Matrimonio, ¿éxito o fracaso?
Daniel Dardano
09 de December de 2011
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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El tema que nos ocupa hoy es muy importante: "Matrimonio, ¿éxito o fracaso?
Y ustedes saben que en el mundo de hoy en día, casi todo se mide por éxito o por fracaso. Ya hablaremos un poco más de lo que es éxito, hablaremos un poco más de lo que es fracaso, pero hablar de matrimonio, éxito o fracaso, si hablamos de éxito, es hablar de un resultado positivo; si hablamos de fracaso, es hablar de un resultado negativo, que generalmente termina en divorcio o termina en separación.
Es decir, el tema de hoy es sumamente importante y no importa cuántas personas seamos esta noche, lo importante es saber para qué nosotros formamos un matrimonio, por qué formamos un matrimonio, qué sentido tiene vivir en matrimonio.

Yo estaba haciendo un análisis del mundo en el que estamos viviendo hoy... El mundo en el que hoy vivimos está confundido, desconcertado, desordenado, con los principios y los valores cambiados, es más, hay realidades como la violencia, el crimen, el secuestro, el abuso de menores y muchas cosas que podríamos mencionar, son realidades como que nos golpean en la cara todos los días y llega un punto, no sé si a ustedes les pasa, que no tenemos casi capacidad de asimilar lo que nos está pasando. Vamos de sorpresa en sorpresa. Lamentablemente, el mayor porcentaje de situaciones cuya realidad nos golpea en la cara no son buenas, son malas.
Por un lado, tenemos una tecnología que avanza y se perfecciona cada día más y nos encontramos que avanzando la tecnología a pasos agigantados, ya hoy una computadora de hace un año no nos sirve, el i-pad que hoy es una novedad, a lo mejor dentro de seis meses deja de ser una novedad... Y hay algunas cosas que son positivas, pero cuando miramos las realidades negativas uno dice, ¿para dónde va nuestro mundo?

Por eso, hay países y gente en países de Europa, que dicen "no" al matrimonio, y si están en matrimonio dicen, ¿cómo vamos a traer hijos a un mundo como el que tenemos?
Es decir, lo que está pasando en el mundo determina nuestras actitudes y nuestras acciones, lamentable, porque nosotros como seres humanos tenemos la capacidad y la autoridad para cambiar esa situación.
Es decir, si mi matrimonio va a ser de éxito o de fracaso porque hay circunstancias o situaciones que lo dañaron, tengo un problema, yo no estoy presidiendo, no estoy gobernando aquella institución matrimonial. Entonces, dentro de este panorama casi negativo, quiero decirles que me encuentro muy contento y feliz de hablar del matrimonio y además de la experiencia personal en cuanto a un matrimonio bueno, pero no quiero hablar de mi experiencia, ¿saben por qué digo que me siento feliz y privilegiado de hablar del matrimonio? Porque voy a hablar del inventor del matrimonio.
Esto es muy importante.

¿Quién creó el matrimonio? ¿Quién dijo: hay una institución llamada matrimonio dónde un hombre y una mujer se van a unir y Yo voy a determinar cómo van a funcionar? Y yo me siento feliz de hablar del Creador, del inventor del matrimonio y se llama Dios. Y cuando hablo de Dios no estoy hablando de ninguna religión, porque estoy hablando de una persona, pero de una Persona con mayúscula, porque Dios es el Creador, el sustentador de todas las cosas, de hecho, nosotros somos creación de Dios.

Por eso, esta noche al hablar del matrimonio, como creación de Dios vamos a ver algunas cosas muy puntuales y vamos a reflexionar, ¿por qué y para qué estamos casados? O, ¿por qué y para qué yo estoy constituyendo una familia, viviendo esta etapa de mi vida y hacia dónde voy con este matrimonio y con esta familia?
Ahora bien, quiero puntualizar algunas cosas muy importantes, y voy a tomar algunas cosas que dice la Biblia en cuanto al matrimonio, porque yo no me puedo apartar de lo que dijo Dios, si Dios decidió que su Palabra, lo que Él dijo, fuera escrito.
Entonces, quiero mostrar algunas cosas muy importantes, antes de leer este versículo quiero decir algo: Todo lo que Dios creó es bueno, árboles, plantas, flores, animales, reptiles, peces, todo… todo lo que Dios creó es bueno.
Pero Dios también nos creó a nosotros, y allá en el primer libro de Génesis dice así la Palabra de Dios:

"Entonces Dios contempló todo lo que había hecho;
y vio que era excelente desde todo punto de vista.
Y con esto terminó el sexto día."
Génesis 1:31

Dios contempló todo lo que había hecho, todo lo que había hecho. ¿Y qué dijo Dios? ¡Esto es excelente!
Dios calificó la obra que Él había hecho como excelente, y dice que éste fue el día sexto. Es decir, del día uno al día cinco Dios creó todas las cosas con la Palabra de su poder. Ahora, si Dios dijo, todo lo que Yo creé es excelente, en ese todo estaba el hombre y la mujer, en aquel tiempo Adán y Eva como lo conocemos. Y Dios determinó que todo lo que había creado era bueno, era excelente.
Éste es un principio muy importante, porque las cosas no las corrompe Dios, los seres humanos corrompen las cosas, los seres humanos corrompemos los principios y valores, los seres humanos transgredimos las leyes de Dios. Pero todo lo que Dios creó es excelente.

