La autoridad de tus pies
Daniel Cipolla
15 de December de 2013
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Vamos a ir a Efesios, el capítulo 1, y vamos a leer de los versos 17 a 23, dice así la Palabra del Señor:

"Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación,
para que lo conozcan mejor.
Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón
para que sepan a qué esperanza él los ha llamado,
cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,
y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.
Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz
que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos
y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales,
muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio,
y de cualquier otro nombre que se invoque,
no sólo en este mundo sino también en el venidero.
Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo,
y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.
Ésta, que es su cuerpo,
es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.

Efesios 1:17-23 (NVI)


Esta Palabra que se encuentra en Efesios es una declaración tan poderosa, es tan extraordinaria, está tan fuera de toda imaginación humana, que Pablo oró. ¿Por qué oró? Porque él sabía que para entender lo inentendible, para entender lo majestuoso, lo extraordinario de esta revelación, los hijos de Dios necesitábamos espíritu de sabiduría y de revelación pero no sabiduría y revelación en cualquier cosa, sino en el conocimiento de la persona de Cristo. Si este espíritu de sabiduría y de revelación trabaja en la Iglesia de Jesucristo, no sólo lo conoceremos a Él sino que sabremos cuál es ese grandioso poder que opera en la Iglesia, porque esta Palabra dice claramente, que este poder actúa a favor de los que creemos.
Al final del pasaje aparece la Iglesia, ¿y por qué? Porque dice que cuando Dios puso a Cristo como cabeza de la Iglesia, lo hizo para hacer de todos sus hijos la cabeza de esa Iglesia. ¿Y por qué hizo eso? Hizo eso para que el Cuerpo tuviera lo mismo que tiene la Cabeza.
Es decir, la idea de Dios es que la victoria de Cristo fuera transferida completamente a la Iglesia. Si la victoria de Cristo no hubiera sido transferida completa a la Iglesia jamás podría decir la Palabra, que la Iglesia es la plenitud de Cristo.

Fíjese lo que ocurrió, cuando Cristo resucitó, nosotros resucitamos con Él, cuando Cristo ascendió, nosotros fuimos ascendidos con Él, así como Él subió a regiones celestes, nosotros también fuimos elevados a regiones celestiales, Él se sentó en el lugar de victoria que le correspondía a la derecha del Trono de Dios, y si bien el Trono de Dios es algo particular para cada vencedor, eso no quita que toda la Iglesia ya mismo, está sentada en regiones celestiales.

Escuche bien, porque al diablo no le gusta escuchar esto, la Iglesia no está por ser la plenitud de Cristo, la Iglesia es la plenitud de Cristo. No importa cómo la veamos, no importa lo que vean nuestros ojos, no importa la madurez que le falta, todo eso es cierto, el Espíritu Santo se va a encargar de hacer su obra, la va a perfeccionar hasta el final de los tiempos, pero lo que Dios declaró que la Iglesia es, es.
No sólo porque Él lo declaró, porque... sino, le transfirió la victoria que Él tuvo. Tú tienes lo que Cristo te transfirió, estás resucitado con Él, estás ascendido con Él, estás en lugares celestiales con Él, se te dio una autoridad como hijo del Rey; todo eso está hecho en ti y está hecho por la fe. No es lo que siento, es lo que creo, por eso dice la Escritura, creí, por lo tanto, hablé.
Dios no está esperando una Iglesia que sienta, está esperando una Iglesia que crea lo que Él dice que ya es. Porque cuando lo cree, la realidad viene a la Iglesia y esa madurez viene de pronto sobre ella.

Ahora, puede usted entender con más claridad por qué el apóstol Juan hizo una declaración tan enorme cuando dijo, pues como Cristo es, nosotros somos en este mundo.
¿Con qué base dijo el apóstol esa barbaridad? Lo dijo con base en la plenitud de Cristo, lo dijo con base en que a la Iglesia le ha sido transferida toda esa plenitud y victoria.
La tarea del diablo todo el tiempo ha sido simplemente engañar, para que tú te veas en la bajeza de tu humanidad y no levantes la vista para mirar el rostro de Cristo, porque cuando lo miras a Él, es lo que ocurre como en un espejo, que la gloria de Dios te transforma, esto es lo que es la Iglesia. La Iglesia es la plenitud de Cristo, y para eso está en la Tierra.

