en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Lo primero que quiero decir es que, no se si ustedes lo noten, pero definitivamente, nosotros como Iglesia, estamos todavía viviendo tiempos de transición. Si yo miro como observador, la vida de la Iglesia, yo puedo ver que no estamos en un punto fijo al cual hemos llegado y que podamos decir, ahora estamos aquí porque Dios nos ha traído aquí.
Voy a tratar de explicar esto un poquito mejor con la gracia del Señor, y aún todo lo que quiero compartir, lo quiero hacer bajo la gracia del Espíritu Santo, porque no hay otra manera en que yo le pueda explicar lo que hoy le quiero compartir.
Parece que nuestra vida cristiana y por ende, nuestra vida como Cuerpo, nuestra vida corporativa está marcada por sucesos, por eventos, por situaciones, por emociones y por sentimientos, pero no hemos llegado a un punto en el cual podamos decir: Aquí Dios me trajo y más allá de las circunstancias y de los eventos yo sé dónde estoy parado.
Si yo conversara con algunos de ustedes o mejor dicho con todos ustedes de manera personal e individual, estoy casi seguro que muy pocos podrían determinar en esa conversación a dónde han llegado por el Espíritu de Dios y decir, yo sé dónde estoy y yo sé a dónde voy.
Si yo conversara con la mayoría de ustedes, muchos de ustedes me dirían, realmente no sé lo que Dios está queriendo hacer con mi vida, ni mucho menos sé a dónde Dios me quiere llevar... Eso habla de que no estamos percibiendo lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nuestra vida, para que ya no seamos, como dice Pablo en la Palabra, niños fluctuantes.
Cuando Pablo expresa esto, se está refiriendo a la actitud propia de un niño que no sabe lo que quiere, uno le muestra un chocolate y se entusiasma por el chocolate pero a la primer mordida deja el chocolate y uno le saca una paleta y ahora quiere la paleta, pero después ve a otro niño que tiene, quién sabe que cosa en la mano, y deja el chocolate y la paleta para ir a quitarle al otro niño lo que ese niño tiene. Ese niño no sabe lo que quiere y cualquier cosa que se presenta delante de sus ojos lo mueve, tiene el poder y la capacidad de moverlo en sus decisiones.
¡Claro en un niño eso es normal! Pero no sería normal que tú, como trabajador o trabajadora de una empresa, tú llegaras en el período de contratación y estás ya en las ultimas tratativas para ser contratado en esa empresa y se para delante de ti uno de los más altos funcionarios de la empresa y te dice: por todos los análisis y pruebas que hemos hecho de su vida, usted reúne todas la condiciones para ocupar el lugar que está vacante, creemos que usted es la persona ideal pero díganos ¿cuánto usted quiere ganar? Le podemos ofrecer tres cantidades y usted elija: La primera cantidad: son mil pesos mensuales. La segunda cantidad: son diez mil pesos mensuales y la tercera cantidad: son cien mil pesos mensuales. Cualquiera de esas tres cantidades nosotros le podemos pagar y depende de usted decidir cuánto usted va a recibir por mes.
Mi hermano le pregunto, ¿usted lo pensaría mucho? ¿Sería cómo el niño que primero toma el chocolate, después la paleta y después la otra cosa y le roba al otro niño lo que el otro niño tiene? ¿Qué cantidad usted decidiría? ¿Cien mil no?
Pero, ¿por qué en las cosas espirituales no sabemos si vamos para la derecha, para la izquierda, para adelante, para atrás, si avanzamos, si retrocedemos, si nos casamos o nos quedamos solteros? ¿Por qué no existe ese mismo tipo de definición en nuestra vida para avanzar al propósito de Dios y aún en nuestra indecisión.
¿Saben por qué tenemos a veces actitudes como niños? Porque vemos a uno de nuestros hermanos que está avanzando en su propósito y ¿qué hacemos? Queremos robarle el propósito al otro, como a nosotros no nos conforma ni el chocolate, ni la paleta, vemos al otro que va caminando y de alguna manera queremos manotear y quitarle el propósito, porque lo vemos definido y decimos ¡ojalá yo tuviera la definición que este hermano tiene! ¡Ojalá yo supiera a dónde voy! Como él hoy ya sabe a dónde va y como niños queremos manotear el propósito de otra persona para llegar a ser lo que supuestamente creemos que Dios quiere para nuestra vida.
¿Sabe dónde hay un punto central en esta problemática? Si así lo quiere ver, que yo le estoy planteando, que no hemos pasado de una vida espiritual. Déjeme decirle así, de domingo y de servicio y de ministerio a una vida cotidiana espiritual en todos los ámbitos de nuestra vida.
Cuando nosotros estamos aquí y cuando estamos sirviendo, somos el apóstol Pablo, el apóstol Pedro, el apóstol Juan, el Señor Jesucristo, el Espíritu Santo y todos los ángeles del cielo, juntos reunidos en una sola persona... Entonces, Dios si quiere determinar, por eso dice: Bueno, vamos en una línea muy buena de aquí como cohete espacial lo lanzo y ya, ¿qué más me queda? dice Dios: Tiene todas las características para ser, todo lo que tiene que ser.
Pero llega el día de semana, llaga la preocupación, llega la vida cotidiana y en ese punto nosotros ya no podemos vivir por el Espíritu, aquí adentro sabemos manejar muy bien los códigos espirituales, aquí adentro estamos acostumbrados al lenguaje que debemos hablar, pero a veces aún con el lenguaje hacemos tanto lío, que enrollamos al que nos oye y nos enrollamos nosotros mismos con ese mismo lenguaje, porque ni siquiera estamos entendiendo de lo que hablamos.
Tenemos un lenguaje, pero no hay una vida y un lenguaje sin una vida, me va a salir en verso, aunque la palabra no es muy grata, un lenguaje sin una vida es hipocresía.
Entiéndame mi hermano, yo no estoy hablando esto con ustedes porque yo quiera condenar a nadie, al contrario, yo quiero mostrarles hoy por la Palabra lo que significa vivir una vida cotidiana por el Espíritu Santo. Es necesario llegar a vivir esa vida, porque si tu vida de todos los días no esta impregnada de la unción del Espíritu, de la guía del Espíritu, de la Palabra de Dios vas a tener problemas, una, mil y un millón de veces.
Déjame decirte de paso que, este libro que algunos lo tienen negro, otros lo tienen bordo, azul, qué sé yo, este libro tiene que ser el libro más importante de tu vida pero no el más importante porque es el único que lees, porque algunos no leen nada pero se consuelan diciendo, leo un poquito la Biblia, no la entiendo mucho pero yo la leo. No... no... no... Este libro tiene que ser el fundamento sobre el cual tú te puedes parar, si este libro por la revelación del Espíritu no transforma tu vida de todos los días, estás en un peligro, peligro, llamarían los ecologistas con respecto a esas razas de animales que hay pocas en el mundo, peligro de extinción, porque lo poco que tengas de Dios, si no tiene el fundamento, solo corre el riesgo de extinguirse, de desvanecerse en tu vida porque la vida cristiana no es por emoción... no es por emoción. La emoción es muy linda mi hermano es precioso, pero si a la hora de que tú tienes que resolver una situación particular y en esa situación particular, no actúa la vida de Cristo por el Espíritu Santo que esta en ti y esta palabra se hace real y tú la ves con tus ojos funcionando, entonces, en ese momento no hay nada, lo único que va haber, también es emoción pero no positiva, una emoción negativa, amargura, tristeza, decepción, queja, lamento...
