Para todo tiempo
D. Dardano, D. Cipolla, H. Cipolla
21 de November de 2020
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
Saludos en el nombre y en el amor de Jesucristo, disfrutando de que estamos bendecidos en Cristo, y eso para sus hijos es un gran privilegio.

(Daniel Cipolla)
Siempre es un privilegio compartir con ustedes de todas las formas posibles, presencial y también a través de este vídeo, con la importancia y la trascendencia de que hay un mismo Espíritu que nos une, algo extraordinario y sobrenatural, y con esa alegría de ese Espíritu en nosotros es que podemos saludarlos y abrazarlos a la lejanía.

(Hernán Cipolla)
Y realmente, siempre la emoción es mayor cuando sabemos que nos reunimos alrededor del Espíritu Santo y de la Palabra del Señor que siempre nos inspira, nos enseña, nos lleva a comprender y entender el corazón de Dios y poder ver las cosas como Él las ve. Así que se aumenta esa emoción y realmente queremos disfrutar este tiempo en la presencia del Señor juntos, sabiendo que el Espíritu Santo nos va a hablar a cada uno.

(Daniel Dardano)
Hemos entendido, en el Señor, que para cerrar este año como parte de la Iglesia de Jesucristo en este mundo, cada uno de nosotros tengamos la comprensión espiritual adecuada de los tiempos que estamos viviendo, pero además, tomemos conciencia de nuestras acciones espirituales.
Los que amamos al Señor, habitualmente estamos acostumbrados a recibir la Palabra y además valoramos la Palabra que recibimos, pero no siempre la Palabra que recibimos llega a nosotros de una manera revelada. Quizás llegue impactando nuestros corazones y el impacto puede durar uno, dos, tres días, algunos días, y no es suficiente, porque el impacto no es revelación. Pero cuando la revelación del Espíritu viene a nuestras vidas, entonces discernimos la Palabra, atesoramos la Palabra, hacemos carne la Palabra, y la podemos vivir cada día de nuestra vida.
Por eso, nuestra intención y oración al Señor, es que lo que vamos a compartir en este vídeo sirva como una guía práctica para cada momento, para cada instante, para toda la vida, y para todo tiempo.

Comienzo con un versículo poderoso de la Palabra de Dios. Toda la Palabra de Dios es poderosa, pero para comenzar es muy apropiado, dice así:

“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.”
Hebreos 13: 8 / RVR1960

Jesucristo es el mismo ayer, ayer es tiempo; Jesucristo es el mismo hoy, hoy es tiempo; Jesucristo es el mismo por todos los siglos, siglos es períodos de tiempo.
Yo creo que después de lo que dije ya entendemos de qué estamos hablando. En esta declaración eterna de la Palabra de Dios nosotros podemos estar seguros que Jesucristo es el mismo siempre.
Nosotros vivimos en una sociedad cambiante, esos cambios a veces benefician y a veces perjudican a las personas y también a nosotros, o nos benefician o nos perjudican, pero los hijos de Dios tenemos el tremendo, el precioso privilegio de que Jesucristo nunca cambia, Él siempre es el mismo, en Él estamos seguros y siempre podemos estar apoyados en Él.
Basados en esta declaración eterna de la Palabra y basados en Jesucristo, quien es el que sustenta cada una de nuestras vidas, ahora iniciamos porque esta es la plataforma ideal para exponer a través de este vídeo los puntos, las pautas, que el Señor nos ha mostrado para compartirlas con cada uno de ustedes.

(Hernán Cipolla)

El primer aspecto que vamos a analizar, que tiene que ver con esta guía que el Señor nos mostró para compartir con todos ustedes, tienen que ver con:

Condición indispensable

Para poder adentrarnos en este aspecto, necesito que leamos juntos un versículo de la Palabra, está en Juan capítulo 15, versículo 7, y dice de esta forma:

“Si permanecen en mí
y mis palabras permanecen en ustedes
pidan lo que quieran, y se les concederá.”
Juan 15:7 / NVI

Sin duda es un versículo muy interesante porque Jesús nos está mostrando algo que evidentemente para Él era sumamente importante.
Jesús puso un énfasis en la permanencia de los creyentes y lo primero que enfatiza es una permanencia indispensable en Él, así como las ramas se mantienen unidas y permanecen en una vid.
Ahora pensémoslo en el plano natural, las ramas de una vid no tienen que hacer ninguna acción, ningún esfuerzo consciente para estar unidas a la vid, porque naturalmente están unidas a ella.
¿Qué podría pasar para estar desunidas? Que alguien viniera, cortara alguna rama, y al cortar la rama entonces esa rama quedaría desunida la vid.

Vayamos ahora al plano espiritual y pensemos en Cristo y en nosotros. Los creyentes somos las ramas que estamos unidos a la vid, es decir, a Jesucristo. ¿Por qué razón? Porque recibimos la nueva naturaleza desde el mismo momento que nacimos de nuevo. Pero hay una diferencia con las ramas naturales, ¿cuál es? Que a nosotros se nos ordena tener conciencia de que debemos permanecer en la vid. ¿Porque Jesús quiso hacer este énfasis marcado? ¿Qué significa tener conciencia de permanecer en Él?
Nuestra permanencia no depende de nuestra fuerza sino de nuestra debilidad e incapacidad.
Y esto es extraordinario, porque así como las ramas naturales se mantienen unidas porque están allí y permanecen, para nosotros esa conciencia no es un asunto de una acción de fuerza de voluntad por estar unidos a la vid, es mantenernos conscientes de que no podemos depender de nuestra fuerza para realizar nuestra vida, para llevar a cabo todas las acciones de nuestra vida, al contrario, nosotros necesitamos reconocernos y actuar como personas que debemos depender y necesitamos depender de la fuerza de la vida de Cristo que está en nosotros.
Cuando lo hacemos así, entonces permanecemos en Cristo, si lo resumiéramos en una frase debiéramos decir: Si me niego a depender de mi humanidad para depender por completo de Cristo, entonces, siempre permaneceré en la vid.

Fíjese esto, cada vez que dependemos de nuestra fuerza y de nuestra humanidad, ¿saben qué hacemos? Como si nosotros mismos, por propia voluntad, nos cortamos de la vid y nos separáramos de ella. Es decir, nosotros por insistir en hacer la vida que ha sido diseñada por Dios para nosotros, la queremos hacer con nuestra fuerza, con nuestra capacidad, tenemos el inconveniente de que por hacerlo de esa manera, nos estamos separando de Jesucristo en vez de permanecer unidos a Él.
Ahora, obviamente cuando entendemos esta verdad, entendemos la segunda parte que Jesús dijo, y la segunda parte es, que si estamos unidos a Él es indispensable que sus palabras permanezcan en nosotros, y esto es fundamental por muchos aspectos.

