
de lo expresado verbalmente en público.
 
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* Efesios 3:9-11. Los propósitos de Dios son eternos y la Iglesia tiene una participación ineludible.
• EL MISTERIO ¿Cuál es? Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo. (v. 6; aquí ya se introduce la Iglesia).
• ¿CUÁL ES EL MEDIO DE UNIÓN? “Por medio del evangelio” (v. 6), que es… “el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (v.8).
• ¿QUIÉN ES EL AGENTE? La Iglesia “…dada a conocer por medio de la Iglesia” (vs. 9-11).
  * Efesios 4:10-16. Dios tiene un plan, una  estructura y una estrategia para que el cuerpo de Cristo, la Iglesia funcione,  se edifique, crezca con sentido de destino y cumpla el plan en la tierra, a  través de: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
  
  * Efesios 2:20. El fundamento que colocaron apóstoles y profetas.
  
  * JESÚS: El primer apóstol (Hebreos 3:1); el primer profeta (Lucas 24:19; Mateo 21:11); el primer evangelista (Mateo 9:35-36); el primer  pastor; (Juan 10:11; 1ª Pedro 5:4); el primer maestro (Marcos 4:38;  Juan 13:13-14).
  
  * EL MINISTERIO APOSTÓLICO: Tiene que ver con fundamento, implantación,  solidificación, edificación, enseñanza, corrección, cobertura, paternidad,  gobierno, autoridad y unción espiritual.
  
  * EL MINISTERIO PROFÉTICO: La palabra profética llama al  arrepentimiento, a la confesión, a arreglar las cuentas con Dios, a que el  pueblo viva en santidad. La palabra profética activa y libera el plan y los  propósitos de Dios, para una persona o una Iglesia. La palabra profética es  creativa. La profecía no sólo nos informa de lo que Dios está haciendo, sino  que impulsa el movimiento. La profecía hace algo más que confirmar: LIBERA.
  
  
  
  
   ¿CÓmo la Iglesia perdiÓ el Fundamento?
  * SIGLO I: Jesús, luego de resucitar y antes de ascender al cielo, reúne  a los apóstoles y les da instrucciones de no moverse de Jerusalén, hasta  recibir la “promesa del Padre”, el bautismo con el Espíritu Santo, del cual Él  mismo les había hablado (Lucas 24:49). Este bautismo tenía como objetivo  “equiparlos con poder para ser testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria  y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
  El Señor asciende al cielo. El grupo de apóstoles y fieles, se reúne en el  Aposento Alto para orar; era un número de ciento veinte. Días más tarde, en la  celebración de la fiesta de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los  que estaban reunidos.
  A partir de ese día la Iglesia comenzó a tomar forma. El apóstol Pedro predica  un poderoso mensaje de arrepentimiento y tres mil personas creyeron y fueron  bautizadas (Hechos 2:41).
  
  La característica de la Iglesia naciente fue: “Y perseveraban en la  doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del  pan y en las oraciones” (Hechos 2:42).
  
  La Iglesia nace con apóstoles y crece, aún en medio de gran persecución. Los  miembros de la Iglesia en Jerusalén fueron esparcidos por toda Judea, Samaria y  lo que hacían era llevar adelante la misión: Predicar a Jesucristo.
  Además de soportar la persecución, la Iglesia tuvo que luchar con herejías como  el gnosticismo. Este movimiento insistía en la salvación mediante una sabiduría  secreta o “gnosis” (conocimiento). Proclamaban el conocimiento superior  basado especialmente en principios filosóficos, misterios de iniciación y  elementos de magia. Los gnósticos estaban descontentos con lo que consideraban  “la simplicidad del cristianismo” y querían convertirlo en una filosofía, para  alinearlo con otras filosofías que dominaban en ese tiempo.
  