No soy, como pastor de esta iglesia, no soy inconsciente de lo que Dios habla, ni de lo que Dios muestra, pero quiero decirles que el domingo pasado, yo recibí un shock muy importante cuando escuche al profeta Daniel Cipolla, ya cerca del final decir: Desde que entre a este lugar he percibido un espíritu de tristeza.
Como pastor de esta congregación eso me shockeó, ¿sabe por qué? Porque hay un gozo muy especial cuando uno sabe que el Espíritu Santo está haciendo algo en nuestras vidas, hay un gozo muy especial, hay personas con las cuales yo me puedo abrazar cuando lo saludo y yo sé que el Espíritu Santo esta haciendo algo y cuando abrazo a esa persona ¿sabe qué me pasa? No puedo estar triste, siento el impulso del Espíritu de sonreír y a veces la sonrisa aún me lleva a las lágrimas, a una emoción, pero que es genuina por el Espíritu, porque yo sé que a la persona que estoy abrazando el Espíritu Santo la está transformando y la está llevando a caminar en su propósito y eso hace que el Espíritu que está dentro mío salte y me dé testimonio de que esa persona está siendo transformada por su poder. ¿Cómo yo puedo detener el gozo del Espíritu, si yo sé, porque el Espíritu da testimonio de que él está haciendo una obra en esa vida? Eso no se puede detener.
Pero aprendí algo también el fin de semana pasado, la Biblia dice: Que no contristemos al Espíritu y creo que todos lo oyeron, si yo no estoy confundido, pero el profeta Daniel dijo, hizo una pregunta que el Señor le había hecho ¿es posible contristar al Espíritu, pero es posible alegrar al Espíritu?
Obviamente, sí es posible contristarlo, entristecerlo, yo creo que también es posible alegrarlo, es obvio, porque nosotros sabemos que a veces hay acciones que hacemos con respecto a otra persona que a veces nos duelen, nos hace daño a nosotros mismos. ¿Saben por qué? Porque hacemos algo que sabemos que hemos lastimado a la otra persona, ¿sí o no? Somos consientes cuando nosotros con alguna palabra, con alguna acción o de alguna manera, nosotros lastimamos a alguien.
Pero ¿cómo nos sentimos cuando a una persona amada tenemos el privilegio, la oportunidad de alegrarlo con algo? Cuando toda nuestra vida, nuestra vida de todos los días esta alegrando al Espíritu Santo, entonces, el Espíritu que está alegre en nosotros, se goza dentro de nosotros y por eso recibimos el gozo del Espíritu del cual la Palabra habla.
Pero cuando nosotros contristamos al Espíritu, entonces, el Espíritu no puede producir gozo, yo no me quedé mal, por decir, ¡ay, qué vergüenza, soy el pastor principal de esta congregación y el profeta vio un espíritu de tristeza!
En realidad acá no se trata de una cuestión de vergüenza personal, acá se trata de que yo estoy siendo parte de un Cuerpo que no está pudiendo gozarse en el Espíritu de Dios y si ese Cuerpo no se puede gozar en el Espíritu de Dios, quiere decir que ese Cuerpo está demasiado atormentado, demasiado envuelto en sus problemas, que ese Cuerpo no esta viviendo en la dimensión que tiene que vivir del Espíritu y se lleva por impulsos y emociones, como el muñequito de cuerda, ¿no? le damos cuerda y camina anda hasta que la cuerda se terminó y si yo quiero que siga caminando y sea muy buenito el muñequito tengo que volver a darle cuerda.
La vida espiritual no es por cuerda es por el Espíritu Santo que está en nosotros, por eso lo que yo hoy quiero compartir, le decía hoy a mi esposa, que tal vez no es fácil de explicar, yo quiero tener la capacidad de explicarlo el Espíritu Santo sabe que quiero, ¿está bien? Pero si alguno se quedad con alguna duda, tiene toda la libertad al final de venir a preguntarme lo que no haya entendido ¿está bien? Lo único que busco por el Espíritu de Dios es que la palabra que vamos a compartir y los pasajes que vamos a analizar por el Espíritu, le queden tan claros a usted que no solamente sea como un libro abierto, usted lee todo... no... no... no, a mí no me importa que usted lea todo, a mí no me importa que ahora sea parte de su leguaje, lo que vamos a explicar. Por favor, a mí no me interesa... ¿sabe qué quiero? que sea tan claro que adentro suyo explote.
Tiene que haber un antes y un después, siempre en nuestra vida hay puntos de antes y después, siempre, y yo puedo decir: bueno, el antes fue muy bueno, no me puedo quejar, pero el después fue muchísimo mejor.
Yo he tenido muchos antes y muchos después y puedo darle fe de que mis después fueron mucho mejores que mis antes, yo vivía bien en Argentina estaba feliz, contento, es más, ni novia buscaba, ¡fíjese! Pero cuando vine a México en el '96, hubo un antes y un después, ¿sabe por qué? Primero, porque Dios me mostró a la mujer de mi vida, si después de eso no hay un después y un antes...
Pero el Señor no se quedó ahí, yo me volví a Argentina y cuando estaba allá, el Señor dijo: Bueno ahora yo te digo que tu lugar ya no es éste, ahora tu país es México, después de ahí volvió a ver otro después, si no hay antes y después en nuestras vidas... Es tan rutinario lo que vivimos que ni ganas nos da de vivir, ¿sabe por qué? Porque antes y después, son las victorias que nosotros vamos consiguiendo en el Señor, para alcanzar el propósito de nuestra vida.
Por eso hay antes y después, aún los errores, fracasos y los machucones que nos damos contra la pared por necios, marcan antes y después, ¿sí o no? Aquellos que hemos sabido lo que es equivocarse y tener que, casi, casi empezar de nuevo, sabemos que aún en eso, el Señor se glorificó y ahora nuestra vida no es igual, por eso, a veces podemos pedirle al Señor aunque parezca que no tengamos corazón: Señor, destruye a este fulano o a esta mengana, ¿para qué? Para que haya un después en su vida, para que se dé cuenta que después de la destrucción, viene la restauración y la transformación que solo tú produces y va a ser una nueva persona.
¿Por qué no podemos decir y orar así? Por alguien que no cree, por un familiar, por un amigo, por tantas personas que a veces pedimos, no tenemos que pedir: ¡Hay Señor, cúbrelo, cuídalo, que nada malo le pase! No. Porque el Señor dice: ¡cada palabra que tú me oras, me estas atando! ¡Cúbrelo! ¡Guárdalo! ¡No le hagas! ¡No le permitas! Y el Señor, así... está. ¿Por qué? Si yo mismo lo estoy atando con esa oración.
En cambio, si yo le digo: ¡Has todo lo que tienes que hacer! El Señor viene como león sobre la vida de esa persona para destruirlo y transformarlo. A lo que voy es, que aún esos tiempos, esos momentos en que nosotros nos enfrentamos a algo que puede ser muy negativo, es porque Dios quiere marcar un antes y un después, Él quiere hacer de eso, una victoria que nos permita subir un escalón y alcanzar el propósito que Él ha marcado para nuestra vida.
Por eso, si no hay propósito, no hay ni ganas de vivir y la vida se vuelve una rutina, no hay nada, miro hacia delante no hay nada, que hay que mañana otra vez me tengo que levantar, otra vez el mismo jefe, otra vez la misma quincena, la misma esposa en casa, los mismo hijos, el mismo arroz, el mole no cambió de color, es lo mismo.