Ahora bien, si Dios dijo, todo lo que Yo he creado es excelente y allí estaban el hombre y la mujer, sucede que cuando Dios crea el matrimonio, repito, Dios es el que tiene la patente del matrimonio, los derechos son de Él, también vio que era excelente... si Dios dijo, la institución matrimonial es excelente, quiere decir que tenemos que dedicarnos a meditar, a reflexionar, ¿qué es lo está pasando con nuestra experiencia? Porque si nuestra experiencia, si es mala y va a determinar que yo me divorcie, o si es buena, vamos a ver cómo continuamos y aún luchando, vamos a caer un día, en que aquello que nosotros determinamos por la circunstancia, no nos va a servir. Pero si partimos del principio que todo lo que Dios creó es excelente y lo puso en mis manos para que yo lo desarrollara, entonces mi vida, nuestra vida, la vida de la familia cambia por completo.

Habiendo hecho esta introducción, quiero ahondar un poco más en algunas cosas que son importantes.
Miren, Dios crea al hombre y a la mujer y, ¿saben? yo estaba pensando que ninguna institución en la Tierra fue creada antes del matrimonio. Yo quise encontrar, rastrear un poquito a ver si después de la creación del hombre y la mujer y de decidir que ese hombre y esa mujer se iban a unir en matrimonio, Dios había creado alguna otra institución el la Tierra. No.
Después de todo lo creado, todo lo que nosotros vemos, la primera institución que Dios crea es el matrimonio, quiere decir, que si Dios hizo esto, hay algo que nosotros tenemos que descubrir de importancia, que a lo mejor no hemos descubierto.

Antes que ninguna institución en la Tierra, Dios creó el matrimonio.

Ahora bien, hay un decreto divino, y se lo voy a leer, porque es sumamente importante para comprobar y corroborar y confirmar que Dios creó el matrimonio. Este decreto divino dice:

"El hombre (el varón) dejará su casa paterna,
se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne".
(O los dos se convertirán en uno).
Génesis 2:24

Repito: el hombre, el varón dejará su casa paterna. Esto no significa que va a despreciar a sus padres, él tiene que dejar su casa paterna porque si no deja no se puede unir a su mujer.
Entonces, el hombre deja su casa paterna, también la mujer la deja, dice, y se une a su mujer. Así que, el matrimonio es un hombre varón y una mujer.

Esto es el decreto divino: un hombre y una mujer unidos en matrimonio, habla de una sola carne o que dos se convierten en uno y esto es muy difícil contenerlo en nuestra mente, porque mi esposa es un individuo y yo también, ¿cómo es que dos somos uno?

Se lo voy a explicar rápidamente, aunque no puedo adentrarme en el tema, éste es un concepto de pacto. Una de las tantas aristas que tiene un pacto, es que cuando en la antigüedad se hacia un pacto, dos personas se convertían en uno, es decir, había una identificación tal entre los que hacían el pacto, que uno se convertía en el otro y no perdía su individualidad.
Es decir, había una identificación tal que si uno tenía que dar la vida por el otro no tenía ningún problema en darla.
En ese sentido, la unión de un hombre y una mujer es un pacto.

¿Qué es lo que pasa hoy en día?  Pregúntele usted a una pareja de recién casados si sabe lo que es un pacto, ellos saben lo que es un pacto, pero preguntemos en general a una pareja de casados o que se van a casar si saben lo que es un pacto, te van a decir, ¿pacto? ¿qué es eso?
Yo quizás hice con esta mujer un compromiso, o yo quizás con este hombre hice un compromiso, pero si algún día hay algún problema, una infidelidad, alguna circunstancia difícil, esto se desarma, es más, si se acaba el amor, ¿cómo vamos a seguir juntos?
¡Fíjense a lo que estamos reduciendo el amor! Un vaso está lleno de agua, yo lo tomé, se acabó el agua, se acabo el amor… ¿será ésa la base de un  matrimonio? ¿Ven que nuestra medida del matrimonio, es lo que está determinando tantos problemas que nosotros estamos teniendo el día de hoy?

