El nuevo hombre
Daniel Dardano
31 de August de 2003
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Lo que voy a predicar esta noche, el Señor me lo puso en el corazón hace tiempo cuando yo empecé a leer algo en las cartas de Pablo referente al Nuevo Hombre, de hecho, el mensaje así se llama: El Nuevo Hombre.

Pero vamos a ver qué es el nuevo hombre, por eso a través de estas cinco sillas que están aquí, yo voy a ir poniendo algunos carteles para que nosotros vayamos viendo el proceso que la Iglesia fue sufriendo desde que comenzó y ahora que estamos en el Siglo XXI.
No hay nada más frustrante y desesperante para un águila saber que tiene alas para volar pero vive como un pollo, nunca identificó que tiene alas para volar porque se crió entre pollos.
No hay nada más frustrante y desesperante para una persona que vive comiendo frijoles y arroz, durante quince años de su vida cuando se entera que su abuelito le había heredado desde hace mucho tiempo, tres millones de pesos. ¿Me están entendiendo lo que digo? Lo mismo pasa con la Iglesia.
No hay nada más frustrante para los hijos de Dios, para las iglesias locales y para el Cuerpo de Cristo, que no saber, que no sepa la dimensión que tiene.
Cuando nosotros empecemos a ver el proceso de la Iglesia, vamos a empezar a ver dónde estamos metidos y a qué nos llamó Dios.

Y entonces yo quiero empezar hablando un poquito de lo que es el primer proceso, llamado Iglesia.
Ustedes saben que cuando Jesucristo, en Mateo 16:18 dijo:
... sobre esta roca edificare mi Iglesia... Él estaba diciendo: Pedro, tú dijiste que yo soy el Cristo, el Hijo del Dios viviente, esto es así, te lo reveló mi Padre que está en los cielos, bueno, sobre esa declaración que tú hiciste, que yo soy el Cristo, el Hijo del Dios viviente, Yo voy a edificar mi Iglesia.

No tiene nada que ver con paredes, ni con bancas, ni con ventanas, ni con puertas. Entonces, como la Iglesia es de Jesucristo y Él iba a ser la cabeza, es de hecho la cabeza del Cuerpo llamado Iglesia.
Él dijo: Yo voy a constituir cinco ministerios, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, porque esos cinco son los que van a edificar mi Cuerpo, mi Iglesia.
Yo soy la cabeza de ese Cuerpo pero yo voy a constituir a cinco personas ministerios, cinco personas dones dadas al Cuerpo de Cristo para que cada uno con su unción edifique el Cuerpo.

Cuando Jesucristo dijo eso, termina Lucas en el capítulo veinticuatro y Jesús les dice: muchachos Yo me voy, después de tres años y medio que estuve con ustedes, ¿saben una cosa? Les dejó el paquete, Yo los instruí, Yo los entrené, ustedes me vieron a mí sanar enfermos, ustedes me vieron a mí resucitar a Lázaro, ustedes me vieron a mí hacer muchísimas cosas, pero Yo les dije que iba a ir a la cruz, ustedes me vieron morir, ustedes vieron como mi cuerpo fue sepultado, pero también, ustedes fueron testigos de la resurrección.
Ahora hay algo, Yo me voy porque viene otro igual que Yo, llamado Espíritu Santo, es de la misma calidad, pero es necesario que Yo me vaya para que Él venga porque cuando Él venga, Él les va a declarar todas las cosas.
Pero va a suceder algo muy importante, vayan a Jerusalén, esperen en Jerusalén porque se va a cumplir ahí la promesa del Padre, o sea, la venida del Espíritu Santo.

Y cuando nosotros llegamos a Hechos de los Apóstoles capitulo 2, estamos ahí en la fiesta de Pentecostés, ahí había ciento veinte en el aposento alto, pero para la celebración de la fiesta de Pentecostés había mucha gente reunida, había mucha gente de varios lugares, de varias naciones y no menos de quince dialectos o lenguas diferentes se estaban hablando en ese lugar.