Pero cuando hay propósito, puedo comer mole todos los días y siempre le voy a sentir un gusto diferente, porque no me mueve el mole, me mueve lo que está adelante, el propósito para mi vida.
Para eso mi hermano, hay que ser hombres y mujeres del Espíritu. Yo sé que a veces decimos estas frases y suenan a vació, ¿no? Son como esas frases que uno lanza y van disparadas, pegan contra la pared de allá, vienen contra la de acá, contra la de allá, pero nadie, nadie la pesca a la frase, nadie la agarra y dice: Esta frase es mía. ¿Y sabe lo que pasa? Yo no puedo inventar una frase nueva para que usted le suene más bonito y tenga ganas de agarrarla, no hay otra frase para ser una persona del Espíritu, que ser una persona del Espíritu.
No hay otra frase, depende de usted a que le suene a rutina la frase o usted diga: En esa frase hay un secreto y yo voy a agarrar la frase y la voy a apropiar para mi vida. ¡Yo quiero ser un hombre del Espíritu! ¡Yo quiero ser una mujer del Espíritu! ¡Esto lo tomo para mi vida! A partir de hoy y no voy a cambiar.
Vamos a ir a la Palabra y pensar, que todo esto fue pura introducción, ahora voy a tener que redimir el tiempo.
Colosenses 1, aunque todo el pasaje es muy interesante y muy importante, solamente, yo voy a sacar de aquí un versículo y no es porque pretenda yo sacar el versículo de contexto, sino porque simplemente este versículo que vamos a leer nos da una verdad rotunda de la Palabra, de esas verdades que son categóricas, de esas verdades que justamente marcan los antes y los después de Dios, del cual hemos hablado.
Dice el versículo 13, está hablando de Dios, ¿sí? Del Padre, que dice el versículo anterior: que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz...
"...el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas,
y trasladado al reino de su amado Hijo."
Colosenses 1:13
En la Nueva Versión Internacional, dice:
"Él nos libró del dominio de la oscuridad
y nos trasladó al reino de su amado Hijo."
Ésta es una de las verdades categóricas que no hay posibilidad, ni de razonarlas, ni de tratar de interpretarlas, la única posibilidad que permite esta verdad es creerla y vivir en ella, no hay dos posibilidades.
Cuando yo leo, que el Espíritu Santo dice, a través de la pluma de Pablo, hemos ido del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo, entonces digo: tú Señor, me estás queriendo enseñar que ahora yo cambié de lugar de habitación, de lugar de morada, cambié de casa, pero ese cambio de casa y de morada implica cambio de dominio y cambio de gobierno, las dos cosas.
Yo soy argentino de nacimiento pero un día me vine a vivir a México, vamos a hacer esta comparación y no lo hago ni por burla, ni por mucho menos, digamos que Argentina es el reino de las tinieblas, México es el reino de su amado Hijo, ¿está bien? Entonces, Dios por una palabra, un día me dice: Ahora yo te saco de este reino y te llevo al reino al cual yo quiero llevarte y doy, le doy gracias a Dios por este ejemplo, porque la verdad ni pensaba en hacerlo, pero doy gracias a Dios y usted me va a entender, porque como argentino yo tengo todos los derechos de ciudadano de esa nación, cuando yo voy por la calle de esa nación ningún ciudadano, ningún habitante de esa nación se va a dar vuelta a gritarme ¡tú que estás haciendo acá! ¡Vuélvete a México no perteneces aquí! Nadie lo va a decir, porque para cualquiera soy un argentino más, pero cuando yo fui trasladado de la Argentina, llámese reino de las tinieblas, a México, llámese reino de Jesucristo, a partir de ese momento yo tuve que tener algunas consideraciones con mi propia manera de pensar, de ser y de actuar.
Primero, yo ahora no podía menospreciar a esta nación, había muchas cosas que de acuerdo a mi cultura, para que hablemos en términos entendibles, me chocaban, pero si yo decía, como posiblemente, además aclaro, a cualquiera de ustedes si va a Argentina le van a chocar mil cosas de la cultura Argentina estoy seguro porque así es, pero si yo empezaba a decir: pero... y esta nación... y este país es un desastre... y... ¡imagínese! Casi con esposa mexicana, porque llegué y a los cuatro meses nos casamos, estar todo el tiempo... no es que tu país es un desastre... perdón que te lo diga, pero es un desastre... y acá esto... y acá lo otro... y la gente... ¡No!
Yo ni llegaba al casamiento, ¡claro! Porque como buena mexicana me hubiera dado una patada y me hubiera dicho: ¡búscate una de tu nación para que tanto lió conmigo! Yo tuve que cambiar, de manera de pensar, yo tuve que aprender a amar a esta nación, ahora yo tuve que interiorizarme cuales eran las leyes, yo tuve que tener un documento llamado FM 3, documento nacional del inmigrante para poder residir aquí porque yo no iba a poder ser turista toda la vida, si ésta era mi nación yo tenía que saber cuáles eran las leyes y ajustarme a ella, yo no podía mi hermano, ser un argentino más en México y mucho menos en mi condición de siervo de Dios, muchísimo menos, es más... es más... por respeto a cada uno de ustedes, salvo que alguna vez se me escape por olvido o por distracción, yo a ninguno de ustedes les hablo de "vos", a todos ustedes les hablo de tú, la única excepción es mi propia familia, porque hemos entendido que no somos ni de acá, ni de allá, ni de a dónde Dios nos quiera llevar, somos de allá arriba.
Entonces, la verdad, para mayor tranquilidad y para no tener que pensar cada vez que le hablo, le hablo a lo argentino a mi esposa, pero yo por respeto a ustedes desde que vine a vivir a esta nación, decidí tratar a todas las personas de tú. Para mí sería muy fácil decir: bueno soy argentino, se me sale el "vos", me cuesta hablar de tú, ¡que le voy a hacer! No... no... no... no, porque yo amo a esta nación y yo respeto a esta nación y Dios me trajo aquí, pero además, ahora que fui trasladado, en Argentina nadie me puede decir que yo me vaya a otro lugar, porque yo pertenezco allá, pero acá me llegaron a decir, en la calle y mi esposa estaba presente, ¡vuélvete a tu tierra, no queremos más extranjeros en esta nación! Yo podría haber dicho: ahora... ahora... van a conocer lo que es un argentino, ahora sí, muy linda la nación, muy cordiales todo, pero ahora me van a conocer, porque yo no me salí de mi lugar como persona, porque yo estoy convencido de la nación en la cual estoy.
Si yo fui trasladado del reino de las tinieblas... al reino de su amado Hijo, yo ahora tengo que replantear el transcurso de mi vida y mi vida entera para vivir de acuerdo a este Reino en el cual Dios me puso, sino voy a tener una lucha permanente por intentar ser algo que no soy, por querer lograr hacer aquello que tengo que hacer, pero que la capacidad no me da para ser, porque no estoy entendiendo que fui trasladado, me cambiaron de gobierno.
Cuando naciste de nuevo, ya no estás más bajo el dominio de la naturaleza de pecado y por ende, no estás más bajo el gobierno de Satanás, yo quiero explicarte esto muy bien, porque posiblemente para algunos, aunque no es que me quiera anticipar, pero dentro de algunos meses ustedes van a encontrarse con algo que como equipo apostólico profético hemos escrito muy sencillo, aparentemente, pero muy profundo y algún día ustedes van a conocer eso.