Ahora, al menos hay dos maneras en que la Iglesia debe mostrar esa plenitud.
Primero, manifestando el Reino y proclamando el evangelio para hacer discípulos de Cristo.
Segundo, ejercer la autoridad que Cristo le concedió.
Es por esa autoridad que la Palabra declara algo, y dice, muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo vuestros pies... ¿Bajo qué pies?¿los pies de Cristo?No. Los pies de la Iglesia, porque los pies de la Iglesia son los pies de Cristo, porque los pies están en el cuerpo y no en la cabeza, Él es la Cabeza, nosotros el cuerpo, ejercer esa autoridad hasta que Dios aplaste a Satanás bajo nuestros pies.

La Biblia declara cuatro acciones precisas de Cristo sobre el diablo. Tres de ellas, Cristo ya las realizó y las consumó, pero una ellas es diferente a las demás, las primeras tres que Cristo ya realizó, son estas:
* El diablo fue juzgado y sentenciado;
* El diablo fue despojado o desarmado;
* Y tercero, el diablo fue destruido o anulado.

La única acción diferente a esas tres es la cuarta acción que el Señor decidió hacerla a través de nosotros, su Iglesia, ésa no la hace Él por sí mismo como las otras tres, la hace a través de la Iglesia, ¿cuál es ésta?
* Aplastar al diablo.

Fíjese, Juan 16:11 explica la primera obra que Jesús realizó de juzgar y sentenciar al diablo, allí en un pequeño versículo se establece eso con muchísima claridad.
San Juan 16 versículo 11, que dice:

"Y en cuanto al juicio,
porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado."

Juan 16:11 (NVI)

Jesús todavía no había ido a la cruz, pero estaba declarando lo que ya había sido hecho desde el principio de los tiempos y Él llevaría a cabo en poco tiempo más, hablando históricamente en tiempos humanos, ya había sido juzgado y cuando uno es juzgado es porque ya tiene una sentencia, porque todo juicio termina en una sentencia que se debe cumplir.

El segundo punto, es que ha sido despojado o desarmado.
Vamos a ir a Colosenses, vamos a leer el capítulo 2 y los versículos 13 al 15:

"Antes de recibir esa circuncisión,
ustedes estaban muertos en sus pecados.
Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo,
al perdonarnos todos los pecados
y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley.
Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz.
Desarmó a los poderes y a las potestades,
y por medio de Cristo
los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal."

Colosenses 2:13-15 (NVI)

Cristo no sólo nos dio vida y nos unió con Él, no sólo limpió los pecados, anuló la deuda, y cuando se anula una deuda no hay deuda que pagar, no hay nada que pagar, se anuló, Él lo hizo, la clavó en la cruz, luego de hacer todo eso, Él desarmó a los poderes, los humilló en público y los exhibió.
Ahora, es importante que nosotros veamos bien algo que tiene que ver con el tercer punto de la acción que hizo Jesús, allí decimos que el diablo fue destruido o anulado, vaya a Hebreos el capítulo 2, el versículo 14 es el que vamos a leer, Hebreos 2, versículo 14, dice:

"Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,
él también compartió esa naturaleza humana para anular,
mediante la muerte,
al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—."

Hebreos 2:14 (NVI)

En algunas Biblias se usa la palabra destruyó, diciendo, destruyó al diablo. Esta expresión debe ser bien entendida en dos aspectos, lo primero, que da a entender la palabra destruir, es que Cristo hizo algo sobre el diablo de lo cual él jamás se podrá levantar, pero la expresión destruyó no debe ser entendida como sinónimo de aniquiló, ¿por qué? Porque si Cristo en la cruz hubiera aniquilado al diablo ya no habría diablo que aplastar y él ya estaría cumpliendo su condena en el lago de fuego y azufre. La palabra griega utilizada allí para destruyó, significa literalmente, reducir a la impotencia.
Cristo lo dejó impotente, inmóvil e inutilizado.
Quiere decir, que el poder que el diablo maneja no es de él, porque aquí dice que se le quitó el poder, y si se le quitó el poder, ¿por qué tiene poder? El único poder que el diablo tiene es el que robó al ser humano, no tiene otro. Ésa fue su jugada perfecta, porque él sabía que iba a quedar sin ningún poder y necesitaba, de alguna manera, obtener un poder aunque sea ilegítimamente. Cuando el hombre lo sigue a él, le da el poder para actuar, ¿lo está viendo?
Ahora, más adelante dice la Escritura, que el diablo va a ser destruido un día; va ser echado al lago de fuego y azufre que es preparado para él y todos sus ángeles; eso va a ocurrir en un futuro.