Pero vamos a empezar a hablar algunos de ellos. La Palabra es nuestra única verdad de sustento, es decir, todas las áreas de nuestra vida, todas las circunstancias que vivimos, todas las decisiones que tomamos, cada una de esas cosas debieran siempre, sin excepción, estar acordes a la verdad de la Palabra, y obviamente para que esto ocurra, requerimos de dos ingredientes fundamentales, fe y obediencia.
Todos sabemos que las personas estamos acostumbradas a una cierta manera de pensar, fuimos educados de una manera, vivimos en una cultura que de una u otra forma nos impone una forma de pensar, una manera de hacer las cosas. ¿Qué pasa? Cuando ya estamos en Cristo, venimos con ese bagaje, pero en la medida que conocemos al Señor y se va revelando su Palabra a nuestras vidas, entonces comprendemos cuál es el pensamiento de Dios con respecto a todas las cosas. Entonces, estamos atravesando una cierta circunstancia viviendo una situación de la vida y el Señor de pronto nos revela su Palabra y reconocemos que eso que nos está revelando está totalmente contrario a lo que nosotros pensábamos, es decir, a nuestros hábitos, a nuestra manera natural de vivir, de actuar y de decidir. Entonces, ¿cuál debiera ser nuestra respuesta? Indefectiblemente debiéramos responder de acuerdo con la fe que reconoce que la Palabra es la verdad. Por eso hablamos como uno de los ingredientes, la fe.
Es decir, si yo sé que el Señor me está revelando algo pero por la fuerza de mi mente y de mis pensamientos yo me niego a creer en esa verdad de Dios, no estoy aplicando fe a que ésa es la única verdad, no hay otra verdad con respecto a esa circunstancia, no importa lo que yo pensaba antes, a partir de ese momento que el Espíritu me revela la Palabra, entonces yo tengo que tener una convicción de que ésa es la única verdad y por fe abrazo esa verdad.
Cuando lo hago, ¿qué empieza a pasar? Comenzamos a transitar un camino de obediencia a la Palabra.  ¿Qué significa esto? Que entonces toda idea, todo concepto anterior, todo pensamiento previo que yo hubiera tenido, no importa cuál fuera, yo lo desecho como si nunca hubiera sido parte de mí.
¿Por qué? Porque ahora conozco la única verdad, que es la verdad de Dios con respecto a esa situación, de esta manera, entonces la Palabra permanece en nosotros y nuestra unión con Cristo nunca se ve afectada ni perjudicada bajo ningún concepto.

En síntesis, debemos tener una disposición consciente y continua que actúe en dos aspectos.

El primero de ellos, desechar los criterios personales y culturales para enfrentar la vida y sus circunstancias.
Segundo aspecto, abrazar cada palabra que Dios nos revela a fin de obedecerla por la fe y así las palabras de Cristo permanecerán en nosotros, de este modo, las palabras del Señor se transforman en armas poderosas que nosotros podemos usar para vencer en cualquier situación no importa qué tipo de situación sea.
Es decir aunque venga montón de adversidad en nuestra contra, nos sostiene la Palabra, y por la fe y la obediencia, nosotros usamos esa palabra para vencer esa circunstancia y esa adversidad; y tarde o temprano vamos a obtener un resultado, ¿cuál va a ser el resultado? Que nos vamos a dar cuenta que las palabras que el Señor nos dijo, se hacen palpables, se hacen reales, y traen la victoria del Señor en cualquier situación de nuestra vida.

(Daniel Cipolla)
Cuando vemos nosotros la relación que existe, tan profunda, entre permanecer en Cristo y permanecer en la Palabra, obviamente surgen preguntas, por lo menos una que es muy natural, muy lógica: yo y un creyente cualquiera de nosotros, ¿podemos permanecer en Cristo si no permanecemos en la Palabra?
Cuando te escuchaba digo, ¿cómo separamos estas cosas? Yo, cómo puedo en algún momento decir, bueno no, yo permanezco en Cristo, pero bueno, a veces en la Palabra uno dice categóricamente no se puede, no se puede, ¿por qué? Porque están unidas como está unido un matrimonio cuando el Señor dice ya no son dos sino uno.
Entonces, uno se da cuenta que tiene que tener cuidado de lo siguiente, la Biblia, y ahora vamos a leer algunos pasajes, habla claramente que el objetivo del diablo no es contra el mundo, es contra la Iglesia. Al mundo ya lo tiene, es la Iglesia la que le hace guerra, es la Iglesia la que se interpone en los planes del diablo, por lo tanto los planes del diablo es destruirnos en todos los medios posibles.
Eso por supuesto qué incluye, incluye en primera instancia, apartarnos de la permanencia en Cristo, si el diablo en sus estratagemas empieza a lograr debilitar nuestra fe, ¿qué vamos a hacer? Vamos a dejar de apoyarnos en la Palabra. Cuando eso ocurre, inmediatamente empieza el temor, empieza la duda, empieza el dolor que nos producen las circunstancias que estamos atravesando, y cuando estamos bajo fuertes ataques de ese tipo, realmente adversos y uno tras otro, ¿cómo solemos estar? Tristes, confundidos, angustiados y generalmente, el temor tiene un papel protagónico, ¿no? Porque uno piensa muchas cosas y entra en temor.
En ese estado lo que empezamos a hacer es comenzar a preocuparnos, tanto en lo que estamos sufriendo, en lo que estamos atravesando, lo que nos está pasando, y eso nos hace pensar, sentir y hablar exclusivamente de las cosas que estamos padeciendo, hasta parece que olvidamos cuando el apóstol Pablo por el Espíritu le dijo a Timoteo, Timoteo acuérdate que el Señor no te dio un espíritu de cobardía, no te dio un espíritu de temor. Y pareciera como que el temor es normal, sí, pero el temor es normal para el hombre en la naturaleza de pecado pero no para el nuevo hombre. Por eso el Señor dice, no temas, no te di un espíritu para que estés bajo temor y el temor te esté atacando de tal manera que te inutilice.
El diablo entonces, hace todo lo posible para encerrarnos como si fuera en una celda espiritual donde nos empezamos a sentir muy angustiados y también confundidos. ¿Qué pasa? Nosotros, todos sabemos que sin fe no podemos agradar a Dios, entonces ésa es la estratagema del diablo, te debilitó en la fe, porque no puedes encontrar a Dios en la debilidad de la fe; y entonces, cuando eso ocurre, vamos a dejar de pensar y hablar según la verdad que es insustituible de Dios.

Por eso, el Señor, ¿qué nos instruye por la Palabra?
Vamos a ver tres pasajes que los conocemos, pero son categóricos y nos tienen que servir como pilares fundamentales para que nunca permitamos que cualquier ataque de diablo debilite nuestra fe y nos encierre en ninguna clase de celda, sino que realmente nosotros tengamos la firmeza de Cristo en cualquier ataque.
El primero dice:

“Además de todo esto, tomen el escudo de la fe,
con el cual pueden apagar
todas las flechas encendidas del maligno.”

Efesios 6:16 / NVI

Segundo pasaje, que está en Santiago 4:7, que dice:

“Así que sométanse a Dios.
Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.”

Santiago 4:7 / NVI

¡Qué promesa, no! ¡Qué promesa! Qué sencillo... sométanse a Dios, o sea, nunca dejen de estar bajo el gobierno de Dios en ningún aspecto, así van a poder resistir al diablo y va a tener que tarde o temprano, ¿qué hacer? va a tener que huir.

