Lo que implica la muerte de Jesús
Hernán Cipolla
28 de March de 2004
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Cuando pensamos en la muerte de Jesús, humanamente hablando, y lógicamente hablando, la muerte de Jesús resulta completamente incomprensible, porque humanamente no podemos asimilar el hecho de que un ser humano, como lo fue Jesús, completamente sin pecado, sin culpa y sin error, pudiera morir de la forma tan cruenta que él murió.
Tal vez, lo entenderíamos más si pensáramos que la persona que está muriendo merecía morir... Hasta ahí podríamos llegar a entender un tipo de muerte como la que Jesús tuvo.

Aún así, pensar justamente en la gravedad de ese hecho y la implicancia que tuvo para la vida de Jesús, creo que en muchos casos diríamos que aunque alguien mereciera morir, no merecería morir de esa manera, simple y sencillamente por ser un ser humano.
Pero, nosotros necesitamos entender que la muerte de Jesús implica algunas cosas que espiritualmente son muy importantes para la vida de los seres humanos; muchas veces sólo pensamos en la muerte de Jesús, o leemos acerca de la muerte de Jesús, o como ocurre en estos días la podemos ver graficada en una película la muerte de Jesús.

La muerte de Jesús, cualquiera sea la manera en que tengamos contacto con esa parte de la historia del Salvador del mundo, siempre es impactante, porque detrás de esa muerte hay todo un sentido espiritual que los seres humanos necesitamos entender. Ya que si no fuera así, nos quedaríamos con la parte sacrificial de Jesús, como de un mártir que estuvo dispuesto a hacer lo que nadie más quiso hacer.
Este pensamiento no es correcto, porque Dios no tomó a Jesús, simplemente porque no había nadie más que pudiera morir por la causa que Él murió y de la manera que Él murió para justificar a los seres humanos como Él lo pudo hacer.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, Jesús era la única persona que en todos los tiempos y en todas las edades podía morir por la causa que Él murió.
No había otro, porque Dios estaba poniendo en juego, a partir de la muerte de Jesús, todo el futuro de la humanidad, no era un hecho más en la historia, si fuera así, ese hecho no hubiera afectado, ni lo haría aún el día de hoy, como lo hace en la vida de millones de personas alrededor del mundo.
Si la muerte de Jesús afecta de una manera tan crítica y tan profunda la vida de los seres humanos, es porque la muerte de Jesús tiene algo especial, que no se puede comparar con nada, ni con ninguna otra muerte, ni con ningún otro sacrificio.
El hecho de que Jesús haya muerto, no era solamente para mostrar un ejemplo de sacrificio; de hecho la Biblia muestra y narra que antes de morir, Jesús como humano, quiso dar un paso al costado. Por lo tanto lo que estaba por enfrentar no era para dar un ejemplo y decir “aquí estoy, dispuesto a morir”.

Hubieron muchos seres humanos que murieron por diferentes causas, algunas justas otras no, algunas válidas o algunas sin ningún sentido, pero el hecho de lo que a Jesús le iba a ocurrir, implicaba que a partir de ese momento, el curso de la historia iba a darse vuelta por la mano de Dios.
El día de hoy hay personas que conocen íntimamente a Dios y aman profundamente a Jesucristo y eso no implica que la muerte de Jesús no haya cambiado la historia para siempre.
Definitivamente, la historia cambió y lo hizo para siempre.
Ahora veremos por algunos pasajes de la Biblia: ¿Qué significa a los ojos de Dios, la obra completa y total que Jesús hizo en esa cruz?
Y, ¿Por qué él murió?

"Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor."
Romanos 6:23 (NVI)




1) Primer punto a entender:

Había un elemento que se estaba sumando a la persona de Jesús como ser humano cuando él moría, era algo que no le pertenecía pero se sumaba a su sacrificio para que muriera de la manera en que murió.
La Biblia dice: "la paga del pecado es muerte".

El pecado: es aquello que todos los seres humanos practicamos, pero pocos entendemos.
Usted puede preguntarle a alguien ¿Qué es pecado? Y le responderán: No sé. O dirán: Asesinar, robar, violar.
Siempre se asimila con un hecho grave a los ojos del ser humano.
Sin embargo el pecado tiene una verdadera raíz: “rebeldía y alejamiento de la persona, de Dios”.

¿Dónde nació el pecado?
En las personas de Adán y Eva. Porque ellos fueron creados por Dios a su imagen y semejanza, por lo tanto en su creación Dios no tenía en cuenta que llevaran consigo pecado, fueron creados sin pecado.
Hasta que en un momento, desobedecieron de manera particular una orden de Dios, una indicación precisa de Dios de “no tomar de determinado árbol del huerto, del cual específicamente, no podían comer”.
Simplemente el haber dado un paso de desobediencia los metió en un terreno que hasta ese momento, para Adán y Eva, era completamente desconocido.
Ellos antes de probar de ese fruto, estaban desnudos y no tenían ni temor, ni vergüenza porque el verse desnudos no era un signo ni de maldad, ni de pecado. Hoy vemos a una persona desnuda y nuestra mente se va para cualquier lado, a los únicos que vemos con inocencia es a los bebes, imagínense, si al lugar donde estamos en este momento, entra a una persona absolutamente desnuda, lo primero que haríamos es tratar de cubrirla, con tal de que no se viera así, porque la desnudez nos causa vergüenza. Eso le ocurrió a Adán y Eva después de tomar el fruto, porque entraron en un terreno que ellos desconocían, empezaron a conocer lo que era el bien y el mal.

