Lo que tengo te doy
Daniel Cipolla
12 de April de 2015
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Cuántas gracias damos al Señor por este nuevo día de vida que Él nos da, un nuevo día de vida es una nueva oportunidad del Señor para nosotros, pero por sobre todo, es una nueva oportunidad del Señor para el mundo, para el mundo, claro, para el mundo; porque a veces nos levantamos pensando incorrectamente o egoístamente, pensando en nosotros, gracias por el nuevo día que nos das, y la nueva oportunidad que me das, pero esa nueva oportunidad no es para trabajar mejor, no es para ser un mejor padre, una mejor madre, todo eso es parte de la vida, es realmente para que este mundo pueda ver la luz de Cristo a través de nosotros.
Así que este nuevo día es una nueva oportunidad para el mundo en el cual vivimos, y esto es tremendamente importante para cada uno de nosotros que estamos aquí como mensajeros del Señor, como enviados del Señor, como la Iglesia que Él preparó, la santificó, la limpió para que estuviera en este mundo manifestando su presencia.
¡Qué bueno es el Señor! ¡Qué grande es lo que tenemos por delante!

En el día de hoy vamos a detenernos en un versículo de la Escritura que está en Hechos 2, vamos a ir al capítulo de Hechos 2 y vamos a leer el versículo 36, yo voy a leerlo en la Reina Valera Contemporánea, repito es Hechos 2 verso 36, que dice así:

"»Sépalo bien todo el pueblo de Israel,
que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron,
Dios lo ha hecho Señor y Cristo.»"

Hechos 2:36 RVC

El Espíritu Santo puso como un fuego esta frase que Pedro dijo por el Espíritu, que a este Jesús, que lo habían crucificado Dios lo ha hecho Señor y Cristo.
¿Por qué es tan trascendente esta frase que dijo Pedro? Porque vamos a ver que en ella se fundamenta la identidad de la Iglesia, se fundamenta la misión de la Iglesia, y la calidad de indestructible de la Iglesia. Todo eso está fundamentado en esta frase de que... Dios lo ha hecho Señor y Cristo.

Quiero ir un poquito atrás y comenzar recordando las palabras finales de Mateo 28. Cuando nosotros vamos a esas palabras finales, sin leerlo, lo primero que viene a nuestra mente es la frase que resume la gran comisión, vayan por todo el mundo... ¿Sí? Y hagan discípulos de todas, o a todas, según la versión, las naciones. Sin embargo, aunque hacemos énfasis en esa frase, muy pocas veces ponemos el énfasis en la frase anterior a ésa, pero la frase anterior a ésa, Jesús dijo, se me ha dado... se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra, por tanto, vayan... está unido, por tanto, vayan.
Quiere decir que el versículo 18 y la declaración que Jesús hace en el versículo 18, es más importante que la declaración de la gran comisión, en el sentido de que es el fundamento de la gran comisión. Si esa frase no estuviera, si el Señor no tuviera esa autoridad sobre el cielo y sobre la Tierra, seríamos las personas más incapaces de este planeta, porque no tendríamos ninguna autoridad, ni ningún poder para hacer que otras personas se conviertan en discípulos de Jesucristo.
Toda nuestra misión descansa en la autoridad de Cristo, no es lo lindo que eres, ni lo feo que eres, no es cuánto sabes de la Biblia o no sabes, no es cuán bien predicas el texto de lo que se llama evangelio, sino aquello que Él puso en ti por su Espíritu Santo, que es la vida de Cristo, y esa vida de Cristo tiene la autoridad y el poder que Él ha delegado dentro tuyo para que podamos hacer la obra que Él dijo que debemos hacer.

Así que, nosotros cuando entendemos por el Espíritu la gran comisión, jamás la haremos por sentido de responsabilidad, la responsabilidad es una obligatoriedad y nosotros no predicamos a Cristo obligadamente. A los hijos de Dios nos fluye Cristo y si no nos fluiría Cristo, entonces tenemos que volver a repensar si nuestra condición de hijo de Dios es verdadera. Cuando fluye Cristo, tú hablas de Cristo, tú siempre vas a hablar de lo que fluye adentro de tu corazón, por eso es tan importante lo que hablas, no para corregirte lo que hablas sino para preguntarte qué es lo que fluye cuando yo hablo.
Siempre vamos por los efectos y nunca por las causas. Si fluye Cristo, realmente lo que más me va a importar a mí manifestar y hablar todo el día, es Cristo y lo que tiene que ver con Cristo y con la Palabra de Cristo.
¿Por qué? Porque estoy todo en Él y Él todo en mí. Cuando veo que otras cosas son las que fluyen, el punto no es, tengo que tratar de corregir para sacarme esto, no, no, no... eso es carnal. El punto es, Señor yo me entrego para que Tú fluyas y cuando Tú fluyas me voy a olvidar de decir, tengo que corregir tal cosa o tal otra, ¿estoy siendo claro?

