
de lo expresado verbalmente en público.
 
			AUDIO
* Logos 
Es utilizada al referirse a la "Palabra de Verdad", la Biblia (2ª  Timoteo 2: 15). En Juan 1:1 y 14 habla de Jesucristo como el "Verbo hecho  carne", el Logos de Dios. Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos;  el cielo y la tierra pasarán mas su Palabra nunca pasará. 
El Logos de Dios es: creativo, verdadero, poderoso, infalible, completo,  eterno, da vida. 
El Logos es la "norma eterna" de Dios; toda expresión, revelación,  doctrina, predicación o profecía, debe ser medida y sujetada a ese Logos Eterno.  No hay nada en el universo, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la  tierra, que puedan impedir que el Logos llegue a ser todo lo que proclama.  Podemos entonces definir el logos como: "Todo el Consejo de Dios  señalado en la Santa Biblia, las Escrituras en su totalidad". 
* Rhema 
Se le puede definir como: "Una palabra de la Palabra". 
El Diccionario Expositivo de palabras del  Nuevo Testamento de W. Vine, lo define de la siguiente manera: 
"Denota aquello que es hablado, lo que es expresado de palabra o por escrito", en particular, una palabra. El significado de Rhema (en su distinción de Logos) es ejemplificado en la instrucción a tomar "la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (Efesios 6: 17). Aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino al pasaje individual de las Escrituras que el Espíritu trae a nuestra memoria, para su utilización en tiempos de necesidad; siendo el requisito previo el conocimiento de las Escrituras.
Por todo lo expresado, el Rhema, proviene del Logos y es una Palabra  específica y puntual inspirada por el Espíritu Santo como respuesta o guía  para una situación definida. 
  
  "...La fe viene por el oír, y el oír, por la Palabra(Rhema) de Dios" 
  (Romanos 10:17). 
  
  Para que el Rhema pueda cumplir su misión, es imprescindible que sea recibida  con fe por el oyente. El Rhema es una Palabra específica del Señor que se  aplica a nosotros como individuos en forma personal. "El Rhema siempre  depende del Logos". Si comparamos el Logos con el cuerpo humano y el Rhema  con un miembro específico del cuerpo, podemos decir con certeza que el cuerpo  "Logos" puede sobrevivir sin algunos miembros (Rhema), pero ningún  miembro (Rhema) puede sobrevivir sin el cuerpo (Logos). 
  
  
  
  
  * ¿Vivir por el Logos o por el Rhema? 
  
  Hoy en día tenemos el privilegio de contar con "la Biblia", la verdad  eterna de Dios que es "el Logos"; pero Dios en su amor nos ha  provisto también del "Rhema" que nos provee la Palabra necesaria para  una situación específica. 
  El cristiano debe vivir basado firmemente en el Logos de Dios; a la vez que  debe ejercitar una relación íntima con el Espíritu Santo para recibir el Rhema  de Dios que se adecua a cada necesidad o decisión específica. 
  
  
  
  
  * Despejando Dudas 
  
  Profecía del Logos: El Logos de Dios nunca cambia. Las profecías  escritas en la Palabra de Dios, se han cumplido, se cumplen y se cumplirán;  nada impedirá que los propósitos eternos de Dios y sus planes para con la  humanidad y el universo, se cumplan (Apocalipsis 9:14-15). 
  
  Profecía del Rhema: En la Biblia, podemos encontrar a individuos, que  recibieron un Rhema de Dios que no llegó a cumplirse. En todos estos casos, no  fue el Rhema de Dios el que falló, sino que las personas fueron las que no  obedecieron, ni respondieron, ni creyeron, ni actuaron, ni esperaron, en  conformidad con esa Palabra (1ª Samuel 9:17; 10:1; capítulos 13 y 14; Hebreos  3:12-19). 
  
  Profecía Personal: Está relacionada con la revelación de la voluntad,  intenciones y pensamientos de Dios para una persona, una familia, o un grupo en  particular. Es una Palabra directa y específica del pensamiento de Dios, para  una persona o grupo. 
  A decir verdad, la Profecía Personal es un Rhema, pero viene a nosotros  por intermedio de otra persona; es Dios, que viene a nosotros por intermedio de  un vaso humano. 
  
  Rhema - Revelación Interna: Un Rhema es una comunicación directa de Dios,  por su Santo Espíritu a nuestro espíritu. 
  Puede venir a nosotros en diferentes maneras: Al leer la Biblia, de pronto, el  Espíritu Santo da nueva vida a un versículo o palabra con un poder sobrenatural  en nuestro espíritu para que la tomemos para nuestra vida. Este Rhema, puede  tener diversos objetivos, tales como: enseñarnos, dirigirnos, consolarnos,  ubicarnos en una función o un ministerio específico, etc. 
  
  Profecías y Rhemas Bíblicos, que no deben ser aplicadas personalmente el día  de hoy: 
  
  No se deben aplicar universalmente profecías personales que se encuentran en  las Escrituras, y que fueron dadas a individuos o grupos en una ocasión  especial. Como ejemplos tenemos:
  
1. Noé, cuando Dios le habló para que construyera el arca (Génesis 6).
2. Abraham, cuando por mandato de Dios debía entregar a Isaac en sacrificio (Génesis 22).
 Estas ilustraciones bíblicas específicas, ocurridas a estos varones de Dios,  nos proveen de enseñanzas y verdades eternas para nuestras vidas. De este modo,  podemos ver palabras personales que Dios habló a sus Profetas, como así también  actos específicos que realizaron, los cuales fueron para ellos, o para el  pueblo de Dios una orden concreta, en un determinado momento. Al observar al  Profeta Ezequiel, leemos en su libro, en el capítulo 4, órdenes estrictas de  Dios, acerca de cómo se debía acostar, cocinar, y comer su pan. Estas órdenes  fueron específicas para Ezequiel, por lo tanto, nadie puede tomar esas palabras  el día de hoy y decir: ¡Está en la Biblia, Dios me dijo que lo hiciera! 
  Para usar correctamente la Palabra de Verdad, es imprescindible diferenciar  entre el Rhema de la Profecía Personal que encontramos en las Escrituras, y la  Palabra en general, que es el Logos Eterno de Dios, para todos. 
  
  
  
  
  * JesÚs enseÑa cÓmo reconocer a los falsos Profetas 
  
  Otro de los puntos importantes acerca de este ministerio, es aprender a  reconocer aquellos que son falsos. 
  En Mateo 7:15-20, encontramos lo que Jesús enseña acerca de los falsos  Profetas. 
  
