El poder secreto de la humildad
D. Dardano, D. Cipolla, H. Cipolla
16 de July de 2017
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
Antes de comenzar esta impartición quiero aclarar algo, porque dentro de la enseñanza que vamos a compartir, van a ver ustedes, algunos pasajes que el apóstol Pablo está escribiendo en cartas a las iglesias, y quiero hacer una diferencia, Pablo, casi exclusivamente, escribió a personas en lo individual, Timoteo, Tito, Filemón, pero la mayoría de sus cartas fue a las iglesias.
Es decir, le estaba hablando a las partes del cuerpo de Cristo que se encontraban en diferentes lugares.
¿Por qué enfatizo esto? Porque hoy en día el individualismo nos ha invadido, y cuando nosotros venimos a Cristo, el individualismo se va, porque ese individuo salvado por Cristo es insertado al cuerpo de Cristo, en el cuerpo de Cristo toma un valor inusitado.
Entonces, el Señor hoy nos está hablando como parte del cuerpo de Cristo. Cada uno como individuo tiene que hacer lo que tiene que hacer, pero este mensaje es para la Iglesia, para el cuerpo de Cristo. ¿Amén?

Creo que cuando leemos la Palabra de Dios, al menos a mí me pasa, uno dice, ¿y por qué el Señor aquí habrá dicho esto? ¿Y por qué el apóstol Pablo habrá marcado esta otra situación? Y nos hacemos preguntas y nos hacemos reflexiones. Es decir, a veces hasta le hacemos preguntas al texto bíblico... bueno, a veces encontramos respuestas y a veces no.
Por ejemplo, una reflexión que voy a hacer, y no necesito que ustedes respondan es, ¿por qué creemos que Dios exaltó a Cristo Jesús hasta lo sumo? Porque uno puede decir, bueno, ¡qué tremendo! ¿por qué esto habrá sido así? Si tratamos de encontrar las respuestas teológicas, yo uno una serie de versículos y digo, por esto, por esto, por esto y por esto, y ya tengo la respuesta teológica, y eso alimenta mi conocimiento. ¿Está mal? No, pero a veces, y sucede habitualmente, el conocimiento no tiene el poder transformador que tiene una revelación del Espíritu Santo.
Por eso, es importante saber que las respuestas correctas no transforman vidas, y lo único que transforman vidas, es el Espíritu Santo, pero nuestra disposición a aceptar todo aquello que venga de Dios.
Evidentemente, hubo algo en Cristo, algunas señales particulares que lo llevaron a que el Padre lo exaltara sobre todo, así dice el doctor Francisco Lacueva, que el Padre lo exaltara sobre todo, como sabemos le dio un Nombre que es sobre todo nombre.
Ahora, esto que uno podría pensar, bueno es patrimonio de Cristo, no. Él lo comparte y todo este poder transformador, y todo lo que vamos a ver, puede estar y puede desarrollarse en cada uno de nosotros. Somos privilegiados como hijos de Dios porque tenemos a nuestra disposición todo lo que el Señor quiere.

Ahora, en Filipenses el capítulo 2, versículos 1 al 11, yo sé que digo esto y ustedes ya saben a qué nos vamos a referir, aunque lo vamos a tratar por partes. Veremos ahí algunas cosas interesantes. El apóstol Pablo está diciendo referente a cualidades del Señor en la Tierra, dice Filipenses 2 del 1 al 11, leo en la Nueva Versión Internacional:

“Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo,
algún consuelo en su amor,

algún compañerismo en el Espíritu,
algún afecto entrañable,
llénenme de alegría teniendo un mismo parecer,
un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.
No hagan nada por egoísmo o vanidad;
más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses,
sino también por los intereses de los otros.”
Filipenses 2: 1- 4 / NVI

Si nos damos cuenta, todo lo que él escribe está en plural no está en singular, por eso dije lo que dije al principio.
Dice, si ustedes sienten una comunión, algún estímulo, algún compañerismo, algún afecto entrañable, llénenme de alegría.
Cosas positivas: mismo parecer, mismo amor, unidos en alma y pensamiento, y ése es el espíritu que debe reinar en el cuerpo de Cristo.

Pero ahora, entra en cosas negativas y dice:No hagan nada por egoísmo o vanidad; la otra versión dice, contienda o vanagloria, más bien, con humildad.

Aquí llegamos a algo muy importante, una de las virtudes y de las cualidades sobresalientes en Cristo fue la humildad. Hoy en día casi no se usa, casi no se ve, porque los seres humanos buscamos la exaltación, el reconocimiento. Pero la virtud de Cristo por la cual fue exaltado y recibió lo que recibió fue la humildad. Así que, tenemos aquí un parámetro importante para darnos cuenta de aquello que el Señor nos quiere decir.
Pero el versículo 5 dice:

“La actitud de ustedes debe ser
como la de Cristo Jesús.”
Filipenses 2: 5 / NVI

Ah, Pablo no dice, miren a Cristo, alaben a Cristo porque Él era humilde, dice Pablo, no solamente, llénenme de alegría sintiendo lo mismo, sino que la actitud de ustedes deber ser como la del Señor Jesucristo.
Hay una humildad proveniente de la naturaleza de Cristo en nosotros, nosotros no fabricamos la humildad, nosotros no nos hacemos humildes a nosotros mismos, es algo que viene por la naturaleza de Cristo en cada uno de nosotros.
Mis queridos, ¿no es que queremos esa humildad? Nadie dijo que no, ¿la queremos? Amén, porque estamos en buen camino si queremos esta humildad proveniente de la naturaleza de Cristo en toda su vida terrenal. Una característica de Cristo fue la humildad, ¿amén?


(Daniel Cipolla)
Quiere decir, que cuando nosotros vemos que Dios el Padre exalta a Jesucristo más allá de cualquier exaltación de nadie en el Universo, y uno empieza a darse cuenta que más allá de muchas características de Jesucristo, la verdad de porque Cristo es exaltado está relacionada directamente con la humildad, entonces se da cuenta que en el espíritu de humildad hay un secreto, hay un poder secreto en la humildad, que como bien dijo Daniel, no se puede fabricar.
Si Cristo pudo llegar a ser levantado como fue levantado a causa de su humildad, existe un poder secreto en la humildad. Y eso es de lo que vamos a hablar esta mañana, esto es lo que el Señor puso en nuestros corazones para compartir.
Cómo nosotros podemos discernir, comprender, distinguir y experimentar esa humildad, esa clase de humildad que estuvo en Cristo, no la humildad que el mundo llama humildad, que está muy por fuera y debajo de lo que el Señor llama humildad, o del espíritu de humildad, para que entonces caminemos como Cristo, porque el apóstol Juan dijo, que nosotros somos como Él en este mundo, imposible ser como Él en este mundo sin esa característica, porque es fundamento de Cristo, no lo es la unción, es la humildad.
Por eso, quiero que veamos algo que pasó con Cristo y debe pasar con nosotros.
Lo primero que podemos ver es que el humilde, en realidad está dispuesto a vaciarse de sí mismo.
Ésa fue la primer característica que nos muestra Filipenses, y quiero que leamos Filipenses 2 del 6 al 8, también lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional, dice:

“quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.

Por el contrario, se rebajó voluntariamente,

tomando la naturaleza
(o la forma, como dice en otras versiones) de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.

Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo

y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!”

Filipenses 2: 6-8 / NVI

Hay tres cosas claras que muestran la disposición del Jesús de vaciarse de lo que era.
Le voy a decir esto, no hay nada, nada, nada más absolutamente difícil para un ser humano que vaciarse de lo que es, porque todo lo que decimos y hacemos está basado en lo que somos, ¿cómo hago yo para vaciarme de mí mismo? ¿se puede? No se puede.
Bendito sea Dios que no se puede, porque o es la humildad de Cristo o jamás la alcanzaremos, no se puede. ¿Sabe qué bueno cuando decimos que no se puede? Usted dirá, es malo, no, por eso Pablo dijo, todo lo puedo en Cristo, ah, en Cristo, pero no se puede.

Miremos tres cosas nada más, tres.

Lo primero, ahí está mostrando que se vació de su forma, de su naturaleza.
¿Por qué? Porque de forma o naturaleza de Dios, tomó forma o naturaleza de siervo.
Lo primero que se vacía es de su forma, de su naturaleza, de su esencia, se desgarró, se vació de su esencia y dijo, voy a tomar la forma de un simple ser humano.

Segundo, se vació de su posición.
Él en la posición era el Rey supremo, la autoridad suprema del universo, pasó a ser un ser humano bajo autoridad. Ah, de ser autoridad suprema (el poder emborracha, emborracha y es una borrachera que no se quita, pregúntele a los políticos), de ser la autoridad suprema del universo, no de una provincia, del universo, Él pasó a ser un hombre bajo autoridad.

