Llamados a libertad
Daniel Cipolla
03 de January de 1999
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Dios puso una palabra en mi corazón que tiene que ver con que cada uno de nosotros hemos sido "llamados a libertad".
Entonces, yo por el Espíritu de Dios quiero abrir la Palabra y que el Espíritu Santo haga claro lo que yo torpemente no puedo hacer claro, pero él sí, en nuestro espíritu y en nuestro corazón.
Ustedes saben que cuando Jesús estuvo en Nazaret, en su sinagoga, la de su ciudad, dice que ahí leyó al profeta Isaías y leyó palabras tremendas, porque ahí comenzó diciendo: “el Espíritu de Jehová el Señor, está sobre mí, por cuanto me ha ungido para...”
Luego de ese “para”, comienza toda la obra de liberación de Jesucristo y entre todas las expresiones, él dice: "...dar libertad a los cautivos".

El propósito supremo de Jesús, de su obra, de su acción, fue dar libertad a los cautivos. El ser humano está cautivo absolutamente de todo y sobre todas las cosas de sí mismo; bien dijo alguna vez, un prócer argentino llamado San Martín:
"La mayor batalla y la más difícil de ganar, es vencerse a uno mismo".
Parece que algo entendía de la batalla un hombre de guerra, sabía que podía vencer muchas guerras, pero la más dura era vencerse a sí mismo.
Jesús dijo: "Yo he venido a dar mi vida en rescate por muchos".

Así que el propósito supremo de Jesucristo fue libertar a los cautivos.
Él ascendió a los cielos y dijo: "toda autoridad, toda potestad me es dada por tanto: vayan, hagan discípulos a todas las naciones".
¿Qué está diciendo? Así como yo liberté, di vista a los ciegos, sané a los oprimidos, a los quebrantados de corazón, ahora se los dejo a ustedes. No van a pasar aquí la de “kinder garden”, aquí van a tener que trabajar, van a tener que hacer la misión que yo hacía, porque les doy el poder del Espíritu Santo.

Ahora bien, el apóstol Pablo, por el Espíritu Santo, comienza a referirse a “la libertad”.
La carta a los Gálatas, es maravillosa y nos tenemos que alegrar que el Señor tiene todo bien controlado, sabía que esta carta tenía que estar escrita, porque en resumen, habla de la libertad que tenemos en Jesucristo, pero también habla de la lucha del apóstol Pablo en el Espíritu, para que no se permitiera entrar la ley y la circuncisión a la obra de la Cruz.
Había judíos que querían agregar la circuncisión y la ley para poder ser salvos.
Y Pablo dijo: No señores, yo que soy fariseo de fariseos, yo que aprendía bajo el mejor de los fariseos, llamado Gamaliel, digo “que solo la cruz y la sangre de Cristo derramada, tiene salvación y libertad”.
No hay ley, ni circuncisión que le agregue nada al hombre y les digo a todo el que se circuncida, que tiene un problema, va a tener que cumplir toda la ley, porque se está sometiendo, aún cuando Dios le dice: "no te sometas, yo te doy libertad por Cristo Jesús”.
De esto se estaba tratando la cuestión, muy fea y muy difícil, cuando Pablo dice estas palabras en Gálatas 5:

" Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,
y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo."
Gálatas 5:1-2


Pablo está diciendo: “no se sujeten otra vez al yugo de esclavitud”. Aquí se está refiriendo específicamente a la ley y al acto que la ley producía hacia el hombre, que era la circuncisión.
Pero cuando uno lee toda esta carta y habla de "yugo de esclavitud", en el día presente hay mucho yugo de esclavitud, que no son la ley, ni la circuncisión.
Pero para cumplir la misión de dar libertad a los cautivos, no lo puede hacer otro que esté cautivo.

Nunca veremos que un cautivo de libertad a otro cautivo.
Solamente uno libre le puede abrir el candado de afuera.
Si la Iglesia sigue cautiva no puede dar libertad.
Alguno dirá, ¿cómo va a estar cautiva si tiene a Cristo?
Pablo lo dice: ¡Cuidado! si están en Cristo, tienen que permanecer en la libertad de Cristo, porque si no permanecen, van a estar en el yugo.
¿Pero si está Cristo? Claro que sí, pero el andar, el accionar, la fe y las decisiones, nos hacen libres o esclavos.
Esto es muy importante, veamos cómo Pablo define la libertad.

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados;
solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne,
sino servíos por amor los unos a los otros.
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Gálatas 5:13-14


Lo primero que vemos es que vosotros fuisteis llamados a libertad.  
Como fueron llamados a libertad hay tres acciones que ustedes van a desarrollar para vivir, estar en libertad y dar libertad.

Las dos primeras acciones son hacia el pueblo.

* Primera acción
: “no uséis la libertad como ocasión para la carne”.

