en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Es cierto cuando la Palabra afirma que es bueno estar los hermanos en armonía juntos, que es como el buen aceite que cae desde la cabeza por todo, las ropas, hasta que llega a nuestros pies; así es cuando podemos reunirnos en unidad espíritu, de mente, alabando y glorificando el Señor.
Yo quiero empezar con una declaración de la Palabra muy conocida en esta mañana; en Hebreos capítulo 13 y versículo 8, la Palabra dice que:
"Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos."
Hebreos 13:8
Ésta es una maravillosa afirmación de la Palabra, porque nosotros podemos estar seguros que en Jesucristo no hay una sombra siquiera de variación, podemos estar seguros que Él no puede y no necesita cambiar, podemos estar seguros que sin importar los tiempos que pasen sobre la humanidad, Él permanecerá firme, lo que ya ha dicho se cumplirá y todo lo que Él es en su grandeza y plenitud, está para ser mostrado.
Esta Palabra no sólo nos habla de que Jesucristo es el único Dios eterno, también nos habla de su grandeza, de su autoridad y de su poder, pero también nos habla de algo más que esa grandeza, autoridad y poder, están vigentes hoy y están vigente no sólo para nosotros, sino que están vigentes para este mundo en el cual nosotros vivimos, tanto es así, que aún antes de pasar por la cruz, Él dijo que cuando Él fuera hacia el Padre, es decir, Él ya había visto su obra terminada y ya se veía resucitado y ascendido al Padre, nosotros, los hijos de Dios, sus hermanos, haríamos la mismas y mayores obras que Él hizo. ¿Por qué? ¿en base a qué? A que su grandeza, su poder y su autoridad no han cambiado, por eso lo dijo.
Quiere decir que nosotros, la Iglesia de Jesucristo, aquello que Pablo afirma por el Espíritu que somos el cuerpo de Cristo y la plenitud de Él, cada uno de nosotros somos portadores de su plenitud.
Jesucristo sigue siendo el mismo y Él se quiere seguir mostrando como Él mismo, el que no cambió ayer, el que no cambia hoy, y el que no cambiará mañana, Él mismo es una roca que no se puede mover, todo lo demás puede caer alrededor, pero nosotros estamos afirmados y cimentados en algo que no puede cambiar y que no se puede mover.
Nosotros estamos seguros porque sabemos en quién hemos creído, es más, cada uno de nosotros de manera personal, hemos escogido seguir a Jesucristo. Cuando tomamos esa decisión sabíamos que Él nos estaba comprando. Este comprar significa que a partir de que tomamos la decisión, somos suyos, por lo tanto, es obvio que estamos en este mundo para una sola cosa primordial, vivir por Jesucristo y para Jesucristo. Todo lo demás que podamos hacer realmente es completamente relativo, porque todo lo demás que tengamos alrededor se puede caer, pero hay algo que no se puede caer, ¿para qué estoy en este mundo? No se puede caer. Yo estoy en este mundo por y para Jesucristo, yo fui escogido para vivir para Él, yo fui comprado y lo hice voluntariamente para vivir para Él.
Quiere decir entonces, que yo tengo que darme cuenta, que soy uno de los hijos de Dios, uno de aquellos portadores de su plenitud de Jesucristo en este mundo. Si nosotros perdemos este objetivo primordial de ser portador del Jesucristo que no cambia, no cambió y no cambiará, ¿qué es lo que nos ocurre? No convertirnos en un engranaje más del sistema religioso políticamente correcto en el cual está ausente el poder, la autoridad y la grandeza del Señor.
Todos, todos sin excepción, estamos ante el riesgo de ser un engranaje más de ese sistema religioso político, correcto, sin poder.
Lo que necesita ver el mundo que está afuera es a Jesucristo, y cuando Jesucristo vino, ¿cómo se mostró? ¿Cómo lo hizo? Por su poder.
Si no vuelve el poder de Cristo a las calles, pues Cristo no estará presente, si no vuelve la manifestación de Cristo en las calles, pues Cristo no estará presente, Cristo y la manifestación de Cristo no es que yo le diga a alguien simplemente lo que debe creer, no es que yo le diga a alguien dónde encontrar la salvación y cómo la sangre de Cristo lo puede limpiar de todo pecado, eso es cierto, pero eso es parte del mensaje. Hay algo que se tiene que mostrar, que ya no es el mensaje sino la persona que contiene el mensaje, que es Jesucristo. Y cuando esa persona se manifiesta, está el poder, está el poder, está el poder, está el poder... está la autoridad, está la grandeza. No es para algunos, no es para ministerios, esto es para nosotros, para cada uno portadores de la plenitud de Jesucristo.
Nuestro lugar y tu lugar es salir donde estás en la calle, y mostrar que Cristo tiene poder, que lo tiene en ti para cambiar tus situaciones, para que puedas parar y decir, entonces también tiene poder para cambiar tus situaciones. Pero cómo el diablo juega con nosotros teniéndonos mucho tiempo sin cambiar nuestras situaciones y haciéndonos callar la boca, con temor, con vergüenza, no pudiéndole decir al otro, Cristo que cambió mi situación también va a cambiar la tuya porque Él pagó.
Yo quiero que hoy veamos dos grandes grupos de circunstancias que los cristianos atravesamos, todos nosotros a través de la manera que tratamos las circunstancias de la vida, aún las más pequeñas, demostramos si estamos siendo portadores de su plenitud o si nos estamos convirtiendo en uno más de los engranajes del sistema religioso políticamente correcto, la manera en que tratamos la circunstancia lo dice todo.
La vida es una serie de circunstancias, la vida es una serie de momentos, la vida es una serie de decisiones. Es que ante tal circunstancia, no sabía qué hacer y decidí incorrectamente. No sabía qué hacer y me dejé llevar por los impulsos, no sabía qué hacer y me debilité... No. Es que no sabía qué hacer porque no sabía dónde estaba parado, porque no sabía y no me doy cuenta que soy un portador de la plenitud de Cristo, que Cristo vive en mí y que Él no cambió, es el mismo ayer, es el mismo hoy para mí y seguirá siendo el mismo.
La revelación de Job, aunque Dios me mate yo voy a esperar en Él porque Él no cambia, Él sigue siendo el mismo.
Quiero mostrarte dos grandes grupos de circunstancias de la vida.
Primero, aquellas que forman parte de lo que yo llamo, del cumplimiento de la voluntad del Señor para nuestras vidas, aquellas que él preparó de antemano para que las experimentemos, para que pasemos por ella y que ni se nos ocurra tratar de liberarnos de ella.
