Libres de la religiosidad
Hernán Cipolla
04 de October de 2015
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Hace apenas una semana estábamos en Maracay, Venezuela, disfrutando de un precioso tiempo en el Señor, en su presencia y en la comunión con la Iglesia en aquel lugar. Y mientras ministraba la Palabra, el Señor me dio algunas cosas para compartir, entre lo que estaba diciendo, las cuales luego me llevó a profundizar un poco más, y hoy vamos a analizarlas y a verlas juntos por la Palabra, pero quiero comenzar diciendo lo siguiente: Los seres humanos tenemos una tendencia, la tendencia es buscar siempre una forma para hacer las cosas. Tratamos de buscar un camino, una manera, para actuar de acuerdo a las circunstancias y para desarrollar nuestra vida; obviamente eso hace, en muchas oportunidades, que nos volvamos rutinarios, ¿por qué? Porque una vez que adoptamos una forma, una manera de hacer algo, lo seguimos haciendo siempre de la misma manera. Es muy raro que las cosas de todos los días las cambiemos, busquemos la manera de cambiar lo que estamos haciendo, o la forma en lo que estamos haciendo, pero en los asuntos espirituales, las formas dan lugar a la religiosidad.

Cuando en las cosas espirituales comenzamos a adoptar formas en nuestra vida, para llevar a cabo lo que es del Señor, esas formas traen religiosidad, porque en definitiva están escondiendo algo que es más profundo, y obviamente que para los hijos de Dios, no hay ninguna forma que nos permita hacer las cosas espirituales como Dios quiere, porque lo único que nos permite llevar a cabo la voluntad del Señor en todos los asuntos espirituales, es la guía del Espíritu Santo.

Pero yo quiero que veamos esto juntos por la Palabra, por favor busquen Mateo, el capítulo 6desde el versículo 5. Mateo 6, desde el versículo 5, yo voy a leer en la Nueva Versión Internacional; Mateo 6, desde el versículo 5, dice así:

"»Cuando oren, no sean como los hipócritas,
porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas
y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea.
Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto,
cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto.
Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles,
porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.
No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan
antes de que se lo pidan."
Mateo 6:5-8

Hasta aquí por el momento, pero no cierren su Biblia. Si ustedes se dan cuenta, Jesús comienza a hablar con sus discípulos sobre la oración, pero dice cosas muy concretas y muy determinantes, pero Él para hablar y para enseñar, trae el ejemplo de personas que rodeaban al pueblo, que eran conocidas por la gente de ese tiempo, y que la gente los veía actuar de una determinada manera, eran los gentiles, eran los maestros de la ley, eran los fariseos. Y Jesús los cataloga con una palabra, y dice en el versículo 5, no sean como los hipócritas.

Lo primero que hay que notar aquí, es que cuando adoptamos una forma para hacer las cosas espirituales, esa forma denota que en nuestro corazón hay algo de hipocresía.
¿Qué es la hipocresía? Es ponerme una careta para mostrar algo que realmente no lo soy, de hecho de allí viene la palabra, y si ustedes buscaran esta palabra en el original en que fue escrito, se darían cuenta que era una palabra usada para que se llevara a cabo alguna obra teatral. Así lo hacían los griegos, y un hipócrita era ese actor que adoptaba un personaje y necesitaba ponerse una careta, en ese tiempo ni siquiera podía interpretar el personaje con su cara normal, tenía que ponerse una máscara para interpretar el personaje. Quiere decir, que eso indicaba que estaba dando a entender, que no era él a quien estaba interpretando, no estaba representando su propia vida, estaba representando a alguien más, la manera de actuar de alguien más.

Pero lo segundo que nos demuestran las palabras de Jesús, es que a esos hipócritas les gustaba tomar una forma, ¿cuál era la forma en este caso? Orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, y dice después, para que la gente los vea.
Lo segundo que demuestra, es que cuando adoptamos formas para llevar a cabo los asuntos espirituales, esa hipocresía está alimentando una cierta necesidad de reconocimiento, de ser visto, de que alguien más pueda ver cuánto valgo.

Por eso, Jesús sigue hablando de la oración y para enseñarle a sus discípulos, se va al polo opuesto del ejemplo que Él mismo puso, porque dice después, pero tú cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto, así tu Padre que ve lo que hace en secreto te recompensará.
Es decir, cuando tú ejercites una acción espiritual para honrar a Dios y para estar en comunión con Él, que esa acción nazca de tu interior, pero que no sea una acción para que los demás, necesariamente te vean lo bien que lo haces, hazlo en secreto donde nadie te ve, porque donde nadie te ve, vas a terminar siendo tú mismo delante del Señor, y no vas a estar interpretando un personaje para intentar cautivar el corazón de Dios, buscar una respuesta de Dios, o bien que otras personas digan qué bien que lo hace.