¡Fíjense! Cuando viene el Espíritu Santo, hay algo notable, toda esa gente empezó a entender el idioma del otro, esto habla de un hilo de pensamiento de unidad de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo.
Cuando viene el Espíritu Santo, se posa sobre cada uno y el Espíritu Santo les daba lenguas para que hablasen, todos aquellos que estaban reunidos y que no se entendían entre sí, sus lenguas fueron unificadas.

¡Ahí, la Iglesia empieza a marchar!
Pedro predica un tremendo mensaje y se convierten tres mil.
¡Ahí empieza la Iglesia!

¿Qué es la Iglesia?

La Iglesia es el conjunto de personas, hombres, mujeres de toda raza, de toda lengua, de todo pueblo y de toda nación que han rendido su vida a Jesucristo, que se están alineando o que se han alineado a la voluntad de Dios, que se integran a un Cuerpo local y hacen la voluntad de Dios.
¡No es edificio!

Entonces, cuando nace la Iglesia, Pedro predica el mensaje y de ciento veinte, hay tres mil convertidos... tres mil.
¿Ustedes se imaginan tres mil personas que se convierten? ¿Cómo harían para discipularlas? ¿Cómo harían para juntarse? ¿Se imaginan una boda para tres mil personas? ¿Cómo haría el padre de la novia? No, no hijo, no... espérate vamos a seleccionar... vamos a poner en la lista... vamos a quitar de la lista.

Y después, la Iglesia creció a cinco y después a ocho mil y después a diez mil y fueron esparcidos y la Iglesia empezó a crecer.


Pero ¡fíjense qué notable! La Iglesia cuando nació, dice la Biblia, en esa Iglesia no había ningún necesitado... porque Dios no es pobre y la gente dice, que vendía sus propiedades y le daba el dinero a los apóstoles.
Mucha gente dice que eso es comunismo, eso es el amor de Dios reinando en el corazón.
Dice: que no había ningún necesitado y la gente traía el dinero a los pies de los apóstoles, para que los apóstoles administraran el dinero y ninguno decía ser propio lo que poseía.
¿Ve la mentalidad? ¡No eran que se tenían que unir! ¡Estaban unidos en un mismo Espíritu!

¡Ésa fue la Iglesia del Siglo I!

No paredes, hombres y mujeres que fueron saturados por el Espíritu Santo y que no tenían ningún problema en comer juntos, en orar juntos, en tener comunión, en que no hubiese ningún necesitado, tenían todo en común.
Estamos en el Siglo I, la Iglesia empieza a crecer, el evangelio empieza a expandirse, no nos olvidemos que el Imperio Romano era muy fuerte, pero la Iglesia empieza a tocar al Imperio Romano. Y cuando la Iglesia empieza a tocar al Imperio Romano —Siglo I y Siglo II—, hay problemas, porque el Imperio Romano dice: ¡momentito! Nosotros estamos gobernando. Pero resulta que lo que esta gente predica es poderoso, resulta que más allá de nuestras fronteras, la fe de esta gente se está expandiendo y la gente está creyendo ese evangelio.
Mire, estaba el poder del Espíritu Santo, los dones fluían, las sanidades se daban, estaban en comunión, pero claro, venía la presión del Imperio Romano.
Y entonces, algunos dijeron no, no, no, momentito, vamos a ser cristianos pero no fanáticos. Y empezaron a decir: no, no, no... La persecución está muy fuerte, nosotros queremos amar a Cristo, servir a Cristo, pero esto está muy fuerte, lo tenemos al Imperio Romano pisándonos los talones, no nos gusta.
Y entonces, empezó a haber en la Iglesia problemas de los comprometidos y de los no tan comprometidos, pero aún así, el evangelio seguía expandiéndose.