¿Qué está diciendo con esto? Si alguno de ustedes teniendo a Cristo, anda en los pensamientos, en las intenciones y las decisiones de la voluntad propia, anda en la carne.
Quizá ustedes creen que "la carne", es algo terriblemente malo, no, ese sentimiento que hace amar más a mi familia que al Señor, se llama "carne".
Porque Jesús dijo: “Si alguno ama más a padre, madre, hijo, hija más que a mi, no es digno de mí”.
¡Esto me pega! Pero eso es carne; no crea que la carne es algo horroroso, la carne tiene muy buenas acciones y tiene muy buena voluntad. Pero es la carne.
Jesús dijo: (Pablo por el Espíritu) “No den lugar a la carne”.
Entonces, primera cuestión, no trabajen entre ustedes con la carne, ni con la voluntad propia, ni con los sentimientos propios. Tienen un Espíritu que yo les he dado, anden en ese espíritu.

* Segunda acción: Hacia el pueblo: “Sírvanse los unos a los otros”.

Reciprocidad de amor, porque dice la Biblia que por el Espíritu que nos ha sido dado, se ha derramado el amor de Dios en nosotros.
Lo segundo que dice: “Si andan en el amor de Dios no van a andar en la carne”.
¿Qué va a pasar entre ustedes? Se van a servir unos a otros pero “por amor”. No va haber obligación.
Estas  dos acciones, no son para afuera, son para la Iglesia.
Cuando termina de decir esto Pablo va a resumir todo en la tercera acción, que ya no solo involucra a los hermanos, sino que se despega hacia afuera.

* Tercera acción: “...toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Pablo por el Espíritu, descentraliza la acción de la Iglesia, deja de hablar hacia nosotros y dice, ahora ese amor derramado, no sólo les tiene que servir para no andar en la carne, no sólo les tiene que servir para servirse los unos a los otros por amor, sino que ahora tienen una función, “liberten a los cautivos”.
Mostrándoles que ustedes los aman como así mismos.
El Señor me dijo: En el mundo que estamos viviendo, donde cada uno piensa en sí mismo y en el egoísmo, la fuerza más grande será demostrar con acciones que el amor que tenemos hacia los demás es tan fuerte como el amor que tenemos hacia nosotros y de esa manera vamos a libertar a los cautivos.
Si usted y yo en esta época, pensamos igual que piensan los de afuera, somos cautivos.
¿Cómo liberaremos cautivos? Imposible, porque viviríamos para nosotros, todo el mundo corre, todos de aquí para allá, todo el mundo en la locura del egocentrismo propio... para mí, para mi esposa, para mi familia, para los niños...

La Iglesia de Cristo, se levanta en la contracultura cristiana y dice: ¡No! Yo estoy con los míos y tengo algo más maravilloso que todo eso, Cristo Jesús, ahora por el amor derramado en nosotros, le demuestro a mi prójimo, como algo natural, que le amo como a mí mismo.
Y el cautivo verá y dirá: ¿Qué tiene? ¿Qué hay? ¡No puede ser!
Todos piensan en sí mismos, cómo existe esta persona, piensa diferente, actúa diferente...
Nadie que sea esclavo, ninguna Iglesia local que siga andando en la carne; y que no se sirva por amor los unos a los otros, es libre; y si no es libre, es cautiva; y si es cautiva no puede libertar a los cautivos, aunque hable en lenguas y tenga dones espirituales, no le va a servir de nada.

Primero libre, antes de hacer libre.

Y este va a ser el año de liberación de los cautivos.
Hay que romper las cadenas que nos atan y quiero decir algo más:
Usted cree que conoce las cadenas que lo atan, pero si se pone delante de Dios, él le va a informar de muchas cadenas que usted desconoce.
Pero hay una sola forma de hacerlo, buscar la voz de Dios. ¡Muéstrame y desátame! Llega hasta donde llegues...
Quizá se trate de tu propia familia. ¿Estás dispuesto hasta ahí? ¡Cuántos veo retroceder cuando llega este punto! Este punto hace retroceder a mucha gente, mucha gente retrocede por la familia, dicen no, este precio no lo puedo pagar.
¡Seguirás atado, cautivo!
Cuando digas estoy dispuesto a cualquier precio, serás libre y tendrás la posibilidad de libertar cautivos.
Ahora bien, quiero hacer un paralelismo entre la vida de Israel y nuestra vida.
La Biblia dice que Israel tuvo tres etapas:

    * Estuvo 430 años esclava en Egipto.
    * Luego Dios la liberó, la sacó al desierto por 40 días y tozudos estuvieron 40 años.
    * Y luego de eso entraron a la tierra que fluye leche y miel: esa tierra se llama Canaán.

Lo que pasó con Israel debe ocurrir en la vida de todo buen cristiano. Si usted es cristiano, no se puede salvar de estas tres etapas que Israel tuvo: Egipto, desierto y Canaán, pues aún Jesucristo pasó por las tres.
Usted y yo vivimos en este mundo, llamado Egipto, Babilonia o como usted lo quiera llamar, pero la sangre de Jesús, la cobertura de su sangre, al que se arrepiente de sus pecados, lo saca de Egipto.
Porque la Biblia dice: "Que estábamos bajo la potestad de las tinieblas, pero Cristo Jesús nos quitó de la potestad de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Amado Hijo".