Aunque no se suele relacionar la autoridad con la fe, en el Reino de Dios, la autoridad y la fe no se pueden separar jamás. Si usted y yo no entendemos la autoridad del Señor primero, y luego la autoridad que Dios nos ha dado, y tercero, cómo es la autoridad en el cuerpo, entonces, nosotros vamos a tener un problema de fe, pero no va a estar basado en la fe, va a estar basado en la falta de revelación a cerca de la autoridad del Señor.
Para un discípulo su fe es proporcional a su entendimiento de autoridad. Muchas veces, muchos hermanos o hermanas dicen, hermano ore por mí porque yo necesito una mayor medida de fe, necesito que mi fe crezca, y eso es bueno, pero oramos para que la fe crezca, pero no sabemos que el camino, en realidad, es una revelación de la autoridad.
Cuando los discípulos le dijeron a Jesús, Señor danos más fe, nunca les respondió orando por la fe de ellos; parece que se fue por otro camino su respuesta. No, no es que se fue por otro camino, es que Jesús sabía cómo iba a venir esa medida superior de fe, porque estaba relacionado con la autoridad.

Vamos a ir por favor, a Mateo 16, vamos a comenzar a leer a partir del versículo 13, dice en la Nueva Versión Internacional:

"Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo,
Jesús preguntó a sus discípulos:
 
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? 
Le respondieron:
—Unos dicen que es Juan el Bautista,
otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas.

—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—,
porque eso no te lo reveló ningún mortal,
sino mi Padre que está en el cielo.
Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia,
y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.
Te daré las llaves del reino de los cielos;
todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,
y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie...
¿Está escuchando, no?...que no dijeran a nadie que él era el Cristo."
Mateo 16:13-20

¡Qué extraña orden! Al parecer es extraña, al parecer ésta es la primera vez que Jesús habla de la Iglesia, y Jesús para hablar de Iglesia le hace a los discípulos una pregunta doble, primero dice, la gente, ¿qué dice la gente a cerca del Hijo del Hombre? Bueno, que Juan, que Jeremías, que algún profeta antiguo, vaya a saber... Ok, pero ustedes, ¿quién dicen ustedes que soy Yo? ¿quién dicen que soy Yo?
Pedro, evidentemente, recibe una revelación del Padre. Evidentemente, porque Jesús lo dice, y dice, Tú eres... ¿qué dice? Tú eres el Cristo. Tú eres el hijo del Dios viviente.
Unido directamente a la revelación que Pedro tiene del Cristo, Jesús comienza a decir, que le entrega, yo te daré, le dice, la llave del reino de los cielos.

Quiere decir, entonces, que hay varias cosas importantes aquí.
Primero, que aunque los doce estaban allí, uno estuvo conectado a la revelación del Padre, en este caso fue Pedro. Pedro estuvo conectado a la revelación del Padre, ¿de qué clase fue la revelación? La revelación fue de la clase de revelación que nos da precisión de la identidad, lo que le fue revelado a Pedro fue la identidad verdadera de ese Jesús que caminaba con ellos, ellos no necesitaban conocer más a Jesús, ya hacía tres años que caminaban con Jesús, ellos necesitaban la revelación de la verdadera identidad de Jesús, ¿quién es este Jesús?
Y el Padre le hace ver a Pedro, que ese Jesús es el Cristo, el Mesías de Dios, ya no el Hijo del Hombre que puede ser mortal y era mortal; el hijo del Dios viviente, es decir, el inmortal, el no creado. El del hombre es mortal y es creado porque un día fue creado dentro del vientre de una mujer, pero el hijo del Dios viviente es no creado y es inmortal.

Quiere una revelación de quién es el Cristo, inmediatamente que tiene la revelación de quién es el Cristo, de a identidad verdadera del Jesús al que ellos seguían. Entonces, inmediatamente les fue otorgada autoridad. ¿Lo ve? Quiere decir, que la autoridad que la Iglesia desempeñe estará relacionada directamente con la revelación que tenga del Señor y el Cristo.
Por eso dijo, a este Jesús, Pedro sabía lo que estaba diciendo, Pedro recordó este pasaje, a este Jesús que ustedes crucificaron, a mí un día el Padre me mostró que este era el Señor y el Cristo; y ahora se confirmó porque venció al pecado, venció la muerte, venció al diablo; y cuando estuvo como vencedor, con los pies en esta Tierra, ascendió como coronación de que era el vencedor.
¡Aleluya! ¡Claro que sí, claro que sí!