Ocurren cosas muy extrañas, yo estoy haciendo historia pero la estoy resumiendo, ocurren cosas muy extrañas, aunque la Iglesia, en la Iglesia fluían los dones y el Espíritu Santo se manifestaba, llegó un momento en la Iglesia que tenían problemas para ubicar a la persona del Espíritu Santo dentro de la trinidad. Y en el concilio de Constantinopla en el año 381, por esa confusión, empieza la devoción a la virgen María. La Iglesia empieza a confundirse, la Iglesia empieza aturdirse, estaban cambiando a la persona de Dios, el Espíritu Santo por una virgen. ¡La Iglesia de Jesucristo!
Pero hay algo que sucede, la Iglesia empieza a sentir en el paladar el gusto de asociarse al Imperio Romano. Y entonces, el Imperio Romano declara oficial al Cristianismo, oficializa al Cristianismo para todo el Imperio, o sea, ser cristiano y ser del Imperio era la misma cosa. Eso nunca puede ser, porque Jesús dijo: Ustedes son la sal y la luz...
Nunca la Iglesia podía asociarse al Imperio Romano. ¿Qué paso? El Imperio empezó a favorecer a la Iglesia, el Imperio le empezó a dar favores, entonces ya no se necesitaba orar porque el emperador daba.
La fe empezó a desaparecer, el celo evangelístico y misionero ya no existía, el compromiso del estilo de vida del Reino ¿para qué? si ya ahora tengo al Imperio, papá Imperio que me da.
Y ahí, la Iglesia empieza a debilitarse y empieza una etapa de oscurantismo en toda la Edad Media, entre el siglo V y el siglo XV hay una etapa tremenda de oscurantismo espiritual.

Dios siempre se guarda un remanente, hay un remanente fiel.

En el siglo XVI, aparece un monje llamado Martín Lutero un hombre devoto, un hombre que va a estudiar, pero un hombre a quien el Espíritu Santo le revela que las indulgencias que se estaban vendiendo para edificar la Catedral de San Pedro y diciéndole a la gente, si tú das tu donativo todos tus pecados te son perdonados, Martín Lutero dijo: eso no puede ser, eso es comercio, nadie puede pagar para ser salvo.

Y entonces, él descubre que el justo por la fe vivirá y que justificados por la fe tenemos paz para con Dios. ¿Por medio de quién? De nuestro Señor Jesucristo.
Y ahí, ya casi todos sabemos la historia de lo que pasó: Lutero rescata la doctrina de la justificación por fe, pero Lutero no tuvo luz para percibir la Iglesia.
Lutero siguió creyendo que la Iglesia católica era la verdad, Lutero siguió pensando que fuera de esa Iglesia no había salvación, Lutero siguió viendo edificio... campana que llamaba a los fieles.

¡Fíjese qué notable! Desde que yo soy niño y aún hasta ahora, nosotros lo seguimos escuchando y lo decimos: ¡Vamos a la iglesia! ¿Sí o no? ¡Fíjese!
Cuando nosotros pasamos por un lugar, vemos iglesia cristiana o iglesia católica o iglesia de los santos de los últimos días y entonces, cada vez más se mete en nosotros la idea de edificio. Gracias a Dios que estamos en un teatro, porque nosotros podemos decir ¡vamos al teatro! Y la gente dice: pero en el teatro vas a ver películas, a ver obras de teatro. ¡No voy a escuchar la Palabra! ¡A alabar a Dios!
Pero está muy metida la idea de iglesia edificio. Es más, yo pisé congregaciones donde fui a predicar y la gente tenía que entrar en puntas de pie porque había que ser reverente, era un ambiente lúgubre, flores como de velatorio.

¡Eso no es la Iglesia! ¡El edificio no hace a la Iglesia!
Yo no puedo decir, voy a la Iglesia... Yo con mis hermanos soy la Iglesia.
Lutero no lo vio, pero gracias a Dios por lo que él hizo.