Esas son las tres acciones que Jesús realizó.
* Jesús juzgó y sentenció al diablo.
* Lo despojó de sus armas.
* Lo destruyó o anuló por completo en su poder.

Pero la cuarta acción, no sólo es diferente porque la hace la Iglesia, sino porque es en futuro, porque dice, que el Dios de paz aplastará, no dice, que aplastó ni que aplasta hoy, sino que aplastará.
Tengo dos preguntas: ¿Por qué el Señor decidió aplastar al diablo a través de la Iglesia y no hacerlo por sí mismo?
Por otra parte, si el diablo venció a todo el género humano, ¿por qué Dios determinó que el diablo fuera aplastado sólo por los pies de los que pertenecen a la Iglesia y no por los de todo ser humano? Porque Él no dice que todos los seres humanos van a aplastar a Satanás bajo sus pies. Cuando el apóstol Pablo en la carta de Romanos dice, bajo los pies de ustedes, se está refiriendo a la Iglesia, no se está refiriendo a los que están fuera del Reino, ¿por qué?

Vengamos al principio, en Génesis 1 del 26 al 29, que no vamos a leer, muestra que en el plan original de Dios, el hombre debía ser señor de la Tierra, en el sentido que se le había dado la autoridad para gobernar y dominar todas las cosas terrenales que Dios había creado.
Por eso, en el Salmo número 8 escuchamos decir, todo lo pusiste debajo de sus pies... debajo de sus pies. Quiere decir, que los pies representan autoridad, en los pies hay autoridad, todo lo pusiste debajo de sus pies.
Cuándo el hombre pecó cayendo en el engaño del diablo comenzó todo a rebelarse, empezaron los espinos, los cardos en la tierra, el hombre sudando para conseguir su pan, la mujer con dolor para tener sus hijos, la maldad se salió de control, de tal manera, que Dios tuvo que decidir, tuvo que... decidir destruir al hombre y todos los animales.
Dios no quiso, tuvo que...
¿Por qué? Porque el hombre había perdido sus pies, había perdido su autoridad, no había remedio, sólo un hombre diferente, ¡y qué interesante como lo dice la Biblia! Porque cuando habla de Noé, en el capítulo 6 de Génesis y en el verso 9, ¿sabe cómo dice? Con Dios caminó Noé... con Dios caminó Noé... fue el único hombre que no perdió la autoridad de sus pies delante de Dios, y por eso, Dios lo eligió para recomenzar con él y su casa este género humano.

Vamos a Lucas el capítulo 4 por favor, esta es la tentación que el diablo llevó a cabo sobre Jesucristo, en el capítulo 4 versículo 5 dice:

"Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto
y le mostró en un instante todos los reinos del mundo."
"—Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—,
te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada,
y puedo dársela a quien yo quiera.
Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
—Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.”
Lucas 4:5-8 (NVI)

Estas palabras del diablo nos revelan algo, que fue cuando el ser humano pecó, que perdió sus pies, él dijo, a mí esta autoridad me fue dada y yo se la doy a quien quiero... Y dijo bien, me fue entregada, claro que le fue entregada porque Dios no se la dio, le fue entregada por el ser humano a través del engaño, pero la tenía.
A usted le pueden hacer una transa legal y quitarle una propiedad suya, pero al fin y al cabo se la quitaron con engaño o con trampa, pero se la quitaron y ahora pertenece a otra persona. Eso es lo que está diciendo el diablo, yo la recibí y yo la puedo dar a quien quiera, si me adoras te la doy.
Mire, la misma estrategia que el diablo usó con Adán la usó con Jesús, no usó otra, usó la misma, ¿cuál es el objetivo del diablo eternamente y para siempre? Engañar... engañar. La idea del diablo es que bajo engaño, el hombre peque contra Dios para robarle al ser humano la autoridad que Dios le dio.
Debido entonces, a que el ser humano pecó contra Dios y lo hizo porque fue engañado por el diablo, mire lo que el Señor decidió en su sabiduría: que los engañados fueran el instrumento divino que aplastaran bajo sus pies al engañador.
¿Cómo hizo esto Jesús? Muy sencillo, todos los que reciben por fe a Cristo, ya vimos que son vencedores junto con Él; y si son bendecidos, junto con su victoria les fue regresada la autoridad que habían perdido, porque Cristo se la regresó cuando venció al diablo. Cuando yo voy hacia Cristo, junto con Cristo, déjeme decirlo así, viene todo el paquete de su victoria y en el paquete de su victoria viene la autoridad que el diablo nos robó.