La raíz de la desobediencia estuvo en una declarada rebeldía ante Dios, porque el diablo se ocupó en decirle a la mujer que: “Dios no les había dicho las cosas como realmente eran, que Dios les tendría que haber dicho que si comían del fruto iban a ser como Dios y como no le convenía esa situación...”

Ahora, cuando una persona sabe que existe Dios como ser Supremo, quien debe gobernar la vida del ser humano y voluntariamente le dice a Dios: “yo no quiero tener una relación contigo, ni hacer caso de lo que quieres para mi”.
Es una declaración de franca rebeldía hacia Dios, así nace el pecado.

Lo que los seres humanos denominan pecado, en realidad es la “consecuencia del pecado”, por la maldad que lleva adentro, todo ser humano, por la rebeldía que lo domina, por estar separado de Dios, dan lugar a las consecuencias, como por ejemplo, impulsos incontrolables de odio y maldad que pueden llevar a matar, a robar, a codiciar la mujer del prójimo, a violar una persona... Porque es algo incontrolable dentro del ser humano.

¿Cómo nació el pecado?

Nació por el deseo de todo ser humano, de gobernase independientemente, de ser “mi” propio Dios y determinar el destino y el rumbo de “mi” vida.
Por eso Pablo dice “la paga del pecado es muerte”, y por eso a partir de la caída de Adán y Eva se sabía, porque Dios así lo había determinado, que ellos debían morir; es por eso nuestros cuerpos envejecen, sufrimos de muchas enfermedades, porque son consecuencia del pecado.

Cuando Dios creó al ser humano, no pensó en una mochila que viniera ni con enfermedades, ni con arrugas, ni con problemas en los huesos, ni con achaques, al contrario, la única mochila que Él quiso poner al ser humano para equiparlo era de: “Abundancia, ser un buen administrador, reflejar Su imagen y semejanza en la tierra”.
Esto era lo que Dios quería, pero por la rebeldía del hombre entra el pecado y se llega así al punto de la muerte.

¿Por qué fue tan grave y tan cruenta la muerte de Jesús?


Porque inicialmente Jesús quiso tomar sobre sus hombros la consecuencia del pecado y su paga, diciendo: “Lo que tendría que ocurrir con los seres humanos, que me ocurra a mí”.
En la Cruz Jesús cargó todo el pecado de toda la humanidad.

Al decir toda la humanidad, estamos hablando de todo el pecado de la raza humana desde que el hombre es hombre y del pecado, no sólo hasta este momento, sino hasta el tiempo en que Dios quiera que siga habiendo seres humanos sobre la tierra. Absolutamente "todo" el pecado.

Jesús como hombre quiso renunciar, porque no era como el ladrón que merecía morir en la cruz, el sufrimiento para Él tendría que ser más grave, porque estaba cargando con la culpa de millones de millones de personas, de todos los tiempos y de todas las edades.
Por esta razón cuando el pecado estuvo sobre Él, tuvo que pagar con la muerte.
Y vemos en la Biblia o en el cine, que Jesús se siente desamparado, porque el mismo Dios como no puede tener relación con el pecado, no puede ver a un Cristo pecador y tiene que abandonarlo, dejándolo que pague por la consecuencia del pecado que está cargando sobre su vida.
Es obvio que esto no se puede entender, porque alguien que jamás cometió pecado estaba haciéndose acreedor del pecado de la humanidad de todos los tiempos.
La verdad de Dios es que: "porque Jesús cargó con el pecado, debía morir".



2) Segundo punto a entender:

"...mientras que la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor".


Dádiva es el regalo de Dios.
Aquí tenemos que aprender otra cosa que todavía es mucho más importante y fuerte, que la muerte física de Jesús, para de esta manera ver que la muerte física de Jesús, tuvo un resultado a nivel espiritual en nuestras vidas.
La mayor muerte que el ser humano puede experimentar, no es la muerte física, sino la muerte espiritual.
Es decir, todo ser humano está compuesto de tres partes esenciales: Espíritu, alma y cuerpo.

El cuerpo:
es lo que todos vemos unos de otros.

El alma:
es donde está asentadas nuestras emociones, intelecto, temperamento, todos lo que somos emotiva e irracionalmente hablando.