Ahora bien, avanzando el tiempo, dos siglos después de Lutero, hay unos hermanos en Moravia que veían la situación de la Iglesia, veían una Iglesia institucional, veían que se le había quitado todos los dones y todos los ministerios, nadie podía hablar en lenguas, nadie podía profetizar, nadie podía hacer absolutamente nada, solamente un hombre era el que podía hacerlo todo, el sacerdote, el obispo.
Entonces, unos hermanos moravos, de Moravia, empezaron con una inquietud de buscar al Señor de una manera diferente, de una manera libre y de una manera espiritual.
Ellos se juntan con un señor, llamado el Conde de Zirzendorf, este hombre también estaba buscando al Señor, no con estructuras, no con liturgias, no con un programa eclesiástico previamente establecido sino libre, y esa gente cambia mucho de la costumbre, de la forma de alabar y de adorar a Dios de la época.
Luego de eso, aparecen en otro grupo, unos tremendos hombres de Dios entre los cuales destaco a John Nelson Darby, ellos vieron el proceso de la Iglesia donde estaba Lutero, vieron a los moravos pero sabían que había más, porque el concepto: Iglesia, todavía seguía siendo estructural, edificio, bancas, voy a la iglesia... Entonces, John Nelson Darby con otros hermanos, quitaron el nombre de Iglesia y empezaron a llamarle: Asamblea.

La Iglesia es la congregación de los llamados a salir afuera.
O sea ¿A qué nos llama Dios? ¡Escuche bien hermano!
¡Dios nos llama a salir a fuera! ¿De adónde? Del mundo.
Jesús dijo: están en el mundo, pero no son del mundo.
Por eso, una distinción para la Iglesia es que cada uno de nosotros tiene que verse como un extraterrestre. Así es, mi forma de hablar, mi forma de comportarme, mis compromisos, absolutamente todo le tiene que decir a la gente ¡yo estoy aquí, pero no soy de aquí! ¡Yo soy de allá arriba!
Exactamente, nosotros somos extranjeros en esta tierra.

Entonces, John Nelson Darby con ese grupo de gente, además hermanos, llenaban salones, fluía la libertad del Espíritu Santo. ¿Saben qué hacían? Se llamaron: La Asamblea de los Hermanos. Y entonces, en la Cena del Señor ellos admitían a todo aquel que confesara que Jesucristo era su Salvador y su Señor, no había protocolo, no había nada extraordinario, La Asamblea de los Hermanos.

Este movimiento siguió, ellos buscaban a Dios y como buscaban a Dios, entonces, ellos comenzaron a tener otra revelación: La revelación de la familia.
Esto es bien interesante, porque si bien es cierto, la Iglesia es Iglesia, la Iglesia es asamblea, también la Iglesia es: familia de Dios.
Pablo dice esto en Efesios, el capitulo 2 y el versículo 19:

"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,
O extraños a esta tierra,
...sino conciudadanos de los santos,
y miembros de la familia de Dios.”
Efesios 2:19


Entonces, La Asamblea de los Hermanos, ahora no solamente ve la asamblea, los llamados a salir afuera, los que eran distintos a la gente del mundo para ser un modelo de ellos, ahora ven a la familia.
Y esto es muy lindo, es muy interesante. ¿A quién no le gusta estar en familia? A todos, ¿verdad? Es muy lindo vivir en familia, es muy lindo estar en familia.
Voy a continuar, porque luego tengo que regresar a esto.
Ahora bien, John Nelson Darby y el grupo de gente que estaba con él, lo siguiente que vio, además de la familia, es algo que es hasta donde nosotros hemos llegado hoy: el Cuerpo de Cristo.

Así que, la Iglesia es: la asamblea de los llamados a salir aparte, de ser diferentes. La Iglesia es, ¿qué cosa? Una familia, porque los hermanos vienen y el amor y estar en comunión es algo sano y es bíblico. Pero luego, viene la idea de Cuerpo, es mucho más fuerte el concepto de Cuerpo.
Ahora que vuelva a esto lo van a entender mejor.
¿Pero qué es a lo que la Iglesia tiene que llegar? Y ahí va.
Lo que en este tiempo, a la Iglesia le está siendo revelado es: El nuevo hombre. ¡El nuevo hombre!

