
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
 
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Ahora, en el tiempo que está viviendo, la Iglesia,  como es protagonista de los propósitos del Señor, la Iglesia primeramente tiene  que ser transformada y entender lo que está en el corazón de Dios para entonces  aplicarlo a la Tierra, por eso las cosas no pueden ser a “microondas”, no puede  ser “por un ratito lo pongo y ya sale hecho y terminado”. 
Tu vida y mi vida, nunca podrán ser formadas por el Señor de esta manera,  nuestra vida tiene que ser formada como Dios desea, por el trabajo del Espíritu  Santo en nosotros de manera permanente.
La obra que el Señor Jesucristo comenzó en nosotros, el Espíritu Santo la  estará acabando y terminando pero esto será hasta el último día de nuestra  vida, siempre habrá algo en donde el Señor tendrá que mostrarnos que Él tiene  un plan mayor, algo que es perfecto de acuerdo a su corazón y a su mente y que  posiblemente nosotros no lo entendíamos así. 
Una de las cosas que el Señor necesita revelarnos en este tiempo y en esta  transición que estamos viviendo como Iglesia es: 
¿Qué tipo de relación debe haber entre aquellos que somos miembros del  Cuerpo de Cristo? 
Porque lamentablemente muchas de las relaciones que hemos desarrollado hasta  este momento, son relaciones que pasan más por lo sentimental, por lo anímico,  que por lo espiritual. 
Realmente, la mayoría de las cosas, si pensamos fríamente en cómo desarrollamos  nuestra vida, la mayoría de las cosas nos hemos acostumbrado a pensarlas, a  analizarlas, elaborarlas y decidirlas, por nuestro razonamiento y sentimientos,  y esto como una costumbre. 
El Señor está transformando nuestras personas, de hombres y mujeres  almáticos, a hombres y mujeres que son del espíritu, viven en el espíritu y  obran por el espíritu.
Pero cuando vivimos por el espíritu, no puede haber una parte de nuestro  ser que esté viviendo por el espíritu y otra parte del ser que este viviendo  por el alma o los sentimientos; o todo es transformado o nada lo fue. 
Si lo que el Espíritu Santo está haciendo en lo íntimo de nuestra vida, no se  traduce en las actitudes de nuestro andar diario, en la manera de pensar, en la  conducta, en las palabras, en las acciones y aún en las relaciones, quiere  decir que lo que creíamos que el Espíritu estaba haciendo, no lo está haciendo  tanto. 
Muchas veces damos por culminado algo que Dios quería hacer en nuestra vida,  cuando ni siquiera empezó a hacerlo. Tenemos que ver el resultado de la obra de  Dios en nuestro interior, y no solo nosotros lo debemos ver, sino aquellos que  nos rodean, también lo tienen que ver. 
Por eso, Pablo podía decir, sean imitadores de mí, como yo soy de  Cristo.
Otra cosa que seguramente te enseñaron alguna vez, es que a todos los  cristianos siempre hemos dicho: “No me mires a mí, mira al Señor”... ¡Qué espiritual suena!, pero no es bíblico como lo espiritual que suena, porque  aquél que está empezando en el Señor, si no te puede mirar a ti, no tiene un  reflejo de Cristo real sobre la tierra. 
A quién va a seguir, si no puede palpar a Cristo de manera directa, por eso  Jesús convivió con doce hombres que estaban llenos de diferentes situaciones,  conflictos, problemas, diferentes manera de pensar, diferente extracción  social, pero esos hombres fueron impulsados por el mismo Jesús a hacer la obra  más transformadora del mundo, a dar inicio a la Iglesia que hoy sigue en pie y  que Dios está nuevamente levantando de acuerdo a su visión, a su estructura, a  su manera de ver las cosas. 
Fueron doce hombres, pero que se dejaron impactar directamente por la vida de  Jesús, y si tu vida y mi vida no impactan a otros por lo que Dios, por el  Espíritu Santo está haciendo en nuestras vidas, entonces los demás no podrán  imitar a Cristo. 
Las relaciones que hoy en día una Iglesia apostólica y profética requiere, son  relaciones que se guíen por el Espíritu y que puedan ver lo que Dios está  formando en la vida de la otra persona. 
¿Qué es lo que Dios va a producir a partir de esa persona con la cuál yo estoy  entrando en relación? 
Si puedo ver por el Espíritu lo que Dios está haciendo en la vida de la otra  persona y puedo percibir todo lo que Dios depositó en la vida de esa persona,  entonces puedo entrar en una relación correcta con dicha persona. 
Pero si veo que es persona no está creciendo en lo que Dios quiere para ella y  está desviándose del propósito original de Dios, y si por el contrario yo sí  estoy guardando mi propósito, ya no podré tener una relación correcta con esa  persona. 
Por esto la relación de los miembros del Cuerpo, en una Iglesia  apostólica y profética, tiene que ser y debe ser una “Relación  de Pacto”.
Hoy, los arreglos que se hacen entre cristianos, es para intentar conseguir las  cosas de Dios tirándole del bolsillo al Señor, a ver si nos da lo que estamos  pidiendo. 
Entonces, un diálogo entre cristianos sería: “Nos ponemos de acuerdo para  pedirle al Señor que nos entregue este Hotel”... 
Y nosotros nos ponemos de acuerdo, nadie nos habló, no sabemos si el Espíritu  Santo habló, pero nos ponemos de acuerdo y estamos cuatro años orando para que  el Señor nos entregue este hotel... En realidad, el acuerdo tiene que comenzar  por lo que el Espíritu Santo está haciendo en la vida de mi hermano, por lo que  el Espíritu Santo está haciendo en mi vida y por lo que el Espíritu Santo a los  dos nos dio una palabra específica, que nos muestra cual es el plan perfecto de  Dios. Cuando encontramos ese plan perfecto, ya estamos “en acuerdo”,  no necesitamos ponernos “de acuerdo”, porque “en ese  acuerdo” Dios va a conceder lo que nos habló. 