Tercero, se vació de sus derechos.
¿Por qué? Porque pasó a ser, de dictar las leyes del universo, porque Él las dictó, a ser un siervo que dependió servilmente del Padre obedeciéndole en todo, y voy a remarcar la palabra "servilmente", porque así lo hizo, porque Él dijo, que todo era del Padre, eso es ser un servil.
No nos gusta mucho esa palabra, no sólo es bíblic, ésa fue la actitud, la manera de pensar, el sentir de Jesucristo, alguien tan vacío de sí mismo que otro pensaba en Él, otro hacía en Él, otro se movía en Él, otro decidía en Él... oh wow, es difícil, no, es imposible, sólo se puede en Cristo.

Sólo estoy mostrando tres, hay más, vaciarse de su forma, de su posición, de sus derechos.
Por eso, aunque Jesucristo en la Tierra nunca dejó de ser Dios porque siempre mantuvo la plenitud de su naturaleza divina, sí se despojó de su forma de Dios.
Es decir, la majestad, la gloria, todo lo que significa ser Dios, eso sí Él lo dejó por un tiempo, para ser un simple hombre, necesitaba dejarlo.
Por eso, la frase clave aquí en el verso 7 cuando dice, en la Reina Valera Actualizada dice, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres, ¿en qué cosa Jesús se hizo semejante a los hombres? Le muestro alguna:

Primero, se sujetó a la ley.
Porque dice la Biblia que a los ocho días de ser nacido fue circuncidado. Los papás lo llevaron a circuncidar, cumplió la ley como judío, fue y se circuncidó. Quiero decir, es el creador, Él no necesitaba ser judío, pero Él vino y fue un judío y se tuvo que circuncidar.

Segundo, se sujetó a sus padres terrenales.
Porque dice claramente la Escritura, que después de estar en el templo, que los padres desesperaron y lo encontraron, bajó y dice: y él obedecía en todo, en todo.

Tercero, reputación.
¡Qué reputación tenía! Era el rey de la comarca, ¿qué? Era el hijo del carpintero, era el hijo del carpintero, la reputación de Jesucristo, es un hombre normal de trabajo que tiene un oficio, y el que tiene un oficio trabaja por el jornal. Es decir, no se hace rico, trabaja para mantener a su familia, llevar el día a día, eso es lo que hace, reputación de carpintero.
Pero luego lo peor, ¿sabe cómo fue entregado a la muerte? Por el precio de un esclavo.
Dice la Escritura, aún en el Antiguo Testamento, que si un toro mataba a una persona, a un esclavo, a un esclavo, a un esclavo... entonces el dueño del toro le tenía que pagar al amo del esclavo, treinta monedas de plata.
¿O sea, que a Jesucristo se le pagó lo mismo que un toro matando a un esclavo? Sí señores, se le pagó lo mismo. Wow, si eso no es vaciarse, yo entonces no sabría decir qué es vaciarse.

Es evidente que no tiene nada que ver con la idea de humildad que se establece en un diccionario o la idea que el mundo tiene, ah, es humilde, de humilde condición; no, más bien diga que es pobre porque no tiene dinero, pero puede ser un orgulloso terrible y no tener nada en el bolsillo, y por eso justamente, no tener nada, ¿no?
Así que estamos dándonos cuenta lo que significa vaciarse, se sujetó a la ley, se sujetó a los padres, reputación de carpintero, y fue entregado a la muerte por el precio de un esclavo. Adelante.


(Hernán Cipolla)

Ahora, si se dan cuenta, el primer punto es que: el humilde está dispuesto a vaciarse de sí mismo.

Ahora, el segundo punto es que: el humilde somete la naturaleza humana a la divina.
Déjeme decir y agregar algo, que si bien después lo vamos a ampliar, pero para llegar a ser humilde es indispensable la humillación.
Eso está bueno, claro, porque tal vez todos queremos ser humildes pero lo que no queremos es ser humillados y el problema es que si no estamos dispuestos a ser humillados, no puede llegar la humildad, no podemos experimentar la humildad del Señor a nuestras vidas, porque viene de la mano, la humildad trae consigo, la humillación.
¿Por qué digo esto? Porque en lo que leíamos recién, y lo que Dany estaba explicando, nos damos cuenta que la humillación para Jesucristo fue sorprendente.
Es decir, para tener forma de Dios y adquirir la forma humana, siendo humano hacerse siervo perdiendo todo derecho de decisión, uno tiene que ser humillado, no alcanza con estar dispuesto a ser humilde. Él fue humillado para que por la humillación Él tuviera la característica de humildad, o más bien, no que la tuviera, que la mostrara, porque la característica de la humildad vino con Él, ¿está bien?

Ahora, yo quiero leer algunos pasajes, nos vamos a salir un poquito de Filipenses, vamos a ir al evangelio de Juan, voy a leer también estos pasajes en la Nueva Versión Internacional, si quieren seguir adelante, la lectura es Juan 5:19, empezamos por allí, Juan 5:19 dice así:

“Entonces Jesús afirmó:
—Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta,
sino solamente lo que ve que su padre hace,

porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.”

Juan 5:19 / NVI

“Por eso Jesús añadió:

—Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, sabrán ustedes que yo soy,
y que no hago nada por mi propia cuenta,

sino que hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado.”

Juan 8:28 / NVI

“Yo no he hablado por mi propia cuenta;

el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo.”

Juan 12:49 / NVI

“pero el mundo tiene que saber que amo al Padre,

 y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga.”

Juan 14:31/NVI

Si ustedes prestaron atención a las palabras de Jesús, lo que se pudieron dar cuenta es que una persona humilde, de naturaleza humilde, es aquella que somete su propia naturaleza humana a la divina.
Él estaba hablando de sí mismo como el Hijo del Hombre, es decir, estaba diciendo: Yo soy el enviado de Dios, pero estoy en carne y hueso y como soy humano Yo me niego a mi propia naturaleza, a mi capacidad de decidir, que la tengo y podría ejercerla, renuncio a ella y no hago nada, no digo nada si el Padre no me lo dice y no me lo indica.

Muchas veces nosotros creemos que una persona se hace más fuerte y más valiosa cuando aprende a decidir, muchas veces le he dicho a mi esposa, los papás creyentes tenemos un dilema, un dilema que los papás que no tienen a Cristo no tienen, le voy a explicar cuál es el dilema.
Cualquier papá enseña a su hijo a salir adelante, a hacerse fuerte, vos podes, vos lo sabes hacer, vos tenes la capacidad, y los papás del Señor podemos decirle lo mismo a nuestros hijos, pero después los hijos se encuentran con la Palabra, y dice: el que no se niega a sí mismo y no renuncia a sí mismo no puede ser mi discípulo. Ya cuando al hijo lo preparé para llevarse al mundo por delante, tiene que morir.
Sé que esto que estoy diciendo no nos gusta tanto, porque yo quiero que a mi nene lo vean todos y que vean que puede, que mi nene sabe, que tiene la capacidad, sí, pero en Cristo, una persona humilde sabe renunciar a sus derechos y no se atreve a hacer o decir nada que no provenga del Señor.

Mire, déjeme decirle algo que sé que va a sonar fuerte también, pero si cualquier hijo de Dios, todos nosotros, tenemos la naturaleza divina, ¿no es así? hemos nacido de nuevo, muy bien, pero si nosotros como nacidos de nuevo nos atrevemos a decidir y a hacer cosas basados en nuestra naturaleza y en nuestra capacidad humana, ¿sabe en qué caímos? en la soberbia y en la vanidad. Porque creemos que tenemos el derecho de usar de nuestra fuerza para decidir y hacer, y cuando caemos en eso, podemos terminar usurpando el lugar de Dios. Y necesitamos arrepentirnos a tiempo, porque podríamos caer en la condenación del diablo. Usted va decir, no, no espere, espere, espere, es mucho, es demasiado, o sea, está bien, metió la pata, habló, dijo lo que se le ocurrió, pero de ahí a caer en la condenación del diablo.
Mire, no lo busquen porque vamos a leer algunos versículos más en Juan, pero mire lo que dice 1 Timoteo 3:6, está hablando de los requisitos para los obispos, ¿está bien? Cualquiera de los cinco ministerios, para que lo entendamos más fácilmente hoy, y en el versículo 6 dice:

“No debe ser un recién convertido,(la Reina Valera dice: no deber ser un neófito)
no sea que se vuelva presuntuoso
y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo
.
1 Timoteo 3:6 / NVI

¿En qué cayó el diablo? En la presunción, la vanidad y el orgullo de creer que podía ser más grande que Dios.
A ver, usted no piense que el diablo es el único que pude caer en este defecto y este problema, porque cada vez que yo digo, esto lo hago así, y el florero se pone de esta manera porque a mí me parece, pero la voz del Espíritu no estuvo involucrada en eso, ¿sabe qué estoy haciendo? Diciendo, yo soy suficiente dios como para determinar cómo se van a hacer las cosas acá.
Jesús, siendo Dios, ahí ahora usted lo entiende, decidió renunciar a la naturaleza divina para hacerse hombre, y como hombre hacerse siervo; porque dijo, no voy a decir ni una palabra que no provenga del Padre, no sólo voy a cuidarme en lo que digo, voy a cuidarme en cómo lo digo, porque lo que digo, es lo que Él me dice y de la manera que Él me dice.
Por eso recuerde, podemos tener aún algo del Espíritu de Dios, y si lo hacemos de una manera que no viene del Espíritu también nos equivocamos.