  Los gnósticos sostenían que la materia es enteramente mala y el espíritu  totalmente bueno. Surgía entonces una contradicción: Cómo un Dios bueno podía  haber creado un mundo malo. La conclusión era que Dios no fue el agente de la  creación.
  Los gnósticos también negaban la plena divinidad y plena humanidad de  Jesucristo. Decían que Jesús podía haber sido una de las tantas emanaciones de  Dios. Aún en medio de tantas ideas confusas y heréticas, la Iglesia se mantenía  firme, predicando el poderoso mensaje de salvación.
  
  Los apóstoles fueron muriendo y el último que muere es Juan al final del Siglo  I. Los hombres que, discipulados por los apóstoles, los sucedieron, fueron  llamados LOS PADRES APOSTÓLICOS (Clemente, Ignacio, Papías, Policarpo). El  nombre de “padres” era una designación popular, dada la ternura paternal que  reflejaban. La tarea de estos padres culmina en el siglo II.
  
  
  * SIGLO II: A comienzos de este siglo el cristianismo estaba bien  establecido, especialmente en Asia Menor. Las comunidades cristianas se  encontraban bien organizadas e iban madurando rápidamente, mientras el mensaje  de Cristo se esparcía notablemente no sólo dentro del Imperio Romano, sino más  allá de sus fronteras.
  Los creyentes desbordaban de entusiasmo, confesaban su fe acompañados de  señales, prodigios y maravillas obradas por el Espíritu Santo. Había  sensibilidad a las operaciones del Espíritu, la gente continuaba siendo  bautizada con el Espíritu Santo y los dones fluían con libertad.
  La conducta de los cristianos llamaba la atención del Imperio Romano que veía  en los cristianos una secta que seguía algo extravagante y que además despreciaba  a las religiones conocidas. Comienza entonces una presión notable por parte del  Imperio hacia los cristianos. Las herejías continuaban y de adentro se  levantaban voces disidentes que ponían en peligro la fe tal como la habían  enseñado los apóstoles.
  
  El Canon (regla de medir) del Nuevo Testamento comienza a establecerse en este  siglo. La Iglesia debe definir cuál es su confesión de fe, cómo definiría sus  ministerios, qué actitud asumiría frente al Estado con las persecuciones de las  que era objeto y otras cuestiones importantes. Mientras tanto se mantenía firme  la doctrina apostólica y no dejaba de experimentar poderosas manifestaciones  del Espíritu Santo.
  
  En el último tercio del Siglo II, aparece la idea de universalidad y comienza a  denominarse a la Iglesia como IGLESIA CATÓLICA (no romana).
  Ireneo, uno de los más grandes teólogos de este siglo y obispo de Lyon, enseñó  la unidad de la Iglesia. Una unidad espiritual y no orgánica.
  Lamentablemente, y a pesar de esta enseñanza, se tergiversó el concepto de  unidad espiritual y surge una tendencia de transformar esa unidad en unidad  organizacional.
  Ireneo también enseñó que Pedro y Pablo fundaron la Iglesia de Roma, designando  sucesores. (No hay apoyo bíblico e histórico fidedigno para sostener esta teoría).
  
  
  * SIGLO III: Este siglo fue un tiempo de grandes oportunidades para el  testimonio de la Iglesia, pero al mismo tiempo de enormes dificultades. 
  
  La Iglesia continuaba creciendo en especial en Asia Menor, pero hacia mediados  del siglo, fuertes persecuciones pusieron en serio peligro su supervivencia en  varias regiones. Esto creó muchos problemas internos entre los cristianos.
  
  A lo largo de este siglo, la Iglesia, a pesar de todo, continuó con el mensaje,  expandió sus fronteras geográficas y sociales a un ritmo asombroso. Poco a  poco, se fue transformando en un imperio dentro del Imperio.
  
  A mitad del Siglo III, Cipriano, obispo de Cartago, enseñó que la Iglesia  Universal (fuera de la cual no había salvación), debía ser gobernada por los  obispos sucesores de los apóstoles. Él sostuvo que la autoridad apostólica  había sido dada primero a Pedro. Así fue como la Iglesia de Roma se hizo  predominante, porque se creía que él la había fundado.
  