Mire, la Biblia dice que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, dice que la Iglesia es la plenitud de aquél que todo lo llena en todo.
Yo le invito a buscar todo el Nuevo Testamento, completito, en cualquier versión que usted quiera, y que encuentre que en algún lado del Nuevo Testamento diga que la Iglesia es el cuerpo de Jesús, no lo va a encontrar.
Quiero darle tiempo a su entendimiento espiritual, no mental, lo mental no me interesa. No dice nunca que es el cuerpo de Jesús, dice que es el cuerpo, ¿de quién? ¡Ah! ¡De Cristo!
La diferencia es abismal, la Iglesia no está unida al Jesús que pudieron matar, al Jesús que pudieron golpear, al Jesús que pudieron humillar, al Jesús que le tuvieron que prestar una tumba, al Jesús que le tuvieron que prestar un lienzo para envolverlo y llevarlo a la tumba, no, no está unida a Jesús.
La Iglesia está unida al Cristo, al hijo del Dios viviente, al que nadie puede matar, al que nadie puede golpear, al que nadie puede humillar, al que no hay que prestarle ninguna tumba porque no la necesita porque jamás muere.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, ¿por qué? Porque como su cuerpo, está preparada, capacitada, diseñada por el Señor para ser la expresión completa, total, del Señor como Mesías en el planeta Tierra. La expresión completa y total de Cristo en la Tierra, no existe fuera de la Tierra; o la Iglesia expresa a Cristo en su dimensión y totalidad o nada, ni nadie lo podrá hacer. Los ángeles podrán llorar por hacerlo, pero no están capacitados para hacerlo, los ángeles pueden mostrar el poder sobrenatural de Dios, pero no pueden mostrar a Cristo. ¡Wow!
Lo lamento, por eso dice, son cosas que anhelan mirar los ángeles, Wow! No, no, no, no... creo que hay que despertar, yo creo que hay que despertar, yo creo que hay que despertar, yo creo que a veces, la Iglesia cree que es el cuerpo de Jesús, o sea, es el cuerpo de Cristo pero vive como si fuera el cuerpo de Jesús, la pueden azotar, la pueden deprimir, las circunstancias no me mueven, no la aplastan, viene una cosita y ya tenemos un problema, y nos ponemos a llorar por todos los costados, ¿o no?
Yo creo que en la realidad, a veces, en vez de vernos como el cuerpo de Cristo nos vemos como el cuerpo de Jesús, pero la Iglesia no es el cuerpo de Jesús.

Por eso, es que la Iglesia ha trabajado muchos siglos con un sentido de misión, hablando de la gran comisión que el Señor les entregó, pero lo hizo sin tener una revelación clara que la identidad de ella es la misma identidad de Cristo, porque ella es el cuerpo de Cristo, ella es inmortal, ella es indestructible, contra ella las puertas del infierno no pueden, es decir, lo que Cristo es, estoy hablando del que venció al pecado, del que venció a la muerte, del que venció al diablo y del que ascendió, ese mismo Cristo, es decir, Él hizo lo que hizo, no para Él, Él hizo lo que hizo para la Iglesia, porque Él como Dios no tenía que demostrarle a nadie que era Dios. Pero cuando Él se identifica como hombre, Él lo hace ¿para qué? Lo hace para que cuando acabe su obra completa, muerte, resurrección y ascensión, Él pueda darle a la Iglesia su Espíritu, es decir, el Espíritu victorioso, vencedor de Jesucristo dentro de ella, para que ella lo pueda manifestar en el mundo.
¡Lo hizo para nosotros, no lo hizo para Él! Él no necesitaba nada, el asunto fue para nosotros, y fue para nosotros porque a nosotros nos escogió con una misión, y es que Él pudiera seguir encarnado en la Tierra a través de la Iglesia. Estamos profundamente equivocados cuando decimos que la encarnación sólo duró tres años y medio, la encarnación que duró, no perdón, treinta tres años y medio. La encarnación que duró treinta y tres años y medio, fue la de Jesús, la del Cristo continúa. ¿No me agarró o me agarró? La encarnación que duró treinta y tres años y medio, es la de Jesús, la del Cristo continúa, ¿a través de quién? De la Iglesia. Por eso tenemos el Espíritu de Cristo, porque al Espíritu Santo ¿cómo se lo llama en Biblia? El Espíritu de Cristo, aún Pedro por el Espíritu habla de los antiguos profetas y dice, que ellos hablaban por el Espíritu de Cristo que estaba en ellos.

Ahora, quiero mostrarle algo interesante, porque este pasaje de Mateo 16, dice es muy interesante, porque como usa la palabra roca, parece que trae muchos problemas, pero le voy a leer una perla de gran precio. Isaías 51, por favor, vaya a Isaías, esto es bien sencillo pero lo tenemos que ver en la sencillez de la Palabra.
En Isaías 51 verso 1 y 2, voy a leerlo en la Nueva Versión Internacional, se habla de Israel y de Abraham, mire lo que dice Dios de Abraham:

"«Ustedes, los que van tras la justicia
y buscan al Señor, ¡escúchenme!

Miren la roca... Miren la roca de la que fueron tallados,
o cortados...
la cantera de la que fueron extraídos.
Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz.
Cuando yo lo llamé, él era solo uno, pero lo bendije y lo multipliqué."
Isaías 51:1-2 / NVI

¿Sabe qué hizo el Señor para hablarle a Israel? El Señor honró a Abraham por su fe y lo comparó con una roca, y le dijo a Israel, de Abraham como roca, Yo te corté.
Usó la palabra, ¿qué? Roca, ¿por qué? Porque el Señor honró la fe de Abraham y al honrar la fe de Abraham y usó una figura y dijo, Abraham, Israel, es la roca de donde Yo te corté, de ése que no podía tener hijos, de ése que no podía nada, de ése, de ése, ése fue la roca del que Yo te corté.
¿Qué hizo el Señor con Pedro? Muy sencillo, el Señor honró la fe de Pedro, ¿por qué la honró? Le dijo, Pedro, honro tu fe porque esa declaración que hiciste de fe, que es una revelación del Padre, es la roca en la que va a estar basada la identidad de la Iglesia. Por eso, Jesús lo llamó a Pedro roca. Sí no se equivoque, sí lo llamó roca; no hay ningún conflicto, lo llamó roca en el sentido de honrar la fe de Pedro que osadamente declaró la revelación que había recibido del Padre; y cuando la declaró, él se transformó en esa roca desde donde salió la roca que fundamenta la Iglesia de Jesucristo, ¿lo está viendo? Está en la Palabra.
Si entiende Abraham, entiende lo que pasó con Pedro; y no lleva a Pedro a un nivel totalmente equivocado, pero sí está en la Palabra.