Tercer pasaje, 1 Pedro 5: 8 y 9, que dice:

“Practiquen el dominio propio y manténganse alerta.
Su enemigo el diablo ronda como león rugiente,
buscando a quién devorar.
Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe,
sabiendo que sus hermanos en todo el mundo
están soportando la misma clase de sufrimientos.”

1 Pedro 5: 8-9 / NVI

Quiere decir, que pasar por circunstancias, por problemas, por sufrimientos, y aún por persecución por Cristo, no es algo nuevo, es algo que sucede desde que la Iglesia es Iglesia, desde que Cristo vino al mundo para traer el maravilloso Reino de Dios, pero nosotros tenemos la seguridad de la Palabra para poder estar firmes y permanecer en Cristo y en la Palabra.

Ahora, volviendo un poquito a la declaración de Juan 15:7, ese Juan 15:7 termina con una declaración bastante interesante, porque ahí Jesús estableció una cadena, llamemos así, de tres eslabones:

Primero dijo, permanecer en Él.
Segundo lugar, permanezcan en mi palabra o sea mi Palabra permanezca en ustedes.
Tercero, se nos va a conceder todo lo que pidamos, así dijo, pidan lo que quieran.

Claro, a simple vista cuando uno escucha, pidan lo que quieran, puede dar rienda suelta a muchos pensamientos, sentimientos, ideas, conceptos de lo que para mí significa, lo que quiera es lo que me da la gana, es decir, todo lo que yo quiera, si yo estoy así, si yo permanezco en Cristo y la Palabra permanece en mí, yo voy a pedir lo que quiera y me será hecho...
Ahora bien, si nosotros lo pensamos desde esa mente natural lo que vamos a hacer es estar tergiversando el sentido de las palabras, ¿por qué? Porque si nosotros en realidad estamos permaneciendo en Cristo y si las Palabras de Cristo están abundando en nosotros, ¿qué ocurrirá? Que estamos en completa unidad con Cristo y ¿con qué más, vamos a tener perfecta unidad? Con la mente de Cristo. ¿Usted cree que si nos manejamos en la mente de Cristo vamos a hacer lo que nos da la gana? ¿vamos a pedir simplemente, simplemente deseos, porque tenemos deseos?
Seguramente, sin ninguna duda todas nuestras peticiones tendrán propósito, todas nuestras peticiones irán al frente, ¿en qué sentido? En el sentido de decir, Señor lo que más quiero de mi vida es todo aquello que sirva para cumplir tu propósito, aquello que tienes dispuesto, aquello que tienes preparado, aquello a lo que Tú nos quieres llevar.
Por eso sabemos que vamos a poder tener todo lo que pidamos, ¿por qué? Porque sencillamente vamos a pedir en unidad con Cristo y también vamos a pedir, no sólo en unidad sino bajo el gobierno de la mente de Cristo.

(Daniel Dardano)
Qué importante es todo lo que estamos considerando, teniendo en cuenta todo lo que el Señor ya nos entregó en esta guía práctica que estamos desarrollando con pautas que el Señor nos entregó para todo tiempo.

Lo primero que vimos fue la condición indispensable, que es permanecer en Cristo y que sus Palabras permanezcan en nosotros, mantener la fe y ser obedientes a todo lo que el Señor nos indica y caminar de acuerdo a su voluntad, ésa es la condición indispensable.

Ahora vamos a la segunda pauta y es:

Actitud incondicional

Y leo dos versículos de la Palabra de Dios:

“...Señor y Dios, no puedo quedarme en silencio:
¡te cantaré himnos de alabanza y siempre te daré gracias!”

Salmos 30: 12 / DHH

Y el otro versículo dice así:

“Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible,
seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud,
adoremos a Dios como a él le agrada,
con temor reverente.”
Hebreos 12: 28 / NVI

Acerca de la vital importancia de la alabanza y el agradecimiento en nosotros los creyentes, hay un hilo conductor sobre esto que estamos mencionando que va desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento.
En toda la Palabra de Dios se habla de lo que significa tener un espíritu de alabanza y de agradecimiento al Señor.
David, que fue un hombre que conocía el corazón de Dios dijo un día: Dichoso el pueblo que sabe aclamar o alabar al Señor. Esto está registrado en el Salmo 89:15.
Dichoso el pueblo que sabe aclamar o alabar al Señor, y me llamó la atención la palabra aclamar y fui a ver el significado de la palabra aclamar desde el original hebreo y aclamar es la palabra "yadah", y significa alabar y adorar con manos extendidas o manos levantadas, reconocer los méritos de alguien, declararlos y darle gracias.
Quiere decir que aquí está involucrado todo el ser, espíritu, alma y cuerpo. Cuando los hijos de Dios alabamos al Señor de esta manera, el corazón de Dios se goza, claro que hay sentimientos de alabanza, de agradecimiento, de adoración, que son internos, pero estamos hablando de una expresión externa de lo que es la alabanza y el agradecimiento al Señor, no es solamente dar gracias, es tener un espíritu de agradecimiento.
Por eso, vivir alabando y agradeciendo al Señor no surge de circunstancias fáciles... bueno, en las circunstancias fáciles alabo y adoro, pero las circunstancias difíciles, bueno, el Señor tiene que entender que yo no puedo. No, el hijo de Dios, el que está parado en el Señor firme en Él, tiene como actitud incondicional y para todo tiempo, la alabanza, la adoración, el agradecimiento.
¿Por qué? Primero, porque estamos reconociendo a Él.
Segundo, porque somos sus hijos.
Tercero, porque pertenecemos a un Reino inconmovible, nadie puede mover, nadie puede quitar, nadie puede destruir el Reino inconmovible de Dios, y nosotros vivimos en ese Reino.

Quiere decir entonces, que tener al Señor en nuestra vida como el centro de nuestra vida, requiere un espíritu de alabanza y adoración, y cuando con el pueblo de Dios alabamos y adoramos, realmente el Señor se goza.

Quiero agregar algo más, voy a leer un pasaje de la Palabra de Dios que dice de esta manera:

“Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas,
y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran.
Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel,
y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.
Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior
y les sujetó los pies en el cepo.

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar
y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.
De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel
se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron
todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.”
Hechos 16: 22-26 / NVI

Humanamente, esta situación era desesperante, casi inaguantable, ¿qué esperanza tenían Pablo y Silas, en el lugar donde estaban? ¿qué podían ver hacia adelante? Estaban en una celda pequeña, no había rendija donde entra la luz, es decir, todo era oscuridad en ese lugar pequeño, además sus pies estaban aprisionados por un cepo, es decir, no se podían mover y sus tobillos se estaban resintiendo conforme pasara el tiempo, realmente una situación trágica y deprimente.
Pero, ¿qué estaban haciendo los apóstoles Pablo y Silas? Lo que surgía naturalmente de su interior, orar y cantar alabanzas al Señor.
La Palabra no registra que ellos mediante la alabanza, la adoración y la oración estaban esperando algún resultado de que Dios se manifestara porque estaban alabando y adorando en ese tiempo de angustia, la Palabra eso no lo registra, pero queridos eso fue lo que sucedió.
Dios actuó sobrenaturalmente y no solamente Pablo y Silas fueron liberados y el carcelero pudo ver y temer a Dios por esto, sino que ese mismo carcelero con su familia entregó su vida al Señor.

