Muertos para vivir
Hernán Cipolla
16 de March de 2014
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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En este día vamos a compartir algunos principios espirituales basados en la Carta a los Romanos.
No sé si alguna vez hayan pensado ustedes que nosotros fuimos muertos para vivir. Por lo general,
Cuando una persona muere ningún otro puede pensar que esa persona tenga alguna clase de futuro.
Hay un refrán que dice, muerto el perro se acabó la rabia.
Para el ser humano la muerte significa el final, pero para Dios la muerte suele significar el principio, quiere decir, que en realidad cuando nosotros morimos, cuando morimos en Cristo, ahí comienza una nueva clase de vida.

Quiero que busque en el capítulo 5 de Romanos, y yo voy a comenzar leyendo desde el versículo 20. Todos los versículos que hoy vamos a leer, los voy a leer en la Nueva Versión Internacional. Solamente para que tengamos un poquito de contexto, quiero decir lo que la segunda mitad del capítulo 5 está enseñando, nos muestra la relación entre Adán y el pecado, y entre Jesucristo y la justificación.
Nos enseña cosas como éstas, el pecado entró en el mundo por Adán, y por haber entrado el pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres; y eso nos muestra algo muy especial y particular: todos somos pecadores. Desde Adán viene esta cadena de depravación y de pecado. También enseña este capítulo, que por la transgresión de Adán vino la condenación a todos los hombres, pero muestra que por la justicia de Cristo vino la justificación a todos. Nos dice que por la desobediencia de Adán muchos fueron constituidos pecadores, pero por la obediencia de Cristo muchos serán hechos justos.
De acuerdo a este contexto, vamos a empezar a leer, versículos 20 y 21 de Romanos 5:

"En lo que atañe a la ley,
ésta intervino para que aumentara la transgresión.
Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia,
a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte,
reine también la gracia que nos trae justificación
y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor."

Romanos 5: 20-21

Yo sé que la mayoría de nosotros conocemos acerca de la ley de Dios, cuando la Palabra hace referencia a la ley, está hablando de aquello que Dios le habló a Israel a través de Moisés. La ley tenía la particularidad de mostrarle al ser humano aquellas cosas en las que estaba mal, ¿saben lo que provocó la ley? Que aumentara el pecado y la transgresión, porque antes de la ley, aunque existía el pecado, no había nada que lo pudiera identificar, no había nada escrito que dijera, eso es pecado. Por eso, el ser humano pecaba sin preocuparse por el pecado, y sentía que nadie podía juzgarlo por ese pecado, solamente, aquellos que tenían temor de Dios tenían una conciencia clara acerca del pecado, pero toda persona gobernada por el pecado, como cualquier ser humano, sentía libertad de pecar porque no había nada escrito que le dijera que estaba pecando.
Lo que hizo la ley, fue poner en evidencia el pecado, sacó a la luz lo que estaba oculto en el ser humano, pero dice lo que acabamos de leer, que por esta razón el pecado empezó a abundar, pero cuando eso ocurrió sobreabundó la gracia de Dios.
No es que Dios se hizo el ciego ante el pecado de la humanidad, Dios era consciente del pecado y quiso hacer consciente a Israel, a través de la ley, de que estaba pecando; pero lo único que estaba ocurriendo era que el pecado aumentara. A medida que el pecado aumentó Dios tuvo un plan por su gracia. Ese plan iba a mostrar que la gracia de Dios era sobreabundante, porque lo que  venía por la gracia de Dios era muchísimo mayor y mejor a lo que el hombre conocía por la ley.
¿Cuál era el objetivo del Señor? Así como el pecado estaba reinando en la muerte, porque recuerden que la paga del pecado es muerte, a través de su gracia el ser humano hallara la justificación de sus pecados y una vez justificado tuviera vida eterna; eso solamente iba a ser por medio de Jesucristo.

Ahora, quiero avanzar en la lectura e ir al capítulo 6 en el Versículo 1, dice:

¿Qué concluiremos?
¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde?
¡De ninguna manera!
Nosotros, que hemos muerto al pecado,
¿cómo podemos seguir viviendo en él?
¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados
para unirnos con Cristo Jesús, en realidad
fuimos bautizados para participar en su muerte?
Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,
a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre,
también nosotros llevemos una vida nueva.
En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte,
sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección."