Fíjate la diferencia, entre adoptar una forma y hacer las cosas desde la intimidad para con el Señor, porque dice con respecto a estos hipócritas al final del versículo 5: les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.
¿Sabe lo que nos demuestra esto? Que cada vez que intentamos tener acciones espirituales adoptando una forma, y como dije antes, esa forma está impulsada por la hipocresía que estamos guardando en el corazón, está buscando un reconocimiento, y en definitiva, es aliada a la forma de la religiosidad. Al hacerlo de esa manera Dios no puede ni va a intervenir, la misma forma trae consigo su propia recompensa, no puedo esperar nada del Señor, la recompensa está en la misma forma en que he intentado hacer lo que es de Dios.
¿Cuál es la diferencia cuando hacemos las cosas desde la intimidad de nuestro ser para con el Señor? Dice, al final del 6: así tu Padre que ve lo  que se hace en secreto, te recompensará.
¿Quién recompensa en este caso? el Padre. Es el Padre el que actúa porque ha visto en la intimidad de tu corazón.

Por eso amado, cuando leemos esta Palabra, tenemos que ir mucho más allá de la imagen que nos hacemos en nuestra mente, con respecto a lo que significa tener un cuarto en la casa y cerrar la puerta del cuarto en la casa, es mucho más, porque sino, ¿sabes qué va a pasar? Vamos a hacer del cuarto una forma, otra vez.
Cuando Jesús está diciendo, entra a tu cuarto y cierra la puerta, está diciendo mucho más allá de un lugar físico donde me voy a encerrar para orar al Padre; está diciendo, no permitas que nada entre a esa intimidad que perturbe lo que tienes que nacer desde tu espíritu para con Dios.
No permitas que nada ni nadie pueda venir a molestar lo que el Padre quiere recibir y escuchar de ti que salga de tu corazón, que sea sincero para con Él, que Él pueda saber que lo que estás diciendo, es algo que realmente lo que quieres decir.
Por eso, sigue diciendo el 7, y al orar no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.

¿Tú quieres distinguir cómo sobre todo los adultos, aún sin querer adoptamos formas? Escúchate orar cuando estamos en medio de la congregación y escucha a un niño orar cuando está en medio de la congregación. El niño dijo en una frase lo que nosotros necesitamos quince minutos para decir, porque el niño no da vueltas, el niño va a lo que va y así lo hace en todas las áreas de su vida, cuando quiere algo se lo dice a los padres mientras que es niño, pero en la medida aún que los padres los vamos guiando, los vamos enseñando o los vamos estructurando, el niño entonces empieza a tomar la forma que nosotros le damos y muchas veces pierde la legitimidad de su sinceridad ¿Por qué? Porque nosotros mismos lo empezamos a encerrar en una forma.
Por eso dijo Jesús, cuando oren, no usen un montón de palabras, no hablen por hablar, porque ellos, los gentiles, piensan que por esas muchas palabras Dios los está escuchando.
Pero fíjense lo que dice después, versículo 8, no sean como ellos porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan  antes de que se lo pidan.

Amados, ¿ven qué es mucho más que encerrarse en un cuarto? Es que la intimidad de nuestro corazón esté en comunión con el Señor permanentemente, de tal manera que Él sabe por anticipado lo que necesitamos sin siquiera abrir nuestra boca.

Para aquellos que tenemos una responsabilidad espiritual, porque el Señor nos ha delegado autoridad, esto todavía es mayor, porque así como puse el ejemplo recién de los padres con los hijos, nos ocurre a todos aquellos que tenemos autoridad espiritual, no importa en qué grado o a qué nivel, pero si tenemos autoridad espiritual, dentro del cuerpo de Cristo, tenemos que saber que hay personas que nos están viendo y están recibiendo de nosotros lo que nosotros impartimos; cuando yo transmito una forma desde la autoridad espiritual que el Señor me ha dado, estoy provocando que aquellos que me ven y necesitan tomar un modelo, adquieran la forma y seguido a la forma empiecen a tomar el camino de la religiosidad.
Es una línea delgada, porque el no adoptar formas, en las cosas espirituales, no significa ser indisciplinados, en las cosas del Espíritu tenemos que ser disciplinados, en los asuntos del Señor tenemos que ser firmes en lo que hacemos, en lo que decimos y en lo que determinamos, pero no podemos seguir una forma, tenemos que solamente seguir la guía del Espíritu Santo.

Ahora vamos a seguir leyendo, ¿qué dice a partir del versículo 9 de este capítulo 6?

"»Ustedes deben orar así:
»“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros
hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno.”
»Porque si perdonan a otros sus ofensas,
también los perdonará a ustedes su Padre celestial.
Pero si no perdonan a otros sus ofensas,
tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas."

Mateo 6: 9-15

Jesús les estaba enseñando a los suyos con respecto a cómo orar, ¿pero no les parece notable que este modelo de oración que Jesús estaba enseñando, se haya transformado en una forma que hace siglos millones de personas repiten? ¿ven cómo es el humano? Hay millones de personas que creen que para hablar con Dios, necesitan rezar unos cuantos padrenuestros, es más, la religiosidad a impuesto esa forma para decirle a alguien, ¿cometiste un pecado? ¿hiciste algo incorrecto? Regresa a tu casa y reza tantos padrenuestros y así vas a ser perdonado.
La tendencia del humano es, me pongo una careta en vez de ser sincero con Dios.

