El plan Cornelio
Hernán Cipolla
18 de May de 2003
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Para comenzar en esta tarde, quisiera decir, que tenemos que tener en cuenta que la Palabra es aquella que el Señor nos ha dejado para poder convencer a nuestro corazón del perfecto plan de Dios en todas las cosas.
El Espíritu Santo nunca podría usar algo que esté fuera de la Palabra para hacernos conocer una verdad que está en el corazón de Dios. En realidad es la misma Palabra la que es para nosotros revelada por la acción del Espíritu, y desde donde conocemos los misterios que están en el corazón de Dios, aquellas cosas que muchas veces no entendemos, pero no porque sean difíciles de entender. No entendemos porque todavía no se nos han revelado.
Cuando uno recibe una revelación todo es muy claro frente a los ojos.
Cuando uno ve algo en la Palabra y le es revelado por el Espíritu, es absolutamente claro y de principio a fin todo eso tiene sentido para nuestra vida. Pero hasta que algo nos es revelado no podemos entender cabalmente todo lo que está en el corazón de Dios.

Por eso, uno de nuestros mayores anhelos y deseos delante de Dios es, que el Espíritu de Dios nos revele la profundidad de la Palabra. No porque queramos ser personas que intelectualmente todo lo saben, sino porque queremos ser hombres y mujeres que han entendido lo profundo del corazón de Dios para poder aplicarlo en su vida personal, en su vida matrimonial, en su vida familiar, en su vida de Cuerpo como Iglesia. Y en definitiva, con eso establecer el Reino de los cielos.

Déjenme expresarles que muchas veces tengo dos sentimientos en mi corazón. Uno de ellos es el de temor, pero no estoy hablando de temor de reverencia al Señor, estoy hablando de temor, de miedo, no que me paraliza, sino ese miedo de darme cuenta que nos gusta a los seres humanos recibir mayor comunicación bíblica, teológica. Pero pocas veces hay una aplicación práctica de aquello que Dios nos esta hablando. Nos encanta escuchar algo nuevo, pero eso, no es vivido por nuestra vida de manera práctica al minuto siguiente que el Señor habla.
El segundo sentimiento tiene que ver con, como expresarlo, porque se asemeja mucho a este primer temor, pero tiene que ver con dolor, tal vez por ver la quietud o la apatía que en muchos casos tenemos, cuando el Señor nos enfrenta a situaciones extremas para que podamos entender lo que Él ya nos quiso revelar por su Palabra. Pero nos falta transitar un tramo para que eso se haga real en nuestra vida, y lo vivamos prácticamente. Espero estar siendo claro con lo que estoy expresando.
Lo primero es el temor de que nos gusta escuchar mayores cosas de Dios, pero no la ponemos en práctica. Lo segundo es el dolor de saber que Dios, cuando nos hace transitar por circunstancias para enfrentarnos a esa verdad que nos habló, no estamos dispuestos a que Dios nos enfrente y damos un paso para atrás.

Por eso, yo quiero mostrarles hoy dos pasajes, primeramente, que son para nosotros muy conocidos y que dicen algunas verdades que nos gustan oír y que queremos saber, y que de hecho las damos por ciertas en nuestras vidas. Pero, hoy necesito explicárselas con un poco más de detenimiento. Y por último, vamos a analizar un hecho ocurrido al Apóstol Pedro, que también conocemos muy bien, pero que necesitamos ver cómo Pedro vivió lo que vamos a explicar en los dos primeros pasajes.
Vamos a la primera carta a los Corintios, el capítulo 2, por favor. Y vamos a leer desde el versículo 6. Primera Corintios 2, desde el versículo 6 dice:

“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez;
y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 
Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta,
la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 
la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la
hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 
Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que le aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre,
sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció
las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,
sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios
nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual. 
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente. 
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?
Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Primera Corintios 2: 6-16

Versículo 1 del capítulo 3:
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales,
sino como a carnales, como a niños en Cristo.”
Primera Corintios 3:1


Lo primero que necesito explicarles y enseñarles, por la Palabra, es que el Apóstol Pablo está hablando acerca de una sabiduría. De una sabiduría que es la que permanece, que es la que perdura porque viene de Dios, no es la sabiduría de este mundo.
Nosotros debemos hacer una distinción muy importante cuando hablemos de sabiduría. Porque estamos muy acostumbrados a hablar de sabiduría y nos llaman la atención aquellas personas que hablan con mucha elocuencia y dicen cosas que a nosotros nos parecen grandiosas. Pero esa persona, puede estar usando, y seguramente está usando, la sabiduría del mudo. Pero no podemos comparar esa sabiduría, de una persona X, con la sabiduría de Dios; porque nada es comparable en esos dos tipos de sabiduría.
Y lo que quiero decirte, es que Dios no te ha llamado a tener la sabiduría humana. Dios, te ha llamado a desarrollar la sabiduría que viene de Dios, la cual nadie puede refutar, nadie puede contrariar, nadie puede discutir. Solamente se podrá enojar, porque no está de acuerdo. Pero la sabiduría que Dios quiere poner en ti, es una sabiduría que no se puede comprar con nada, que no te la da ni mucho estudio, ni muchos libros, ni las carreras universitarias. Te la da la comunión íntima con el Espíritu Santo, mostrándote aquellas cosas que tú necesitas saber.

Ahora, dice Pablo que esta sabiduría ellos la hablaban entre los que habían alcanzado madurez. Acá tenemos que hacer la primera salvedad, la sabiduría de Dios no puede ser conocida por aquellos que no han alcanzado madurez. Ahora si, a diferencia de lo anterior que dije, estoy hablando de los hijos de Dios. Antes me refería a cualquier persona en el mundo, que habla con sabiduría humana. Ahora me estoy refiriendo a los hijos de Dios. Los hijos de Dios que han alcanzado madurez pueden entender la sabiduría de Dios, otros no. El Señor quiere a todos brindarnos su sabiduría, pero como lamentablemente de un tiempo a esta parte estoy repitiendo mucho, no depende de Dios, depende de nosotros. Y cada vez me estoy dando más cuenta, que hay muchos problemas en nuestro interior, hay muchas trabas, muchos caminos cortados, mucha falta de entendimiento, mucha rebeldía, poco conocimiento, poca intimidad; no por Dios, por nosotros.
La sabiduría de Dios, no puede ser entendida por un hijo suyo que no ha alcanzado la madurez.
Sigue diciendo que esta sabiduría ellos la hablaban en misterio. Uno podría decir, bueno a ver, si ellos hablaban la sabiduría de Dios con aquellos que eran maduros para entender esta sabiduría; ¿Por qué la hablaban en misterio? Porque si la hablaban en misterio, entonces, por más que hubiera madurez, no la iban a poder entender. Un misterio es algo que hay que deducir de alguna manera. Un misterio es algo que hay que encontrarle la vuelta para llegar al fondo de la cuestión. Pero déjenme decirles que esta palabra, misterio, no está indicando como antes dije, algo que no es posible entender. Lo que esta queriendo decir esta palabra misterio, es que la sabiduría solamente se nos puede revelar, cuando el Espíritu de Dios nos la revela. Cuando la sabiduría de Dios es hablada, aún a los que son maduros espiritualmente, esos que están escuchando la sabiduría de Dios, solo pueden entenderlo cuando el Espíritu Santo en su espíritu les revela esa verdad. No es la acción de un buen maestro, de un buen predicador, de un buen pastor, apóstol, profeta o lo que quieras que te sepa explicar. Mientras yo te estoy hablando, si el Espíritu Santo no te revela en tu espíritu, lo que yo te estoy diciendo; por más que yo sea el mejor de los maestros, jamás vas a entender la sabiduría que Dios te quiere dar, no la vas a poder entender.