Quiere decir; que cualquiera que con corazón sincero viene a Jesús, es sacado de ese Egipto, que es "un sistema"; a usted no lo sacaron del mundo y ahora vive en el planeta Marte, usted vive en el mundo, pero Cristo vino a sacarnos del "sistema del mundo".
Porque el sistema del mundo tiene el gobierno del mundo que es la democracia, y este sistema no viene de Dios, porque el gobierno de Dios no es democracia, es teocracia.
Pero el hombre necesita de la democracia, porque perdió el Espíritu, no tiene lo interno que lo guíe, perdió la teocracia, porque perdió el Espíritu.
Esto significa que los seres humanos de no haber perdido el Espíritu, no necesitarían la democracia, sino solamente la teocracia, porque el Espíritu de Dios dentro nuestro nos diría que es lo correcto y qué hacer. Pero necesitamos la democracia porque el hombre abandonó la teocracia.
Así que, el "sistema del mundo" no es el "sistema del reino".
El reino tiene otro sistema en todo, en la vida personal, familiar, otras leyes que no son las que rigen al mundo, por lo tanto, cuando Dios quitó al pueblo de Egipto y lo puso en el desierto, le dio leyes.
¿Por qué? Porque les dijo, “acá no va a ser como en Egipto, allí eran esclavos y el desierto es el camino a la libertad”.
¿No podría Dios, haber elegido mejor camino? Si podría.
¿Por qué no lo hizo? Vamos a ver porqué no lo eligió, pero antes quiero mostrarles algo:
Cuando Jesús fue tentado, ¿Dónde lo fue?
En el desierto, durante cuarenta días. Pero salió de ese desierto, dice la Biblia, en el poder del Espíritu.
¿Qué quiere Dios con la Iglesia?

Todo cristiano entra al desierto e inmediatamente se preguntan, ¿por qué entre al desierto? Porque “es de Dios”.
Aunque siempre pensamos que lo mandó el diablo.
Iglesia "lo mandó Dios", "envuelto para regalo el Señor le manda su propio desierto, el que usted necesita", para enfrentar al diablo cara a cara y decirle "no te voy a servir", a Dios "solamente adoraré". No voy a ser prosperado como tú quieres, diablo, yo creo en el gobierno del reino, creo en lo que Jesús hizo sobre mí, creo y no me voy a mover como el mundo se mueve.
Y salimos de ese desierto, como Jesús: "En el poder del Espíritu Santo".   

Ahora la Biblia dice: todo esto era para entrar a Canaán.
Respecto a lo siguiente, algunos teólogos van a decir "sáquenlo", pero:

Hay dos Canaán:


* Primera: dice la Biblia que tenemos la Jerusalén celestial, que no está hecha por manos de hombre.
¿Usted y yo pensamos llegar allí? Ahora, ¿la tenemos merecida? No, pero nos hemos cubierto con la sangre de Jesús y está asegurada, no por nosotros sino por Dios.
Dios asegura que todos los comprados por la sangre de Jesús, estarán eternamente con Él, claro que no todos en la misma posición, porque también dice que: "vamos a ser juzgados de acuerdo a nuestras obras".
Es decir, que algunos que hicieron una casita aquí en la tierra muy bonita y muy fuerte, y otros: "sobreedificaron sobre heno, hojarasca" y dice que con todo eso Jesús va a usar un elemento que se llama "fuego".
Si todo lo que hice en mi vida terrenal se quema, dice que voy a ser salvo, pero "por un pelito", va a ser "salvo así como por fuego"; te dejara entrar porque le das lástima, eso dice la Biblia.

Así que la salvación, no está asegurada por nosotros, sino por Jesús. Esa es la Celestial. Algunos podrán decir "me dio una buena noticia", aunque sea voy a entrar así, pero Dios no quiere que usted entre así.
Usted tiene la posibilidad de edificar fuerte, para entrar y decir:
"Señor, cual es la corona que me toca, te he servido con todo mi amor, he escuchado tu voz".

* Segunda: la Canaán terrenal, y ese es el punto que quiero tratar. Estamos en el desierto, pero hay preparada para cada uno de nosotros "una tierra que fluye leche y miel", no en los cielos, en la tierra, y depende de nuestro andar.
Estas son las dos Canaán.
Una asegurada por Jesús, nadie nos la puede quitar, la otra si nos la pueden quitar, porque depende de cómo andamos o no en fe, andamos o no en pos del Señor.
Por eso vemos mucha gente, "cristianos" viviendo por años como miserables, derrotados, destruidos, porque nunca han gozado de los deleites de la Canaán.
¿Qué quiere decir, que en esta Canaán, no vamos a sufrir circunstancia?
No quiere decir eso, al contrario, en esta Canaán vamos a sufrir circunstancias, porque para tomarla hay que luchar con los gigantes, para tomarla hay que luchar.
Pero hay una promesa, que en esa Canaán, en la cual usted va a luchar, usted va a disfrutar en medio de las circunstancias.
Por eso el Salmista dice:

“Aderezas mesa delante de mí
(¿En las arenas del Caribe? No.)
En presencia de mis angustiadores”.