Ahora mire, el punto de tener revelación de Jesús como el Cristo, el hijo del Dios viviente, es tan importante en las Escrituras, que comencé a entender algunos pasajes del Nuevo Testamento de una manera diferente, sobre todo los pasajes que tienen que ver con cosas que recibieron gente extranjera y no judía, y por qué, Jesús pareciera ser, pareciera ser como que le diera más trascendencia a algunas cosas que pasaron con los extranjeros que los que pasaron con los de su pueblo. De hecho, en un momento que Jesús estaba predicando en una Sinagoga, lo sacaron afuera para despeñarlo y tirarlo por la montaña, ¿sabe por qué? ¿sabe por qué? Porque Él empezó a decir que en los tiempos de Elías había muchas viudas en Israel pero no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta de Sidón, y después dijo, que en los tiempos de Eliseo pasaba lo mismo, pero no fue enviado, no perdón en los tiempos de Naamán pasaba exactamente lo mismo, y había muchos leprosos en Israel pero no, fue enviado a sanar al sirio Naamán. Uh, por eso lo despeñaban, porque parecía que hacía más importante a los extranjeros que a los del pueblo.

Pero ése no era el punto, eso pasaba porque había una revelación, se lo voy a mostrar.
Vaya por favor a Mateo capítulo 15, ahora le voy a mostrar pasajes que hemos visto otras veces desde otra perspectiva completamente diferente, voy a pasar por sobre la sanidad, o por sobre el milagro o por sobre la liberación para que podamos ver por el Espíritu, lo que el Señor quiere para esta tarde.
Mateo capítulo 15, verso 21, leo en la Nueva Versión Internacional, que dice:

"Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando:
—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí!
Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.
Jesús no le respondió palabra.
Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:
—Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.
—No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús.
La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:
—¡Señor, ayúdame!
Él le respondió: —No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.
—Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
 —¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—.
Que se cumpla lo que quieres.
Y desde ese mismo momento quedó sana su hija."
Mateo 15: 21-28

¿Qué pasó aquí? Cuando uno lee pasajes de la Escritura como estos, realmente a nivel mental hay muchos choques, porque uno ve algunas cosas no muy agradables en este tipo de relatos, hasta ve algunas actitudes y palabras que en Jesús no parecieran ser las más adecuadas; según, de nuevo, nuestra azotea tan inteligente, me parece que hay que limpiarla más a nuestra azotea, está un poco sucia y a veces no piensa correctamente.

¿Qué estaba haciendo Jesús?
Bueno, primero, les estaba dando una lección a los discípulos, quiero que lo sepa.
Pero segundo, Jesús sabía lo que había en la mujer, y esto es lo que usted tiene que entender, Jesús sabía lo que había en la mujer, y sabía que Él necesitaba llevarla al límite, al límite para que algo que había dentro de ella saliera a luz, se lo voy a demostrar.
Cuando tiene toda la negativa, porque Jesús directamente no la atiende, y es más, no sólo tuvo que luchar con que Jesús la ignorara sino que después tuvo que luchar con que Jesús, frente a frente, le diga que para ella no hay nada, porque ella no es un hijo de la casa, ellas es un perro y no un hijo de la casa; ella es un perro y no un hijo de la casa, y como él vino a Israel, para ella no hay nada.
Es lo que le está diciendo, para ti no hay nada, pero ella le dice, muy bien yo soy un perro, escuche bien, pero mira Señor, escuche esta palabra, Señor, Señor, Señor... No un profeta antiguo, no Jeremías, no Elías, ¿quién dice la gente que soy? Unos Jeremías, otros Elías, uno de los profetas antiguos. ¿Ésta dijo eso? ¿Ésta qué dijo? Señor, pero yo soy un perro que vivo en la casa del amo y yo sé que Tú eres el Señor, el Cristo, Tú eres el amo, quiere decir, que yo vivo dentro de la casa de mi amo, y dentro de la casa de mi amo, una migaja de la autoridad de mi amo es suficiente.