Es por esto, que a veces entiendo por qué hablo con ciertas personas, les digo ciertas cosas que el Señor me muestra y les aconsejo y después de esa charla vuelven a los mismos errores que antes. Porque no están buscando que el Espíritu Santo les revele la verdad de Dios.
Déjame decirte que así comenzaste tu relación con Dios y así debe permanecer porque cuando entendiste el mensaje de salvación para tu vida, fue el Espíritu Santo quien te lo reveló. El Espíritu Santo te hizo entender que le necesitabas, que estabas perdido, que tus pecados te tapaban y que ya no podías más sin Jesucristo. Que en el único que podías tener salvación era en  Jesucristo. Lo entendiste porque el Espíritu Santo te lo reveló por eso la salvación. Que si bien es como hemos oído ya, es solamente la puerta de entrada, a una vida de privilegios que tenemos. En realidad la salvación marca una pauta, de cómo debe ser nuestra conducta cristiana delante de Dios, todos los días de nuestra vida; hasta que el Señor nos lleve o Él venga por nosotros. Porque en la salvación el mensaje nos es revelado por el Espíritu. En la salvación recibimos fe para creer, fe sobrenatural, que nos permite creer en alguien que no vemos con nuestros ojos; sin embargo sabemos que es cierto y es seguro. Pero cuando ya pasamos la puerta de la salvación, empezamos a decir que no entendemos a Dios, que nos sabemos porque está haciendo lo que está haciendo con nuestras vidas. Le decimos, hermano ora al Señor y ten fe, porque esto es una prueba pero vas a salir  adelante si tú sabes que Dios esta contigo. Y el hermano dice, es que no puedo tener fe, me cuesta creer que Dios tenga poder para hacer esto.
Y yo me pregunto ¿Cuándo fuiste salvo, alguien te empujo, para que tu aceptaras? ¿De dónde sacaste la fe que te hizo creer en la obra de Cristo?
La sabiduría de Dios siempre es revelada en misterio, para que no dependa de la buena elocuencia de los hombres, sino que dependa de la revelación sobrenatural que el Espíritu Santo quiere hacer a nuestra vida.

Muy bien, seguimos. Luego dice un versículo que nos gusta oír y que lo repetimos para cada uno de nosotros.
 
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre, 
Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

Efectivamente, allí está citando al profeta Isaías, pero este versículo por supuesto que es una verdad, yo lo creo. Y ahí, lo que nos está mostrando es que toda cosa que todavía no han sabido los hombres, que no han visto con sus ojos, no han oído aun, ni han conocido en su interior, son las cosa que Dios tiene reservadas y preparadas para aquellos que le aman.

Quiero decir que la primera característica necesaria para que tu puedas ser un cristiano maduro y el Espíritu Santo te revele las cosas que están en la Palabra, amor genuino, incondicional para el Señor. Porque la Biblia dice que estas cosas están reservadas para los que aman al Señor. No están reservadas para aquellos que se meten muchísimas horas a leer la Biblia y andan descifrando y compran libros y buscan en la concordancia. Que todo eso es bueno, es bueno. O sea no quiero, por favor, que nadie me mal interprete, no. Qué buena son las concordancias, qué bueno es un diccionario de palabras griegas y hebreas para saber el significado más íntimo de las palabras de la Biblia, qué bueno es. Pero déjame decirte que tú puedes tener todos los libros del mundo, pasarte las horas del mundo, pero si el Espíritu Santo no te lo revela, poco vas a tener.

Las cosas que están ocultas en el corazón de Dios y todavía nadie a conocido, solamente, Dios las revelará aquellos que le aman. Posiblemente si tú ves que hay muchas cosas que aún sigues sin entender, que te cuestan mucho trabajo aplicarlas, que siempre estás como que discutiendo con el Señor acerca de esos puntos, y cuando encuentras a un hermano siempre le explicas las mismas situaciones, siempre estás dándole vuelta al mismo asunto, posiblemente el problema es muy, en el fondo de tu vida, un problema de amor, porque todavía no te has decidido amar al Señor con todo tu ser. Porque todavía estas reservando cosas de tu vida, para ti.
No me voy a adelantar, al rato en el segundo pasaje que les dije, vamos a entender un poquito más acerca de esto. Sigo adelante, sigue diciendo que Dios revela estas cosas por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña o lo investiga en lo profundo de Dios. Y dice el versículo 12:

Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu
que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana,
sino con las que enseña el Espíritu.”
1 Corintios 2:12-13


Ahora bien, yo quiero que entiendas que Dios te a dado, no un espíritu como  del mundo para que desarrolles inteligencia y puedas entender cuestiones complicadas y algún otro se admire de tu inteligencia. Eso con la sabiduría humana, lo puedes lograr. Pero lo que Dios te ha dado es el Espíritu de Dios, el que viene de Él, la tercera persona de la trinidad. Porque esa persona te revela lo que está en lo profundo de Dios. Las cosas que están escondidas en el corazón de Dios sólo el Espíritu Santo te las puede revelar. Pero la buena noticia para nosotros es que ese Espíritu nos ha sido dado. Por lo tanto, todo lo que expliqué anteriormente no debería ser motivo, para nosotros, de frustración. Decir ¿Cuándo voy a llegar a entender las cosas que están en el corazón de Dios? No es así. Nosotros tenemos que tener la mayor de la expectativas, sabiendo que el Espíritu que conoce lo profundo de Dios, esta en nosotros para revelarnos esas profundidades de su corazón.

Por lo tanto de lo que hoy estamos hablando, no es para un grupo de nosotros, no es para unos pocos, es para todos los que estén dispuestos a hacer lo que hay que hacer delante de Dios. Y sepan que el Señor les tiene preparado una mayor dimensión por delante, una mayor bendición, una mayor magnitud de la presencia en la gloria y el poder de Dios, porque precisamente antes de esto, al final del versículo 7 dice, que esta sabiduría, Dios la predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, para que seamos llenos de la gloria de Dios, Él preparo esta sabiduría. Sin esa sabiduría de Dios, tú no puedes mostrar la gloria de Dios.
Y acabamos de cantar que la gloria de Dios llenará hasta el último rincón del mundo. Eso lo dice la biblia, que su gloria llenará toda la Tierra. ¿A través de quién Dios va a llenar la Tierra con su gloria? De nosotros, a través de la Iglesia. Por lo tanto si no somos cristianos maduros y no entendemos la sabiduría de Dios, no podremos tener gloria para mostrar, ¿está bien? Lo único que mostramos, esas personas, que creyeron en la obra de Jesús en la cruz. Pero no mostramos toda la grandeza que un Dios todo poderoso tiene para la humanidad, para todos aquellos que están dispuestos a creer en Él.

El pasaje, por lo cual leí hasta el versículo 1 del capítulo 3, nos muestra que hay tres tipos de personas. Es lo siguiente que te quiero enseñar.
Primero, quiero decirte por tener el Espíritu Santo es que Pablo puede decir nosotros tenemos la mente de Cristo. Porque Pablo da por sentado que el Espíritu Santo, que es el que nos revela todo, nos hace pensar exactamente igual que Cristo y funcionamos con su mente. Porque Pablo está afirmando una verdad que debería ser normal para todos los hijos de Dios, pero que no suele ser normal para todos lo hijos de Dios. Por eso, te quiero mostrar tres tipos de persona que Pablo explica en este pasaje. La primera de ellas es:


El hombre natural. Dice el 14.