Romanos 6: 1- 5

El apóstol sigue escribiendo, y hace una reflexión a manera de pregunta, ¿cuál debe ser nuestra conclusión por ver lo que ocurrió en la antigüedad a través de la ley? ¿Cuál debe ser nuestra conclusión, por saber que cuando aumentó el pecado, Dios hizo sobreabundar su gracia?
La conclusión de algunos podría ser entonces, pequemos porque ahora estamos en la gracia, continuemos pecando porque ahora la ley ya no nos puede condenar, ahora la gracia de Dios ha traído un plan nuevo para nuestras vidas y podremos obtener perdón a través de la obra de Cristo.
Pero el apóstol dice, ¡De ninguna manera! Eso puede ocurrir, ¿por qué? Porque dice, nosotros hemos muerto al pecado, si morimos al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? Y a partir de ese momento, incluye la enseñanza del bautismo en agua.

Pero yo quiero que veamos la importancia de lo que el apóstol, por el Espíritu, estaba enseñando.
Lo primero que dice en el versículo 3 es que: todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, fuimos bautizados para participar en su muerte.
Yo sé, que por lo general, cuando pensamos en bautismo, pensamos en vida, pero en realidad, por ahí no empieza la manera de ver de Dios acerca del bautismo, lo primero que Dios ve en el bautismo es muerte. Cada creyente en Cristo Jesús, cuando se bautiza, lo primero que hace es identificarse con Cristo en su muerte.
Ahora fíjense, que dice el versículo 4, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte. ¿No les llama la atención de que primero hable de la sepultura y después la muerte? Cuando alguien muere tiene que, perdón la redundancia, primero morir porque si yo sepulto a uno vivo estoy matándolo en vida. Es más, alguna vez habrán escuchado algún que otro caso, de alguna persona que enterraron viva, y que al tiempo cuando sacaron el cajón se dieron cuenta que murieron por estar encerrados ahí adentro, y tapados por la tierra... Pero vamos a imaginarnos esta realidad, por favor, síganme en el ejemplo: Primero, a nosotros se nos sepulta, pero todavía no hemos muerto; se nos sepulta vivos, pero no para desesperarnos y tratar de rascar, a ver cómo salimos de ahí, porque el lugar de nuestra sepultura es un lugar muy particular, ¿dónde dice el versículo que somos sepultados? Con Él.
Pero lo más importante es lo otro que dijiste, en su muerte, la muerte de Jesús es nuestro sepulcro, la muerte de Jesús es donde debemos quedar sepultados, porque cuando somos sepultados en su muerte, realmente morimos.
Pero, ¿a qué morimos? Morimos al pecado, morimos a nuestra vieja naturaleza, morimos a nuestro yo, morimos a todo lo que es humano en nosotros, pero ¿por qué necesitamos ser sepultados en la muerte de Jesús? Porque la muerte del creyente no puede ser como a cada uno le parezca, tú no puedes decir, yo voy a morir a mi manera en Cristo, y yo entonces digo, bueno a mí esa manera no me gusta, yo voy a morir de otra manera en Cristo. Hay una sola manera de morir en Cristo para los creyente, y es teniendo la misma muerte que tuvo Cristo Jesús; porque esa muerte fue una muerte que nos llevó a la victoria, esa muerte nos abrió el camino a una vida nueva; pero no puede haber vida nueva si primero no experimentamos la muerte.
Tenemos que recordar cada día de nuestra vida, que estamos sepultados en la muerte de Jesús, si yo no me acostumbro a estar muerto en su muerte, no voy a poder ver la manifestación de la nueva vida que recibí. Por eso, el bautismo no es un acto religioso, el bautismo es una acción espiritual trascendente que transforma toda mi vida de acuerdo al plan de Dios, cuando yo me bautizo, veo esa sobreabundancia de la gracia de Dios sobre mi vida.

Hay muchos creyentes, que después de muchos años de haberse bautizado dicen, cuando yo me bauticé no entendí nada del bautismo, no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo en ese momento, yo estaba acostumbrado que en la iglesia había bautismos y consideré que en algún momento me tenía que tocar a mí, y sí… me enseñaron más o menos, lo que la Biblia dice, pero nunca tuve una revelación de lo que significaba el bautismo. Muchos de ellos quieren volver a bautizarse después. Pero aunque no te vuelvas a bautizar, quiero que comprendas una verdad de Dios, cuando hiciste ese acto delante del Señor para Dios, fue una acción trascendente en tu vida que cambió el futuro para ti. A partir de ese momento, en Cristo algo estaba siendo transformado, y tú te estabas identificando con la muerte de Jesús, para declarar que de la misma manera que Él murió tú estabas muriendo, y eras sepultado en esa misma muerte, de tal manera que en tu vida natural ya no había posibilidad de resurrección.
La vida natural quedaba sepultada en esa muerte de Jesús.
Por eso, cada vez que ves en tu vida una reacción de tu vida natural no significa que el bautismo no tuvo efecto sobre ti, significa que has decidido correr la piedra de esa sepultura y salir de ese lugar escondido en la muerte de Cristo para volver a tomar el control de tus acciones, y permitir que la vida natural tome el lugar que para Dios ya no tiene.

