Desde el año 2008, un grupo de creyentes de esa ciudad se estaban reuniendo con constancia para adorar al Señor, participar de la comunión del cuerpo de Cristo y recibir la enseñanza de la Palabra. El encargo de esta obra había sido dado a la iglesia Aliento de Vida, pastoreada en ese momento por Joaquín y Nuria Soto. En principio, los hermanos Isaías y Solange Montalvo, quienes aun no eran pastores, estaban encargados de ministrar a los hermanos en Cuautla.
A inicios del año 2009, sabiendo que el Señor había llamado al ministerio pastoral al matrimonio Montalvo, comenzamos a orar en conjunto con los pastores Soto para discernir quiénes serían los nuevos encargados de la obra en Cuautla. De varias maneras, el Señor manifestó que los encargados deberían ser los hermanos Christopher y Paula Ávila. Como por el mes de abril de ese año, este matrimonio tomó el privilegio y la responsabilidad de ministrar a los hermanos en Cuautla.
Mientras pasaron los años, el Señor fue afirmando al grupo de creyentes en Cristo y también confirmó el llamado al ministerio pastoral de Christopher y Paula. Siendo el año 2012, hubo testimonio de que la obra estaba afianzada y se transformaría en iglesia local.

Así llegó la fecha en el mes de junio de este año 2013, en que se realizó el acto espiritual para habilitar al matrimonio Ávila al ministerio pastoral y establecer a la nueva iglesia local. Con la presencia de los hermanos Hernán y Leticia Cipolla, en representación del Ministerio Generación en Conquista, se realizó la oficialización de la autoridad espiritual del Ministerio sobre la iglesia y los pastores.
El sábado 8 fue la ceremonia espiritual de oficialización. En el lugar estaban presentes no sólo los hermanos de Cuautla y algunos invitados, sino también un gran número de la iglesia Aliento de Vida, de la cual los hermanos Ávila fueron miembros desde su nuevo nacimiento espiritual. Además, los pastores de dicha iglesia, Alejandro y Elizabeth Soto, e Isaías y Solange Montalvo, estuvieron presentes para celebrar la fiesta espiritual.
Luego de alabar y adorar al Señor, dirigidos por Christopher Ávila, todos los presentes escucharon la explicación, basada en la Palabra de Dios, acerca de cómo se establecen las autoridades en la iglesia, la función de un presbiterio y la relevancia de la imposición de manos. Hasta ese día, nadie sabía el nombre que el Señor le había revelado al matrimonio Ávila para la naciente iglesia local: Transformando Vidas. Fue el mismo Christopher quien explicó el por qué del nombre y su trascendencia para la obra que el Espíritu Santo venía haciendo en la ciudad y continuaría realizando a partir de ese día.
Daniel y Estela Dardano, quienes no estaban presentes físicamente, estuvieron conectados desde Miami durante todo el culto al Señor, gracias a la conexión de video conferencia. De esa manera, pudieron hacerse presentes compartiendo unas palabras con todos los hermanos reunidos en el salón.
Posteriormente, se realizó el acto de habilitación pastoral con oración e imposición de manos sobre Christopher y Paula Ávila y el establecimiento de la naciente iglesia local. Al terminar, todos los presentes brindaron un aplauso de honra y alabanza a Jesucristo, reconociéndolo por su señorío y majestad.

El domingo 9, por la mañana, se celebró el primer culto de adoración al Señor de la nueva iglesia Transformando Vidas. Aún presentes los hermanos y los pastores de la iglesia Aliento de Vida, esas horas en la presencia del Señor fueron muy especiales. Tanto el tiempo de alabanza como todo lo que prosiguió, estaba inundado del gozo y la gratitud de los hermanos por todo lo que el Señor estaba haciendo en medio de ellos. La Palabra del Señor llevó a los presentes a comprender cómo debe vivir la iglesia en sus relaciones “hacia adentro”, para ser un fiel reflejo de Jesucristo en el mundo. Cada uno de los que estaban presentes se mantuvieron atentos y expectantes al escuchar la enseñanza, con una actitud de humildad para recibir el consejo del Señor. Al finalizar, el gozo de los hermanos era evidente, mostrando en sus rostros, en sus abrazos y en la comunión práctica, su profundo agradecimiento al Señor por todo lo vivido durante esos dos días especiales en la presencia de Dios.