  
  * SIGLO IV: Con la supuesta conversión de Constantino (entre 312 y 325 D.  C.) la suerte del cristianismo en el ámbito del Imperio Romano, comenzó a  cambiar. De religión perseguida pasa a ser favorecida por el Imperio. En el año  379, el cristianismo se transformó en la religión oficial del Estado, a través  del emperador Teodosio.
  Con todos los privilegios y condiciones favorables, la Iglesia relaja sus  convicciones. No hay ética, ni preocupación evangelística y misionera; se  pierde el compromiso con el estilo de vida del Reino.
  
  El cristianismo se fue institucionalizando poco a poco, cediendo a las  presiones imperiales. El Imperio utilizaba la fe cristiana para sus fines  políticos con el propósito de unificar el Imperio que estaba en decadencia.
  Fue inevitable que el liderazgo de las Iglesias se identificara con el Estado,  y con su protección, aprendiera a confiar más en los mecanismos del poder  humano que en el poder de Dios. Es así que el proceso de institucionalización  del cristianismo estuvo acompañado de la pérdida del poder y los dones del  Espíritu Santo.
  En este estado de debilidad espiritual surgen controversias teológicas muy  fuertes. Había problemas para resolver la relación entre las tres personas de  la Trinidad y a pesar de que se declara la divinidad del Espíritu Santo, en el  Concilio de Constantinopla en el año 381, paradójicamente el Espíritu comienza  a ser reemplazado por la devoción a la virgen María.
  En este contexto, el sacerdocio universal de los creyentes, dio lugar al  surgimiento de un clero (conjunto de sacerdotes o eclesiásticos, clase  sacerdotal), y este clero se transformó en el símbolo de lo sagrado.
  
  Los dones espirituales que el pueblo ejercía, pasaron al ejercicio exclusivo  del clero. Se pensaba que el pueblo era ignorante espiritualmente, y que la  clase sacerdotal era la única capaz de ministrar la Palabra, a enfermos y  afligidos; tener a su cargo la adoración, administrar el bautismo, el  matrimonio y la muerte. Eran los únicos que podían hablar en lenguas, los  únicos que podían echar fuera demonios, etc.
  De este modo, es a partir de este período y bajo estas circunstancias, que  comienza a robársele al pueblo cristiano el derecho de ejercer los dones bajo  la guía del Espíritu y el privilegio de servir como agentes del poder recibido  por la presencia y operación del Espíritu Santo.
  Los obispos fueron ampliando su radio de acción y estaban por todo el Imperio  para suplir las necesidades administrativas de la Iglesia.
  
  Una conclusión lamentable de este siglo es que en este proceso de  institucionalización, el modelo de la “ekklesia” (la asamblea de los  llamados afuera), pasó a ser la congregación de los “llamados adentro”.  La Iglesia, el mundo y el Imperio eran una sola cosa. Ser ciudadanos del  Imperio, era ser cristiano y viceversa. Ciudadanía imperial y condición  cristiana, llegaron a ser sinónimos. El poder del sistema y de la carne,  comenzó a imponerse sobre el poder del Espíritu. ¿Podría haber gobierno  apostólico allí? Imposible.
  
  
  * SIGLO V: Por este siglo, Roma pretende tener supremacía sobre los otros  obispos argumentando que esa Iglesia había sido fundada por Pedro. Se  intensifica la idea de sucesión apostólica, o secuencia de nombramiento de  obispos. Finalmente, Roma sale airosa en su debate y el papa, el obispo de  Roma, llegó a ser reconocido como el obispo superior a todos. De ahí el nombre  de Iglesia Católica Romana.
  
  La Iglesia ingresa al período conocido como "EDAD MEDIA" que va del  siglo V al siglo XV, durante el cual la Iglesia institucional gana un inmenso  poder político y social lo cual produce oscurantismo espiritual. De esta forma  se alejó de la verdadera enseñanza y práctica apostólica.
  Más tarde, la REFORMA PROTESTANTE del siglo XVI empezó a sacar a la  Iglesia  de las tinieblas espirituales que había cegado su mente por  varios siglos. Esto, gracias a Martín Lutero.
  