En el Nombre de Jesús, necesitas que el Espíritu de Dios te revele esta verdad, porque la revelación de esta verdad te hace libre, no hay otra manera de ser libre, la única manera de ser libre es cuando entendemos que estamos sepultados en la muerte de Jesús.
No entiendas esto como una mala noticia, es la mejor noticia que alguien pudiera darte, porque Jesucristo hizo por ti lo que tú no tenías el poder de hacer.
Cuántas veces decimos, ya no quiero ser así, ya no quiero hacer esto, ya no quiero reaccionar de esta forma, ya no quiero que mi temperamento tome el control, no me gusta hablar de esta manera, no quiero sentir esto por esta otra persona, todo eso se resume en una realidad espiritual, estamos muertos con Cristo Jesús, y fuimos sepultados en su muerte.
Para Dios tu vida natural no sigue viva, si siguiera viva Él te hubiera restaurado aquello que ya eras, pero quiero que entiendas una cosa, Dios restaura todo, pero lo único que no restaura es tu vida natural, Dios no restaura tu vida natural te da una vida nueva. Por eso, la vida natural queda sepultada en la muerte de Jesús. Toda reacción natural que veas en tu vida, es que has decidido salirte del sepulcro.

Fíjense que el versículo 5, nos abre la puerta a la esperanza más extraordinaria que podemos tener, y las palabras escritas por el Espíritu aquí, hacen que nuestra fe pueda crecer para confiar plenamente en lo que Dios hizo a nuestro favor, porque dice de esta manera, En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.
¿Cómo tú y yo podemos resucitar junto con Cristo? ¿Cómo podemos experimentar la vida nueva que el Señor nos dio? De una sola manera, cuando hemos primero experimentado la muerte de Jesús.
Me gusta que la Palabra lo dice en pasado, si hemos estado unidos con él en su muerte si hemos estado unidos con él en su muerte... Porque cuando creíste empezó a manifestarse en tu vida la muerte, pero cuando te bautizaste, hiciste una acción espiritual que ratificó que estabas muerto, y esa acción te mantuvo sepultado en la muerte de Jesús.
Por lo tanto, tú no puedes pretender volver a morirte cada día, porque ya moriste cuando decidiste que Jesucristo fuera tu Señor, lo único que puedes hacer cada día, es recordar que estás muerto y que tu vida natural está sepultada en la muerte de Jesús.
Sigo leyendo el versículo 6:

"Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él
para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,
de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado;
porque el que muere queda liberado del pecado."
Romanos 6: 6- 7

Fíjense bien la secuencia que el Espíritu nos está mostrando, empieza hablando de la vieja naturaleza, pero qué dice acerca de la vieja naturaleza. Por favor, fíjense y díganme, ¿qué dice? Fue crucificada con él.
La vieja naturaleza quedó en la cruz, eso ratifica que una vez crucificada se le dio sepultura, y ya no tiene posibilidad a volver a vivir.
Ahora dice, que una vez crucificada se produjo algo sobrenatural en nuestra vida, que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poderque nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder.
No está hablando de cuerpo físico, está hablando del ser gobernado por el pecado, una vez que la naturaleza de pecado quedó crucificada, ese ser que se movía como títere bajo el gobierno del pecado, quedó muerto definitivamente, y entonces ahora ya no tenía ningún hilo que mover, ese cuerpo de pecado perdió el poder sobre nuestro ser.
Yo no puedo traer al presente, aparentes realidades de mi vida como si yo estuviera atado por esas realidades, porque eso termina siendo una mentira diabólica; todo lo que corresponde a la vieja naturaleza y al cuerpo de pecado, quedó anulado definitivamente en mi vida, y eso ya no tiene poder sobre mí, porque si tuviera poder, entonces estaría anulando el poder de la obra de Cristo y nada ni nadie puede anular el poder de la obra de Cristo.
Por eso dice, que una vez que el cuerpo de pecado perdió su poder, ya no seguimos siendo esclavos del pecado.