El espíritu:
es aquello que Dios se lo dio solamente al ser humano, no hay otra creación de Dios que tenga espíritu y fue diseñado originalmente “para no morir jamás”, por lo tanto, al entrar el pecado, el hombre tiene en sí mismo pecado, aún un bebé ya trae no solo el pecado sino también la muerte espiritual, como consecuencia del pecado.
Es una de las peores noticias que el ser humano puede recibir, porque como el espíritu es eterno, de acuerdo a su condición va a tener una consecuencia.
El cuerpo puede morir en determinado momento, pero el espíritu necesita tener un destino y ese destino puede ser, o el infierno o el cielo.
Por eso la Biblia dice:

"Porque la paga del pecado es muerte,
mientras que la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor".


¿Qué significa vida eterna en Cristo Jesús?

Jesús estaba pagando por la muerte, no sólo física, porque la muerte física ningún ser humano la puede evitar, lo que Jesús en realidad estaba pagando, era por la muerte espiritual de los seres humanos, para que el destino de ese espíritu eterno con el que Dios nos creo y formó, no fuera el infierno, es decir el alejamiento total de Dios.
En ese punto ya no hay vuelta atrás, la vida sobre la tierra es tan importante para el ser humano, porque es en esta vida, donde tenemos la posibilidad de “decisión”. Ya que, una vez que pasamos la muerte, aunque quisiéramos que las cosas cambiaran ya no pueden cambiar.

El mismo Jesús, narró la historia de alguien que estuvo en el infierno y rogaba que fuera alguien a su familia a decirles, lo que debían hacer “para que no tuvieran el mismo destino que él tuvo”.
Porque es lo peor que a un ser humano le puede ocurrir, pues a partir de la muerte espiritual eterna ya no hay vuelta atrás, por lo tanto cuando Jesús estaba muriendo les estaba diciendo de una manera directa al Padre, al Creador nuestro:

“Padre a todos aquellos que van a creer en mí, después de lo que estoy haciendo, por ellos estoy pagando su muerte espiritual y ellos merecen vida eterna.
Yo estoy pagando el sacrificio, para que Tú les regales a ellos sin que les haya costado nada la vida eterna”.

Por eso, es tan importante evaluar el sacrificio de la muerte de Jesús, porque no lo podemos meditar como cualquier persona que haya muerto, porque detrás de su sacrificio hay toda una lección para nuestras vidas, pero sobre todo hay un profundo mensaje de Dios de manera directa a los seres humanos, para que mientras estén sobre la tierra puedan decidir.

"A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos,
en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
Difícilmente habrá quien muera por un justo,
aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto:
en que cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros."
Romanos 5:6-8 (NVI)


Cuando “éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.
Una realidad que el ser humano enfrenta es su incapacidad de mejorar su vida.
Alguno podría decir “yo tengo una vida mejor a la que viví cuando era niño” y si uno le preguntara cuáles son los parámetros para determinar donde está la mejoría, serían por ejemplo que, de niño sufrió de pobreza, o que no pudo comer todo lo que quiso, o que nunca se vistió como quiso porque había una falta económica en el hogar. Podría ser que sus padres lo rechazaron, pero en cambio él o ella se han esforzado por ser un mejor papá o mamá.
Pero si nosotros enfrentamos a cualquier persona o aún a nosotros mismos, con la posibilidad de ver un futuro que es infinito, o eterno, conforme al espíritu que Dios puso y que capacidad tenemos de cambiar ese futuro para que nuestra vida sea mejor y ganarnos el cielo, ninguno de nosotros tenemos la capacidad de hacerlo.

Por eso la Biblia dice:
"éramos incapaces de salvarnos..."

Porque no hay ninguna posibilidad humana para intentar salvarse, podemos hacer el mejor esfuerzo, por ser una buena persona, hasta el momento en que algo nos saca de las casillas y dejamos de ser esa buena persona que queríamos.
Podemos hacer el mejor esfuerzo por ser el mejor padre o madre que pudieron haber sido los nuestros, pero va haber un punto donde algo ocurra en que también mostremos injusticia para nuestros propios hijos, en ese momento quedaremos avergonzados ante nuestra propia realidad.

Una de las primeras cosas que el ser humano necesita entender es que: “no hay capacidad propia para salvarnos”.
Todo ser humano asocia la salvación con el esfuerzo, cree que cuando más se hace, mejor se obtiene la salvación.
El problema es que la Biblia dice que: la salvación no es por obras para que nadie se gloríe.
Esto significa que por más que haga miles y millones de obras y todas sean “buenas obras” y que sea conocido internacionalmente por “mis buenas obras”, para Dios las buenas obras no cuentan.
Para Dios cuenta que adentro mío hay un pecado que por mí mismo no puedo solucionar, que no le puedo poner ni freno, ni tampoco arrancarlo de mí, no tenemos esa capacidad, por eso la Biblia explica que en el tiempo oportuno: ...Cristo murió por los malvados.
Si Cristo murió por todos, hay otra noticia que no es de las mejores: La Biblia dice que somos: “malvados”.