El decreto divino fue: tú varón, si decides formar un nuevo ente matrimonial, primero dejas la casa de tus padres y tu mujer también, luego te unes a tu mujer, no a varias… a tu mujer, porque no se puede ser una sola carne con varias mujeres, no se puede hacer pacto con varios hombres, eso mantiene la pureza de la institución matrimonial. Y Dios dijo: vas a dejar… para unirte.

Ahora yo le pregunto, si los hijos de hoy en día ven un matrimonio de pacto así, me dice usted por favor, ¿qué problema de autoestima baja podrían tener? ¿qué complejo de inferioridad podrían tener? Cuando ve que el padre está totalmente entregado a la madre y la madre al padre y uno al otro se valoran de tal manera, se reconocen fundidos el uno con el otro, que aunque usted no hable los chicos lo ven ¿sí o no? Pero hemos optado por decir, esto no funciona, cortémoslo.

Pregunto, el divorcio hoy en día ¿está solucionando algo? Mire, tengo en mi computadora una estadística que no la quise traer porque es muy larga, de algunos países de Latinoamérica y aun de Estados Unidos, desde el 2008 hasta el 2011 la tasa de divorcios aumenta cada año en varios países de Latinoamérica, uno de los mayores es Brasil. Es desesperante lo que está pasando en Brasil con los divorcios, pero ahí está Estados Unidos también.
¿Qué es lo que quiero decir? El divorcio no está solucionando ningún problema, sé que hay excepciones no estoy hablando de excepciones, estoy hablando de lo general. Lo que estoy queriendo rescatar, es el valor del principio matrimonial que Dios estableció, porque si Dios dijo que el matrimonio es un pacto y en un pacto dos son uno, entonces yo voy a trabajar para construir ese matrimonio, y no decir a la primera, me voy a divorciar.
Yo me voy a hacer responsable del paso que di, y Dios hizo responsable al hombre de esa mujer y a la mujer también, en cuanto al hombre con el que se estaba uniendo.

Ahora bien, a ese hombre y a esa mujer que Dios unió, no les dijo únanse y a ver cómo se desarrollan en la vida... No, les dio un propósito de vida.
¿Saben qué les dijo? Todo esto que Yo creé, Yo soy el Creador, pero se los traslado para que ustedes sean los administradores.
Todo lo que Dios creó, Él es el propietario pero nosotros somos administradores. ¡Cómo me gustaría que las parejas que se van a casar supieran esto! Y aun los matrimonios supieran esto. Es decir, hubo una delegación de responsabilidad, pero también, de autoridad dada por Dios, y les dijo, ustedes no se van a unir porque sí, ustedes no van a vivir en torno a resolver problemas, porque la vida no es un problema para resolver sino un propósito para vivir.
Entonces, Dios le dijo a la primera pareja y nos lo dice hoy a nosotros: señores, todo lo que Yo creé es para que ustedes lo disfruten, pero que además lo administren.
Siglo XXI, ¿estamos administrando las cosas creadas? No, estamos sobreviviendo.
Primero, ¿cómo hago para mantener mi trabajo? La crisis económica está tremenda, Siempre por debajo de los niveles y queremos entonces, funcionar de manera óptima cuando desconocemos totalmente que el plan de Dios es darnos propósito para administrar todo lo que Él nos dio.
Pero es más, todo lo que Él creó tiene una plataforma determinada, es como si fuera un paquete, pero Dios dijo, no quiero que cuiden solamente el paquete, quiero que lo lleven a más, quiero que eleven la dimensión mental y espiritual para que todo lo creado se multiplique. Claro, eso incluye hijos, pero es todo lo creado.

Sabe que nosotros tenemos un cociente intelectual extraordinario, pero está comprobado que del 100% usamos solamente el 10%, el otro 90 está dormido. Es decir, hay una habilidad innata, Dios la puso, hay algo en nosotros que es el motor para desarrollar y nosotros solamente nos hemos quedado con una ínfima parte de todo lo que realmente podemos desarrollar.
Por eso, cuando un varón va al matrimonio y no sabe para qué es una mujer, hay un problema, va a abusar de esa mujer… ¡claro! Porque el patrón que trae, a lo mejor es el de su papá o de su mamá o de sus abuelos. Cuando la mujer se casa y no sabe por qué y para qué es un hombre, va a abusar de ese hombre, o se va a ajustar a algunos parámetros que le dijeron... ¡ah! el varón te tiene que dar dinero, vas a cocinar o vas a planchar, o vas a ser profesional y van entonces... van a compartir… y un poquito uno y un poquito otro, y  aunque vengan los hijos… y entonces los dejan con la abuela… no sé… vamos a ver ¿y quién fijó esos parámetros? ¿Ve?
Entonces, cuando no sabemos para qué nos casamos, para qué estamos casados y vienen los hijos, entonces tampoco sabemos para qué son los hijos… y bueno, llegaron… y ahora hay que darles una escuela y ahí está el varón que dice: yo jamás me imaginé esto, mujer arréglatelas tú, yo desaparezco porque yo nunca pensé en esta responsabilidad.