(Daniel Cipolla)
Agrego esto Hernán, esto es tan importante, lo que estás diciendo, porque ocurre... mire lo que ocurre.
Cristo estuvo tan claro de su rol, que cuando Él se vacía de sí mismo y viene como hombre, Él ya sabe que no tiene ninguna gloria personal que mostrar, pero si no tiene ninguna gloria personal que mostrar, entonces, qué tiene que mostrar. Él venía para manifestar a Dios. ¿Cómo va a manifestar a Dios si Él no tiene nada que manifestar? Manifestando al Padre que vivía en Él.

Ésa es la marca de un discípulo, un discípulo jamás se manifiesta a sí mismo manifiesta al que lo envió. Yo no puedo ser un discípulo mientras que no manifiesto al que me envió, y lo mismo es si se te envía con una comisión bajo autoridad, tú no eres tú, es la comisión que se envió y representas al que te envió no a ti.
Te voy a decir, no vales un cacahuate, un maní, ésta es la grandeza de lo que estamos hablando, no es la humildad que estamos entendiendo.
Por eso, Cristo podía pero no debía, podía pero no debía, por eso digo, yo, yo no me puedo manifestar. Felipe estás preguntando por el Padre, ¿no le dijo? Si me has visto a mí, has visto al Padre, porque no se trata de mí, no estaba buscando su gloria, porque la gloria Él la había dejado, pero tenía que mostrar una gloria, ¿tenía que mostrar una gloria? ¿Cuál gloria? La del Padre, era un discípulo, era un discípulo del Padre, eso es un discípulo, el que manifiesta a otro, ¿soy discípulo de Cristo? Tengo que manifestar a Cristo.
Pero la Iglesia estamos tan embrujados, tan embrujados, que nos gusta mucho la gente con gracia, porque no distinguimos la gracia natural de la gracia de Dios, y cuando alguien tiene gracia, no es que este muchacho tiene una gracia, fantástico. Yo no estoy... no estoy diciendo que es malo, lo que estoy diciendo es, está bien, pero es la gracia natural del muchacho o la chica es algo natural, no. Tiene que ver con Cristo, ah, pero lo ponemos igual porque tiene mucha gracia, sí, pero de Cristo todavía ahí no hay nada, ¿lo estoy viendo? ¿lo está viendo? Ésta es la grandeza de lo que estamos hablando.


(Hernán Cipolla)

Justamente, fíjese los otros versículos que vamos a leer y vuelvo al evangelio de Juan, capítulo 10, versículos 37 y 38 y sigo leyendo en la Nueva Versión Internacional, dice así:

“Si no hago las obras de mi Padre, no me crean.
Pero, si las hago, aunque no me crean a mí,

crean a mis obras,

para que sepan y entiendan que el Padre está en mí,

y que yo estoy en el Padre.”

Juan 10: 37-38 / NVI

“¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí?

Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía,

sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.”

Juan 14:10 / NVI

Es decir, lo que Dany estaba diciendo, ¿a quién vino a mostrar Cristo? ¿a quién quería mostrar, a sí mismo? No, vino a mostrar al Padre. Su función en la Tierra fue mostrar que toda obra era hecha por el Padre, y que Él como enviado de Dios, sólo tenía el derecho de dejarse usar, no había más derecho que ése, renunció a sus derechos para dejarse usar por su Padre porque el Padre estaba en Él, lo único que manifestaba era el Padre que vivía en Él.
Por eso, lo vamos a leer en un rato y seguiremos con Filipenses también en un rato, pero por eso dice, se humilló a sí mismo.
No puede haber humildad si no hay humillación, pero eso si es la decisión voluntaria de estar dispuesto a humillarse para que no me vea yo para se vea Cristo en mí, en nuestro caso como hijos de Dios, como discípulos de Cristo, ¿a quién se tiene que ver? A Cristo en nosotros, porque para eso hemos nacido de nuevo.

La Iglesia está en el mundo para representar a Cristo, por lo tanto, cuánta humildad de Cristo la Iglesia necesita para humillarse a sí misma y que al que se vea sea al Señor.


(Daniel Dardano)

Creo que podemos enfatizar que estamos viendo el poder secreto que tiene la humildad, ¿verdad? ¡Qué bueno que estamos viendo esta revelación!

Hay otro pasaje muy conocido, muy clásico pero que necesito leer porque es muy importante para el tema que estamos desarrollando, en Mateo el capítulo 11 y el versículo 29, Jesús está hablando y está contrastando lo que hacían los maestros de la ley, fariseos, escribas, con la gente, y lo que Él había venido a proponery  a decir, y en Mateo 11:29 dice así, voy a leer en Nueva Versión Internacional:

“Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible
La otra versión dice: manso...
y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.”

Mateo 11:29 / NVI

¡Qué interesante! ¡qué clave que es este versículo! Jesús está diciendo: carguen con mi yugo, esto es sinónimo de obediencia.
Ahora, necesito hacer algo gráfico a pesar que no tengo una madera, pero ustedes imagínense una madera, no tengo una madera en mi mano, Jesús dijo, carguen con mi yugo.
¿Quiénes usaban yugo? Los bueyes, que ese tiempo araban los campos, preparaban la tierra para ser sembrada, fíjense no era un solo buey, eran dos, acuérdense de lo que dije al principio, somos un cuerpo. ¿Qué pasaba con esa tabla de madera? Como eran dos los bueyes que iban a arar, se le hacía aquí una abertura de cada lado e iba incrustado en el cuello del buey, digamos que yo soy un buey y Dany es otro (... soy otro buey), entonces esa madera iba en mi cuello y en el cuello de él, ¿qué pasaba si alguno de los dos se rebelaba? (... problema para los dos), se lastimaba el cuello y al otro.
La falta de obediencia lastima, la falta de humildad lastima.
Por eso, ese arco que se había hecho era ideal para el cuello del buey.

Cuando Jesús dice carguen mi yugo, está diciendo, mi yugo es ideal para ti y mi yugo es ideal porque tiene que ver con la obediencia. Pero vi algo extraordinario, si ustedes se ponen el yugo, el resultado es descanso para su alma. Ah, ¡Ay Señor, gracias por esa llave! Si yo me pongo el yugo de Cristo obedeciendo y siendo humilde, hay descanso.
Quiere decir, que esto nos hace reflexionar, a veces no tenemos descaso a nuestra alma, nuestro espíritu, nuestra mente está turbada, nuestros pensamientos están turbados, meditemos si tenemos el yugo puesto o todavía nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestras estructuras, nos impiden ser libres poniéndonos el yugo, esto es maravilloso.
Hermanos, tenemos todos los recursos para vivir humildemente, vivir libres y como Él quiere, porque Él dice, si ustedes se ponen mi yugo su alma va a descansar.

Claro, recién Dany hablaba de la definición según el diccionario de la humildad. Claro, un diccionario Larrousse o cualquiera te dice, aún te dice, que es una persona de baja condición social y humilde.
Muchos de los que dicen que no son humilde dicen, yo soy un don nadie, a mí nadie me toma en cuenta porque yo soy así, soy insignificante, paso desapercibido a todos.
Voy a contar una historia breve, en tiempo cuando nosotros pastoreábamos con Estela, en la iglesia, en la congregación, había una hermana que siempre que llegaba se sentaba atrás, siempre se sentaba atrás, y a mí siempre me gustó sentarme adelante, no porque era pastor sino porque me gustaba sentarme adelante para que ninguna cabeza me estorbe. Pero bueno, escuche, un día le dije, bueno hermana venga, ¿por qué cada vez que llegas a la reunión te sientas atrás? La respuesta fue, porque yo soy humilde, adelante se sientan los importantes. Dije no, no, no, estás equivocada.
¿Ve, ve el concepto que tenemos de humildad? Ella creía que humildad era sentarse atrás y los "importantes" se sientan adelante, no. Todos somos miembros del cuerpo de Cristo y todos somos importantes.