Mire, ¿cómo respondemos a la primera pregunta?
¿Por qué el Señor decidió aplastar al diablo a través de la Iglesia y no por sí mismo?
Muy sencillo, porque Dios es sabio, y como el diablo había tomado esa autoridad por engaño, lo había hecho ilegítimamente, Dios dijo, ahora esos pobrecitos, esos que tú creíste unos tontos buenos para nada, a los que engañaste, esos mismos van a ser los que pasen sus pies sobre tu cuerpo.
¡Bendito sea el Señor! ¡Bendito sea el Señor!

¿Sabes para qué son tus pies? Para aplastar al diablo.
Es muy triste que en la Iglesia estemos hablando de las obras del diablo hechas sobre la Iglesia, cuando es la Iglesia la que está destinada a caminar sobre el diablo, no es el diablo sobre la Iglesia sino la Iglesia sobre el diablo, muy pronto... muy pronto el diablo será aplastado por tus pies.

Aquí tengo que hacer un gran paréntesis pero importante, Dios me mostró un punto trascendente que necesitamos ver.
Tanto los seres humanos como los ángeles que cayeron, son criaturas de Dios, ¿no?
Pero hay una pregunta inteligente. ¿Y por qué Dios redimió al ser humano y no redimió a esas criaturas angelicales?
Ahora lo va a ver claro.
La Biblia dice que, siendo Lucifer el más bello querubín un día se halló en él maldad, al diablo nadie lo tentó, nadie lo engañó para que pensara ser como Dios, nadie puso la maldad dentro de él, dentro de su corazón surgió la maldad; y recuerde que la Biblia dice que Dios juzga las intenciones del corazón. Dos actos, externamente, pueden ser exactamente iguales, pero Dios no juzga el acto externo, juzga la intención del corazón en ese acto.
La diferencia con el ser humano es ésta, el ser humano jamás soñó y pensó pecar contra Dios, nunca pensó ser igual a Dios, sino que el diablo vino, le inyectó de su veneno maligno y lo engañó para decirle, tú puedes ser como Dios. Fue en ese momento que le puso esa inyección de maldad, que el ser humano llevado por engaño diabólico cae en el pecado.
Es decir, no se originó el pecado en el corazón del hombre, la maldad al hombre le fue transferida y le fue transferida por engaño.
Por esa razón, Dios puede redimir al ser humano pero no puede redimir al diablo.
Es más, escuche bien, cuando Jesús habla del infierno y del lago de fuego y azufre, dice claramente para quién está preparado. En Mateo 25:41 leímos que está preparado para el diablo y sus ángeles, quiere decir, que ese lago nunca fue preparado para el ser humano y si no fue preparado para el ser humano, ¿por qué hay seres humanos que terminan en ese lago? Muy sencillo, por una razón clara, una vez caíste y pecaste porque te engañaron, ahora vino Jesucristo te trae la luz del evangelio y te dice, tengo el poder de sacarte del engaño, te saco para siempre del pecado, te doy mi vida, anulo todo pecado contra ti, te resucito y asciendo conmigo, te doy poder y autoridad, pero el ser humano dice, no lo quiero.
Entonces, ahora la maldad sí le es propia, ahora sí surgió de su corazón, ahora, al igual que el diablo, él quiso ser malo, determinó ser malo.

Por eso, es tan grave rechazar a Cristo.
Por eso Él dijo, el que conmigo no recoge, desparrama.
Cuando alguien rechaza a Cristo de corazón, se hace igual al diablo. Ahora la maldad surge de sí mismo, ya no son ataduras de las cuales no puedes salir y clama por salir y no puede, ahora, teniendo el camino de salida, teniendo la ruta limpia, dice, no. En ese momento dice, todos ustedes son iguales que el diablo, y Jesús los llama claramente, hijos del diablo. Y los llama claramente, gente que hace el mal, ustedes participan en el mismo lago de fuego y azufre que el diablo, y agrego, son merecedores de eso.
Así que si usted pensaba que el infierno, el lago de fuego, era para el ser humano, le cuento que no, ¿está aprendiendo algo? Nunca fue creado para el ser humano realmente, al lago de fuego, disculpe que lo diga así, va el estúpido que quiere por rechazar a Jesucristo, porque le voy a decir algo, como lo dice la Escritura y no sé cómo Dios lo va a hacer, este evangelio va a llegar hasta el final de la Tierra, nadie le va a poder decir a Dios que no escuchó sobre el evangelio de Jesucristo, quédese tranquilo que Dios es completamente fiel y justo y jamás hará nada injusto, ¿lo estamos viendo?