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender”

1 Corintios 2:14

¿Quién es el hombre natural? El hombre natural es el que no nació de nuevo, que no ha sido regenerado, salvado por el Señor, por la sangre de Cristo y para quien las cuestiones del Espíritu no son de su agrado. Es el hombre natural. Por eso dice, el hombre natural no las puede entender, porque no ha recibido el Espíritu que tú y yo si hemos recibido, el cual nos revela la sabiduría de Dios. Por lo tanto, tú le puedes hablar lo más grandioso pero ni lo va a entender, ni le va a dar ganas de escucharte, porque no le interesan esas cosas, porque no pertenece todavía a ese Reino, ni ha deseado entrar todavía a esa dimensión. Ése es el hombre natural. Pero después menciona al hombre espiritual, dice el 15.

“En cambio el espiritual juzga todas las cosas;
pero él no es juzgado de nadie”. 
1 Corintios 2:15

Además de que este versículo es tremendo, porque ahora le voy a explicar qué es el hombre espiritual, pero dice la Biblia que el hombre espiritual puede juzgar todas las cosas y él no es juzgado de nadie. Muchas veces nos molestamos cuando alguien juzga nuestra vida y empieza a sacar los trapitos al sol. Esas cosas no nos gustan ¿Y Por qué? y ¿Y Qué derecho? ¿Con qué autoridad? Es que, sabes lo que pasa... Cuando eso ocurre, seguramente, lo que eso está mostrando, manifestando, es que todavía no hemos llegado a ser hombres espirituales. Por lo tantos podemos ser juzgados, pero además, por no ser hombres espirituales no podemos juzgar todas las cosas. Y cuando pretendemos juzgar todas las cosas con el criterio que Dios tiene, siempre nos equivocamos y hacemos juicios incorrectos. Sacamos conclusiones equivocadas acerca de las situaciones y de las personas, porque no somos espirituales y no podemos juzgar como Dios juzga todas las cosas.


El hombre espiritual.
El hombre espiritual es el que ha nacido de nuevo y además es guiado totalmente por el Espíritu Santo. Por lo cual ha llegado a un nivel de madurez. De la madurez que antes Pablo estaba diciendo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez. El hombre espiritual es aquel que no solamente nació de nuevo, eso fue su primer paso. Luego ha seguido viviendo y sigue viviendo una vida de íntima comunión con el Espíritu Santo, por lo cual todo lo entiende porque Dios se lo revela.
Entonces es una persona madura que sabe cómo son las situaciones para el corazón de Dios.

Y el tercer tipo de personas es lo que dice en el versículo 1 del capítulo 3, dice.  

“No pude hablaros como a espirituales,
sino como a carnales”
.
1 Corintios 3:1


El hombre carnal.
El hombre carnal si es un nacido de nuevo, si ha sido salvado, si la obra de Cristo tuvo poder en su vida, la sangre de Jesús le ha limpiado sus pecados, es salvo. Pero tiene un comportamiento infantil, similar al hombre natural, o sea, es inmaduro.
Si tú tomas a un hombre natural y a un hombre carnal, casi, casi que vas a estar viendo una fotocopia. La única diferencia es que uno nació de nuevo y es salvo y el otro todavía no, pero el comportamiento que ambos tienen es muy similar.
Por eso Pablo nos dice, no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Actitud infantil, todavía le gusta hacer berrinches, todavía le gusta tomar mamila, todavía quieren que papá y mamá les expliquen todas las cosas y que lo bajen del mueble al que se subieron y que cuando lo bajen todavía le den un dulce como para premiarlo porque hicieron lo malo. La única diferencia con un hombre natural es que nació de nuevo, pero el comportamiento es exactamente igual de uno y de otro.

Vamos a Romanos 12, el segundo de los pasajes que vamos a analizar. Romanos 12, los primeros dos versículos. Desde el versículo 1, dice:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis
cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.   

Romanos 12:1-2

Muy bien, ¿Cuál es uno de los primeros pasos que nos permite a nosotros alcanzar la madurez en Dios? ¿Cuál les parece a ustedes que sea, de acuerdo al pasaje que leímos? ¿Qué dice Pablo? ¿Qué nos ruega? Que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional. 

Algunas cosas quiero explicarte de este versículo.
Lo primero, es que comienza diciendo es que comienza diciendo, así que. Si está diciendo, así que, quiere decir que es muy importante todo lo que dijo hasta el último versículo del capítulo 11. No lo podemos leer ahora pero el "así que", es el resultado de  lo que él explicó desde el capítulo 1 hasta el capítulo 11. Te lo dejo como tarea para tu casa.
Pero algunas de las cosas que  hoy le decía a mi esposa, que yo mismo me quede frío de ver esto, déjame que ahora te lo voy a leer, mira lo que dice el versículo 25 del capítulo 11:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio,
para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos:
que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte,
hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”…
Romanos 12:1-2


Se dice mucho, creo que algún día vamos a tener que hablar de esto, que Israel marca el tiempo de Dios, estoy poniendo en duda eso. La Iglesia de Jesucristo marca el tiempo de Dios ¿Sabes por qué? Porque Israel está endurecido hasta que nosotros, la Iglesia, no hayamos alcanzado a todos los gentiles que tienen que estar dentro del Reino. Hasta que no hayamos llegado a la plenitud de los gentiles. Israel seguirá sufriendo, mientras que tú y yo estamos muy cómodos acá sentados y mañana nos da vergüenza compartir el evangelio.

Todo lo que explica Pablo, hasta el capítulo 11, son las maravilla de su gracia y de sus misericordias para con nosotros. Que cuando estábamos lejos, Él se acercó, nos dio paz, nos hizo salvos, nos transformó, nos cambió. Toda la maravilla de la salvación que Dios nos regaló, es lo que Él se la pasa explicando en once capítulos.
Por eso cuando empieza el 12 dice, "así que", por todo lo que ya les acabo de explicar, "les ruego, por estas misericordias que ustedes han visto, que presenten sus cuerpos..."
Y cuando leemos "cuerpos", no estamos hablando del estuche. Esta palabra cuerpos implica todo lo que somos, un todo completo. Todo nuestro ser, presentamos todo nuestro ser en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es nuestro culto racional.

La palabra culto tiene que ver con los sacrificios que los Israelitas hacían en el pasado, por eso está hablando de sacrificio. Presenten todo su ser como sacrificio vivo, así como los israelitas presentaban un animalito, como sacrificio para dárselo a Dios.
Pero no te llama la atención la palabra, racional. ¿Por qué dirá racional? ¿De dónde viene la palabra racional? ¿De dónde? De razón, de entendimiento, de mente ¿Por qué culto racional? Si nuestra relación con Dios es espiritual, o me mintieron a mí hasta ahora...
¿Cómo yo puedo razonar, entregarme por entero al Señor, si por más sacrificio no lo voy a lograr? Si Dios mismo, en la Palabra dice que prefiere la obediencia antes que los sacrificios ¿O estoy equivocado? ¿Se está contradiciendo la Palabra?
No, que tú te entregues por entero al Señor, sin condiciones como un sacrificio dispuesto a ser matado, quemado y ofrecido al Señor, es mi acto de adoración. Como el resultado lógico, que yo  he entendido de la gracia de Dios a mi favor por haberme dado cuenta todo lo que Dios hizo por mí, no es que en un momento de éxtasis y cuando la adoración estaba en su punto máximo, vino un ángel me toco por la espalda y me dijo, éste es tu momento de sacrificarte vivo y entero... Yo me entrego al Señor, como resultado de que determine en mi mente, que Dios por mí hizo todo y yo ahora me tengo que dar todo por Él. Por eso es nuestro culto racional. No te tiene que tocar el Espíritu Santo para que te entregues por entero. Tiene que ser el resultado de tu decisión, porque has analizado, te pusiste hacer números en una hoja y dijiste lo que hay del lado de Dios supera lo que hay en mi haber. Así que, más vale que yo le entregue mi vida a Dios, porque Él por mí lo dio todo.
Lógicamente, como así están las cuentas Señor, acá está mi vida.
Eso es, no necesitas una inspiración sobrenatural del Espíritu Santo para darle por entero tu vida. Necesitas una decisión de hacerlo de una vez y por todas.