Por eso, la humildad no está determinada porque me siente atrás ni porque tenga una concepción mental de que no soy nadie, y que bueno, yo me conformo porque nadie me toma en cuenta, pero alabado sea el Señor... Un psicólogo, ¿sabes qué le diría? Eso es orgullo invertido, pensar así es orgullo invertido, y después con un psicólogo si está, hable conmigo y lo comentamos.
Entonces, si estamos hablando, cuidado con decir, nadie me toma en cuenta, soy un don nadie, pero está bien, el Señor me conoce y para Él soy importante, puede ser una forma de orgullo y de soberbia invertida.
Entonces, ¿qué es la verdadera humildad? Ya lo hemos hablado, vaciarnos de nosotros mismos, seguir el camino de la humillación, y que en todo que se vea Cristo, que cuando yo hago algo con las manos, Cristo está, cuando hago algo en un ministerio, se ve Cristo y no me veo yo, esto podríamos seguir hablando mucho tiempo.

Mire queridos, si Cristo es visto en otros, entonces, la gente verá al manso y humilde de corazón, y eso lo transmitiremos para descanso del alma de aquellos con que nos estamos conectando.
Amén.


(Daniel Cipolla)

Hemos visto que hay una relación entre la humildad y la humillación, pero también es posible que si no lo comprendemos bien, nos demos cuenta que también hay una contrariedad entre la humildad y la humillación.
Y yo ahora me voy a explicar qué quiero decir con esto, porque si bien es requisito la humillación para la humildad, la humillación hay de dos clases, no es una, hay de dos clases.
Está la que llamo la humillación sabia, y la que llamo la humillación necia.
La sabia, es aquella humillación en la que soy consciente y la hago voluntariamente, la necia es la que yo sufro y experimento por acción de terceras personas, pero existe.
Generalmente, el que siempre es humillado por terceras personas nunca llega a ser humilde, está como dice la Biblia, como la mujercita cargada de pecado que siempre aprende pero nunca aprende, o sea, por eso tiene muchas humillaciones durante su vida.
Se lo voy a mostrar con un ejemplo, justo recién Daniel habló del que se sienta atrás y adelante, pero desde otra perspectiva completamente diferente a la que recién Daniel dijo.
Vamos por favor a Lucas 14, versículos 8 al 11, lo voy a leer en la Reina Valera Actualizada del 2015.
Dice:

“—Cuando seas invitado por alguien a una fiesta de bodas,
no te sientes en el primer lugar;
no sea que otro más distinguido que tú haya sido invitado por él y que,
viniendo el que te invitó a ti y al otro, te diga:

“Da lugar a este”,

y luego comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.

Más bien, cuando seas invitado,

ve y siéntate en el último lugar para que cuando venga el que te invitó, diga:

“Amigo, sube más arriba”.

Entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.

Porque cualquiera que se enaltece será humillado,

y el que se humilla será enaltecido.”

Lucas 14: 8-11 / RVA del 2015.

Aquí Jesús está hablando de algo particular, de una fiesta de bodas, de un lugar a donde yo fui invitado, en este caso es una fiesta de bodas, puede ser cualquier otra cosa, pero el Señor está diciendo entonces, que cuando eres invitado tú no trates de decir, yo aquí soy la figura principal de la escena, aquí llegué yo y todo tiene que rondar a través de mí. ¿Vio esa gente que cuando usted está conversando se mete en el medio y ya se acabó hasta la conversación? Porque tiene que ser el centro de atención, ¿no lo vio?
Ah no, aquí no pasa, ya sé aquí los hermanos son muy santos, ¿no es cierto Ricardo?
No, es un problema serio, es un problema serio, tiene que aparecer y se tiene que hacer ver de alguna manera, no puede estar sin hacerse ver. Justamente son de las personas que sufren la humillación necia.
La humillación necia, es la que le pasa a este hombre que se va adelante y después le dicen, no, no, ése lugar no era para ti, era para fulanito de tal, tú te tienes que sentar en la otra silla... eso es una vergüenza dice Jesús.
¿Qué enseña esto en la vida y sobre todo en la Iglesia? Enseña algo.
Todo lugar que ocupemos nos debe ser entregado por alguien más.
Todo lugar que ocupemos nos debe ser entregado por alguien más.

Si yo creo que yo puedo ocupar... ah no, si lo que hace Tony como pastor yo lo puedo hacer de taquito, no, yo soy más inteligente, tengo mejores pensamientos, le tengo que ir a enseñar a los pastores, están viejos, están oxidados y no saben como... no, no, no, momentito, momentito, momentito, momentito, momentito, él cree que puede, justamente por eso no puede.
Es que justamente lo que es en Cristo es completamente contrario a la democracia, el que se postula en la democracia cree que puede, por eso también nos va mal en democracia, después cuando ve que no puede, ¿ve?
¿Pero qué pasa en Cristo? Cuando Cristo te da un lugar, sí vas a poder, ¿por qué? Porque cuando Cristo te da un lugar te capacita para ese lugar. Aún un puesto de trabajo natural, eh. Porque todo es de Cristo, ¿o tú crees que un trabajo natural, no? Sí, si viene de Cristo también, no es que, es que yo quiero llegar ahí... no, no, no espere, no, no, no, no... Con esto no te estoy diciendo que no tengas deseo de avanzar en la vida, lo que estoy diciendo, no es que necesitas el lugar de aquel, no, no, no, necesitas el lugar que Dios te dé, porque junto con el lugar que Dios te dé, va a venir para ti la capacidad que Dios te dé.

Entonces, el punto aquí es, que si no tomamos el camino de la humillación sabia, de la voluntaria, en todos los aspectos de mi vida, definitivamente la humillación necia va a llegar por todos lados y siempre voy a ser avergonzado.
Alguien una vez me dijo, ¿cuántas veces más necesito ser humillado? Mi respuesta fue, hasta que aprendas a ser humilde. Ya fui muy humillado durante mi vida, centenares de veces, es que nunca lo vio que ahí estuvo el problema.
¿Fuiste muchas veces humillado? Hay un problema, lo tienes que ver como un problema real, no, no. Tengo un problema, y estamos hablando esto en Argentina, ¿humildad en Argentina? ¿de qué me estás hablando? Si todos sabemos cómo arreglamos el país, acompáñame David al café y vas a ver como todos saben, ¿o no? Todos sabemos todo, somos directores técnicos, somos pastores, sabemos predicar, no, no, no es que lo sabemos todo. No, mira cuando tú aprendes esto te das cuenta que cada vez sabemos menos.
¡Ay Dios mío! Yo miro una revelación y digo, ¡ay Dios mío no sé nada, que bruto, Dios mío! ¿Es así? Porque te abraza la humildad de Cristo y dices, Dios mío, lo que es Jesucristo, Señor, cuánto hay de insondable que no puedo todavía discernir.

Por eso el principio que dice la Palabra ¿no? Tenemos que juntarnos a aquél cobrador de impuestos, el publicano, ¿no? que sólo decía, Señor ten misericordia de mí, dice, ése se fue justificado y el otro no. Y volvió al mismo principio, porque todo el que a sí mismo se enaltece, sea buscando un lugar, sea diciendo la última palabra la tengo yo, ¿no vio eso de que siempre tiene que tener la última palabra? ¿no me diga que no? Usted está en la reunión y dice, éste va a decir la última palabra y usted ya la sabe, pues bájelo, eh, pues bájelo al pajarito, bájelo. Él cree que sabe entonces, él tiene que decir la última palabra, pero el que se enaltece va a ser humillado, pero el que se humilla será enaltecido.

Entonces, la humillación sabia la practica toda persona que conoce el espíritu de humildad, pero la necia la sufren todos aquellos que están poniendo como dios a la arrogancia. Ésta es una realidad que nos ayuda a entender, cómo es que Dios siempre nos da los lugares y Dios siempre lo hace a través de personas, porque en el mundo, el mundo es de lo físico, Dios lo hace a través de personas. Nunca tomemos algo que no nos es dado, que no sea concedido y tendremos la capacidad de Cristo para hacerlo.

Vamos a ver en el Antiguo Testamento dos ejemplos, uno de humillación sabia y uno de humillación necia. Primero, en el Primer Libro de Reyes, capítulo 21, desde el versículo 17, dice así:

“Entonces la palabra del Señor vino a Elías el tisbita y le dio este mensaje:
«Ve a encontrarte con Acab, rey de Israel, que gobierna en Samaria.