  Características: 
  Aparentan ser corderos, pero son lobos. Dicen, enseñan, predican, pero no  viven lo que predican, no son verdaderos siervos de Dios. Su profesión es  aparentar lo que no son, para engañar. 
  
  ¿Cómo reconocerlos? 
  Por sus frutos. El buen árbol da buen fruto, así como el mal árbol da malos  frutos. Se debe observar los frutos de la vida del Profeta. Para evaluarlo  correctamente, es necesario detenernos en algunos puntos trascendentes, como  ser: su vida a nivel personal, matrimonial, ministerial, su madurez, su  motivación, su mensaje, su moralidad, y administración del dinero. Estos  aspectos son claves, para evaluar bíblicamente a un Profeta. 
  
  En el Antiguo Testamento el falso Profeta se indica con toda claridad. En  Deuteronomio 13:1-5 encontramos Profeta que se levanta en medio del pueblo, y  sueña o profetiza señal o prodigio; en este pasaje vemos algunas pautas que  arrojan luz sobre el tema. 
  
  "...Si se cumpliere la señal o prodigio..." (v.2). 
  Puede cumplirse lo que profetizó, e igual es llamado falso, ¿por qué?, porque  llevó al pueblo a la adoración de dioses ajenos. 
  
  "...Porque Jehová vuestro Dios os está “probando”, para saber..."  (v.3). 
  Dios permite la tarea de estos hombres, para "probar" el corazón de  su pueblo, para saber si le aman con todo el corazón y el alma. Cuando el  pueblo aceptaba a un Profeta como tal, por el sólo hecho de que "su  profecía se cumplió", sin tener en cuenta si por ella era apartado de la  devoción a Dios y llevado hacia la idolatría, entonces su corazón era  "descubierto" demostrándose que en verdad no amaba a Dios.  
  
  "Tal Profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó  rebelión contra Jehová vuestro Dios..." (v.5).
  Esta Palabra nos enseña que a pesar de cumplirse la señal o prodigio, el  Profeta era considerado falso porque conducía al pueblo a la idolatría, y por  tal motivo, debía morir. 
  En Deuteronomio 18:15, Dios levanta Profeta a quien el pueblo debe escuchar.  Los versículos 18 y 19 nos hacen saber, que es Dios quien pone las palabras en  el Profeta, para que las hable. Aquel que no le oyere, Dios le pedirá cuentas. 
  Si algún Profeta habla con "presunción" en nombre de Dios, sin que Él  le haya enviado, o si habla en nombre de dioses ajenos, ese Profeta morirá (v.  20). 
  En el caso de que hable en nombre de Jehová y no se cumpliere lo que dijo, es  presunción del Profeta; Dios dice: "...No tengas temor de él..."  (v.22). 
  
  Estos pasajes nos muestran una diferencia en la enseñanza sobre los Profetas en  el Antiguo Testamento. El Profeta que anuncia algo como de Dios, "y que  aún se cumpla", pero que su palabra lleve a la "rebelión" contra  Dios, debe morir. Así también aquel que hable con presunción, llevando el  corazón del pueblo a la adoración a otros dioses. Sin embargo, el que habla de  su propio corazón, sin que se cumpla, ni acontezca lo que diga, habló  presumidamente, por lo tanto, el pueblo no debía tenerle temor. 
  Con el propósito de no errar, es imprescindible tener muy en cuenta que el sólo  cumplimiento de una profecía no determina la veracidad o falsedad del Profeta.  Para ello, se deben analizar una serie de factores de gran importancia, que  ejemplificaremos para una exacta comprensión. 
  
  
  
  
  * Ejemplos BÍblicos 
  En Jeremías 27:10; 14-16 y 18, Jeremías dice de parte de Dios, que los Profetas  hablaban mentira, y profetizaban en nombre de Jehová falsamente, sin embargo,  estaban vivos en medio del pueblo y no les daban muerte. Esto muestra  claramente que no por cualquier palabra se daba muerte a un Profeta, sino solamente  en el caso de profetizar "rebelión contra Dios", e incitar a la  "adoración de otros dioses". 
  
  En el mismo libro, en el capítulo 28 encontramos un relato que nos brinda una  gran enseñanza: 
  En los primeros versículos vemos al Profeta Hananías, profetizando que el yugo  de Babilonia se había roto y que en dos años volverían los utensilios de la  Casa de Jehová; también volvería el rey, Jeconías, y todo el pueblo  transportado de Judá (v. 1-4). 
  Cuando un Profeta hablaba paz a su pueblo, sería conocido como Profeta de Dios  cuando su palabra, se cumpliera (v.9). 
  
  Más adelante Hananías rompe el yugo del cuello de Jeremías, y dice:  "...Así ha dicho Jehová: de esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor,  rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones dentro de dos años..."  (v.11). 
  
  Jeremías responde que el yugo de Nabucodonosor sobre las naciones, ahora sería  de hierro: "...Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás  yugos de hierro" (v.13). 
  
  Agrega Jeremías: "...Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has  hecho confiar en mentira a este pueblo" (v.15). 
  
  "Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz  de la tierra; morirás en este año, porque HABLASTE REBELIÓN contra Jehová. Y en  el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo" (v.16-17). 
  
  En el contexto arriba citado, vemos que al Profeta Hananías no le mata el  pueblo, lo hace Dios mismo en la sentencia profetizada por Jeremías. En el caso  de Hananías, aunque habló presumidamente de su propio corazón, y su palabra no  se cumplió, no era posible que quedara sin castigo debido a que la gravedad de  su pecado, consistió en hacer creer al pueblo que estaban bien ante Dios,  cuando en realidad estaban sufriendo el justo juicio de Dios a causa de su  pecado. Hananías no sólo habló rebelión, sino que por su palabra el pueblo se  conformaba con una actitud rebelde que los conducía a seguir viviendo  indiferentes al llamado de arrepentimiento de su maldad. Esta situación era muy  peligrosa para el pueblo, debido a que aparentemente las palabras de Hananías  no llevaban abiertamente a la idolatría, o a la rebelión contra Dios, pero en  una forma muy sutil (que es de las más peligrosas), les profetizaba una paz  ficticia, que no era nacida de la perfecta comunión del pueblo con Dios. 
  
  Esto nos deja ver cómo Dios se encargaba de los profetas que  hablaban rebelión contra Él, con presunción. En cambio, en aquellos profetas  que sólo auguraban acontecimientos que no se cumplían, pero que no llevaban a  la rebelión contra Dios, ni a la adoración de dioses ajenos, se aplicaba la  palabra de Deuteronomio 18:22 donde dice: "...Es presunción del  Profeta, no tengas temor de él". 
  