¡Qué maravilloso es que una pauta, para nosotros como hijos de Dios, sea tener como actitud incondicional la alabanza, la adoración y el espíritu de agradecimiento, sea una constante en cada una de nuestras vidas!

(Hernán Cipolla)
Sin duda, el pasaje es súper emocionante, tremendo, cada vez que uno lo lee, realmente quisiera vivirlo, pero cuando llega ese punto muchas veces me pregunté, ¿realmente, cómo reaccionaría yo ante una situación como esa? Primero, jamás estuve en la cárcel, ni siquiera encerrado un ratito, no tengo ni idea lo que se siente y si a veces solo me pongo nervioso porque no me acuerdo dónde puse las llaves y las perdí, entonces cómo reaccionar ante una situación como esa.

Por eso, algo súper importante que nos enseña la Palabra, es el efecto de esa alabanza y agradecimiento que nos estabas mostrando Daniel, el efecto que produce en el ámbito espiritual, es decir, nosotros como creyentes nunca podríamos minimizar el poder de Dios manifestado cuando sus hijos lo alaban, lo adoran, lo reconocen y le agradecen más allá de las circunstancias porque eso es lo que pasó, en las peores situaciones ellos reaccionaron de esa manera, ¿y qué ocurrió? El Señor desató su poder, por lo tanto, debiéramos pensar que cuando nosotros lo hacemos más allá de las circunstancias debemos esperar la manifestación sobrenatural del poder de Dios hacerlo favor.

Ahora, hay algunas cosas más que necesitamos ver juntos, por ejemplo, la fe genuina, ¿de qué surge? Surge de reconocer de quién es el Señor, independientemente de las circunstancias que se estén viviendo. Antes cuando Daniel nos compartía decía, que precisamente Paulo y Silas, no es que estuvieran esperando una liberación particular, más bien estaban adorando, alabando y agradeciendo al Señor en oración, ¿por qué razón? Porque reconocían quién es el Señor, eso es fe genuina involucrada con la alabanza y la oración.
Ahora, nos puede surgir una inquietud y una pregunta, vamos a imaginarnos que Pablo y Silas están en la cárcel pero no es la primera noche, ya pasaron muchas noches, tal vez muchos días tal vez, inclusive, hasta meses pero ellos todas las noches están alabando al Señor, están glorificándolo, están proclamándolo, están orando, están agradeciendo. Muy bien, pero después de tantísimo tiempo no ocurre nada, no hay terremoto, no se abren las celdas, no es liberación, no pasa nada, absolutamente nada; la pregunta que debiéramos hacernos es, ¿qué hubieran hecho los apóstoles? Se hubieran desanimado, ¿Habrían dejado de alabar al Señor? ¿Alguno le hubiera dicho al otro sabes qué, me parece que esta fórmula de todas las noches estar alabando el Señor y orando y agradeciendo no funciona cambiemos de estrategia porque no está pasando nada?
Creo que ni ustedes ni nosotros podemos imaginarnos que Pablo y Silas les hubiera siquiera ocurrido una idea como esa, ¿por qué razón? Porque mantener un espíritu de alabanza y agradecimiento, para ellos, no dependía de las circunstancias tan terribles que estaban viviendo, sino que reconocían al Señor como el todo de sus vidas y lo reconocían por vida o por muerte, no estaba en juego su bienestar estaba en juego el reconocimiento del Señor y el amor de ellos hacia el Señor, sabiendo quién era Cristo para sus vidas, ellos pertenecían por completo al Señor, tenían la seguridad de que en toda situación estaban en las manos del Señor y que sus vidas dependían sólo de Él.

Ahora bien, algo más que es importante analizar, que este caso particular que leímos y que estamos viendo corresponde a un sufrimiento por Cristo y por el evangelio, es decir, ellos estaban en esa celda fría, oscura y encerrada, no porque hicieron algo malo, estaban allí por anunciar a Cristo, por proclamar quién era el Señor y la salvación que venía de Él.
Es decir, ellos eran conscientes que podían llegar a perder sus vidas o entregarlas hasta la muerte porque Jesús ya había advertido que eso podía pasar, pero hay muchas circunstancias para nosotros que ni siquiera tienen una relación con un sufrimiento por Cristo o por el evangelio, sino que son cosas por las que sufrimos como cualquier otro ser humano podría sufrir, por ejemplo, enfermedad, dolor de algún tipo, angustia, falta de dinero o problemas en la economía, y podríamos mencionar muchas más. Ahora, el Señor, todos sabemos que ha dejado en su Palabra promesas concretas, específicas que pueden suplir cualquier situación que nosotros estemos viviendo. Es decir, la Palabra está llena de promesas de Dios, de cómo Él va a actuar según la circunstancia que estemos viviendo.

Ahora, nosotros debemos esperar y debemos creer que vamos a experimentar esas promesas, es decir, yo no puedo pensar que el Señor se encargó, por el Espíritu, dejar plasmada una promesa en la Palabra para que entonces, yo la lea y diga, ¡qué bonita esta promesa! Pero no creo que jamás se vaya a cumplir en mi vida, eso sería una locura, si Dios ha prometido algo, Dios lo va a cumplir, por eso, la Palabra dice, que todas las promesas de Dios, en Cristo, ¿qué son? Un sí y un amén.
Pero veamos un poquito más allá, si nosotros nos movemos, déjenme decirlo así, con una fe fabricada, ¿cómo actúa la fe fabricada? La fe fabricada, es la que alaba y agradece porque leyó el pasaje de Pablo y Silas, entonces dice, nosotros esperamos recibir una promesa divina y que Dios se mueva, y esa fe fabricada solamente alaba y agradece porque espera recibir algo a cambio.
Entonces, pasa el tiempo y Dios pareciera que se sentó, se cruzó de brazos y no responde; y la promesa no llega, ¿qué va a ocurrir con la fe fabricada? Se viene abajo y nuestra reacción va ser, esto no funciona, por lo tanto, cambiamos la alabanza y el agradecimiento que parecían muy reales, por queja, por frustración, por desesperación y por palabras que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios.
Pensemos ahora entonces, inspirados por lo que ocurrió con Pablo y Silas ¿cómo actúa la fe genuina? La fe genuina se mantiene firme y sin cambios antes, durante y después de cualquier proceso de una circunstancia que debamos atravesar, no importa lo difícil que sea. Por lo tanto, cuando la fe genuina se mantiene porque reconoce al Señor, confía en Él y cree en Él, allí es donde siempre estarán presentes de una forma natural, porque surgen del interior ya sea la alabanza como el agradecimiento, eso es lo que debe inspirar nuestra vida de una forma particular.