En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot,

tomando posesión del mismo.

Dile que así dice el
Señor:
“¿No has asesinado a un hombre, y encima te has adueñado de su propiedad?”

Luego dile que así también dice el
Señor:
“¡En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot,

lamerán también tu propia sangre!”»

Acab le respondió a Elías:

—¡Mi enemigo!¿Así que me has encontrado?

—Sí —contestó Elías—,

te he encontrado porque te has vendido para hacer lo que ofende al
Señor,
quien ahora te dice:
“Voy a enviarte una desgracia.

Acabaré contigo, y de tus descendientes en Israel

exterminaré hasta el último varón, esclavo o libre.

Haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboán hijo de Nabat

y con la de Basá hijo de Ahías,

porque has provocado mi ira y has hecho que Israel peque”.

Y en cuanto a Jezabel, el
Señor dice:
“Los perros se la comerán junto al muro de Jezrel”.

También a los familiares de Acab que mueran en la ciudad

se los comerán los perros,

y a los que mueran en el campo

se los comerán las aves del cielo.

Nunca hubo nadie como Acab que, animado por Jezabel su esposa,

se prestara para hacer lo que ofende al
Señor.
Su conducta fue repugnante, pues siguió a los ídolos,

como lo habían hecho los amorreos,

a quienes el
Señor expulsó de la presencia de Israel.
Cuando Acab escuchó estas palabras,

se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y ayunó.

Dormía vestido así y andaba deprimido.

Entonces la palabra del
Señor vino a Elías el tisbita y le dio este mensaje:
«¿Has notado cómo Acab se ha humillado ante mí?

Por cuanto se ha humillado,

no enviaré esta desgracia mientras él viva,

sino que la enviaré a su familia durante el reinado de su hijo»”.

1 Reyes 21: 17-29 / NVI

Creo que todos o casi todos los que estamos acá, conocemos un poquito la historia de Acab, realmente fue perverso el hombre, y obviamente incitado por su esposa, mayor perversidad. ¿No andamos muchas veces buscando o viendo a Jezabel por todos los rincones, a veces, en las iglesias? Uh, esa parece que tiene el espíritu de Jezabel y ya le huimos, ¿no?
¿Por qué? Porque la mujer fue mala y lo llevó a él a peor maldad.
Pero escuche, escuche, la humillación puede ser tan poderosa que cuando una persona se humilla delante del Señor genuinamente, el Señor detiene aún el castigo que tenía planeado para esa persona; la destrucción que tenía planeada para esa persona, imagínese el Señor, de Acab está diciendo, por cuanto se humilló, entonces, Yo no voy a traer todo lo que dije sobre él, me voy a esperar hasta el reinado de su hijo... Sí se puede humillarse y ver la mano del Señor a nuestro favor, ¿no? Por supuesto que sí.

Vea el segundo ejemplo, Segundo Libro de Crónicas 26, comienzo en el versículo 1:

“Todo el pueblo de Judá tomó entonces a Uzías, que tenía dieciséis años,
y lo proclamó rey en lugar de su padre Amasías.

Y fue Uzías quien, después de la muerte del rey Amasías,

reconstruyó la ciudad de Elat y la reintegró a Judá.

Uzías tenía dieciséis años cuando ascendió al trono,

y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años.

Su madre era Jecolías, oriunda de Jerusalén.

Uzías hizo lo que agrada al
Señor,
pues en todo siguió el buen ejemplo de su padre Amasías
y, mientras vivió Zacarías, quien lo instruyó en el temor de Dios,

se empeñó en buscar al
Señor.
Mientras Uzías buscó a Dios, Dios le dio prosperidad.

Uzías marchó contra los filisteos,

y destruyó los muros de Gat, Jabnia y Asdod.

Además, construyó ciudades en la región de Asdod, entre los filisteos.

Dios lo ayudó en su guerra contra los filisteos,

contra los árabes que vivían en Gur Baal, y contra los meunitas.”

“Construyó en Jerusalén unas máquinas diseñadas por hombres ingeniosos,
y las colocó en las torres y en las esquinas de la ciudad

para disparar flechas y piedras de gran tamaño.

Con la poderosa ayuda de Dios,

Uzías llegó a ser muy poderoso y su fama se extendió hasta muy lejos.

Sin embargo, cuando aumentó su poder,
Uzías se volvió arrogante, lo cual lo llevó a la desgracia.

Se rebeló contra el
Señor, Dios de sus antepasados,
y se atrevió a entrar en el templo del
Señor para quemar incienso en el altar.
Detrás de él entró el sumo sacerdote Azarías,

junto con ochenta sacerdotes del
Señor,
todos ellos hombres valientes,
quienes se le enfrentaron y le dijeron:
«No corresponde a Su Majestad quemar el incienso al
Señor.
Esta es función de los sacerdotes descendientes de Aarón,

pues son ellos los que están consagrados para quemar el incienso.
Salga usted ahora mismo del santuario, pues ha pecado,
y así Dios el
Señor no va a honrarlo».
Esto enfureció a Uzías,

quien tenía en la mano un incensario listo para ofrecer el incienso.

Pero en ese mismo instante,

allí en el templo del
Señor,
junto al altar del incienso y delante de los sacerdotes,
la frente se le cubrió de lepra.

Al ver que Uzías estaba leproso,

el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo expulsaron de allí a toda prisa.

Es más, él mismo se apresuró a salir, pues el
Señor lo había castigado.
El rey Uzías se quedó leproso hasta el día de su muerte.

Tuvo que vivir aislado en su casa,

y le prohibieron entrar en el templo del
Señor.
Su hijo Jotán quedó a cargo del palacio y del gobierno del país.

Los demás acontecimientos del reinado de Uzías,

desde el primero hasta el último, los escribió el profeta Isaías hijo de Amoz.

Cuando Uzías murió,

fue sepultado con sus antepasados en un campo cercano al panteón de los reyes,

pues padecía de lepra.

Y su hijo Jotán lo sucedió en el trono.”

2 Crónicas 26: 1-7; 15-23 / NVI

Empezó bien ¿no? Empezó honrando al Señor, empezó haciendo la voluntad de Dios, empezó agradando al Señor, pero llegó un momento que viendo la mano poderosa del Señor a su favor y que todo le iba bien dijo: la estoy haciendo, me está yendo bien en el reinado, yo puedo seguir en esta temática porque yo soy el que estoy conduciendo bien a Israel. Se le subió la arrogancia y una vez arrogante dijo, ah, y ya que soy el rey, quién me impide a mí ofrecerle incienso al Señor, ¿quién me va a poder parar? ¿Quién? Los que son valientes, los siervos del Señor, llenos de humildad pero valientes.
Porque mi amado, hay que ser humilde para saber quién se es, y ser valiente en el Nombre del Señor; esos hombres sabían, el sumo sacerdote y los otros ochenta sacerdotes sabían quiénes eran, nosotros somos sacerdotes del Señor, nosotros recibimos la unción del Señor para hacer esta tarea y a su majestad no le corresponde hacer eso, hay que decirle eso al rey.
Pero, ¿qué le pasó a Uzías? Era su oportunidad, era su oportunidad, era la oportunidad divina, Dios le sirvió -dirían en México- en charola de plata, en bandeja de plata, le sirvió la oportunidad para humillarse y Uzías en vez de humillarse se enfureció, y al momento y dentro del templo, el Señor no se esperó ni que saliera a la puerta, dentro del templo su frente se llenó de lepra.

Eso significa, que podríamos caminar bien casi toda nuestras vidas, pero si hay un punto donde la arrogancia se nos sube a la cabeza y no estamos dispuestos a humillarnos, el Señor puede traer la desgracia sobre nosotros, porque habrá visto un corazón arrogante y orgulloso que quiere ocupar el lugar que sólo le corresponde al Señor.


(
Daniel Dardano)
Bien, vamos a continuar, hace muchos años atrás el profeta Zacarías vio algo con relación al Mesías y dijo palabras que le fueron reveladas por el Espíritu Santo, pero de una manera tan exacta, y ahora leo Zacarías el capítulo 9 y el versículo 9, Nueva Versión Internacional, dice así:

“¡Alégrate mucho, hija de Sión!
¡Grita de alegría, hija de Jerusalén!
Mira, tu rey viene hacia ti,
justo, salvador y humilde.
Viene montado en un asno,
en un pollino, cría de asna.”
Zacarías 9:9 / NVI

Tres calificativos importantes, tu rey viene a ti, primero justo, segundo salvador, tercero humilde.