Muy bien, voy a explicar algo de esto, para entrar después en El nuevo hombre.
Cuando uno ve la Iglesia como la vio Lutero o como la vio mucha gente a lo largo de los siglos, sigue diciendo, voy a la Iglesia, ponen cara de venir a la Iglesia, manos levantadas, aplauso, sonrisa, estoy en la Iglesia, tengo que tener un comportamiento, sonó la campana tengo que ir a la Iglesia... Si el concepto que hemos tenido de la Iglesia es ése, entonces, todos los que están con nosotros en la congregación, son extraños para nosotros.
Yo voy a la Iglesia, para recibir un toque.
Yo voy a la Iglesia, para que oren por mí.
Yo voy a la Iglesia, porque durante la semana se me descargaron las baterías y las tengo que volver a cargar.
Yo voy a la Iglesia, porque mi tía Antonia está en el hospital y le voy a pedir al pastor que ore por mi tía.
Yo voy a la Iglesia, porque no tengo trabajo...

¡Fíjese! Una Iglesia que satisface mis necesidades... Ésa nunca fue la idea de Iglesia, pero si vemos a la Iglesia así, nuestra perspectiva de Iglesia es tan limitada que lo único que nosotros queremos, es satisfacer nuestras necesidades terrenales y que un día Cristo me lleve, nada más.

Ahora bien, puede ser que otro tenga concepto de asamblea. El concepto de asamblea, es como dije, era los llamados aparte. Pero resulta que en un momento determinado, esos llamados aparte son una cofradía, son seres que se juntan ellos como exclusivos, tienen un lenguaje, una cultura, tienen una forma: Dios le bendiga hermano... Dios le bendice, gloria... gloria... gloria...
En una asamblea hay debates, porque uno tiene un punto de vista y otro tiene otro punto de vista. En una asamblea, yo me puedo enojar como pasa en la Cámara de Diputados y Senadores y se agarran a trompadas.
En una asamblea, si yo no estoy de acuerdo digo, señores yo me voy...
Si tú tienes de la Iglesia concepto de asamblea ¡cuidado! ¿Por qué? Porque yo puedo debatir, yo voy a dar mi opinión, a mí no me gustan como se hacen las cosas, porque yo diezmo y ofrendo... y a mí... y a mí me tienen que dar un cargo porque hace quince años que estoy en la Iglesia... Y el pastor me tiene que visitar o llamar por teléfono... y además, tengo la libertad de que cuando algo no me gustó, me voy...
No tengo ningún vínculo en la asamblea, soy tan independiente que hago lo que me parece, tengo mi propia escala de valores, mi propia manera de pensar. Si yo tengo concepto de asamblea lo que va a pasar, es que voy a estar en cinco, seis, siete iglesias y ninguna me va a conformar y voy a llegar al tribunal de Cristo y voy a llegar diciendo: Señor ¿Sabes una cosa? No encontré en la Tierra ninguna iglesia que me conformara y el Señor va a decir: y las iglesias donde quisiste estar, menos mal que te fuiste porque no te podían soportar...

Ahora bien, esto es muy bonito, que yo tenga concepto de Iglesia como de familia, es extraordinario, pero escuche: En una familia, a pesar de que hay papá y mamá y los hijos nacieron de ese papá y de esa mamá, hay diferencias, hay disgustos, hay peleas... que no me diste para el gasto... que mil cosas.
En una familia uno se puede ir de la casa porque pudo no estar de acuerdo y entonces, el muchacho dice, adiós papá y mamá.
El marido le dice a la mujer, ¿sabes una cosa? Me cansé, se acabó el amor y tengo una secretaria que es más bonita que tú... y se fue. Eso pasa en una familia.
Si tenemos concepto de Iglesia como de familia exclusivamente, corremos un riesgo, mientras la familia me guste yo estoy, cuando no me gusta, cuando no me conforman, cuando no me saludan, me voy... Familia.
¡Claro qué es bonito el concepto de familia! Pero es incompleto.