La realidad anterior al nuevo nacimiento se puede resumir en una frase, esclavo del pecado.
No importa que tu vida fuera un poquito mejor que la de otros, no importa que fuera un poquito más decente de los otros ejemplos que viste, hay una frase que describe tu vida y la mía antes de Cristo, esclavos del pecado.
¿Un esclavo tiene derecho propio? ¿Un esclavo toma decisiones por sí mismo? ¿Un esclavo puede determinar lo que va ser de su vida? ¿Un esclavo tiene derecho a opinión?
¿Saben cuál es la mentira más grande que el diablo le ha hecho creer al ser humano? Que puede decidir y hacer con su vida lo que quiera. Y por eso vivimos en esta sociedad que estamos viviendo, por eso el pecado ha aumentado como aumentó hasta ahora y seguirá aumentando, porque el ser humano sigue argumentando que puede vivir su vida a su manera, y el diablo anima al ser humano a pensar así, porque mientras que el ser humano piense así nunca se dará cuenta que es esclavo del pecado.
No es el ser humano el que está decidiendo, es el diablo a través del pecado, el que decide por él. Mientras que los homosexuales defiendan sus derechos, mientras que se siga defendiendo los derechos humanos de los asesinos, y podríamos dar muchos otros ejemplos, el ser humano seguirá siendo esclavo del pecado, lo único que le está ocurriendo es ser dominado por el diablo.

Ahora quiero que me entiendas muy bien, el Señor te libró a ti y me libró a mí de esa esclavitud, no teníamos el poder para ser libres por nosotros mismos, no podíamos tomar ni un decisión que nos llevara a la libertad, no podíamos hacer una acción que nos hiciera respirar fuera del agua, estábamos hundidos en el pecado. Por eso, éramos esclavos del diablo, y lo que hizo el Espíritu de Dios, fue traer arrepentimiento a nuestra vida y un reconocimiento de la necesidad del Señor, para que pudiéramos ver que uno solo podía sacarnos de esa situación.
Cuando reconocimos a Jesucristo, en ese momento, fuimos libres del pecado. Pero ¿cómo nació la libertad? ¿Cuál fue el punto de partida de esa libertad? La muerte. Sin muerte no puedo experimentar la vida nueva. Por eso, el versículo 7 dice,  porque el que muere queda liberado del pecado.
Sólo la muerte te hace libre del pecado, si tú quieres seguir defendiendo tus derechos como ser humano, vas a ver que el pecado vuelve a tener dominio sobre ti, si tú quieres gobernar o manejar las cosas a tu manera, en cualquier sentido, vas a ver que el pecado, otra vez vuelve a tomar el control.
Y entiendan bien, no estoy hablando de cualquier clase de pecado, no necesitamos cometer esos pecados enormes que la gente ve, hay pecados horribles a los ojos de Dios y que parecen muy pequeños a nuestros ojos, formas de hablar que no podemos ocultar, un temperamento que siempre termina dominando, resentimiento hacia otras personas, falta de perdón hacia esas mismas personas, cada vez que eso surge y sale de nuestro interior le hemos dicho a la muerte de Jesús, no quiero que sigas teniendo autoridad sobre mí, quiero volver a vivir a mí manera y a mí gusto, entonces, el pecado vuelve a tener dominio sobre ti.
Quiero seguir leyendo, versículo 8:

"Ahora bien, si hemos muerto con Cristo,
confiamos que también viviremos con él.
Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos,
ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre;
en cuanto a su vida, vive para Dios.
De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús."
Romanos 6: 8- 11