Nos damos cuenta entonces, que nos hemos metido a jugar un partido y no sabemos qué hacer en la cancha, perdón que use términos deportivos, pero creo que entendemos lo que estamos diciendo. No sabemos, y Dios no tiene la culpa que no sepamos, nosotros tenemos la culpa.
Lo que estamos hablando es muy serio, porque entonces esto determina el éxito o el fracaso de un matrimonio. Por eso sigue habiendo tanta consejería o por eso la tasa de divorcios aumenta.

Dios nos dio un propósito, que es llevar a otra dimensión lo que Él nos dio.

Ahora, todos nosotros sabemos que un administrador tiene que rendir cuentas de lo que se le dio para administrar, no es el propietario.
¿Sabes? Varón, un día Dios te va a pedir cuentas de la mujer que tienes, a ver si la llevaste a más. Mujer, a ti también, Dios te va a pedir cuentas de lo que hiciste con la familia o con tu esposo y de lo que hicimos con los chicos.
El administrador siempre tiene que rendir cuentas. ¿Ve que no es entonces  casarme porque me llegó la hora, o porque quedó embarazada la mujer y hay que afrontar esto?
Soy administrador de todo lo creado, y aun yo varón y la mujer, también administra la vida en conjunto y todo aquello que Dios nos dio para administrar. Pero, piense… nosotros hemos desconocido la institución matrimonial dada por Dios y parece que hemos hecho algo, hemos considerado al matrimonio como que es de origen humano, entonces, hemos determinado reglas, pautas, patrones de conducta y formas de pensar para el matrimonio. Entonces nosotros decimos el matrimonio es esto, esto y esto, y Dios dice: Señores, momentito, Yo soy el propietario, Yo determiné crearlos a ustedes varones y mujeres, y también determiné varones y mujeres unirse en matrimonio.
Vuelvo a decir lo que dije antes, la patente la tengo Yo, los derechos de autor me corresponden. Y todos sabemos lo que pasa con alguien que usurpa los derechos de un autor, está cometiendo plagio, fraude, cuando alguien escribe una música, la registra y por ahí aparece alguien que toma un fragmento de esa música o toda y se la adjudica como que es de la persona, ¿qué pasa? le hacen un juicio.
Mire si Dios nos tendría que hacer un juicio a todos por usurparle el derecho.
Señores, lamentablemente, es lo que hemos hecho, le hemos usurpado a Dios el lugar de propietario y hemos hecho el matrimonio y la familia, como nosotros queremos, con buenas intenciones no estoy condenando ni echando culpas, estoy diciendo la realidad en la que vivimos. Es que, yo más o menos tengo una idea y como mi padre fue un hombre justo, honesto y mi madre una santa mujer, bueno tengo algunos principios. Sí, sí... pero eso está por debajo del nivel del propietario, del autor, y yo no puedo seguir insistiendo en mi teoría para sostener un matrimonio o una familia porque se viene abajo.
Dios sigue siendo el Creador, el propietario.

Ahora bien, por esos patrones de pensamiento y de conducta llegamos nosotros a determinar que el matrimonio es un éxito o fracaso.
Lo primero que quiero decir, antes de explicar lo de éxito o fracaso, es que Dios no nos hizo para el fracaso. Quisiera repetirlo. Dios no nos hizo para el fracaso, porque nosotros tenemos la imagen y la semejanza de Dios y que yo sepa Dios no es perdedor. Repito:

Dios no nos hizo para el fracaso.

Cuando fracasamos tenemos que echar una mirada hacia adentro y decir, ¿qué pasa conmigo, qué pasó conmigo?
Entonces, ¿cómo determinamos éxito en la vida y quizás en términos del matrimonio? Bueno, uno puede decir, me casé y me casé con un título profesional, excelente, los primeros meses fueron difíciles pero después nos acoplamos y esto funciona bien. Después vinieron los hijos y qué bueno que la economía está funcionando bien a pesar de la crisis y podemos mandar a nuestros hijos a buenas escuelas. Nuestros hijos no son viciosos, no droga, no alcohol, no esto, no lo otro… Nos llevamos bien con los vecinos, la cuenta bancaria ahí va, tenemos casa propia o podemos pagar el morgage (hipoteca) y en tantos años más o menos… ¿qué decimos? ¡Éxito!
Medimos el éxito o el fracaso a la medida de las empresas.