  La Reforma, desafió la doctrina monopólica de la sucesión apostólica, ya que  Lutero consideraba que la autoridad apostólica sólo está en la Biblia, más que  en la Iglesia y sus instituciones.
  Desafortunadamente, algunos de los más  prominentes reformadores, también creyeron que el período apostólico había cesado al mismo tiempo que el  Nuevo Testamento estuvo en vigencia (CESACIONISMO).
  
  La teoría del cesacionismo ha hecho mucho daño a la Iglesia. Este concepto de  que hay cosas que cesaron sostiene que los dones espirituales y las  manifestaciones del Espíritu Santo, desaparecieron de la Iglesia a finales del  primer siglo. Lo mismo se dice del ministerio apostólico (que incluye al  profético); los cesacionistas afirman la terminación del ministerio apostólico  con la muerte del último de los apóstoles. Con ello entonces se está negando  tácitamente el carácter apostólico de la Iglesia.
  
  Es de suma importancia tomar en cuenta que si bien es cierto los apóstoles  murieron, no “murió” el ministerio u oficio; de igual manera que el presidente  de un país puede morir, pero por eso no “muere” la función o el cargo.
  Por otra parte, y esto es superlativo: ¿En  que pasaje bíblico, en que libro o carta del Nuevo Testamento, se afirma que  éste ministerio cesó? En ninguno, ya que el plan de Dios es desde el principio  para la Iglesia.
  
  
  
  
   Tiempos de RestauraciÓn 
  El tiempo de oscurantismo espiritual dejó a la Iglesia sorda y ciega  espiritualmente. Perdió su dependencia del Espíritu Santo y ya no había guía y  dirección hacia toda la verdad. Los líderes y la Iglesia en un sistema  religioso institucionalizado, tenían ojos pero no podían ver, no escuchaban la  voz del Espíritu dirigiéndoles. De esta forma la Iglesia fue traicionada por la  tradición de los hombres, robada y saqueada de su heredad espiritual en Cristo. 
  Sin embargo, el Señor en su fidelidad promete ¡restauración! (Isaías  42:16-22). La promesa de restauración llevaría a su pueblo no sólo a la  posición original, sino que podría proyectarse hacia un lugar más alto.
  
  Es clave analizar lo dicho por el apóstol Pedro en Hechos 3:21 “…a  quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los TIEMPOS DE LA  RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, DE QUE HABLÓ DIOS POR BOCA DE SUS SANTOS  PROFETAS, que han sido desde tiempo antiguo” (ver Amós 3:7).
  
  
  
  
   DefiniciÓn del tÉrmino RestauraciÓn
  En el Nuevo Testamento se usa sólo una vez la palabra griega “apokathistemi” (restaurar) en Hechos 3:21. Literalmente significa regresar algo otra vez a su  lugar, en su orden original.
  
  De todas maneras, en la Palabra cuando algo es restaurado se multiplica de  forma que la condición de aquello que es restaurado, supera su estado original  (Joel 2:21-26).
  
  Si en la ley de Moisés una persona robaba un buey o una oveja, además de  restaurar el animal que había robado, tenía que pagar por el equivalente de  cinco bueyes o cuatro ovejas (Éxodo 22:1). Otro ejemplo claro es que cuando  Job, luego de sus terribles pruebas fue restaurado, “su postrer estado vino a  ser mejor que el primero” (Job 42:10-12); todo le fue restaurado al doble.
  
  También Jesús les dijo a sus discípulos que todo aquel que dejara algo por  seguirle “recibiría aquí cien veces más” (Marcos 10:29-30).
  
  
  
  
   Los profetas hablaron de RestauraciÓn
  El versículo de Hechos 3:21, señala que las cosas que serán restauradas habrán  de ser “LAS QUE HABLÓ DIOS POR BOCA DE SUS SANTOS PROFETAS”.
  