¿Cuál es nuestra confianza? Que si hemos muerto con Cristo, también vamos a vivir con él. ¿Cuál es el fundamento o la base de sustentación de esta verdad? Es que Cristo, por haber resucitado, ya no puede volver a morir. La muerte ya no tiene dominio sobre Jesucristo, su muerte fue una sola vez y para siempre, no hay ningún motivo por el cual Jesucristo necesitara volver a morir.
Por eso la Palabra, en cierto lugar hace alguna referencia, dice que aquellos que han rechazado al Señor ya habiéndole conocido, es como si pisotearan la sangre de Jesús y para ellos ya no hay manera de alcanzar la salvación, porque Cristo no va a volver a morir por ellos.
Cristo murió una sola vez, porque esa única muerte, fue más que suficiente para hacernos libres del pecado. Así que a partir de su muerte, nosotros encontramos salvación y liberación, su muerte indica que murió al pecado para hacernos libres del pecado, todo lo que te condenaba y me condenaba, todo lo que te esclavizaba y me esclavizaba, fue llevado por Jesús a la cruz. Y la Biblia dice, que Jesús se hizo como el mismo pecado, para que cuando estuviera muriendo, el pecado quedara clavado de una vez y para siempre.
Ahora, en cuanto a la muerte, murió una sola vez; pero en cuanto a su vida, vive para Dios.
Lo que eso muestra, es que el acto de muerte fue necesario una sola vez, pero la vida es eterna, y tiene un objetivo, vivir para Dios.
Luego dice, que esta misma realidad debe ser aplicada a nuestras vidas, ¿por qué? Porque nosotros debemos tomar este mismo ejemplo de Jesús, y traerlo a nuestra propia vida, nosotros hemos muerto una sola vez al pecado y esa muerte se hizo efectiva cuando fuimos bautizados, ya no es necesario volver a morir, no tienes que decirle al Señor, hoy decido volver a morir otra vez; ésa no es una oración que esté de acuerdo a la voluntad y a la Palabra de Dios, porque la Palabra y la voluntad de Dios han determinado, que la muerte ha ocurrido una sola vez, una sola vez moriste al pecado, y ahora Dios te considera muerto, pero cuando Dios te mira, Él te ve vivo, ¿en qué sentido? En la nueva vida que recibiste de Cristo, y esa nueva vida es para experimentarla todos los días y por la eternidad.

Por lo tanto, ahora solamente vives para Dios. Por favor, entiende muy bien, no vives para tu esposo, no vives para tu esposa, no vives para tus padres, no vives para tus hijos, no vives para el trabajo, no vives para el estudio, no vives para una carrera, no vives para una casa, no vives por el dinero... Vives para Dios.
Hay un solo sentido de esta nueva vida que hemos recibido y el sentido se llama Cristo Jesús.
No podemos vivir para nada más, y para nadie más; cuando entendemos esta verdad te puedo asegurar, cambia toda nuestra manera de vivir, te explico por qué, porque cuando eres un esposo sabes amar y cuidar a tu esposa por amor a Cristo, cuando eres esposa sabes ser la ayuda idónea que tu marido necesita por amor a Cristo, cuando eres padre te ocupas en educar a tus hijos en el amor de Dios porque tienes una deuda con Él de entregar esos hijos para Él, cuando eres hijo obedeces a tus padres porque amas al Señor y a través de ellos estás obedeciendo al Señor, cuando trabajas eres un extraordinario empleado porque todo lo que haces lo haces como para el Señor, cuando estudias estás desarrollando el potencial que Dios puso adentro tuyo y estudias con pasión porque sabes que Dios va usar eso para su gloria y para su propósito porque vives para Él.
Toda la vida cambia cuando entiendes que vives para Dios, se reduce toda nuestra presión de vida como un globo al cual le dejaron salir el aire... es que esto lo tengo que hacer bien, es que tengo que cumplir con esta otra parte, es que ya no puedo más con esto, no sé cómo voy a hacer con mis hijos, tengo una presión económica impresionante, ya no soporto al jefe, este maestro es insoportable...
¿Esa es manera de vivir para un hijo de Dios? No, esa no es la manera de vivir.
Vives para Dios, y cuando vives para Dios, todo está lleno de la manera de ver de Dios, en cada detalle de la vida encuentras el propósito de Dios, aunque sea muy pequeño, lo que te está ocurriendo, tú ves a Dios en eso, todo cambia, hemos muerto una vez pero ahora vivimos todos los días para Dios.

Ahora, fíjense que en algún momento de lo que hemos leído, dice así el versículo 11, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
Estamos vivos para Dios, ¿en quién? En Cristo Jesús.
No vivimos para Dios en nuestra fuerza natural, no vivimos para Dios en nuestras habilidades, no vivimos para Dios en nuestra inteligencia, vivimos para Dios en Cristo Jesús, porque en Cristo ha estado nuestra muerte y está nuestra vida, Él es nuestra muerte y Él es nuestra vida, sólo en Cristo podemos vivir para Dios.
Así que, de esta fórmula tú nunca podrías quitar a Jesucristo, porque una vez que quitas a Cristo se acabó la vida, una vez que quitas a Jesucristo se acabó la muerte, todo se deshace sin Cristo pero nosotros estamos en Cristo.
Sigo leyendo, versículo 12:

"Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal,
ni obedezcan a sus malos deseos.
No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia;
al contrario, ofrézcanse más bien a Dios
como quienes han vuelto de la muerte a la vida,
presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.
Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes,
porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia."
Romanos 6: 12- 14

Con la base de todo lo que analizamos en los versículos anteriores, el apóstol Pablo, por el Espíritu, nos exhorta a que no permitamos que el pecado reine sobre nuestro cuerpo, ni que obedezcamos sus malos deseos.

