en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
AUDIO
Vamos a ir al Evangelio de Juan, capítulo 6, porque el Señor me hizo detenerme en algunas cosas que son, creo yo, muy especiales, aunque el pasaje es conocido, el suceso, el hecho es conocido por todos, pero yo quiero resaltar algunas cosas que el Señor me mostró, de manera particular.
Al pensar en esto, yo pensaba también, en que el próximo domingo para los pastores de esta congregación es un domingo especial, porque hemos estado esta semana pasada, reunidos delante del Señor, viendo muchas cosas que ustedes conocerán el próximo domingo. Y cuando tenemos por delante un desafío de Dios, lo que creo que ninguno de nosotros desea, es que nos quedemos a la mitad del camino, que no podamos llegar a la meta, que desistamos y no podamos cumplir el objetivo.
Con estas cosas en mente, comencé a ver en la palabra lo que el Señor me mostraba y me hacía ver, y yo quiero que veamos el evangelio de Juan, capítulo 6 desde el versículo uno. Dice:
“Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.
Y le seguía gran multitud,
porque veían las señales que hacía en los enfermos.
Entonces subió Jesús a un monte,
y se sentó allí con sus discípulos.
Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.
Cuando alzó Jesús los ojos,
y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe:
¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?”
Juan 6:1-5
Yo me voy a detener aquí, aunque vamos a seguir leyendo la Escritura, pero yo necesito detenerme aquí, porque cuando vemos a Jesús haciendo una pregunta como esta alguien podría pensar: a Jesús se le salió lo humano, Él era hombre.
Y sentado arriba en el monte viendo a la multitud habrá dicho: Felipe ven ¿Cómo hacemos ahora para darle de comer a tanta gente? Que no te oigan, pero la verdad estoy preocupado, Felipe no sé ¿tendrás algún plan, alguna idea? ¿una panadería abierta a esta hora? ¿cómo hacemos Jesús?
Quiero decirte, que Jesús nunca hablo sin sentido o sin saber lo que iba a ocurrir, las palabras de Jesús siempre tienen un sentido de ser. Tenemos que aprender de Jesús a hablar como Él, porque a veces hablamos y nuestras palabras no tiene sentido. Decimos, aquellas cosas que nos preocupan y que nos tienen agobiados y claro, cuando ya no resistimos más a alguien se lo tenemos que decir, aunque sea al espejo a la mañana, pero a alguien, porque no podemos soportar aquello que tenemos.
Creo que a todos nos ha pasado y nos sigue pasando, porque cuando hay algo que esta taladrando nuestra mente y nuestro corazón allí estamos duros con esa cuestión y con esa situación. Pero eso nos trae tal tristeza, que no podemos afrontar eso y nos la pasamos hablando del problema, pero eso no es la manera de hablar que debemos adoptar como hijos de Dios, nuestras palabras siempre tiene que ser como las palabras de Jesús, si hablamos es porque sabemos lo que estamos diciendo de parte de Dios y porque esas palabras tiene sentido.
Por eso, lean ahora, el versículo 6.
"Pero esto decía para probarle;
porque él sabía lo que había de hacer."
Juan 6:6
A Jesús no se le cayó encima de sus hombros toda la humanidad de repente y se preocupo por cómo darle de comer a tanta gente, Jesús dijo: me agarre a Felipe para probarlo ¡le tocó a Felipe, pobre!
Jesús tenía dos objetivos a través de su palabra:
En el mismo versículo 6, Él está diciendo esto decía para probarle.
1. Lo que Jesús quería hacer era probar la fe de Felipe.
Él sabía lo que había de hacer.
2. Lo que Jesús quería hacer era demostrar que Él mismo tenía fe.
Escúchenme muy bien lo que les digo, Jesús tenía fe y sí sabía lo que iba a ocurrir, porque Él tenía confianza en el poder de Dios que estaba en Él y con Él.
Por eso Jesús, no estaba preocupado, al contrario, yo creo, que Jesús estaría con los ojos iluminados de emoción por saber cómo Él iba a mostrarle una gran lección a los suyos.
Quiero leerles algo que Pablo les escribió a los Corintios en la Segunda carta en el capítulo 13 y el versículo 5.
Fíjense lo que Pablo les dice:
"Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe;
probaos a vosotros mismos.
¿O no os conocéis a vosotros mismos,
que Jesucristo está en vosotros,
a menos que estéis reprobados?"
2 Corintios 13:5
Pablo les dice a los Corintios, examínense ustedes y pruébense a ver si están en la Fe.
Cuando la Biblia usa este verbo estar, está hablando de permanencia, de lugar, de habitación.
Estar en la fe, como estar en Cristo es permanecer y habitar en Él o en ella, hablando de la fe.
Estar en la fe, no significa ahora creo con todo mi corazón, estar en la fe es vivir a través de ella, por la fe somos justificados.
Por eso, en Romanos leímos antes, si crees en tu corazón y luego por creer confiesas con tu boca, porque es imposible confesar algo que no se cree y que no se cree de manera permanente. Por eso, Jesús le estaba diciendo a Felipe, Felipe pruébate a ver si estas en la fe.
¿Tienes fe de que le podamos dar de comer a tanta gente? Yo sí Felipe tengo fe de que le vamos a dar de comer. Yo creo, que el poder de Dios que habita en mi se va a manifestar y vamos a ver algo glorioso en medio nuestro.
Esa era la intención de Jesús.
Por lo tanto, siempre tenemos que saber que nuestras actitudes, nuestras palabras, nuestras acciones pueden ser de acuerdo a un criterio puramente humano o de acuerdo al Cristo que llevamos dentro. Si yo analizo la situación de acuerdo a lo que pudo hacer, de acuerdo a mi pensamiento, ¿qué voy a decir? Acá yo no puedo hacer nada… esto es imposible.
Pero cuando Jesús está probando a Felipe, le está diciendo:
Felipe yo les di una autoridad y un poder para que ustedes se movieran en esa autoridad y en ese poder.