Vayamos, por favor, a Colosenses el capítulo 1, allí vamos a ver algo acerca de los que reciben la gracia de Dios por la fe. Colosenses capítulo 1, vamos a leer los versículos 12 al 14.

"Dando gracias con alegría al Padre.
Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos
en el reino de la luz.
Él nos libró del dominio de la oscuridad
y nos trasladó al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención, el perdón de pecados."

Colosenses 1:12-14 (NVI)

Si entendemos bien este versículo tenemos la respuesta a la segunda pregunta.
¿Por qué Dios determinó que el diablo sea aplastado sólo por los pies de la Iglesia? ¿Por qué no por los pies de todo ser humano? Porque este versículo dice, que los que reciben la gracia de Dios, no sólo son librados del poder de las tinieblas, ocurrió algo, hubo un cambio espiritual geográfico, fueron trasladados al Reino de Cristo.
Quiere decir, que sólo los que están en Cristo y que forman parte de la Iglesia son regresados a su posición original de autoridad, la misma autoridad con la que Dios lo equipó desde el principio de la creación, todos los demás seres humanos que no están en Cristo, no tienen esa autoridad.

El problema de la Iglesia, es que se ve como un ser humano, más cuando camina por las calles, no se mira todos los días como un ciudadano del cielo. Cree teológicamente que tiene nueva vida; cree teológicamente que el Señor lo salvó, pero se queda en doctrinas cristianas; cuando camina por la calle no se mira como un ser celestial que está de paso en la Tierra, se mira más como un ser humano normal, corriente, que como un ser venido del cielo a la Tierra como lo fue Jesús, porque la vida que nosotros tenemos dentro vino del cielo, igual que Jesús; y así como Él fue enviado, a nosotros también nos han enviado. El Padre nos envió, y por eso nos dio esa vida, nos dio, no sólo su naturaleza y su vida sino que nos envió con autoridad, por eso es la Iglesia la única que puede manifestar la plenitud de Cristo.
Y repito, no hace esto solamente predicando el evangelio, por supuesto que tenemos que hacer eso todo el tiempo, en todo lugar, en cualquier oportunidad que tengamos. Pero quiero que mires algo más, esa plenitud incluye autoridad, ¿sabes por qué podemos predicar el evangelio? Porque hemos sido enviados con autoridad; si no hubiéramos sido enviados con autoridad, porque tenemos una vida celestial que Dios nos dio, no tendríamos autoridad para predicar el evangelio.
Por eso, Jesús dijo, yo los envío. No dijo, si les parece bien vayan, porque en el envío está la autoridad, Él nos equipó y cuando eres equipado tienes la autoridad.
Por eso cuando hablamos el evangelio, hay autoridad, pero generalmente miramos la dureza en vez de mirar la autoridad, porque estamos mirando las circunstancias, estamos mirando la respuesta de esa persona al evangelio que estoy predicando, en vez de hacerme ciego a esa respuesta, completamente ciego a esa respuesta, y determinar que yo voy a mirar la autoridad que el Señor me ha dado para predicar ese evangelio, y que esa autoridad va a romper con cualquier barrera demoníaca, y cada vez que yo le quito una presa al diablo, escuche bien, lo estoy aplastando, cada vez que le quito una presa al diablo, lo estoy aplastando y le estoy quitando poder, porque antes dijimos, que el único poder que él maneja es el que le entregan los que están a espaldas de Dios.
Si el mundo entero se vuelve a Cristo, verá como todo lo que decimos del poder del diablo queda en la nada. ¿Lo está viendo?
Cuando se levante mañana piense un poco más allá, no diga solamente, Señor aquí estoy para predicar tu Nombre y el evangelio, eso es cierto, pero también, estoy aquí para desplegar la autoridad que me has dado para que a través mío uses mis pies para aplastar a Satanás, hasta que un día lo hagas por completo junto con todos mis hermanos. Será un gusto pararnos los millones de hermanos y hermanas y aplastar a este enemigo, le caminaremos encima con ganas, porque se lo merece, porque ha sido desde su corazón un enemigo de Dios. ¿Lo está viendo?