A ver, el Señor, desde el momento que pequé ya lo supo, desde antes que pecara sabía que iba a caer porque ya vio Él cuando pasé la línea. Y después alguien pretende decirme que Dios me va a perdonar porque yo repita quién sabe cuántas veces esta oración, ese no es el objetivo del Señor.
El objetivo del Señor, es que este modelo de oración encierra un fundamento espiritual para saber cómo orar a Dios y cómo interceder cada vez que nos acercamos a su trono. De hecho, una de las cosas más notables es que de todo el contenido de este modelo de oración, al final Jesús se detiene en algo particular, de todo lo que mencionó en la oración, una sola de todas cosas, esa sola cosa es acerca del perdón a otros, dice en el 14, porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
Quiere decir, que Jesús estaba remarcando por encima de todo este modelo de oración, la realidad espiritual de vivir en el perdón, constante y permanentemente, para saber que vamos a recibir el perdón de Dios cuando nosotros perdonamos.
¿Y saben una de las cosas más difíciles de vencer en el corazón humano? Es la falta de perdón, ¿de qué le sirve a alguien ir a su casa y repetir cien veces el padrenuestro, si adentro no puede perdonar? Cómo Dios lo podrá perdonar.

Las formas son el inicio de un camino en los asuntos espirituales, que nos lleva a la religiosidad, a tapar lo que verdaderamente hay en nuestro corazón, a esconder de alguna manera, lo que realmente somos en lo íntimo, en lo privado y mostrar otra cara.
Por ende, porque quiero que los demás vean algo de mí que realmente no es tan así; date cuenta que lo leímos antes y ahora, lo volvemos a leer, cuando yo sigo una forma para comunicarme con Dios para hacer los asuntos espirituales, nunca voy a recibir respuesta de Dios. Yo puedo repetir el padrenuestro, pero si no perdono cualquier ofensa que me hayan hecho, el Padre no me perdona, no hay respuesta de Dios por más que le diga veinte veces, perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Se lo puedo repetir hasta el cansancio, no es la repetición, no es la forma, es la sinceridad de mi corazón que una vez que he recibido una ofensa, inmediatamente mi corazón perdona. Cuando hay perdón en mi corazón, entonces Dios, también inmediatamente, me perdona a mí.

Vamos a ver la contrapartida, Juan, el capítulo 3 y el versículo 8, dice este versículo de esta manera:

"El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar,
aunque ignoras de dónde viene y a dónde va.
Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu."

Juan 3: 8

Amados, ni tú ni yo tenemos una manera para darle forma al viento, encerrarlo y poder describirlo, no hay, no hay una manera, no hay una manera, no tenemos la capacidad de poder meter el viento en una cajita, ponerlo en una tabla de medición para decir es así o de la otra manera, este viento va a continuar así o va a provocar lo otro. Sí es verdad, los meteorólogos dicen, hoy hay viento del sudeste, sí está bien, pero así como lo dicen, al rato dejó de haber viento del sudeste y nadie supo qué pasó. No podemos controlar al viento.

¿Qué pasa con los nacidos del Espíritu? Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
Amados, fuimos diseñados por Dios para vivir por el Espíritu y sin formas, las formas no nos pueden controlar a los nacidos de arriba.
Quiere decir que Dios no te diseñó espiritualmente, ni me diseñó a mí espiritualmente, para que nosotros cumplamos formas para agradarlo, ahí es donde surge el gran conflicto con los judíos intentando interpretar la ley de Dios, poniendo esa ley en un formato específico.
Así como con el padrenuestro, la gente hoy repite el padrenuestro, repite las palabras, pero no entiende la profundidad espiritual de esas palabras.
Lo mismo pasó con Israel y la ley de Dios, podían captar las palabras pero nunca vio la dimensión espiritual de esas palabras. ¿Qué hizo con las palabras? Darles una forma, seguir al pie de la letra, querer cumplir con las palabras, seguir un formato para agradar a Dios. Jamás lo lograron, porque no se dieron cuenta que eso que Dios les estaba diciendo dependía de una sola cosa, ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma con toda tu mente y con todas sus fuerzas.

Ésa es la intimidad que Dios está esperando de ti y de mí; no está esperando una forma. Tú y yo podemos adquirir veinte, cincuenta, cien o mil formas distintas para hacer las cosas del Espíritu, pero no vamos a agradar a Dios por las formas, podemos tener aún una forma para hacer nuestra vida de comunión con Dios cada día, pero Dios no va a responderte, no va actuar ni se va a manifestar a nuestro favor porque esté mirando la forma, Dios responderá porque está viendo la intención más íntima de nuestro corazón.
Por eso tenemos el privilegio de ver a Dios moverse como el viento, que de pronto no sabemos de dónde vino ni sabemos a dónde va, pero así el Espíritu Santo se puede mover en medio nuestro cuando estamos en casa o cuando estamos en el trabajo, cuando estamos en medio de la calle, cuando estamos haciendo compras, porque no sabemos cuándo Dios se quiere manifestar, porque no es una forma.
Nos reunimos en el culto al Señor un día domingo y tenemos en la mente la forma, hoy Dios se va a manifestar, ¿por qué? Porque es domingo y llegó el horario de la reunión, es el tiempo del culto al Señor, error no se va a manifestar por eso, se va a manifestar porque nuestro corazón se desborde en amor a Él, por eso se va a manifestar.
Cuando haya sinceridad en nuestro corazón, posiblemente ese día llegaste sin voz y no puedes cantar, no te sale ni siquiera una palabra de tu boca, porque no se escucha ¿y tú piensas que eso va a cambiar en algo la manifestación del Señor? Porque Dios no está diciendo, llegó la hora del culto me voy a manifestar... y porque están reunidos en mi Nombre, es la hora del culto, están esperando que me manifieste! Tengo qué... Es lo que mis hijos quieren de mí...
Ya viste que no es por las muchas palabras, no es por estar parados en un lugar, no es por ser vistos, es por la intimidad de nuestro corazón con el Señor.