Me llamaba la atención y cuando compartíamos esto con Letty, ella me hacía referencia que en estos días, precisamente, leyó este mismo milagro, que además les quiero decir, que este mismo milagro, el milagro de la alimentación de los cinco mil es el único milagro que se repite en los cuatro evangelios. Así como se repite la resurrección de Jesús en los cuatro evangelios, también se repite este único milagro, en los cuatro evangelios.
Y en otros de los evangelios, si ustedes lo vieran, en Lucas nueve, creo que es, no, previo a eso, vienen sus discípulos después de haber sido encomendados por Jesús a ir por todo lugar, sanar enfermos, hacer milagros, etcétera… etcétera y vienen a Jesús a decirle todo lo que habían hecho en su nombre, o sea, que venían de palpar el poder de Dios y la autoridad que habían recibido.
Después de eso Jesús dice: a ver si funciona también para esto, Felipe te vas a mover en este mismo poder, ¿crees que este poder también sirve para alimentar a los cinco mil o crees que no?
Si yo me manejo por pensamientos humanos y criterios humanos, siempre le voy a decir al Señor, Señor no se puede… es imposible.
Pero si yo me manejo como dice Pablo a los corintios, por el Cristo que llevo dentro el poder y la autoridad recibida, cuando yo me examino y me pruebo a mi mismo puedo decir: estoy en la fe, porque sé que no estoy reprobado y que Cristo habita en mí, no es en mí fuerzas, es en el sobrenatural poder de Cristo que está en mí en el cual me puedo mover.
Seguimos leyendo, versículo 7:
"Felipe le respondió:
Doscientos denarios de pan no bastarían
para que cada uno de ellos tomase un poco."
Juan 6:7
Felipe no logró ver, que estando del lado de Jesús el milagro podía ocurrir, las posibilidades de Felipe se redujeron a su razonamiento: haber, déjame hacer cuentas Señor, ni doscientos denarios de pan.
Así hacemos nosotros, haber Señor, déjame ver.
Bueno la verdad que pensándolo bien, haciendo mis números, mis cálculos de esta no salimos, Señor, realmente no podemos.
Y nos metemos en la barca con el mismo Jesús. O sea, lo metemos a Él en nuestra barca, le decimos a Jesús: Tú tampoco puedes, porque si yo no puedo Tú no puedes.
Y efectivamente, Jesús no puede cuando nosotros le cortamos las alas, el Jesús que llevamos dentro, el Cristo que llevamos dentro no puede hacer nada si nosotros no creemos que Él lo puede hacer a través de nosotros.
Felipe razonó y dijo: de acuerdo a mi razonamiento, no podemos Señor.
"Uno de sus discípulos,
Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:
Aquí está un muchacho,
que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos;
mas ¿qué es esto para tantos?…"
Juan 6:8-9
¡Fíjense! Les voy a mostrar unas diferencias, presten atención.
Andrés dio un paso más adelante que Felipe, porque Andrés se atrevió a decirle Jesús: ¡mira hay cinco panes y hay dos peces que tiene un muchacho que esta en medio de nosotros! ¡Si te sirve de algo Jesús! Por lo menos te lo informo.
Dio un paso de fe, él se atrevió a confesar lo que había y las posibilidades que Jesús podría tomar.
Inmediatamente después, él le dice: pero por las dudas me cubro, porque no sé qué va a pasar después de esto.
Pero Señor, aun así de acuerdo a mi razonamiento me uno a Felipe ¿qué es esto para tanto, Señor? ¿Cómo podremos? Pero yo quiero que veas qué ocurre después,
"Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente.
Y había mucha hierba en aquel lugar;
y se recostaron como en número de cinco mil varones.
Y tomó Jesús aquellos panes,
y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos,
y los discípulos entre los que estaban recostados;
asimismo de los peces, cuanto querían."
Juan 6:10-11
Jesús necesitaba y esperaba una actitud de fe como la de Andrés ya que, a partir de ese pequeño acto de Andrés, Jesús pudo moverse en lo sobrenatural y mostrar la gloria de Dios.
Con la respuesta de Felipe no le alcanzaba a Jesús, pero con ese pequeñito paso de fe que dio Andrés en decirle: ¡mira contamos con esto Señor!
Jesús dijo: esta es la puerta de entrada para mostrar la gloria de Dios en este lugar.
Cuando tú le estás diciendo todo el tiempo Señor: no podemos Señor… es imposible Señor… las posibilidades son estas… Sería ridículo que nos aventemos a intentar hacerlo… no se puede.
Si esa va a ser tu respuesta para con el Señor, veras no puedo permanente en toda tu vida…
Pero si tú dices: Señor, esto es con lo que cuento y yo sé que por el poder que hay en mí, por la vida tuya que está en mí, esto tú lo puedes usar para engrandecerte y glorificarte.
Yo quiero decirte que estoy de tu lado y por lo menos de lo que dispongo te lo doy, porque si tú quieres te vas a glorificar a través de esto.
Si tú vas a entrarle a todo lo que el domingo próximo vamos a compartir contigo, tienes que saber que nada de lo que hagamos será en nuestras fuerzas.
Pero también tienes que saber que Dios va a estar esperando que le digamos, tengo fe en lo que tú vas a hacer y en la vida sobrenatural que me diste y que me regalaste, Señor… Yo sé que voy a dar el paso… yo sé que voy a hablar… yo sé que voy a hacer lo que tengo que hacer y tú a través mío te vas a glorificar.
Si yo no tengo esa expectativa por delante siempre veré a un Jesús que se la pasa preguntándome: ¿Crees que podremos? ¿Crees que lo haremos? ¿Crees que será posible?
Y toda la vida te preguntará, pero nunca vas a encontrar respuestas, ni nunca vas a ver la mano de Dios moverse a tu favor.