(Daniel Cipolla)
Mientras hablabas de esto, voy a poner un ejemplo muy natural, pero recuerdo lo que pasó hace poquitos días que yo se los comenté, en Italia en un hospital un muchachito, un jovencito de diez u once años, no recuerdo bien la nota, no quiero decir cosas que no están en la nota, fue operado de algo de gravedad, pero hicieron un experimento y pusieron en el quirófano un piano de cola, entonces, uno de los doctores empezó a tocar el piano, con la música, muy bonita música, se escuchaba que al niño lo atrapaba, le gustaba, la nota dice que cuando el niño despertó no sólo funcionó mucho mejor la operación, la operación, la calidad de la operación fue mejor, sino que el niño en momentos de la operación dormido sonreía, escuchando la música y estamos hablando de música, quiero decir, estamos hablando de un ámbito natural.
Cuando hablamos de alabanza y adoración, estamos hablando de mucho más que música, estamos hablando de un ámbito sobrenatural, cuánto más no hará si nos está mostrando que en lo científico nos demuestra que mejora aún la capacidad para una operación de un niño.
Extraordinario, maravilloso, así es.

Vamos al tercer punto de esta guía práctica para la vida cotidiana, y es:

Provisión sobrenatural

Vamos a ir un pasaje de la Escritura sobre un tema central de la Iglesia, vamos a 1ª Corintios 11:23-26, que dice así:

“Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes:
Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan,
y, después de dar gracias, lo partió y dijo:
«Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego;
hagan esto en memoria de mí».
De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo:
«Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;
hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí».
Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa,
proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.”

1 Corintios 11:23-26 / NVI

Todos sabemos que este pasaje habla de la cena del Señor. Sabemos también que la cena la estableció el mismo Cristo en la última cena de pascua que Él comió antes de ser crucificado.
Ahora lo que tenemos que redescubrir es el significado y la profundidad espiritual, la centralidad que tiene la Iglesia para Dios, por lo cual la colocó como central en la Iglesia, obviamente, como este es un tema que hay que desarrollar ampliamente, no lo vamos a hacer en este video, vamos a dedicar un video para ampliar con mayor profundidad todo lo que tiene que ver con los principios relacionados con la cena, pero aquí vamos a hablar de algunos puntos fundamentales sobre la cena del Señor.
Cuando el Señor la estableció, la cena, dos veces dijo algo importante, tomó el pan y dijo: hágalo en memoria de mí, después tomó la copa y dijo, hágalo en memoria de mí.

Cuando el Señor dice algo dos veces significa que es demasiado trascendente y demasiado importante, sabemos que anunciamos la muerte del Señor hasta que el Señor regrese cuando participamos de la cena, pero también significa que este mandato lo celebramos exclusivamente para el Señor, lo celebramos exclusivamente en honor, en agradecimiento al Señor y a todo lo que Él estuvo dispuesto a sufrir por redimirnos, para tocarnos a nosotros, salvarnos y darnos vida.

Ahora bien, quiero detenerme un poco en esa palabra traducida como memoria, porque cuando escuchamos la palabra memoria, para nosotros es simple, es una palabra que significa vamos a hacer un recordatorio del hecho histórico de lo que ocurrió con Jesús.
Para diferenciar esta palabra y entenderla que no es igual a esa idea de recordatorio, voy a poner el ejemplo de la mujer que vino con un frasco de alabastro muy fino que tenía perfume dentro y lo derramó sobre Jesús, y ya conocemos la escena, ahí también Jesús dijo, que donde se predicara el evangelio se iba a hablar de esta escena para memoria de ella, pero esa memoria no es la misma memoria que está hablando acá Corintios, la memoria de la mujer es simplemente un recordatorio para mantener vivo el recuerdo de lo que ella hizo. Pero en Corintios no, en Corintios es muy diferente, no se trata de un simple memorial, un simple recordatorio de Jesús, una acción sentimental dirigida hacia Él por todo lo que sufrió, no, es un término bien profundo, es un término fuerte, la idea del término es traer al presente.
Lo voy a explicar, es decir, no se trata del hecho histórico de la cruz que debemos recordar, no, al participar de la cena, escuche bien, traemos a Jesús y traemos a su sufrimiento a este mismo momento como si todo eso estuviera sucediendo ante nuestros ojos, es como si ante sus ojos lo estuvieran latigando, lo estuvieran golpeando, lo estuvieran escupiendo, lo estuviera llevando hacia la cruz, lo estuvieran clavando ante nuestros ojos. Ésa es la idea fuerte de esta frase no es la idea de algo histórico.
Entonces, lo que hace la cena del Señor es traer a la efectividad presente la redención y todo lo que el Señor sufrió a favor nuestro.

Vamos a ir a un pasaje más, para entender la importancia de la cena del Señor, a dos pasajes en realidad, el primero está Hechos 2:46 y dice:

“Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día,
y partiendo el pan casa por casa,
participaban de la comida con alegría
y con sencillez de corazón.”
Hechos 2:46 / RVR 2015

El segundo pasaje bíblico está en Hechos 20: 7:

“El primer día de la semana,
reunidos los discípulos para partir el pan,
Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente;
y alargó el discurso hasta la medianoche.”
Hechos 20:7 / RVR1960

Con sólo estos dos pasajes nos damos cuenta que el lugar de la cena cuando la Iglesia comenzó, era preponderante. ¿Por qué? Porque dice primero que participaban en el templo, pero después participaban todos los días en las casas, mientras compartían la comida participaban de la cena y lo hacían todos los días.
Pero algo me llamó la atención del último pasaje, dice que se habían reunido el primer día de la semana, el domingo y, ¿qué dice? para partir del pan.
¿Saben por qué me llamó la atención? Porque dice que el que iba a enseñar esa noche la Palabra era Pablo; si eso hubiera sucedido el día de hoy y Pablo viniera a predicar ahora, ahora, ¡qué tremendo, no! Sobre qué estaría nuestro énfasis, ¿sobre Pablo y su predicación o sobre que vamos a participar de la cena? Todos diríamos, hermano, sobre Pablo y su predicación. La Biblia dice lo contrario, ¿para qué se reunieron? Para partir el pan, ahí está la centralidad, luego Pablo les predicó toda la noche como vamos a hacer en este video, no, no va a ser para tanto.
Pero la centralidad era la cena, sí, Pablo iba a predicar, el apóstol iba a traer la revelación, pero la importancia era la cena.
Entonces, ¿por qué las Escrituras hacen un énfasis tan marcado en la cena? Porque ella es la provisión sobrenatural de la vida de Cristo para la Iglesia.
Toda la provisión sobrenatural de Cristo la tenemos cuando comemos efectivamente de la cena, Jesús reafirmó esto en Juan 6, que no lo vamos a explicar ahora, cuando dijo: Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Esto está en Juan 6:55.
 Y entonces, ¿la pregunta es? Cuando nosotros comemos o bebemos a Cristo según lo que dice, lo que dijo a Jesús registrado en Juan, exclusivamente al participar de la cena, escuche hermano, no existe ningún otro momento donde usted puede comer y beber a Cristo, usted puede meditar en la Palabra, usted puede orar, usted puede recibir revelación, pero para comer y beber a Cristo tiene que participar de la cena.