La Iglesia no ha tenido el carácter y la fortaleza de pararse ante las circunstancias y decirle al enemigo: "Dios me está aderezando mesa, mientras tú me tratas de oprimir".
En cambio, lloramos por la opresión, la circunstancia o por todo los que nos rodea y el enemigo se burla de nosotros, porque nos quejamos en lugar de declarar lo que ya tenemos, y dice: "no tiene Canaán en su corazón".

Canaán es un estado espiritual. Es un estado que cada creyente debe conquistar, para ser llamado a libertad y para que liberte cautivos en este tiempo, porque es la tarea de la Iglesia.

Ahora bien quiero veamos algunos ejemplos de dos cosas: El espíritu de esclavo y el espíritu de libre.



1) El espíritu de “esclavo”

El mayor problema que tuvo Moisés fue "el espíritu que gobernaba al pueblo".
¿Si ustedes hubieran estado 430 años esclavos?...
Y viene un "loco" que le dice que "lo viene a libertar porque Dios le habló". ¿Qué le diría?
¡Moisés! Vuelve a tu casa, toma unas aspirinas, duerme bien en la noche, porque hay un problema, nosotros hace 430 años que estamos acá haciendo ladrillos con paja y barro.
¡Y tú vienes a decir que Dios se acordó de nosotros!
El mayor problema de la Iglesia es que Dios ahora dijo "Voy a hacer por mi pueblo lo que nunca antes hice y los voy a sorprender"
El pueblo, la Iglesia, dice: "hace dos mil años que más o menos andamos, lo estamos llevando bien, ya sabemos como Dios actúa y ahora nos vienes a decir que Dios quiere hacer algo nuevo que no hizo hasta ahora, no te creemos"
Ése fue el mayor problema de Moisés, hacerle creer al pueblo, “que Dios iba a actuar con portentos, maravillas y milagros por ellos”.
Cuatrocientos años haciendo ladrillos ¿Por qué iba a cambiar esta situación?
Es una mentalidad de esclavo, el problema no está afuera, está adentro.
Tiene una mentalidad y un corazón de esclavo, es por eso que cuando Dios habla, no le pueden creer.

Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino
de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios:
Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.
Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo.
Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.
Éxodo 13:17-18


¿Por qué tenemos desierto? Porque somos miedosos.
Dios dice: "Si mis muchachos ven la guerra, van a querer volver a Egipto, por ahí no los puedo llevar".
El camino que estaba cerca y fácil, no puede ser; y ustedes dirán.
¡Porque Dios es tan severo! No, porque Dios sabe que si nos lleva por ese camino, nos volvemos.
“Lo primero que puede ver en el corazón de esclavo es que le tiene miedo a luchar”
Hay gente que no entra porque no se quiere meter, dicen "este no es mi problema, ni mi batalla", que luche otro, no querían luchar, en el corazón, preferían la tranquilidad de Egipto.
Y dijeron a Moisés:

¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?
¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios?
Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación
que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto,
nunca más para siempre los veréis.
Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
Éxodo 14:11-14


Esto trae la esclavitud: “Esclavo pero seguro”
¡Me hubieses dejado tranquilo Moisés, te hubieses ido con tu locura a otra parte, porque ahora tenemos problemas, estamos saliendo pero solamente hay problemas en este desierto!
Es decir, queremos seguridad, el pueblo prefiere seguridad dentro de una cárcel, que afrontar la vida afuera.
Vamos a entender por qué este pueblo no entró a la tierra prometida.
¿Por qué Dios es muy severo? No.
Es porque Dios quería dar algo que ellos no quisieron tomar. Esclavos, pero seguros.
“En este círculo me muevo bien y sé donde lo hago”. Si lo sacamos del círculo, ¡Qué miedo! No me saquen de lo que sé hacer porque “no puedo”...
Pareciera que el poder del Espíritu Santo que habitó en Cristo, resucitándole de los muertos, no habitara en ese creyente, si dice que “no puede”.

Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra
Moisés y Aarón en el desierto;
y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto
por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos
a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos;
pues nos habéis sacado a este desierto
para matar de hambre a toda esta multitud.
Éxodo 16:2-3


Añoran la comida del esclavo.

Ésta es la Iglesia de hoy en día, cuando usted añora la forma en la que el mundo se mueve, usted añora lo que el mundo come.

Si ellos prosperan así, ¿por qué nosotros no? Si ellos se divierten así, ¿por qué nosotros no lo hacemos igual? Si piensa así, su corazón está en Egipto. 
No importa si Dios lo rescató, porque a usted le agrada lo que al mundo le agrada, por lo tanto está en el mundo.
Con Cristo presente, pero estamos en el mundo, estamos sujetos a yugo de esclavitud, añoran la comida de la esclavitud.
Nunca he visto algo más tremendo que esto, pero está en la Escritura, está hablando del maná:

Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?
porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo:
Es el pan que Jehová os da para comer.
Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer;
un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno
para los que están en su tienda. Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más,
 otros menos; y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho,
ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer.
Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.
Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día,
y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.
Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer;
y luego que el sol calentaba, se derretía.
En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno;
y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.
Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo,
el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy,
y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.
Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado,
y no se agusanó, ni hedió. Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo
para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. Seis días lo recogeréis;
mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.
Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.
Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?
Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días.
Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.
Así el pueblo reposó el séptimo día.
Éxodo 16:15-30


En este pasaje vemos algo tremendo: “El pueblo es esclavo de sí mismo, de su propia manera de hacer las cosas”. Esto se titula “a mi manera”...
¿Qué pasa con el dinero? Se va.  Porque no sabe darle a cada cosa su lugar y a cada cosa su tiempo.
¿Qué pasó? Se pudrió, y el sexto día dijo Dios, “hoy para dos días”, porque mañana nadie trabaja, descanso para la tropa.
Pero ellos dijeron “Es que si no abro mi negocio el domingo”...
“¡Es el día que más gente tengo, Pastor! No puedo cerrar mi negocio el domingo, porque...”
Y el Señor dice: ¿Hasta cuándo van a hacer su voluntad? No se dan cuenta que las leyes de mi Reino, no son las del mundo. Si ustedes vienen a las leyes de mi Reino, Yo los voy a prosperar.
¡El domingo es el día de la familia, tenemos muchos compromisos, por eso tengo que irme rápido y no puedo servir!  
¡En la mañana tengo otro compromiso y en la noche otro!
¡Solo tengo estas tres horitas, después tengo muchos compromisos!

...Toma tu lugar, recibe el día del Señor con alegría y Yo te voy a prosperar.
Esto es ser esclavo de sí mismo, del propio proyecto de vida y que no me diga el pastor que tengo que cambiar el proyecto de vida, no.
Eso me ofende hasta los huesos, porque no puedo hacer eso.
Pero Dios te está diciendo: ¿Hasta cuándo no me vas a querer oír? Es esclavo. La mente que tiene es esclava; no es libre, está cautivo. Porque está cautivo con compromisos con los demás y no con compromisos con el Señor, está cautivo de sus propios compromisos.
Esto es un ejemplo para la sociedad del día de hoy.

Dios nos dio una forma de trabajar y bendecirnos, una forma de prosperar.
Hay un precioso Salmo que dice que “Dios a su amado le da el pan cuando duerme”.
Pero el hombre cree que cuando más hace, más va a prosperar.
La prosperidad viene de Dios y esa prosperidad por la que usted se mata trabajando, no viene de Dios, viene del diablo; y el diablo así como se la da, se la quita.
Y así lo tiene más afanado, turbado, escucha menos la voz de Dios y sigue siendo aquel que abofetean de los dos lados continuamente; como no escucha, lo único que hace es dedicarse a trabajar. ¡Porque no puedo, yo tengo que ser responsable de mi trabajo! ¡No tengo tiempo...! ¡Nunca tiene tiempo!
Dios está siempre en el último lugar, porque no entiende. El método de Dios, es otro; éste es un pueblo esclavo de sí mismo.

Tome cada uno de estos pasajes como una fotografía, porque una es para usted, pero lo tiene que tomar porque hoy lo vamos a romper. ¡Tome una y diga esta es la mía! Porque hoy la vamos a romper.
Este sistema no va más, voy a tomar otro sistema.
Esto es muy importante: “Cuando uno está esclavo, está ciego”

Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo,
y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!
Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde,
de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;
y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
Números 11:4-6


“Hay que estar ciego”... ¿Cree que comían de balde? Cómo de balde, si entregaban su vida siendo esclavos y haciendo ladrillos para otro reino, pero el ciego esclavo dice: yo comía de rico y de balde.
Así está la gente cuando se dedica nada más que a su prosperidad y a su trabajo. Dicen: ¡Estoy muy bien económicamente!
Sí, pero estás entregando tu vida y eres esclavo de eso.

Estás esclavo y estás queriendo la comida de Egipto y dices que la comes de balde, cuando tus hijos están entregando la vida desde pequeños a los latigazos del capataz.
¡De balde estamos comiendo!

Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.
Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel;
y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto;
o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra
para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa?
¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro:
Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.
Números 14:1-4


Cuando uno es esclavo desconfía de Dios.
Por eso usa sus propios métodos, y cuando usted hace esto, desconfía de Dios.
Ellos dijeron: “Dios nos trajo aquí para matarnos, a nuestras mujeres y nuestros niños” “Vamos a elegir un capitán, vamos a volver a Egipto que allí vamos a estar mejor”. Desconfían de Dios, están ciegos.
Como tienen mente y espíritu de esclavo, están ciegos.
Pero en todo este proceso vemos que: Dios les abrió el mar, le daba maná, les trajo carne, les sacó agua, los cubría con una nube, les decía cuándo tenían que parar bajo la nube, les ponía una columna de fuego, estaban viendo todos los días la mano de Dios... Pero dijeron: “Jehová nos trajo para matarnos”.
Resulta que Dios te pone una nube para darte fresco en el día y en la noche fuego para darte calor ¡Y Dios te quiere matar!
¡Que abusados! ¡Eran muy vivos! ¡Como nosotros, Dios nos trajo para matarnos! Ante la primer circunstancia... ¡Mente de esclavo! ¡Espíritu esclavo!
Después que tuvieron que ir a la tierra prometida y no obedecieron ¿Qué pasó?

Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte;
pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte,
y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.
Números 14:44-45


¿Qué pasó? Después de haber llorado y que Dios dijera “ninguno va a entrar en la tierra” ¡se arrepintieron!
Le dijeron a Moisés: “estuvimos muy mal anoche, así que ahora vamos a subir” y Moisés dijo: —No, este es un error peor que aquél, ahora Dios no está entre ustedes—.
Pero ¿cómo es un esclavo? Es obstinado, cree que la sencilla obediencia le alcanza, cree que la obediencia no está ligada al corazón, eso se llama “obstinación”.
Cuando se obedece sin que la obediencia surja del corazón: es obstinación.
Ellos solo obedecieron porque se habían equivocado, nada más, pero en el corazón no estaba la obediencia, nunca estuvo.
Por eso Moisés les dice: “si van, serán derrotados”. Efectivamente, volvieron derrotados; y algunos dirán ¡Pero si obedecí a Dios!
¿El corazón lo obedeció, o el cuerpo fue nada más arriba a obedecer? ¡Y yo obedecí lo que usted me dijo! No, solo obedecieron lo que le dijeron y quiere que Dios le de victoria... Olvídese.
Porque la obediencia, surge de una profunda convicción del Espíritu Santo en el interior del creyente, esa obediencia es la que Dios toma.



2) El espíritu de “libre”

Si no tenemos ese espíritu “libre”, no vamos a poder “libertar” cautivos.


Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra,
 rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo:
La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.
Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará;
tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová,
ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan;
su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.
Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.
Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel.

Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí,
yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
Números 14:6-10; 24


¡Dos personas!...
La democracia: se equivoca, porque dice que la mayoría tiene la razón.
La teocracia: dice que había dos millones de personas que estaban equivocadas.

Si la opinión de los dos millones estaba equivocada y sólo dos tenían la razón, ¿Qué dijeron esos dos? “Dios dijo que entremos”.
Ellos no tienen fuerza, ni amparo, nosotros somos bajitos, pero nosotros los vencemos y Dios se va a glorificar, porque no es lo grande, sino que Dios está con nosotros.
¿Qué hizo el de la mente de esclavo?
Lo quiso matar.
Resulta que: a los hombres que hablan la verdad de Dios, en lugar de decirles estamos equivocados, tenemos que arrepentirnos, les dicen: ¡no! estamos bien parados aquí, tenemos todas las circunstancias a nuestro favor, hay gigantes, muros, no podemos, acá tenemos mujer e hijos que cuidar y como somos padres responsables ¡no vamos!
...¡Que lindo cuidas de tu familia!

Ahora Dios te dice:“Tus hijos se van a quedar sin padres, porque todos ustedes van a morir en el desierto y ellos van a entrar”.
¿Usted no cree que gran parte de la Iglesia esta esclava?

Yo le digo que sí. Nuestras mentes están esclavas.
Porque estamos diciendo: ¡Mira lo que me pasó! ¡Y ahora esto...! ¿Y ahora, cómo voy a hacer? Tengo tal problema, tengo deuda, y no se cómo lo voy a enfrentar, por lo tanto: “mejor me quedo en el sillón y espero “la salvación viene de Jehová”...

El Espíritu Santo va a venir sobre usted y le va a dar poder y fuerza para encontrar la salida.
¡No! Esperemos... Si así lo destinó Dios, qué voy a hacer, cómo lo voy a cambiar, no sé cómo voy a enfrentar esta circunstancia...
Y empezamos a llorar por las circunstancias; esa es mente de esclavo.
Significa: Que no tenemos autoridad, no tenemos poder y que no tenemos un Padre en el cielo que me dice: “Que aún las aves de los cielos él las alimenta”.
No creemos esa palabra si hablamos así, esto es miedo, la esclavitud siempre trae miedo, en cambio la libertad me dice: “Con este problema puedo” porque Dios está conmigo.
¿Cómo voy a hacer? No lo sé, pero sé que lo voy a hacer, porque Dios está conmigo.
Hay un espíritu interno que nos mueve a otra cosa, pero lo que me llama la atención es:

Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido
según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura?
Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará
el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
Gálatas 4:28-31


¡Hijo de Dios tienes un esclavo adentro que si no lo echas te mata!
Jesús vino y dijo: “Arrepiéntanse, el reino de los cielos se ha acercado”... Con sólo mi sangre ustedes son libres.
¿Qué hicieron los fariseos? Le dijeron ¡Muéstranos tus credenciales!
¿De dónde vienes, a dónde vas, qué es esto que haces, de dónde salen los milagros? Hasta que hicieron un complot para matarlo.
¿Qué hicieron con Josué y Caleb?
Los quisieron apedrear, y no los apedrearon porque la Gloria de Jehová apareció.