Hay términos que usa la Biblia, que en ocasiones chocan con nuestra manera de pensar, porque nos vemos a nosotros mismos y nos molesta que alguien frente a frente nos llame “malvados”, cuánto más que la Biblia diga de nosotros que somos “malvados”.
Pero desde el momento que somos dominados por el pecado y la naturaleza que llevamos dentro, somos “malvados”, ni más ni menos que por estar alejados de Dios y no querer hacer lo que Él determina para nuestra vida.
Por esta razón empezamos hablando de la rebeldía y del alejamiento de Dios, porque ese es el verdadero pecado.
Es el principal pecado por el cual debemos arrepentirnos, renunciar y pedir a Dios que lo arranque de nosotros porque una vez que como seres humanos deseamos y decidimos vivir en comunión con Dios y permitirle que gobierne nuestra vida, es a partir de ese momento en que también bajará el grado de nuestra inclinación hacia la maldad. Ya nuestro corazón no deseará hacer maldad.

Ahora permítame decir que cuando simplemente decimos una mentira para salir de una situación, Dios ya encendió la luz roja y dice: Aquí se manifestó lo que lleva adentro.
Por ejemplo: “Quedarse con un dinero que nos dieron de más en un vuelto por una compra, podemos decir ¡Que tonto el comerciante se equivocó! Algunos han llegado a decir ¡Dios me bendijo porque el comerciante se equivocó! Y se quedan con un dinero en la mano.
Estas son cosas cotidianas, que pudimos haber dicho o hecho, pero nos permite ver a que grado llega la maldad que hay en el corazón, por eso solemos tomar lo malo como bueno y viceversa.

Hoy los jóvenes van a un prostíbulo para estrenarse con una mujer y es bueno, para estrenar su hombría, pero que padres les enseñen a sus hijos que se mantengan vírgenes hasta el matrimonio, eso para el día de hoy y para la cultura es malo.
¿Dónde está la verdad? ¿Cómo pudimos haber engañado nuestra propia manera de pensar para que invirtamos todos los roles? Para que aquello que está echando a perder a la raza humana, sea de lo que se pueda decir, esto está bien y lo que puede preservar, en muchos sentidos a los seres humanos, decir que está mal.

Por esto la Biblia dice que: "en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados".
Eso nos incluye, a todos.
Luego leemos:

"Difícilmente habrá quien muera por un justo,
aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto:
en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
"

Una de las cosas sorprendentes de la muerte de Jesús es que Él murió cuando el 99.99 % de la humanidad lo rechazaba y aún los pocos que estuvieron con Él en el momento oportuno, también lo dejaron y no sabían ni siquiera donde estaban parados.
Por eso dice: tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.
O que haya cierta amistad por la que se pueda decir vale la pena que de la vida, Jesús barrió con todos los conceptos humanos por los que la muerte de una persona podía significar.
Cuando todos los seres humanos habían rechazado a Dios, Cristo murió, cuando todavía nos manteníamos en nuestros pecados, Cristo murió.
Y su muerte sigue siendo efectiva en el día de hoy, cuando todavía hay millones de personas que siguen rechazando a Dios y no por eso Dios invalida la muerte de Jesús.

Aun a pesar de los millones que lo rechazan, todavía la obra de Jesús está a disposición de aquel que quiere creer.

Esto permítame decirlo, no lo entiendo, en mi mente no lo entiendo; lo único que sé es que lo creo con todo mi corazón, porque hubo un día donde pude saber, siendo un niño, que Cristo había muerto por mí y a los once años de mi vida algo ocurrió adentro mío y tuve la convicción de que la muerte de Jesús sí era para toda la humanidad, pero en especial era por mí y supe las cosas que Dios me estaba perdonando a mis once años y uno puede decir ¿A los once años cuánta maldad puede tener un niño? Sin embargo cuando nos enfrentamos a la muerte de Jesús, sabemos las cosas que nos separan de Él y sabemos que necesitamos que esa muerte y sacrificio se aplique a nuestra vida.
Por eso dice la Palabra:

"Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto:
en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros".


Una mayor muestra de amor nunca la podrías encontrar en nadie más.
Constantemente, los seres humanos se quejan y permanentemente están contra Dios, porqué lo acusan de cosas que Dios no hace, porqué le cargan a Él cosas que los mismos seres humanos hacen y terminan diciendo “Dios tiene la culpa”.

Dios muestra su amor y lo mostró ya, en el momento en que dijo: Mi único Hijo, mi perfecto Hijo, va a morir por la humanidad, aún cuando la humanidad lo rechaza y me rechaza.
Dios no estaba midiendo el porcentaje de aceptación, lo único que estaba haciendo era demostrando su amor y puedo asegurar que Jesús hubiera muerto por cinco, diez o veinte millones, porque el tema del rechazo o no de Jesús, ya no depende de Dios, depende de cada una de las personas.
Si estamos dispuestos a aplicar esta muerta a nuestra vida, entonces veremos la salvación, sin embargo si la rechazamos, por más que la muerte de Jesús sea efectiva, a partir de hoy sabremos cuál es el resultado y el destino eterno que tendrán nuestras vidas.