Por eso Jesús dijo, mujer, grande es tu fe, ¿por qué? Porque esta mujer extranjera tenía una revelación de Jesús como el Cristo, el Ungido, el Mesías, que ni los mismos discípulos tenían.
Se lo demuestro, Tomás no tenía esa revelación. En Juan capítulo 14, cuando le está diciendo que no se turbe el corazón, no tenga miedo, que me voy a la casa de mi Padre, muchas moradas... le dice, Señor no sabemos el camino, ¡cómo que no sabes el camino, Tomás! Yo soy el camino; y Felipe le dice, ah, entonces, muéstranos al Padre y nos basta; Felipe hace tres años y medio estoy contigo, y tú me pides ver al Padre, ¿no ves al Padre en mí? Esto era antes de la muerte de Jesús. Pro Jesús resucita y vuelve, y se aparece a los suyos la primera vez, Tomás no estaba, y le dicen, vino el Señor, vino el Señor, las mujeres, los otros once, vino el Señor; los diez, ya Judas no estaba, no, no, no, no... si yo no lo veo, si yo no meto mis deditos ahí dónde debo meter mis deditos, entonces, yo no creeré.
Caminó con Jesús. ¡Nunca caminó con Cristo y era apóstol!

Puedes ser lo que tú quieras pero si no tienes una revelación del Cristo, vas a caminar con Jesús y eso es insuficiente, pero esta mujer tuvo una revelación del Mesías.
Por eso, Jesús la llevó al extremo. ¿Por qué te preguntas porque en algunas cosas te lleva el Señor, al extremo?

Ya con lo que acabo de decir tendrías que dejarte de preguntar por qué te llevó al extremo, ¡para que tengas una revelación del Señor, del Cristo, del Mesías!
Y no va a pasar nada hasta que esa revelación llega, porque Él te ama y te va seguir apretando hasta que llegues, hasta que te abras a la revelación, porque a la revelación nos abrimos.
No fue que Pedro fue diferente a los once, por lo cual recibió la revelación, no señores, no señores, Dios no hace diferencia de personas, fue que Pedro, en su espíritu, estaba abierto a recibir algo que los otros once no estaban abiertos.

Tú vas a tener más, y al que tiene más se le dará más y al que tiene menos se le quitará aún lo que tiene, entonces, si tú quieres más... tienes que abrirte más... y te aplico la "s" para que quede claro.
¿Te está llevando al extremo? Parece que ya no da la soga, no da, no da, no da... Ya no da, no da, no da... Pero parece que un ratito más todavía da, dice el Señor, dale sigue tirando Gabriel del otro lado, y manda a otro ángel del otro lado, sigue tirándole, sigue tirándole, no, no, todavía aguanta, que ésta aguanta, todavía aguanta.
¿La está viendo? Le estoy hablando por el Espíritu, yo sé lo que estoy diciendo, que ésta aguanta, éste aguanta, todavía aguanta, tírale, ¿por qué Señor? ¡Ah, porque no lo voy a dejar hasta que tenga en su corazón una revelación de que Yo ya soy el Cristo, el Mesías, el hijo del Dios viviente! Lo viva, lo experimente y lo transfiera a este mundo. ¿Lo está viendo?

Vaya a Mateo capítulo 8. Por eso le dije que íbamos a pasar por encima de los milagros o de las sanidades, porque en los milagros y en las sanidades hay mucho más que el hecho, hay principios, hay tantas cosas insondables, literalmente. Otro pasaje más que conocido, Mateo 8, verso 5, mire lo que dice ahí:

"Al entrar Jesús en Capernaúm,
se le acercó un centurión pidiendo ayuda.
—Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis,
y sufre terriblemente.
—Iré a sanarlo —respondió Jesús.
—Señor, no merezco que entres bajo mi techo.
Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano.
Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores,
y además tengo soldados bajo mi autoridad.
Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene.
Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
Al oír esto, Jesús se asombró... se asombró...
Escuche esa palabra:
...y dijo a quienes lo seguían:
—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
Están incluidos los apóstoles acá les aviso, eh, en el nadie, les aviso por si se ofenden, mejor que no se ofenda...
Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente,
y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
Pero a los súbditos del reino se les echará afuera,
a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
Luego Jesús le dijo al centurión:
—¡Ve! Todo se hará tal como creíste.
Y en esa misma hora aquel siervo quedó sano."

Mateo 8: 5-13

Primero, ¿cuál es el tema central de este relato? Uno dice, el paralítico, sí está bien eso es la sanidad pero el tema central que lo inició realmente el centurión, ¿cuál es? La autoridad, es el tema central de este relato, la autoridad.
¿Por qué el Señor le dice que lo va a sanar y el otro le dice, Señor... mmm... no?
Primero que no soy digno, él recordaba que era extranjero. Recuerde, primero que no soy digno. Segundo, no hace falta, Tú eres el Señor, Tú eres el Cristo, Tú eres el Mesías, Tú no necesitas venir, tan sólo di una palabra... fíjese, fíjese, fíjese.
La mujer le dijo, unas migajas, y éste le dijo, tan sólo una palabra.
¿Están unidos o no están unidos? Todos están unidos, ¿en qué tema? En la autoridad. ¿En la autoridad de quién? De Cristo, el hijo del Dios viviente, el Señor y Mesías, en eso están unidos. Entonces, cuando este hombre dice eso, Jesús se asombra y cambia el tema; o mira el mismo tema desde el otro lado de la moneda, se llama fe.
Póngalo así, ¿usted quiere fe? La fe es una moneda de dos caras, de un lado hay fe del otro lado hay autoridad, usted no entiende autoridad no tiene fe.