Pero déjeme decirle una verdad de la Biblia: Hay muchas personas que llegan a Cristo pensando que solamente sus pecados fueron perdonados, que ahora son libres de pecado, ahora tienen vida eterna, ahora todo está muy bien, no hay más que eso... Antes de conocer a Cristo, tú tenías dueño... tenías dueño legal, pero por si no te acuerdas o no lo sabes muy bien, yo te quiero decir, que ese dueño tiene nombre: Se llama Satanás.
La Biblia dice: que nosotros estamos sujetos a la naturaleza pecadora, pero también la Biblia dice, que Satanás es quien maneja esa naturaleza pecadora y pertenecemos a él.
O sea, que sin Cristo, tú no puedes decir que simplemente andabas por el mundo vagando sin saber, que hasta que te encontraste con Cristo no mentías. Antes de Cristo tú hacías lo que Satanás quería, es muy importante saber la verdad de la Biblia porque sino sabemos esa verdad, ¿sabes qué pensamos? Que somos mucho mejores de lo que realmente éramos, no yo no era tan malo, pero bueno necesitaba la salvación como toda persona, no... no... no... no... momento... momento... momento, acá no se trata de una cuestión de malo o de bueno, acá no se trata de una cuestión de acciones, si ninguno de los que están acá asesinó a alguien gloria a Dios, ¡qué bueno que no asesinamos a nadie! Pero la esencia es la misma, la esencia de pecado es la que yo siempre digo, que nos da la capacidad de matar y ser el peor de los asesinos.
La esencia de pecado nos da la capacidad de vender nuestro cuerpo por unos pesos, la esencia de pecado nos da la capacidad de ser los más corruptos de los políticos, si fuéramos políticos, ¿y sabe quién maneja los hilos de toda esa maldad que esta dentro de nosotros? Satanás.
Por eso Pablo está diciendo: fuimos trasladados del reino de las tinieblas al reino de su amado Hijo.
Dios nos está dando la noticia más impactante que un persona sobre la tierra pueda escuchar, mayor noticia que ésta, no hay mi hermano, no hay porque antes acá, tú aunque no sabías te regías por esas leyes, te dominaba el pecado y a través del pecado te dominaba Satanás, pero ahora acá, te domina el Espíritu Santo y a través del Espíritu Santo, te gobierna Jesucristo.
Fuiste cambiado de Reino, ahora no hay posibilidad de volver atrás no hay avión que te lleve al otro Reino, ya no se puede, el problema es que, esto que digo sigue siendo para muchos de nosotros legal pero no real, es como si yo me hubiera quedado en mi nación Argentina y hubiera dicho, bueno me caso con Lety, tenemos hijos pero cada uno en su nación, tengo mi documento migratorio mexicano que dice que yo podría habitar en suelo mexicano sin ningún inconveniente, pero yo me sigo quedando en Argentina, tenemos un matrimonio a la distancia... Yo no puedo, Dios me cambio a otro lugar, no es una cuestión de mostrar el papel cuando me conviene y venir a México de vez en cuando y decir: acá tengo mi documento, yo podría vivir aquí todo lo que yo quisiera porque el documento me avala, ¿de qué sirve si yo sigo con mi corazón, mi mente, mis pensamientos, mis emociones, todo clavado en la nación en la que estaba y no estoy ahora trasladado íntegramente a la nueva nación en donde Dios me puso? Haber sido trasladado de Reino significa: Que todo mi ser, que todo lo que yo soy tiene que vivir acá, en este Reino. El asunto es, cuando nosotros tenemos ese cortocircuito de una vida que aparenta vivir bajo las leyes de acá pero que diariamente sigue viviendo acá y aunque sea legal, mi hermano, yo no estoy disfrutando de la legalidad de aquel Reino, sigo condenado bajo la legalidad de este Reino porque yo nunca me cambié.
Dios me cambió, lo hizo legal, hay un papel, si lo quiere entender así, hay un papel que lo declara, hay un juez que dio sentencia y dijo: Traslado de reino.
Pero si yo no amplío eso y digo: Yo ahora voy a vivir en ese Reino, entonces, nunca estaré viviendo en él de manera concreta.
Vamos a ir a Romanos 7 y vamos a leer desde el versículo 20; de por sí, éste es un capitulo muy particular, porque es la expresión del apóstol Pablo en cuanto a su lucha con respecto al pecado diciendo, que el bien que él quería hacer no lo podía hacer y el mal que no quería hacer eso era lo que hacia. Pero él está narrando la vivencia de una persona que realmente no tiene a Cristo y está atada, pero es necesario rescatar esto para descubrir algunas verdades de la Biblia que a veces no entendemos, dice:
"Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente,
y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.
Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios,
mas con la carne a la ley del pecado."
Romanos 7:20-25
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."
Romanos 8:1-2
Quiero mostrarle una verdad de la Palabra para que usted entienda lo que Pablo esta diciendo, fíjese que Pablo dice: Si hago lo que no quiero, entonces estoy sacando una conclusión, voluntariamente yo no quisiera hacer ese mal pero sin embargo lo hago. Quiere decir que hay una ley que esta gobernando mi cuerpo, cuando menciona la ley dice el versículo 23:
"veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente,
y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros."
Hay una ley, que está en mis miembros, en mi cuerpo de carne, ley del pecado pero dice Pablo: veo que esa ley... se revela contra la ley de mi mente.
Pablo, amado, uno dice: a ver... la ley del pecado... por un lado, pero ahora habla de: la ley de la mente... y yo no voy a mencionar la ley de Dios, que la mencionó ahí Pablo, pero la ley de Dios se refiere a lo que los judíos tenían como ley, lo voy a dejar a un costado, lo de la ley de Dios, ¿está bien?
Voy a hablar de la ley del pecado, de la ley de la mente y luego de otra ley que menciona el capitulo 8.
Pablo dice: si es que yo no estoy queriendo hacer el mal pero lo hago, hay una ley que me domina. Yo podría decir: a mí no me gusta tal o cual ley que hay en México y quisiera no cumplirla, pero vivo en México, entonces, más vale que la cumpla, que me forme y diga: Sí Señor, porque sino voy a tener un problema.
Pablo dice: aunque yo no quiero, hay una ley en mi cuerpo es la ley del pecado, porque mi cuerpo va a pagar la consecuencia de mi pecado, por eso nos vamos a morir aunque aún en el poder de Dios, seremos resucitados y tendremos nuevo cuerpo como promesa del Padre a nuestras vidas, aún así, este cuerpo tiene que morir por consecuencia del pecado.
Ya no soy yo quien hace, es la ley de mi cuerpo la que me lleva a pecar, pero veo que esa ley del pecado se revela contra otra ley, la ley de mi mente.
Le pregunto: ¿la mente está dentro de qué área del ser humano? Del alma. Por la mente dentro de lo que es, el paquete del alma, ¿está bien? Por la mente se manejan ¿qué cosas? En la vida del ser humano, la voluntad ¿y qué más?
Sentimientos, decisión, emoción, etc. muy bien.
Pablo está diciendo: Esta ley del pecado se revela contra la ley de mi mente ¿cuál ley de la mente de Pablo? La ley de su voluntad. Pablo, humanamente como cualquier ser humano sabe cuál es el bien, usted entreviste a un asesino en la cárcel y pregúntele ¿crees qué todo lo que hiciste y todas las personas que mataste, estuvo bien? ¿Qué le va a decir? No. Él sabe que no estuvo bien, él sabe internamente, como Adán de ese fruto el árbol el cual era de la ciencia del bien y del mal, ahora ellos conocían lo que era el bien y lo que era el mal.