En síntesis, lo que el Señor le estaba diciendo a la Iglesia y nos dice hoy es, mi cena es para mi Iglesia su verdadero alimento y bebida.

Ahora, cuando la cena nos empieza a ser revelada a nuestros espíritus comprendemos la razón por la que Pablo enseñó y le dio tanta importancia a discernir el cuerpo de Cristo. Discernir es distinguirlo, es separar una cosa de la otra, es hacer una discriminación clara de cosas diferentes, fijarse de qué se trata, y debido a que los corintios no estaban discerniendo la cena, Pablo dijo que estaban pasando tres cosas entre ellos, había muchos débiles, otros estaban enfermos, e incluso estaban otros durmiendo, en realidad muertos dice la Palabra.

Entonces, es tan importante discernir el cuerpo de Cristo que sólo voy a mencionar tres cosas principales de lo que significa.

En el contexto de lo que Pablo escribió, si ustedes van leyendo la carta a los corintios, ellos no discernieron el cuerpo de Cristo porque trataron indebidamente la cena, ¿por qué? Uno se adelantaban a comer y otros se quedaban con hambre y hasta otros dice, se emborrachaban.
O sea, entendían que estaban en una fiesta, en una cena, vamos a comer todo lo que queramos, pero nadie entendía nada, ni siquiera para qué se reunían. Es decir, no estaban comiendo la cena, la trataron como una simple comida más y Pablo los reprendió porque evidentemente, esa forma de actuar era un grave pecado, era una afrenta contra el Señor debido a que lo que comían no se trataba de comida ni de pan y vino, se trataba del cuerpo y de la sangre del Señor.

Lo segundo, es que la cena es para la Iglesia como cuerpo de Cristo en el mundo, para que la Iglesia participe en santidad, para que la Iglesia participe en relaciones sanas, porque discernimos ¿qué cosas? que la Iglesia, ¿qué somos? el cuerpo de Cristo, y somos miembros los unos de los otros, entonces también se aplica una realidad de que entre nosotros somos miembros, si cada uno se adelanta, come la cena cuando quiere, el otro se emborracha, es evidente que no estamos entendiendo que somos miembros los unos de los otros y tampoco estamos entendiendo que se toma en santidad porque es para nuestra bendición.

Entonces por último el objetivo de la cena, ya lo dijimos, es traer al presente a Cristo haciendo memoria de Él, trayendo su sacrificio, de lo contrario la cena sería un ritual inconsistente, porque no se distingue que se trata de Cristo.

Ahora, la importancia de la cena está, no sólo en que es para Cristo, sino que tiene innumerables beneficios y una provisión milagrosa para nuestras vidas, porque así como la cena la hacemos en memoria de Cristo, también la cena está hecha a nuestro favor, ¿por qué? Porque Cristo no sufrió por Él, Cristo no necesitaba redención, Él sufrió por nosotros, su sacrificio y muerte fue para beneficio nuestro.
Entonces, Jesús vino para darnos vida eterna, Jesús vino para librarnos de la naturaleza de pecado, Jesús vino para perdonar nuestros pecados, Jesús vino para sanarnos de toda dolencia, de toda enfermedad, Jesús vino para darnos salud integral. Entonces, ¿qué pasa? Miren esto, cuando el Pablo le escribe a los corintios que no están discerniendo el cuerpo de Cristo, ¿para qué les escribió esta advertencia? Porque Pablo no quería que los corintios padecieran por debilidad, enfermedad y muerte; y si ellos lograban discernir que se trataba del cuerpo de Cristo cada vez que la comían, ¿qué iban a recibir ellos? Iban a recibir fortaleza, salud y vida.
Ahí está el propósito central para nosotros de la cena, desde nosotros, desde nosotros, el propósito central, ¿cuál es? Cristo y su honra, desde nosotros, para nosotros, el propósito central es hacer efectiva toda su redención y darnos fortaleza, salud y vida.

Con esta idea en mente, nosotros estamos animando a través de esta guía, a celebrar la cena del Señor en sus casas tiempo, tiempo, tiempo, es decir, seguidamente, esto lo pueden hacer periódicamente, esto lo pueden hacer todos los días en familia, pero también hay personas que viven solas, si vives solo, también puedes tomar la cena del Señor, porque el Señor la va a tomar en cuenta que tú lo haces, claro si puedes estar con alguien más es mucho mejor, por lo menos dos, el Señor está en medio nuestro, pero aún si eso ocurriera está bien y aún más, si tenemos enfermos, si en tu casa hay alguien enfermo, si en la congregación hay personas enfermas, con mucha más razón tomemos la cena, ¿por qué? Porque vamos a recibir la fortaleza, la salud y la vida que provienen de ella.
Entonces, para entenderlo, por último vamos a reafirmar lo que dijimos del principio.

Al participar de la cena, ¿qué es lo que tenemos presente? Nuestro objetivo, ¿cuál es primero?
Primordialmente es el Salvador y no tan solo recibir salvación, es el sanador y no tan solo recibir sanidad, es el que bendice y no tan solo recibir bendición.

Creo que con estas pocas pautas vamos a disfrutar y a tener impresionantes testimonios de lo que sucedió cuando participamos de la cena discerniendo y entendiendo lo que ella significa para nosotros.

(Daniel Dardano)
Cuánta profundidad tenemos en la provisión del Señor, ¿verdad?
Ahora que estoy escuchando esto digo, Señor dame revelación para profundizar en aquellos lugares donde todavía no entré, es verdad, porque por mi ignorancia no los estoy disfrutando, no los estoy apropiando y esto que digo para mí, lo digo para todos aquellos que están viendo esto, pero agradecemos al Señor por esto que nos está dando.

Bien, vamos a continuar ahora, vamos con:

Comportamiento constante

Seguimos la guía y hay como un sub punto en comportamiento constante:

1. Despojarnos de lo que nos estorba como Iglesia de Jesucristo.

Y voy a leer un pasaje muy importante de la Palabra de Dios para desarrollar este tema:

“Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas
que han demostrado su fe,
dejemos a un lado todo lo que nos estorba
y el pecado que nos enreda,
y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.
Fijemos nuestra mirada en Jesús,
pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona.
Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte,
porque sabía que después del sufrimiento
tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.”