"Y ahora que hemos sido justificados por su sangre,
¡con cuánta más razón, por medio de él,
seremos salvados del castigo de Dios!
Porque si, cuando éramos enemigos de Dios,
fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo,
¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados,
seremos salvados por su vida! Y no sólo esto, sino que también
nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo,
pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación.

Romanos 5:9-11 (NVI)


Tres aspectos que nos muestran un trasfondo en la muerte de Jesús:




1) Somos justificados delante de Él.

La Biblia dice que por la muerte de Jesús y específicamente por la sangre que Él derramó, nosotros somos justificados delante de Él.
Quiere decir que, hasta el momento en que la muerte de Jesús no tenga efecto en nuestra vida, Dios nos ve tal cual somos, nos ve con pecado y por lo tanto estamos separados de Dios. Pero en el momento que cruzamos esa línea y permitimos que la muerte de Jesús tenga efecto en nuestra vida, y nos arrepentimos y entregamos nuestra vida a Jesucristo, es entonces que la sangre que Él derramó en la cruz, nos hace limpios, justos, puros y sin ningún problema delante de Dios.

Para hacerlo fácil:
Dios ya no me ve como me veía, fue tan solo cruzar una línea, fue tan solo cambiar de condición: una es sin Cristo, expuestos ante Dios por los pecados.
Pero a partir de que pasamos por la obra de Cristo en la cruz: estamos justificados y ya no hay condenación, significa que lo que leímos en Romanos 6: 23, se hizo efectivo.
El regalo de Dios nos fue concedido, ahora tenemos vida eterna y ahora el pecado que nos separaba de Dios y que hacía que nuestro espíritu estuviera muerto ante Él, es cambiado:
“Volvemos a tener relación con Dios”.

Por esta razón lo primero que menciona es: Justificación: se quita el pecado y somos hechos justos delante de Dios.



2) Seremos salvados del castigo de Dios

Una vez hechos justos vamos a ser salvados, quiere decir que cuando llegue el tiempo donde tengamos que pasar por la muerte física o regrese Jesús como lo prometió a buscar a aquellos que le aman, a partir de ese momento la salvación se va a hacer efectiva.
Ahora vivimos en una “esperanza de salvación”, sabemos que somos salvos y tenemos fe, en esa salvación...
Pero la salvación completa y total se va a concretar cuando estemos en el cielo.
Allí nos daremos cuenta que realmente somos salvos, pero lo triste es que cuando no pasamos por la obra de Cristo en la cruz, llegamos al punto de la vida eterna, sin poder recibir el regalo de estar en el cielo.
Por lo tanto, si no fuimos justificados antes, en ese momento no podemos ser salvados.
Detrás de la cruz hay: Justificación de los pecados de aquel que cree en Cristo y Salvación eterna para aquel que cree.



3) La reconciliación

La reconciliación es volver a tener una perfecta relación de intimidad y amistad con Dios.
La Biblia, nos enseña, que cuando creemos y ponemos absolutamente toda nuestra fe y confianza en Jesucristo, tomamos una nueva condición que es la de hijos de Dios, por lo tanto, por esa condición, podemos relacionarnos con Dios el Padre como verdaderos hijos, con toda confianza, sin temor delante de Él.
Pero la relación que se produce por la reconciliación, todavía es más grande, ya que además de ser hijos, podemos estar con Dios cada día de nuestra vida y además de ser hijos y vivir con Dios todos los días de nuestra vida.
Podemos desarrollar una relación de amistad donde él nos diga sus secretos y nosotros decirle los nuestros.
¡Eso es reconciliación!

Quiere decir que: Entre la justificación que recibimos cuando pasamos por la obra de la muerte en la cruz y la salvación que se va a concretar a partir de que llegue la vida eterna, en ese lapso existe lo que se llama reconciliación.
Hay una perfecta relación con Dios todo ese tiempo, esa perfecta relación con Dios nos va a llevar a la salvación y podremos llegar al cielo y saber que hay un lugar para nosotros y que ese es el regalo de Dios para mi vida. Por eso insisto, no podemos ver la muerte de Jesús como un acto más en la historia de la humanidad, porque la muerte de Jesús vino a cambiar la historia de toda la humanidad, pero si lo permites, vino a cambiar la historia de tu vida personal.

"Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
de la que dan testimonio la ley y los profetas.
Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen.
De hecho, no hay distinción. pues todos han pecado y están privados
de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente
mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe
por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia.
Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados;
pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia.
De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.
Romanos 3:21-26 (NVI)


Ahora la Biblia nos agrega algunos elementos que son indispensables para entender de manera personal la muerte de Jesús en la cruz:


1) La Ley

Hubo un pueblo que había sido el pueblo elegido de Dios, Israel, a quien Dios había destinado para que sea ejemplo entre todas las naciones de una nación gobernada y guiada por Dios mismo; este pueblo para poder tener relación con Dios tenía que guiarse por leyes establecidas por Dios mismo, pero la ley, remarcaba el pecado, mostrando efectivamente que el hombre era pecador, que tenía errores y que ese pecado lo alejaba de Dios, por lo tanto había una serie de sacrificios y de ordenanzas específicas que los sacerdotes tenían que hacer a favor de todos para que el pueblo pudiera mantener una relación con Dios.
Lo que dice la Palabra, es que: Sin la mediación de la ley se manifestó la justicia de Dios, esta justicia de Dios llega mediante la fe en Jesucristo.
Y desde el momento en que Jesús murió, ya Dios no necesitó la ley para el demostrar que era justo.
Por lo tanto Dios dice: —Como ya entregué a mi Hijo, demuestro mi justicia en que todo ser humano sin la necesidad de la ley puede llegar a tener comunión conmigo, ser perdonado, ser quitados sus pecados y tener intimidad por la fe que pongan en mi Hijo Jesucristo. De esa manera demuestro que soy justo. Porque si habiendo entregado a Jesús para morir por la humanidad, le agrego la ley, entonces termino siendo injusto—.
Ahora ya no es necesaria la ley, es suficiente con la fe en la persona de Jesús y agrega “la fe en la sangre de Jesús”.
Podríamos reconocer que la muerte de Jesús es válida, que es muy importante, podríamos sentir la necesidad de que esa muerte se aplique a nuestra vida para ser transformados, pero requerimos de algo; sin ponerle condiciones humanas a Él, que es un ser supremo.

La fe significa que yo debo decir:
“Creo absolutamente todo lo que Él hizo por mí, y se que es suficiente para que mi vida sea cambiada y transformada y a partir de ahora, no voy a creer en ningún otro método, ni mecanismo, ni camino de salvación, la única manera en que puedo ser salvo es a través de lo que Jesús hizo en la cruz. Por eso tengo fe en lo que Él hizo y tengo fe en la sangre que derramó”.
La sangre siempre fue muy importante para Dios, porque en la sangre está la vida, por lo tanto había que derramar sangre, para que recibiéramos vida, pero la única sangre perfecta podría ser la de Jesús, por eso no podía haber otra persona que no fuera Jesús, fue el único que pudo dar su sangre, derramar su sangre a nuestro favor.
Para poder llegar a ser justificados, obtener salvación y estar reconciliados con Dios, requiere de nuestra fe.
Porque sin fe no podemos llegar a tener, relación con Dios.




2) La redención


"...pero por su gracia son justificados gratuitamente
mediante la redención que Cristo Jesús efectuó".


Dios mostró al hacer que toda persona que cree absoluta y totalmente en la obra de Jesús, es justificada por Dios, además recibir vida eterna, además recibir redención.
¿Qué es la redención? La redención, es muy fácil de entender cuando tomamos como ejemplo la relación entre un esclavo y su amo o dueño, es que el amo o dueño, deja en libertad voluntariamente a la persona que había comprado como esclavo para siempre.
Redención, significa en su original, una liberación asegurada por el pago de un rescate, dejar en libertad. En el Nuevo Testamento, la Palabra designa la liberación del mal y de la condenación del pecado por medio de Cristo, el precio para la compra de esa liberación, fue la sangre de Jesús.
Dios necesita mostrarnos algo más a partir de la muerte de Jesús y es que Él mismo:
“En el momento en que Jesús moría estaba pagando todo el precio que había que pagar por nuestra esclavitud espiritual, porque por ese mismo pecado, nosotros éramos esclavos del pecado y nada ni nadie nos podía sacar de esa condición de esclavitud”.
Dios pagó todo el precio de nuestra libertad, al dar a Jesús, su único Hijo.

Por lo tanto, cuando Él nos hace libres, lo hace por completo, no lo hace a medias, no nos da la salvación y mientras tanto tenemos que sufrir el pecado todos los días, y esforzarnos por agradarle.
No, la liberación es completa, ya el pecado no nos domina, no somos esclavos de él, por lo tanto al ser libres, tenemos la capacidad espiritual de tener, no sólo relación con Dios, sino tener el deseo de agradar a Dios.
Ahora ¡queremos amar a Dios con todo nuestro ser! Cuando antes habíamos dicho, —Dios, tú y yo no tenemos nada que ver—, ahora por la obra de la cruz, somos libres para decir —¡Dios, tú eres lo más importante para mí! ¡Te amo con todo mi corazón y quiero hacer tu voluntad!—.
Todo esto es lo que implica la muerte de Jesús y la mayoría no vemos, no meditamos realmente en lo que es la muerte de Jesús.



3) Un compromiso con la voluntad de Dios.

"Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir,
para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven".