Por eso, podemos hoy salir de este culto al Señor y ver la más grande manifestación de Dios donde vayamos, ¿por qué? Porque Él, como el viento, decidió aparecer y sorprendernos, ¿pero dónde nació? De un corazón que le está buscando constantemente.
Ésta es una de las cosas más es difíciles, diría yo, para los hijos de Dios de tratar de interpretar, asimilar, explicar e impartir, esto es lo más difícil. Nosotros, como padres, todo el tiempo hablamos con nuestros hijos acerca del amor a Dios, de la intimidad con Dios, pero ¿cómo le decimos esto más que con las palabras que yo estoy usando ahora? Porque eso tiene que nacer de tu corazón para con Dios, y de mi corazón para con Dios.
Cuando hay una determinación interna de agradar a Dios todo el tiempo, de vivir para Dios todo el tiempo, de hacer la voluntad del Señor todo el tiempo, de estar expectante de que aparezca el viento, sin siquiera cuando nadie me había dicho que iba a haber viento, pero que aparezca el viento del Espíritu para manifestarse, cuando ese anhelo esté en mí, las más grandes manifestaciones del Señor puedo llegar a ver.

Vamos a Romanos, capítulo 8 y el versículo 14, un versículo, que así como el que acabamos de leer, seguramente conocemos y recordamos todos nosotros. Romanos 8 versículo 14, dice:

"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios
son hijos de Dios."
Romanos 8:14

Amados, hay un sello que distingue a los hijos de Dios, y por esto sí, otros pueden llegar a ver que realmente somos hijos, no seguimos las formas de los fariseos y de los hipócritas como decía Jesús, no es lo bien que alabamos al Señor aquí adentro, cómo nos paramos, cómo levantamos las manos, lo que le indique a los demás y mucho menos al Señor, de que verdaderamente somos hijos de Dios. Hay un sello que cualquiera puede distinguir, pero el primero que lo va a notar, es el mismo Señor: la guía del Espíritu Santo sobre nuestras vidas.
Los hijos de Dios son guiados por el Espíritu, más bien lo voy a decir como lo dice, los que son guiados por el Espíritu, son hijos de Dios, es más correcto aunque parezca lo mismo, porque donde no hay guía del Espíritu, se escapó la esencia de lo que fuimos hechos.
Recuerda que Jesús dijo que somos como el viento todos los que hemos nacido del Espíritu, no se sabe de dónde venimos ni a dónde vamos, pero se siente su presencia, se siente su influencia, lo mismo ocurre cuando somos guiados por el Espíritu de Dios, cuando está la guía eso ratifica que somos verdaderos hijos, porque el verdadero hijo de Dios, solamente se puede mover con la guía del Espíritu, no hay otra manera para moverse.
Por eso, sé que a veces suena más radical cuando escuchan desde aquí enfrente decir, amados, si tú no tienes seguridad en lo que vas hacer, no lo hagas hasta que sepas de parte del Espíritu lo que tiene que hacer, ¿es muy radical, no? ¿Por qué? Porque estamos acostumbrados a las formas, piénsalo, estamos acostumbrados a las formas, sentimos que las forma nos sacan de apuros y nos empezamos a poner inquietos y ansiosos cuando pasa el tiempo y no tenemos claridad en lo que hay que hacer, entonces, preferimos tomar las formas, hacer la forma en vez de esperar que el Espíritu nos guie.
No quiero poner ejemplos, tú mismo piensa en ejemplos de tu propia vida, pero te vas a dar cuenta que en muchas áreas de nuestra vida, hacemos las cosas por formas, pero rara vez en esos asuntos, hemos escuchado primeramente la voz del Espíritu Santo; no estuvo la guía del Espíritu, estuvo la forma.
Aún la forma puede ser lo que dicta el sentido común, el sentido común me dice ante esta situación, ante este cuadro, esto es lo que hay que hacer. Sí, pero lamentablemente, muchas veces el sentido común está muy en contra de lo que el Espíritu Santo quería indicarme, como no me tomé el tiempo para esperar la guía del Espíritu, no veo la manifestación del Señor. Pero después, los pastores tienen su agenda llena de citas pedidas por los hermanos para decir, esto no me está funcionando, lo otro no me está funcionando, aquello otro no me funciona, esta área no va bien... y cuando los pastores preguntan, ¿qué pasa? En cada una de esas situaciones, no estuvo la voz del Espíritu.
Aprovecho para decir algo, ¿quién nos dijo a los cristianos "evangélicos", así por lo menos nos diferenciamos de los que repiten el padrenuestro, ¿no? porque nosotros no lo repetimos; ¿quién nos dijo a los cristianos evangélicos, que tenemos que estar todo el tiempo pidiendo una cita o esperando una cita de las autoridades espirituales para que no digan lo que tenemos que hacer, o para que nos solucionen ese problema de aquello que no nos funciona?
Una cosa es, que el Señor los haya puesto para la guía y la dirección de la Iglesia; y otra cosa, es que ellos se transformen, cualquier autoridad espiritual, se transforme en la voz de Dios para mí, son dos cosas completamente diferentes.
Hemos nacido del Espíritu, por lo tanto, el Espíritu es el que nos indica lo que debemos hacer, y te puedo asegurar si fue el Espíritu, cuando hables con tus autoridades espirituales, van a rectificar que eso viene del Espíritu, pero no habrá formas en el medio. Si yo sigo el camino de las formas no veo la manifestación de Dios, sin embargo, la Palabra establece y declara, que si somos guiados por el Espíritu somos verdaderos hijos de Dios.