¿Qué es fracaso? Todo lo opuesto a lo que acabo de decir, no se cumplieron las metas, no se cumplieron los sueños, fracaso. Pero, en el fracaso hay un ingrediente: el otro tiene la culpa de mi fracaso. En el éxito, estamos juntos o puedo ser yo el causante del éxito. Mujer. tú me tienes que agradecer a mí porque todos los días... y mira la casa que tienes, y mira... Pero en el fracaso levantamos el dedo, ¿o no? Ésa es la realidad que estamos viviendo, entonces, cuando medimos el éxito o el fracaso de un matrimonio por los resultados caemos en una trampa.
Si es éxito, decimos que esto dure toda la vida, así como diciendo quizás lo pueda perder. Y si es fracaso, el camino más fácil es divorcio o separación.

Fíjense que notable, parece ser, que hay una marcada tendencia en los seres humanos que cuando se presenta un problema, en lugar de enfrentarlo y con humildad resolverlo, o nos echamos para atrás o echamos culpas, o decimos esto no funciona más, mejor nos separamos.
¿Cuál es la tendencia que veo? Que no somos proclives a reparar, a restaurar y a construir. Estamos inclinados a destruir, ¿sí o no? Que esto se termine... ¿Por qué? ¿Por qué no tomo la responsabilidad de decir no, no, no? Si yo reconozco que me casé y fui responsable de este matrimonio, tanto ella como él, ahora vamos a luchar juntos para salir adelante.
Estoy hablando de principios, no estoy hablando de excepciones, sé que hay excepciones y que son situaciones muy difíciles, pero estoy hablando de pelear por aquello por lo cual me comprometí e hice pacto, porque sabe que, quién gana la batalla, quien gana esa batalla, cuando nosotros decimos divorcio, separación, el diablo gana la batalla y los hijos comienzan a destruirse.
Ésa es la sociedad que estamos viviendo hoy en día, por eso, dije al principio hay realidades que nos golpean en la cara. Entonces, hay algo que tenemos que hacer, no podemos recurrir a los gobiernos, no, ni siquiera podemos recurrir a los profesionales, es más, quizás puedas acudir a un consejero o a un familiar o a un padre tuyo o a una madre tuya, pero hay asuntos donde tú varón o donde tú mujer tienen que buscar al Creador, a Dios y decirle: Señor ¿dónde está el propósito?

Ahora bien, hay algo que quiero decir que es sumamente importante, hablamos de matrimonio, éxito o fracaso, pero quiero decirles que el éxito de una persona o de un matrimonio, no son los resultados que consigue en la vida, si bien estos son muy importantes.
¿Sabe cuál es el éxito de una persona o de un matrimonio?
Conocer el propósito de Dios para su vida, por el cual fue creado y por el cual su matrimonio marcha hacia delante. Si no conocemos el propósito por el cual estamos en este mundo y porqué tenemos un matrimonio y porqué tenemos una familia, entonces, seguiremos siempre en declive. Repito:

El éxito de una persona, el éxito de un matrimonio o el éxito de una familia es, saber el propósito por el cual estamos aquí y lo que estamos haciendo.

¿Cuál es el fracaso? El fracaso, es ignorar el propósito por el cual vivimos.
Por eso, hay mucha gente que pone fin a su vida y se suicida, porque no conoce el propósito. Porque el propósito es motor que te hace levantar todos los días y no es el propósito mío, es el propósito que Dios puso en mí, porque usted y yo podemos fabricar muchos propósitos, siempre nos quedaremos cortos. El propósito de Dios para mi vida.
 
¡Fíjense! cuando Dios creó a Adán y Eva ¿cuál fue el propósito que les dio? Todo lo creado es para que ustedes lo administren. Esto fue al principio, hoy sigue siendo igual, todo lo que Dios creó es para administrarlo. ¡Claro! hay partes del propósito que se van distribuyendo a través de los años y nosotros tenemos que conocer a Dios para saber esa porción del propósito general que como matrimonio y familia tenemos que cumplir.

Hay algo muy importante que quiero decir en este momento, ¿éxito o fracaso?
Cuando Dios puso a Adán y a Eva en un jardín, que era el jardín del Edén, la Biblia describe el grado de relación que Dios tenía con Adán y Eva, diciendo, que la voz de Dios se paseaba en ese jardín al aire del día. Es decir, Adán y Eva podían escuchar libremente la voz de Dios, no lo podían ver porque no tiene cuerpo Dios es Espíritu.
Adán y Eva sentían una comunión con Dios, había un hilo espiritual invisible que unía a ese matrimonio con Dios. En el momento que ambos deciden independizarse de Dios y escuchar otra voz, en ese momento, ellos salen de lo que es la comunión con Dios.