Romanos 14:9 (NVI)

Hay un aspecto de la muerte de Jesús que, casi nunca nos han mencionado: Cristo murió para ser el Señor, pero Él no es un señor tirano como lo era Satanás cuando estábamos en pecado; ahora, Él espera nuestra sujeción voluntaria, pero cuando estamos aplicando la obra de Jesús en la cruz, significa que estamos diciendo a Dios: —estoy dispuesto, no sólo a que me salves, no sólo a que me des vida eterna, no sólo a que me quites los pecados, no sólo a que me hagas libre de mis pecados y esclavitud”.
El pasar por la obra de la cruz, implica que voluntariamente le digamos a Dios:“Tú eres mi Señor”.
Por eso, el sacrificio de Jesús implicó un gran compromiso de parte de Él con la voluntad de Dios, por eso tuvo un tiempo de decisión, por eso tuvo un tiempo de oración, donde le pidió al Padre que si había alguna manera de que las cosas fueran diferentes que lo hiciera, pero que lo librara, porque para Jesús morir en la cruz, implicó no solamente el sufrimiento físico, implicó todo su ser impregnado con tu dolor, con tu problema, con tu circunstancia, con tu pecado, con tu enfermedad para tener que cargarlos sobre Él.
El compromiso de Jesús fue total, pero los seres humanos, aceptamos el regalo de Dios y una vez que se aplica esto que Dios hace a nuestro favor por la obra de Jesús, le decimos a Dios —de todas maneras no quiero que seas mi Señor—.
Al fin y al cabo, solo recibimos el regalo pero volvemos a tomar la misma actitud que teníamos antes de conocer a Dios: —yo voy a vivir para mí y hacer mí voluntad—.
Por eso tenemos que entender que para toda persona que quiera que su vida sea transformada por Dios, no solamente requiere de esa fe, de la que hablamos que nos lleva a creer en toda la obra de Jesús, en querer la salvación, la redención, la justificación, sino que también implica que la persona tiene que estar dispuesta a decirle a Dios o a Jesucristo: —A partir de ahora, de este día, de este momento, tú eres mi Señor, ya no voy a vivir como viví, porque si viví así era por mi alejamiento de ti y fue la causa principal de todo mi pecado—.
Pasar por la muerte significa que, nos paramos de este otro lado y además que Dios tiene que gobernar en las vidas, es sometimiento, es rendirse, es anteponer todo lo que somos para que Dios haga todo lo que tiene que hacer con nuestras vidas, porque necesitamos que Dios nos enseñe a caminar de nuevo.

¿Cuál era el camino que siempre tuviste para mí? Y yo lo desconocí.
Por más que tenga el regalo de la salvación, jamás podré vivir en la perfecta voluntad. Ahora necesito que seas mi Señor.
Todas estas cosas y muchas más, implica la muerte de Jesús en la cruz...
No sé si alguna vez meditamos en cada una de estas cosas, pero en este tiempo en donde nuestras vidas están siendo desafiadas por esta impresionante historia de la muerte y del sacrificio de Jesús, nosotros no podemos ser ignorantes del verdadero sentir de Dios, por el cual dio a su Hijo, no podemos pensar que solamente lo hizo porque quería que su Hijo sufriera y punto.
Tenemos que darnos cuenta que Dios lo hizo, para que nuestra vida sea transformada, para volver a tener con el ser humano, con el hombre y la mujer, una verdadera relación como lo había establecido desde el principio con Adán y Eva.
Dios necesita volver a las cosas que originalmente estuvieron como el deseo más profundo de su corazón, por eso compartiendo esta verdad de la Palabra, quiero transmitirles la importancia que el sacrificio de Jesús tiene para la vida de toda persona y que a partir de este momento están reconociendo que ese sacrificio de Jesús no es solamente para verlo como un mártir, sino que está en juego la propia vida en lo que Jesús hizo, está en juego el futuro, está en juego el destino, está en juego la felicidad, está en juego la plenitud de tu vida, está en juego la familia.

Debes saber que lo que a partir de conocer esta verdad bíblica, tienes que tomar la decisión que será la más importante por restos de tus días, aún si lo comparas con decisiones en tu pasado, te podrás dar cuenta que la decisión por Cristo es todavía más importante que cualquier otra que hayas hecho.
Y sé que los seres humanos tenemos decisiones muy importantes que tomar en nuestras vidas, pero la decisión de empezar a vivir una relación perfecta e íntima con Jesucristo, es la decisión sobre la cual podemos basar el resto de nuestra vida.
Por eso, hoy no solamente tienes la posibilidad de comprender todo lo que Jesús sufrió, sino que ahora decidas delante de Dios, por lo que Su Hijo sufrió por nosotros, aplicar todo lo que Jesús sufrió en la cruz a mi vida y digas, —quiero que me justifiques, que quites de mi el pecado, que me quites la culpa y el dolor que tengo y quiero pedirte que transforme mi vida a tal grado que pueda tener la seguridad que ahora tengo una relación íntima contigo, quiero vivir y despertarme cada mañana con la esperanza de que hay salvación para mí, quiero saber que cuando llegue el día que me tenga que enfrentar a la muerte o que llegue el tiempo de la vida eterna, sepa que la voy a tener contigo y no lejos de ti. Yo hoy aplico fe y creo con todo mi ser lo que Jesús hizo en la cruz y por lo tanto al pedirte que hagas eso te estoy pidiendo que Jesucristo sea mi Señor y que a partir de hoy, gobierne mi vida—.
Esta decisión es voluntaria, es tu decisión delante de Dios. Nadie te obliga.
Si tomas esta decisión sabrás que Dios te brinda esta relación íntima con Él.
Y no te sorprendas si el Espíritu Santo te está confrontando con debes tomar esta decisión, tienes que saber que si Él habla es porque necesitas cambiar algo en tu vida.