1ra. Corintios, el capítulo 2, por favor, y voy a leer desde el versículo 12, dice así la Palabra:

"Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo
sino el Espíritu que procede de Dios,
para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
Esto es precisamente de lo que hablamos,
no con las palabras que enseña la sabiduría humana
sino con las que enseña el Espíritu,
de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios,
pues para él es locura.
No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
En cambio, el que es espiritual lo juzga todo,
aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie."
1 Corintios 2:12-15

Amados, nosotros no hemos recibido el Espíritu que domina al mundo completo, desde que nacimos de Dios y del Espíritu, hemos recibido ese mismo Espíritu Santo, pero ¿para qué dice que hemos recibido el Espíritu? Entre muchas otras cosas que la Palabra nos enseña, dice aquí que hemos recibido el Espíritu para que entendamos lo que por su gracia… por la gracia de Dios… él nos ha concedido.
El Espíritu Santo siempre va a traerte a la realidad de lo que eres en Cristo.
A ver, yo quiero que veas esto, es verdad que muchas veces el Espíritu de Dios necesita corregirnos y muchas veces su voz viene a nosotros para indicarnos que estamos caminando mal, para mostrarnos que estamos siguiendo un camino equivocado, pero no es porque necesariamente ésa sea la acción prioritaria del Espíritu sobre nosotros, no es así. Cuando vemos lo que la Palabra dice con respecto a la acción del Espíritu hacia los hijos de Dios, siempre vemos, tanto cuando Jesús habló del Espíritu como ahora que Pablo está refiriendo acerca de la acción del Espíritu, notamos que el Espíritu está en nosotros para hacernos recordar todas las cosas, para enseñarnos todas las cosas, en este caso, para recordarnos todo lo que el Padre nos ha concedido.
Quiere decir, que el Espíritu está sobre nosotros, para afirmarnos en Cristo, para que recordemos que no dependemos de la carne, que no dependemos del esfuerzo, que no dependemos de la sabiduría humana, que dependemos de Él, que fuimos nacidos de Dios en lo íntimo, en lo interno, desde adentro, hemos recibido su esencia para que en todas las cosas se muestre de que somos hombres y mujeres guiados por el Espíritu.

A veces siento que inclinamos la balanza de la acción del Espíritu hacia lo que tiene que ver con la corrección o la disciplina, pero ¿saben por qué es eso? Por nuestra terquedad de corazón. Como insistimos en seguir a Dios a nuestra manera y hacerlo con nuestras formas, el Espíritu tiene que venir a hablarnos para corregirnos, pero si todo el tiempo el Espíritu te está corrigiendo, tú tienes que frenarte y decir, quiere decir que hay algo que no está bien en mi vida, porque el Espíritu está sobre mí para recordarme lo que ya soy en Cristo y darme la seguridad de que si lo escucho, voy a caminar por un camino que es seguro de acuerdo a su voluntad.
Siempre el Espíritu, amados, nos está llevando a cumplir la voluntad del Padre, que sepamos y entendamos, lo que por su gracia hemos recibido de Dios.
Así que, el tener al Espíritu, el escuchar su voz, el recibir su guía, implica que nosotros no necesitamos vivir atados a una forma para tratar de agradar o de honrar a Dios.
Y por otro lado, no necesitamos todo el tiempo estar siendo corregidos, porque la guía del Espíritu nos da la seguridad de caminar en la voluntad de Dios, no hay otro camino para los hijos de Dios, hay uno solo, que es la voluntad del Señor.
Si yo estoy escuchando la voz del Espíritu y el Espíritu me guía, todo lo que yo vea cumplido en mi vida, será de acuerdo a la voluntad de Dios, no habrá otra cosa, cuando hay otras cosas que se están manifestando, la guía del Espíritu se escapó, por algún lado se fue, me tomé por la desviación de las formas y la forma me lleva a la religiosidad, voy a ponerme la careta y voy a aparentar ser lo que no soy, pero el Espíritu, siempre me guía para afirmarme en lo que soy en Cristo.