Hay algo especial que allí dice el versículo 11 dice:
Que Jesús tomo aquellos panes y dice después:
…habiendo dado gracias…
A mí me gusta mucho la Biblia Plenitud porque ayuda mucho en algunas cosas en particular, si nosotros lo leemos simplemente, así decimos, bueno dio gracias y ya.
Pero la Biblia Plenitud se encarga de enseñarnos que la frase habiendo dado gracias, en el original griego es una sola palabra.
Es la palabra, algo así como eucharisteo. De esa palabra surge la palabra eucaristía que hoy se conoce como lo que nosotros conocemos por la Cena del Señor, se usa treinta y tantas veces en el Nuevo Testamento, la palabra eucharisteo.
Once de ellas para hacer referencia a la Cena del Señor y otras veintitantas para mostrar una gratitud reverente y profunda al Señor.
Esta palabra viene de eu que significa: bien. Y la otra es charizomai, porque es la palabra base que significa: dar libremente.
O sea, que lo que hizo Jesús fue dar libremente gracias a Dios por esos cinco panes y dos peces.
Cuando nosotros nos encontramos en nuestra mano con cinco panes y dos peces y tenemos que alimentar a cinco mil: ¿Qué hacemos? ¡Señor, por favor te lo ruego en el nombre de Jesús y por todos tus ángeles, muévete a mi favor, porque sino de acá no salgo!
Ruego, intercedo, derramo lagrimas... Jesús no se escondió detrás de un árbol a decirle ¡Señor ahora que no me ven por favor glorifícate porque sino paso el ridículo!
Tomo los cinco panes y los dos peces y le dijo al Padre:
Padre gracias… gracias por lo que me diste. Por eso, dije antes, Jesús le dijo indirectamente a Felipe, tú no tienes fe yo sí tengo fe Felipe, yo sé lo que va a ocurrir.
Por eso, cuando te muevas en tu vida natural, normal de todos los días y aún cuando te muevas como parte de este Cuerpo en los planes que Dios tiene, tú vas a hacer todo lo que tengas que hacer, pero le vas a decir al Señor: Señor gracias por lo que ya me diste, no importa si lo ves o no lo ves, porque cinco panes y dos peces son la llave que Dios usa para abrir una puerta de gloria, de dimensión sobrenatural y de toda la plenitud de Dios a nuestro favor.
Por eso, Jesús habiendo dado gracias con libertad lo repartió y se lo dio primero a los suyos, a los doce y los doce se lo dieron a la gente, porque los doce tenían que aprender que en sus manos eso se iba a multiplicar, tenían que saber, que lo mismo que les había ocurrido cuando habían sido enviados y habían orado por enfermos y habían visto el poder de Dios, lo mismo iba a ocurrir con cinco panes y dos peces en sus propias manos.
Jesús no le dijo, yo doy gracias, pero yo también lo reparto porque ustedes no creen, Yo doy gracias, pero ustedes van a poder usar el poder y la autoridad que les di para que vean que lo que les he encomendado es posible hacerlo, si creen. Por eso lo repartieron y eso funcionó.
"Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos:
Recoged los pedazos que sobraron,
para que no se pierda nada.
Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos,
que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido."
Juan 6:12-13
Eran cinco mil hombres ¡nada más que hombres! Súmale las mujeres y los niños y ten en cuenta, que habían estado siguiendo a Jesús, se estarían muriendo de hambre. Y que los hombres, como buenos hombres que somos todos, nos gusta comer y no paramos hasta que decimos ahora estoy satisfecho.
O sea que comieron, está bien, y recogieron doce cestas.
¡Escúchame muy bien lo que yo te voy a decir!
Esos doce apóstoles del Señor tenían que saber que lo que Jesús les había dado que estaba en ellos, no alcanzaba solamente para saciar, sino que lo que Él les había dado siempre iba a sobreabundar.
La vida de Cristo que llevas dentro no es solamente para que salgas raspando de las situaciones y que sólo digas: ¡hay que bueno zafé de otra más y a ver si para mañana resulta! No… No, el poder y la autoridad que tienes, por la vida de Cristo, va a sobreabundar.
Por eso, tú tienes que creer que lo que vamos a comenzar a hacer dentro de dos semanas como Iglesia de Jesucristo, va a sobreabundar y nos va a sorprender a todos.
¿Por qué? Porque habremos creído la Palabra.
Yo no estoy predicando por predicar, yo no estoy diciendo esto para darte un mensaje y que te vayas te compres el cassettes y lo escuches en casa, hazlo, pero porque vas a creer esta palabra y la vamos a aplicar todos juntos, porque sino, no tiene sentido de ser.
Cuando nosotros nos probamos y examinamos y vemos que estamos en la fe porque no nos estamos apartando de ella, podemos comprobar que la vida de Cristo es sobrenatural y sobreabundante.
Lo que Él te ha dado te alcanza para ti mismo, para tu familia, para los que te rodean, para tu escuela, tu trabajo, tu vecindario, para las naciones del mundo entero.
Por eso, Dios le delegó a la Iglesia llevar el mensaje, porque este mensaje llevará la gloria de Dios a todo lugar y la Tierra será llena del conocimiento de su gloria con un mensaje, porque ese mensaje va potencializando con la vida de Cristo que está dentro tuyo, esa vida de Cristo no tiene límites.
Muy bien, seguimos vamos al versículo 15, por favor dice:
"Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él
y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.
Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar,
y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum.
Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.
Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba.
Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios,
vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca;
y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.
Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca,
la cual llegó en seguida a la tierra a donde iban."
Juan 6:15-21
Fíjense, que Jesús pudo entender la intención de esa multitud que lo seguía, que iban a querer tomarlo y apoderarse de Él para hacerlo rey, pero Jesús no estaba interesado en ser rey a la manera humana, porque eso estaba fuera de los planes de Dios.
Entonces, Jesús se aparta y se va Él solo.
