesitamos  más? ¿necesitaremos un listado más grande? ¿Los veinte, los mil y uno beneficios que tenemos por estar en Cristo y por haber creído en su evangelio?
Yo creo que no, al contrario, yo creo que cuando uno escucha estos beneficios, solo del corazón brota una nota de agradecimiento hacia el Señor.

No sólo brota esta nota de agradecimiento, sino que esta comprensión del evangelio como Cristo, esta comprensión del poder del evangelio, además de inspirarnos al agradecimiento, produce ¿qué en nosotros? Profunda convicción, certeza en quién hemos creído, en qué hemos creído. ¿Y eso a qué nos impulsa? Nos impulsa a vivir para Cristo, nos impulsa a vivir para el evangelio, nos impulsa a entregarlo todo, nos impulsa a que no importa lo que venga si es por el evangelio, no importa lo que venga. No importa la clase de sufrimiento o padecimiento que venga si es por el evangelio, no estamos hablando de padecimiento por tomar malas decisiones, de padecimientos por pecar, de padecimientos por ser tercos, no, estamos hablando de padecimientos con propósito y el único padecimiento con propósito, el único, es el padecimiento por el evangelio.
¿Por qué digo esto? Porque el padecimiento por la enfermedad y por los dolores, los llevó Cristo.
Así que, ése no es un padecimiento con propósito, el padecimiento verdadero con propósito, es por el evangelio.
Por el evangelio de Cristo nosotros terminamos de cumplir lo que falta, dice la Escritura, lo que falta de los sufrimientos de Cristo. ¿Cómo sufrimos? ¿Cómo que falta? Si Él dice que consumado es, aquí está lo que falta. ¿Qué es lo que falta? Que nosotros, al igual que Pablo, Pedro, Juan y los demás apóstoles, tengamos nuestra parte en los sufrimientos por el evangelio de Jesucristo, éste es nuestro privilegio hermano, y tenemos que salir como salieron los apóstoles después de que salieron del Consejo de los Ancianos de Israel, gozosos de ser dignos, en cualquier momento que nos toque, de sufrir por Cristo.

Por eso vamos a orar el día de hoy pidiéndole al Señor que se internalice de tal manera la persona de Cristo y este evangelio en nosotros que podamos salir en donde estemos y en cualquier lugar, sabiendo el poder que nos habita, que está en Cristo. Y que nosotros al transmitir a Cristo, ese poder va tocar a la gente, ese poder va a ser una espada que toque a las personas, y no importa qué tan duro sea el corazón, Dios lo va a transformar para siempre.

Padre, en el nombre de Jesús te damos gracias por estas grandes verdades, te damos gracias por esta enseñanza que hoy hemos tocado, te damos gracias Señor, porque realmente el evangelio de Cristo nos cambia, no necesitamos consejeros que nos ayuden a cambiar, es el poder de Dios para salvación, es el poder de Dios para cambiarnos, para sanarnos, para liberarnos, y este poder está en cada uno de mis hermanos que está hoy viendo y escuchando estas palabras, este poder está dentro de ellos, no solo para salir de cualquier miseria nuestra, sino también para poder tocar a la gente, y cuando la veamos sumida en el pecado digamos, a este Dios lo va a transformar, a este Dios lo va a tocar, a este Dios va a romper su corazón duro como piedra y va a traer un nuevo corazón, un corazón verdaderamente de carne.

En el nombre de Jesucristo pedimos esto, lo declaramos, lo creemos y lo recibimos, amén y amén.


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