¿Qué es lo que quiero decir? El éxito de un matrimonio o el fracaso de un matrimonio esta dado, en el caso del éxito porque viva en la presencia de Dios, y el fracaso es porque la presencia de Dios no está gobernando sobre sus vidas.

Y usted me dirá ¿qué es eso de la presencia de Dios, me lo puede explicar? Se lo voy a explicar con esta pecera que tengo acá y estos peces, no sé si alcanzan a ver cuántos peces hay en la pecera, dos, y son de muy bonito color. Pregunto, ¿cuál es el ámbito natural de estos peces, donde ellos viven? El agua. Cuando ellos están en el agua, ¿se sienten cómodos o incómodos? Cómodos. Uno los ve moverse, los ve andar de aquí para allá comiendo... ¿qué pasaría si en un momento saco estos peces de la pecera y los pongo sobre la mesa? ¿Qué pasa? Mueren. Y lo averigüé, máximo podrían duran cinco minutos. Algunos me dijeron quince a veinte, pero no sé, pueden ser cinco.
Es decir, yo tomo los peces, los saco de su hábitat natural, los pongo aquí en la mesa y lo único que estoy produciendo aquí es muerte.

Ahora bien, esto es muy importante, porque aquí adentro ellos están contenidos por el agua, el agua los contiene, dentro del agua tienen alimento, tienen el oxígeno correspondiente a su necesidad, que no es el mismo oxígeno que los seres humanos necesitamos, ¿estamos de acuerdo? Muy bien, yo los saco de la pecera y los pongo sobre la mesa y los llevo a un ambiente hostil, no les es natural.
Creo que estamos entendiendo lo que quiero decir con la presencia de Dios, cuando nosotros vivimos en la presencia de Dios, es como este agua que nos contiene, ahí nos movemos, ahí somos felices, ahí vamos de un lado para el otro, ahí encontramos el sustento, ahí convivimos porque nos sentimos protegidos, contenidos, pero cuando nos salimos de la presencia de Dios, del hábitat natural, del agua, aquí morimos.

Ahora quiero explicar esto, un pez muere, deja de existir, los seres humanos no dejamos de existir fuera del agua, fuera de la presencia de Dios, no es extinción de lo que estoy hablando, estoy hablando de separación, porque lo que está pasando con la humanidad, lo que está pasando con muchos matrimonios hoy en día, es que están viviendo fuera de la pecera, fuera de la presencia de Dios.
 
Mire, hay gente que me ha dicho y me dice, yo tengo relación con Dios, le digo ¡perfecto! hasta a veces me dicen, yo voy a una iglesia y hasta me dicen el nombre de la iglesia sea mormona, católica, cristiana, lo que sea. No hay problema con eso, el asunto es que tener relación con Dios, lo voy a decir de esta manera: los seres humanos somos seres sociales, es decir, necesitamos relacionarnos, durante el día, ustedes y yo podemos relacionarnos, obviamente con nuestra familia, compañeros de trabajo, de estudio, vamos al banco a lo mejor y nos relacionamos con gente, tenemos amigos y nos relacionamos con los amigos y así podría enumerar muchas relaciones que nosotros podríamos tener. Algunas relaciones son buenas, otras no tanto, algunas son trascendentes, otras no son trascendentes, pero quiero decirle algo, no es lo mismo tener relación con Dios que tener comunión con Dios y aquí hay un problema serio.
Podemos tener relación con Dios, simplemente para decirle, Dios, necesito que cures una enfermedad o necesito que me ayudes para pagar tal cuenta, o necesito que intervengas en la vida de mi hijo, o tantas otras cosas... Pero tener comunión es algo sumamente diferente, ¿por qué? Porque la palabra comunión significa: una unión común con la otra persona, a la otra persona y a mí nos ligan los mismos intereses.
La comunión es un hilo espiritual invisible con Dios, pero me nutre, me alimenta, siento una fortaleza interior que, por más, que venga lo que venga ahí, yo tengo la comunión con Dios.
¿Ve la diferencia entre relación y comunión? Y esto sí determina el éxito o el fracaso de un matrimonio.

Nos damos cuenta, entonces, que no es mejorar la situación económica, no es que nuestros hijos tengan una excelente educación o darles un título o que nosotros nos llevemos bien, que es bueno si esto se da... Pero podemos ser como peces fuera de la pecera.