Este mismo relato del barco y del mar y todo esto, es el mismo según narran los otros evangelios dónde se comenta esto es el mismo, en cual Pedro camino sobre el mar, es exactamente el mismo, nada más que Juan da una visión del relato, pero es lo mismo. Y ustedes saben, que evidentemente, la tempestad se puso bastante brava.
Fíjense, que Jesús hizo algo a propósito, porque Jesús no sólo se aparto de la multitud, también se aparto de sus discípulos. Es raro, no porque que la multitud lo quisiera hacer rey, está bien se puede entender, pero los suyos estaban siempre con Él, ¿qué necesidad de apartarse de los suyos? Porque tenía una segunda lección que mostrarles.
La primera lección, había sido vivir por fe para creer en lo que Él ya les había dado.
Pero la segunda lección, tenía que ver con andar en autoridad.
Los dejo solos, se subieron a la barca y dijeron bueno nos vamos para el otro lado y cuando empezaron a ir el viento empezó y el agua y estuvo terrible y ya no sabían qué hacer y eran como que estaban detenidos.
Y en ese momento, Jesús se baja del monte termina de orar y dice, bueno voy a alcanzar a los muchachos y no tuvo mejor idea, que cortar camino caminando sobre el agua, está bien, esto esta bueno, no, esto esta bueno.
Entonces, va caminando sobre el agua. Obviamente que otros de los pasajes dice que se asustaron mucho porque creyeron que era un fantasma… etcétera… etcétera. Pero por eso, Jesús les dice: soy Yo muchachos no teman, está bien, pero inmediatamente que Él se sube en la barca se calma toda la tempestad.
Nosotros debemos entender, que por el Cristo que llevamos dentro todas las circunstancias y las situaciones deben estar bajo nuestros pies. No es posible que tú te veas en medio del mar de pronto y que el mar empieza hacer lo que quiere contigo, porque eso ocurre cada vez que las circunstancias te mueven a ti a su gusto. Y que el diablo dice, bueno ahora voy a jugar un ratito, te voy a mandar veinte circunstancias todas juntas y las circunstancias vienen como un viento de acá, como un viento de allá, del otro lado la barca se mueve, entra agua, es insostenible la situación.
¿Por qué? Porque no sólo tenemos que caminar en fe, tenemos que usar autoridad. Cuando Jesús se subió, la tempestad dijo: se nos acabo el jueguito. El chiste estuvo bien hasta ahora, pero ahora llegó quien domina la situación.
Tu vida tiene que estar basada en la fe para creerle al Señor y moverte en lo sobrenatural. Pero cuando ves que las circunstancias vienen contra ti, tú tienes que, ahora, moverte en la autoridad que has recibido, para que las circunstancias no puedan moverte de aquella fe que tuviste al principio.
Algunos empiezan creyendo, pero cuando viene las circunstancias desisten y empiezan a caminar para un costado. ¿Por qué? Porque no se mantienen firmes en la fe y porque no usan la autoridad recibida. Por eso, no basta que tú digas yo tengo fe, porque una vez que además dijiste tengo fe, se te viene la tempestad, es a propósito, porque Jesús te deja para enfrentarte con la tempestad, ¡claro! Y una vez que te enfrentas, Jesús dice: a ver qué pasa no dijiste que creías, ahora usa la autoridad para creer que esas circunstancias y esa tempestad no te va a mover de lo que comenzaste creyendo en mí, porque sino tú crees al principio pero después cualquier cosita te mueve la barca y tú dices, ahora nos ahogamos, porque no usamos la autoridad para reprender toda circunstancia y para que todas las situaciones estén debajo de nuestros pies. Por eso, fe y autoridad tiene que ir de la mano, tú tienes que creer en lo que llevas dentro, que es sobrenatural. Pero cuando estas caminando en lo sobrenatural tienes que también usar autoridad para que las circunstancias no te dominen a ti.
Hay algo que también me lo enseño la Biblia Plenitud, dice entonces, con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra a donde iban.
La frase, en seguida, literalmente significa: rápidamente.
Ellos se subieron de este lado y dijeron vamos a llegar del otro lado, pero cuando estuvieron a la mitad, ya creían que no iban a llegar ni este, ni al otro, ni al otro, ni a ningún lado, que se iban a quedar ahí y buenas noches… nos vemos en el cielo.
Cuando Jesús llega y se sube a la barca, inmediatamente, llegaron al otro lado.
Cuando tú usas la autoridad, rápidamente cumples los propósitos de Dios para tu vida porque no eres detenido, ni frenado por nada. Por eso, Jesús, siempre marca la gran diferencia.
Cuando estuvieron solos y estaban dudando, no sólo que tardaron, no lograban llegar ¡y eran pescadores diestros! O sea, no era gente que dijo: ¡ahí vamos a ir remando porque es tan lino, tan romántico! No. Tú toma aquel remo y yo este y vamos y una dos. No, eran pescadores estaban en el mar. No todos, pero la gran mayoría eran pescadores, estaban en el mar habitualmente, sabían como se comportaba el mar, pero no se podían mover del lugar donde estaban.
Por eso, no es porque tú conoces o no conoces, porque sabes manejar la situación, es porque usas lo que has recibido para tomar autoridad y hacer lo que tienes que hacer en el nombre de Jesús.
Porque sino tú dices: no yo este remo lo manejo súper bien, cuántas veces fui y viene, cuántas veces pesque, cuántas veces el mar se me puso bravo pero yo lo dominé, ¿por qué ahora no es como antes? Ahora es por la vida de Cristo que esta en ti y no porque tú crees que puedes, es una gran diferencia.
Por eso, cuando ellos descansaron en Jesús y Jesús se subió a la barca, rápidamente llegaron al otro lado y cumplieron el objetivo que tenían.
Seguimos leyendo,
"El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar
vio que no había habido allí más que una sola barca,
y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos,
sino que éstos se habían ido solos.