Las que Dios preparó, aún de pruebas y aún de pruebas de la fe que debemos pasar por ella y ni siquiera debemos orar para no atravesarlas, debemos pasar y saber conscientemente, que estamos pasando por ella porque son parte de la voluntad de Dios para mi vida, porque algo más glorioso de lo que tengo hoy tendré cuando pase aprobado por esa prueba. No puedo orar, no debo orar, no debo tratar de esquivar esa circunstancia porque es de Dios para mí.
Segundo, están aquellas por las cuales el Señor ya nos proveyó, aquellas por las cuales ya el Señor pagó en la cruz, aquellas por las cuales el Señor ya llevó sobre su propio cuerpo, ¿para qué? Para que nosotros al atravesarlo, disfrutemos de su victoria, y entonces al ver que su victoria me toca a mí y hace un cambio en mi circunstancia, aún de aquellas que son imposibles de cambiar, cuando Él las cambia, ¿qué me pasa a mí? Me vuelvo inmediatamente un portador de esa plenitud de Jesucristo, porque tengo la experiencia viva del Cristo que hizo algo en mí, en ése momento y ésa experiencia viva me hace poderoso para transmitirle a los demás, en su propia experiencia.
Quiero ir al primer pasaje para mostrar el primer grupo de experiencias, aquellas que debemos recibir como de parte del Señor para nosotros.
Por favor les pido que me acompañen en Mateo capítulo 16, vamos a leer desde los versículos 21 a 23, yo lo voy a leer en la Versión Reina Valera 1960. Mateo capítulo 16 versos 21 al 23, dice la Palabra:
"Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos
que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos,
de los principales sacerdotes y de los escribas;
y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo:
Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
Pero él, volviéndose, dijo a Pedro:
¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo,
porque no pones la mira en las cosas de Dios,
sino en las de los hombres."
Mateo 16:21-23
Aquí nos detenemos. En este relato se muestra a Jesús hablando acerca de las circunstancias que iba a atravesar, que hasta parece un poco extraño, que Jesús hable de las circunstancias que iba a atravesar.
¿Por qué el Señor hizo esto? ¿lo hizo para lamentarse? ¿lo hizo para quejarse? ¿lo hizo para que los discípulos tengan compasión de Él y le tuvieran un poco de lástima y Él pudiera llorar en el hombro de Pedro o de Juan o de Jacobo. No, ¿no? Es evidente que no, en realidad Él lo hizo para prepararlos a ellos, a los discípulos, ¿para qué? Para que ellos supieran que había circunstancias que el Padre, de antemano, había dispuesto que Jesús debía atravesar, y les estaba declarando que Él iba claramente con firmeza a pasar por cada una de esas circunstancias y que en ningún momento Él iba a tratar de librarse de ellas.
¿Qué pasó con Pedro? No pudo discernir la naturaleza de las circunstancias de las que Cristo estaba hablando, no las pudo identificar, no la pudo distinguir, y como no lo pudo hacer, comenzó a reconvenir al Señor, teniendo misericordia del Señor y diciéndole ten compasión de ti mismo que esto no te contesta.
¿Pero qué ocurrió con Jesús después de estas palabras de Pedro? En Pedro, Él vio delante de Él, a Satanás, directamente. Él vio en Pedro, delante de Él, a Satanás, ¿por qué? Por una sola razón fundamental, porque Pedro habló de las circunstancias de Jesús, considerándolas desde el punto de vista humano como un sufrimiento que Jesús debía evitar, así las consideró.
¡Qué importante es discernir, distinguir, identificar las circunstancias por las que estamos atravesando! Porque si las comprendemos de manera inadecuada vamos a reprender a Dios y a darle la bienvenida al diablo, esto siempre lo hacemos cuando no tenemos discernimiento, Pedro no pudo discernirlo.
Lo voy a decir así, hablar de las circunstancias diseñada por Dios en su propósito teniendo la mente orientada hacia la manera de pensar de los hombres, porque cuando Jesús le dice, pones la mira en las cosas de los hombres, en el original griego es esto, "tener la mente orientada hacia la manera de pensar de los hombres".
O sea, cuando Pedro habló de la circunstancia de Jesús con su mente orientada a la manera de pensar de los hombres, acercó a Satanás.
Voy a volver a repetir. Cuando yo hablo de las circunstancias que son parte de la voluntad de Dios con un propósito definido, desde la perspectiva, desde la manera de pensar de los hombres, literalmente yo acerco a Satanás frente a mí. Lo traigo. ¿Lo puedo reprender si lo traigo? No, ¿cómo no? No, para que lo pueda reprender, tengo que cambiar la tendencia de mi mente.
Por eso, Jesús tuvo el poder de reprenderlo y decirle, quítate de delante de mí Satanás. En el original dice, ponte detrás de mí, ponte detrás de mí, no delante de mí.
¿Por qué? ¿Por qué tuvo poder? Muy sencillo, porque Jesús pudo mirar los sufrimientos que iba a sufrir con la mente orientada a ver las cosas como Dios las ve.
Cuando yo tengo mi mente orientada a ver las cosas como Dios las ve, es que tengo la autoridad para decirle al diablo, que se quiere poner delante de mí, te me vas para atrás.
Mientras que mi mente siga atada a la manera de pensar de los hombres, aunque legalmente hablando yo tenga autoridad porque la Biblia dice que tenemos autoridad, realmente hablando, yo me estoy quitando la autoridad, pero no porque no la tenga, me la estoy quitando porque yo no estoy pensando bajo la mente de Cristo, yo estoy pensando con mi mente natural, y el diablo dice, yo tengo derecho de estar aquí porque él me está dando lugar, ella me está dando lugar, ella me está dando lugar y él me está dando lugar, en la manera que piensa, por la manera en que habla.
Legalmente tengo el poder para echarlo, realmente, yo mismo estoy cancelando ese poder, no es Dios soy yo, porque estoy viendo las cosas como las ven los hombres.
Jesús nunca miró los sufrimientos que iba a atravesar, como algo de lo que Él debiera librarse, como algo de que Él debiera lamentarse, sino como el camino que el Padre Dios había diseñado para que Él realizara el propósito que le había sido encomendado.
Primer ejemplo de circunstancias preparadas por Dios.
Qué bueno que empieces a pensar qué clase de circunstancias estás realmente viviendo. Tienes que empezar a identificarlas, tienes que empezar a identificarlas. El Señor no condenó a Pedro, pero le aseguro que Pedro cambió la mente, seguro que la cambió. Después que te diga Satanás en la cara, yo creo que cualquiera cambia la mente, la cambias o la cambias, porque dices, algo está verdaderamente mal en mí para que Jesús me diga que soy Satanás, la cambias o la cambias.