Pero para eso, debemos percibir lo que Dios está queriendo hacer. 
Ahora quiero utilizar un ejemplo bíblico que es muy conocido, vamos a ver un  tipo de relación que todos conocemos, pero queremos ver el tipo de relación que  hoy en día debemos manifestar, desarrollar en una Iglesia que es apostólica, en  esencia y que Dios está levantando en este tiempo para implantar el reino de  Dios: 
"Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, 
el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, 
y lo amó Jonatán como a sí mismo."
1 Samuel 18:1 
Dice aquí la Palabra, que después de que David enfrentó a Goliat, que hizo lo  que ninguno del ejército podía, ni sabía, ni tenía la capacidad de hacer, David  siendo apenas un muchacho, se atrevió a conquistar lo que Dios quería  entregarle a ese pueblo; una victoria ante los filisteos y el único que podía  percibir lo que Dios quería hacer fue él, un muchacho que no era un hombre de  guerra, que no estaba acostumbrado a salir a la guerra como todos los demás,  pero que sí confiaba en Dios. 
El sabía que la lucha no era contra un pueblo, contra un ejército, y que por más  que se dijera “ejército del Dios vivo”, era un ejército que tenía,  como los perritos, la cola entre las patas, tenía muchísimo miedo, sino que  David sabía que esos filisteos estaban luchando contra Dios, y él fue a  luchar en nombre de Dios, por eso venció.
Luego de todo esto, Saúl abrió los ojos y dijo “este tipo, es un tipo  interesante, este muchachito es alguien que a mí me conviene”. 
Por lo tanto le comenzó a hablar, pero al lado de Saúl estaba su hijo Jonatán,  y lo único que él hizo fue escuchar a David y a Saúl hablar, y cuando terminó  de escuchar a David hablar, dice la Escritura: el alma de Jonatán quedó  ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. 
Hay varias cosas a destacar: 
* Una ligadura de alma. 
Al final van a entender lo que voy a explicar ahora, pues necesitamos entender  que la ligadura que tuvo Jonatán con David, fue una ligadura “almática”,  no una ligadura espiritual.
Hubo algo en David que llamó la atención de Jonatán, la relación y el amor de  Jonatán, fue sincero y verdadero. 
Ahora lo vamos analizar, pero hubo un problema allí, y fue que “su alma  quedó ligada” y cuando nosotros nos ligamos “en alma” el resultado no es el mejor, no es el que Dios quiere.
¿Por qué Jonatán quedó ligado en alma? Porque Jonatán no tenía el  Espíritu Santo, David sí tenía el Espíritu Santo, porque cuando Samuel  llegó a la casa de Isaí, lo ungió, y dice la Biblia que a partir de ese momento  el Espíritu de Dios vino sobre David, él estaba bautizado con el Espíritu Santo  de la misma manera que nosotros, él podía ser un hombre espiritual, pero  Jonatán no. 
Por eso se le perdona a Jonatán que la ligadura haya sido de alma, pero hoy a  nosotros los hijos de Dios, llenos del Espíritu Santo, bautizados con el  Espíritu Santo, no se nos puede perdonar que sigamos haciendo ligaduras  almáticas, aún con los hermanos en Cristo, porque ese no es el tipo de relación  que Dios quiere. 
Porque la ligadura del alma, te va a hacer ver del otro lo que Dios puso, pero  a su vez siempre vas a estar buscando el problema o la situación conflictiva  que en algún momento te va hacer partir con esa relación, cortar con aquello  que viene de Dios, porque la relación no fue espiritual; y todo lo que  no nació por el espíritu, no puede terminar por el espíritu. 
El alma de Jonatán quedó ligada a David, pero hay algo sí muy bueno de Jonatán,  porque dice: y lo amó Jonatán como a sí mismo. 
Jonatán puedo percibir algo en David, que él anhelaba en el fondo de su ser y  al ver a David, lo amó como si se amara a sí mismo, de esa manera Jonatán  estaba cumpliendo la ley de Dios, el mandamiento más importante que Dios a  dejado y que Jesús repitió: 
“Ama a Dios por sobre todas las cosas, 
y después a tu prójimo como a ti mismo”.
Cuando amamos al prójimo como a uno mismo, aprendemos a ver al otro como nos  vemos a nosotros mismos. 
Nosotros mismos tratamos de tener respeto por nuestra propia persona, nos  cuidamos, aunque algunos no, porque vienen con alguna historia rara sobre su  propia vida y ni se aman a sí mismos y necesitan una salida. 
Estoy hablando de personas sanadas en el Señor, creo que a ese tipo de personas  estoy hablando. 
Entonces ese tipo de personas, saben quiénes son en Dios, que Dios los ha  salvado con un propósito y esas personas se cuidan a si mismas, pero muchas  veces dentro del Cuerpo, no logramos ver a los demás como nos vemos a nosotros  mismos, no logramos tener la consideración que tenemos por nosotros, esto es  algo que tiene que ser erradicado del Cuerpo de Cristo, porque una Iglesia  apostólica, primero va a pensar en el otro antes que en sí mismo. 
Una Iglesia apostólica, mira por las necesidades del otro y no por las propias,  por eso la Iglesia primitiva, vendía todo lo que tenía, sus propiedades, sus  bienes y ponían el dinero a los pies de los apóstoles, para decirles, “apóstoles,  como reconocemos la autoridad que Dios les delegó, reconocemos quienes son en  Dios, la sabiduría que Dios les ha delegado, ustedes van a saber administrar  esto que no nos pertenece porque todo es de Dios, para que a nadie le falte  nada”.
Jonatán pudo ver algo en David que se atrevió a dejar lo que aún a él le  correspondía por el bien de lo que Dios le estaba mostrando.
"Y Saúl le tomó aquel día, 
y no le dejó volver a casa de su padre."
1 Samuel 18:2 
Obviamente, esto Saúl lo hizo porque vio en David a un muchacho muy interesante  y que le convenía, a un muchacho que no era bueno que se volviera a su casa. 