Éste es el primer paso para llegar a ser maduros. ¿Saben qué nos pasa? Hablamos mucho, decimos mucho, lloramos mucho, nos emocionamos mucho... Pero este versículo, todavía ninguno de nosotros casi, todavía lo ha cumplido. Perdón, no estoy queriendo yo inculpar a nadie de nada. Pero ha llegado el tiempo que seamos lo que debemos ser como Iglesia de Jesucristo. Lo que escribimos con la mano lo borramos con el codo al ratito. Si tú te entregas por entero ya no eres tuyo, el Espíritu Santo que Dios te ha dado te va a empezar a mostrar las cosas que vienen de Dios. Te va a ser entender lo que está en lo oculto de su corazón y llegarás a ser un hombre y una mujer espiritual, no un cristiano carnal que sigues con tus berrinches, con sus ideas... no, pero esto a mí todavía no me gusta... no lo entiendo... ¿Por qué Dios me pide eso? No, no lo entiendo... Cuando ahora veamos el ejemplo, te vas a sorprender de que esto se sigue cumpliendo y se debe cumplir en nuestra vida. 
El versículo 2 dice:

…”No se conformen, no se acomoden, a este siglo, a este mundo,
a la corriente de este mundo, sino transfórmense por medio de la
renovación de su entendimiento, para que comprueben cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

La Versión Popular, que es la que originalmente yo me acordaba de memoria, sí... No es porque no me acuerde este versículo, pero me costó asociar lo que yo me acordaba a este versículo 2. Porque la Versión Popular dice que, cambie su manera de pensar, para que cambie su manera de vivir. Porque dice, no se acomoden al mundo, transfórmense por medio de la renovación de su mente, o sea, renueven su manera de pensar. Y después sigue diciendo, para que comprueben... Y esa palabra "comprueben", es como este probar para poder aprobar. O sea, es como decir esto ya lo probé, veo que funciona, entonces lo apruebo para mi vida, lo quiero para mí.
Entonces, por cambiar la manera de pensar, ¿qué cambia? La manera de vivir. ¿Y qué es lo que termino comprobando? Que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.

Por no haber entregado nuestro cuerpo, nuestro todo completo al Señor, seguimos preguntando ¿Y cuál será la voluntad de Dios? Esto está bueno para tanto seminario, congreso. Y sobre todo para los jóvenes, que uno de los temas que siempre se predica ¿Cuál es? La voluntad de Dios. Es una tontería que intentemos explicar la voluntad de Dios ¿Sabes por qué? Porque la voluntad de Dios, no hay nada que Dios te lo esconda para que tú no lo sepas. Es algo que Dios te muestra y tú mismo lo puedes comprobar, probar, poner a prueba y darte cuenta que funciona.
Cuando te entregaste por entero al Señor y no tienes condicionamientos para Él, por ende como resultado, lo que compruebas es que lo que Dios dice, funciona.
Por eso les encanta recibir revelación, pero al otro día no vivimos ni medio de la revelación que recibimos. Todavía vivimos para nosotros, no estamos dando como el mayor acto de adoración nuestro propio ser, al Señor. Simplemente, porque no hemos entendido en nuestra cabecita que Él lo dio todo y yo le tengo que dar todo, ni más ni menos, que eso.

Por eso es necesario que nosotros no nos conformemos a este mundo. Toda vez que tú estás luchando con Dios, en algo que Él te dice, te voy a decir que estás haciendo, te estás acomodando a la corriente del mundo. Y tú dices no, no, momento, no mezclemos las cosas, yo no estoy haciendo lo que el mundo hace. Es que yo no te estoy hablando de pecado, yo te estoy hablando de una actitud. El mundo escucha de Dios y le da vuelta la cara, lo desprecia. Cada vez que Dios te dice algo y tú empiezas, es que no lo entiendo, es que no estoy muy de acuerdo y es que no me parece, y es que te estás acomodando al mundo. Estás haciendo lo mismo que el mundo hace, despreciando a Dios.

Ahora, yo te quiero mostrar un ejemplo, para que veas que esto funciona y se cumple aún en la vida del apóstol Pedro. Hechos, el capítulo 10. Mientras tú lo buscas te digo esto, toda vez que tú haces esto y te acomodas al mundo, por no entender o por luchar con Dios, y no estás transformando tu mente por una renovación en la cual puedas comprobar la voluntad de Dios, estás corriendo serio riesgo en tu vida. Es peligroso y es destructivo que tú te acomodes al mundo. Estás en riesgo de perder tu vida, o sea, no estamos hablando de cosas que son opcionales para nosotros, como hijos de Dios, estamos hablando de cosas que tienen que cambiar nuestras vidas, porque sino estamos exponiéndonos a que todo lo que Dios desea de nosotros, no lo podamos alcanzar. Hechos desde el capítulo 10, desde el versículo 1. Y vamos a leer unos cuantos versículos para que entendamos toda esta historia:

“Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía
llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa,
y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 
Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día,
que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 
El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo:
Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 
Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón,
el que tiene por sobrenombre Pedro. 
Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar;
él te dirá lo que es necesario que hagas. 
Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados,
y a un devoto soldado de los que le asistían; 
a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. 
Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad,
Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 
Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo,
le sobrevino un éxtasis;  y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante
a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 
en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 
Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 
Entonces Pedro dijo: Señor, no;
porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 
Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 
Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. 
Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría
la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados
por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta”.  
Hechos 10:1-17