Segundo ejemplo, vamos a ir a Hechos el capítulo 20, por favor, esto le ocurrió al apóstol Pablo, Hechos capítulo 20 vamos a leer desde el versículo 22 al 24, otra vez leo en la Biblia Reina Valera 1960... Hechos capítulo 20: 22 a 24 dice así:
"Ahora, he aquí, ligado
Literalmente, obligado...
…yo en espíritu, voy a Jerusalén,
sin saber lo que allá me ha de acontecer;
salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio,
diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo,
con tal que acabe mi carrera con gozo,
y el ministerio que recibí del Señor Jesús,
para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios."
Hechos 20:22-24
Si usted se da cuenta, lo que hay contenido en este pasaje en la frase final cuando Pablo termina diciendo, dar testimonio del evangelio la gracia de Dios, está diciendo, yo sé que soy un portador de su plenitud, no estimo mi vida preciosa para mí porque yo estoy aquí para ser un portador de su plenitud, de la plenitud de Jesucristo.
Éste es otro ejemplo de circunstancias diseñada por anticipado por el Señor y que son parte de la voluntad de Dios para una persona, para un hijo de Dios.
Pablo estaba obligado, dice el original, por el Espíritu de ir a Jerusalén, pero el mismo Espíritu en todos los lugar donde iba, los hermanos por el Espíritu hablaban y le decían te esperan tribulaciones, te esperan sufrimientos. Es más, usted va a leer, si usted lee luego el Libro de los Hechos, se va a dar cuenta que había hermanos amorosos y muy bien intencionados, que mirando las cosas desde la perspectiva humana, le pedían llorando al apóstol que no fuera a Jerusalén, tanto llorando que él dice, déjenme de partir el corazón, ya no sigan haciendo esto porque yo estoy dispuesto a ir y a ser sacrificado.
Es decir, los hermanos estaban bien intencionados pero no por eso dejaban de ser Satanás.
¿Cómo Daniel? O sea que yo puedo tener buena intención y a la vez ser Satanás, sí te lo firmo en blanco en el papel que quieras.
¿O sea que las intenciones no me libran? No. ¿Un acto de amor no me libra? No. ¿Por qué? Porque tienes que discernir si eso viene del Espíritu del Señor o estás siendo un estorbo al Espíritu del Señor.
Los hermanos estaban bien intencionados, Pablo, por favor no vayas, vas a ir a sufrir.
Luego la Biblia dice que ya se levantó un profeta, ya no los hermanos con algún don, discerniendo un poquito, no, se levantó un profeta llamado Agabo y dijo, así va a ocurrir con este hombre, yo tengo el cinto aquí en la mano y a éste lo van a atar y lo van a entregar y va terminar yendo a donde tiene que ir.
O sea, Agabo confirmó que lo que Pablo iba a hacer era del Espíritu. Es más, más tarde para asegurar Dios, que lo que Pablo estaba haciendo de ir a Jerusalén era realmente del Espíritu el Señor y Pablo tenía que hacer esto, si lee usted Hecho 23:11, le pido que me acompañe, lo vamos a leer, allí la Palabra lo registra sin dejar lugar a dudas, que lo que Pablo había hecho era del Espíritu Santo.
Porque en Hechos 23, verso 11, dice así:
"A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo:
Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén,
¿En dónde? En Jerusalén, quiere decir que tenía que ir a Jerusalén, ¿o no?
… así es necesario que testifiques también en Roma."
Hechos 23:11
En ambos casos, tanto en Jesús como Pablo, hablaron las circunstancias pero, ¿por qué hablaron las circunstancias? Porque eran parte del propósito de Dios para sus vidas, no lo hablaron por un motivo de tristeza, no lo hablaron como algo que tenía que liberarse o librarse, no lo hablaron con algo que tenían que tratar de esquivar, no lo hablaron como algo que tenían que impedir sufrir, sino lo hablaron con una certeza de decir, yo necesito pasar por este camino.
Quiere decir, que el único permiso que Dios te da y me da, de hablar circunstancias, son de las circunstancias que Él pone para cumplir su propósito; son las únicas que podemos hablar.
...Necesito que medites. Vuelvo a repetir: las únicas circunstancias que estamos habilitados a hablar, son las que tienen que ver con el propósito de Dios para mi vida. Ésas las puedo declarar.
¿Por qué? Porque son circunstancias que simplemente están afirmando que voy hacia donde voy, porque el Espíritu Santo de Dios me está llevando hacia donde voy, sea sufrimiento o no tanto sufrimiento, pero voy hacia donde Espíritu Santo dice que yo voy, de ésas debemos y podemos hablar, es la única autorización que tenemos.
Pero ahora yo voy a ver el segundo grupo de las circunstancias, aquellas por las que Cristo ya pagó, que ya llevó sobre sí, o que ya nos proveyó, que ya prometió y que ¿para qué las pagó? ¿para qué lo proveyó? ¿para qué las llevo? Para que nosotros nos volvamos los protagonistas de la victoria de Jesús, y entonces este mundo pueda ver que nosotros somos portadores de la plenitud de Jesucristo, es decir, la Iglesia en este mundo está para una sola cosa, ser portadora de la plenitud de su Cristo.
Lo que quiero decir es esto, si usted y yo creemos, creemos que alcanza el hecho de que nosotros vivimos en el mundo realmente siendo buenos fieles, fieles en el sentido de que amamos al Señor, en el sentido de que damos al Señor lo que le pertenece a Él, en el sentido de que oramos con sinceridad, en el sentido que leemos y estudiamos las Escrituras con sinceridad y nosotros nos quedamos ahí, nosotros no estamos siendo portadores de su plenitud, eso es sólo la parte que me afecta a mí, pero yo estoy aquí para afectar al mundo, tú estás aquí para sanar la gente que está afuera, tú estás aquí para que a través tuyo se haga un milagro allá afuera. Sí, a ese pecador, porque recuerda que aún los discípulos le dijeron, Maestro, ¿quién pecó, éste o su padre para que naciera ciego? ¿qué les dijo Jesús? Ni éste ni su padre, sino para que se muestre la gloria de Dios.
No andemos hurgando los pecados de la gente, sanémosla y cuando la sanemos, y cuando el milagro ocurra, hay algo que no podrán decir, podrán aceptar o rechazar a Jesucristo pero no podrán decir que no es Dios, y no podrán decir que Él tiene todo poder y no podrán decir que Él es el Dios verdadero, como lo hicieron con Jesús.
Tienes que salir a la calle mañana como lo hizo Jesús, mientras eso no te ocurra dónde estás, no estás siendo portador de su plenitud. Eres simplemente un buen creyente.
El nivel que vienen, escúcheme, el nivel que viene para el mundo, es de portadores de la plenitud de Jesucristo, éste es el nivel de cristianos que Dios va levantar en estos últimos tiempos, éste es el nivel que se viene y se lo digo proféticamente, este es el nivel.