Hebreos 12: 1-2 / DHH

Pasaje muy revelador. Cuando la Palabra de Dios hace referencia a estas personas que demostraron su fe, no los describe como personas que vivieron vidas fáciles o vidas cómodas, por el contrario, aquellos hermanos nuestros, muy antiguos, sufrieron por causa de su convicción de fe, sufrieron por el Señor muchísimas adversidades, fueron perseguidos, fueron maltratados, fueron azotados, fueron apresados, anduvieron divagando por montes, por montañas, aun escondidos en cavernas y en cuevas, pero ellos tenían algo claro, en quién habían depositado su fe.
Perseveraban, ¿por qué? Por la fe que estaba vigente permanentemente en cada uno de ellos.
Por esta razón son llamados testigos y no espectadores, ya que ellos no tuvieron ningún inconveniente, nada los estorbó para seguir adelante en esta carrera, cada uno de estos testigos hoy nos estimula a cada uno de nosotros porque no podemos ser diferentes, la meta no es una línea de llegada, la meta para nosotros es Cristo y ser semejantes, conformes a la imagen de su Hijo.
No depende de un entrenamiento como hace un atleta que se entrena para correr una carrera que empieza y termina, nosotros, la meta nuestra es fijar nuestra mirada de Jesús porque finalmente la meta final es conocerlo a Él íntimamente, tal cual Pablo lo expresa muy claramente en Filipenses.
Entonces, cuando corremos esta carrera, nosotros tenemos algo muy claro, nada nos debe estorbar, cualquier estorbo debe desaparecer porque nos molesta.

Y voy a hacer un ejemplo muy gráfico tomado de lo natural, supongamos que un atleta va a correr una carrera, cien metros digamos, se viste con la ropa más liviana que tiene, pero supongamos que en el short o pantaloncillo que él usa dice, voy a llevar el celular porque mientras corro la carrera quizás alguno me llame, bueno lo puedo atender, o en el otro bolsillo dice, bueno voy a llevar alguna fruta porque a lo mejor en el camino tengo necesidad de comer algo, de tener mayor energía y hasta en su mano puede llevar algún caramelo, algún dulce por si le hace falta glucosa, pero yo sé que ustedes se están riendo en este momento, porque el corredor consciente no hace eso porque eso le estorba, le pone peso a la carrera y no va a terminar. Por eso, ni va atender el celular, ni va a comer fruta, ni va a comer ningún caramelo, es decir, tiene la mirada en la meta.

Hermanos nuestros, nuestra meta es Cristo, la mirada tiene que ser puesta en Él sin nada que nos estorbe, podríamos hacer una lista de cuántas cosas nos estorban, ¿verdad? Y en el momento que estoy hablando cada uno de nosotros, cada uno de ustedes están pensando, éste es mi estorbo, éste es mi estorbo, éste es mi esto estorbo.
Bueno, estorbo, ¿qué es? Todo aquello que nos desvía en la carrera, de la meta que tenemos que es Cristo, que es llegarlo a conocer a Él íntimamente, todo estorbo, entonces, debe ser quitado.
Aún más, el pasaje menciona otra clase de estorbo que es el pecado que nos enreda.
Pecado en este caso es errar el blanco, y lo que pretende el enemigo y las cosas que nos desvían es que quitemos la mirada de Jesús.

Si bien es cierto los cristianos sabemos que Jesús es el Señor, en este pasaje y referido a esta carrera que nosotros estamos corriendo, Él es quien origina la fe, pero también, es que en la perfecciona, la completa hasta que lleguemos al final del recorrido terminando la carrera.
Bendita esperanza, bendita seguridad, Jesús es el que origina la fe pero también la perfecciona.

Es emocionante, realmente, darnos cuenta que ese comportamiento constante del que estamos hablando depende del Señor, no depende de nosotros, de nuestra buena preparación para la carrera, sino de tener puestos los ojos en Él.

(Hernán Cipolla)
Y como segundo punto de este aspecto que estamos analizando dentro del Comportamiento constante, queremos referirnos a:

2. Invertirnos en el propósito y la misión por los cuales vivimos en este mundo.

Y para referirnos a este punto vamos a leer un versículo muy interesante, dice así:

“Pero los que fueron esparcidos
iban por todas partes
anunciando el evangelio.”
Hechos 8: 4 / RVR1960

Pongámonos un poquito en la situación, la Iglesia en Jerusalén estaba siendo perseguida precisamente en ese momento, obviamente, por causa de Cristo. Saulo, de hecho antes de encontrarse con el Señor y de rendirse a Él, era uno de los cabecillas que iba al frente y hasta entraba en las casas de los creyentes, arrastraba a los creyentes, porque su finalidad era llevarlos a la cárcel, muchos otros cristianos se vieron obligados a irse a otras regiones, a otras ciudades huyendo de la persecución del momento, sin duda por supuesto que era una situación extremadamente difícil de superar, porque imaginemos que viviendo en Jerusalén ya tenían una vida hecha allí. Ahora, tenían que abandonar de pronto su lugar y tenían que dejar todo atrás, llegar a un nuevo lugar y empezar prácticamente de cero, nuevamente.

Ahora, lo relevante en medio de esta situación difícil, es que la Palabra no menciona en ningún momento que los hermanos estuvieran deprimidos o que estuvieran angustiados porque de pronto estaban siendo perseguidos y tenían que abandonar su lugar de origen, al contrario dice, la Palabra, lo que sí enfatiza la Palabra, es que se encontraban predicando el evangelio con poder en todo lugar al que se dirigían.
Es extraordinario darnos cuenta que no hubo ninguna cosa externa que tuviera la capacidad de estorbarlos o desenfocarlos de tener sus ojos puestos en Jesús, y en este caso de un propósito y de una misión concreta, ¿cuál era? Anunciar a Cristo y su evangelio de salud.

Hay algo que es evidente, cuando se invierte la vida en Jesús, enfocados en un propósito divino y enfocados en una misión celestial como es esta de anunciar a Cristo, el estilo de vida siempre va a ser completamente diferente al del mundo, por una razón básica fundamental, y es que los intereses de los creyentes que están claros en este propósito y en esta misión, no están en las cosas de la Tierra.
La gente vive hoy enfocada con sus asuntos en la Tierra y queriendo mejores cosas para la Tierra, pero los creyentes no tienen esos intereses, los intereses de los creyentes están en el cielo, en los intereses del Señor.
Por eso, debemos entender esto, todos disfrutamos y vale la pena hacerlo, nuestra condición de hijos de Dios, es extraordinario, pero recordemos que no basta con sólo disfrutar nuestra condición de hijos, debemos recordar permanentemente que somos ciudadanos del Reino de los cielos y como tales tenemos una misión, la misión es conducir, guiar a otros a entrar a este mismo Reino al cual ya pertenecemos nosotros.

Los creyentes son los únicos que tenemos el privilegio de estar involucrados en una misión como ésta, somos los únicos que podemos llevar la batuta y dirigir a los demás para decirle, yo ya caminé por ese camino que tú estás caminando, pero un día Jesucristo cambió mi vida por completo y me dio una misión y un propósito que jamás me hubiera imaginado, ahora mis ojos están puestos en Él y te invito a que camines por este mismo camino.
Cuando lo hacemos, hay algo extraordinario que ocurre, estamos transmitiendo algo que produce resultados, y lo maravilloso es que si bien produce resultados, por supuesto concretos para esta Tierra en la vida de las personas, esos resultados son celestiales y son eternos.
¡Bendecimos, al Señor, por esto que nos ha delegado!