  Es decir que no todo será restaurado en este tiempo, pero sí se verá la  restauración de “las cosas que hablaron los profetas desde tiempo antiguo”.  Será importante a continuación analizar algunas de “esas cosas”.
  
  1) El libro de Génesis declara el propósito de Dios para el  ser humano (Génesis 1:26-31).
  La caída en pecado corrompe la imagen y semejanza de Dios en el hombre; pierde  el derecho al árbol de la vida, es expulsado del huerto, se corta la estrecha  comunión con Dios, pero también se vislumbra la redención. Todo lo que tiene su  principio en Génesis, tiene su terminación el Apocalipsis. En Apocalipsis se ve  el estado de redención completo; el hombre restaurado con derecho al árbol de la  vida (Apocalipsis 21 y 22), con cielos y tierra nuevos. La restauración abarca  de Génesis a Apocalipsis.
  
  2) Los profetas hablaron al pueblo de Israel sobre la  idolatría, apostasía y el juicio de Dios sobre ellos. Posteriormente anunciaron  su restauración, liberación de la cautividad y mediante el arrepentimiento,  el restablecimiento de la justicia y la comunión con Dios (Jeremías 29:14-30;  30:3; 33:7-11, 26; Joel 3:1; Amós 9:14-15; Sofonías 3:20).
  
  3) Ezequiel proclamó restauración al pueblo en visiones  interesantes que abarcan los capítulos 33 al 48. En Ezequiel 36:24-27, se  anticipa el “corazón nuevo, espíritu nuevo”  y... ”pondré dentro de  vosotros mi Espíritu”, asegurando “habitación en la tierra que di a vuestros  padres… y me seréis por pueblo y yo seré a vosotros por Dios” (vs. 27-28).  El capítulo 37 habla de los “huesos secos”, describiendo el tema de la restauración para un pueblo desposeído y una obra de  regeneración espiritual que alcanzaría a judíos y a gentiles hoy.
  
  4) La Iglesia hoy está experimentando la restauración  de la verdad. Proféticamente el Salmo 100:5, expresa: “Porque Jehová es  bueno, para siempre es su  misericordia, y SU VERDAD por todas las  generaciones” (énfasis añadido).        
  La Iglesia debe ser expuesta a LA VERDAD. No hay varias verdades. Las  interpretaciones “privadas” o “denominacionales” de “la  verdad”, se apoyan sobre deducciones y puntos de vista humanos y sin  revelación, acomodadas a un contexto propio y de conveniencia doctrinal o  eclesiástica. Jesús dijo: Yo soy EL CAMINO, y LA VERDAD, y LA VIDA (Juan  14:6, énfasis añadido). Él dijo que el Espíritu Santo es un Espíritu de  VERDAD (Juan 14:17; 15:26) y Él, nos guiaría a TODA LA VERDAD (Juan  16:13).
  
  5) La Iglesia comienza a ser testigo de la restauración del  Tabernáculo de David (Amós 9:11; Hechos 15:16-18).
  Este tabernáculo se estableció al tiempo de ser David rey, en lugar de Saúl. El  arca del pacto, representación de la presencia y el poder de Dios, había sido  tomada por los filisteos. Fue devuelta y David la hizo retornar a Jerusalén,  colocándola en una tienda sobre el Monte de Sion (1° Samuel 4 a 7:1; 2° Samuel  6; 1° Crónicas 13 al 16).
  El arca había estado en el tabernáculo de Moisés. Su ubicación  era el  Lugar Santísimo. Sólo el sumo sacerdote tenía acceso a ella una vez al año,  salpicando sangre de animal sobre su cubierta (Hebreos 9:1-7).
  El pueblo se acercaba sólo al atrio exterior del tabernáculo para ofrecer  sacrificios y adorar a Dios.
  