Va a demandar todo de nosotros, va a demandar otra clase de comunión, va a demandar otra clase de altura, va a demandar otra clase de gracia, otra clase de gracia superior y no estoy diciendo con esto que pasar por alto el pecado, quiero que me entienda, estoy hablando de la manifestación de Dios a pesar del pecado, de eso estoy hablando. Algo que viene superior, yo estoy ardiendo por eso superior, pero si usted no arde por eso, algo está mal, yo estoy ardiendo por eso superior.
No quiero una buena vida, un buen salario, no quiero eso, no me interesa, no estoy aquí para eso, si vamos a sufrir pero la gloria a Dios se va a ver, denme eso, denme eso... quédense con todo lo demás, no me interesa.
¿Viniste aquí, a los Estados Unidos, para tener un mejor porvenir? Te equivocaste de lugar, no tenías que venir para un mejor porvenir, tenías que venir para manifestar una gloria de Cristo que se necesita en esta bendita nación, y ya lo creo que se necesita.
Vamos a ver la segunda clase de circunstancias, vamos al primer pasaje bíblico, busca por favor en tu Biblia, Marcos el capítulo 4, yo voy a leer este pasaje en la Biblia Nueva Versión Internacional.
Marcos capítulo 4, de los versículos 37 al 40. Dice la Palabra:
"Se desató entonces una fuerte tormenta,
y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.
Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal,
así que los discípulos lo despertaron.
—¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?
Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:
—¡Silencio! ¡Cálmate!
El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
—¿Por qué tienen tanto miedo?—dijo a sus discípulos—.
¿Todavía no tienen fe?"
Marcos 4:37-40
Vamos al segundo pasaje en el mismo Evangelio de Marcos pero por favor vaya hasta el capítulo 9, voy a leerlo en este caso en la Versión Reina Valera Contemporánea.
Marcos capítulo 9, voy a leer desde los versículos 21 al 27, en este caso había un muchacho endemoniado desde muy pequeño y dice desde el verso 21:
"Jesús le preguntó al padre:
Obviamente, al padre de este muchachito endemoniado.
«¿Desde cuándo le sucede esto?» Y el padre respondió:
«Desde que era niño.
Muchas veces lo arroja al fuego, o al agua, con la intención de matarlo.
Si puedes hacer algo, ¡ten compasión de nosotros y ayúdanos!»
Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”?
Para quien cree, todo es posible.»
Al instante, el padre del muchacho exclamó:
«¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!»
Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba,
reprendió al espíritu impuro y le dijo: «Espíritu sordo y mudo,
¡yo te ordeno que salgas de este muchacho, y que nunca vuelvas a entrar en él!»
El espíritu salió gritando y sacudiendo con violencia al muchacho,
el cual se quedó como muerto.
En efecto, muchos decían: «Está muerto.»
Pero Jesús lo tomó de la mano, lo enderezó,
y el muchacho se puso de pie."
Marcos 9:21-27
Hasta aquí la lectura. ¿Qué quiero mostrarles de estos dos relatos? Que tanto los apóstoles como el papá del muchacho endemoniado, le hablaron a Jesús las circunstancias. ¿De qué le hablaron? de las circunstancias, y si usted mira con inteligencia el pasaje bíblico, Jesús no felicito a ninguno de los dos por hablar de las circunstancias.
En el primer caso, que ya el barquito se estaba hundiendo, en el primer caso, Jesús después de que calmó el viento, les dijo, ¿qué pasó? ¿qué pasó? ¿No dije Yo, que vamos al otro lado? Entonces, ¿qué pasó? ¿Cuál es el problema? ¿Todavía tienen ese miedo? ¿Todavía tienen ese miedo?
Es decir, ¿todavía ustedes, creen que Yo estoy dormido ante sus circunstancias? ¿Todavía no tienen fe? Y estos eran los que estaban con Él, es decir, estos eran los que ya tenían autoridad para hacer milagros y resucitar muertos, recuérdelo.
O sea, estos habían gustado la gloria de Dios, ¿eh? A ver, no, no es gente que nunca vio un milagro, que nunca vio una sanidad, no hecha sólo por Jesús, hecha por ellos, si ellos mismos se asombraban pregúntenle a los setenta y dos que Jesús envió, dijo, aún los demonios se sujetan en tu Nombre, estaban, ¡wow! decían, lo que está ocurriendo y por nuestra mano, o sea que ellos habían vivido, no sólo los milagros de Jesús, sino los de ellos.
¿Pero en ese momento que le hablaron? Las circunstancias.
Ahora viene el muchacho, el padre del muchacho, la verdad que se la pasó más por alto, ¿no? Nunca había hecho un milagro, ¿no? Nunca había hecho una sanidad, nunca había estado con Jesús, ¿pero qué está haciendo Jesús? Es algo muy interesante, ¿para qué pregunta desde cuándo viene la cosa? ¿Usted cree que Jesús no sabía desde cuándo venía? ¿Para qué le pregunta? Porque quiere que el padre saque lo que está dentro, porque la única manera de cambiar lo que está dentro es que tú saques lo que está dentro para que Dios ponga lo que Él quiere poner adentro.
Si no me vacío no me lleno, tú no puedes llenar lo lleno, tú tienes que llenar lo vacío, vamos a dejar que se vacíe, dijo, y cuando se vació, ¿qué paso? Habló su experiencia, pero no sólo habló su experiencia, habló su frustración, porque qué hubiese dicho, Mira Jesús, esto le pasa de niño, lo echa al fuego, lo echa el agua, intenta matarlo; pero aquí estoy esperando en ti... Ahí no terminó, así no dijo, él dijo, pero si puedes hacer algo y esto está muy bien expresado, por eso elegí este pasaje bíblico, porque el original lo dice así, ¿cómo que si...? ¿qué es eso de que me dices que, sí puedes? Así dice en el original, en cuánto a ese, si puedes, qué me estás diciendo, sí, sí, ése si puedes que me dijiste... No, no es así, se trata de si tú puede creer que esto es posible, entonces, va a suceder.
Ahora mire esto, yo me di cuenta que debo ser consciente de algo, que cuando yo hablo la realidad de las circunstancias que me rodean, estoy hablando del segundo grupo de realidades, no del primero. ¿Cuál es el segundo grupo realidades? Aquellas por las que Jesucristo ya pagó, aquellas que Jesucristo ya llevó sobre sí, o aquellas en las que Jesucristo ya me proveyó.