La situación, creo que es fácil de entender. Un hombre, un centurión romano. Centurión es aquél que tenía responsabilidad sobre cien soldados, sobre cien personas, por eso centurión. Era un hombre piadoso que temía a Dios, siempre hacia sus oraciones, daba limosnas. Y un buen día se le presenta un ángel y le dice, ¿sabes qué Cornelio? Tus oraciones, tu limosna, han llegado delante de Dios como memoria de tu persona. Dios te está recordando por lo que tú haces y lo que vienes haciendo, hace mucho tiempo. Por lo tanto, envía a otra ciudad, Jope, a alguna gente tuya a buscar a un cierto Simón, que tiene por sobrenombre Pedro, al apóstol Pedro. Él está en casa de un Simón curtidor, etcétera, etcétera, en la playa. Él te va a decir todo lo que tú necesitas saber.
Fíjense cómo Dios, está preparando, lo que yo llamé y puse como título a este mensaje “El Plan Cornelio”.
Nosotros por lo general, nos centramos en la vida de Cornelio. Y hoy nos vamos a centrar en la vida de Pedro, no en la de Cornelio. Que hay muchos Cornelios, de paso sea dicho, que están esperándote a ti, no tengo la más mínima duda. Debe haber muchos Cornelios, que Dios los está recordando y posiblemente ya le dijo, mira, no te preocupes, ya te va a venir alguien así, así, le dio todas las características tuyas. Pero tú ni enterado estás todavía que hay un Cornelio que te está esperando. Pero no nos vamos a centrar en Cornelio, vamos a ver a Pedro.
Pedro estaba en una casa, en la de este Simón curtidor y se fue a la azotea como al mediodía. La hora que allí dice, es la hora del mediodía, comenzó a orar, fue para orar. Y en un momento comenzó a sentir hambre y mientras le preparaban algo, dice que quedó en éxtasis. O sea, su mente logró, por la acción del Espíritu, llegar a una dimensión mayor de lo que la mente naturalmente está.
Nuestra mente está con nosotros en lo que estamos, en lo que vivimos, en lo que vemos, en lo que sentimos. Pero él, en ese momento, dejó de estar en esa azotea, por así decirlo, para poder ver algo sobrenatural que Dios le quiso mostrar.
Y en esta visión él vio un lienzo atado, por las cuatro puntas, que baja lleno de animales, lleno. Y una voz, que sin duda era la del el Señor, para decirle, Pedro mata y come. Ya que tienes hambre, para qué esperar que te preparen algo abajo, tú tienes acá un banquete.
Y Pedro dice, Señor no, porque yo jamás comí nada inmundo.

Posiblemente lo que yo voy a decir ahora, suene irreverente, pero no lo estoy diciendo en ese sentir. El Pedro que recibió el bautismo del Espíritu Santo, que tuvo un primer discurso y se convirtieron miles, uno de los fundadores de la Iglesia primitiva, muy respetado, todavía no era un hombre espiritual. Te voy a dar un secreto, cuando tú te has entregado por entero al Señor, le has dado toda tu vida y estás permitiendo ser renovado en tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir y puedas comprobar la perfecta buena y agradable voluntad de Dios, ¿sabes qué obtienes como resultado? Obediencia perfecta.
Dios habla y tú dices, sí.
Pedro recibe una tremenda visión y cuando recibe su visión, la respuesta de Pedro al Señor, ante la indicación es, Señor no.
¿Pero este Pedro, no es el que predicó y se convirtieron tres mil y después cinco mil? Tremendo hombre de Dios. Sí, pero todavía no había sido renovado en su manera de pensar. Porque él todavía se veía a sí mismo como un judío.

Yo te voy a mostrar unos poquitos ejemplos, habría más. Pedro, así como los otros apóstoles, vio a Jesús comer y sentarse a la mesa de muchísima gente. Pecadores, publicanos, mucha gente prostituta. Gente que los demás despreciaban y sobre todo los judíos, era lo que más le da bronca de la actitud de Jesús. Lo vieron hablar a Jesús con una samaritana, lo cual, para los judíos era terrible. Escucharon de Jesús que fueran por todo el mundo y que predicaran e hicieran discípulos a todas las naciones. Lo oyeron hablar de Reino de Dios y Pedro, ¿saben lo que pensaba? Este evangelio, es para nosotros los judíos. Pero algo más tremendo todavía... a Pedro le habían sido dadas por el Señor las llaves para abrir el evangelio a los judíos y a los gentiles.
Claro, abrirle la puerta a los judíos, para que conozcan la salvación, fue muy fácil para Pedro, porque lo tenía en su mente. Pero abrirle la puerta a los gentiles, para Pedro inicialmente era una blasfemia. Señor no, porque la ley no me permite comer todos esos animales.
Por eso, quien escribió que todo se puede comer, dándole las gracias y gloria a Dios fue Pablo, porque él era un judío.

Que cambie tu manera de pensar, para que cambie tu manera de vivir y puedas comprobar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
El 16 dice, esto se hizo tres veces y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Quiere decir, que tres veces el Señor le dijo Pedro, mata y come. Y tres veces también la respuesta de Pedro fue, Señor no.
Muchas veces, queremos ser más buenos que Dios, más santos que Dios, más justos que Dios. Pero sólo cuando nos hemos entregado por entero, nuestra obediencia es perfecta.

El 17 dice:

y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto.
Aunque se repitió tres veces, aunque él oyó al Señor, el lienzo se volvió a ir para el cielo. Ya dejó de ver la visión y él estaba en la azotea, anonadado. No entendía absolutamente nada. Pedro todavía no era un hombre espiritual. Todavía no lograba entender la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios.
Versículo 24, al otro día, ya después de que Pedro hizo quedarse a estos hombres, que lo venían a buscar, en la casa. Al otro día salieron y dice:

“Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando,
habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. 
Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. 
Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. 
Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. 
Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío
juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios
que a ningún hombre llame común o inmundo”…  
Hechos 10:24-28


¿Por qué éste fue El Plan Cornelio que yo llamo para la vida de Pedro? Porque el Señor, muchas veces nos tiene que dejar estupefactos con una situación, para que estemos dispuestos a entender y a comprobar la buena voluntad de Dios.
Eso es lo que antes dije que es uno de mis temores, o es uno de mis dolores. Ver que el Señor prepara situaciones para llevarnos a lo que Él ha propuesto para nuestra vida, pero cuando estamos frente a la situación nos negamos. Pedro sí oyó, y yo no lo leí, oyó nuevamente la voz del Señor que le dijo, te vienen a buscar tres hombres, vete con ellos porque yo los envíe. Claro, eso no le sonó raro, ¿No?
Cómo eso no le sonó raro, no fue lo mismo que matar animales inmundos. Entonces dijo, bueno me vienen a buscar tres hombres, el Señor me dijo que Él los manda, voy con ellos. Pero fíjense, les dice en el 28:

Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío
juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios
que a ningún hombre llame común o inmundo; 
por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto:
¿Por qué causa me habéis hecho venir?”
Hechos 10:28-29 


Todavía Pedro no entendía mucho. Como escuchó una voz, que le dijo, vienen tres a buscarte, tú ve con ellos porque yo los envío, él obedeció, ahí sí, porque le era algo normal. Y cuando vio que eran todos extranjeros dijo, creo que por acá pasa la cuestión. Me mostró animales que son inmundos para mí como judío. Y para mí es imposible acercarme a un extranjero, pero estos son extranjeros y Dios me mandó a ellos. Quiere decir que yo a cualquier hombre, no puedo llamar inmundo, hasta ahí entendió.
Pero cuando ya estuvo ahí, les dijo, ¿Para qué me mandaron a llamar? ¿Necesitan que les arregle alguna cuestión eléctrica de la casa? No sé, ¿Qué le explique algún rito judío? ¿Para que me mandaron a llamar?
¿Saben hasta de qué se olvido Pedro? Que Jesús le dijo, sígueme y te haré pescador de hombres. Le pregunta él a Cornelio, que es el incrédulo, ¿Para qué me mandaste a llamar? No si... a veces somos brutos pero hasta decir basta; porque el Señor nos da todo el plan, lo pone delante de nuestros ojos, y nosotros seguimos sin entender.