  En este contexto la enseñanza de Jesús en Mateo 7:21-23, afirma una gran  verdad, hacia todos aquellos que digan "hacer sin ser": "...Señor,  Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y  en tu nombre hicimos muchos milagros?" (v.22). 
  
  Estos obreros no tienen buenos frutos, son árboles malos, son desarraigados,  porque no son plantas plantadas por el Padre Dios (Mateo 15:13). No tienen  experiencia con Dios, ni comunión íntima que produzca el buen fruto, por lo  tanto son: "...hacedores de maldad" (v.23). 
  
  Los versículos 24 al 29, nos hacen saber quién es verdadero. El que oye, lo  cual significa "poner por obra la Palabra", ése es verdadero. Cuando  la casa del prudente es embestida, no cae. La casa del insensato, al ser  embestida, es la que cae. ¿Cuál es el motivo? El que es de Dios, tiene fruto  bueno y se manifiesta en su vida, por lo tanto, la vida de Dios le sostiene. El  obrador de maldad, no tiene vida de Dios, ni sostén. 
  
  Cuando Jesús predicaba la gente quedaba admirada de su doctrina,  "...Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los  escribas" (v.29). 
  Jesús poseía una autoridad, que era su sostén, pues Él vivía y hablaba lo que  el Padre le daba. En cambio, los religiosos de su época, no vivían la Palabra;  su enseñanza era para condenar a otros. "Si vivimos en Dios, tendremos  autoridad de Dios". 
  
  
  
  
  * Diferencias al juzgar la ProfecÍa y al Profeta 
  Con el propósito de ser objetivos, juzgamos una profecía considerando el  contenido de las palabras para determinar si es falsa o verdadera. Del mismo  modo, juzgamos a un Profeta por su calidad de vida, a fin de determinar si es  falso o verdadero. 
  Un ejemplo claro, es el Profeta Balaam. Este Profeta comenzó su ministerio como  un Profeta verdadero de Dios. Dio profecías verdaderas inspiradas por el  Espíritu del Señor, y más aún, la única profecía mesiánica en el libro de  Números fue dada por él (Números 24:15-24). 
  
  Balaam, era un hombre injusto en sus motivos de vida y curiosamente fue él  mismo quien definió lo que ocurrió con su persona cuando profetizó: "Dijo  el varón que oyó los dichos de Jehová, y el que sabe la ciencia del Altísimo,  el que vio la visión del Omnipotente; CAÍDO PERO ABIERTO LOS OJOS" (v.16). 
  
  Llama poderosamente la atención que en medio de su profecía mesiánica, habla de  sí mismo, definiendo su persona como alguien "caído", pero que aún  así permanecía con "sus ojos espirituales abiertos". Su don Profético  permanecía intacto en él, ya que "...irrevocables son los dones y el  llamamiento de Dios" (Romanos 11:29). Balaam comenzó su ministerio como un  verdadero Profeta de Dios, pero terminó como un falso Profeta. Su condición de  falso Profeta no tuvo nada que ver con lo que profetizaba, ya que su profecía  fue completamente verdadera. Lo que hizo que llegara a la condición de  "falso", fue que su corazón se desvió del amor a Dios y del propósito  para lo cual el Señor le había levantado como Profeta. 
  La Palabra de Dios condena su actitud diciendo: "...El cual amó el premio  de la maldad" (2ª Pedro 2:15-16). 
  
  La Palabra de Dios nos muestra dos grandes Profetas: SAMUEL y NATÁN. 
  
  En el primer libro de Samuel, en su capítulo 16, encontramos el momento en el  cual el Profeta Samuel es enviado a la casa de Isaí para ungir como rey a uno  de sus hijos. Los versículos 6 y 7 nos muestran algo de gran importancia,  Samuel al ver a Eliab, se deja llevar por su apariencia creyendo que éste iba a  ser el ungido de Dios como rey. En ese instante, Dios habla a Samuel: "Yo  no miro como lo hace el hombre, viendo su aspecto y apariencia; yo miro el  corazón". 
  El contexto de este relato, nos deja ver que el diálogo entre Dios y Samuel no  fue externo, ni oído por los presentes; fue un diálogo y un trato directo de  Dios al corazón de Samuel. Aún en un Profeta tan importante de Israel como  Samuel, "Dios trata con el hombre para que no sea engañado por su propio  corazón y entendimiento". Si Samuel no hubiera sido sensible a la voz de  Dios, habría permanecido en su error. Lo referido es de gran importancia, ya  que estamos hablando de un Profeta del cual la misma Palabra dice: "Y  Samuel creció, y Jehová estaba con él, Y NO DEJÓ CAER A TIERRA NINGUNA DE  SUS PALABRAS" (1° Samuel 3:19). 
  
  En 2° Samuel 7:1-17 tenemos otro ejemplo: En esta ocasión entre David y el  Profeta Natán. En los versículos 2 y 3, David le expresa a Natán su deseo de  construir un templo al Señor. 
  
  La respuesta del Profeta es: "...Anda, y haz todo lo que está en tu  corazón, porque Jehová está contigo" (v.3). Al juzgar por esta palabra,  deberíamos decir que Dios está aprobando la construcción del templo por mano de  David, pero el versículo 4, nos hace saber, que en aquella noche vino Palabra de  Jehová a Natán para David. En este pasaje, encontramos que Dios le dice a David  por el Profeta Natán, que él no edificaría la casa de Dios, sino un  descendiente suyo, que por la Palabra sabemos, que sería su hijo Salomón (vs.  12-14). 
  
  La construcción del templo por Salomón se certifica en el  primer libro de Reyes, capítulos 5 y 6. 
  Una vez más podemos observar como el corazón humano puede ser llevado por los  sentimientos, y así errar en cuanto a la perfecta voluntad de Dios. Estos  grandes hombres de Dios, fueron librados del error, por ser  "sensibles" en todo tiempo a la voz de Dios. 
  
  Veamos un último ejemplo, pero esta vez, del Nuevo Testamento: 
  En Hechos 21:10-11, el Profeta Agabo, da una profecía con respecto a lo que le  ocurriría a Pablo, diciendo: "... Esto dice el Espíritu Santo: Así ATARÁN  LOS JUDÍOS en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en  manos de los gentiles" (v.11). 
  
  Al leer los versículos siguientes, encontramos "el total y absoluto"  cumplimiento de esta profecía sobre la vida de Pablo. Al ver con detalle el  versículo 33 del mismo capítulo, se observa una "diferencia" entre lo  que profetizó Agabo "estrictamente hablando", y lo que en verdad  ocurrió. 
  "Entonces, llegando el tribuno, le prendió, y le MANDO ATAR con dos cadenas,  y preguntó quién era y qué había hecho". 
  