Con Juan el Bautista, cuando le dijo, “No te es lícito tener la mujer de tu prójimo, esa es la mujer de tu hermano, no es lícito tenerla”, el gobernante dijo: —éste no me conviene, este profeta dice lo que no quiero escuchar, hay que buscarle la forma de cortarle la cabeza—... Y se la cortaron.
El hijo de la esclava sigue persiguiendo al hijo de la libre.
Eso está pasando, y si usted es hijo de la libre, espere esto, espere persecución.
Ahora que entiende esto, por dentro tiembla y dice: “mejor me quedo como estoy”. “Si así estamos bien igual”.  Éste es el problema de la Iglesia.
Cuando le digo que hay un precio, no nos atrevemos, “mejor designemos al capitán y volvamos a Egipto”.
Esto de que me persigan porque voy a hablar la verdad, no nos gusta, está muy peligroso, e inmediatamente decimos ¡Esto no es para mí!
El hijo de la esclava sigue persiguiendo al hijo de la libre.
Pero cuando no permanecemos en la libertad que Cristo nos dio, nosotros mismos dejamos entrar la esclava adentro, y ése es el problema.
Por eso el Señor dice: Echa a la esclava fuera y a su hijo.
Con esa mentalidad de esclavo no hay conquista, no hay cautivo libre.
Es una mentalidad que tienes que quitar de tu mente y corazón: La mentalidad de esclavo.

¿Cómo se maneja un esclavo? Según las circunstancias.
¿Cómo se maneja el libre? Confiando y poniendo por obra la promesa de Dios.
Usted cuando tiene una situación, ¿cómo actúa? Según la circunstancia o en lo que Dios promete; y que lo que él promete se cumple.
—Yo pongo por obra lo que Dios promete y él me va a dar la salida—.
Eso es una mentalidad y la otra.
Para resumir uno y otro espíritu vamos a ver dos pasajes:

A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos.
Hebreos 3:10


Todo el pueblo de Israel, ¿era pueblo de Dios? Si, pero nadie del pueblo de Israel, salvo dos hombres, Josué y Caleb, andaban detrás del Señor.
Eso demuestra, que usted puede ser del pueblo de Dios, pero eso no significa que ande detrás del Señor.
Andaban vagando en su opinión, en lo que me parece, en la forma de vida, en la cultura que me enseñaron, en lo que creo que es correcto o incorrecto, pero como no lo ponemos a la luz de Dios, no se sabe...
Y seguimos viviendo así, no dejamos que Dios llegue a lo profundo y me diga “esto no es así, no lo quiero más”. Y aunque no esté equivocado, Yo no lo quiero más.
Listo Señor y punto, mi prioridad eres tú.

Dice: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos”.
Adentro de ellos no había camino de Dios, había camino de esclavitud, ese es el espíritu clave del esclavo. Es pueblo de Dios, pero no iban en pos del Señor, no conocían los caminos del Señor.



La característica del espíritu del hombre y la mujer libre:

Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí,
yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
Números 14:24


“Otro espíritu”: Quiere decir, no el de esclavitud que tenían todos los demás.
Dios no se equivoca, porque seguramente algunos se dirán: Moisés y Aarón, estaban con Josué y Caleb, no es lo que dice la Biblia.
La Biblia dice: que Moisés y Aarón, también se quedaron en el desierto.
En los únicos dos que la Biblia dice que había otro espíritu, es en Josué y en Caleb.
¿Por qué? Porque “Decidieron ir en pos del Señor”.
Cuando nos aferramos a los rudimentos del mundo, cuando no permitimos que la mente sea renovada por el Espíritu, nos vamos a quedar siempre en esclavitud y no vamos a llegar a la dimensión donde el Espíritu Santo hace que Cristo Jesús sea todo en todos.

Usted y yo estamos: “llamados a libertad”
.
Ahora, si andamos en la carne, si no renovamos la mente, si justificamos nuestras obras, si justificamos nuestro andar en vez de arrepentirnos, somos esclavos, no libres, estamos sujetos a un yugo.

Pablo dice: “cualquiera que entrega su miembro, es esclavo de aquél que lo domina, sea de: la gracia o sea del pecado”.
Es esclavo, aunque esté en Cristo, porque usted está entregando lo que Dios rescató a otro señor, llámese como se llame.
Para entrar al año de liberación de los cautivos hay una primera decisión: Hay que quitar una mentalidad.

La Iglesia ha vivido con una mentalidad esclavista, siempre por debajo, porque siempre dice que “no puede”, “no hay opción”, “los enemigos son muy grandes”, “la carne es débil”, “no podemos cambiar”, “oré al Señor, pero no puedo”...
Dios le dijo a Caín antes que la era del Espíritu Santo estuviera: “El pecado está a la puerta, se que quieres matar a tu hermano, pero en ti está el poder para vencer”.
Dios le avisó que no matara a su hermano y le dijo que en él estaba el poder. Caín haría como mucho de nosotros: “no puedo hacer otra cosa, cedí, soy débil y maté a mi hermano”.
Eso hacemos nosotros y nos justificamos, pero Dios nos dice: “En ti está el poder que resucitó a Cristo de los muertos”.
¿Cree eso? Si cree eso, deje de ser esclavo de la circunstancia, de la economía, de la familia y de todo lo que le dicen los demás.