Por eso, tenemos tanto problema en la Iglesia, el problema en la Iglesia no es un problema de fe, es un problema de autoridad, por lo cual la fe no se libera.
No es sólo un problema de autoridad vertical, porque con ésa no tenemos mucho problema, porque nadie nos ve, y como dice la canción, y donde nadie nos ve parece que puedo ser o no ser, ¿ah? Pero no es así, ¿vio? Pero en la Iglesia el problema de la autoridad no suele ser vertical sino, bájele la manito, suele ser horizontal, ya cuando veo a Cristo en mi hermano las cosas no son tan fáciles, porque probablemente no me gusta tanto mi hermano, o al pastor éste no me gusta como al otro y me parece que... y empiezo... pum, ¿problema de qué tengo? De autoridad, y como tengo problema de autoridad, ¿de qué tengo problema en realidad después? De fe.

¿Usted cree que le falta fe? Entonces pida revelación de la autoridad, eso es lo que de verdad le falta, ¿por qué yo no puedo como vivir en otra clase de fe, por qué Señor? Ya está, le estoy contestando. El Señor le está contestando a través mío, porque necesita comprender autoridad, no sólo la autoridad de quién es el Cristo, eso es una cosa importantísima, sino también como se mueve la autoridad en el cuerpo, de los unos a los otros, eso a usted le va a dar fe.

Por eso Jesús, del tema ¿qué dijo? No he hallado tanta fe ni siquiera en Israel. Es decir, los dos son extranjeros, pero me hace ver en los dos casos lo mismo, que el hecho de tener entendimiento de la autoridad es vital para ejercitar la fe, y cuanto mayor sea el entendimiento de la autoridad mayor será la fe que yo puedo desarrollar, va a estar directamente relacionado con eso.

La frase que el Señor puso en mí corazón, está en Hechos 3, una frase que es la que lleva por título esta palabra que el Señor me dio, en Hechos capítulo 3, hay otro relato de una persona a la que el Señor le hace un milagro, verdaderamente no es una sanidad simplemente, es un milagro, y dice el capítulo 3 de Hechos versículo 1:

"Un día subían Pedro y Juan al templo a las tres de la tarde,
que es la hora de la oración.
Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento,
al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna
a los que entraban en el templo.
Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna.
Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo:
—¡Míranos!
El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo.
—No tengo plata ni oro —declaró Pedro—,
pero lo que tengo te doy.
En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del
hombre cobraron fuerza.
De un salto se puso en pie y comenzó a caminar.
Luego entró con ellos en el templo con sus propios pies,
saltando y alabando a Dios.
Cuando todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios,
lo reconocieron como el mismo hombre que acostumbraba pedir limosna
sentado junto a la puerta llamada Hermosa,
y se llenaron de admiración y asombro por lo que le había ocurrido."
Hechos 3:1-10

Me quiero detener en esta frase de Pedro, lo que tengo te doy.
Pedro sabía lo que tenía, claro que sabía, ¿y sabe por qué digo que sí sabía? Porque se demostró, porque yo puedo decir mucho, lo que tengo te doy y no pasa nada, ¿o no? No. Pero cuando él dijo lo que tengo te doy, ¿qué pasó inmediatamente? le dijo en el nombre de Jesús levántate. ¿Y qué pasó? Anduvo.
Quiere decir, que Pedro sabía que tenía eso que le estaba dando, no tenía ninguna duda.
Ahora bien, cuando uno va más atrás en Hechos 2, uno se da cuenta de que Pedro, allí comienza a usar aquellas llaves del Reino que leímos en Mateo, ¿por qué? Porque en el día de Pentecostés, cuando se para a predicar, porque el Espíritu Santo vino, él le habla a todos los compatriotas diciendo, que se arrepientan y crean en Jesucristo.
Es decir, él toma las llaves del Reino, y por así decir, abre la puerta de la gracia de Dios a los judíos. Quiere decir que empezaban a funcionar aquellas llaves que el Señor le había entregado, y estaban allí. Pero pasa un tiempo bastante larguito, y uno va a Hechos 10 y va a Hechos 11, uno lee los dos capítulos, que ahora no vamos a leer, vamos a recordar lo que pasó. Todos lo sabemos, sabemos que un ángel le aparece a Cornelio, le dice a Cornelio que vayan a buscar a Simón Pedro que está parando en tal lugar, y que Simón Pedro tiene que ir a la casa de él para decir unas palabras.
Cuando van, obviamente para Pedro era muy difícil, no se juntaban los judíos con los gentiles, pero el Espíritu le dice que vaya, Pedro va. Ustedes saben lo que pasó, cuando va Pedro a la casa, está hablando y ¡pum! Cae el Espíritu Santo, lo que ya sabemos.
¿Pero qué necesitó hacer el Señor antes de que Pedro estuviera dispuesto a ir? Tuvo que darle una visión, digo tuvo que... dije bien, tuvo que... ¿Por qué tuvo que? Sencillamente, porque sabía que Pedro no iba a usar las otras llaves, porque tiene muchas, éstas eran otras, ¿qué llaves eran? Las que abrían la puerta del Pacto de Gracia hacia los gentiles.
Él la tenía que abrir pero no la iba a abrir, ¿por qué no la iba a abrir? Porque para abrir esas llaves necesitaba una revelación la autoridad que el Señor le había dado a él contenida en esas llaves, y él, mientras no tuviera esa revelación, no podía usarlas, no importa que tenía las llaves. Tenía las llaves de lo mejor, de lo mejor y no las podía usar, no las podía usar hasta que tuviera entendimiento de la autoridad contenida en esas llaves.
¿Cómo sabemos que lo recibió? Porque después de la visión y de los animales, y todo lo del lienzo que baja, él dice, a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre, a ninguna persona yo la llame común e inmunda, referido a los gentiles. Entonces, por eso es que Pedro ¿qué hizo? Fue.
Quiere decir, entonces, que Pedro necesitó una revelación de la autoridad de lo que ya tenía, recuerde que ya lo tenía, no se trata de algo que no tenía y que lo recibió ahora. No, se trata de algo que el Señor le había dicho, a ti te daré las llaves, así que ya estaba. Es más, desde Pentecostés, si ya usó las llaves para los judíos ya estaban las llaves. Pero el problema no era tenerlas, el problema era la autoridad para usarlas y la autoridad para usarlas no la tenía hasta tanto tuviera una revelación de la autoridad que contenían esas llaves.