  Agabo dijo en el versículo 11 "así atarán los judíos", y en el verso  33 leemos que fue el "tribuno romano" quien le prendió y le mandó  atar con cadenas. Este incidente nos hace saber, que los judíos echaron mano de  Pablo, pero no fueron ellos quienes por así decir, "literalmente lo  ataron", sino que fueron en verdad los romanos. Esta mínima diferencia en  cuanto a lo profetizado por Agabo, no autoriza a nadie bajo ningún punto de  vista a desacreditar a Agabo como Profeta del Altísimo, sin duda Agabo habló  Palabra verdadera de Dios. 
  
  
  
  
  * Infalibilidad 
  
  La enseñanza que venimos analizando, nos muestra que no podemos adelantarnos en  juzgar a alguien como "falso Profeta" simplemente porque algo de lo  que dijo no fuera absolutamente exacto. Podemos decir que dio una palabra  inadecuada o incorrecta, pero no podemos hablar de la persona como falsa en sí  misma, pues este tipo de juicio la descalificaría como siervo de Dios. 
  Todos los siervos de Dios por ser mortales, son falibles. Jesús es el único  hombre que fue y será por siempre infalible. Sin importar el ministerio o los  años de experiencia, "ninguno" puede alcanzar la posición de  "infalible". 
  Es necesario notar que no sólo los profetas pueden errar mal interpretando lo  que Dios dice. 
  Todo siervo de Dios en cualquier ministerio puede fallar en alguna oportunidad  al ministrar, sea en la predicación, en la enseñanza, en un consejo, o al  profetizar. El Espíritu Santo nos va dando revelación progresiva de la Mente de  Cristo, y en algunas ocasiones al intentar ministrar el puro consejo de Su  mente, podemos fallar en su interpretación y aplicación. Es por ello que todos  los ministros, sean o no profetas, deben estar dispuestos a admitir que son  falibles. 
  
  Un Profeta puede equivocarse por ser inmaduro en oír la voz de Dios, o usar de  mucho celo con poca sabiduría y unción, pero esto no prueba que el Profeta es  falso. 
  Si vamos a establecer el juicio de un Profeta como verdadero o falso sólo por  lo acertado de sus palabras, entonces el mismo Profeta en un mismo culto,  podría pasar muchas veces de verdadero a falso, y esto dependería de lo  acertado de sus profecías. Si profetiza en forma adecuada a uno, sería  verdadero; si lo hace inadecuadamente con el siguiente, sería falso. 
  
  Todo esto nos enseña a ser muy cuidadosos con nuestras palabras y juicios, como  así también comprender cabalmente a diferenciar entre una "profecía  falsa" y un "Profeta falso". Es hora de tener muy en alto el  consejo de Dios al hablar de sus Profetas, cuando dice: "No toquéis, dijo,  a mis ungidos, ni hagáis mal a mis Profetas" (1° Crónicas 16:22). 
  
  
  
  
  * El Cumplimiento de la ProfecÍa Personal 
  En 1ª Corintios 13:9 leemos: "Porque en parte conocemos, y en parte  profetizamos". 
  
  En Deuteronomio 29:29 dice: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová  nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para  siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley". 
  
  Estos versículos nos hacen notar que lo que Dios revela al hombre, tiene el  objetivo de que podamos cumplir cabalmente su voluntad, andando en fe y  obediencia a Su palabra. Esto incluye el Logos de Dios, o sea todo su consejo;  como así también el Rhema de Dios, es decir, una Palabra específica, o una  profecía personal. 
  Dios, en su infinito conocimiento posee los detalles paso a paso de nuestra  vida. La profecía personal sólo nos dejará conocer aquello que sea necesario  para que andemos en su perfecta voluntad, encaminados hacia su cumplimiento.  Esto se asemeja a que Dios tuviera en sus manos el libro de nuestra vida, y a  través de la profecía sólo nos dejara leer algunas páginas; es por ello que la  Escritura dice: "...En parte conocemos, y en parte profetizamos". 
  
  Las diferentes profecías que recibamos en el transcurso de nuestra vida, nos  darán algo más del conocimiento que nos sea necesario para el buen desarrollo  del plan de Dios. Esto nos permite ver que Dios siempre nos habla en forma  "progresiva" y "parcial". Nuestra obediencia y fe a la  Palabra Rhema recibida, hará que la misma se cumpla o no; por lo tanto, es  "condicional". 
  
  
  
  
  * En Parte... 
  Sabiendo que la profecía es "en parte", debemos cuidarnos de creer  que el silencio de Dios en algún punto particular de nuestra vida signifique  "aprobación". El esconder ataduras, desobediencia, o pecado, aunque  no sean mencionados en las profecías, no presupone que Dios aprueba nuestro  pecado. 
  Hay un ejemplo contundente de lo que venimos expresando, y es Moisés. Este  patriarca recibió de Dios palabras personales acerca de su llamado de liderar a  Israel para sacarlos de Egipto, e introducirlos en Canaán. Cuando Moisés  realiza su viaje de regreso a Egipto con el fin de iniciar su misión, leemos  que: "...Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo" (Éxodo  4:24-26). 
  
  Si Dios le había llamado, equipado, y él estaba obedeciendo al llamado, ¿por  qué motivo Jehová deseaba matarlo? El motivo era la desobediencia en un punto  específico, falló en no circuncidar a su hijo de acuerdo al Pacto de Dios con  Abraham. Al invalidar el Pacto, el incircunciso quedaba excluido del pueblo de  Dios (Génesis 17:14). Al ser el hijo de Moisés un bebé, era inocente de  invalidar el Pacto, por lo tanto, el juicio de Dios venía sobre su padre,  Moisés. 
  Al leer la extensa Palabra de Dios a Moisés en Exodo 4, el Señor no le hace a  Moisés ninguna mención acerca de este pecado. Este relato pone de manifiesto  que: el silencio de Dios respecto al pecado no significaba aprobación. 
  
  Muchos cristianos en diferentes ministerios caen en el error de pensar que  debido a que Dios en su profecía no habló acerca del área de pecado, o porque  su ministerio se desarrolla exitosamente, eso significa que Dios les está  aprobando. No comprenden que Dios en su misericordia obra con paciencia, para  su arrepentimiento. No podemos olvidar lo que Jesús enseña: "Porque nad 
  
  
  
  
  * Progresiva... 
  La vida de Abraham es un muy buen ejemplo de la realidad progresiva de la  Palabra de Dios, sea ésta venida como un Rhema a nuestro espíritu por el  Espíritu Santo, o que el Señor utilice a alguna persona para darnos una Palabra  profética. 
  