Hay un tiempo donde el Espíritu Santo está haciendo una obra sobrenatural y no te sorprendas.
Ésta es una decisión fuerte, porque estamos hablando de una verdadera relación con Dios, de poder entender lo que la muerte de Jesús significa.
Cuando este momento está ocurriendo en nuestras vidas, tiene que producirse un antes y un después, porque al ser la decisión más importante de nuestra vida, esto va a marcar por un lado un futuro diferente, de acuerdo al deseo del corazón de Dios para la vida de cada uno; pero además, esto va a marcar un tiempo especial de sanidad en el corazón, aún por el pasado vivido, hay muchas cosas en nuestro pasado  que nos atormenta y las tenemos en la cabeza y no dejamos de pensar en ello una y otra vez; Dios nos perdona de todas ellas, las del pasado y lo que viene por delante.
No importa si parecía que ya conocían esta verdad, sino que tiene que haber sinceridad y reconocimiento de que hay un profundo deseo en sus corazones de tener una relación con Dios y ya no vivir lejos de Él, de que sea algo real, no de palabra, rito o costumbre, no se trata de ir todos los domingos a la Iglesia para sentirme mejor o calmar mi conciencia, sino que a partir de ahora la relación con Jesucristo sea verdadera.
Eso tiene que ocurrir ahora mismo en sus corazones.
La importancia está no en las palabras, sino lo que Dios está viendo en cada corazón.

Toda la obra de Jesús hecha en la cruz, es mucho más que un hombre dispuesto a morir; hoy entendemos que implica el bienestar de la vida de todo ser humano.
Ser perdonados, transformados, que vivamos una vida nueva cerca de Dios, teniendo relación íntima y estrecha con Dios.
Hoy la sangre y la muerte de Jesús son efectivas en la vida de todo ser humano y ya son liberados de esclavitud, transformados, un amor manifestado en todos aquellos que creen en Jesucristo...
Al comprender lo que la obra de la cruz significa no hace entender que Jesús además de ser Salvador, es Señor en nuestras vidas y las gobierna.
Yo sigo estando convencido de que el mayor milagro que todos podremos ver en el resto de nuestra vida es el nuevo nacimiento, esto es lo más glorioso que podemos ver, porque delante de nuestros ojos a está ocurriendo lo que nadie podría hacer.

Por eso Iglesia, tenemos que aprender a confiar en la obra sobrenatural de Dios y pedirle al Espíritu Santo que haga esta obra, porque a veces nos desgastamos por años en la vida de algunas personas, hablando... Pero si las remitimos al Espíritu Santo y le creemos, Él puede transformar las cosas de un momento a otro. Tenemos que aprender a cree r en el milagro del nuevo nacimiento.
Quiero desafiar a toda la Iglesia a creer que lo que Dios está haciendo es efectivo y es permanente.
Muchas veces creemos que lo que está ocurriendo se va a desvanecer, pero tenemos que creer que va a permanecer, porque si hoy estoy diciendo esto es porque la vida de Cristo permanece en mí, porque la vida de Cristo está en mí, está perfeccionando la obra y haciéndome cada día más parecido a Jesucristo.
Si tenemos esta convicción y oramos de esa manera, veremos la multiplicación que Dios ha prometido, porque seremos parte de ella y estaremos trabajando en pro de lo que Dios habló.


Padre, gracias porque no solamente podemos confiar en ti, sino que cuando ponemos nuestra confianza en ti, respondes de tal manera que delante de nuestros ojos ocurre el milagro del nuevo nacimiento.
Y como Iglesia queremos declarar que cada semilla sembrada en las personas va a dar fruto al ciento por uno.


En el Nombre de Jesús, como Iglesia nos ponemos en la brecha y somos aquellos que queremos interceder y tener una fe segura en ti, de que aquellos que nos rodean y que están pasando por el milagro del nuevo nacimiento son personas que Tú estás alcanzando por tu poder y que tú agregas al Cuerpo de Cristo para formarse como un solo hombre, llegando a la plenitud de Cristo para transformar al mundo que lo rodea.

Por esto declaramos que lo que tú estás haciendo es verdadero y que el diablo no va a robar, en el Nombre de Jesús.
Queremos decirte que te creemos, nuestra fe y confianza están en ti y no en nuestra capacidad, habilidad u obra...
Nuestra confianza está en ti.



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