Sea esclavo de Jesucristo y va a ser libre.
No es esclavo del jefe, no esclavo de la familia, ni de la empresa, sino esclavo de Jesucristo; y como es su esclavo, sabe dónde está parado y sabe lo que puede conquistar.
Hoy nos toca una decisión muy importante, yo estoy convencido que el Espíritu Santo no trae este mensaje para ilustrar la vida, estoy convencido que si lo trae, es porque éste es nuestro problema.
Dios nunca anda dando vueltas, cuando es un cáncer Dios no dice que es un resfrío, dice que es un cáncer.

Si Dios está diciendo hoy “quita la mentalidad de esclavo”, quiere decir que hay “mentalidad de esclavo”, puede ser en muchos aspectos, pero hay “mentalidad de esclavo”.
Pero la decisión y el poder están en ti, Dios dice te he dado el poder para salir de esta esclavitud, ¿que vas a hacer?

¡Si vamos a libertar cautivos! ¡Si vamos a conquistar! Quitemos la mentalidad de esclavo.

Tú no estás bajo el gobierno del mundo, tú tienes un gobierno superior con otra fuerza, otro poder que no es el del mundo, sobre ti gobierna el Reino de los cielos.
Es una decisión muy seria, muy importante, y con estas personas Dios puede contar para conquistar, porque el que no quita este espíritu, por más que suba a conquistar va a ser derrotado por el enemigo; pasó con Moisés, se obstinaron y fueron derrotados.
Dios quiere hacer una obra, quitar esta mentalidad, él la quiere terminar... Que lo pueda hacer hoy.
Hace tiempo que Dios viene hablando de un mensaje por un lado y por otro, y lo viene haciendo porque quiere terminar una obra con algunos de los que lo reciben.
Pero todavía estamos permitiendo que la cultura, la forma familiar y lo que pensamos en nuestra carne nos domine. Es la hora de romperlo, es la hora de salir de esa esclavitud.
Esto significa decisiones y en este momento el Espíritu Santo, está poniendo en el corazón aquellas decisiones que deben ser cambiadas, hay rutinas de vidas que van a ser cambiadas. Si vas a ser libre!
Sino, vas a seguir esclavo. Si tú te paras y sigues con la misma rutina de vida, vas a seguir esclavo.
Hay rutinas de vidas que tienen que ser literalmente cortadas y piensan que se va a enojar fulano... y a aquél... y esto no va a gustar...
Pues es así, se van a enojar, no va a gustar, así es. Pero vas a empezar a agradar al Dios del cielo y vas a ser libre de lo que te está atando.

Deja al Espíritu Santo obrar.

Yo puedo predicar este mensaje, pero no hay poder en mí, sino en el Señor para sacarnos de la esclavitud.
Un ejército que ya no está esclavo, no le tiene miedo al enemigo, esa será la señal que tendrán en su corazón.

Es más, cuando el enemigo venga como río, la fuerza y la ira del Espíritu, vendrá dentro de ustedes y dirán “Una vez más lo voy a vencer”.
No habrá temor, habrá una seguridad tan plena de saber y dirán ¡Sí Señor, no tengo temor al enemigo! No me va a oprimir, no va a cambiar las circunstancias, yo lo domino a él y no él a mí.

Señor, te pido por cada uno de los que están tomando esta decisión; y queremos como Iglesia ir hacia la conquista que nos has puesto por delante, en esta hora.
Tú, Espíritu Santo pide decisiones, ahora en el Nombre de Jesús, cada uno exprésele al Señor las rutinas y las cosas que va a cambiar a partir de hoy, de esta decisión que va a cambiar, no le pida a Dios la fuerza, Dios ya le dio la fuerza, solo diga: “lo voy a hacer en el Nombre de Jesús”.
Que Dios escuche claramente lo que usted va a romper delante de él.
¡Basta de lo pasado! Señor, porque vamos a otra dimensión tuya.

En un momento de esta ministración les entregue una foto que marcaba su situación, pero ahora en el Espíritu, rompa esa foto y diga no más soy esa persona.
Dígale al diablo ya no soy más ese esclavo, no vas a jugar más conmigo.
Ahora en el poder de Jesús, rompo con esa imagen que tú has hecho de mí y voy a permitir que Dios haga la imagen de mí que él quiere, la que él tiene pensada para mí.

¡Oh Padre! En el Nombre de Jesús, ahora derrámate con tu Espíritu, desciende sobre cada uno con un bautismo nuevo de tu Espíritu y de tu amor, rompe la rutina, rompe las cosas que nos atan, rompe la mente de esclavo, rompe el espíritu de esclavo, rompe lo que nos ata a las circunstancias y a cada cosa sobre la faz de la tierra.
En el Nombre de Jesús, danos alas para volar por las alturas, para estar sobre las circunstancias, para dominar en Cristo Jesús, en todas las cosas sobre la faz de la tierra. Tomaremos leche y miel, porque en tu Canaán, fluye leche y miel.
En el Nombre de Jesús, Amén.




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