Ahora, ¿cuál fue el problema? Acá yo me anoté algo bien interesante.
¿Por qué Pedro pudo decir con tanta autoridad, lo que tengo te doy al paralítico para hacer el milagro, pero no pudo decir esa frase, lo que tengo te doy, para usar la llave a los gentiles? ¿Por qué no? Sencillo, la respuesta es simple, por sus esquemas personales, sus esquemas personales, llámele culturales, llámele religiosos, llámele de pensamiento, de lo que usted quiera, póngale el nombre que quiera a los esquemas personales suyos y míos, él tenía los propios, él tenía sus propios esquemas personales... ¿Qué pasó entonces? ¿Qué me hace entender esto? Si yo pusiera ahora a buscar versículos de lo que tenemos en Cristo, nos vamos dentro de dos horas por lo menos.
¿Necesito decirle, que el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos está en usted? El mismo poder, el mismo poder. Y dice que ese poder actúa en nosotros, ¿lo tenemos o no lo tenemos?
Muy bien, pero yo le quiero hacer ver esto.
Todo lo que la Palabra afirma que el Señor nos entregó, es solamente legal, hasta que se produce un rompimiento espiritual que sólo la revelación del Espíritu trae, si el Espíritu Santo, si nos abrimos al Espíritu Santo para tener una revelación de las cosas que legalmente tenemos, jamás tendremos el poder de usarlas, aunque las tengamos todas, aunque las declaremos todas, está demostrado con Pedro, si le pasó a Pedro nos pasa a nosotros quédese tranquilo.

Quiere decir, que todo lo que tenemos en el Señor es muy poderoso, pero necesitamos abrirnos a la revelación que Dios quiere darnos de su autoridad de las cosas que Él ya nos dio, porque si nos abrimos a la revelación de su autoridad de las cosas que Él ya nos entregó, eso va a producir un rompimiento, ¿de qué? De nuestros esquemas personales. Usted va a poder poner todo, pero todo, es absolutamente todos sus esquemas personales de cualquier clase, no importa si se trata de cómo usted piensa de la vida, cómo piensa del esposo, de la esposa, lo que piensa del matrimonio, lo que piensa del trabajo, lo que piensa del dinero, lo que piensa de la disciplina de los hijos, todo... Póngale todo, todo, todo lo que usted piensa de lo que usted está viviendo hoy. Cuando usted pone todo eso y dice, Señor, si esto es un esquema, rómpelo. Ahí está, ésa es una oración seria, ésa es seria, porque usted tiene que decirle por nombre, por nombre, si esta cosita o "cosota" es un esquema, Espíritu Santo revela y rómpelo; pero yo quiero tener una revelación de la autoridad de todo lo que me has dado en Cristo el Mesías, Señor.

Yo anoté aquí, que todo lo que tenemos legalmente, no lo tenemos realmente, hasta que la revelación del Espíritu lo hace carne en nosotros, una experiencia viva.

¿Y qué es lo que el Señor quiere en este día?
Quiere que como Pedro, la Iglesia comience a poder decirle al mundo, lo que tengo te doy.

Pedro no le predicó el evangelio evangélico que nosotros conocemos al lisiado, no hizo eso, Pedro, ¿sabe lo único que le dijo? Míranos.
No Pedro, espérame, espérame, espera, así no es, te voy a enseñar, tienes que agarrar "La Historia de Nikhos", más la "Guía del coordinador" y decirle al lisiado, ¿me está entendiendo? Se lo hago para que le sea práctico. No, míranos, no Pedro, tú le tienes que decir esto, lo que significa la salvación.
Todo eso tiene su lugar, todo tiene su lugar en el Reino de Dios, pero lo único que le dijo es, míranos, lo que tengo te doy.