Ahora bien, concepto de Cuerpo... ¡Eh! esto ya son palabras mayores. ¿Por qué? Aquí, en el concepto de familia yo me puedo ir y a pesar de que mi familia llore y a pesar de que me critiquen, a pesar de que digan lo que digan, yo me fui y pasa un tiempo y todo se recompone. Pero resulta que en un Cuerpo soy miembro, y entonces cuando soy miembro, no me puedo ir porque soy miembro del Cuerpo.
Lo hago gráfico, este brazo se enoja con mi hombro y le dice: no me gusta como te estás moviendo, entonces, me voy a salir, ¿verdad? es ridículo... es ridículo... El brazo jamás se va a despegar del hombro, mis pies aunque caminen y caminen y caminen, jamás se les ocurriría decir, Daniel basta de caminar, me voy del cuerpo.
Es más, fíjese: No me pegues... No, si yo no te pego a ti, le pego a tu cara. ¡Me pegó a mí! ¡No le pegó a mi cara! Porque el concepto de cuerpo es integral, yo estoy integrado a un Cuerpo.
¿Ustedes se están dando cuenta de por qué en las congregaciones pasa lo que pasa, que hay un turismo eclesiástico impresionante? La gente va y viene de las iglesias porque no le acomoda, porque no hay concepto.

Ahora, en ese punto estamos, ¡claro! Porque la Iglesia es el Cuerpo de Cristo.
Dice la Biblia en Efesios que, Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Cristo ama tanto a la Iglesia, que es su Cuerpo, que la máxima expresión de amor fue entregarse. No entregó cosas, se entregó. Concepto de Cuerpo.

Ahora bien, cuando nosotros tenemos concepto de Cuerpo de Cristo, entonces una de las cosas que yo voy a empezar a cuidar es, que si yo estoy en un Cuerpo yo estoy comprometido con ese Cuerpo y yo funciono como miembro de ese Cuerpo.
Ser miembro de un Cuerpo elimina malos pensamientos, competencias, celos, envidias, resentimientos, porque los miembros de un Cuerpo se conjuntan y colaboran mutuamente para que el Cuerpo esté saludable; es muy importante ser miembro del Cuerpo de Cristo.

La biblia dice que: nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo pero miembros cada uno en particular, entonces, en la interrelación de los unos a los otros yo siempre voy a procurar el bien del otro. Los miembros de mi cuerpo no son egoístas, en el momento que se los solicita, ahí están para colaborar.
¡Ése es el Cuerpo de Cristo!

Pero, lo que la Iglesia va a empezar a vivir a partir de ahora, es una cosa de mayor dimensión y de mayor nivel y lo voy a leer porque esto es muy importante. El concepto del nuevo hombre, en un momento lo voy a explicar.
En el nuevo hombre no existe individualismo, el individualismo en el concepto Iglesia y nuevo hombre se va, ¿Por qué? En un momentito más lo voy a explicar. Pero es muy importante que nosotros reconozcamos, por Colosenses 3: 9 al 11 el concepto del nuevo hombre, si lo quieren buscar creo que va a ser interesante. Dice:

“No mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 
y revestido del nuevo,
el cual conforme a la imagen del que lo creó
se va renovando hasta el conocimiento pleno,
donde no hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión,
bárbaro ni escita, siervo ni libre,
sino que Cristo es el todo, y en todos.”

Colosenses 3:9-11

La palabra bárbaro significa un extranjero que desconocía la lengua y la cultura griega y la palabra escita, describe a una persona de Escitia, que es natural de Escitia y es símbolo de un salvaje primitivo.
¿Qué es lo que está diciendo Pablo? En el nuevo hombre no hay griego, no hay judío, no están los que se circuncidan o aquellos que no se circuncidan, no están los cultos y los ignorantes, no está la empleada doméstica o el esclavo ni el libre, sino queCristo es el todo, y en todos.

Ahí está la idea del nuevo hombre, en el nuevo hombre, Cristo es el todo, y en todos.
O sea, que en el nuevo hombre yo me fundo dentro del Cuerpo, estoy ahí pero para formar parte de un nuevo hombre, porque Cristo en el nuevo hombre es el todo, y dice, en todos, nadie queda fuera.
La Iglesia no ha sido efectiva, en prácticamente diecinueve siglos de historia porque estuvo fraccionada y porque no tuvo revelación. Y como se cercenaron los ministerios de fundamento, como el del apóstol y del profeta, entonces la Iglesia no supo para donde tomar. Pero, en este tiempo que se están restaurando los cinco ministerios, entonces ahora la Iglesia está recibiendo revelación del nuevo hombre, porque el Cuerpo de Cristo es bueno, pero es incompleto.