Escuche, nosotros por habernos alejado de la presencia de Dios nos hemos salido de la pecera, escuche, porque es grave lo que voy a decir, y aquí afuera de la pecera luchando por sobrevivir traemos a nuestros hijos y les hacemos vivir el mismo ambiente hostil que nosotros estamos viviendo, aleteando como hace el pez buscando el agua otra vez.
Padres, ¿es justo esto que estamos haciendo? No estoy hablando de religión, entiéndame, hablé de comunión. Claro que los chicos no van a morir, pero por dentro, es como si estuvieran muertos, porque si los padres no tienen comunión con Dios tampoco los hijos, porque si los padres estamos interesados en otras cosas, no pidamos de los chicos algo diferente a lo que nosotros estamos practicando. No podemos decir: este hijo me salió así… no, no, no me salió... ¿qué sembré o no sembré o mal sembré para que yo diga: me salió?
Es muy serio vivir fuera de la pecera, vivir fuera de la presencia de Dios, ¿sabe por qué? La presencia de Dios me protege y me cubre, pero es más, en la presencia de Dios tengo dirección para mi vida.

Entonces; le pregunto ¿quién está dirigiendo su vida? ¿Quién está dirigiendo la vida del matrimonio? ¿Quién está dirigiendo la vida de su familia? ¿Internet, libros, los amigos, aun su familia? Llega un punto que nosotros tenemos que hacernos responsables, y ¿saben? Ya le hemos echado la culpa demasiado a los gobiernos y creo que ya no tenemos que buscar culpables y en la medida que podamos hacernos responsables.
Y de los matrimonios, nosotros somos responsables, no el gobierno, de sacar a los hijos de la pecera, nosotros somos responsables, no el gobierno.
Es decir, tenemos que entrar mucho más profundamente en conocer el propósito para el cual nosotros hemos sido creados y vivimos como matrimonio.

Ahora bien, quiero ir terminando y quiero enfatizar lo de la relación de pacto.
Varón, quizás tú no lo sabías, y tú mujer tampoco, pero cuando tú te casaste, cuando pusiste la firma y de corazón dijiste sí acepto, tú estabas estableciendo un pacto y los pactos son inviolables. Los contratos no, los contratos se pueden incumplir, se pueden cancelar, se pueden rescindir, muchas cosas pueden pasar con un contrato pero un pacto es inviolable ¿sabe por qué? Porque en un pacto mi vida está de por medio, ésa es la característica de un pacto.
Si usted quiere salvar su familia, si usted quiere salvar su matrimonio y si usted acepta lo que todos aceptan, que el divorcio es la solución, usted está violando el pacto que hizo, pero si usted sabe y hoy está sabiendo, el pacto que hizo, entonces, usted va a pelear por ese matrimonio y esa familia.

Hoy me acaban de escribir un correo electrónico, en una ciudad determinada y me escribe diciendo: mis hijos van a un colegio excelente, prestigioso en la ciudad y el colegio se está vendiendo porque los dueños se están divorciando y los padres están desesperados porque no saben en una ciudad chica dónde enviar a sus hijos. Mire el poder de la destrucción que hace que un matrimonio que se unió y dijo. vamos a hacer un colegio para beneficiar a la sociedad, ahora quién sabe lo que pasó, como deciden divorciarse, ahora, todo el propósito de vida se acabó y hay que vender el colegio, y andan viendo el mejor postor para que les compre el colegio.
¿Qué pasó? Fuera de la pecera... No conocían lo que era pacto.

Me gustaría hablar de pacto dos horas, podría hablar de pacto, me encanta el tema, pero solamente quiero decirle que usted nunca podrá entender el pacto con su esposa o con su esposo, si usted no hace un pacto con Dios, es así.
Es muy difícil establecer un pacto y entender un pacto entre nosotros si primero no hemos establecido un pacto con Dios, y le voy a decir la manera que Dios hizo este pacto.
Cuando Dios vio que Adán y Eva se alejaron de Él y se salieron de su presencia, se salieron de la pecera, Dios dijo, a este ser humano yo no lo pierdo, y voy a mandar a la Tierra a mi Hijo, lo voy a mandar a morir, porque el único que puede ir a morir en la cruz para hacer un pacto, porque en un pacto siempre hay sangre, es alguien que tiene la misma calidad de vida que Yo, dijo Dios, y ése es mi hijo, Jesús.
Jesús no murió porque es un mártir y quiso pasar a la historia, escuche, Jesús murió para que usted y yo recuperáramos el propósito que habíamos perdido. Escuche, Jesús murió para volvernos a instalar dentro de la pecera para restablecer no la relación, la comunión.
 