¿Sabe de qué está desesperada la gente afuera? Que salga gente, que salga gente afuera y le demuestre que tiene algo, porque si lo tienes se va a hacer completamente demostrable, no es que, oré y no pasó nada, ¿cómo que oré y no pasó nada? Y no sé, parece que no pasó nada... entonces, voy a dejar de orar porque si no pasa nada... Mire el engaño del diablo, voy a dejar de orar porque si no pasó nada... Todo lo contrario, voy a seguir orando y a la vez decirle, Señor, evidentemente necesito una revelación de la autoridad de lo que tengo, porque cuando esa revelación esté fluyendo en mí, ¡ah! Entonces este mundo sabrá que la Iglesia tiene algo y que ese algo que la Iglesia tiene lo puede dar.

¿Por qué esta Palabra en el día de hoy? Esta Palabra en el día de hoy viene, porque lo que el Señor me habló, es que en este año 2015, Él ha... lo voy a decir así, ha planeado, aunque el tiempo de Dios es siempre, pero no sé cómo decirlo, ha planeado el tiempo para que la Iglesia se manifieste como Pedro lo declaró en esa frase, lo que tengo te doy.

De tal manera, que el mundo deje de escuchar tanta palabra, y empiece a ver que lo que es de Dios lo puede palpar, lo puede tener y no necesariamente es un lisiado o una sanidad, hay tanta cantidad de cosas que son de Dios y que este mundo necesita recibir, pero que el mundo lo tiene que ver, y eso es lo que vamos a orar. Eso es lo que vamos a abrir el día de hoy, vamos abrir este tiempo donde tú y yo, la Iglesia, y no sólo nosotros sino cualquiera que realmente sea verdadera Iglesia del Señor, cualquiera que forme parte de la Iglesia del Señor, no importa en qué lugar del mundo esté, en su espíritu sepa que le llegó un tiempo, donde a partir de ahora, el Señor le está dando una revelación para que eso que tiene adentro salga y pueda decir con esa seguridad que dijo Pedro, lo que tengo te doy.

Vamos a estar de pie para orar por esto al Señor en esta mañana gracias Jesús, gracias Padre, gracias Señor.

Señor, gracias porque la Palabra eres Tú, y cuando la Palabra es lanzada por el Espíritu, Cristo es revelado, manifestado, mostrado, y cuando Cristo es revelado hay vida, y hay vida abundante.

Señor, esta Palabra no viene para que nos sintamos mal porque algo no tenemos, por el contrario, todo lo tenemos en Cristo Jesús, pero sí viene para abrir nuestros ojos para que entendamos los tiempos que estamos viviendo, en medio de un avance literal del pecado, tu gracia va a sobreabundar, pero lo va hacer a través de tu Iglesia, porque la única manifestación del Cristo, el hijo del Dios viviente, es tu cuerpo en la Tierra, es tu encarnación en la Tierra que es la Iglesia de Jesucristo.

Por eso, Señor hoy, conforme tu Espíritu me lo dijo: Abrimos el tiempo y el camino para que venga una revelación superior de la autoridad que le ha sido concedida a la Iglesia, no sólo para hacer discípulos en la Tierra, sino para lo que tiene que hacer a nivel celestial, para que todos los principados y potestades conozcan las muchas formas, variadas formas de la sabiduría de Dios.

Señor, llegó el tiempo, siempre ha sido el tiempo, pero más que nunca en estos últimos tiempos, llegó el tiempo de que esto sea revelado a tu Iglesia; y podamos levantarnos en esta autoridad, en esta autoridad, en esta autoridad; y con una seguridad tan grande como la que Pedro tuvo digamos, escúchame, lo que tengo te doy, en el Nombre de Jesucristo, levántate.
Levántate, levántate del pecado, levántate de la perversión, levántate de una vida alejada de Dios, levántate de toda clase de divorcio, levántate de toda clase de enfermedad, levántate de toda clase de perversión de todo tipo, levántate mundo, levántate, levántate.

Padre, qué privilegio tan grande tenemos nosotros de ser el cuerpo de Cristo, de ser la plenitud de aquél a quien tenemos que expresar y tenemos toda la autoridad para expresarlo de forma completa, total y acabada, porque para eso estamos en la Tierra.

Señor, gracias, gracias, gracias, gracias Señor.
En esta mañana, nosotros podemos ver por el Espíritu aquello que estás levantando en toda tu Iglesia a través de la Palabra, y que realmente a partir de hoy, si cada hermano ha sido estirado hasta el fin, hoy sea el día en que diga, Señor ya entendí, ya entendí, ya entendí.
Hoy decido poner los últimos esquemas personales que tenía guardados que no quería que tocaras, hoy los pongo ante ti, te digo Señor, rómpelos.
Señor, rómpelos, rómpelos, porque Tú quieres un rompimiento espiritual que produzca una liberación de la vida de Cristo y de la autoridad de Cristo en donde Tú nos has colocado. Y entonces es cuando veremos naciones y reinos cambiar, es cuando veremos que se cumple la Palabra que dice, que Tú cambias tiempos y edades por amor a los tuyos.
Señor lo veremos y experimentaremos nosotros mismos.

Gracias Señor, lo declaramos hecho en tu Nombre en nuestros espíritus el día de hoy; y declaramos que donde se vea esta Palabra, se va a liberar la gracia que en ella está contenida, la gracia que en ella está contenida.
Gracias Señor, en tu Nombre poderoso y amado te alabamos. Amén y amén.

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