Cuando yo hablo ese segundo grupo de realidades, de la realidad de las circunstancias, lo estoy haciendo ante el rostro de Jesús, no importa si estoy en el trabajo, no importa si estoy arriba del auto, no importa si estoy en mi casa, no importa si estoy en mi cama, no importa dónde estoy, yo estoy hablando esas realidades directamente frente a Jesús.
Esto a mí me golpeó, me golpeó, me golpeó, algo me golpeó... no sólo porque me di cuenta que Él no me autoriza a hablar esas circunstancias, sino porque esas circunstancias se las digo a Él en la cara, como diciéndole, a ver si puedes con esto, a ver si es que puedes con esto, trata de hacer algo y ayudarme.
¿Qué cosas Jesús ya pagó? La Biblia dice, sino vaya luego a Mateo 8:17, que Él tomó sobre sí mismo las enfermedades y las dolencias, no sólo las enfermedades, eso está pagado, ¿qué cosa más pagó Jesús en la cruz para sus hijos? Comida, bebida y ropa, está pagado. Ya lo pagó ya lo proveyó, eso tengo la seguridad de que si yo le amo, tiene que estar.
Es bueno que hablamos de la obra de la cruz con relación al pecado, es bueno; pero a veces son muy escasos, el pecado no lo vemos si no me duele, por lo tanto, canto fácil que Él me libró del pecado, pero cuando el cuerpo me duele, cuando el cuerpo me duele, cuando una enfermedad me agobia y me azota, no es tan fácil cantar que Él pagó por esa enfermedad, no es tan fácil, ¿o sí?
Pero mi amado, Jesús no quiere autorizarte que hables de las circunstancias y te voy a explicar, ¿por qué? ¿Cuándo has visto que el poder de Dios se mueva a tu favor cuando tú le hablas de esas circunstancias? Nunca, jamás.
Ahora, cuando nosotros hablamos las circunstancias, nos ocurre lo mismo que le ocurrió a Marta, la hermana de Lázaro, cuando ya Jesús se acercó a la tumba que estaba tapada con una piedra y que Lázaro tenía cuatro días de muerto, Marta le dijo a Jesús cuando ordenó quitar la piedra, que tenía mal olor.
Cuando nosotros hablamos las circunstancias ante Jesús, estamos actuando igual que Marta poniendo la mirada en el cadáver maloliente de su hermano en vez de ponerla en el Jesucristo omnipotente que tenía su lado.
Eso me golpeó, le fue más fácil a Marta colocar la mirada en el cadáver maloliente de su hermano que en el Jesús omnipotente que tenía lado de ella. Por eso le dijo, pero mujer te he dicho que si crees verás la gloria de Dios.
Lo que la calle necesita es ver la gloria de Dios, pero por favor, ya no necesitamos ver la gloria de Dios a través de alguna campaña o a través del televisor, o través de algún estadio lleno, ya basta de eso, eso está bien, tiene su lugar, pero lo que el Señor necesita es que tú salgas a hacer los milagros de Jesús, es que tú sanes a la gente afuera, que vengas el próximo miércoles y digas, mira, había un problema en piel, yo oré y se le desapareció en el momento se desapareció. ¿Cuánto hace que Dios no hace una sanidad, un milagro por tu mano? Cuéntamelo, dímelo por favor, cuéntate los años en Cristo y dímelo, si no está ocurriendo, no estamos manifestando su plenitud, punto, punto. Nos estamos cayendo, es en ser un engranaje más del sistema religioso políticamente correcto; y yo le digo, no, no, en el Nombre de Jesús, ahí te quedas, porque yo estoy mirando las cosas como Dios las ve, y como veo es como Dios las ve, te puedo decir, Satanás ponte detrás de mí. Ponte detrás de mí.
No digas es para los apóstoles, no, no es para los apóstoles porque te puedo leer el Libro de los Hechos y te voy a mostrar que no es sólo para los apóstoles, todo el mundo salía a predicar y las cosas ocurrían. No, no, no ¡qué los apóstoles también lo hacen! Claro, sí, sí.
Jesús, tanto a los apóstoles como al padre del muchacho, los corrigió y los reprendió, pero nunca lo hizo con espíritu de condenación, ¿por qué lo hizo? Con un espíritu de amor tierno para decirle, necesito sacarte de ese hoyo profundo, de esa ciénaga que te mantiene bajo una perspectiva humana de las circunstancias y necesito meter en ti la perspectiva divina sobre las circunstancias para que tú veas, no que obre ahora con tu hijo, no, no, no, todos los días de tu vida tú puedes ver el poder de Dios manifestado en ti y a través de ti, no quiero hacerte una sanidad y que te vayas y que tengas que sufrir hasta la próxima, no, quiero que vivas en esta realidad para tu vida, quiero que te transforme es un instrumento de otras personas para esta realidad.
La Biblia dice que de la abundancia del corazón habla la boca, ¿o no? Esto dice Lucas 6:45.
Ahora mire, si lo que abunda en mi corazón es la perspectiva humana, ¿qué va a pasar? Siempre mi boca va hablar de las circunstancias naturales, éste es un test sencillo, éste es un test sencillo, muy sencillo, ¿qué hablas todos los días? ¿qué hablas, de qué hablas? ¡Ah! De lo mal que se porta mi hijo, de cómo me duele, me levanté a la mañana y cómo me duele todo el día la cosa esa, ¿eh? Pero esta situación que todavía no cambia y ya la hablé tantas veces, ¿de qué hablas? Porque de la abundancia del corazón, de la abundancia del corazón, de la abundancia del corazón, de la abundancia del corazón habla la boca.
Ahora mira esto, pero Colosenses 3 dice que la Palabra de Cristo tiene que habitar en abundancia en nosotros, fíjate cómo va a ocurrir esto, muy sencillo.
Si naturalmente yo estoy lleno de la abundancia de la Palabra de Cristo, ¿qué va hablar mi boca? La Palabra. No, Cristo no te está diciendo refrena tu lengua de hablar las circunstancias, no, no, no, ésa no es la solución es el aspecto negativo, el refrenar es el aspecto negativo. Te está diciendo todo lo contrario, llénate de la Palabra y cuando te llenes de la Palabra lo que va a salir de tu boca es la Palabra, sin importar lo que estés atravesando, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Entonces, cuando yo hablo la natural, ¿qué es lo que me está faltando? ¿qué es lo que me está faltando si hablo lo natural? Dígame ¿qué me está faltando? Pero dígamelo fuerte, la Palabra, la Palabra, cuando yo conozco la Palabra estoy conociendo a Cristo.
La Palabra, yo no la conozco para conocer el texto bíblico, no, no, no, no. Yo voy y tengo hambre de la Palabra, porque la Palabra es Cristo, yo quiero comer de Cristo y en la Palabra está Cristo. Cristo es la Palabra, entonces no es que yo voy ahí porque yo tengo una disciplina cristiana que se trata de leer la Biblia todos los días, no, no, no, no, no, no. Yo voy porque yo sé que ahí está Cristo a través de la Palabra, yo no me lleno de un texto bíblico, yo me lleno de la Palabra.