Cuando uno va a Mateo capítulo 21, versículo 5, que no lo vamos a leer, está relatado esto mismo que dice Zacarías, pero allí en Mateo 21:1-5, no se habla ni de justo ni de salvador, se dice solamente de Él que era humilde. ¿Por qué? Porque un humilde siempre será justo.
Recuerde esto, un humilde siempre será justo, porque nunca buscará beneficio propio, siempre concederá al otro su beneficio, un humilde siempre es justo.
Zacarías, el Espíritu le reveló, que este Rey venía, ¿en qué? en un pollino.
En aquél tiempo los camellos eran los animales para los reyes y las personas dignas, pero Jesús eligió un pollino, cría de asna.
Entonces, un humilde, justo y salvador, claro, nosotros hoy no podemos ser salvadores a la manera de Jesús, pero si somos humildes y somos justos, podemos ser instrumentos de salvación para liberar al pueblo de Dios, para liberar a la gente que está afuera y que necesita desesperadamente de esta salvación.
Así que, la salvación está unida a la humildad y a la justicia.
Esto es importante porque son los principios de Reino que Jesús vino a establecer para que nosotros los llevásemos adelante.

Ahora bien, creo que volver a hablar del poder secreto de la humildad, éste es el título de lo que estamos compartiendo, nos hace ver algo.
¿Recuerdan que al principio hicimos una reflexión? ¿Por qué Dios exaltó a Cristo hasta lo sumo? No fue por la unción, no fue por sanar enfermos, no fue por dar de comer, no fue por hacer milagros, no fue por todo por lo que nosotros sabemos, fue porque el Padre vio que el envase humano de Jesús nunca estorbó la manifestación de la naturaleza divina trasladada en humildad, y entonces el Padre lo exaltó hasta lo sumo.
Iglesia, eso está a nuestra disposición, humildes, justos y salvadores.


(Daniel Cipolla)

Creo que no hay mejor ejemplo de la humildad de Jesús que el famoso pasaje de Juan 13, todos lo conocemos, cuando Jesús tomó aquella palangana y lavó los pies de los discípulos. Pero vamos a detenernos al menos en algunas cosas claves, tres cosas claves de ese pasaje, si bien no vamos a leer todo, quiero leer ahora el versículo de Juan 13, verso 3.
Primer cosa que quiero mostrar allí, dice Juan 13, verso 3, leo en la Nueva Versión Internacional, dice así:

“Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio,
y que había salido de Dios y a él volvía.”

Juan 13:3 /  NVI

Mire lo que enfatiza en el medio, dice: Sabía Jesús...
Es decir, aquí lo que quiero mostrar en este primer punto es la identidad.
La identidad de Jesús fue el fundamento de su humildad, porque Jesús aunque estaba vacío de sí mismo sabía, sabía quién era, y uno dice, bueno pero ¿saber quién soy no me va a traer problema con la humildad? No, ninguno, al contrario, para nada, es todo lo contrario. ¿Por qué? Porque el punto de Jesús es que Él, sabiendo que el Padre todo lo había puesto en Él y sabiendo quién era, entonces Él sabía que todo lo que Él era y que todo estaba puesto bajo el dominio de Él, porque el Padre se lo había entregado, el Padre le había dado ese lugar, y cuando cumplió la función que tenía que cumplir, la cumplió, pero ya no Él sino el Padre que moraba en Él. Por lo tanto, a quién Él manifestaba cuando eso hacía era al mismo Padre.
Quiere decir, que la identidad siempre es fundamento de la humildad.
Cuando alguien cree que sabe lo que es, quién es, y ese quién es lo lleva a basarse en quién es para mostrar arrogancia, título, posición o autoridad, realmente no sabe quién es, por eso tiene que mostrarlo, tiene que decirlo, para que los demás lo reconozcan que es fulano de tal o que es, no, no... a mí me dicen profeta eh, nada de Daniel, ¿qué, qué? Yo me llamo Daniel, me pusieron Daniel, y ese es mi nombre, ¿no? No, pero a mí... ¿sí o no? A mí me tienen que decir... No me tienen que decir nada, nada, si el Señor es Él, se va a manifestar, si es del Señor Él, se va a manifestar, y todo va a funcionar porque uno sabe claramente quién es en el Señor.
Primer punto, avanzamos al segundo.


(Hernán Cipolla)
Mire justamente con base en esa identidad de la que Dany nos hablaba recién, yo voy a leer la segunda mitad del versículo 4 y el versículo 5 que dice así:

“...se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente

y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos

y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.”

Juan 13:4b y 5 / NVI

Para los que ya lo saben y para los que no lo saben, esa tarea era la que realizaba el esclavo de menor rango en cualquier casa, era la tarea más denigrante. Cuando llegaban los de casa o cuando llegaban invitados, ese esclavo en particular era el que tomaba el agua, tomaba la toalla y debía, era su obligación, lavar los pies de los discípulos. Como muchas veces digo, ésa era la razón, y por tener este conocimiento que ustedes se acuerdan que Pedro dijo, no, no a mí, cómo me vas a lavar los pies si Tú eres el Señor y dijo: si no te lavo los pies no tendrás parte conmigo y Pedro le dijo, báñame completito, ¿no? Dijo no, con los pies es suficiente Pedro, ¿está bien? Pero, ¿qué ocurre? Esa tarea de menor rango, escuche, no rebajaba a Jesús, ¿por qué no lo rebajaba? Porque Él sabía perfectamente quién era, por saber quién era podía realizar esa tarea aunque a los ojos humanos sea una tarea denigrante, pero a los ojos del Señor era una tarea digna, no por nada además el Señor dijo, he hecho esto para que ustedes hagan lo mismo entre ustedes, para que aprendamos a ser humildes aún cuando miramos al cuerpo de Cristo, y Daniel leyó en Filipenses al principio, viendo a los demás como superiores a ustedes mismos, eso es lo que hacía un esclavo, veía al de la casa y veía a un invitado y como lo veía superior, era el esclavo de menor rango.

Ahora, ¿sabe qué significa esto para nosotros? Que podemos realizar cualquier tarea, pequeña o grande, para el Señor, porque la tarea que realicemos jamás va a cambiar quiénes somos en Cristo, seguimos siendo las mismas personas, porque la identidad que tenemos no nos la dio ni papá ni mamá, no me la dio el tío, no me la dio el estudio, no me la dio la carrera, no me la dio el dinero, no me la da una casa, no me la da un buen auto, la identidad nos la dio Cristo y eso nada ni nadie lo puede cambiar.
Así que, no tengo ningún problema en hacer cualquier tarea que el Señor me pida porque eso jamás cambiará la esencia de quién soy en Cristo Jesús.


(Daniel Dardano)

Y lo tercero, es que el Señor declaró su identidad sin perder su humildad, porque Él dijo, ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien porque lo soy.
No lo negó, la identidad no hizo que negara, no era ni superior ni inferior, Yo soy Maestro y Señor y así es, pero desde esa posición Yo me agacho y les lavo los pies, sigo siendo Maestro y Señor lavándoles los pies. Esto es contrario al sistema del mundo de hoy en día, agacharse a lavarle los pies a alguien sería una vergüenza.

Por eso, qué interesante cuando Pablo escribe la carta a los Romanos dice, habla de no considerarnos superiores a otros, pero tampoco inferiores, porque eso me habla de un complejo de inferioridad que es humano pero no es divino, por eso la identidad tiene que ver con saber quién soy.
Hoy la gente saluda y le dice, ¿quién eres? Yo soy ingeniero químico, no, no, ¿quién eres, cómo te llamas? Y le dice de qué estudió, no, no, no... ¿Quién eres y cómo te llamas? Porque tenemos un problema, confundimos el ser con el hacer, y la importancia nos la da el hacer cuando en realidad debiera ser el ser.

Jesús era Maestro y Señor y dicen bien porque lo soy, ah, esto no era pedantería, esto no era orgullo,  era: Él reconocía quién era.
Queridos hijos de Dios, tenemos que reconocer quiénes somos, la identidad nos la dio Dios, no complejo de inferioridad, porque cuando uno tiene la identidad de Dios, no necesito el psicólogo para levantar mi autoestima, ¿quién me la dio la autoestima? El Señor, ninguna persona puede rebajar mi autoestima porque Él me dio la identidad.
Y Jesús dijo, Yo soy Maestro y Señor, pero me agacho a lavarles los pies a ustedes. Quiere decir que Él se estaba entregando en ese momento a ellos. Cuando somos humildes hasta podemos llegar a dar la vida por nuestros hermanos, ¿o no? Somos parte del cuerpo de Cristo, y esto que digo, y no lo voy a leer, está en 1 Juan, el capítulo 3, versículo 16, en la segunda parte.