Cuando nosotros seamos personas que viven por el Espíritu, va haber muchos que  no van a querer soltarte, ni alejarse de ti. 
La Iglesia en Argentina que Dios está levantando apostólicamente, tiene que  aprender lo que Dios ha puesto, porque en eso la Iglesia se va a ver  sorprendida por la mano de Dios, cuando hoy las empresas están queriendo echar  a muchos, a ti te van a querer recibir, porque van a ver algo que no lo verán  en ningún otro, porque les convendrá. 
Saúl dijo, a mí no me conviene que David se vaya, porque David produjo algo en  todo el pueblo, que ninguno de los soldados del ejército hizo. 
Si nosotros aprendemos a ver lo que Dios nos dio, los demás van a querer  retenernos, van a querer estar a tu lado, van a querer recibir de lo que Dios  puso en tu vida, pero si vivimos por nuestra manera de ver las cosas, por  nuestros sentimientos, por nuestros pensamientos, entonces seremos igual a los  demás, solamente que tendremos el título de “cristianos”, aún el título de  “Iglesia”, aún el título de “apostólicos y proféticos”, pero este no es un  título, es una manera de vivir. 
Lo apostólico y lo profético no es un título, es una forma de vida.
Cuando entramos en la dimensión apostólica y profética, toda nuestra vida  cambia, nuestro matrimonio cambia, nuestra familia cambia, nuestro entorno  cambia, nada puede quedar igual. Porque ya no entendemos las mismas cosas de la  misma manera que antes. Ahora Dios está abriendo nuestro entendimiento para que  nuestra vida pueda ser un modelo de lo que Dios, desde el principio de los  tiempos, quiso establecer sobre la tierra. 
Por eso ya no me conformo con tener un lindo matrimonio, si mi matrimonio no está  en el propósito de Dios e impactando a todos los que nos rodean, no podemos  conformarnos con llevarnos bien y darnos besitos y todo sea de color de rosa,  no sirve, no alcanza porque hay una inquietud adentro de satisfacer el deseo de  Dios. 
David tenía esa inquietud, él quería satisfacer el deseo de Dios, por eso se  presentó ante Goliat y le dijo “que piensas que estás haciendo, estás  queriendo luchar contra el Dios vivo y verdadero y te equivocaste, porque no lo  vas a lograr y te voy a demostrar que nadie se puede enfrentar a Dios”. Por eso, con una simple piedrita le dio en medio de la frente y lo volteó...  Eso es tener ansias y deseos de satisfacer el deseo de Dios, de querer hacer lo  que Dios está deseando.
"E hicieron pacto Jonatán y David, 
porque él le amaba como a sí mismo."
1 Samuel 18:3
Cuando una relación llega a ser de esta manera, estrecha, no puede ser una  relación de acuerdo, de abrazo, de beso, de “nos vamos a tomar un café”. No, es  una relación de pacto y entrar en pacto es mucho más de lo que  posiblemente hemos pensado hasta ahora, aún de lo que estamos acostumbrados a  oír de pacto, del pacto de Dios con nosotros, sin entender que, siempre hay una  parte que a mí me corresponde en el pacto. 
¡Qué bueno que Dios haga pacto conmigo! Llevo todas las de ganar porque Dios se  compromete conmigo en pacto, pero... ¿Mi parte? 
Aquí la Biblia está diciendo “E hicieron pacto”. 
La palabra “hicieron” en el original es: cortar. O  sea, si uno lo quisiera traducir más originalmente, ahí dice y “cortaron  pacto Jonatán y David”.
Y Usted puede decir: ¿Qué significa cortar pacto? Cuando en ese tiempo los  judíos hacían pacto, siempre tenían que ofrecer algo en el pacto, había muchas  cosas que podían ofrecer, pero al usar esa palabra “hicieron”, que originalmente  es “cortaron”, está implicando que tuvieron que haber tomado un animalito, el  cual lo sacrificaron y lo cortaron en dos, para hacer el pacto. 
Y había una manera de hacer el pacto, se ponían las dos partes cortadas del  animal, una enfrentada a la otra y cada persona de los que hacían el pacto,  pasaban en forma de ocho por entre las dos partes del animal. En ese momento,  Jonatán tenía las partes enfrentadas del animal y empezó a caminar en forma de  ocho, por entre las dos partes, y al caminar Jonatán empezó a decir: “Que  Dios haga conmigo como se hizo con éste animal si yo no cumplo con mi parte del  pacto”. 
Una relación de pacto no es “cuanto te quiero hermano, te tengo un cariño,  ahora que te veo después de veinticinco años siempre me acordé de ti en este  tiempo”... Eso no es una relación de pacto. 
Es: “Si yo no cumplo con el pacto que tengo con este hombre, que Dios me  quite la vida”... 
Hubieran avisado antes que era así, porque hacer un pacto es mucho más  importante que lo que yo tenía en mente. 
Los cristianos nos hemos acostumbrados a hacer pacto y después ni nos acordamos  lo que dijimos, ni lo que hicimos, damos regalitos y decimos que con este  regalo estoy haciendo un pacto contigo... Pero el asunto es que  definitivamente, las palabras se las lleva el viento.
Lo que hicieron estos dos muchachitos tenía un significado delante de Dios,  porque los dos estaban diciéndole al Señor, nosotros entendemos que hay un  propósito en común, sabemos que hay un plan tuyo para nuestra vida y lo  queremos desarrollar para cumplir tu voluntad, esta relación tiene propósito en  lo que tú nos estas mostrando.
No es que me cayó bien o me llevo bárbaro, con otro no hago pacto porque no me  llevo tan bien, no.
Yo tengo que poder hacer pacto con aquellos que son del Espíritu porque  me llevo bien con todos los que somos del Espíritu, porque hablamos el mismo  lenguaje, pensamos lo mismo y sentimos lo mismo, nuestro corazón late por las  mismas cosas, por eso puedo hacer una relación de pacto.
Una relación de pacto, no es un acuerdo verbal, no es estrechar las  manos, un acuerdo de pacto es: “Dar la vida por...”