Entonces, en cualquier momento, ¿qué es lo primero que me sale? Lo primero que me sale es la Palabra.
Alguna gente dice, no, es que usted es positivo, no tiene nada que ver con positivismo, no es positivo, yo sé que por la Palabra voy a vencer esa circunstancia, la voy a vencer, yo sé que la voy a vencer, yo sé que puedo estar tranquilo, yo sé que no me muero antes de tiempo. O sea, yo sé que puedo confiar porque yo estoy declarando la Palabra y Dios no puede mentir, no puede mentir.
Entonces, no se trata de ahora digas, no, a partir de ahora yo voy a dejar de hablar las circunstancias negativas, camino errado, eso se llama refrenar, acción negativa, necesitas la acción positiva. Eso es llenar, la acción que edifica. ¿Cuál es? Me lleno de la Palabra, ¿para qué, para conocer el texto bíblico? No para conocer la Palabra.
Cuando yo tengo una Palabra para dar, como en este caso, no necesito ir a la Biblia yo, solamente el Espíritu Santo me recuerda, ¿qué cosa? La Palabra, yo simplemente puedo ir a internet para poner las palabritas que recordé y ahí, ¿qué me sale el versículo? El versículo, el versículo no me lo acuerdo, ¿dónde está? No me lo acuerdo, pero la Palabra la tengo adentro pero la pregunta es, sí tú no tienes nada adentro, ¿qué va a salir?
¡Ah! Me tengo que disciplinar más, es verdad, estoy dejando esto de leer, no, no, no, no... Otra vez el aspecto negativo, el texto bíblico, el devocional, hermano no, no... Hambre, hambre, ¿cuándo usted tiene hambre qué va a comer? Y tengo hambre de Cristo, por eso, ¿a dónde voy? A la Palabra, porque yo quiero comer.
Recuerde esto, un día lo voy a desarrollar, siempre tenemos tiempo para lo que amamos.
Estos muchachitos pueden decir, yo si no duermo una noche me quedo estudiando, a las seis de la mañana, me voy a la escuela sin haber dormido por tanta tarea que tuve... siempre tenemos tiempo para lo que amamos, ¿o no? Es que no tuve tiempo, no, no por estos, estos cinco años no puedo leer la Palabra, ¿qué, qué? Espéreme afuera con el cinturón que su papá me da permiso, espéreme afuera, dígame eso a mí en la cara, díganme eso a mí en la cara y va a ver cómo le va. No, porque tiempo para su videíto tienen, y para la última cosita que salió, también tienen, quiere decir que siempre hay tiempo, ¿para qué? Para lo que amamos.
Yo amo a mi esposa y tengo tiempo para estar con ella, o me estoy excusando y diciéndole, es que no tengo tiempo, ya empieza ella a sentirse raro, ¿no? Algo le está pasando, ¿o no? Algo le está pasando. Siempre está excusándose de estar conmigo, algo le está pasando.
Así nos dice Jesús, ¡y cómo debe sufrir no, el Señor! Algo le está pasando a mi hijo, no, no, espéreme no lo está condenando, es que tenemos una idea a veces, de condenación de Jesús. Sí, Jesús fue firme, Jesús fue claro, Jesús no anduvo adornando las palabras, pero nunca con un espíritu de condenación, pero cuando Jesús me ve que yo no tengo hambre de la Palabra, no me está condenando, Él se siente herido diciendo, algo le está pasando a mi hijo, algo le está pasando a mi hija, por lo cual no hay ese hambre que había al principio.
¿Lo ve? Pero es más, hoy está pasando algo que está profetizado, quiero ir lento en esto, todos los días nosotros somos impactados por los avances del árbol de la ciencia del conocimiento del bien y del mal, no es como antes, cada diez años, veinte años, cinco años, no, no, no... Hoy es, le puedo asegurar, todos los días, y la sociedad actual confía tan ciegamente en esos logros que está dándole la bienvenida y aplaude a la supremacía del humanismo. ¿Sabe qué dice la supremacía del humanismo? Escúchame Daniel, si la ciencia lo puede lograr, ¿para qué necesito a Jesucristo y la fe?
Pero no, esto te lo hacen sencillito así, vas a médico te hace esto, son diez minutos, no, no estoy viniendo contra nada, simplemente, estoy mostrando un cuadro para venir a favor de algo, no estoy condenando a nadie, estoy diciendo una realidad.
La ciencia, lo que está haciendo es llegar al punto de que diga, si lo podemos lograr nosotros para qué necesitas a Jesucristo y la fe. Es decir, eso de Jesucristo y la fe es para los tiempos en que no había los medios que tenemos hoy, ahora Dios, prácticamente ha puesto a la ciencia nivel de Dios, tú tienes que confiar en ella, ella lo puede todo.
Y Daniel, si usted va al capítulo 12 de Daniel, Dios le dijo Daniel, Daniel cierra el libro, la ciencia aumentará y si yo uno eso a lo que dijo Jesús más adelante que está registrado en Lucas 18, Jesús habló de lo que significaban los últimos tiempos, y en un momento habló de una viuda que el juez no le era justo, no la atendía.
Y Él dijo, mi gente, la gente de ese último tiempo, tiene que ser como la viuda, la gente que de verdad tenga comunión conmigo será gente que está orando, que está clamando y que no se desanima, pero agregó esto, mire lo que agregó, pero cuando venga el Hijo del Hombre, hallará fe en la tierra.
¿Por qué agregó esto? Porque Él sabía que la ciencia aumentaría.
Escuche, esta Palabra del Señor nos debe despertar a entender que nosotros estamos atravesando una guerra titánica, el único objetivo del diablo en esta guerra titánica es robarte la fe, pero él lo hace con su sutiles engaños, de manera que hoy hagas un pasito dándole un permiso que ayer no le dabas, y mañana das otro pasito más a darle otro permiso que antes de ayer no le dabas, y después otro pasito más que hace cinco días atrás no le dabas; esos pasitos que vas dando, donde tú te vas alejando de la verdad de la Palabra y acercándote a la verdad de lo que la ciencia puede hacer, ¿qué va a la lograr en mí? Robarme la fe hasta que se muera.
Por eso, cuando Jesús oró por Pedro que lo iba a negar, dijo: Yo voy a orar para que tu fe no se muera. Eso es lo que dice el original, el único objetivo del diablo es robarte la fe, te quitó todo, ese día te quitó todo, soy un cristiano totalmente inoperante, no sirvo absolutamente para nada.