Todo ser humano sabe cuál es el bien y cuál es el mal, pero el problema que la ley del pecado es más fuerte que la ley de la mente y de la voluntad, aunque yo diga no voy a pecar, la ley del pecado se burla y dice: vas a caer en mi trampa porque yo tengo más poder, ¿por qué? Porque la ley del pecado está gobernada por un ser mucho más fuerte llamado Satanás. Entonces, aunque yo no quiero pecar, aunque no me quiero equivocar, la ley del pecado dice: Ahora te sujeto a mi dominio, por eso el problema como cristianos que tenemos cuando decimos, yo voy a agradar a Dios y voy a hacer lo bueno, es que no lo podemos hacer porque nos está gobernando la ley de la mente.
Yo espero estar siendo claro, mi hermano, espero estar siendo claro, porque no podemos vivir la vida cristiana por el esfuerzo, ahora usted va a entender más lo que muchas veces se a dicho desde aquí, por más que queramos agradar a Dios, no podemos, mi hermano entienda bien, no depende de palabras proféticas que usted ha recibido... ¡escúcheme muy bien! ¡Escúcheme muy bien! no depende de que hoy se compre el casete y se lo lleve a su casa, mi hermano no pasa por ahí, ¿sabe de qué depende? De que usted no permita que la ley de su mente y de su voluntad digan: voy a agradar a Dios, porque usted se va a embarcar en la palabra profética y va a tropezar a la segunda cuadra, no va a poder avanzar porque usted determinó que con su esfuerzo lo iba a lograr. Ley del pecado... ley de la mente, pero Pablo después dice: 8
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Y menciona una tercera ley:
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."
Romanos 8:1-2
Hay sólo una clase de gente que puede vivir sin pecar: los que están en Cristo y andan conforme al Espíritu de Dios.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha...
(Tiempo pasado)...
...librado de la ley del pecado que está en mi cuerpo.
Ahora hay un dominio mayor que viene contra el dominio menor, para decirle: Tienes que sujetarte a mi ley. ¿Qué quiero decir? El dominio del Espíritu. Porque fui trasladado al Reino de su amado Hijo, el dominio del Espíritu viene al dominio del pecado a decirle: ahora tú ya no puedes hacer lo que quieres con la vida de fulano y de mengano, porque ese fulano o mengano me pertenece, lo traslade de reino ahora la vida de Cristo está en él, mi Espíritu Santo está en él, entonces, ahora tú no puedes hacer lo que quieres.
¿Cuál es el problema? Cuando nosotros queremos, por la voluntad personal y el esfuerzo y la capacidad y la sabiduría y el conocimiento y la Biblia y repetirme todo el lenguaje, quiero agradar a Dios, no funciona... no funciona siempre tropiezo y vuelvo a tropezar... y vuelvo a tropezar, porque Dios me está encendiendo una luz roja a través de sus tropiezos, que me dicen: estás queriendo hacer mi voluntad, pero por a ley de tu mente, es por la ley del Espíritu... es por el Espíritu de vida que está dentro tuyo, ahora como fuiste trasladado de gobierno hay un nuevo dominio, ahora ya no puedes guiarte por lo que a ti te parece, ahora tienes que ser gobernado por mi Espíritu.
Dice más Romanos 8:
"Porque lo que era imposible para la ley,
por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo
en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley
se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu.
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;
pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte,
pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él."
Romanos 8:3-9
"Así que, hermanos, deudores somos,
no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios."
Romanos 8:12-14
Lo primero que quiero decirle es que vamos a agrandar el entendimiento del concepto hijo de Dios, porque San Juan 1:12, dice que y todos decimos amén, pero Pablo le agrega un poquito de sal y pimienta a esa verdad, dice:
los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Quiere decir, que no me alcanza con decir: yo soy hijo de Dios, yo creo en Cristo, tengo salvación, Él me perdonó los pecados, sí pero de acuerdo a qué reino estás viviendo, ¿quién te está dominado? En definitiva, ¿quién te gobierna? Porque gobierno significa: guía. Si estás en el Reino de la luz, te tiene que estar guiando el Espíritu Santo, estás siendo gobernado por Jesucristo a través del Espíritu, por eso, si estás siendo por el Espíritu, eres hijo de Dios, pero si tú, por la carne, quieres agradar a Dios, la mala noticia de Pablo es: vas a morir, porque todo lo que es de la carne termina en muerte.
¡Me hubieran avisado antes que el mensaje era éste, era para quedarme en casa con dolor de cabeza!
El domingo pasado aprendimos que nosotros tenemos que poner en la misma sintonía a la fe de nuestra propia naturaleza hecha semejanza de Dios y la fe de Dios puesta en nosotros, para ver lo que Dios puede hacer a nuestro favor y a través nuestro.
Hoy se lo explico con esto mismo que estamos leyendo, usted por la ley de la mente, tiene que decir: yo en mi voluntad, me rindo a la ley del Espíritu de vida que está en mí, voluntariamente te digo Señor, ¡gobiérname! Y si tú me gobiernas, todas las cosas van a andar bien, porque Dios no es que quiere anular la ley de la mente, de la cual habla Pablo, lo que Pablo se daba cuenta es que la ley de su mente lo llevaba al bien, la ley de la mente y de la voluntad le decía: eso está mal, eso es pecado, eso no se hace, sí está bien pero, por más que la ley de mi mente me lo diga, yo vuelvo a caer, me equivoco, no tengo la capacidad, pero ahora, por la ley del Espíritu, yo digo: Voluntariamente me rindo ante ti para que ahora estén en sintonía, la ley de mi mente, de mi voluntad, con tu ley Señor, con la ley de Espíritu de vida, ahora gobiérname y haz lo que tienes que hacer.
Por eso Pablo dice: los que viven según la carne... no pueden agradar a Dios...
El versículo 7 dice: Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios.
¿Sabe qué significa eso? Que todos los deseos de nuestra carne van en contra de Dios, aunque el deseo de nuestra carne sea agradar a Dios, aunque yo diga: No, yo quiero agradar a Dios, y yo voy a agradar a Dios, y yo me voy a poner los pantalones en esta situación, y voy a hacer lo que Dios quiere, Dios dice:
Eso está en contra de mi ley y de mi voluntad.
¡Pero Señor! Si lo único que quiero es agradarte... si quiero hacer tu voluntad... sí pero no funciona así, tú somete tu voluntad a mi gobierno, también entonces vas a ver como no necesitas hacer ningún esfuerzo, simplemente haces mi voluntad porque la vida de mi Hijo Jesús esta en ti.
Mi hermano, no habría posibilidad para que nosotros hagamos algo contrario a la perfecta voluntad de Dios, no habría posibilidad, no podría ser que nosotros hagamos cosas contrarias a la voluntad de Dios, ¿sabe por qué? Porque la vida de Cristo esta en mí y me gobierna Cristo, nunca va a hacer algo contrario a la voluntad de Dios.
Entonces, la pregunta es: ¿Por qué, entonces, hago cosas contrarias a la voluntad de Dios? Es lógico, no porque las hago, porque yo me quiero guiar por la ley de mi mente y de mi voluntad, pero cuando lo hago, la ley del pecado que esta en mis miembros dice: Ésta es la puerta de entrada, aunque yo quede crucificada, dice la naturaleza de pecado, en la cruz, él me está abriendo la puerta, porque voluntariamente quiere agradar a Dios, pero como mi ley de pecado es más fuerte que la ley de su mente, entonces ahora, voy a gobernar, voy a dominar y lo voy a hacer caer.