Pero otras barcas habían arribado de Tiberias
junto al lugar donde habían comido el pan
después de haber dado gracias el Señor.
Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos,
entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús.
Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron:
Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo:
De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto
las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis."
Juan 6:22-26
Era necesario, para Jesús, enseñarle a sus discípulos que debían moverse en fe y en autoridad para poder ver las cosas como Dios las veía. Quiero que me entiendan bien lo que les voy a explicar y presten atención, cuando Felipe y Andrés vieron las circunstancias de una multitud allí y de que había que darle de comer en algún punto, ellos se detuvieron mirando la necesidad de la gente. Dijeron, para esta gente la necesidad seria de mínimo doscientos denarios. Andrés dijo, cinco panes y dos peces para la necesidad de esta gente de comida, no va a alcanzar. Jesús no vio la necesidad de la gente, Jesús vio la necesidad de Dios. Dios necesitaba cinco panes y dos peces para moverse y glorificarse. Ahora que están del otro lado y la multitud los sigue, Jesús está usando de su autoridad para rebatir la verdadera intención que ellos tenían en su corazón. Porque Jesús nunca se detiene en la necesidad de la gente, ve la necesidad de Dios. Entonces Jesús les dice, ustedes me buscan a Mí, me están buscando a Mí, ¿saben por qué me buscan? Porque son unos egoístas, por eso me buscan.
Fíjese, porque al principio si yo no estoy equivocado, pero creo que no... sí, el dos dice: Y le seguía gran multitud porque veían las señales que hacía en los enfermos. Sin embargo, Jesús le dice a ellos, cuando habla con ellos: Ustedes no me buscan porque ven las señales, ustedes me buscan por egoísmo. Porque les di de comer y porque quedaron saciados.
Porque si por lo menos hubieran visto las señales, estarían reconociendo la grandeza de el que tenían enfrente. Y esas señales los hubieran llevado a ellos a creer que ése que tenían enfrente, venía de parte de Dios y podrían haber creído que era el Salvador. Pero sólo buscan a Jesús por egoísmo.
Por eso, tú nunca te puedes detener ni en tus propias necesidades, ni en las necesidades de la gente. Tú tienes que ver lo que Dios necesita, para hablar de parte de Dios lo que tienes que hablar.
Por eso muchas veces como hijos de Dios damos vueltas sobre un círculo que nunca tiene fin. Es como el carrusel de los niños, da vueltas y vueltas y los niños se divierten. Pero a la vuelta numero cuarenta y cinco le piden al papá que lo lleven a otro juego, porque el caballo donde está montado es igual, nunca cambia, es del mismo color y siempre sube y baja, es todo lo que hace.
Cuando nosotros estamos viendo nuestras necesidades, damos vuelta siempre sobre la misma situación. ¿Y sabes por qué no sales de tus necesidades? Porque sigues viendo precisamente tus necesidades.
Lo que Dios quiere es que veas su necesidad, porque vas a saciar la necesidad de Dios y Dios va a saciar tu necesidad. Esto funciona como funciona la adoración y la alabanza, cuando tú llenas a Dios de adoración, Dios te responde. Pero tú vienes acá el domingo y dices, éste es el día para que el Señor me hable y para que me reconforte y me consuele y pase su manos de amor sobre mi espalda, porque estoy muy lindo. Y entonces estás todo el tiempo diciendo, ¿y Señor, para cuándo y la palabra? Y te vas a tu casa diciendo ¿y Señor, qué paso?
Porque estamos acá no para llenar nuestra necesidad, estamos acá para satisfacer el corazón de Dios. Para decirle al Señor, Señor éste es un pueblo que te ama y lo único que ha venido a hacer es darte el amor, la gloria, la honra que Tú mereces; y a postrarse ante Ti y reconocer tu señorío.
Si solamente eso hiciéramos y nos fuéramos a casa, estaríamos bien. Creo que hasta en un momento lo vamos a hacer, porque ya hemos dado tantas vueltas. Y como a veces yo le decía a Daniel, a Estela, a mi esposa, Dany, Marta... se los decía el veinticuatro, a veces me siento tan mal de que predicamos tantos mensajes poderosos en Dios y la cosa no cambia, que a veces se me antoja no predicar más. Porque sino le seguimos dando a la Palabra y una y otra y otra y otra...
Claro, todos sabemos en el fondo que adoramos a Dios, pero al ratito va a venir la Palabra y algo me va a decir, ¿sí o no?, Todos. Pero algún día, le vamos a dar la sorpresa. ¿Por qué? Porque nosotros no podemos seguir viendo ni nuestras necesidades, ni nuestras circunstancias; por eso Jesús había usado de la Fe. Pero ahora estaba usando de su autoridad para decirle a la multitud, ustedes me buscan por egoístas y así no van a llegar a ningún lado. Por eso, fíjense que después de eso el Señor les dice, versículo 27:
“Trabajad, no por la comida que perece,
sino por la comida que a vida eterna permanece,
la cual el Hijo del Hombre os dará;
porque a éste señaló Dios el Padre.
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer
para poner en práctica las obras de Dios?
Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios,
que creáis en el que él ha enviado”.
Juan 6:27-29
Fíjense, Jesús les dice, ustedes tienen un corazón necio, duro y egoísta, buscan su propio bien y por esa necesidad que tiene trabajan y se mueven. Pero yo les enseño que ustedes tienen que trabajar por una comida que permanece.
Tú puedes esforzarte por cambiar las situaciones que rodean y trabajar toda tu vida por ellas, pero ni se van a solucionar, ni vas a ser saciado. Estás trabajando por algo que no tiene sentido de ser. Pero el Señor te quiere decir que es tiempo de empezar a trabajar por la comida que viene de arriba, que permanece eternamente. Esta comida tiene que ver con estar en los planes perfectos de Dios todos los días de tu vida, sabiendo que en el lugar donde estás, Dios te Eligió que seas su representante, que mostraras su gracia y su gloria en ese lugar; así es como debemos trabajar.