Yo quiero que te des cuenta que, estos son signos de inmadurez espiritual. De eso es lo que te estoy hablando originalmente y es lo que Dios quiere cambiar en nuestra vida. No es complicado, tan solo que no estamos dispuestos a hacerlo.
Por eso, toda la base de los otros pasajes que te di, para que puedas entender, que a veces nos seguimos dando la cabeza contra la pared, porque somos inmaduros, somos niños, todavía somos niños y no entendemos. Sigue el pasaje, vamos a seguir leyendo, 30:

“Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba
en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa,
vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, 
y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido
recordadas delante de Dios. 
Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre
Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar;
y cuando llegue, él te hablará. 
Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir.
Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios,
para oír todo lo que Dios te ha mandado”.
Hechos 10:30-33


Fíjense, Pedro le pregunta a Cornelio y Cornelio le dice, yo te cuento la historia, pero Dios me dijo que tú nos ibas a hablar. O sea, le volvió a tirar la pelota, ¿no? Como las caricaturas, cuando tienen una bomba vieron, que se la andan pasando de mano en mano porque nadie quiere que se le explote en la mano. Hicieron esto, Pedro le tiro la bomba a Cornelio, le dijo, ¿Para qué me hicieron venir? Y Cornelio, con la bomba en la mano antes que me explote le digo, Dios me dijo que tú me ibas a hablar, y otra vez le dejo la bomba. Claro, Dios prepara todo un plan, le muestra una visión sobrenatural y él todavía no puede entender a Dios. Entonces, 34:

“Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:
En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 
sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”. 
Hechos 10:34-35


Recién acá, Pedro empieza a comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Cuando escucha las palabras de Cornelio, todo le que a Cornelio le pasó, que Cornelio tuvo una experiencia sobrenatural con el Señor. Y que Dios mismo le dijo, Yo he tenido en cuenta tus oraciones, tus limosnas, envía a buscar a Pedro porque él te va a hablar de mi parte. Entonces Pedro dijo, pero, ¡Qué tonto fui! estoy acá para usar la otra llave que me dio Jesús, yo tengo que abrirle la puerta a esta gente para que conozca.
Entonces Pedro puede decir, ahora me doy cuenta que Dios no hace acepción de personas. ¡Gloria a Dios por esta verdad! Porque lo que te estoy predicando no es para el que está al lado tuyo solamente, es para ti también. No hace acepción de personas, tú estás metida y metido en este mensaje que estoy diciendo. Y Dios quiere que lo vivas de manera personal. Dios no te está dejando a un costado, ni te quiere dejar burro para toda la vida. Quiere que entiendas los misterios que están en el corazón de Dios, son para todos, para toda su Iglesia. Pero necesitamos que el Espíritu Santo nos revele. Versículo 44:

“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras
(cuando ya les predicó les empezó a predicar),
el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro
se quedaron atónitos,
(otro judío más inmaduro que no entendían ni medio de lo que estaba pasando)
de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 
Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua,
para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo
también como nosotros? 
Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús.
Entonces le rogaron que se quedase por algunos días”.
Hechos 10:44-48
 

Ahora Pedro, ya no necesitó una visión sobrenatural. Ahora Pedro, cuando comprobó la buena voluntad de Dios, fue obediente perfecto. Él mismo, sin esperar mas dijo, ¿algo puede impedir que estos que recibieron el bautismo del Espíritu Santo, igual que nosotros al principio, sean bautizados en agua? Por favor, váyanse y bautícenlos en el Nombre de Jesús.

A veces me gustaría dejar de sentir el temor que siento y el dolor que siento. Porque nuestra alegría no debe estar en las tremendas cosas que oímos, en un mensaje o revelaciones. Nuestra alegría debe estar cuando le decimos a nuestros esposo, a nuestra esposa, ¿sabes qué me paso? Hoy comprobé la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Hoy me di cuenta que el plan de Dios funciona. Hoy Dios me dijo una cosa y le dije que sí, al principio no entendía pero después de haberle dicho que sí, pude darme cuenta que era su perfecta voluntad y estoy feliz, como nunca en mi vida.

Ésta es la manera de vivir el Reino de Dios, no de hablar del Reino de Dios, no de decir muchas cosas, no de leer muchos libros, no de tener mucha información. ¿Sabes por dónde empieza? Por un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
¿Sabes qué es eso? El resultado de tu razonamiento, que se dio cuenta que Dios lo dio todo por ti y que lo único que tú puedes hacer es darle toda tu vida. Es de la única manera que vas a comprobar cuál es la voluntad de Dios y no te será difícil, te será claro y evidente.

Necesitamos empezar a cambiar nuestra manera de razonar todas las cosas que pasan en nuestra vida y de tratar de entender lo que Dios nos dice. Porque con nuestra mente natural, jamás lo vamos a entender. Pero seguimos actuando como hombres naturales, y en definitiva, somos hombres carnales, como la Biblia dice, porque tenemos actitudes infantiles de hacer mi berrinche y no permitir que Dios sea mi Papá, que me regañe y me ponga en mi lugar, por mi propio bien.
¿Con cuántas cosas todavía estas luchando? ¿Cuántas cosas le estás diciendo, Señor no te entiendo, no te entiendo? Y quiero que sepas que si yo no te entiendo no voy a hacer nada. Si tú no me lo explicas al pie de la letra, acá, no hay negocio conmigo; porque a mí hazme entender. ¿Con cuánto todavía estas luchando? De decir, Señor bendíceme, pero al mismo tiempo le estás diciendo, pero Señor te pido que me bendigas y Tú no me bendices. ¿Qué pasa conmigo? ¿Cuál es tú problema? ¿Cuántas cosas que escuchas en tu corazón, inmediatamente después de haberlas oído, en vez de querer cambiar y tener una actitud humilde en la presencia del Señor, lo primero que dices es, eso que dijo no me gusta? ¿Cuánto todavía estás pensando y analizando las cosas de esa manera? ¿Cuántas veces te sientes tentado a decir, esta palabra le viene fenomenal al que tengo allá y al otro de por aquí y al de mas allá? Pero tú te crees justo en tu propia justicia.

Dios tiene muchos planes Cornelio, que están esperándote. Y cuando tú veas semejante cosa que Dios tiene preparada, si no empiezas desde ahora a ofrecer todo tu ser en sacrificio vivo delante de Dios, no vas a entender ni medio y vas a estar en riesgo de perder todos los planes de Dios para tu vida.
No quieras solamente oír mucho de Dios. Ruega delante del Señor, quiero vivir tan solo una de las cosas que Tú me hablaste. Y cuando viva ésa, quiero vivir la segunda. Y después de vivir esa segunda, permíteme vivir la tercera. Hasta que tú no te des en sacrificio vivo, no esperes comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, jamás lo vas a comprobar. Siempre te va a ser difícil de entender. Nunca te vas a dar cuenta lo que Dios tiene para tu vida, porque de manera natural te estás negando a lo que Dios tiene para ti. Porque estás reservando áreas de tu vida. No te atrevas a decir, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido a corazón de hombre son las que Dios preparado para mí de antemano.
Asegúrate primero, si tú le amas incondicionalmente, porque esas cosas están reservadas para los que le aman, no para todos los cristianos, a lo que Dios te quiere llevar es a algo mayor y más profundo en tu vida. Yo te puedo asegurar que vale la pena. Sí, te puedo decir que siento en mi propia vida, que apenas he dado los primeros pasos de lo que Dios tiene para mí, apenas.

Me causa tanta expectativa saber y ya de una vez enterarme de cómo Dios va a hacer las cosas en el futuro y todo lo que tiene planeado para mí, que estoy ansioso de saber lo que cada día va a hacer. Lo que cada mañana él quiere mostrarme; porque se que es mejor. Porque estoy convencido de algo también, porque lo viví. Una vez que lo que Dios te dijo lo obedeces, aunque no lo entiendas, pero es lo mejor y después ves esa buena voluntad de Dios ¿Sabes lo que pasa? La segunda vez que Dios te pide algo, antes que te lo pida, tú ya le dijiste que sí.