Hermano yo sé que esto, por momentos, parece trabalenguas, pero le pido al Espíritu Santo que le esté mostrando lo que yo le estoy explicando para que usted pueda percibir, si es necesario llévese el casete y sí, vuelva a escucharlo pero con temor de Dios, para decir: ¡Espíritu Santo, enséñame!
Es por eso que, como congregación estamos en un periodo de transición, que pareciera que nunca acaba... que nunca se termina, ¿por qué? Porque estamos con nuestra carne, con nuestra mente y con nuestra voluntad diciendo: Vamos a agradar a Dios.
Y Dios dice: Todavía no aprendiste, tienes que entender que tienes que sujetar tu voluntad a mi gobierno. Entonces, por mi Espíritu, claro que me vas a agradar y vas a hacer mi perfecta voluntad y la congregación va a tener un giro, un cambio como siempre lo has querido, pero no te atreviste a creerlo porque ves que las cosas no funcionan.
Dios nos quiere llevar a una mayor gloria pero es necesario permitirle al Espíritu Santo que nos gobierne.
Ahora vamos a Gálatas:
"Digo, pues (dice Pablo): Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne."
Gálatas 5:16
Este mismo versículo en la Nueva Versión Internacional es un poquito más correcto de acuerdo al original:
"Así que les digo: Vivan por el Espíritu,
y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa".
Leído en la Reina Valera parece que nos da una orden al decir: Anden por el Espíritu, pero otra orden al decir: y no satisfagan los deseos de la carne, ¿no? El original no dice eso, el original dice: Ustedes anden por el Espíritu y entonces no caminaran en las cosas de la carne, eso dice, porque sino sería nuevamente un esfuerzo personal, de andar en el Espíritu y no en la carne, no... no... Pablo, no se va a contradecir, el Espíritu Santo no se va a contradecir, entonces, el original está diciendo: Anden por el Espíritu y no van a satisfacer los deseos de la carne, ni les va a picar el bichito... ¿y cómo será? ¿y qué tal si pruebo? No... no... no... Anden por el Espíritu y la carne quedó anulada, lo legal de la cruz se hace real pero ¿cómo se hace real? Por andar por el Espíritu, no de otra manera.
"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu,
y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley."
Gálatas 5: 17-18
¿Saben qué? A mi me llamó la atención al estudiar esto, lo que significa la primera palabra andad en el Espíritu, porque la palabra andad, es en el original una palabra que tiene que ver con "caminar por todas partes, andar por doquier". ¿Sabe qué significa esto? Que en la vida cotidiana, andamos y vivimos por el Espíritu, cuando Pablo dice: andad en el Espíritu, en realidad, Pablo en el original griego ¿sabe qué le estaba diciendo a la Iglesia? Iglesia todos los días de su vida, en toda situación, en toda dificultad, en cualquier pensamiento, en sus decisiones, en sus palabras, en sus intenciones, sean guiados por el Espíritu, todos los días.
Acá está la dicotomía, acá está, nosotros en la vida de todos los días, el jefe, la familia, mis papás, la esposa, mis hijos, mi abuelita, muchos problemas, el negocio, la empresa, muchos problemas, mi jefe, muchos problemas... muchos problemas... ¿cómo hago? No puedo... no puedo... no puedo... llegó el domingo, a la iglesia, si hay que servir, me cargo los parlantes, subo, bajo... no, es que... yo amo al Señor con todo mi corazón, con todo mi ser, con toda mi alma, con todas mis fuerzas y con mis entrañas, mis tuétanos, con todo... sí... sí... está bien... está bien... está bien...
Pero Dios, no creas que va a medir en un más alto rango tu carga del parlante del domingo, que tu vida cotidiana viviendo por el Espíritu, porque entonces, también nosotros estamos haciendo de la vida cristiana un legalismo, creemos que para Dios es más importante cargar el parlante, que vivir por el Espíritu de lunes a sábado, estamos mal... estamos mal...
No, lo que Dios quiere decir es: El parlante, la bocina que vas a cargar el domingo va a dar como resultado, va a mostrar que tú viviste por el Espíritu, de lunes a sábado y vienes con un gozo tan grande adentro, que no lo puedes retener y la bocina te queda liviana, por el gozo del Espíritu que está adentro tuyo, que la levantas con un dedo, pero el problema es que no ando por el Espíritu y todo para mí es un esfuerzo y el horario para llegar y salirme de la comida de casa es que ¿cómo les puedo decir a mis papás que me voy a la Iglesia? ¡Es que no me entienden! ¿Y cómo? ¿y cómo les voy a decir a mis tíos, a mis familiares, justo en el cumpleaños de menganita? ¿Que es domingo y que el domingo tengo que llegar a las tres y media para cargar la bocina?
Son dos andariveles diferentes, estamos en dos caminos absolutamente diferentes.
Por eso el ministerio, siempre que no andes en el Espíritu, el ministerio te va a ser una dificultad, entiéndeme muy bien, escúchame por favor muy bien, si no estás andando por el Espíritu, siempre en el ministerio vas a tener problemas, porque Dios... Porque Dios, no cierra los ojos cuando llegaste el domingo y te pones a servir a Dios, los tiene tan abiertos como mañana a las diez de la mañana en el lugar donde vas a estar, sus ojos están abiertos de día y de noche sobre toda la humanidad, observa y mira Dios, a ver quién encuentra con corazón íntegro delante de Él, observa y mira también aquellos que van a ser verdaderos adoradores de día, de tarde, de noche, de madrugada en todo tiempo, en todo tiempo, Dios observa.
Por eso no es que, cuando llegas el domingo acá Dios dice, bueno, no importa, no ahora, me está sirviendo, voy a ser un poco contemplativo, voy a sentarme en mi trono a observar ¡qué lindo me sirve! Pero nosotros a ese nivel estamos haciendo el ministerio, a ese mismo nivel nosotros, queremos endulzar el corazón de Dios con el ministerio.
Si voy a servir va a ser por el Espíritu, si voy a caminar de lunes a sábado va a ser por el Espíritu, todos los días de mi vida voy a andar y a ser guiado por el Espíritu, ¿por qué? Porque he comprendido que fui sacado de un reino para ser trasladado a otro y que ahora hay una ley mucho más poderosa que otra ley que está gobernándome, la ley del Espíritu de vida que está en mi, esa ley puede gobernar, la ley de mi mente y de mi voluntad para que mi voluntad, esté sincronizada con el Espíritu de Dios y siempre lo que voy a desear, lo que voy a querer, va a ser la voluntad de Dios. Ni voy a pensar en otra cosa, no voy a querer otras cosas, aún transformaré mis días, mis circunstancias, mi trabajo, mi actividad, todo lo voy a trasformar en algo que honre a Dios y muestre que la ley del Espíritu de vida me está gobernando todo lo que yo hago, absolutamente todo.
Vamos al último pasaje, Efesios 4 dice de esta manera:
"Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis
como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay,
por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron
toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia
para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados,
conforme a la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme
a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:17-24
Lo primero que Pablo le dice a los Efesios es: Ahora yo les digo y requiero, reclamo de ustedes, lo siguiente, ya no anden como los otros gentiles, o sea, como aquellos que no conocen a Cristo, ustedes son gentiles, a la par son igualitos, nada más que ustedes ya conocieron a Cristo, ellos no lo conocen, no anden como ellos, porque ellos andan en la vanidad de su mente.