La gente le tiene miedo a la palabra pecado. Se la sintetizo, cuando yo me independizo de Dios, me aparto de lo que Dios me dijo, eso es pecado, o sea, me salí de la línea que Dios me marcó.
¿Sabe? Consciente o inconscientemente nosotros nos salimos, nosotros nos fuimos y hoy en día andamos fuera del agua, aleteando como los peces fuera del agua a ver como sobrevivimos.
Hace dos mil años, Jesús murió en una cruz y su sangre cayó hasta la tierra, pero, ¿sabe? Esa sangre no cayó porque sí, esa sangre es la que me limpia y me purifica por dentro, y esa sangre establece un pacto y en un pacto dos son uno. Si usted hace un pacto con Dios a través de la sangre de Jesús y se arrepiente, usted va a poder entender lo que es un pacto con su esposa o con su esposo.
Para recibir esto que estoy diciendo hace falta la grandeza de la humildad, porque si usted dice, yo soy bueno y no me falta nada, yo no lo niego y ni lo dudo, pero quiero ir más profundo. Adentro queremos seguir haciendo las cosas como nos parece, de acuerdo a los parámetros que tenemos.
Y Dios te dice ¿por qué no eres vulnerable en este día? ¿Por qué no bajas los brazos y no luchas más? No luches, entrégate, ríndete.
Y ésa es la invitación que yo le quiero hacer.
Si su matrimonio va a seguir siendo un fracaso o va camino al fracaso y también su familia, será porque lo que dijimos hoy usted lo dejó pasar. Pero si su matrimonio y su familia van a ser un éxito, es porque hoy usted va a trazar una línea y va a decir, no, yo quiero eso, no me importa lo que hagan afuera, no me importa lo que haga mi familia, lo que hagan mis vecinos, lo que hagan mis amigos, yo sé que tengo que volver a Dios.
Y volver a Dios significa arrepentimiento, no remordimiento. Cuando estoy arrepentido, es porque algo profundo me duele adentro por haber afrentado y desobedecido a Dios. Y si usted hoy se arrepiente sinceramente por haberse alejado de Dios, le aseguro que la sangre de Jesús lo limpia de todo pecado, ¿y sabe qué? pasa a ser un hijo, una hija de Dios.
Si vamos a vivir en un matrimonio de éxito, Dios está esperando a esa gente para que vivamos en su propósito.

Y ahora, quiero invitar, no sé si algún matrimonio, alguna esposa, algún esposo, alguien que esté aquí esta noche y reconoce que se salió de la pecera, reconoce que adentro tiene un vacío tremendo que no puede llenar y pretendió que su esposo o su esposa lo llenara. No, solamente Dios lo llena.
Si usted se salió de la presencia de Dios y está caminando a tientas y no sabe cuando le dice no camines más así, ven, ven, te amo, porque Dios es amor.
Y si alguien quiere aceptar esta invitación, pues esta noche tiene la oportunidad, no de tener relación de tener comunión, una unión común con Dios y Dios le da el derecho de llamarse hijo de Dios.
Yo le pido que si alguien lo quiere hacer, ahí donde está levante su mano, tan simple como eso. El hecho de levantar la mano, ¿sabe qué significa? Que le está diciendo a Dios, exactamente así es, Dios yo me arrepiento y yo creo que tu hijo Jesús murió en la cruz para que yo recupere el propósito, perdonar todos mis pecados, y así volver a tener comunión con Dios y vivir en la presencia de Dios.
Repito, si alguien lo quiere hacer levante su mano, estaremos orando por usted ¿hay alguien que sinceramente y con libertad lo quiere hacer? ¿Varón, mujer, un matrimonio?

Mire, yo voy a estar orando en este momento, voy a orar a Dios, obviamente, esto es algo voluntario, por favor, es una invitación, esto no es forzar a nadie. Lo que sí sé, es que si usted toma esta decisión voluntariamente sin ningún tipo de vergüenza, su vida a partir de hoy comienza a cambiar, la vida del matrimonio comienza a cambiar, la vida de la familia comienza a cambiar, por eso, quiero orar y mientras estoy orando a Dios, si usted realmente siente esa convicción ahí donde está levante su mano, quiere decir que, cuando yo abra los ojos su mano estará levantada indicando que sí quiere aceptar, recibir, rendirse a este Jesús como su Salvador.


Señor, ¡Gracias por esta noche! Una noche muy especial donde estamos viendo dónde históricamente matrimonios y familias nos hemos apartado de Ti. Tú nos creaste con un propósito, hacer que fuésemos administradores de todo lo creado, pero nos hemos apartado, no teníamos el código de conducta, el patrón que hoy estamos conociendo, por eso Señor hoy nos arrepentimos y te decimos perdón, perdón por el tiempo de alejamiento.

Pero hoy queremos regresar y reconozco y reconocemos que Jesús entregó su vida en la cruz muriendo por mí, perdonando mis pecados para establecer un pacto.


Por eso Señor, hoy me entrego, nos entregamos como matrimonio y vamos a comenzar una vida totalmente diferente bajo tu guía, bajo tu dirección y gobernados por Ti.
¡Gracias por esta oportunidad!
En el nombre de Jesús, amén, amén.




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