¡Hermano, esto es maravilloso! Porque Cristo es el todo, y en todos.
Por eso será muy bueno a partir de ahora que las cartas apostólicas ya no las leamos como dirigidas a un individuo, porque nunca Pablo habla así salvo cuando le escribe a Timoteo y a Tito o a Filemón, siempre Pablo ve el Cuerpo de Cristo y ve el nuevo hombre.
Esto es muy importante, cuando Dios creó al hombre, dice Génesis 1: 27: y creó Dios al hombre... no dice: y creó Dios a los hombres.
¿Qué quiere decir eso? Cuando Dios creó al hombre, creó al género humano Adentro del hombre, ¿quién estaba? La mujer que iba a sacar después, de la costilla. Y estaban los más de seis mil millones de habitantes que hoy somos en el planeta Tierra.
Cuando Dios creó al hombre, creó a toda la raza humana, solamente dijo: Adán yo te voy a hacer una ayuda idónea, un complemento, no porque estés necesitado, porque tú estás completo. Es un complemento, porque entre los dos van a empezar a traer a todos, al mundo, ustedes tienen potencial y lo tienen que desarrollar.

Cristo en la cruz del calvario, hizo, creó el nuevo hombre: la Iglesia.
¿De dónde salimos nosotros? De adentro de Cristo. Por eso, cuando nosotros sabemos que somos el Cuerpo de Cristo, pero pasamos a saber que somos el nuevo hombre, nosotros sabemos que tenemos todo el potencial como Iglesia de Jesucristo para mostrar el nuevo hombre al mundo.
Le digo más, el nuevo hombre no es individual, el nuevo hombre, es corporativo.

¿Sí estoy siendo claro? Nosotros tenemos que quitarnos la idea de individualidad, yo estoy fundido en un Cuerpo porque Cristo es el todo, todo lo llena en todo y está en todos. Así que, cuando yo te veo a ti, yo veo a Cristo, cuando tú me ves a mí, ves a Cristo y juntos somos el nuevo hombre que expresamos a Cristo.
Entonces hermano, cuando estás en la oficina, en la agencia haciendo un negocio, tú eres el nuevo hombre caminando, expresando a Dios y a Cristo.
¡No, si esto es maravilloso! La idea de Dios desde el principio de crear al hombre y en el hombre a toda la raza humana... Vino el pecado y casi como que desmenuzó y dividió, pero cuando viene Cristo, viene a restaurar las cosas al original, exacto y mejor todavía.
Y entonces, querido hermano, mira qué privilegio: nosotros... nosotros somos una partecita del Cuerpo de Cristo, pero nosotros tenemos el tremendo privilegio cuando pisamos la calle de expresar a Cristo.
Y Dios dijo: no tengo mejor forma de expresión que mi Iglesia.
No tengo mejor forma de expresión, que esa gente que se reúne en el teatro Las Torres, es el nuevo hombre.

Ahora, como tengo la vida de Dios, tengo la vida del Cuerpo y soy miembro del Cuerpo y estoy metido en el Cuerpo, yo no pienso por mí, ¿qué tengo? La mente de Cristo.
¿Cuál ha sido el problema de la Iglesia? Pastor ¿dónde está la voluntad de Dios? ¿Dónde encuentro la voluntad de Dios para mi vida? Mire hermano, si usted está en el nuevo hombre y esta metido en el nuevo hombre ya está, porque ahí, hay una sola mente la de Cristo.
Estoy ayunando y orando para saber la voluntad de Dios... Sí, porque el concepto sigue siendo edificio y asamblea.
¿Con quién me voy a casar Señor? Cuando estás en el Cuerpo y eres nuevo hombre no hay problema.
¿Ven los errores de los cristianos por qué es? Días y horas, meses y años de consejería por no reconocer la dimensión de dónde estamos ubicados.

Ahora quiero decir algunas cosas más del nuevo hombre, porque son muy interesantes. Efesios, el capítulo 4 y los versículos del 22 al 24, hay algo muy importante que Pablo dice, hablando del nuevo hombre:

“En cuanto a la pasada manera vivir,
despojaos...
(Esto también es: renunciar... renuncien. ¿A qué?)
... al viejo hombre
que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre,
creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad.”