Alguien podría preguntar, ¿pero no acaba de enseñarnos que hemos muerto una sola vez? ¿Y que el poder del pecado quedó anulado? Sí, es verdad, en Cristo Jesús así es, pero seguimos viviendo en este mundo y en este cuerpo; por eso se van a seguir presentando situaciones en las cuales tú puedes ser tentado y es en esas situaciones cuando tienes que recordar quién eres en Cristo Jesús, en esas situaciones debes recordar tu muerte y tu vida nueva.
Por eso, debe haber una determinación de cada uno de nosotros ante el pecado, no permitir que el pecado vuelva a reinar en nuestro cuerpo, ni obedecer sus malos deseos.

Ustedes recordarán que la Biblia dice que el diablo está como un león rugiente alrededor de nosotros buscando devorarnos. ¿Tú cómo piensas que lo hace? ¿Con la capa roja, el tridente? No, a través del pecado; porque es la manera en que él estaba acostumbrado a dominarte antes. Él, antes tenía un dominio absoluto sobre ti a través del pecado, y tú ni siquiera lo sabías, por eso, volverá para hacerte caer a través del pecado; y los malos deseos del pecado volverán a susurrarte al oído diciéndote que no es tan malo lo que te está sugiriendo, en ese momento tienes que rechazar esas sugerencias, recordar que estás muerto, que el pecado no tiene poder sobre ti, y que ahora lo único que está en ti es la nueva vida de Cristo que te sostiene; de esa manera jamás caeremos en pecado, jamás caeremos en pecado.
El apóstol Pedro escribió, por el Espíritu, que recibimos la naturaleza divina y que esa naturaleza se va desarrollando en nosotros, y que cuando nos mantenemos fieles el Padre nos promete no caer jamás. No te hagas a la idea que existe la posibilidad de caer porque eso es restarle poder a la vida que has recibido en Cristo, no hay ninguna posibilidad de caer cuando vivimos para Dios todos los días de nuestra vida.

Ahora, fíjense que aquí habla de la justicia de Dios. Por un lado, hablar de la justicia de Dios es hablar del carácter o la cualidad de ser recto como Dios quiere, pero sobre todo alcanzar la justicia de Dios, es llegar a ser, por medio de Cristo, todo lo que Dios demanda que un ser humano sea.
Cuando Dios nos salvó tenía un proyecto para nosotros, Él sabía cómo quería que fuéramos, de eso se trata su justicia, de que podamos ser lo que Él planeó que fuéramos; y cuando nosotros a través de la vida de Cristo, alcanzamos la vida de Dios, llegamos a ser todo lo que Dios ha planeado para nosotros.
Así que, esto nos da una nueva noticia mayor, no hay posibilidad de agradar de una manera mejor a Dios. Siempre estamos pensando, ¿qué podré hacer para que Dios se agrade de mí? ¿Cómo podré hacer para alegrar el corazón de Dios? Ya agradas a Dios, en Cristo, ya eres todo lo que Él planeó para ti, eres exactamente lo que Él tenía en mente, nada quedó afuera, no hay ningún defecto que corregir, no hay una manchita que limpiar, estás como Dios quiere que estés, eres lo que Dios ha decidido que fueras. Eso es alcanzar la justicia de Dios.
Sigo leyendo, versículo 15:

"Entonces, ¿qué?
¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia?
¡De ninguna manera!
¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo,
son esclavos de aquel a quien obedecen?
Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte,
o de la obediencia que lleva a la justicia."
Romanos 6: 15- 16

Otra vez el apóstol vuelve a reflexionar sobre lo mismo, ¿vamos a volver a pecar porque ya no estamos bajo la ley? ¿Vamos a hacer lo que se nos dé la gana, total Él nos perdona? Por supuesto que no, porque eso no está de acuerdo con la vida que recibimos. Estar bajo la gracia no es una licencia para pecar deliberadamente, necesitamos entender que si en algún sentido caemos bajo el dominio del pecado, lo estamos obedeciendo y aquello a lo que obedecemos se transforma en nuestro dueño.
Por eso Pablo dijo antes, no vuelvan a caer en el pecado, no sigan sus malos deseos porque si lo haces, lo obedeces y una vez que lo obedeces te hiciste esclavo de él, más bien, obedezcan a la justicia de Dios.
Ahora aparece la figura de esclavitud nuevamente, pero tenemos la posibilidad de ser esclavos para Dios, lo que Dios quiere, es que a través de nuestra obediencia Él pueda dominar nuestra vida como se le da la gana, que Él determine sobre nosotros y no nosotros sobre lo que vamos a hacer.