  El tabernáculo de David, produce un cambio importante, ya que la separación del  pueblo, de Dios y Su presencia, se cambia a una relación de intimidad.
  La restauración del tabernáculo de David para la Iglesia hoy, es una  restauración de la verdadera adoración en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24).  Esta  es la expresión de un pueblo que ha sido restaurado, conoce la  verdad y tiene un espíritu integrado al Espíritu de Dios, vive en la presencia  de Dios, camina en la luz, en plenitud de gozo (Jeremías 31:12; Salmo 16:11) y  ofrece sacrificios de alabanza (Hebreos 13:15). Es la restauración de la  presencia del Señor en la casa de Dios. Esto produce una alabanza con acción de  gracias, libertad y alegría. 
  La restauración del tabernáculo de David hoy, deja de lado rigidez, formalismo,  tradición, legalismo y costumbrismo. Son “tiempos de refrigerio” viviendo en la  presencia del Señor (Hechos 3:19; Jeremías 31:12-13).
  
  6) La restauración de la voz de la Iglesia en el mundo.
  Jeremías 33:11, habla de “voz de desposado y voz de desposada”.  La voz del desposado, del mismo Señor, está siendo oída hoy por el pueblo de  Dios.
  La Iglesia de la Edad Media, perdió su comunión personal con el Espíritu cuando  sus líderes taparon sus oídos. Pero Cristo viene una segunda vez a la Iglesia y  se oye “el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10). Una vez que la  Iglesia oye “la voz del desposado”, se proyecta como la “voz de la desposada”;  la Iglesia como portavoz al mundo.
  La Iglesia profetiza al mundo, gobierna, decreta; la ley está saliendo de Sion  (Isaías 2:3).
  
  7) La restauración trae liberación y salida de la  esclavitud espiritual (Salmo 126; Jeremías 33:7; Gálatas 4:22-31 y 5:1).
  La Iglesia ha estado en esclavitud mucho tiempo por las tradiciones de los  hombres. La restauración incluye un  derramamiento del Espíritu Santo con libertad al aplicar los principios del  Nuevo Testamento.
  
  8) Restauración del gobierno teocrático.
  Cuando la Iglesia perdió la noción de gobierno teocrático (el gobierno de  Dios), se levantaron gobiernos humanos, decididos por la misma Iglesia, entre  los que se cuentan:
* GOBIERNO ESPISCOPAL (gobierno por obispos, centralizado en una persona o grupo de personas).
* GOBIERNO CONGREGACIONAL (ancianos y diáconos de la iglesia local, elegidos y ordenados por la misma congregación; prima la democracia).
* GOBIERNO PRESBITERIANO (grupo de ancianos y presbíteros que forman el Consistorio y que está por encima de la congregación local con poderes casi absolutos).
* LA INDEPENDENCIA (en este sistema se considera que cualquier forma de gobierno es invención humana, esclaviza a la Iglesia y obstaculiza la libre acción del Espíritu Santo. Tienen un líder muy carismático (al que llaman pastor), con cualidades que atraen a la gente. Este líder afirma ser un enviado de Dios, por lo tanto nadie debe tocarlo ni ponerlo en tela de juicio).
* OTROS MOVIMIENTOS COMBINAN EL GOBIERNO CONGREGACIONAL CON EL PRESBITERIANO.
Los gobiernos elegidos y puestos según el criterio humano,  desaparecerán. Dios está restaurando los cinco ministerios: Apóstoles,  profetas, evangelistas, pastores y maestros, para equipar y perfeccionar a  la Iglesia a fin de que haga la obra del servicio, “hasta que todos  lleguemos a la unidad de la fe” (Efesios 4:11-16; ver Jeremías 33:12-13;  Isaías 30:20-21), sin sectarismos, sin divisiones y con una doctrina unificada.
  La Iglesia no puede ser equipada ni perfeccionada sin el trabajo conjunto de  los cinco ministerios que son un regalo de Jesucristo para Su cuerpo y  significa llevar a ese cuerpo a la madurez, implementando el gobierno  teocrático.
  Si Dios va a restaurar LA VERDAD en la Iglesia, lo hará a través del trabajo de  los cinco ministerios, y de Su gobierno.
  