  Dios le da su primer palabra, cercano ya a los cincuenta años: "...Y  llegaron a Harán". 
  
  La segunda, ocurrió aproximadamente a sus setenta y cinco años; la misma fue  más explícita, hacía referencia a que dejara Harán y siguiera moviéndose, Dios  agregó: "Y haré de ti una nación grande..." (Génesis 12:1-5). 
  
  La tercera, se encuentra en Génesis 12:7 "Y apareció Jehová a Abram, y le  dijo: A tu descendencia daré esta tierra..." 
  
  Una cuarta palabra le hace saber que la nación sería muy numerosa: "Y haré  tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo  de la tierra, también tu descendencia será contada" (v.16). 
  En esta misma oportunidad, le hace saber que deberá recorrer la tierra a lo  largo y a lo ancho (Génesis 13:14-17). 
  
  La quinta, cuando Abram tendría unos ochenta y tres años. Dios le mostró su  propósito y plan en forma más clara. Le hizo conocer que Eliezer su siervo, no  sería su heredero, sino que le prometió que su descendencia sería multiplicada  como las estrellas; le habló acerca de Israel y su exilio, como así también que  un hijo suyo le heredaría (Génesis 15:1-21). 
  
  La sexta, cuando tenía noventa y nueve años (Génesis 17:1-21). Dios le indicó  nuevos requisitos: "...Sé perfecto" (v.1). Cambio de nombre: "Y  no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham..."  (v.5). De ser padre de una gran nación a muchas naciones: "...Y haré  naciones de ti, y reyes saldrán de ti" (v.6). Un nuevo pacto: "...Será  circuncidado todo varón de entre vosotros" (v.10). Por primera vez Dios le  dice que Sara le dará hijo, que será madre de naciones: "...Y también te  daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones;..."  (v.16). 
  
  La séptima palabra se encuentra en Génesis 18. Dios le habla de Isaac, y su  plan para Sodoma y Gomorra. A los cien años (Génesis 21), nace Isaac. Dios  vuelve a hablar con Abraham, para que echara a Agar y a Ismael (vs.12-13). 
  
  Por último, cuando tenía ciento veinticinco años. En Génesis 22:1-14, Dios le  ordenó que sacrificara a Isaac. Dios transformó su "Profecía personal  condicional", a un "Juramento incondicional":  "...Por MÍ MISMO HE JURADO, dice Jehová, que por cuanto has hecho  esto,..." (Génesis 22:16). 
  Abraham atravesó todas las pruebas de fe y obediencia, y por primera vez en su  vida a causa de su caminar en perfección en pos del Señor, recibe como  bendición que la palabra condicional, le sea transformada en un juramento  incondicional. 
  
  La obediencia de Abraham durante toda su vida, fue la prueba más grande con  relación a su fe en lo que Dios le había prometido. 
  Abraham es un gran ejemplo para tener cuenta, pues su vida demuestra como las  profecías personales a través de los años, son usadas por Dios para revelar su  plan hacia una persona. 
  
  
  
  
  * ProfecÍa Condicional e Incondicional 
  La profecía incondicional está relacionada con los decretos divinos  irrevocables. 
  Este tipo de decretos se cumplirán irremisiblemente; nada puede interferir, ni  en el cielo, ni en la tierra, para que el propósito universal de Dios sobre la  raza humana se lleve a cabo. No depende de la respuesta del ser humano, sino  del poder de Dios. En este tipo de decretos se encuentran: El Arrebatamiento,  La Venida de Cristo, los tiempos del fin, el anticristo, los enemigos de Cristo  bajo sus pies, etc. 
  Hay profecías incondicionales que no se cumplen en la persona, la nación o la  generación a la cual se le profetizó originalmente. En el jardín del Edén, Dios  dijo que de la simiente de la mujer se levantaría quien iba a herir la cabeza  de la serpiente, pero esto no ocurrió por medio de Eva, sino muchos años  después a través de la virgen María. 
  
  Cuando una nación en forma individual o colectiva se arrepiente, puede posponer  el que se cumpla sobre sí una profecía, pero no puede cancelarla. 
  Jonás es un claro ejemplo de ello. Profetizó la destrucción de Nínive en  cuarenta días, pero toda la ciudad, a una, se arrepintió. El efecto que produjo  este arrepentimiento por la misericordia de Dios, fue que el Señor pospuso la  destrucción de Nínive. Más adelante, encontramos que Nínive volvió a su maldad,  y Dios reactivó la profecía de Jonás por medio del Profeta Nahúm, quien  profetizó el juicio que ocurrió "cien años" más tarde. Dios en su  misericordia, puede posponer el tiempo del cumplimiento de una "profecía  incondicional" de acuerdo a la actitud del corazón humano; pero es  necesario conocer que esas profecías, no pueden ser canceladas bajo ninguna  circunstancia. 
  
  Al referirnos a las "profecías condicionales", estamos hablando de  las declaraciones de Dios a individuos, que pueden ser: Canceladas, alteradas,  o disminuidas. Ej: 2º R 13:14-19, Joás no recibió lo profetizado por su mala  actitud. Mateo 19:27-28, Jesús profetiza 12 tronos, pero Judas perdió el suyo a  causa de su traición. En este caso la actitud de quien recibe la profecía, su  fe, obediencia, comportamiento, cooperación, serán la causa del cumplimiento o  no, de la profecía personal. 
  Todas las profecías personales son condicionales, aunque no se expresen en  ellas condiciones explícitas. 
  El pueblo de Israel es un gran ejemplo de esta verdad; de toda una generación,  sólo entraron a la tierra Josué y Caleb, ellos fueron los únicos que poseyeron  un espíritu diferente. 
  
  Cuando Dios entrega una palabra profética, evalúa al hombre con una expresión  clave: "POR CUANTO". "...POR CUANTO no me rehusaste tu hijo, tu  único..." (Génesis 22:12). "...POR CUANTO has hecho esto..."  (v.16). Por su fe y obediencia Abraham recibió una profecía incondicional;  realizó acciones que demostraron su fe en hechos y verdad. En cambio el  rey Saúl, falló en escuchar y obedecer a Dios, y, por tal motivo, fue quitado  de su reino. "...Locamente has hecho; NO GUARDASTE el mandamiento de  Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera CONFIRMADO  TU REINO SOBRE ISRAEL PARA SIEMPRE. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová  se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para  que sea príncipe sobre su pueblo, POR CUANTO TÚ NO HAS GUARDADO lo que Jehová  te mando" (1º Samuel 13:13-14). La profecía para Saúl fue anulada por Dios  a causa de su desobediencia. 
  