Por eso, sigue diciendo después, esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña... ¿quién? ... el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.
Aún cuando hablamos, lo que hablamos, ha venido por la enseñanza del Espíritu porque no ha sido una enseñanza intelectual, ha sido una enseñanza de vida. Yo sé lo que soy en Cristo porque lo experimento, y entonces hablo en términos espirituales porque el Espíritu me lo transmitió.

Por eso amados, cada vez que yo tengo la oportunidad y el privilegio de compartir la Palabra, soy muy consciente de algo, mis palabras pueden llegar hasta acá, si el Espíritu no hace su obra, no son palabras que salen de mi boca las que le dan entendimiento a ustedes, es Espíritu de Dios el que les da entendimiento, es el Espíritu Santo el que los hace salir de su letargo, de su comodidad, de sus formas para entender lo que es del Espíritu y comenzar a actuar por el Espíritu.
El Espíritu nos enseña toda la cosas, tú podría repetir este mensaje, una vez que termine, de memoria porque lo captaste en tu mente, pero eso sería aplicar la enseñanza del Espíritu a la sabiduría humana y con la sabiduría humana tratar de explicarlo. Pero las cosas del Espíritu sólo se pueden hablar en términos espirituales.
Así que, tú tienes que estar seguro de poder ver la aplicación de la verdad de Dios siempre a tu vida, porque el Espíritu te está enseñando de manera directa, ¿qué es lo que el Espíritu te está hablando? ¿qué te ha hablado estos días? ¿qué has visto en la Palabra que Él te quiso enseñar en estos días?
Eso es la voz del Espíritu sobre tu vida, eso es lo que el Espíritu está sellando a fuego en tu vida.
¿Para qué? Para que vivas por el Espíritu.

Y dice después, el que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.
Por supuesto amados, cualquiera que no tenga el Espíritu, va a pensar que hablamos en otro idioma cuando expresamos las verdades venidas del Señor. No alcanza a comprender, porque sólo se puede comprender por el discernimiento espiritual.
¿Sabes dónde veo el problema? Cuando hemos tomado un camino de formas para agradar a Dios, esas formas empiezan a bloquear, a cerrar la capacidad de discernir espiritualmente lo que viene del Señor, por lo tanto, aunque el Espíritu esté hablando, yo ya no lo puedo percibir, aunque el Espíritu esté diciendo lo que quiere decir, yo ya no entiendo, ¿por qué no entiendo? Porque no estoy viviendo en la práctica de la guía del Espíritu.
La guía del Espíritu impone, en el buen sentido, sobre mí, una realidad de vida, cuando soy guiado por el Espíritu Santo, todos los días me guía el Espíritu para todo lo que hago, busco la guía del Espíritu, hay un anhelo que surge de mi corazón de hacer su voluntad, no quiero ni siquiera inconscientemente, estar haciendo algo en este día que esté deshonrando su Nombre, que esté tomando el camino contrario a lo que Él planeó para mí para ese día; mañana será un nuevo día, pero estoy viviendo el hoy, y para hoy necesito la guía del Espíritu.

Por eso, dice el versículo 15, en cambio, el que es espiritual lo juzga todo… en el sentido de que discierne todo y dice… aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie.
Amados, el que es espiritual no puede ser metido en una cajita, como no podemos nosotros meter en una cajita al viento para tratar de describirlo, el que es espiritual no va a ser juzgado por los demás por sus acciones, no va ser tan fácilmente interpretado, porque se deja guiar por el Espíritu.
¿Qué es lo que está requiriendo el Espíritu de nosotros? Ser hombres y mujeres espirituales.
Piensa por un momento, ocurre una situación en nuestra vida, lo primero que hacemos, porque así estamos acostumbrados, lo analizamos, ¿sí o no? Lo que sea que ocurra, ¿eh? Piensa en algo que te ha ocurrido esta semana, lo primero que hacemos es analizar, y empezamos a tomar el camino de las formas, porque una vez que analizamos, sacamos nuestras propias conclusiones de acuerdo a lo que dice nuestro razonamiento sobre la situación. Pero rara vez nos detenemos a discernir esa situación por el Espíritu, de tal manera que sea el Espíritu el que nos haga distinguir lo que está ocurriendo y cuál va a ser el camino de salida, cómo debo interpretar la situación que está ocurriendo en mi vida, si yo me dejo guiar por el Espíritu. Entonces el Espíritu me va a indicar, aún hasta los detalles más pequeños de cada situación, las podré entender por el Espíritu, y por ende voy a poder discernir por el Espíritu cómo dedo actuar.
El que es espiritual lo juzga, lo discierne todo, todo, todo... No hay nada que Dios esconda al entendimiento espiritual, al discernimiento espiritual de aquél que lo ama y anhela siempre hacer su voluntad.