Por eso cuando Dios dijo, estableceré y haré un Nuevo Pacto con la gente “voy  a quitar el corazón de piedra, para poner un corazón de carne”, Dios  en ese momento implícitamente estaba diciendo “voy a sacrificar a mi  propio hijo, para comprometerme en pacto con la humanidad, aunque me rechacen,  se mueran y se vayan al infierno, de todas maneras lo voy a dar todo por  ellos”.
En una Iglesia apostólica, las relaciones ya no pueden ser como fueron, por eso  Ananías y Safira no pudieron quedar en pie, ellos quisieron torcer el pacto.  Guardar un poquito por si no les iba bien; hubiera sido más fácil, por el pacto  decir: “Hemos decidido dar el cincuenta por ciento, el otro lo vamos a  guardar”, hubiera estado perfecto y bien delante de Dios, pero como quisieron  mentir, el Espíritu Santo, sacó las cosas a la luz.
Una relación de pacto, es mucho más de lo que podemos pensar, pero es un tipo  de relación a la cual Dios quiere llevar a su Iglesia en este tiempo.
"Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, 
y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte."
1 Samuel 18:4
Es obvio que Jonatán era el sucesor del rey, el príncipe al que le iba a tocar  el trono en algún momento, sabía que cuando Saúl muriera a él le correspondía  sentarse en el trono, pero él pudo ver algo mucho más importante que su propia  posición.
Hoy en la Iglesia, hay muchos que están para ver “su” posición; como no me  dieron este lugar, no permitieron hacer tal cosa, por lo tanto me voy de la  Iglesia. Ahí no estamos viendo lo que Dios quiere hacer, sino nuestro propio  lugar. 
Jonatán pudo decir: “Yo veo en David al futuro rey de este pueblo. No voy a  ser yo el rey, por lo tanto depongo mi posición por el bien del Gobierno de  Dios sobre esta nación, doy un paso al costado porque lo que quiero es lo que  Dios ha planeado para esta nación, por lo tanto, que se haga tu voluntad y no  la mía”. 
Lo mismo tuvo que decir Jesús, con tal de que se cumpla lo que está en el  corazón de Dios.
Esto es lo que luego Pablo escribió, diciendo: “considérense  unos a otros como mayores a si mismos, en cuanto a honra, prefiriéndoos unos a  otros”.
¿Qué significa eso? Que si Dios me tiene que honrar a mí, yo pueda decir: “Señor  tienes que honrar al otro en vez de a mí, no me des a mí esa honra, dásela a  él”. 
Por eso Jonatán, dijo a David: “aquí está mi arco, mi cinturón, mi espada, el  manto...”
O sea, lo que me corresponde como futuro rey, te lo doy a ti porque sé que vas  a ser el rey, porque no quiero guardar una posición, quiero ver el bien de esta  nación y si no tengo que ser el rey por el bien de esta nación y tú serás el  rey, entonces me quito todo lo que tengo.
Por eso la relación tiene que ser de pacto, porque cuando en una Iglesia  apostólica hay esta relación, cada uno puede ver al otro en el lugar que Dios  lo puso, honrarlo y respetarlo en ese lugar y querer que Dios le siga colmando  con todo lo que está en su corazón, para que se cumpla su propósito. No andamos  peleando ni con Dios, ni con los hermanos por “mi lugar”, veo el lugar que Dios  le dio al otro, para que juntos cumplamos el propósito de Dios.
"Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba  prudentemente. 
Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el  pueblo, 
y a los ojos de los siervos de Saúl."
1 Samuel 18:5
Aquí hay algo realmente interesante: la palabra “prudentemente”,  viene del hebreo y tiene que ver con la palabra “ser”, de ahí  viene “hacer o actuar”.
¿Qué quiero decir con esto? David era prudente, en su esencia de ser,  por eso actuaba y se comportaba, prudentemente.
A veces, nosotros somos prudentes, porque actuamos con astucia humana para  ganar algo que ya tenemos en la mente, como tenemos un objetivo en mi cabeza,  nos disfrazamos de tal o cual cosa, usamos tal o cual palabra, para conseguir  lo que queremos y parecemos muy prudentes, pero por dentro hay un lobo rapaz.
David en su esencia de ser, era prudente y se comportaba prudentemente y por  eso Saúl lo pudo poner a cargo del ejército. 
En una Iglesia apostólica, donde las relaciones empiezan a ser relaciones de  pacto, donde vivimos por el Espíritu, tiene que venir sobre nosotros una  prudencia por el Espíritu de Dios, para ser prudentes desde adentro, para no  abrir la boca, ni actuar imprudentemente, para no tener que decir “se me  escapó, no quise pero metí la pata”. No, no es que no quisiste o se te  escapó, lo tenías adentro. En tu esencia de ser estaba eso.
En una Iglesia apostólica: Las cosas tienen que salir a la luz, nadie puede  permanecer con una careta, nadie. David no tenía caretas, por eso conseguía lo  que conseguía, por eso tenía el favor del pueblo.
Por eso las mujeres cantaron Saúl mató a sus miles y David a sus diez  miles;y a Saúl le reventaban las tripas, porque David era un hombre  del Espíritu y estaba representando el gobierno divino.
"Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar  al filisteo, 
salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando,  para recibir 
al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de  música. 
Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: 
Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles.
Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: 
A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el  reino."
1 Samuel 18:6-8
¿Por qué esto? Porque, tenemos que entender una verdad espiritual, que va a  estar ocurriendo en este tiempo: “Hoy sobre la Iglesia de Jesucristo, sigue  habiendo gobierno humano y Dios está implantando el gobierno divino; cuando el  gobierno divino, viene y se empieza a implantar, el gobierno humano salta como  leche hervida”.
Saúl dijo: a éste si ya las mujeres le están cantando esto, lo único que le  falta es el reino y efectivamente lo único que le faltaba, a David, era el  reino.
Pero el  gobierno humano, nunca puede resistir el gobierno divino que Dios está  implantando, por eso, si la Iglesia de Jesucristo no accede al gobierno divino  como Dios lo estableció, va a tener serios problemas.