El resumen de esta parte, como somos participantes de la naturaleza de Cristo, dije antes, Cristo tiene que verse y el Cristo que tiene que verse es el manso y humilde de corazón. Y cuando nos agachamos a lavarle los pies a alguien, lo estamos haciendo para Él, y Él recibirá la honra. Y cuando hablo de agacharme a lavar los pies, estoy hablando de cualquier ministerio que estemos desarrollando, de cualquier tarea que estamos haciendo, porque nadie que se sube acá (plataforma) o nadie que hace algo lo hace para sí, no es un tema de aptitud, no soy apto, yo soy humilde y la aptitud viene de Él y lo pongo al servicio de Él y de la Iglesia. Alabado sea el Nombre del Señor.


(Daniel Cipolla)

El último punto que vamos a tocar con algunos versículos, tiene que ver con el resultado que produce la humildad, hay un resultado de la humildad.
Quiero que vayamos a algunos versículos conocidos, el primero que vamos a ir es el Salmo 138, verso 6, lo voy a leer en la Reina Valera Contemporánea que dice:

“Tú, Señor, estás en las alturas, pero te dignas atender a los humildes;
en cambio, te mantienes alejado de los orgullosos.”

Salmo 138:6 / RVC

Quiero detenerme solamente en esto que es claro, no necesito explicarlo, hay personas, hay hermanos, que se hacen muchos conflictos porque a veces no ven fluir la gracia de Dios sobre sus vidas. O sea, todo les cuesta mucho para decirlo en un ejemplo, y si uno podría mirarlos, no son personas que uno diga anda en pecado o anda en desorden, realmente uno no ve eso, pero muchas veces nosotros, aún los que ministramos, nunca solemos enfrentar a la gente con el orgullo, con el orgullo, porque aquí dice que el Señor está alejado del orgulloso y es posible que algo que no fluya en mi vida de la gracia y que todo me cueste, sea producto del orgullo, aunque sea lo que llamamos un buen creyente y una persona que cumple con todo lo que debe cumplir, pero en el fondo hay orgullo, y cuando hay orgullo Dios me tiene de lejito.

Y el otro, yo lo he visto esto muchas veces, y el otro es un desastre, la verdad, y tiene unos desórdenes, ¿no lo hemos visto? Tiene unos líos, ay Dios mío, hasta arreglar esta vida, ¿dónde está? Destartalado de todos lados, y uno empieza a ver de dónde le pone el tornillo, ¿a ver cómo lo arregla? Pero a pesar de todo hay algo en que la persona, usted ve la gracia de Dios fluyendo y uno se pregunta cosas, no, este está todo bien, todo ordenadito pero no fluye la gracia de Dios en éste, y éste está destartalado pero funciona. O sea, a pesar de todo y cuando uno le dice algo es verdad, es verdad, no la vi, pero es claro, es claro que sí, y ve que tiene esa actitud, y muchas veces el único problema es uno solo, hay orgullo detrás de ese hermano o esa hermana, mirémoslo porque es importante verlo. Seguimos.


(Hernán Cipolla)

Mire, Proverbios 29:23, lo voy a leer primero en la NVI y luego lo voy a leer en la Reina Valera, dice:

“El altivo será humillado,
pero el humilde será enaltecido.”

Proverbios 29:23 / NVI

“La soberbia del hombre le abate;

Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.”

Proverbios 29:23 / RV60

Quiere decir que cada vez que hay altivez, orgullo, arrogancia, a esa persona sí o sí le va a tocar la humillación, pero no fue una humillación voluntaria de la que venimos hablando como la de Jesús, viene la humillación que el Señor permite porque necesita ser humillado para poder aprender. Eso es cuando alguien tropieza muchas veces con la misma piedra, lo cantaba Julio Iglesia, ¿no? Tropecé de nuevo con la misma piedra... Lo que estaba diciendo es, soy un orgulloso de aquellos.
Claro, ¿por qué? Porque la persona arrogante es la que dice, me parece que es así y parece al rato que te entendió, que ya lo agarró y tú dices, ah, qué bueno gloria a Dios, ahora sí lo entendió, da dos pasos y vuelve otra vez al mismo asunto, ¿no es que lo había entendido? No, hasta que el Señor no lo tiene que oprimir y humillar, el tipo no entiende.

¿Qué pasa con el humilde de espíritu? Lo sustenta la honra, es decir, es la exaltación que da el Señor a todo aquél que tiene un espíritu humilde, y sepa esto, yo sé que al Señor le damos toda la gloria y eso está perfecto, porque el único que merece gloria es el Señor, pero muchas veces los hijos de Dios son honrados o somos honrados cuando hay un espíritu de humildad, y eso está bien, esa honra viene de Dios, porque cuando Dios ve a alguien con un corazón de acuerdo con lo que Él pide, entonces Dios dice, Yo quiero que seas honrado porque he visto tu corazón. Imagínense la enorme diferencia entre una cosa y la otra. Adelante.


(Daniel Dardano)

Un versículo más como resultado de la humildad, dice Proverbios, el capítulo 16, versículo 18 y 19, ahora lo leo en la Versión Reina Valera, de esta manera:

“Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Mejor es humillar el espíritu con los humildes

Que repartir despojos con los soberbios.”

Proverbios 16:18-19 / RV60

Cuando estaba en casa analizando este versículo en seguida vino como un rayo a mi mente, Satanás.
Él fue creado para ser un asistente de Dios, ¿verdad? Dios le había dado alguna dote muy especial y él estaba al servicio de Dios, sin embargo, ¿qué pasó? Él un día dijo, eh, si yo puedo, ahí está la arrogancia y la altivez, yo me voy a hacer un trono paralelo al tuyo porque yo puedo.
Entonces, ¿qué pasó? Se cumple este versículo, Antes del quebrantamiento es la soberbia... antes de la caída la altivez de espíritu.
La caída vino después, y primero vino la altivez de espíritu, de eso nos tenemos que cuidar, cuidado con la altivez de espíritu, cuidado con aquello que nosotros creemos que está bien aún en el servicio que estamos prestando para Dios, porque si no somos humildes y somos altivos y orgullosos, Dios jamás va a recibir el servicio que nosotros le queremos dar.
¿Qué sucedió con Satanás, con aquél querubín? ¿qué pasó? Fue desalojado de su posición y hoy es un enemigo de Dios, cuidado.


(Daniel Cipolla)

Vamos a Isaías 57:15, por favor, voy a leer en la Reina Valera 1960, dice así:

“Porque así dijo el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y la santidad,
y con el quebrantado y humilde de espíritu,
para hacer vivir el espíritu de los humildes,
y para vivificar el corazón de los quebrantados.”

Isaías 57:15 / RV60

Me llama la atención algo, dice literal: así dijo el Alto y Sublime, así, así...
Esto lo dijo Él, no es algo que dice alguien sacando una deducción de una enseñanza, no, esto lo dice el Señor, dice: Yo aquí en la altura, en la santidad, sí, pero Yo habito también con el quebrantado y con el humilde de espíritu porque a esos Yo los hago vivificar, el espíritu humilde y el corazón quebrantado, Yo a esos les doy vida.

Isaías 66:1 y 2, lo leo en la Reina Valera Actualizada del 2015, dice así:

“Así ha dicho el Señor:
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies:

¿dónde está la casa que me edificarán, dónde ese lugar para mi reposo?

Mi mano hizo todas estas cosas,

es así como todas estas cosas llegaron a existir, dice el Señor:

pero a este miraré con aprobación,

... pero a este miraré con aprobación,

al que es humilde y contrito de espíritu,

y que tiembla ante mi palabra.”

Isaías 66:1-2 / RVA del 2015

Wow, cuando uno mira y dice, porque una cosa es respaldo y otra aprobación, ¿no? El respaldo es fácil tenerlo porque Dios siempre respalda a los que Él levanta, pero es muy diferente a la aprobación. Mucha gente está respaldada por Dios, pero en lo que hace no tiene aprobación de Dios, y nosotros para ir ante el juicio, necesitamos aprobación.
El respaldo es una cosa dada por la autoridad delegada, pero la aprobación no, la aprobación se forja día a día.

A este miraré con aprobación, al que es humilde, contrito de espíritu y que tiembla ante mi palabra.