Quiero leer por último, 2 Corintios, el capítulo 3, versículos 17 y 18, dice así:

"Ahora bien, el Señor es el Espíritu;
y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto
reflejamos como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados a su semejanza con más y más gloria
por la acción del Señor, que es el Espíritu."
2 Corintios 3:17-18

Hay varias cosas muy interesantes, primero dice el 17, el Señor es el Espíritu.
Amados, nunca rebajemos al Espíritu del lugar que le corresponde, el Espíritu es el Señor, el Espíritu es el gobernador de nuestras vidas, el Espíritu es el que tiene la última palabra, el Espíritu es el que decide, el Espíritu es el que indica, el Espíritu es el que corrige mis pasos, el Espíritu es el que debe hacer todas las cosas en mí, el Espíritu es el Señor.
Podemos tener en la mente la idea, Jesucristo es el Señor, y por ende ¿qué hace nuestra mente? Poner al Espíritu un escaloncito más abajo. No, el Espíritu es el Señor.
Porque tú no puedes separar o dividir a Dios, Dios es uno, yo no puedo determinar que Dios ahora está dividido de acuerdo a mi concepto y a mi entendimiento, Dios es uno, ¿que ejerce diferentes funciones? Sí, pero cuando el Espíritu está guiando mi vida, es el Señor el que está guiando mi vida, Él es el dominador de todo.

Y dice después, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Donde está el Espíritu se acabaron las formas, la libertad del Espíritu hace que su fluir pueda hacerse evidente, se acabaron las formas, no hay una manera preestablecida de hacerlo, es sólo como el Espíritu dice que se debe hacer y eso trae libertad.
Las formas me hacen preso de la religiosidad, el Espíritu me hace libre para caminar en la voluntad de Dios y para que Él se pueda manifestar, Él y a través de mí.

Y después dice, Así, todos nosotros… y fíjense ahora… que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor.
¿Se acuerdan al principio? Hablamos de la hipocresía. La hipocresía era ponerse una careta, una máscara para interpretar un personaje que no somos, aquí dice, cuando está el Espíritu, cuando es el Señor, cuando hay libertad, así, así solamente, así de esa manera, todos nosotros con el rostro descubierto, sin caretas, sin aparentar nada, siendo lo que somos en Cristo, manifestando la esencia que tenemos, no teniendo que aparentar con nadie, no teniendo que quedar bien con nadie, hablando genuinamente, siendo francos.
¿Por qué piensas que la Palabra dice, que lloremos con el que llora y nos alegremos y nos gocemos con el que se alegra? Porque hay tiempos para llorar, y eso no me hace menos espiritual. Pero si estoy llorando de acuerdo a la voluntad de Dios, porque si estoy llorando por mi necedad, entonces, eso es para lamentar, pero si el Señor permitió una circunstancia en mi vida que provoca que esté en un momento de dolor, yo puedo presentarme ante el cuerpo con lágrimas, porque eso es sincero, eso es verdadero, y todo el Cuerpo puede compartir conmigo esas lágrimas, interceder a Dios de acuerdo a la voluntad del Padre y conforme al Espíritu.
Así que, con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor… 

Y dice después… somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es… ¿quién?... el Espíritu.
Quiere decir que donde está el Espíritu y hay libertad, donde sin caretas estamos manifestando la sinceridad de nuestro corazón, donde podemos movernos conforme a la dirección del Espíritu, entonces la gloria del Señor se derrama, se manifiesta ¿y sabes qué ocurre por la acción del Espíritu? Seguimos siendo transformados a la semejanza del Señor, con más, y más, y más, y más, y más gloria.
Amados, ¿tú piensas que Dios quiere que nos quedemos igual que como estamos hoy, el mismo día de hoy pero el próximo año? Pero ¿cómo estábamos el día de hoy hace un año atrás? ¿Había más gloria de Dios en nuestro rostro? ¿menos gloria de Dios en nuestro rostro? ¿cómo estábamos?
De hace un año a esta parte, la gloria del Señor tuvo que haber aumentado, porque dice acá, no lo estoy inventando yo, ¿eh? Dice acá, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor que es el Espíritu.
¿Qué me espera para mañana? Una gloria mayor a la de hoy, ¿lo estoy inventando yo? No, pero nos cuesta pensar como Dios, por eso te dije antes, el Espíritu siempre te va a mostrar lo que eres en Cristo, todo lo que el Padre te concedió, te diseñó, para que día tras día haya una mayor manifestación de gloria de Dios en tu vida, así te diseñó el Señor, no para que mañana estés peor que hoy, no para que el problema se aumente, se haga gigante y tú ya no sepas cómo hacer con él. Ése no es el diseño de Dios, el diseño de Dios es vencer las circunstancias de hoy por el poder del Señor con la victoria de Cristo y permitir la acción del Espíritu que me lleva a una mayor gloria en mi vida.
Mañana me espera una gloria mayor y yo quiero ir en busca de ella. ¿Por qué? Para que me vean los demás, no, porque estoy esperando la manifestación del Señor cada día de mi vida, aún en lo más sencillo, en lo más íntimo, en lo más privado, quiero ver la manifestación del Señor en mi vida.