Pero, ¿qué dijo Pablo? Que no iba a permitir que el diablo tomara ventaja de él, porque él no ignoraba las maquinaciones del diablo. Es más, Pablo dijo, está registrado en Colosense 1:29, que él luchaba, luchaba, ésta es la palabra que usa, según la potencia de Cristo la cual dijo, actúa poderosamente en mí.
¿Qué sabía Pablo? Soy un portador de su plenitud, yo soy un portador de su plenitud, la potencia de Cristo actúa poderosamente en mí.
Quiere decir, entonces, que es evidente, que para manifestarle al mundo que Cristo sigue siendo el mismo, la fe de Cristo en nosotros debe estar actuando poderosamente, no hay otra forma que le podamos mostrar al mundo que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Quiero ir al último pasaje bíblico esta mañana, vamos por favor a Marcos capítulo 8, voy a leer de los versos 14 a 21, elegí en este caso la Versión de la Nueva Biblia al Día porque ésta es muy bonita en la manera en que lo expresa, pero usted sígalo en su Biblia.
Marcos capítulo 8, de los versos 14 al 21, dice ahí:
"A los discípulos se les había olvidado llevar comida,
y sólo tenían un pan en la barca.
Tengan cuidado —les advirtió Jesús—;
¡ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!
Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Al darse cuenta de esto, Jesús les dijo:
—¿Por qué están hablando de que no tienen pan?
¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada?
¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen?
¿Acaso no recuerdan?
Cuando partí los cinco panes para los cinco mil,
¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?
—Doce —respondieron.
—Y cuando partí los siete panes para los cuatro mil,
¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?
—Siete.
Entonces concluyó:
—¿Y todavía no entienden?"
Marcos 8:14-21
Miren, este pasaje se me hizo nuevo porque lo pude ver desde otra perspectiva.
Lo primero, ¿en qué estaba la mente de los discípulos en lo natural? Somos trece personas, hay un sólo pan, hay un solo pan, y Jesús empieza, escuche lo que les dice, tengan cuidado de la levadura de los fariseos, la de Herodes, está diciendo esto, mire lo que les está diciendo, tengan cuidado de la hipocresía porque si no se cuidan van a terminar siendo un engranaje más del sistema religioso políticamente correcto ausente de poder... ¿y ellos qué pensaban? Que les hablaba del pan.
¿Sabes una cosa? Por favor, te pido que te imagines por un momento que hoy el Señor nos está metiendo a todos en su barca, ¿qué va a hacer el Señor ahora? A traer a la memoria, empiecen a recordar, cosas personales, ¿te acuerdas? Sí Señor, me acuerdo, ¿qué hice? ¿qué me pediste? Esto, sí, ¿lo hice? Sí Señor lo hiciste ¡ah! ¡ah! A ver, Daniel allá, ¿te acuerdas, te acuerdas aquella vez qué me pediste? ¿lo hice? Sí Señor lo hiciste, ¡ajá! ¿Te acuerdas? ¿te acuerdas? ¿te acuerdas?...
¿Para qué, para condenarnos? No, para decir, dejen de tener la mente embotada con la perspectiva humana de las situaciones que están atravesando.
Muchachos déjenlas a un costado, no les sirven, es un peso que ustedes no puede aguantar. Si trajeron un pan, tranquilos, porque vamos comer los trece, si con cinco panes alimentamos a cinco mil, uno dice cómo es posible que gente que vio que con cinco panes se alimentaron cinco mil hombres sin contar mujeres y niños pueda estar dudando, perdóname, ¿cómo es posible? Con lo mismo que haces tú todos los días, ¿o no? Si hoy hizo esto el Señor y mañana me olvidé de lo que hizo y ya estoy dudando si lo va a hacer.
Y no, pero esto no era lo mismo que aquél, aquél era un resfriado y ahora tengo un cáncer y entonces, ¿ahora cómo va a pasar? ¿Cómo, cómo va a pasar? Y que el médico dice que vas a morir, pero el médico no es Dios y lo más probable es que él ni siquiera lo conoce o si lo conoce, conoce el texto bíblico pero no lo conoce a Él, al que hace milagros, al que sigue siendo el mismo hoy, no cambió, no cambió, no cambió.
Nada más que ahora lo quiere hacer a través de mí, ¡wow, qué privilegio! ¿a través de mí?
Hermano cómo voy a orar por ese hermano si está enfermo, ¿y quién te dijo que tu autoridad está limitada a si tú estás enfermo? ¿no será que dejas de estar enfermo cuando le empiezas a orar hasta a las paredes? Haz una prueba desde mañana, es que me siento mal, ¿te sientes mal? Es que, escúchame ya ayuné y oré y no se me va. Ok, empieza a orar hasta por las paredes, por todos los compañeros enfermos tú vas y oras, pero si éste no cree ni en la luz eléctrica, no importa, tú ora, ve y dile que Jesús lo va a sanar, ¿pero y si después no lo sana? No te preocupes es problema de Jesús si queda mal, pero no me preocupo por Jesús, ésa no es la verdad, me preocupo por mí, porque yo voy a quedar mal, no importa, no importa...
Señor si paso afrenta por ti no importa, pero si tú dices, si tú dices que Tú pagaste, ¿y si a la semana se te va tu dolor? Porque más bienaventurada cosa es dar, pero si no lo veo en mí, no importa, empiézalo a dar, ahí está, no sea que el diablo esté jugando contigo, empiézalo a dar, alguno te dirá pero tú todavía que estas así, me oras y tienes fe, claro que tengo fe, tú vas a ver, claro que vas a ver, al rato como yo voy a estar completamente sano, también, tú lo vas a ver. Wow, eso es mostrarle a alguien que tengo fe, porque es fácil mostrarle a alguien que tengo fe cuando me siento bien, pero cuando estoy mal, pero a la vez estoy confiando en ese Jesús que les estoy diciendo... ah, esa fe es verdadera, ¿no?
Mire amados, el Señor nos está llamando a que ocupemos nuevamente nuestro lugar, nosotros tenemos que mostrar al mundo que nos rodea que Jesucristo es el mismo ayer, es el mismo hoy y seguirá siendo el mismo mañana y por los siglos, mientras que Él no venga y aunque Él venga, porque dice que es, por los siglos, en la eternidad va seguir siendo el mismo, ¡que impresionante, no cambia!
Así que en esta mañana vamos a hacer una práctica impresionante, vamos a quitar a Satanás de delante de nosotros, porque creo que hemos captado la perspectiva divina, ¿o no? Yo creo que la hemos captado.
Vamos a estar de pie, ¿necesitas una sanidad? Hoy es el día, ¿necesitas un milagro? Hoy es el día, hoy es el día.