  Lo antes mencionado nos muestra con absoluta claridad, que las profecías  personales requieren fe en su cumplimiento, lo que significa camino de  obediencia para poder ser recibidas. 
  La única base para esperar el cumplimiento de lo que se nos ha profetizado, es  andar en los pasos correctos para con el Señor. Es nuestra responsabilidad  responder adecuadamente a la palabra profética personal. 
  
  Después de haber considerado varios temas muy importantes con relación al  funcionamiento del ministerio profético, como así también del correcto  desenvolvimiento de la profecía, es necesario relacionar el ministerio de Juan  el Bautista con el oficio del Profeta el día de hoy. 
  Así como el Profeta Juan preparó el camino del Señor en su primera venida como  el Hijo del hombre, ahora la compañía de Profetas de la actualidad, tienen la  responsabilidad de preparar el camino del Señor, en su gloriosa Segunda Venida,  ya sin relación con el pecado. 
  Siendo que la tarea de los Profetas es tan trascendente el día de hoy para la  Iglesia y el mundo, mostraré sus funciones y la impostergable responsabilidad  que ellos poseen ante Dios. 
  
  
  
  
  * La llegada de los Profetas y el Fin de la Esterilidad: 
  En Lucas 1:6-7,13, se muestra a Elisabet y Zacarías como siervos justos e  irreprensibles ante Dios, pero Elisabet era estéril. Eran avanzados en años y  habían orado por muchos años para que el Señor les concediera un hijo. 
    Todo lo que refiere la Palabra en cuanto a Zacarías, Elisabet y el nacimiento  de Juan el Bautista, posee una importantísima revelación espiritual, acerca de  la condición de la Iglesia y el nacimiento y desarrollo del ministerio  profético en el Cuerpo de Cristo. 
  
  El Ministerio profético nace de: 
1. Ministros activos del Señor: Zacarías y Elisabet eran de familia sacerdotal; aún Zacarías ministraba como sacerdote en el altar de Dios.
2. Irreprensibles ante Dios: Su entrega, dedicación, servicio y obediencia al Señor eran de todo su corazón.
3. Sin hijos debido a la esterilidad de Elisabet: Aunque eran dedicados, fieles al Señor y a su servicio, oraban y confiaban en Dios, NO HABÍA FRUTO SINO SÓLO ESTERILIDAD.
4. Edad avanzada: Personas que honraron y esperaron en Dios. Años largos y continuos de servicios, sin poder ver la gran manifestación de Dios para sus vidas. A pesar de toda su confianza y espera, no habían obtenido aún lo que esperaban en Dios: UN HIJO.
 El matrimonio de Zacarías y Elisabet es como una señal profética que apunta y  representa a LA IGLESIA DE JESUSRISTO.
  Zacarías representa los LÍDERES del pueblo; Elisabet las OVEJAS, o sea, los  demás MIEMBROS del Cuerpo de Cristo. La unión de éstos dos: líderes y ovejas en  su totalidad forman LA IGLESIA. 
  ¿Por qué decimos esto?, debido a la función de cada uno. Zacarías era  sacerdote, se desempeñaba como ministro activo y responsable del pueblo de  Dios, por lo tanto representa al liderazgo de la Iglesia el día de hoy. 
  
  Por otra parte, Elisabet, tenía la función de madre, o sea la que procrea  hijos, pero no podía realizar su función debido a la esterilidad. Esta  procreación de hijos, representa la función normal de los miembros del Cuerpo  de Cristo: las ovejas, que tienen la responsabilidad de procrear hijos  espirituales fuertes, maduros, entregados al Señor. 
  
  La realidad de la unión de líderes y ovejas con el objetivo único de procrear  hijos espirituales en las naciones, no ha estado resultando en toda su potencia  de acuerdo al plan de Dios, debido a que hay esterilidad espiritual.
  En el relato bíblico encontramos una manifestación gloriosa de Dios, en  RESPUESTA, a la ORACIÓN de Zacarías y Elisabet. El ángel Gabriel les anuncia la  llegada de un HIJO, Este hijo no sería común, sino que Dios le enviaba a Su  Pueblo como PROFETA. 
  El resultado de tantos años de entrega, oración y servicio sin ver fruto, sin  ver la manifestación del poderoso brazo del Señor, hace que aflore la  incredulidad de Zacarías y NO CREA al anuncio del Ángel (vs.18-20). Por lo  tanto la sentencia de Dios a través del ángel es: "...Y ahora QUEDARÁS  MUDO y no podrás hablar, HASTA EL DÍA EN QUE ESTO SE HAGA, por cuanto NO  CREÍSTE MIS PALABRAS, las cuales SE CUMPLIRÁN A SU TIEMPO" (V.20). 
  
  Del mismo modo que le sucedió a Zacarías, muchos líderes de la Iglesia han  orado, trabajado, y confiado en ser testigos de un avivamiento para  multiplicación, pero la respuesta aparentemente nunca ha llegado. Esto trae  como resultado que ante la inusitada respuesta de Dios, mucho más allá de lo  imaginable, esos líderes NO CREAN, cuando Dios habla. La sentencia del Señor es  la misma, QUEDARÁS MUDO, es por ello que gran parte del liderazgo de la Iglesia  ha quedado sin Palabra, sin visión, sin revelación. En todos los trabajos,  servicios, y sermones aparece todo como en orden, pero no fluye la frescura, la  vida, la revelación y fresca unción del Espíritu en sus palabras. 
  Así como la mudez de Zacarías permaneció hasta el advenimiento de Juan a  Israel, de igual modo la falta de revelación espiritual en muchos líderes de la  Iglesia ha permanecido en ellos hasta el tiempo de la llegada del ministerio  profético a la Iglesia. 
  Cuando Zacarías recibió con gozo la llegada de su hijo: el profeta, fue  desatada su lengua, y lleno del Espíritu Santo: Fue entonces que comenzó a  bendecir a Dios y a profetizar (Lucas1:67-79). Desde ese momento SE QUEBRÓ LA  ESTERILIDAD, e inicio un nuevo tiempo espiritual para Zacarías; la unción y  frescura del Espíritu se apoderaron de sus labios y de todo su ser, haciendo  que sus palabras fueran ungidas y poderosas. 
  