La Nueva Versión Internacional dice: pensamientos frívolos, cuando nosotros, por el esfuerzo, aún queremos agradar a Dios, tenemos toda clase de pensamientos fuera de lugar que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios, que pueden parecer muy bonitos, pero son solamente de nuestra carne. Los deseos de nuestra carne, vanidad de nuestra mente, porque no hay una mente que se a sujetado al dominio de la ley del Espíritu, pero el asunto es que no se queda la vanidad de la mente, así solita dice que esta gente, por esa vanidad, tiene el entendimiento entenebrecido, están ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos y por la dureza de su corazón y llegan a tal punto, que pierden toda sensibilidad y se entregan a la lascivia, o a la inmoralidad para cometer con avidez toda clase de impurezas.
O sea, si yo insisto en que la ley de mi mente me gobierne y mi voluntad y mi deseo de decir, yo voy a agradar a Dios, no sólo que estoy corriendo un riesgo, es aquel peligro de extinción que dije al principio, todo lo que hay de Cristo en mí va a comenzar a apagarse, de tal manera, que por esa mente vanidosa que yo estoy permitiendo que me gobierne, mi entendimiento se va a entenebrecer, a oscurecer, voy a empezar a estar ajeno de la vida de Dios, porque voy a caminar en ignorancia y mi corazón se va a endurecer de tal manera que cuando ya mi corazón llegue a cierto punto, va haber toda clase de insensibilidad y entonces, después no voy a tener problema de entregarme a la inmoralidad.
Yo sé que está difícil lo que digo, pero Pablo le está diciendo esto a los efesios, para mostrarle cómo es la vida de aquellos que no tiene a Cristo.
Ahora, cuando yo me gobierno por mi propia naturaleza y por mi mente, estoy actuando como uno que no tiene a Cristo, porque ahora, Dios me ha dado el Espíritu Santo y la vida de Cristo para que yo pueda ser gobernado por esa vida y ya no por mi pensamiento, por eso se produce toda esta clase de consecuencias.
Y después dice:
En cuanto a la pasada manera de vivir...
¡Despójense! del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos.
¿Cuál es el viejo hombre? Aquél que estaba acostumbrado a vivir en aquél reino, en el de las tinieblas, el viejo hombre el cual Cristo ya pagó, el viejo hombre que está acostumbrado a decidir por sus propios pantalones, el viejo hombre que se gobierna a sí mismo.
Pablo dice: ese viejo hombre, legalmente quedó en el otro reino, así que les pido Iglesia, ustedes despójense de ese viejo hombre, ya no lo tomen en cuenta.
Y les dice después: renuévense, en el Espíritu de vuestra mente porque ahora mi mente tiene que ser renovada para sujetarse a la ley de Dios por el Espíritu Santo y yo empezar a funcionar con la famosa mente de Cristo, esa mente que también, Pablo dijo que la tenemos, pero que pocas veces usamos, ahora ustedes renuévense en su mente ¿por qué? Porque la mente de Cristo tiene que funcionar, ahora ustedes no pueden sacar determinaciones como a ustedes les parece.
Tú ponte a pensar las veces que sacas conclusiones por tu propio entendimiento y ponte a pensar, si esas conclusiones que sacaste estaban de acuerdo a la Palabra y al Espíritu Santo y te vas a dar cuenta de la realidad.
Sí... aquí está mi mente, mi voluntad, a mí me parece que las cosas son así, sí que aquello... lo otro... el problema... sí, está bien, todo muy lindo pero, ¿cuáles son la conclusiones? Esas conclusiones te muestran que el Espíritu Santo no te está gobernando, quiere decir que de poco servía que te dejaras gobernar por tu mente.
Y después dice:
y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:17-24
¡Mire, este nuevo hombre! Es mucho más poderoso de lo que nosotros pensamos, ¿sabe por qué? Porque si bien, es el nuevo hombre que tiene que ver con la imagen de Cristo y la vida de Cristo que está en nosotros, cuando Pablo habla del nuevo hombre, también se está refiriendo al Cuerpo de Cristo, la Iglesia.
Ahora ustedes miembros individuales, que se han despojado del viejo hombre y que viven por la vida de Cristo y por la mente de Cristo que han recibido y se guían por el Espíritu, ahora revístanse del nuevo hombre, que es el Cuerpo de Cristo. O sea, ¡únanse unos a otros! Y digan: Como un Cuerpo, somos el nuevo hombre que Cristo ha creado para mostrar en el mundo el gobierno de Dios.
¡Ahí llegamos a ser una Iglesia poderosa!
Pero mientras tanto, somos una semi-Iglesia, algo así, como una Iglesia pero no una Iglesia... Esta Iglesia es el nuevo hombre que Cristo ha creado, dio su vida, se entregó por la Iglesia, para que individualmente cada miembro sepa despojarse de lo que hay que despojarse y juntos como miembros aprendamos a vivir como un solo hombre creados en Dios.
Eso significa que, quien te ve a ti y me ve a mí, va a ver a dos persona iguales, físicamente, somos muy diferentes, pero por dentro iguales guiados por el mismo Espíritu Santo, tomando las mismas clases de decisiones, gozándonos en el Espíritu de la misma manera, viviendo en el poder del Espíritu de la misma forma, somos iguales porque la misma vida de Cristo está en nosotros, no hay diferencias.
Por eso, ahora entiéndame muy bien, sólo lo voy a leer, porque no lo voy a explicar y en realidad ya voy a terminar. Vamos a leer desde el versículo 25, ahora, entiendan porqué Pablo se mete en estas cuestiones prácticas, dice:
"Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;
porque somos miembros los unos de los otros."
Efesios 4:25
¿Ahora entiende por qué Pablo dice esto?
Porque si estás revestidos del nuevo hombre, que es la Iglesia, y unidos en un mismo Espíritu, yo no puedo seguir hablando con mi hermano y hablando con mentira para engañarlo, para quedar bien. Por eso, Pablo se mete en los temas prácticos, no porque Pablo pretende que nos esforcemos en hacer esas cosas, sino porque esas cosas van a ser el resultado de personas que se han despojado del viejo hombre y que se han revestido del nuevo hombre creado según Dios, de la misma vida de Cristo y del Cuerpo poderoso, de la Iglesia.
"Airaos, pero no pequéis;
no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo."
Efesios 4:27
Quiere decir que: Aunque muy creyentes y muy bautizados por el Espíritu, le podemos dar lugar al diablo mi hermano.
"El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos
lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristéis...
Aquí aparece...
...al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia,
y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
Efesios 4:28-32
¿Se pueden tener relaciones entre hermanos de esta naturaleza? ¡Claro que se puede! Lo que pasa es que se requiere ser despojado del viejo hombre y ser revestido de nuevo como una sola persona. Mi hermano, como si todos los que estamos acá fuéramos uno, como personas que no tienen diferencias en sí mismas, porque la misma vida de Cristo nos está gobernando.