(Daniel Cipolla)
Es maravilloso ver, que aunque somos personas de carne y hueso, que un día vamos a dejar este cuerpo, lo que hacemos es eterno y lo que hacemos es celestial, de verdad, nadie tiene ese privilegio más que la Iglesia, es extraordinario.
Ahora, cuando estamos grabando este video, está justamente finalizando este año 2020, un año muy particular, todos nos vimos envuelto en una serie de circunstancias producidas por esta pandemia que cambió en mucho cómo la humanidad se fue desarrollando y si bien nosotros sabemos que no estamos, no somos del mundo pero sí estamos en el mundo, no podemos negar que estamos en el mundo, pero nos damos cuenta también que a medida que vimos todo lo que observamos, que muchos lo que vimos escrito, que escribió Pablo, lo que dijo el Señor, fueron cosas escritas en el Siglo I, pero hoy pasaron veintiún siglos y siguen tan vigentes, tan veraces, tan fieles como el primer día. Tenemos la bendición de decir, lo podemos aplicar igual en el primer siglo que el Siglo XXI o en el Siglo XXX.
No importa cuándo estemos, entonces vamos a poder descubrir a través de esto que en esta Palabra eterna de Dios, tenemos la voluntad de Dios para nosotros, para cómo vivir de manera práctica todos los días en la voluntad de Dios y disfrutar de esa voluntad y cumplir el propósito.

Por esta razón, el Señor nos impulsó a hacer un video diferente, compartiendo con ustedes este video mensaje pero con un objetivo especial, que es formular una guía para la vida cotidiana, justamente por el tiempo particular que estamos viviendo, pero también en nuestra intención que cuando pasen los años, muchos años, y cualquiera pueda ver este video, se puede encontrar con una verdad, Jesucristo es el mismo ayer, es el mismo hoy y es el mismo por los siglos.

Por eso, para ir finalizando con el tema que hemos estado tocando "para todo tiempo", vamos ahora, ustedes van a poder ahora ver en pantalla un resumen de cada uno de los puntos de esta guía para que puedan entonces tenerlo a mano siempre que ustedes lo necesiten.

(Daniel Dardano)
Atención entonces, vamos con el resumen de esta guía práctica:

CONDICIÓN INDISPENSABLE

* La vida en Cristo consiste en permanecer en Él y que sus palabras permanezcan en nosotros.

* Cuando la Palabra es el sustento de nuestras vidas, la fe y la obediencia nos afirman en ella.

* Ninguna circunstancia ni estrategia del diablo podrá debilitarnos y anular el poder de la Palabra del Señor en nuestras vidas.

(Hernán Cipolla)
Vamos con el segundo punto que tiene que ver con:

ACTITUD INCONDICIONAL

* La vida en Cristo se desarrolla en un constante y creciente espíritu de alabanza y agradecimiento al Señor.

* La alabanza y el agradecimiento no son un fin en sí mismos ni herramientas para conseguir resultados, sino expresiones que surgen naturalmente de quienes tienen al Señor como el centro de sus vidas.

* Alabar y agradecer al Señor es una actitud de vida que no cambia por las circunstancias y no depende de que Dios cambie las situaciones que atravesamos.


(Daniel Cipolla)

El tercer punto de esta guía es:

PROVISIÓN SOBRENATURAL

* La Cena del Señor se celebra en memoria de Él, para honrarlo y agradecerle trayendo al presente la efectividad de su obra por nosotros.

* Para participar de la Cena del Señor necesitamos discernir el cuerpo de Cristo.

* Primero, discernimos el cuerpo cuando entendemos que comemos la carne y bebemos la sangre de Jesús.

* Segundo, discernimos el cuerpo cuando entendemos que la Iglesia es el cuerpo de Cristo y lo representa en el mundo. Los creyentes somos miembros los unos de los otros, y debemos participar de la Cena en santidad y manteniendo relaciones sanas con los hermanos.

* Al participar de la Cena con este discernimiento, recibimos fortaleza, salud y vida.

(Daniel Dardano)
Y vamos con el último punto de la guía comportamiento constante:

COMPORTAMIENTO CONSTANTE

* Vivir en Cristo es como una carrera que se corre de por vida.

* Jesús es nuestra meta y por eso mantenemos nuestros ojos fijos en Él.

* Desechamos todo estorbo o pecado que pudiera desviarnos del objetivo.

* Jesús es quien origina nuestra fe y también quien la perfecciona hasta el final del recorrido.

* Él nos alienta para que vivamos concentrados en el propósito y la misión que nos encomendó.


(Hernán Cipolla)
¡Qué privilegio extraordinario tenemos de compartir esta guía que el Señor puso en nuestro corazón y nuestro espíritu para que sirva como un sello para la Iglesia del Señor! Así sea.

Y queremos invitarlos a todos a unirnos en oración y a declarar que esto es una verdad para nuestra vida, no estamos hablando nada inventado por ningún hombre, estamos diciendo lo que dice el Señor para nosotros y a nuestro favor.
Vamos a orar juntos.

Padre en el nombre de Jesús, alabamos, bendecimos y glorificamos tu Nombre, hoy queremos exaltarte hasta lo sumo y declarar que eres el único Dios vivo y verdadero, el único Señor, el único que tiene la capacidad y el poder de gobernar todo y a todos en todo lugar.

Por eso te bendecimos, por eso volvemos a declarar:
Tenemos un Dios que es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Tú Señor, eres el mismo y no cambias, las situaciones, los momentos, pueden cambiar, la manera en cómo el ser humano enfrenta las cosas también pueden cambiar, pero Tú no cambias y si Tú no cambias nada de lo que has dicho para nosotros va a cambiar jamás.

Por eso, estamos aferrados hoy a tu Palabra y lo seguiremos estando por el resto de nuestras vidas sobre la Tierra, porque tu Palabra es la única verdad que nos sustenta, y queremos Señor, con entendimiento, con discernimiento espiritual y con una fe genuina, seguir Señor, caminando en una vida de honra, en una vida de alabanza, en una vida de gratitud y en una vida entendida en el tiempo que está viviendo, pero sabiendo que tiene un propósito y una misión que cumplir sobre la Tierra.

Señor, hoy como Iglesia, una vez más nos rendimos a ti de corazón, pero para exaltarte, para confesar y reconocer todos juntos, que Tú eres nuestro Dios y no hay nadie fuera de ti.

Señor, reconocemos que de ti recibimos la fortaleza, de ti recibimos la salud, de ti recibimos la sanidad, Tú eres el mismo y todo lo que has prometido se cumple, pero Señor, nuestro motivo de alabanza eres Tú, no estamos persiguiendo cosas que nosotros queremos alcanzar, al único que perseguimos es a ti, ponemos los ojos en Jesús y no queremos bajar y no bajaremos nunca nuestra mirada de ti Señor y el Espíritu Santo siempre nos guiará en medio de este recorrido para seguir quitando cualquier estorbo y nunca desenfocarnos de nuestro más grande amor que eres Tú.

Te alabamos y te honramos y te agradecemos Señor, porque con esta expectativa de vida podemos caminar todos los días en este presente, pero también en los días por venir.
Te alabamos y te honramos y reconocemos que eres digno de recibir la alabanza, la honra, la adoración, el poder y el honor, a ti sea toda la gloria en el nombre de Jesucristo amén.
Amén. Amén

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