  Así sucede con los líderes de la Iglesia, cuando reciben al ministerio  profético como la respuesta de Dios a sus oraciones; no sólo son renovados en  el Espíritu, sino que reciben la invalorable bendición de que la ESTERILIDAD ES  QUEBRADA en muchos aspectos del desarrollo de sus ministerio. 
  
  
  
  
  * La relaciÓn del nacimiento de Juan con la llegada 
  del Ministerio  ProfÉtico 
  en la actualidad es: 
1. La respuesta a la oración de la Iglesia: (v.13). La oración de Zacarías y Elisabet fue contestada con el nacimiento de un hijo: un Profeta. Así también la llegada del ministerio profético a la Iglesia.
2. Gozo, alegría y regocijo "para muchos": (V.14). El levantamiento de los Profetas es un motivo de gozo, pero no "para todos", sino "para muchos". Para aquellos del Cuerpo de Cristo que han estado esperando por años el resurgimiento y la fuerza de la palabra de Dios en el Espíritu, una palabra de ARREPENTIMIENTO que desafía a una verdadera espiritualidad, y rompe con todos los moldes y formas religiosas que están ahogando al pueblo en un activismo sin sentido, ni fruto, donde todo es estéril. Una palabra ungida, con autoridad y poder que produce el rechinar de dientes y rechazo de parte de los líderes de la religión organizada y hueca.
3. Grande delante de Dios: (v.15). Los Profetas son grandes y amados delante de Dios. No necesariamente son considerados grandes por la gente, o por los líderes religiosos. Son grandes para Dios debido a que están dispuestos a hablar todo Consejo y Palabra de Dios, sin ambigüedades, ni componendas de ninguna clase.
4. Lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre: (v.15). Los Profetas nacen del seno de la Iglesia, son personas llenas del Espíritu Santo, que no concuerdan dentro del sistema religioso de la Iglesia tibia. Es muy difícil entender lo que sienten, y no parecen encajar porque no viven sus vidas como los demás creyentes. Así como Juan se ven ermitaños, porque han comido de la Palabra de Dios que es fuego en sus entrañas, con el fin de llevar al pueblo al arrepentimiento y entrega absoluta al Señor como rey (Ezequiel 3:1-3, Apocalipsis 10:9-11, Jeremías 15:16).
5. El instrumento de Dios para que los HIJOS DE ISRAEL, se conviertan al Señor: (v.16). El texto no habla de la conversión de los paganos, sino de que los Profetas son enviados por Dios para la conversión de sus HIJOS, LA IGLESIA. El resultado de una Iglesia entregada a Dios, produce como consecuencia natural que los paganos vuelvan sus ojos al Señor. Por ello es que todo comienza y depende del estado real de la Iglesia.
6. El instrumento de Dios para que descienda el espíritu y el poder de Elías: (v.17). Elías hizo muchos milagros y portentos en nombre del Señor, pero ¿dónde están los milagros hechos por Juan el Bautista? Ni un solo milagro hecho por Juan relata la Escritura. ¿En dónde se ve ese poder?, en producir por la Palabra ungida de Dios a su Iglesia, un arrepentimiento de corazón a fin de que al convertirse la Iglesia, los demás sean salvos por la Palabra de una Iglesia santa, gloriosa y triunfante. Para hacer volver el corazón de los creyentes al Señor, es IMPRESCINDIBLE EL MINISTERIO PROFÉTICO, QUE RESTAURA A LA IGLESIA EL ESPÍRITU Y EL PODER DE ELÍAS. No es posible la llegada genuina de un avivamiento sin que antes sea restablecido en la Iglesia el ministerio profético, que es el encargado de preparar al Cuerpo de Cristo para la manifestación gloriosa del Señor en las naciones. Para la gran cosecha final.
7. El instrumento para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos. (v.17). Los Profetas son enviados a hacer que lo torcido del pueblo se enderece, de tal modo que las relaciones de familia espiritual que es la Iglesia estén sanas, curadas de toda herida, agresión, división, desamor, deslealtad y carnalidad entre las partes. Esto produce sanidad de toda rebelión contra Dios, para volver a la prudencia del Señor.
8. Es el instrumento para preparar al Señor: UN PUEBLO BIEN DISPUESTO. (v.17). La llegada del Señor a buscar SU AMADA, SU IGLESIA, requiere que ésta primeramente alcance la madurez y la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13b). De esta manera será "un pueblo bien dispuesto". Para poder realizar dicha labor, es necesario un ministerio profético fuerte en la faz de la tierra, que posea el espíritu y el poder de Elías
  * La Respuesta de Dios: ¡Un Profeta! 
  Zacarías y Elisabet pidieron a Dios un hijo, no un Profeta. 
  Dice la Escritura que Dios responde más allá de lo que pedimos o pensamos, y  que nuestros pensamientos y caminos no son los de Él. (Efesios 3:20; Isaías  55:8). 
  Zacarías y Elisabet seguramente fueron muy felices con la llegada de este hijo,  pero Dios en sus designios estableció que este hijo fuera más que la alegría de  la respuesta a la oración de unos "viejos padres estériles". Este hijo  venía con la misión de transformar toda la vida religiosa del pueblo de Israel.  Dios les dio un hijo que sería odiado y rechazado por muchos "amigos  religiosos" de Zacarías y Elisabet, que al igual que ellos eran de familia  sacerdotal. Sin duda muchas veces sus corazones habrán estado dolidos al ver  como muchos de esos líderes "amigos" rechazaban a su hijo, aunque en  verdad rechazaban al "Profeta" que Dios había levantado, y que  denunciaba el pecado de esos religiosos en su propia cara. 
  
  De igual modo la Iglesia ha estado orando, ayunando, sirviendo, y esperando ver  el fruto de su esfuerzo y trabajo. Dios está respondiendo a la oración de Su  Iglesia, como Él quiere y no, como la Iglesia espera. 
  
  El Señor dice: "...Para que haya fruto visible debo enviar profetas...". 
  A mucho sector de líderes de la Iglesia no le agrada "la función  espiritual de este hijo que recibió de Dios, como respuesta a su oración". 
  Estos líderes, no están dispuestos a aceptar la autoridad, la reprensión y la  palabra de estos Profetas que son enviados a destruir todo lo que conlleva la  religión organizada sin vida, que no ha dado fruto ya que por su pecado se ha  vuelto estéril en la sociedad actual. Estos Profetas producen en sus  organizaciones situaciones muy difíciles de manejar, y todo comienza a  desmoronarse dentro de ellas, ya que están "perdiendo el control", de  lo que antes dominaban con efectividad. 
  