Por eso dice que ellos le preguntan, ¿qué debemos hacer para poner en práctica la obra de Dios? Y Jesús les responde: ésta es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado.
Nos podemos afanar por decir, ¿cuáles son las obras de Dios que debemos hacer? La única obra de Dios que tenemos hacer es creer en Él en el lugar donde estás, en toda circunstancia, en todo momento, para que Él se manifieste. Señor, acá en el trabajo, en la oficina, las cosas se pusieron difíciles; yo creo en Ti y te vas a glorificar. No es cuestión de quedar bien con el jefe, no es cuestión de romperte la cabeza, de irte a las once de la noche de la oficina, no pasa por eso. Es decirle Señor creo, creo en Ti.
Cuando yo le digo al Señor, creo en Ti, estoy descansando en la vida sobrenatural que he recibido y en lo que Él es para mí.
Por eso trabajo en aquello permanece, porque cuando tú le permites al Señor moverse a través tuyo, entonces Él es glorificado y eso va a permanecer a la vista de los demás. Si tú lograste algo en tu trabajo por tu mucha habilidad, te van a felicitar, te van a decir muy bien, muy bien, felicidades; realmente valoramos en esta empresa tener personas como usted. Pero al otro día que las cosas te vayan igual, porque si te van mal, así como te pusieron la mano en la espalda después te dan una patada ya sabes dónde, porque ya no cumpliste las expectativas.
En cambio, cuando tú le dices: Señor, en esta dificultad Tú te vas a glorificar, creo en Ti. Y cuando tú vas al jefe y le dices, la verdad jefe, yo no sabía cómo hacerlo pero yo creí en el Cristo que llevo dentro y ésta es la solución, ésa persona va a ver a Cristo, no te va a ver a ti que te rompiste la cabeza para darle una solución al problema, no va a ver tu habilidad, no te va a halagar a ti, va a buscar a Jesús y va a decir, ese Jesús realmente resulta.
Sí claro que resulta, porque de Él podemos depender en cualquier situación. Seguimos leyendo, 30:
“Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú,
para que veamos, y te creamos?
(se dan cuenta que Jesús les dijo ustedes no me siguen porque ven las señales.
Les había dado de comer. De cinco panes y dos peces, les dio de comer.
Y ahora vienen y dicen que señal haces para que veamos y te creamos)
¿Qué obra haces? Nuestros padres
(ahí se empezaban a llenar la boca de orgullosos, nada más)
comieron el maná en el desierto, como está escrito:
Pan del cielo les dio a comer.
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
No os dio Moisés el pan del cielo,
mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
(Padre amado decirle eso a los judíos era ser un blasfemos)
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo
y da vida al mundo.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan”.
Juan 6:30-34
Se dan cuenta que seguían sin entender... Danos siempre este pan y el pan era Él.
Mira, tú puedes moverte en lo sobrenatural como lo hizo Jesús. Y para eso debemos tener fe, confiar en lo que hemos recibido, como hablábamos al principio, pero llegará un punto, que cuando los demás se acerquen porque han visto lo sobrenatural, entonces es tu tiempo de hablarles la verdad, porque sino los estarás engañando.
Hay mucha Iglesia de Jesucristo que sigue detrás, hoy en día de las señales. Y los líderes no se atreven a decir, bueno ahora que ya vieron muchas señales, ahora les va la verdad, los siguen entreteniendo con las señales. Jesús no pretendió entretener a la multitud, Jesús usó los milagros para mostrar la gloria de Dios y para hablar la verdad. Por eso debemos movernos en lo sobrenatural. Pero cuando tenemos a la gente atenta porque vio lo sobrenatural, entonces les decimos la verdad. No engañamos nosotros a nadie, nos movemos por la verdad y en la verdad que hay en nosotros.
Ellos les dijeron: Señor, danos este pan.
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida;
el que a mí viene, nunca tendrá hambre;
y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera.
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió.
Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió:
Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado:
Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él,
tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Juan 6:35-40
Nuestra verdadera comida tiene que ser hacer la voluntad de Aquél que nos envió. Jesús dijo: Yo he venido y he descendido para hacer la voluntad de mi Padre, trabajen por la comida que permanece. La voluntad de Dios, la perfecta voluntad de Dios en tu vida, te va a ser vivir en plenitud y en abundancia, siempre. Pero si tú trabajas para las cosas del mundo y para llenarte y para saciarte, para cubrir tus necesidades y para arreglar los problemas, vas a tener más necesidades, más problemas, más circunstancias y vas a estar perdiendo el propósito de tu vida.
Si tú eres enviado, porque eres apostólico, ¿tú estás entendiendo para qué Jesucristo te envió? Porque tienes que poder decir, Él me ha enviado para esto y yo por esto voy a vivir, voy a trabajar, voy a respirar, esto es el todo para mí.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca más ni va a tener hambre y nunca más va a tener sed.
Nosotros los hijos de Dios tenemos a Cristo adentro y seguimos siendo personas que tenemos hambre y que tenemos sed. Siempre algo nos falta, siempre hay algo que todavía no se ha cumplido, siempre hay algo en lo que nos sentimos insatisfechos... No será porque estamos poniendo el objetivo en algo equivocado. No será porque estamos desviando nuestros ojos del verdadero propósito de Dios, para nuestra vida. No será que estamos trabajando por una comida que perece.
Es tiempo de trabajar por la comida que permanece y ser llenos por Dios, porque nuestras vidas están en sus planes y no en nuestras necesidades. Fe y autoridad para movernos en los perfectos planes de Dios, para creer la vida que hemos recibido, para entender que no estamos en este lugar, en este mundo, no estamos en este día hoy acá, para perder el tiempo... Que no tenemos un año casi completo por delante, para seguir en el mismo círculo vicioso del cual hasta ahora no hemos salido. Estamos aquí para que escuchemos al Señor decirnos, empieza a trabajar por la comida que permanece; olvídate de tus propias necesidades y mira mis necesidades. Súpleme a Mí y yo te voy a suplir a ti, pero trabaja por lo que a Mí verdaderamente me importa.