Pero por eso es el dolor de ver personas que se les dice una vez: mira, has esto, esto es lo que Dios quiere para tu vida... hasta que no soluciones esto, esto otro no lo vas a poder entender, de parte de Dios. Si gracias pastor, gracias, gracias. Al otro domingo, es que pastor, no, por más que usted me dijo el domingo pasado, yo no lo entiendo y no puedo hacer lo que usted me pide, es muy fuerte para mí, es muy fuerte.

Seguimos siendo rebeldes a la voz de Dios. Dios nos dice, has esto y nosotros como Pedro, Señor no. Y otra vez insiste el Señor, has esto, Señor no. Y tercera vez insiste el Señor, has esto, Señor no. Si tú no te ofreces en sacrificio vivo, no vas a entender la voluntad de Dios. Si no entiendes la voluntad de Dios, nunca vas a tener obediencia perfecta para él. Una cosa viene de la mano de la otra.

Yo anhelo ver una Iglesia gloriosa sobre la Tierra. Y yo voy a ver una Iglesia gloriosa sobre la Tierra. Yo voy a ser parte de esa Iglesia gloriosa. Pero solamente eso se logrará con aquellos que han decidido ser maduros en el Espíritu y aquellos que se juegan por el Señor, en todo. Que están dispuestos a hacer todo lo que el Señor dice, todo lo que Dios quiere y quieren vivir el Reino en sus propias vidas. Si como varón, tú te crees que estás muy bien y te sientes muy justo y muy bueno y cada vez que tu esposa te dice algo, casi, casi, que la sacas a los gritos, es que todavía eres un cristiano carnal. No has llegado a la madurez, porque tu responsabilidad, y ya los varones que estuvieron el miércoles, oyeron de esto, no me voy a repetir, tu responsabilidad es, tú mostrarle a tu esposa el Cristo que vive en ti.
Si tú como mujer, siempre estas juzgando a tu varón, diciendo, ¡ay! pero éste, ¿Cuándo dejará de ser como es? ¿Y cuándo crecerá? ¿Y cuándo será maduro? ¿Y cuándo entenderá lo que Dios quiere para su vida? Te has olvidado de ser una persona por la cual tu marido, cambie lo que hasta ahora no ha cambiado. Porque Dios te ha llamado a ser ayuda idónea, de tal manera que tu marido pueda entender todavía, lo que no entendió. Por tus oraciones delante de Dios, por tu amor incondicional hacia él, por sujetarte a él y respetarlo y por decir, Señor, aunque este varón todavía no entienda todas las cosas, yo me sujeto a él. Porque es el que pusiste al lado mío, lo respeto, él es mi cabeza.

Si como hijo estás solamente queriendo que tus padres hagan las cosas a tu antojo, pero te molestas cuando tus padres te dicen las cosas como tienen que ser, todavía eres un cristiano carnal. Porque estas violando uno de los principales mandamientos de honrar al padre y a la madre. Y déjame decirte, que para los hijos, eso es incondicional. Esto, no digo obediencia absoluta, cuando tú sabes que tus padres te pidieron cosas o te dijeron cosas que están fuera de la voluntad de Dios, lo que estoy diciendo es que, tus muchos días sobre la tierra, depende de que los honres, no me importa cómo sean tus padres. Y muchas veces los hijos, creen que los padres están más locos que una cabra, pero los que están verdaderamente locos son los hijos. Y he visto, últimamente, muchos hijos cometiendo muchos errores. No esperes que tu papá y tu mamá sean las personas más espirituales del mundo, para tú decidirte a hacer lo que tienes que hacer en el Señor. Tú tienes que ser, ahora, aunque tu papá y tu mamá renieguen de Cristo mañana. Tú tienes que llegar a ser lo que tienes que ser ahora en el Señor, porque la posibilidad las tienes.

De lo que estoy hablando es vivir el Reino de Dios, en nuestra propia vida y en nuestra propia casa. Por eso yo lo que creo y lo que siento, de parte del Señor, es que hay que hacer profundas decisiones que nos lleven a cambios profundos, pero de manera familiar, ni siquiera de manera individual. De manera familiar, tenemos que hacer cambios. Matrimonialmente hablando, padres e hijos.
Me asusta ver personas que escuchan los mensajes y los mensajes le pasan por acá arriba, por el costado, por todos lados, y ellos siempre se ingenian de ver la forma de esquivarle a todas las palabras. Siempre le hacen como el torero, nunca les da la Palabra. Pero su familia se está destruyendo y no lo ven, no lo ven.

Solo les recuerdo que cuanto más Palabra de Dios tengamos en este lugar, más juicio vendrá sobre nuestra vida, sólo se los recuerdo. No estamos jugando a los cristianos nosotros. No estamos jugando a los hijos de Dios, buenos, bonitos, que adoran lindo, que cantan bien, que levantan la mano. A eso, no estamos jugando. Lo que si hemos jugado, es nuestra vida por entero, para el propósito de Dios. Y es tiempo de profundos cambios

¿Cuánto tiempo más vas a esperar? ¿Cuántas rebeldías más vas a permitir en tu corazón? ¿Cuánta negligencia? ¿Cuánta negación a lo que el Espíritu Santo te habla?
Es tiempo de cambiar, es tiempo de ser transformados. Y en lo único que yo puedo confiar, es en la acción del Espíritu Santo. Porque definitivamente, aquello que el Espíritu Santo no nos revela, nosotros, no lo podemos entender.

Yo sé que en medio nuestro, puede haber personas que posiblemente, es la primera vez que están aquí, y que están escuchando una parte del mensaje que Dios tiene en su Palabra para los seres humanos. Digo que es una parte porque, el consejo de Dios es mucho más amplio que esto que hemos analizado. Pero déjame decirte que si tú no conoces íntimamente a Jesucristo, ni siquiera pasaste por lo que yo antes dije que era la primera puerta, que nos llevaba a vivir una vida diferente.

Tú necesitas encontrarte con Jesucristo, para que encontrándote con Él, puedas saber que hay una vida diferente, para ti. Que ahora conoces a Dios y que además, puedes ser transformado desde adentro. Que aquello que ahora te esclaviza, ya no te va a esclavizar. Si tú confías plenamente en Dios, tienes que ser de las personas, como un día nosotros fuimos, reconociendo que no podemos seguir viviendo sin Jesucristo.
Y lo que Dios ha hecho a nuestro favor, es que dio a Jesús para que Él pagara por todo nuestro pecado, por toda nuestra maldad, por toda nuestra ofensa, ante Dios.
Y nosotros ahora, simplemente arrepintiéndonos, confesando nuestras faltas y pidiéndole a Jesús  que venga a nuestras vidas a cambiarnos y a hacernos de nuevo y que nos haga hijos de Dios, tenemos la posibilidad de que todo sea diferente.

Ahora, no tienes que hacer sacrificio para llegar a ser hijo de Dios, el sacrificio ya lo hizo Jesús. El sacrificio vendrá después, cuando tú le des tu vida, sin condiciones al Señor.
Si haces las dos cosas de una vez, ahora, bienaventurado vas a ser. Porque vale la pena darle, no solo la vida al Señor sino también decirle, te la doy en serio, ahora cámbiame, moldéame, transfórmame y gobiérname, para que Tú me enseñes cómo tengo que vivir.