Amados, creo que es una buena oportunidad para quitarnos caretas, para quitarnos antifaces, para sacarnos máscaras que están aparentando algo que no somos, abandonarlas, destruirlas hoy en el Nombre de Jesús. Romper con toda forma en que hayamos establecido en el ámbito que sea, en el área que sea, romper hoy con las formas para que la guía del Espíritu se haga algo evidente y notable en mí.
Así que, yo quiero pedirles que estén de pie, para que juntos oremos al Señor y que esto surja, como hablamos desde el principio, de la sinceridad de nuestro corazón, no en las muchas palabras en nuestra oración, es clamor venido de un corazón que ama y honra al Señor.

Padre, en Nombre de Jesús, te agradecemos una vez más por tu presencia, por tu Palabra y por tu Espíritu.

Señor, gracias porque fuimos diseñados desde que nacimos de nuevo espiritualmente, fuimos diseñados para ser guiados por el Espíritu, no hay otra manera de vivir la vida espiritual si no es por la guía del Espíritu Santo, y como leímos a lo último, el Espíritu es el Señor. Él puede gobernar y dominar nuestra vida como quiere hacerlo, porque lo que está haciendo, es ejercer la voluntad del Padre en cada uno de nosotros.
Por eso, Señor, hoy siendo genuinos y sinceros desde nuestro corazón hacia ti, queremos abandonar y romper con toda forma, con toda careta, con toda máscara, con toda hipocresía en nuestra vida, con cualquier reflejo o necesidad de ser visto o vistos por los demás y que alguien más nos apruebe, cuando la mejor aprobación que tenemos es la tuya, y simplemente nos apruebas porque hemos nacido de ti.
Tú nos has justificado a través de Cristo vivimos aprobados, pero solamente requieres que nuestra vida sea guiada por el Espíritu.

Por eso hoy Señor, venimos a ti, no para decirte muchísimas palabras, solamente para decirte Señor, que nuevamente nos rendimos de corazón, si hemos estado intentando agradarte a través de formas, si hemos intentado interpretar tu voluntad a través de nuestro razonamiento, aún si inconscientemente hemos seguido un camino de formas y hemos influenciado a otros con esa formas, quitándoles la posibilidad de que vean la acción del Espíritu.

Por eso Señor, en el Nombre de Jesús, hoy oro por cada uno de nosotros, y por toda tu Iglesia, para que tu Iglesia viva solamente como fue diseñada para vivir, por la guía y por la acción del Espíritu Santo.

Señor, sólo el Espíritu Santo nos puede llevar a comprender las cosas por el Espíritu, a discernir tus asuntos espiritualmente, a ser hombres y mujeres del Espíritu que pueden comprender lo que nace en tu mente y en tu corazón, y no transformarlo en algo que nuestra mente lo puede razonar y trata de explicarlo con la sabiduría humana. Señor, eso no nos sirve de nada, eso no nos hace bien, ni a nosotros ni a los que nos rodean. Señor, queremos ver tu manifestación en nuestras vidas y a través de nosotros cada día, Y fuimos diseñados para que día a día, reflejemos una mayor dimensión de tu gloria.

Señor, por eso en este día, nosotros queremos rendirnos a ti de corazón para que el Espíritu haga una obra sobrenatural en nuestras vidas, para que destruya todo lo que hemos levantado por nuestro esfuerzo, para que eso sea derribado y para que solamente la acción del Espíritu pueda provocar y producir hombres y mujeres, que de verdad somos espirituales, no de boca para afuera, no por mucha Biblia que sepamos, no por las formas que seguimos, no por lo que los demás han aprendido a ver en nosotros. No, porque desde nuestro espíritu surge en sinceridad, lo que realmente expresa nuestro amor hacia ti.

Señor, queremos guiarnos siempre por las palabras, por la voz, por la dirección de tu Espíritu en todo lo que hagamos.
Por eso Señor, una vez más nos rendimos a ti. Gracias Señor, porque siempre nos recuerdas lo que somos y lo que tenemos en Cristo.

Gracias porque siempre traes a nuestra mente, a nuestro corazón, y a nuestro espíritu, lo que nos has concedido, lo que nos has concedido, todo lo que somos y tenemos en ti es para vivirlo y es para expresarlo; y la manifestación de tu gloria, no es solamente para disfrutarla nosotros, es para que muchos otros puedan verte a ti a través de nuestras vidas, es para que muchos otros puedan encontrarse contigo, es para que como Iglesia, podamos ser esa luz que has declarado que somos en medio de estos tiempo tan difícil que el mundo está viviendo, para que la gente sin Cristo pueda ver que hay una luz, que hay una salida, que hay un camino y solamente ese camino es Jesucristo.
Por eso, anhelamos la manifestación de tu gloria en nosotros y a través de nosotros, para que Tú Señor, llegues y alcances a aquellos que aún no te conocen.


Gracias Señor, por este día, por tu Palabra y por tu Espíritu, el cual nos guía en toda las cosas.

Te honramos, te alabamos te damos la gloria que solamente tú mereces y te agradecemos por ser nuestro Señor, por gobernar nuestras vidas, en el Nombre de Cristo Jesús, amén y amén. Amén.

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