Los  pastores que no quieran aceptar el gobierno divino, el gobierno teocrático y  los cinco ministerios, como está establecido en la Palabra, son pastores que  van a tener problemas, porque directa o indirectamente, se están peleando con  Dios, esa es la situación.
No es una cuestión de decir hasta acá estamos bien, hemos crecido; las  victorias pasadas de Saúl no le sirvieron para enfrentar a Goliat, tuvo que  venir alguien representando a Dios, ungido por Dios, para poder matar a ese  gigante. 
Aunque la Iglesia haya crecido, haya tenido muchos logros en el pasado, hoy  Dios está haciendo algo específico y la Iglesia tiene que volver a lo que Dios  está haciendo. 
Si la Iglesia no vuelve de todo corazón, entonces, nunca va a poder enfrentar a  Goliat, porque no está representando al verdadero gobierno.
Por eso David le puso a Saúl, los pelos de punta.
"Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a  Saúl, 
y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los  otros días; 
y tenía Saúl la lanza en la mano. 11Y arrojó Saúl la lanza, diciendo:  Enclavaré a David a la pared. 
Pero David lo evadió dos veces. Mas Saúl estaba temeroso de David, 
por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl; 
por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba  delante del pueblo."
1 Samuel 18:9-12
Dense cuenta que una persona que no está dispuesta a sujetarse al gobierno  divino, inmediatamente Dios la deja libre y desprotegida, para que cualquier  cosa pueda llegar a esa vida; acá no es una cuestión de simpatizar con el  gobierno de Dios, si agrada la idea bíblica del gobierno teocrático, lo de los  cinco ministerios... No es eso. O estás dentro o estás fuera, y si estás fuera,  vas a estar fuera de lo que Dios quiere.
Yo sé que es muy fuerte lo que estoy diciendo, pero no tengo la culpa yo,  nosotros a veces queremos permanecer debajo de la protección de Dios y de que  Dios siga consintiéndonos como a bebés, cuando estamos rechazando directa o  indirectamente lo que Dios quiere hacer.
Hay que quitar todo lo que tiene que ver con nuestro pasado, dejarlo a un  costado y decirle al Señor “estoy dispuesto a meterme de lleno en lo que es  tu plena voluntad, ya no voy a dar más vueltas en este asunto, me voy a jugar  en lo que tú quieres para mi vida”.
Por eso Saúl estuvo expuesto a un espíritu malo de parte de Dios; como Él  tiene poder sobre todo, le otorgó el permiso. Porque el diablo se le sujeta a  Dios, Dios tiene el poder y autoridad para permitirle a cualquier demonio hacer  esto o aquello en una vida.
Un espíritu malo de parte de Dios vino sobre Saúl y empezó a atormentarlo y  aunque David tocaba como otras veces, ahora estaba éste bien endemoniado y sacó  la lanza y lo quiso matar, porque siempre el gobierno humano va a tirar a matar  al gobierno divino; tira a matar, lo quiere destruir.
No sirve que estés en una Iglesia apostólica y profética, sino aprendes  a estar bajo “ese” gobierno.
Si estás en una Iglesia apostólica y profética, tu pastor va a ser diferente a  los que conociste hasta ahora, tienen que serlo y hay muchas cosas que no van a  ser igual.
Y tu pastor no te va a consentir, te va a empujar para que cumplas el plan y el  propósito de Dios, por eso puedo llenarme la boca de estar en una Iglesia  apostólica y profética, pero por dentro no estoy sujeto a ese gobierno. Por lo  tanto, mis actitudes serán querer matar a esa representación del gobierno  divino porque me molesta, porque no está de acuerdo con lo que pienso o quiero  hacer. Entonces, trato de destruir aquello que Dios quiere levantar.
"Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová  estaba con él. 
Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. 
Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de  ellos."
1 Samuel 18:14-16
Lo que hoy en día está pasando es que temerosamente los que rechazan el  gobierno divino, intentan matar al gobierno divino, pero por dentro se están  muriendo de miedo, porque saben que viene de Dios y no lo pueden detener.
Pero aquellos que tienen un corazón sensible y dispuesto, son como los del  pueblo, ellos amaban a David. No era rey todavía, pero lo amaban, no estaba  sentado sobre el trono todavía, pero ya lo reconocían, respetaban su autoridad,  porque la unción de Dios ya había venido sobre él.
No es cuestión tampoco de que ninguno diga: “Es que yo soy tal o cual cosa y  todos me tienen que respetar y reconocer”. Te van a respetar o reconocer, por  lo que Dios ya te dio.
La prudencia de la cual hablábamos antes, hacía que Saúl, tuviera miedo y que  el pueblo, amara a David. 
Qué cosas tan distintas producía la prudencia en David; nosotros tenemos que  aprender a ser gente del Espíritu que está debajo del gobierno que Dios quiere,  que aprende a sujetarse a autoridad, y esa autoridad se traslada y la puedo  llevar a cabo en todo lo que hago, y los demás, o me van a querer matar y tener  temor de mí, o bien, me van a amar con todo su corazón, como le pasó a Jonatán.
Algunas cosas más acerca de la relación entre David y Jonatán:
"Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que  matasen a David; 
pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera, y dio aviso a  David, diciendo: 
Saúl mi padre procura matarte; por tanto cuídate hasta la mañana, 
y estate en lugar oculto y escóndete. Y yo saldré y estaré junto a mi padre 
en el campo donde estés; y hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que  haya. 
Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: 
No peque el rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido  contra ti, 
y porque sus obras han sido muy buenas para contigo."
1 Samuel 19:1-4
Una relación de pacto, siempre está por encima de cualquier otra relación.
Jonatán pudo haber dicho: “Yo se lo que Dios quiere con David, se que va a  ser el rey, pero Saúl es mi papá, no me puedo enfrentar a mi papá”. 
Entonces, a David le digo que lo amo, que estoy con él; pero a mi papá, le sigo  obedeciendo, porque sigue siendo el rey.