  9) La Iglesia será restaurada en amor y poder.
  La premisa de Dios desde siempre fue: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu  corazón y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio  6:5).
  La Iglesia va a practicar el mismo tipo de amor que Jesús manifestó mientras  estuvo en el mundo. Él mismo les dijo a sus discípulos que serían conocidos por  su amor (Juan 13:34-35). La restauración incluye también la manifestación del  poder ilimitado de Dios por medio de la Iglesia.
  Cuando a través del  pueblo de Dios fluyan los dones del Espíritu y se  desarrollen sin restricciones en la vida de las personas, poder y amor harán  una conjunción perfecta. La gente será atraída por el amor y el poder que  evidencie la Iglesia.
  
  10) La restauración del concepto “Reino de Dios”.
  Jesús oró: “Venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra, así como se  hace en el cielo”. Siempre estuvo esta idea en el corazón del Padre.
  El pueblo de Israel a través de sus líderes y profetas oyó una y otra vez que  tenía que escuchar a Dios y hacer su Voluntad. Con la restauración del gobierno  teocrático, la Iglesia está preparada para restaurar el gobierno de Dios en su  vida y en la nación.
  
  Jesús enseñó los principios para vivir en el Reino de Dios en Mateo capítulos  cinco al siete. Cuando la Iglesia los aplique verá cambios profundos en la  sociedad, “porque el Reino de Dios no es comida ni bebida sino justicia, paz  y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).
  Notamos que hay “tiempos de restauración”. Estos son tiempos cuando el Señor  dará a la Iglesia lo que perdió. Hechos 3:21, no dice que todas las cosas  serán restauradas, pero debemos inferir que “todas las cosas” incluye  solamente las cosas que fueron habladas por los profetas.
  Cristo no puede regresar hasta que sea cumplido todo lo que los profetas  hablaron. Él podría venir en cualquier momento, pero no vendrá por la Iglesia,  hasta que todo sea cumplido. De hecho, es necesario que el cielo lo “reciba” (reserve, retenga), hasta aquel tiempo, porque  cuando Él retorne, vendrá por una Iglesia  restaurada, una Iglesia gloriosa (brillante, llena de honor, esplendor y  belleza, irradiando la hermosura de su Cabeza), sin mancha (sin impurezas que  desfiguran), ni arruga (con la lozanía de una novia preparada, sin señales de deterioro), ni cosa semejante  (deformación, contaminación) (Efesios 5:27).
  
  Jesucristo quiere presentarse a sí mismo una Iglesia santa y sin mancha. ¿Está  la Iglesia actual en esas condiciones? NO. Por lo mismo hay que trabajar en la  vida de santidad de la Iglesia, hermoseándola para el Amado.
  
  
  
  
   Repasando la historia 
  Así como lo primero que se perdió en la Iglesia fueron los ministerios  apostólico y profético, lo último que se está restaurando son estos  ministerios.
  
  * Con Juan Calvino, quien vivió entre 1509 y 1564,  comienza la restauración del ministerio del MAESTRO, intensificándose su  restauración en la década de los años 1970.
  
  * Luego aparece John Wesley entre 1750 y 1900. Su  énfasis fue la santidad, pero también quitó las imágenes y las ropas  sacerdotales. Se restaura el ministerio del PASTOR.
  
  * De 1900 a 1950 viene una  restauración del ministerio del EVANGELISTA con SEÑALES y MILAGROS. Dios usó a  hombres como T. L. Osborn, Oral Roberts, Kenneth Hagin, Tommy Hicks y otros.
  
  * Entre 1950 y 1990, con énfasis en la década de  los 80 se restaura el ministerio PROFÉTICO. Destacan hombres como Kenneth Hagin  y Bill Hammon.
  
  * De 1990 a la fecha está siendo restaurado el ministerio  APOSTÓLICO. Hombres como Peter Wagner, John Kelly, John Eckhardt y David Cannistraci  destacan entre otros.
 
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