Por eso, hay muchos razonamientos que hacemos delante de Dios que no tienen ningún sentido, a veces Dios nos pide algo de manera concreta, y empezamos a razonar con Dios, pero Señor si yo hago eso que me estás pidiendo... ¿cuánto me va a costar hacerlo? ¿Cómo va a cambiar mi vida si yo lo hago? ¿Qué va a pasar en mi futuro si yo te obedezco?
A mí me gusta, porque creemos que es lógico razonarle a Dios, pero es totalmente ilógico hacerlo, no tenemos derecho a razonar porque somos esclavos del Señor y vivimos para Dios, de tal manera, que cuando Dios nos dice una palabra concreta, cuando Dios nos da una orden, cuando Dios nos muestra claramente un camino, lo único que me queda es obedecer, al obedecer voy a encontrar la plenitud de la vida de Cristo en mí, no hay otra manera de ser pleno en Cristo Jesús más que obedeciendo.
Cuando obedezco, veo la plenitud de Dios sobre mí, cuando razono me empiezo a amargar cada vez más en los razonamientos.
Tenemos la posibilidad de ser esclavos de Dios, y Dios nos ha llamado a serlo para vivir para Él.

Lo último que voy a leer, versículo 17:

"Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado,
ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida.
En efecto, habiendo sido liberados del pecado,
ahora son ustedes esclavos de la justicia."
Romanos 6: 17- 18

Quiere decir, que Dios nos quitó de la esclavitud del pecado una vez que estuvimos dispuestos a obedecer la Palabra que Él nos habló, y entonces ahora nos transformamos en esclavos, pero de la justicia.
Recuerden lo que les expliqué antes acerca de la justicia, es ser todo lo que Dios quiso que fuéramos, ser esclavos de la justicia significa, soy esclavo de lo que Dios planeó para mí y del propósito que tiene para mi vida, soy esclavo del proyecto de Dios para mí, y no me puedo mover hacia ningún lado de ese proyecto.
Por eso, la obediencia juega un papel fundamental, en la nueva vida de Cristo, necesitamos obedecer, según lo que obedezcas verás los resultados. Si obedeces tus pensamientos, seguirás la corriente de tu vida natural, pero no verás el proyecto de Dios cumplido, pero la Palabra dice que fuimos liberados de la esclavitud del pecado porque estuvimos dispuestos a obedecer a la Palabra, y cuando obedecemos la Palabra vemos cumplido el proyecto de Dios para nuestra vida. Todo lo que Dios ha determinado para ti y para mí, se cumple cuando obedecemos al Señor plenamente.

Amados, la vida de Cristo es una vida para disfrutar y para vivirla plenamente, no es para pensar que ya no tenemos derechos, porque de hecho, no los tenemos, pero podemos tomar esa realidad como la peor de las desgracias. No, en realidad es la mejor noticia, ya no tengo derecho sobre mí mismo, porque ya no me domino a mí mismo, porque todo lo que yo era quedó sepultado en la muerte de Jesús; y la resurrección de Cristo manifestó su nueva vida en mí.
A través de Cristo puedo cumplir con todo lo que Dios ha determinado para mí, soy exactamente lo que Él planeó que yo fuera, vivo exclusivamente para Él, el único sentido de mi vida se llama Jesucristo.

Así que, con esta verdad yo quiero que oremos al Señor, y quiero que al orar tú puedas entender por el Espíritu, lo que significa haber nacido de nuevo, y que puedas agradecerle al Señor por esa vida nueva que te dio. Puedas entender que todo lo que te condenaba ya no tiene ningún poder sobre ti, y que ahora eres absolutamente libre para vivir para Dios, ya no hay dentro tuyo otros deseos que compitan con el deseo de agradarle a Dios, no hay en ti otra voluntad que compita con la voluntad de Dios porque la vida de Cristo que está en ti, tiene una sola voluntad y es la voluntad de Dios.

Estén de pie por favor, para orar...

Padre, te damos gracias en este día, gracias porque tu Palabra nos muestra la realidad de la nueva vida, gracias porque en esa realidad sabemos que fuimos hechos nuevos por completo, no hay absolutamente nada de la vieja vida que tenga algún poder sobre nosotros.