No, Jonatán porque tenía una relación de pacto, se jugó por la relación que  tenía con David y fue a su papá a decirle, David no es lo que tú piensas papá.  No hagas lo que está en tu corazón, porque vas a pecar.
En una relación de pacto, uno se juega por  la persona con la cual entra en pacto, cuando viene alguien a decirme algo de  aquél, que es de tal o cual manera, esas cosas no las escucho, ni presto mi  oído para eso.
He tenido que pedir a ciertas personas que se retiren de la Iglesia, cuando han  venido a hablar de personas con las cuales por pacto, como pastor, debo  guardar. Y les pido otro favor, no vuelvan por este lugar. Me pueden decir que  podría haberlas disciplinado, es un alma, pero es un alma empecinada en su  error y yo tengo un pacto con ese miembro del Cuerpo al que tengo que cuidar,  no puedo hacer concesiones.
Pocas veces los hijos de Dios nos jugamos por las cosas que son de Dios, las  creemos, las decimos pero cuando nos tenemos que enfrentar a los problemas, nos  escondemos debajo de la silla y no hacemos nada, a favor de lo que es de Dios.
Por eso las relaciones, dentro de la Iglesia apostólica, tienen que ser  relaciones de pacto que se juegan por lo que se tienen que jugar, aunque se le  venga el mundo encima, aunque todos estén en contra, hacen y hablan, lo que  tienen que hacer y hablar.
"Y Jonatán le dijo: Nunca tal te suceda; antes bien, 
si yo supiere que mi padre ha determinado maldad contra ti, 
¿no te lo avisaría yo?"
1 Samuel 20:9
En una relación de pacto la lealtad es absoluta y llega a los extremos. Jonatán  le dice, “si mi papá está resuelto a matarte, acaso yo no te lo avisaría”; en una relación de pacto no hay cosas escondidas.
Porque he entendido que está mi propia vida en juego por esa relación de pacto,  comprometí mi propio ser por esa relación, por eso estoy dispuesto a ser leal  hasta la propia muerte, pase lo que pase y no voy a esconder nada, por el bien  del propósito de Dios.
"En cuanto al asunto de que tú y yo hemos hablado, 
esté Jehová entre nosotros dos para siempre."
1 Samuel 20:23
En una relación de pacto, Dios puede y debe ser el testigo de todos nuestros  asuntos, de todas nuestras conversaciones y de todos nuestros arreglos.
Ellos dicen, en lo que nosotros hablamos, el Señor esté entre nosotros para  siempre.
Por eso hay muchas cosas que Dios no las puede hacer prosperar, porque son  arreglos “de café”, Dios no está en el asunto, no es su voluntad, pero nos  ponemos de acuerdo y nos pareció buena la idea.
Pero podemos decir de eso, que de lo que hemos hablado “Dios esté entre nosotros  dos”.
Cada cosa que salga de tu boca, tienes que estar dispuesto a decir “Que el  Señor esté entre nosotros dos, de lo que hemos hablado, que sea el testigo y  que juzgue lo que hemos dicho”.
Una relación de pacto, nos hace cambiar la forma de ver todo, lo que hacemos,  lo que hablamos, lo arreglos a los cuales llegamos.
Una relación de pacto nos hace tener temor de Dios, nos hace saber cuál es la  perfecta voluntad de Dios, porque no queremos andar fuera de ella.
En cambio, en relaciones almáticas, podemos asegurar cosas por nosotros mismos,  jugarnos por cosas que hemos sentido y pensado, aunque estén completamente  fuera de la voluntad de Dios.
"Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos hemos jurado 
por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, 
entre tu descendencia y mi descendencia, para siempre. 
Y él se levantó y se fue; y Jonatán entró en la ciudad.
1 Samuel 20:42
Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, 
y fortaleció su mano en Dios. Y le dijo: No temas, 
pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, 
y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe. 
Y ambos hicieron pacto delante de Jehová; 
y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa.
1 Samuel 23:16-18
Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron 
delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa. 
Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, 
a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl."
1 Samuel 31:1-2
¿Por qué Jonatán se murió? Jonatán sabía que David iba a ser el rey, él le dijo “tú vas a ser el rey y yo voy a ser segundo después de ti”. 
O sea, esta es una fórmula perfecta que Dios creó entre nosotros, éste es  un equipo apostólico y profético del pueblo de Israel, era un equipo que Dios  estaba formando, —tú rey, yo segundo y vamos a representar el gobierno divino,  sobre esta nación—. 
¿Por qué Jonatán murió? 
Porque tuvo  dos oportunidades en las cuales tendría que haber llegado a David a decirle, se  acabó, vamos a hacer juntos lo que tenemos que hacer, allá seguirá mi padre,  pero acá se terminó. 
La  relación fue una ligadura de alma. 
Pero a su vez, él hizo pacto y dijo “Que Dios haga conmigo como con este  animal si no cumplo mi parte”.
Y en la primera vez dice: entró en la ciudad y la segunda vez  dice: ser volvió a su casa.
Por no entender en el Espíritu, ninguna de las dos veces pudo discernir que era  tiempo de quedarse con David y ya no volver a casa.
Esto  significa que uno puede estar con la persona correcta toda la vida, pero  morirse con la persona equivocada.
Tener un pacto con la persona correcta, pero por no hacer decisiones a tiempo,  morirme con la persona con la cual nunca quise hacer el pacto. 
Jonatán se murió con su papá, cuando el deseo era que Jonatán junto con David,  cumplieran un propósito.
Por eso Ananías y Safira, no cabían en la Iglesia primitiva, no tenían lugar en  esa Iglesia, porque tenían un espíritu contrario al espíritu que Dios había  puesto.