Por eso tiene que haber, mi hermano, un antes y un después, que todos puedan ver que algo ocurrió en nuestro interior por el poder y la obra sobrenatural del Espíritu y ya no somos la mismas personas, eso se tiene que ver en el seno de casa, en la cocina, en el comedor, cuando estamos cenando, eso se tiene que ver, en tu trabajo, tu jefe tiene que notar que algo diferente ocurrió en tu vida, eso lo tenemos que ver todos los que compartimos este Cuerpo local, tiene que sernos evidente a todos y a cada uno de nosotros, que el Espíritu Santo está haciendo algo poderoso en nuestras vidas y que ya no estamos siendo guiados por nuestra naturaleza, ni por nuestra mente, ni por nuestros deseos, ni por nuestra voluntad, sino que estamos siendo guiados por la ley del Espíritu de vida que está en nosotros.
Se tiene que ver que hay una Iglesia que desborda de gozo... que desborda de gozo porque cada día que ha pasado, ha encontrado posiblemente una dificultad, pero en la cual el Señor se glorificó, en la cual el Espíritu Santo hizo lo que tenía que hacer, dificultad que fue puesta debajo de los pies del Señor y por ende, debajo de nuestros pies. Se tiene que ver que los deseos que tenemos en nuestro corazón tienen que ver con los deseos del corazón de Dios, que acá no muestro una clase de deseos pero allá, dónde nadie me ve, yo creo que nadie me ve, tengo otra clase de deseos.
Por eso, sabe que a veces se hace infructuoso que nosotros nos reunamos, aunque tenemos la responsabilidad siempre de hacerlo, pero como pastores, nos reunamos y hablemos con algunos de ustedes y le digamos, por ejemplo: ¿Qué pasa que hace tanto tiempo que no vas a tú célula?
Lo quiero bajar a lo práctico, está bien, es infructuoso, ¿sabe por qué? Porque, si la vida de Cristo estaría gobernándonos, ninguno de nosotros va a dejar de asistir a una cita que tenemos con el Señor.
Para que haya una transformación en aquellos que están oyendo la Palabra sábado tras sábado, no va a ser necesario un llamado telefónico, para decir: ¿qué paso que no te vi el domingo pasado? ¿Por qué no te vi? Porque el domingo sabemos que hay una cita imperdible con nuestro Señor como Cuerpo, porque yo vivo de cita en cita con el Señor, todos los días el Señor está conmigo, pero el domingo es una cita como Cuerpo, nadie me lo tiene que refrescar, mucho menos recordarme cuál es el horario en el cual yo voy a llegar para servir en el ministerio en el cual tengo la posibilidad de servir a Dios, mucho menos, mucho menos hermano, que no nos alcanzó el tiempo y tenemos que seguir trabajando afuera, aunque la reunión ya empezó, pero para sacarnos el trabajo y no quedarnos más tarde.
Llega un momento que esas cosas son diálogos de niños y no podemos seguir hablando así, tenemos que entender que Dios nos quiere llevar a otra madurez.
A mí siempre me alegra que haya personas muy nuevas en Cristo escuchando estas cosas, ¿saben por qué? A los que son más nuevitos, por lo menos de los que conozco, identifico a dos, ¿saben por qué? Porque si ustedes toman esto y le dicen al Señor: yo voy a vivir por esta verdad, sus vidas van a ser transformadas a otro nivel y aquellos que los trajeron, que los invitaron, van a decir: ¡y ahora qué paso! ¡Me lo convirtieron en el correcaminos! Porque ahora nadie lo detiene... nadie la detiene ¡y claro porque ustedes supieron agarrar la verdad y atesorarla en sus vidas!
Hermanos no es cuestión de que, aparentemente, las cosas están bien, no es una cuestión de fondo, si no somos guiados por el Espíritu, estas cosas prácticas que Pablo habló, no se pueden cumplir, vamos a seguir mintiéndonos unos a otros, vamos a seguir tratando de no trabajar mejor, ¡a ver que changuita me encuentro! ¿No? Para salir del paso, en vez de decidirme: a trabajar... y a hacer lo que tengo que hacer.
Si puedo ir a pedirle a mi vecino que me regale un plato de frijoles ¿por qué no hacerlo? No... Eso no es hurto, pero delante de Dios, es como si lo fuera, porque Él me dio toda la capacidad para hacerlo.
Yo sé que estoy hablando cosas fuertes, parecen muy sencillas pero son muy fuertes, es tiempo de ser guiados por el Espíritu en todas las cosas de nuestra vida, entonces, veremos un cambio que no lo produjo ni el pastor, ni los pastores asociados, ni el líder de la célula, ni el líder de mi ministerio, porque ninguno de nosotros vamos a producir este cambio, lo único que somos es instrumentos de Dios para que la Palabra y lo que Dios quiere, llegue a cada una de sus vidas, es lo único que somos, el cambio no lo vamos a hacer nosotros.
Por eso, aún hasta ingenuamente, hasta podemos, si no estamos bien aguzados en el Espíritu, hasta podemos ser engañados y creernos alguna cosa que usted nos diga, o nos aparente y decir: que bien lo que Señor está haciendo. Pero, ¿sabe cuál es el asunto? Que con el paso del tiempo, el Señor va a prender la luz roja y decir: ¡cuidado! Ahí hay algo que no está bien, hay algo que quedó pendiente, hay algo que no está solucionado, hay algo que la vida de Cristo no está produciendo.
Mi hermano, necesitamos hacer un antes y un después.
¿Usted se da cuenta que todas estas cosas Pablo la habló a los cristianos, para que ellos las hagan? Pablo no dijo: ¡Estoy orando por ustedes para que anden por el Espíritu! Pablo no dijo: Estoy orando por ustedes para que el Espíritu Santo los convenza de despojarse del viejo hombre, no... no... Pablo oraba para cosas más importantes.
Oro, para que sean llenos del conocimiento del hijo de Dios, para que sean revestidos de su amor, pero despojarse del viejo hombre es mi responsabilidad, vivir por el Espíritu es mi responsabilidad, porque yo tengo que estar dispuesto a decir, ya no vivo en Argentina ahora vivo en México y ahora voy a vivir como si fuera un mexicano más.
Ahora ya no vivo en el reino de las tinieblas ahora estoy en el Reino de Jesucristo y voy a vivir con un buen representante de Jesucristo.
Lo único que quiero hacer para terminar, es que, cada uno de ustedes de manera personal e individual pueda hacer un balance y un análisis delante de Dios y ustedes estén dispuestos a someter su propia voluntad, sus esfuerzos, su forma de pensar, todo, al señorío de Cristo y a la ley del Espíritu de vida que está dentro de cada uno de nosotros.
Hermano es una decisión, no es un proceso... que voy a ver... que más o menos... tal vez... que dentro de un tiempo llego. No... no... no mi hermano... No mi hermano, es una decisión, rendición completa, total y absoluta a la vida de Cristo que está en mí, para ser gobernado por esa vida.
A ninguno de nosotros nos conviene ser cristianos tibios, no nos conviene ¿sabe por qué? Porque nos hacemos un daño, porque nos engañamos y porque terminamos frustrados, no nos conviene, no nos produce ningún placer ser un cristiano tibio.
Lo único que trae gozo del Espíritu Santo, es ser un cristiano con todas las letras, como Dios quiere, porque estoy permitiendo que el Espíritu Santo me gobierne. Eso es lo único.
Por eso, quiero permitir que nos tomemos este tiempo, para que cada uno individualmente ore a Dios, analice, saque su evaluación y diga:
Aquí está Señor mi vida, la cual conoces a la perfección, pero yo ahora rindo lo que debo rendir a ti para empezar a vivir por, ser guiados por el Espíritu y realmente vivir en tu Reino.
Que cada uno de ustedes lo pueda hacer delante de Dios.
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