Señor, te agrademos porque has transformado todas las cosas, y te damos muchas gracias porque no quisiste restaurar nuestra vieja vida, porque esa vida no podía ser restaurada, esa vieja vida no podía dar nada bueno. Por eso, comprendemos por el Espíritu en este día, que esa vieja vida está sepultada en la muerte de Jesús, y sabemos que allí quedará por el resto de nuestros días sobre la Tierra, esa vieja naturaleza, esa vieja forma de pensar, ese dominio del pecado, ya no tiene ningún poder sobre nosotros.

Gracias por la libertad que nos has dado, gracias porque no hay nada de lo cual tengamos que temer, somos libres en Cristo Jesús y esa libertad es para vivir para ti, no hay nada más para lo cual podríamos vivir, tú eres el motivo de nuestra vida y todo lo que hacemos desde la mañana hasta la noche, día tras día de nuestra vida, todo lo hacemos por ti y para ti.

Por eso te damos gracias, porque al darnos la vida nueva, manifestaste todo lo que Cristo es en esencia en nuestro interior. El poder de la resurrección habita en nosotros y la vida de Cristo se hace manifiesta gracias al Espíritu Santo que nos habita.

Por eso, te honramos Padre, te damos gracias porque hiciste lo que no podíamos hacer, te damos gracias porque quitaste el dominio del diablo sobre nosotros, gracias porque declaraste sobre él que estaba condenado eternamente, y gracias porque le recuerdas día tras día, que no le pertenecemos nunca más. Esa esclavitud ya quedó fuera, es parte del pasado, ahora hay una sola esclavitud que marca nuestras vidas, somos esclavos de tu justicia. Padre, somos esclavos para vivir para ti, somos esclavos para ser todo lo que has determinado que fuéramos, y por supuesto que estamos de acuerdo contigo, porque tu voluntad es nuestra voluntad.

Gracias Señor, por la vida que nos has dado en Cristo Jesús.
Declaramos que el pecado no tiene poder sobre nosotros, que recordamos cada día que estamos sepultados en la muerte de Jesús, y que hemos resucitado a una nueva clase de vida. Que el pecado ya no se enseñorea sobre nosotros, y que por más que recibamos una sugerencia de esos malos deseos, nunca caeremos ante su tentación, solamente viviremos para ti, te honraremos a ti y cumpliremos tus deseos.

Gracias Señor, porque esto será una muestra evidente en nuestras vidas de que Cristo nos gobierna. Señor, que esta realidad pueda ser vista externamente, para que sea el testimonio más poderoso de que Tú eres real, para que aquellos que nos rodean puedan ver que hay una clase de vida diferente y puedan entender que no fue por nuestro esfuerzo que lo logramos, no fue por nuestra habilidad, fue porque Cristo lo hizo todo por nosotros.

Señor, yo declaro que la vida de tu Iglesia, es una vida que Tú levantas para exponerla en medio de una sociedad. Señor, es una vida que Tú expones para que todos la puedan ver con claridad, y que es un testimonio de que Tú eres poderoso hoy como lo fuiste siempre; y que hay sobre la Tierra hombres y mujeres que te aman, que ha decidido vivir para ti, que tu voluntad es la voluntad de ellos, y que solamente anhelan cumplir con todos tus deseos.

En el nombre de Jesús, lo declaramos hecho sobre nuestras vidas, y que la revelación de la muerte, de la resurrección y de la nueva vida, viene a nosotros por el Espíritu Santo.

Señor, gracias te damos, Señor. En el nombre de Cristo Jesús oramos, amén.
Gracias Señor.

Amados, ahora al saludarse, recuérdense lo que son en Cristo Jesús, hay veces cuando escuchamos la Palabra, y pareciera que ella trae un peso sobre nuestras vidas, pero necesitamos entender que la Palabra viene a nosotros para hacernos libres, cuando la sentimos como un peso, es porque no llegamos a dimensionar todo lo que Él nos ha dado, y sentimos el peso porque tomamos en nuestras manos la responsabilidad. Pero hoy abandona esa responsabilidad en las manos del Señor, Él lo hace todo en ti.
Así que eres libre, eres libre, eres libre... El pecado no tiene dominio sobre ti, estás en esta Tierra para vivir para Él, sólo el Señor es el motivo de tu vida. Así que disfruta esta vida, y alégrate en el Espíritu, llénate de gozo en el Espíritu Santo, porque eres una nueva persona que vive para el Señor.

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