Necesitamos  entender, que en este tiempo de transición, no solamente no estamos hablando de  una nueva enseñanza, de una moda, de algo que a Dios a algunos se le ocurrió  revelarle, de algo que suena lindo, estamos hablando de Palabra de Dios escrita  hace mucho tiempo atrás, Palabra que es viva y eficaz, Palabra que es más  cortante que espada de dos filos, para penetrar hasta lo profundo de nuestro  ser, llegar al alma y poder cortar y partir, aquello que es, de nuestra alma y  que viene del Espíritu de Dios, para poder discernir lo que es de Dios y lo que  es de nuestra carne.
Cuando hablamos de lo apostólico y profético, no estamos hablando de una moda,  estamos hablando de aquello que la Iglesia perdió hacer siglos y Dios nos ha  concedido regresar una vez más a lo que él siempre quiso.
Estamos viviendo una vez más un tiempo de la Iglesia, pero seguimos peleando  por tonterías en medio de ella, por eso es un tiempo de transición.
Porque la Iglesia legalmente es, como lo escribió Pablo en Efesios, “la  plenitud de Cristo”; pero hay un tiempo de transición, donde esa  plenitud no se está viendo en la tierra aún, porque la Iglesia está siendo  formada, para que el mundo vea, que ella es la única plenitud de Cristo y que a  Cristo solo se lo puede ver a través de la Iglesia.
Por eso, acá no estamos hablando de una cuestión de títulos, de nombres, de  un lugar, de una posición, no hablamos de que vamos a hacer en la Iglesia o qué  me van a dar para hacer, si me van a reconocer... 
Estamos  hablando de mostrar a Cristo desde las entrañas, en todo lo que somos y por  ende, entrar en relación de pacto con aquellos que somos miembros del mismo  cuerpo, una relación que me haga dar la vida por el otro.
Podremos anhelar muchas cosas, esperar en Dios mucho y es genuino y está bien,  pero Dios nunca nos va a permitir llegar a ellas, sin antes tratar nuestra vida  hasta lo más profundo, sin antes meter la mano en lo que él quiere desarraigar  de nuestro corazón, para que las cosas sean hechas conforme al plan perfecto  que él tiene para nuestra vida.
El primer pacto que debemos empezar a respetar, es el que Dios hizo con  nosotros en Cristo Jesús, un pacto eterno, Dios no se va a echar atrás, pero  nosotros sí podemos.
Tenemos que aprender a respetar ese nuevo pacto y a cumplir nuestra parte que  Él hizo con nosotros, para luego poder establecer pacto con aquellos que Dios  está levantando en el Espíritu.
Quiero pedirte que pienses dos cosas:
1. ¿Estás dispuesto a hacer pacto con aquellos que son hombres y  mujeres del Espíritu y que Dios está levantando en este tiempo?
¿Estás dispuesto a hacer pacto con aquellos que Dios ha levantado para ser  tu autoridad porque hay un mismo sentir?
Porque si solamente estás en un lugar para buscar tu conveniencia, pero sin  respetar la autoridad desde el fondo de tu corazón, vas a tener problemas; es  mejor que te hagas a un costado y digas “no pertenezco acá”, antes que sigas  poniendo buena cara, cuando tu corazón está sintiendo algo distinto.
2. ¿Podrías hacer un pacto con aquellos que están guiando tu vida,  espiritualmente, sabiendo que son personas que Dios ha levantado?
Porque si hay dudas en tu corazón, o si crees que esas personas no te están  guiando en el perfecto plan de Dios para tu vida, posiblemente Dios te está  queriendo hablar de que no hagas pacto con ellas, hasta no encontrar las  personas correctas.
¿Qué quiere decir? Si eres un Jonatán, que hasta ahora está debajo del gobierno  de Saúl, va a tener que llegar un tiempo donde encuentres a David y digas:  Ahora encontré a la persona con la cual puedo hacer pacto. 
Pero si ahora vas a hacer pacto con Saúl, tu vida se va a morir junto con la de  Saúl; si a tiempo no te separas de lo que Dios no ha levantado y quieres seguir  viendo sobre la faz de la tierra y sobre la Iglesia... ¡Vas a tener problemas!
Esto parece que provocara a ser rebeldes con su autoridad, pero a veces estamos  en un ámbito que creemos es nuestro lugar, nuestro ambiente, pero si las cosas  que allí se están haciendo, no son conforme a la voluntad de Dios, nosotros  estamos en el mismo barco que se está hundiendo y nos hundiremos juntos.
Los hijos de Dios tienen que despertar a lo que Dios está haciendo. Si tu  pastor no está entendiendo los planes de Dios, pero por respeto te quedas allí,  cuando el barco se hunda, no pidas al Señor que te mande un bote salvavidas.
Dios te está dando tiempo para salir, es muy específico lo que digo.
Hay personas que anhelan otra cosa, pero se siguen conformando a lo que  tuvieron hasta ahora y a partir de entender esto, ya las cosas no serán  iguales.
Por algo estás leyendo esto, pero lo estás haciendo porque Dios quiere y tiene  un plan, te llames como te llames.
Hay tiempos  en nuestra vida donde hay que hacer un “parte-aguas” y tomar decisiones, porque  si no lo hacemos, nos puede pasar lo mismo que a Jonatán, aunque queramos lo  mejor no alcanzaremos a verlo, ni a vivirlo.
Sé que esta segunda pregunta que hice es muy específica para algunos, pero no  puedo olvidar que la Biblia enseña: “Que el reino de Dios es de los  valientes y que los violentos lo arrebatan”.
En una posición tranquila y cómoda, el reino de Dios nunca se va a poder  manifestar, pero siendo un violento en el Espíritu que quiere arrebatar lo que  Dios ha prometido, esa persona llegara a ver lo que Dios a prometido y lo que  tiene en su corazón y su mente.
Ahora tómense un tiempo personal con  el Señor, para que puedan analizar cómo han vivido la vida hasta hoy, que tipo  de relaciones han desarrollado y en qué tipo de ámbito espiritual se están  moviendo.