¿Trajiste tus pies hoy? Más bien me dirás, no es que mis pies me trajeron hasta aquí, y es cierto. Por eso, quiero decirte, esta mañana, que hay autoridad en tus pies y hay cosas que solamente van a ser desatadas cuando aprendas y entiendas que hay autoridad en tus pies.
Aquí hay gente que le está pidiendo a Dios lo que ellas tienen que desatar con la autoridad que Dios ya le dio, Dios nunca va a contestar una oración de algo que tú tienes que hacer, estás perdiendo tu tiempo, lo único que puede hacer Dios es despertarte, y decir, ¡Hey! Me estás pidiendo lo que tú tienes que hacer con mi autoridad, y estás pidiendo que Yo lo haga.
Hay una cantidad de cosas que tú tienes que hacer con la autoridad que Dios te ha dado, porque Él le ha dado autoridad a tus pies.
Es tan impresionante lo que Efesios dice que tenemos, que es imposible que entre en ninguna mente humana, porque ni siquiera tenemos la capacidad de imaginar lo que significa, esa supereminente grandeza de su poder. Pero ese poder está a favor de nuestros pies, mi hermano, mi hermana, ¡úsalo! Es tuyo. Tu hermano mayor te lo dio con gusto, pagó todo para dártelo, no se quedó con nada, todo lo que hizo en victoria fue para darlo. ¿Cuántas cosas hacemos para obtenerlas y quedárnoslas? Pero Él todo lo que conquistó fue para darlo, para compartirlo, es tuyo.

Quiero que estés de pie, revestido de esta autoridad y de este poder, vamos a orar para que este espíritu de sabiduría y de revelación venga tan poderosamente sobre ti, que puedas todos los días utilizar este poder que te ha sido entregado y sea evidente la autoridad de tus pies en todo lo que hagas.

Padre, en el Nombre de Jesús, miramos a toda tu Iglesia en el mundo sin importar el rincón más oscuro de la Tierra donde tengas hijos, en esos hijos, soplamos sobre sus espíritus para que el espíritu de sabiduría y de revelación, este espíritu que nos hace conocer a Cristo, venga sobre ellos y ellos alcen su cabeza y se den cuenta por el Espíritu Santo, la clase de autoridad que hay en sus pies, que Tú les regresaste todo, que Tú los resucitaste contigo, que Tú los ascendiste contigo, que ellos están sentados en lugares celestiales, que todas sus declaraciones son del cielo a la Tierra, que en cada paso que dan en este mundo, sea en lo familiar, sea en lo personal, sea en lo espiritual, sea en lo económico, sea en lo geográfico, ellos tienen autoridad en esos pies para producir cambios.

Padre, en el Nombre de Jesús, despierto el espíritu de fe para que ellos crean hoy, que ellos son la plenitud de Cristo.

¡Oh! Diablo escucha, la Iglesia no está por serlo, la Iglesia es la autoridad, la Iglesia es la plenitud de Cristo y en la Tierra se verá su gloria...  se verá su gloria como la misma gloria de Cristo; y una vez más serás aplastado por la Iglesia hasta que no quede nada de ti, con gritos de júbilo y alabanza al Señor y Dios del cielo, serás aplastado por la Iglesia hasta que cumplas tu condena en el lago que te pertenece, porque la maldad estuvo desde el principio en tu corazón.

¡Oh! Señor, en el Nombre de Jesús declaramos proféticamente, que la Iglesia se levanta en este destino de gloria, que la Iglesia se levanta en esta plenitud, que haces una revolución en el interior de la Iglesia cambiando sus tiempos para siempre, trayendo la gloria que se ha escapado de ella y regresándola con mucho más poder, con doble porción de tu Espíritu.
Te creemos a ti, lo creemos y lo declaramos, creemos y hablamos, la plenitud de Cristo está de pie en el mundo, ella se moverá, ella actuará porque es un pueblo que conoce a su Dios, y el pueblo que conoce a su Dios se esfuerza y actúa, no mira la tiniebla, no mira lo denso de la maldad, mira la gloria de la luz en el rostro de Jesucristo, que la llena de luz a ella, la llena de gloria, la llena de poder y de autoridad.
Hecho está, hecho está, dice el Señor, hecho está, y nadie lo podrá volver atrás, en el glorioso Nombre de Jesús.

Gracias te damos Señor, amén. Amén y amén. Y aplauda al Señor con todo el corazón.

Gracias Jesús, gracias Jesús, bendito sea tu Nombre, gracias.
 

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