Cuando uno tiembla ante la Palabra del Señor, no se va a animar a hacer las cosas por las de uno, no se va a animar porque dice, aquí mando yo, aquí yo soy, no, no, porque dice, no Señor, todo es tu Iglesia.
Es más, ¿sabe una cosa? Ser humilde también nos cambia la manera de hablar. Hay gente que dice, no, no hermano, lo que pasa es que estamos acostumbrados a hablar así, y dice siempre, mi iglesia... Pastores, mis ovejas, mis discípulos, cuando nosotros escuchamos a algún pastor bajo nuestra autoridad decir, mis ovejas, quédese tranquilo que le zapateamos el malambo más bonito sobre su cabeza, porque que diga eso me demuestra que hay algo que está todavía mal, no es un problema de lenguaje, es un problema más profundo.
No son tus ovejas, no son tus discípulos, y no es tu iglesia, es la Iglesia del Señor, son las ovejas del Señor y son los discípulos del Señor.
Cuando hay humildad le aseguro que hablamos bien, no hablamos mal, porque la humildad no nos permite decir cosas que salgan del alma, yo no lo puedo decir, no puedo, no puedo, es más fuerte que yo, entonces es importante entender lo que Dios nos está mostrando hoy.


(Hernán Cipolla)

Una promesa y manifestación más del Señor con respecto a esto, leo 2 Corintios 7, versículo 6, lo leo en la Reina Valera 60, dice así:

“Pero Dios, que consuela a los humildes,
nos consoló con la venida de Tito.”

2 Corintios 7:6 / RV60

Obviamente, todo esto tiene una historia que ustedes la recordarán, todo lo que había pasado relatado en la Primera Carta a los Corintios, pero cuando llega este momento, él está diciendo y se está reconociendo como humilde delante del Señor, eso significa primero, que Pablo sabía quién era, tenía identidad y no tenía inconveniente en decir, sé que hay humildad en mí como en nosotros el equipo que trabajamos, somos humildes y Dios con la venida de Tito vino a consolarnos, porque nos está trayendo noticias de ustedes, del amor y del afecto que nos tienen.
Amados, a veces podemos tener momentos difíciles y sentirnos abatidos por diferentes circunstancias pero Dios es especialista en consolar a los humildes de corazón, Él trae un consuelo particular y el Señor siempre llega a tiempo para traer un bálsamo a nuestra vida cuando realmente lo necesitamos, ¿por qué? Porque el Señor ve la humildad de corazón, porque sabe además que el humilde va a recibir todo del Señor, y sólo va a buscar al Señor para recibir, no va a buscar por otro lado, sabe que el Señor es el único que le puede dar en su momento de dificultad.


(Daniel Dardano)

Hay un pasaje más, y cuando uno lee la Carta de Santiago se da cuenta cómo él tuvo que luchar con algunas cosas, y tuvo que escribir muy enérgicamente y muy fuerte, cuando le habla a aquellos que lo estaban leyendo, y dice almas adúlteras, ustedes se constituyen en enemigos de Dios, porque aman más al mundo y las cosas del mundo, y después hace una reflexión en 4:5 y dice:

¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente
al espíritu que hizo morar en nosotros?”

Santiago 4:5 /
NVI

A ver, esta naturaleza de Cristo, el Espíritu que Él hizo morar en nosotros, no puede ser un alma adúltera, porque es propiedad del Señor, y Santiago que tenía esta revelación, dice no sean adúlteros porque el Espíritu nos cela, y los que son celosos saben lo que es eso, ¿no? El que es celoso dice, es mío, es mío, es mío... así pasa con el Espíritu.
Santiago entonces dice, cuidado, el Espíritu que Él ha hecho morar en ustedes los anhela, los cela, pero Él nos da mayor ayuda con su gracia, ¿en qué? En que dejemos la amistad con el mundo para venir a volver a ser amigos de Dios, y dice, Él da una gracia más abundante.

Este tema de la gracia, a mí me apasiona porque nosotros a lo largo de los años, hemos circunscripto la gracia a la salvación, bueno, tienes la gracia de Dios, eres pecador pero Cristo te justifica, ven arrepiéntete, sí pero la gracia es para todos los días de la vida, cuando uno comienza a nadar en el mar de la gracia se da cuenta de un recurso sobrenatural y espiritual que uno tiene, por eso dice, Él les da mayor gracia.
Entonces, querida Iglesia, descansemos en la gracia, amén. Pero necesitamos apartarnos, porque si nos apartamos, somos enemigos de Dios y no hay gracia, ahí tenemos problemas, no podemos empatar con el mundo, no podemos apreciar el sistema del mundo ni las cosas del mundo y traerlas a nuestras vidas, o peor, traerlas a la Iglesia.
Entonces dice, Él da mayor gracia, y dice la Escritura: Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes.

El orgulloso es el que dice, está bien lo que dice la Palabra, pero yo tengo un sistema paralelo y voy a vivirlo, tengo familia, tengo vecinos, tengo amigos, tengo y tengo, lo que tenga, bueno está bien lo que dice, y bueno, me conformo, quizá con una migaja de la gracia... no. Para disfrutar de la gracia y de la humildad dejo esto, y Él da mayor gracia porque dice, Dios resiste, éste es un término militar, como en una formación militar que se pone a resistir contra, ése es Dios. Y con sus hijos, Dios resiste a los orgullosos y soberbios, pero se muestra favorable a los humildes.
Éste es el resultado de la humildad.

Para finalizar yo quiero leer algo que escribí, no se los pasé a ustedes, después se los voy a pasar porque ya no tuve tiempo, y se los voy a leer, porque finalizando esto escribí esto:

Cuando somos humildes somos libres del peso del orgullo, de la arrogancia y de la altivez.
Repito: Cuando somos humildes somos libres del peso del orgullo, de la arrogancia y de la altivez.

Sobre el orgullo o sobre la soberbia no se puede edificar ninguna virtud, pero sí se puede construir sobre la humildad, ¿amén? Amén.

Y Damos gloria al Señor por lo que estamos recibiendo en este día, ¿amén?
Creo que podemos ser libres del peso del orgullo y de la soberbia, amén. No sé si ustedes tienen algo que agregar. No.
Yo los invito a ponerse de pie, estamos en un mismo Espíritu, en un mismo parecer, en una misma mente.
Miren, esto no son tres iglesias, son tres congregaciones, porque la Iglesia de Jesucristo es una, y aquí, como dije antes, estamos bajo el gobierno de la Palabra y bajo el gobierno del Espíritu.
En este momento vamos a derribar y cancelar todo espíritu de soberbia y de orgullo, ¿amén? Porque Dios nos va a dar mayor gracia y comenzaremos a ver los resultados de la gracia en nuestra familia y en la vida corporativa de la congregación, necesitamos desesperadamente esta abundancia de gracia, pero quitando lo que estorba.

Padre, yo estoy orando, pero todos estamos orando, porque hemos visto un poder secreto en la humildad que hizo que Cristo Jesús fuera exaltado hasta lo sumo, y el Padre le dio un Nombre que está sobre todo, porque en ese Nombre se dobla toda rodilla.
Y te damos gracias, porque en este día al recibir la revelación de tu Palabra, nosotros queremos caminar en el poder secreto de la humildad. Ahora no es secreto, ahora lo tenemos revelado.

Y gracias porque el Espíritu Santo ha provisto los recursos necesarios, no para seguir cargando con la altivez y con el orgullo y vivir arrepintiéndonos permanentemente, sino que hoy, con un espíritu quebrantado y humilde te decimos, perdón, perdón Señor, perdón. No queremos ser enemigos tuyos porque Tú un día nos constituiste en hijos tuyos, y como un hijo, puede ser enemigo del Padre.

Por eso, en el Nombre de Jesús, hoy el Espíritu Santo nos está revelando que a este recurso lo vamos a utilizar, lo vamos a usar, pero ahora desechamos la altivez, desechamos el orgullo, nos quebrantamos con los humildes, y toda aquella misma humillación que sufrió Jesús, que venga a nuestra vida para que el manso y humilde de corazón se vea.

Señor, aquí hay tres congregaciones de influencia en su entorno, Señor, que la humildad y el poder secreto de la humildad, venga hoy a nosotros para que mostremos al mundo al manso y humilde de corazón.
No son las palabras solamente del evangelio que le diremos a la gente, le mostraremos a Cristo a través de la humildad, y la gente verá entonces, a un Cristo salvador que es justo y que muestra humildad, y a una Iglesia que lo representa dignamente.

Gracias, por este día de victoria en el Espíritu, porque Tú estás adelantando el propósito que tienes para tu Iglesia en este mundo.

Nos vamos felices de este lugar porque en este vaso humano pusiste lo sobrenatural, y por el Espíritu Santo podemos, no solamente que nos sea revelado, sino alcanzarlo y caminar en lo que Tú has previsto para tu Iglesia.

Oramos agradecidos, en el Nombre Poderoso de Cristo Jesús, amén Señor, amén.
Alabado sea el Nombre del Señor. Gloria al Nombre de Jesús.

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