Si hay personas en esta condición, que nunca antes le hayan entregado sus vidas a Jesucristo, que nunca antes sepan que hayan sido limpiados de todas sus faltas y pecados, y hoy reconocen que necesitan a Jesús con todo su corazón y con todo su ser y quiere entregarle la vida, yo le voy a pedir, para reconocerlos y para ayudarlos, que levanten por favor sus manos. Yo los quiero reconocer y quiero ayudarlos. ¿Alguien más que quiera entregarle hoy su vida a Jesucristo?
Les voy a pedir, a todos los que levantaron sus manos, que me hagan un favor grande, bueno no tan grande, vénganse para aquí, al frente. Quiero que estén de pie aquí, frente a mí, porque lo que voy a hacer es ayudarlos a hacer una oración a Dios. Si alguien no hubiera levantado la mano, pero quiere entregarle la vida a Jesucristo, hágalo en este momento y pase hasta este lugar. Simplemente lo que yo voy a hacer, ahora, es ayudarlos a hacer una oración a Dios.

Lo que le quiero explicar, y por eso los hago pasar aquí, es que Dios ha decidido ya hace mucho tiempo, acercarse a nosotros como seres humanos. Lo que simplemente ha ocurrido es que no nos dimos cuenta y yo hoy quiero creer que ustedes se están dando cuenta, que necesitan a Jesús para sus vidas, que sin Él no pueden seguir viviendo.
Esto no es una decisión, solamente para tratar de, más o menos, llevarla bien el futuro que les queda de vida, no se trata de eso. Se trata de que Dios les transforme la vida desde adentro, todo lo que no sirve, todo lo que hasta ahora les produjo tristeza, infelicidad, miedo, todo eso, el Señor lo puede quitar de la vida, lo va a perdonar, lo va a arrancar de sus corazones y les va a poner una fe y una esperanza que nunca antes tuvieron.
La seguridad que el mismo Dios, creador de todas las cosas, está caminando con ustedes todos los días. Y que ustedes pueden hablar con Él como ahora lo vamos a hacer. ¿Está bien?
Entonces la decisión tiene que ser de todo corazón, hecha en ustedes y lo que simplemente yo voy a hacer es ayudarlos a hacer una oración. Porque orar es hablar con Dios, no es repetir una oración ya preestablecida o ya escrita por alguien. Es que con sinceridad se haga. Pero como posiblemente ustedes no sepan como orar, lo que voy a hacer es ayudarlos. Y les voy a pedir que, en voz alta después de cada frase que yo estoy diciendo, ustedes la repitan después. Por favor, en voz alta yo quiero oírlos. Si les ayuda cerrar los ojos para que ninguna otra cosa los estorbe ni los moleste, pueden cerrar sus ojos. Y por favor repitan, en voz alta, después de mí.

Padre, en el Nombre de Jesús, me acerco a Ti para pedirte que Tú me perdones por todos mis pecados, que me hagas una nueva persona, me transformes desde mi corazón. Tú sabes cuánto te necesito y no quiero seguir viviendo sin Ti. Te doy mi vida, te pido que la transformes y como promete tu Palabra, me hagas tu hijo a partir de hoy. Enséñame a conocerte, a amarte y entregarte todo, para que Tú seas lo primero en mi corazón. Llena mi vida de tu presencia, en el Nombre de Jesús, Amen.

Ahora yo voy a orar por ustedes, ya no necesitan repetir.

Padre, en el Nombre de Jesús, ahora Señor, que ocurra el milagro del nuevo nacimiento en sus corazones y en sus espíritus, en el Nombre de Jesús. Que ahora, el Espíritu Santo, venga a implantarse en sus vidas y sean llenos de tu presencia. De esa presencia sobrenatural que Tú has prometido sobre todos aquellos que creen y están dispuestos a confiar y a poner la vida en Ti.
En el Nombre de Jesús sea hecho ahora sobres sus vidas. Y sean personas que vean de manera tan rotunda el cambio que Tú puedes hacer, que sean también testigos hacia otros de lo que Tú puedes producir en sus vidas.

Ahora, en el Nombre de Jesús, yo quiero arrancar de sus vidas, toda molestia que el diablo ha querido poner en el transcurso de los años. Toda atadura, toda cosa perversa que ha puesto en sus mentes, corazones y espíritus, en el Nombre de Jesús, sean libres ahora. Libres, en el Nombre de Jesús, de toda atadura, en el Nombre poderoso de Jesús.
Y tu presencia Señor, inunde sus vidas para llenarlo todo con tu gozo y con tu plenitud.

Gracias Señor te damos por la bendición de ver que Tú sigues hoy, transformando las vidas de aquellos que quieren creer en Ti. En el Nombre poderoso de Jesús, oramos.
Amén Señor, y amén, amén.



¡Dios lo bendiga y bienvenidos a lo que es la familia de Dios!
Damos gracias a Dios, damos gracias a Dios. Yo ahora quisiera hablar a la congregación. Creo que es tiempo de hacer decisiones profundas, es tiempo. A veces parece que avanzamos unos cuantos pasos pero, ¿sabe qué nos ocurre después de avanzar esos pasos? Empezamos a retroceder y nos vamos para atrás. Y posiblemente esto no es algo que lo estemos hablando entre nosotros, pero en el Espíritu se siente, no es algo que tengamos que hablar. Uno sabe  cuando las cosas parecen que van bien, pero en el fondo de nuestros corazones, no van tan bien como parecen.
El deseo de Dios, para nuestra vida, es que alcancemos la madurez y que el Espíritu Santo nos revele todas las cosas que están en lo profundo del corazón de Dios. Porque revelándonos esas cosas, entonces podremos manifestar la gloria de Dios en la Tierra. Y así también veremos el Reino de Dios en nuestra propia vida, en la vida de nuestra familia y en la vida de nuestro entorno.
Podemos nosotros promover panes, estrategias, decirles como pastores todo lo que tenemos por delante para hacer. Pero posiblemente, no estemos alcanzando los objetivos, porque estamos equivocándonos en el medio del camino. Si estuviéramos alcanzando los objetivos, nosotros mismos, estaríamos sorprendidos de lo que Dios ya hubiera hecho, en medio de nosotros.
Pero hay mucho que Dios todavía no ha podido hacer, porque ha visto que no hay la suficiente madurez para recibir todo lo que Él ha planeado.

La invitación que hago, obviamente, que siempre es personal. Porque si, personalmente, no decidimos delante de Dios, de nada sirve. Nadie nos puede jalar.
Pero siento, muy profundamente, la necesidad de invitar a las familias que están en este lugar, a que como familias, estén dispuestos a hacer decisiones profundas, en Dios, todos los integrantes de la familia, todos, que nadie se quede afuera. Así que, como sientan hacerlo.
Pero yo quisiera ahora, dejar de ser tal vez el centro de atención, que el centro de atención sea el Señor. Irme al teclado, comenzar a adorar a Dios. Y pedirles a las familias que están aquí, que así lo sientan, que se reúnan para orar delante Dios y para hacer las decisiones, que tienen que hacer. Si tú estás solo, entonces a ti te corresponde como una persona sola, que no tiene a su familia aquí, orar delante de Dios para decidir lo que tienes que decidir. Si parte de tu familia tendría que estar y no está, tú puedes ser un buen representante de tu familia que no está aquí y hoy tendría que haber estado, para orar a Dios y decidir lo que hay que decidir.
Pero yo quiero pedirles que lo hagamos sinceramente, delante de Dios. Para que el Reino de los Cielos baje a la Tierra. Pero en primer lugar a nuestra familia, antes que ninguna otra cosa.

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