El próximo domingo tiene que ser un día de gloria en este lugar, porque vamos a escuchar lo que Dios quiere para nosotros. Y no vengan con la expectativa de decir, que tremendos planes traerán los pastores, no. No son ni tremendos, ni fastuosos, ni algo sobrenatural. Es simplemente, que nos movamos en la dimensión que debemos movernos. Es simplemente, que dejemos de estar en nuestro propio mundo y empezar a vivir en el mundo al cual hemos sido trasladados. Ese mundo se llama el Reino de Dios. Hemos sido trasladados del reino de las tinieblas, al Reino de su amado Hijo. En ese mundo vivimos, por ese mundo comemos, por ese mundo respiramos, por ese mundo pensamos, por ese mundo tenemos ganas de que el día de mañana amanezca, porque hay algo mas para hacer por Dios. Ése es el plan y ése es el deseo de Dios.
Yo quiero hacer una invitación especial en este momento. Porque posiblemente haya algunas personas en particular que hoy están acá, que todavía no conocen a Jesucristo de una manera íntima y personal. ¿Qué quiero decir con esto? Que nosotros podemos conocer a Jesús por la historia. Nosotros podemos conocer a Jesús por un Jesús que se manifiesta en una cruz. Y vemos una figura allí, de un Jesús que sabemos que murió, pero en realidad no tenemos una verdadera e íntima relación con ese mismo Jesús.
Yo no sé si tú con toda seguridad puedes decir que eres hijo de Dios o hija de Dios, y con la misma seguridad puedes decir que te espera el cielo. Pero aquellos que hemos creído en Jesucristo tenemos la seguridad de que hemos nacido de nuevo. Que la vida de Cristo esta en nosotros y que tenemos una comunión perfecta con Él. Por eso, esto primero que estoy diciendo y esta primera invitación, yo la quiero hacer para aquellas personas que nunca antes le hayan dicho a Jesucristo, yo te entrego mi vida, ven a vivir dentro mío y cambia todo lo que soy. Porque el Jesús de la cruz, aunque tengas esa cruz en tu casa y lo mires todas las mañanas, no va a hacer nada por ti. Porque ese mismo Jesús también resucitó, y dice la Biblia que también volvió al lugar de donde había venido, y ahora con mayor gloria, para darnos esa vida sobrenatural y para que vivamos diferente sobre la Tierra.
Dios te ha amado y te ama tanto, que quiere tener una verdadera relación de padre e hijos. Solamente eso se alcanza por reconocer lo que Jesús hizo, pero por entregar también la vida y querer, sinceramente, un profundo cambio en nosotros. Por eso yo quiero invitar a aquellos que nunca antes le hayan dicho a Jesucristo, yo te doy mi vida, cámbiame, me arrepiento por lo que he vivido, pero quiero vivir para Ti y conocerte.
Los que nunca lo hicieron pero hoy lo quieren hacer, porque están entendiendo que necesitan hacerlo. Yo les pido que levanten sus manos donde estén, porque yo los quiero reconocer, quien quiera entregarle la vida a Jesucristo. Hacerlo implica ser valiente y hacerlo implica también empezar a vivir una vida diferente, pero de verdad. Hacerlo no significa ser un religioso más. Hacerlo significa conocer a Dios de manera personal.
Alguien más que lo quiera hacer, que nunca lo haya hecho antes, que sea la primera vez que reconoce que necesita a Jesucristo y lo quiera hacer, pasen aquí...
Lo que yo ahora quiero decir tiene que ver sobretodo, con la iglesia Generación en Conquista. Siempre por delante tenemos un reto departe de Dios. Dios no es alguien que se quede estático y que no le interese que las cosas ocurran de acuerdo a sus planes. Dios no nos va a esperar a nosotros a que nos decidamos, o no nos decidamos; a que entendamos su voluntad o no la entendamos. Dios va a ir avanzando, conforme a lo que Él se ha propuesto hacer. Depende de nosotros que estemos dispuestos y comprometidos con Él, para vivir en su voluntad y para llevar a cabo los planes. Yo estoy diciendo esto no porque quiera convencerlos a ninguno de ustedes, de nada. Estoy diciendo esto porque yo sé que este año es un año particular, es un año especial de parte de Dios. Yo sé que por el Espíritu además, que muchos de los que están aquí han hecho muchas promesas a Dios. Entre lo que terminó el año 2003 y empezó el año 2004, muchos de los que están aquí le prometieron y le dijeron muchas cosas al Señor. Nadie me dijo esto que yo estoy diciendo, yo lo estoy diciendo por el Espíritu. Pero lo que el Señor quiere es confirmar a los que hicieron este tipo de cosas, es que ustedes tienen que vivir en la fe que han recibido y vivir en Cristo todos los días. Porque sino llegará el fin del 2004 y verán que todo lo que prometieron, nuevamente, no se cumplió. Le dijeron mucho al Señor, pero no hicieron lo que le dijeron.
¿Por qué? Porque volvieron a andar en el mismo círculo, del cual nunca antes habían salido. Por eso estoy hablando a Generación en Conquista, para que seamos un Cuerpo local, una Iglesia que se mueve en lo que Dios quiere y que sale de sus propias circunstancias, que va a aceptar el desafío del Señor, a vivir por fe y a creerle, que cuando el Señor te pregunta, ¿crees que lo podremos hacer? Tú le digas, Señor, esto es lo que yo dispongo, pero sobre todo, mi vida está puesta en tus manos. Hazlo a través mío, como quieras, porque yo te creo. Yo sé Señor, que me voy a mover en las cosas sobrenaturales, en el poder y en la autoridad que he recibido.