Señor, te damos gracias, porque por tu Espíritu, Tú nos revelas tu Palabra,  para entender que aquello que a veces nos parece una historia bíblica, aquello  que usamos para enseñar a nuestros niños en la escuela dominical, como la  valentía de un adolescente que mató a un gigante y de un muchacho que estaba  preparado para tener una amistad muy íntima con otro de casi la misma edad, en  el fondo esa historia nos revela lo que está en tu corazón, para nosotros los  que hoy somos tu Iglesia.
Señor, gracias porque no podemos seguir igual después de conocer estas cosas y  de ser desafiados y enfrentados a ellas, los cambios tienen que ser hechos en  lo más profundo de nuestro corazón, cediendo nuestra voluntad, para permitir  que la tuya pueda ser claramente manifestada a nuestro espíritu y a nuestra  mente.
Señor, perdónanos por andar, en relaciones fuera de tu perfecto plan y  propósito, perdónanos Señor, por andar en relaciones que son acuerdos entre  personas simplemente por conveniencia, por necesidad, por apariencia, pero que  no son relaciones formadas y basadas por el Espíritu Santo, que no son  relaciones que se guían por un mismo patrón de conducta, que no tienen el mismo  sentir, que no tienen la misma visión, que no tienen el mismo objetivo, que no  hay una misma fe; perdónanos, Señor, por hacer tantas cosas humanas que no tienen  nada que ver con lo que tú deseas para la Iglesia que estás levantando en este  tiempo.
Señor, queremos ser hombres y mujeres dispuestos y preparados para llevar a  cabo tus perfectos planes, pero primeramente que hemos entendido el valor del  Cuerpo de Cristo, el valor de mis hermanos, miembros del mismo Cuerpo y que la  relación que tiene que haber entre nosotros no puede ser una relación  intrascendente, una relación de domingo, una relación que simplemente nos demos  un beso y un abrazo y luego ni nos acordemos de la necesidad o la alegría del  otro.
Sino una relación de pacto que esté dispuesta a buscar todo tu bien en favor de  la otra persona, a buscar que todo lo que tú deseas, todos tus planes sean  desarrollados completamente para que veamos en la vida de cada uno de los  miembros del Cuerpo, que tú estás haciendo tu perfecta voluntad.
Por eso, Señor, enséñanos a tener relaciones que sean de pacto, en las que  estemos dispuestos a dar la vida por el bien de la otra persona, que no  busquemos nuestro propio bien, sino que busquemos primeramente el bien de los  demás. 
En el Nombre de Jesús, Espíritu Santo revélanos tu Palabra y haznos entender  los cambios y las transformaciones que tenemos que hacer en este tiempo. 
Señor, revélate a nuestros hermanos que tienen sed de buscar algo específico de  tu parte y esta Palabra está hablando concreta y absolutamente de los cambios  que hay que hacer. En el Nombre de Jesús, revélate a nuestras vidas, por el  Espíritu Santo, para que comprendamos tu perfecta voluntad, Señor, en el Nombre  de Jesús.
Esto requiere de un profundo quebrantamiento y arrepentimiento, delante del  Señor, hay algunos que lo necesitan hacer con todo su corazón, no de una manera  sentimental, porque todo lo que es del alma, no prosperará en las cosas que son  de Dios.
Por el Espíritu Santo, lo necesitan hacer, porque deben hacer cambios  profundos, porque tienen que cambiar actitudes, porque tienen que tomar  decisiones, porque tienen que desistir de muchos planes que no vienen de Dios.
Quiero ser sensible a voz del Espíritu Santo y decirles: “Que nadie puede  esperar nada de un hombre, pero el Espíritu de Dios representa el señorío de  Jesucristo, es el mismo Jesucristo el que pide, que te rindas y te quebrantes,  es tu Señor, el que dio su vida por ti, el que lo dio todo para transformarte  el que te está diciendo, ya no quiero que vivas fuera de mi voluntad, ya no  quiero más... Porque tengo un propósito y por esta Palabra, entendiste que hay  un propósito para tu vida, pero si no te quebrantas de corazón, Yo no puedo  hacer lo que quiero en tu vida, si no estás dispuesto a sacar todo lo que no  sirve y considerarlo basura y meterlo en una bolsa, hacerle un moñito y dejarlo  fuera de tu vida, Yo no voy a poder cumplir lo que quiero”.
Al hablar de basura, el Señor no está hablando de pecados, está hablando de  maneras de pensar, de actitudes, de decisiones no tomadas, de abuso de  autoridad, de falta de sujeción a la autoridad, cosas que en definitiva se  terminan transformando en pecado, pero no en la clase de pecado que catalogamos. 
Por eso simplemente quiero ser un instrumento del Señor y permitir a todo  aquellos que necesitan hacer esto delante del Señor de manera específica.
Esto no tiene que ser algo hecho con el sentimiento, es deshacer, quebrantar  todas aquellas cosas que terminan siendo un impedimento en la vida y Dios las  quiere destruir.
Todos necesitamos hacer cambios que tú vienes mostrando e insistiendo durante  algún tiempo y aún así, no queremos cambiar. Necesitamos arrepentirnos por  nuestra terquedad, por estar luchando con algunas cosas que sabemos que son  así, que son verdad, pero que no estamos dispuestos a renunciar a ellas.
En el Nombre de Jesús, queremos dar por hecho esto, que el viejo hombre está  crucificado, que ya no vivimos por la carne, ni por nuestra manera de ser y de  pensar, sino que reconocemos que la vida transformadora del poder de Cristo  está dentro de nosotros para que seamos hombres y mujeres que estemos  dispuestos y preparados a dar todo por ti, a cambiar todo lo que debemos  cambiar, a permitir que el Espíritu Santo trabaje en lo más profundo de nuestro  corazón. 
En el Nombre de Jesús, que el Espíritu Santo pueda arrancar todo ahora. 
Es el tiempo, para que la vida de Cristo pueda reflejarse y salir a la luz y  mostrarse en toda su plenitud, en su esplendor, en su victoria y en su poder y  que ya no sea la vida de la carne, sino la vida del Espíritu la que tenga la  preeminencia, la autoridad total en sus vidas. 
En el Nombre de Jesús. Amén. 
    
    
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