  Estos Profetas siguen realizando la misma tarea que el profeta Jeremías:  "...Para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para  edificar y para plantar" (Jeremías 1:10). El Profeta enviado por Dios, no  puede edificar y plantar, hasta que haya realizado cuatro acciones que  destruyan todo lo que no ha sido edificado por la voz de Dios en su pueblo.  Juan el Bautista, realizó esta obra de destrucción de toda la apariencia e  hipocresía, religiosidad vacía, y piedad falsa, que existía en los líderes  religiosos de su tiempo. Así también la compañía de profetas que Dios está  levantando en este tiempo, realiza la obra de desenmascarar toda falsedad,  hipocresía y religiosidad vacía de los líderes de este tiempo. 
  
  Muchos de estos líderes no comprenden que la llegada de los Profetas, son nada  más ni nada menos que la respuesta a sus propias oraciones de ver fruto en la  obra. Les está sucediendo al igual que Zacarías que no creyó al anuncio del  ángel, y quedó mudo. Estos hombres han quedado como "mudos  espirituales", sin revelación, sin palabra ungida de Dios, sin visión  venida de lo alto. Sólo trabajan y se esfuerzan por mantener la estructura, a  fin de que no caiga para no perder su posición de liderazgo. 
  
  
  
  
  * El Profeta y el Ungido 
  La llegada de Juan el Bautista, el Profeta, trajo como resultado la aparición  del ungido de Dios, Jesucristo. Fue Juan, quien enviado por Dios trabajo como  el precursor, y aquel responsable de preparar el camino para la llegada del  ungido, el Mesías, Cristo. (Lucas 1:76-79, 3:3-9). 
  El día de hoy, la llegada y el levantamiento del ministerio profético prepara  el camino del Señor, a fin de que la Iglesia esté lista y radiante para Él en  el día del arrebatamiento. En el tiempo presente el ministerio profético es  precursor de la llegada del "varón perfecto", o sea la preparación de  un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor. Es imperioso que la Iglesia  llegue a ser "un varón perfecto" (Efesios 4:13), "El Cuerpo de  Cristo", "El Ungido". 
  
  La unción no puede venir a la Iglesia sin que antes se levanten los Profetas  para preparar la misma como "un pueblo bien dispuesto", a fin de que  sea una vasija sana para poder recibir, contener y derramar esa unción, sobre  la faz de la tierra. 
  Luego de que la Iglesia recibe "con gozo" la llegada del ministerio  profético, viene como consecuencia lo mismo que le sucedió a Zacarías con el  nacimiento de Juan: "...Y Zacarías su padre fue LLENO DEL ESPÍRITU SANTO Y  PROFETIZÓ, diciendo..." (Lucas 1:67). La Iglesia es llena del Espíritu  Santo y habla la ungida Palabra de Dios. 
  
  Esto mismo sucedió con nuestro Señor. Cristo es "El Ungido", "El  Mesías", "El Varón Perfecto", "El Mayor",  "Emanuel", "La Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia", etc.  Aunque todo esto y mucho más es cierto acerca de Él, la Escritura nos hace  saber que Cristo como "el Mayor", se SOMETIÓ a Juan "el  Menor". 
  
  En Mateo 3:13-17, vemos a Jesús que se acerca a Juan para ser bautizado por él.  Juan teniendo plena comprensión del "principio espiritual", que la  Palabra establece al decir: "y sin discusión alguna, el menor es bendecido  por el mayor" (Hebreos 7:7), se le opone sabiendo que era necesario que él  como "el Menor", fuera bautizado por Jesús "el  Mayor", con el bautismo que sólo Él podía dar: "el Espíritu  Santo". Ante la insistencia de Jesús a fin de identificarse con el  hombre pecador, y que de ese modo se cumpliera toda justicia, es que Juan  accede. Hasta ese momento Jesús no había hecho ninguna señal ni milagro. Sólo  después de ser bautizado por Juan, sometiéndose voluntariamente al menor, es  que recibe la unción del Espíritu Santo sobre Él. 
  En ese instante, se abrieron los cielos, descendió el Espíritu sobre Jesús,  y se oyó la voz del Padre como respuesta a la complacencia en Su Hijo. 
  
  La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, el Ungido. Cristo es "el Varón  Perfecto", que siendo el mayor se sometió al menor. La Iglesia, al ser el  "Cuerpo de Cristo", tiene la responsabilidad de poder llegar a la  estatura del "varón perfecto", para ello es imprescindible que  realice los mismos pasos de "su cabeza, Jesucristo". Debe someterse  con gozo "al menor" o sea, al ministerio profético que Dios está  levantando, de tal manera que esté habilitada por Dios a recibir la unción para  la conquista del mundo que está a su alrededor. 
  Si la Iglesia, y sobre todo los líderes que son los responsables de las  decisiones de la misma, no se someten "al menor", al ministerio  profético, se estará privando de la unción que el Señor tiene preparada para  ella en estos últimos tiempos. 
  
  Dios desea darle lo mismo que le dio a Su Hijo Jesús: Cielos abiertos, el  Espíritu Santo descendiendo con poder sobre ella para permanecer, y la clara  voz del Padre en toda obra a fin de que sea triunfante y victoriosa como  Jesucristo. (Mateo 3:16-17; Juan 1:33). 
  Dios no ha cambiado; El no hace ningún tipo de acepción de personas. Desea  bendecir a su pueblo con las más grandes y variadas bendiciones; sus planes para  con nosotros son grandes y de gran estima. El Señor espera de cada uno, la  respuesta correcta en fe y obediencia a lo que nos da a conocer por su  Espíritu. El arrebatar o no, la bendición de la que nos ha hablado  personalmente, y a la Iglesia como Cuerpo, depende enteramente de nosotros. 
  
  Éste es el tiempo y la hora del Espíritu, por lo tanto, es necesario que  andemos diligentemente detrás del Señor, a fin de no rechazar la dulce y quieta  voz de Su Espíritu. Estos últimos tiempos de la Gracia, nos inspiran a caminar  bajo una sola voz y dirección, la que nos llega por medio del Espíritu Santo.  Dios ha determinado para su pueblo tiempos de gloria; la fuerza y potencia de  esa gloria, dependerá enteramente del corazón y la actitud de cada uno de  aquellos que conformamos el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. 
  
  "Sin profecía el pueblo se desenfrena;
  mas el que guarda la ley es bienaventurado". 
  (Proverbios 29:18)
  
  
Ministerio Apostólico-Profético "Generación en Conquista"
Temas relacionados:
Mensajes y Enseñanzas de Daniel Cipolla I Daniel y Marta Cipolla