Pero que también de la misma manera, cuando comencemos a caminar en el transcurso de este año, en todo lo que Dios habló, y cuando las circunstancias, los problemas y la tempestad vengan, nosotros no demos ni un paso atrás ni nos atemoricemos. Sino que digamos, de la misma manera que creí, también voy a usar de la autoridad que he recibido. Porque esas circunstancias no me van a mover de lo que yo estoy haciendo para el Señor.
Iglesia, éste es el desafío. Y por eso yo, lo único que quiero hacer es orar al Señor, para impartir a cada uno de ustedes la seguridad espiritual de que van a vivir y van a caminar en fe y en autoridad y no van a echarse atrás.
Éste es un tiempo de poner las manos en el arado y no mirar para atrás. Es un año para hacer lo que Dios nos ha mandado hacer. Salir de nuestra propia perspectiva, para meternos en la visión de Dios y de lo que Él quiere para nuestras vidas.
Por eso va a ser un año glorioso en Cristo Jesús. Un año en donde haremos proezas en su Nombre. Un año en donde nos moveremos en el poder sobrenatural que habita dentro de nosotros, que la Biblia declara que es el mismo poder que levantó a Jesús de los muertos. Él mismo habita en ti y habita en mí. Y la misma autoridad de Cristo, la hemos recibido para pararnos en nuestra posición y que nuestros pies estén firmes en la Roca y nunca nada ni nadie, nos pueda mover de allí.
Por eso, yo quiero pedirte que estés de pie y vamos a orar. Lo que tú tengas que orar, de manera personal y particular al Señor, éste es el momento para que lo hagas. Lo que tú sabes que tienes que dejar, cambiar, abandonar, que confesar, es el momento para que lo hagas. Pero lo vas a hacer tú, en tu lugar, individual y personalmente delante de Dios; nadie más lo puede hacer por ti. Pero es el tiempo, para que te metas de lleno en lo que Dios quiera para tu vida y en lo que Dios quiere para esta congregación.
Vamos a orar al Señor.
Padre, en el Nombre del Jesús, oramos a ti agradecidos, Señor. Porque tu Palabra trae siempre una seguridad a nuestra vida, de que podemos caminar de acuerdo, exactamente igual, a como camino Jesús en esta Tierra, y aún mucho mas.
Señor, cuando vemos la vida que Jesús vivió en esta Tierra, vemos que efectivamente fue una vida no centrada en sí mismo, ni en sus posibilidades, ni en sus capacidades humanas, ni tampoco en sus necesidades. Fue una vida que caminó sobre esta Tierra, solo y exclusivamente, para hacer la perfecta voluntad tuya, Padre.
Por eso Señor, lo mínimo que debemos hacer, es imitar a ese Jesús, para caminar de la misma manera que Él lo hizo sobre la Tierra. Empezando a deshacernos de nuestras propias voluntades, de nuestras necesidades, de nuestra propia visión. Dejar de suplir lo que a nosotros nos parece una necesidad y empezar a decirte, Señor, ¿cuál es tu necesidad? ¿Qué es lo que Tú deseas que yo haga en esta Tierra? ¿Para qué estoy viviendo este día en particular, que estoy viviendo? ¿Por qué estoy acá? ¿Por qué esta circunstancia se enfrenta delante de mis ojos? Y que podamos entender la voz del Espíritu Santo hablándonos y moviéndonos en fe y en autoridad.
Señor, no queremos ser de aquellos que nos la pasemos diciendo: Señor, no vamos a poder, Señor, no lo vamos a lograr, Señor, haría falta tanto para que esto sea posible, ni siquiera con esto lo podríamos hacer.
No queremos ser de esos, queremos ser, Señor, de aquellos que te creen a Ti. De aquellos que te dicen, Señor, hay cinco panes y dos peces, pero en tus manos, estos cinco panes y dos peces son la puerta para tu poder sobrenatural y para que Tú te glorifiques. Señor, que seamos una Iglesia que anhela ver tu gloria manifestada, aún en los pequeños detalles de nuestra vida, en las cosas más particulares y personales de nuestro entorno, de nuestro matrimonio, de nuestra familia, en nuestros hijos, en nuestros vecindario, en el trabajo, en la escuela, en donde estemos. Que veamos que Tú puedes manifestarte a través de nosotros y llamar la atención de aquellos que verdaderamente te necesitan y todavía no te han conocido.
En el Nombre de Jesús, yo quiero impartir esta verdad de la Palabra a cada corazón y a cada espíritu, en esta noche, para vivir por tu palabra y para creerte a Ti, para dejar de caminar en las propias necesidades y en las propias circunstancias, en el propio mundo de un corazón egoísta. Sino que te busquemos para recibir la comida que permanece para siempre. Para ser saciados por Ti y para llevar de esta misma comida a los que realmente lo necesitan.
En el Nombre de Jesús, yo quiero impartir esto para que vivamos por esta verdad, todos los días de nuestra vida, Señor. Y que este año, que es un año de mucha expectativa para nuestro corazón, sea un año donde veamos tu mano a través de nosotros de una forma gloriosa y sobrenatural. Porque hemos visto que vivir para Ti, vale más que esperar de Ti que Tú nos sacies, en todas las cosas.
En el Nombre de Jesús quiero impartir esto a tu Iglesia Señor. Y creer que lo recibimos por la acción del Espíritu Santo, en esta noche.
Te glorificamos, te honramos, te damos la gloria y sólo a Ti Señor, sólo a Ti, exaltamos. El deseo de nuestro corazón es hacer tu voluntad, sólo tu voluntad. Y veremos, Señor, que Tú eres más abundante de lo que alguna vez habíamos pensado.
Gracias Señor, por tu Palabra, gracias por tu presencia Espíritu Santo, con nosotros y entre nosotros. Porque tú nos revelas tu Palabra y la impartes a nuestro espíritu.
Yo lo creo y lo declaramos juntos, en el Nombre de Jesús. Amén, amén y amén. Gracias Señor.
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