¿Hay algo que estás pidiendo que esta prometido? Ya que Jesús pagó, olvídate ya no, no es una promesa, eso ya es un cumplimiento, en Cristo ya lo tienes, ahora hay que tomarlo. No es que Cristo te va a cumplir una promesa, no, no, no, no, no, no... En Cristo ya se cumplieron las promesas, ahora, tú vas a tomar lo que en Cristo se cumplió porque está hecho, ¿estamos claros? Y si hemos pecado dice también la Palabra, como le hizo aquél que le dijo, mira te sano, pero una cosita, no peques más, ¿pero lo dejó de sanar? No.
Dale más importancia al poder de Dios que al pecado y el poder de Dios, no sólo te va a sanar, también, te va hacer agradecido y te va librar del pecado. Así es, ése es nuestro buen Dios, ¿estamos claros? Oramos.
Señor, te quiero pedir que me perdones y nos perdones por tanta perspectiva humana, por tanta mente orientada hacia las cosas naturales, hasta pensar como piensan los hombres.
Y gracias te doy porque hoy nos estás metiendo a todos en esa barca para hacernos reflexionar y recordarnos todo lo que pagaste, todo lo que sufriste, todo aquello que hiciste para proveernos, no sólo limpieza de pecado, sino salud completa, espíritu, alma y cuerpo, sin que quede ni un pelo de nuestra cabeza con enfermedad.
Padre, en el Nombre de Jesús, por tu Espíritu quito ahora a Satanás de delante de la vida de nuestros hermanos y al lugar donde llega este video, todo espíritu de enfermedad huye en este mismo momento, en este momento, espíritu de enfermedad suelta los cuerpos, suelta la mente, suelta cada órgano, ahora ordenamos por la obra de Cristo, que cada órgano sea limpio, en el Nombre de Jesús, que cada órgano sea completamente renovado, que cada órgano que ha estado con años de dificultades ahora es nuevo como cuando un bebé tiene un órgano nuevo.
Ahora, en el Nombre de Jesús la gracia tuya nos asiste. Señor, ahora vemos tus milagros, tus maravillas, tus señales, tus prodigios, tus sanidades, tus liberaciones en medio de tu pueblo, nos levantamos, Señor, para cuando estemos en la calle poder estar con la gente para llevar la salud que solamente Jesucristo puede darle.
Señor, que mientras se levanta este árbol del conocimiento del bien y del mal, nosotros estemos levantando el árbol de la vida, el árbol de la vida, y diciéndole en este árbol no hay contraindicaciones, no hay contraindicaciones.
Padre, en el Nombre de Jesús, oh gracias, veo al Señor sanando a varias personas, lo veo en el Espíritu, cuestiones de sangramiento de las partes bajas del cuerpo están sanando, en el Nombre de Jesús para siempre, no sanan para esta vez sanan para siempre, sanan para siempre.
Oh, Padre, gracias te damos Señor, gracias te damos Señor, oh gracias te damos Señor. Oh, gracias Señor.
Veo al Espíritu de Dios poniendo su mano con claridad en el metabolismo de la gente, en el metabolismo hormonal, en el sistema inmune, ahora lo veo en el Nombre de Jesús, y ahora se va todo lo que afectaba al sistema inmune, ahí está, esos ahogos se van dice el Señor, se van, se van de ti para siempre y ni hablabas de ellos, se van, se van, se van, veo una persona que Dios le está cambiando la sangre en este mismo momento, la sangre le está cambiando, literal, de la cabeza los pies.
Veo el familiar de una persona casi a la muerte, casi con un paro respiratorio y cardíaco y el Espíritu Santo lo recorre ahora y lo levanta, y lo sana en dónde esté.
Oh, Padre, en el Nombre de Jesús, oh Padre en el Nombre de Jesús, ahí está, oh, libertad de dolores, se van, se van, se van, se van, se van, se van, se van, ahí está y ahí está, lo veo con claridad, se van, se van, se van.
Oh, Señor, tumores se van, tumores se van en el Nombre de Jesús. Se van en el Nombre de Jesús, todo temor que había, había temor a enfermar y morir se va en el Nombre de Jesús, se va en el Nombre de Jesús.
Oh, comemos de tu árbol Señor, Tú sigues siendo el mismo ayer, sigue siendo el mismo hoy, sigues siendo el mismo por los siglos.
Señor gracias te damos, gracias te damos por lo que estás haciendo.
Dios está tocando, va a tocar a una persona con parálisis cerebral, es que lo veo por el Espíritu, no sé si lo va a hacer ahora, cuando el video esté colocado, pero alguien con parálisis cerebral va a ser tocado de una manera poderosa.
Oh, Señor Jesús, oh Señor Jesús gracias, oh Padre en tu Nombre enpoderamos a cada uno de estos hermanos a salir por las calles, por el mercado, y en cada lugar buscar una oportunidad para imponer sus manos y sanar a la gente que está alrededor, este pueblo necesita la manifestación de tu gracia, y entonces, cuando eso ocurra todo eso que se cierra, todo ese cerramiento de la ciudad será abierto, será abierto, será derribado por el poder del Espíritu, por tu Iglesia saliendo mostrando tu plenitud, mostrando tu plenitud.
Oh Padre gracias te damos, hoy estás haciendo todo nuevo las cosas viejas, hoy, pasaron, pasaron, pasaron, todas están siendo hechas nuevas Señor.
Veo unos problemas en la piel, hasta de un problema de vitíligo que el Señor está sanando y toda la piel se va a poner de un solo color, oh, Dios mío, de un solo color.
Oh, Señor, oh gracias Jesús, gracias Jesús, gracias Señor, gracias, gracias Señor, gracias Señor.
Y hoy, aún a muchos les ocurre como a aquél que lo sanaste y le dijiste, vete no peques más, pero Tú hoy lo sanate y recordará que lo sanate y diremos no más al pecado Señor, perdónanos, perdónanos, teniendo una grandeza tan enorme en ti, nosotros permitirnos ceder al pecado Señor, perdónanos y esto lo estás haciendo mostrando tu bondad no tu juicio, tu bondad. Un día llegará el juicio pero mientras tanto hoy es el día de la gracia, hoy es el día de la gracia, todos tenemos tiempo de venir y correr a tus pies, Jesús.
Señor gracias, gracias por ser portadores de tu plenitud, en el Nombre de Jesús lo declaramos hecho en la Tierra por el poder del Cristo que no cambia, del Cristo que no cambia, en el Nombre de Jesús.
Alabe al Señor, alabe al Señor, alabe al Señor, alabemos al Señor, alabemos al Señor.
Gracias Jesús y a tu Nombre damos la gloria Señor.
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