Efesios 4: 22-24


Le está hablando a una Iglesia, y dice: Ustedes saben la obra que Cristo realizó por ustedes en la cruz del calvario, Él ya hizo la obra, conforme la obra está hecha ustedes tienen la posibilidad, como fueron crucificados con Cristo y ya no viven ustedes sino que Cristo vive en ustedes, de renunciar al viejo hombre.
O sea, hubo un acto legal en la cruz del calvario, el acto legal fue, Jesús le dijo a Papá, a Dios: A partir de que mi sangre caiga hasta la tierra, esa sangre le va a limpiar a la gente de todos los pecados. ¡Claro aquellos que vengan y tomen del sacrificio! ¿Verdad? Legalmente, la obra está hecha, ustedes y yo fuimos, pedimos perdón, nos arrepentimos y tomamos de la obra de Cristo, nosotros fuimos justificados.
Ahora bien, como el acto legal está consumado, yo tengo la total posibilidad de renunciar al viejo hombre porque el viejo hombre fue crucificado, el problema mío con el viejo hombre es que lo voy a resucitar y digo: pero me gustaba el viejo hombre... me gustaba esa naturaleza dividida... eran mis sueños... mis anhelos... mis ilusiones... Y Jesús dice: Pero no te estás dando cuenta que estoy creando un nuevo hombre. Si ustedes valoran eso, dice Pablo, ustedes van a renunciar a todo lo viejo porque no puede haber mezclas.
Dice: despójense del viejo hombre.

Hay algo interesante ahí, dice que está viciado conforme a los deseos... ¿Qué? ...engañosos. Así que queridos, cuando nos vienen deseos del viejo hombre no son verdad, son engañosos.
Entonces Jesús dice: ustedes tienen la posibilidad de incorporar aquello que yo he previsto para ustedes, que no los dominen los deseos, porque son mentirosos los deseos. Por eso, en el nuevo hombre, el alma ya no te gobierna. El grave problema de la Iglesia, hasta ahora, sigue siendo el alma, yo siento que... yo creo que... pienso que... No. En el nuevo hombre funciona la mente de Cristo.
Entonces Pablo dice: Iglesia de Jesucristo renuncien a los deseos engañosos, despójense del viejo hombre.
¿Qué está diciendo? El hombre viejo que los dividía fue quitado por Jesús, porque en el nuevo hombre no hay mezcla, no puede haber mezcla, porque estamos todos insertos en un Cuerpo.
Ahora voy a hablar de eso. Por eso, tomen el hecho legal, renuncien a los deseos engañosos, no se den la posibilidad de acceder a los deseos engañosos, para que entonces florezca la vida de Cristo.
Y dice el versículo siguiente, 23:

“Y renovaos en el espíritu de vuestra mente”.

Efesios 4:23

Ustedes saben que lo que el hombre piensa, lo que la persona piensa, es...
Pablo dice, 1 Corintios 2: 16: "...pero ustedes tienen la mente de Cristo”.
Cuando yo tomo la obra legal de Cristo tengo acceso a la mente de Cristo y entonces me renuevo en el espíritu de mi mente.

En estos días estuvimos escribiendo mucho sobre el Espíritu, los tres, no puedo hablar de eso porque es demasiado, pero ustedes ven que cuando esta alguien en una casa y luego se va, la persona deja un espíritu.
Estás hablando con alguien y te contagia pesimismo, negatividad, fracaso. Estás hablando con el otro y te entusiasmas y dices: sí se puede.
Eso es un espíritu. No, no es un espíritu diabólico, entiendan, es el espíritu de la persona que opera.
El espíritu de la mente del viejo hombre es derrota, es fracaso, es buscar culpables... me hicieron...
En el espíritu nuevo, en el espíritu de la mente de Cristo lo único que yo aplico es la obra de Cristo, y entonces estoy justificado, y entonces estoy regenerado. Entonces, soy hijo de Dios, entonces, soy parte del Cuerpo de Cristo.
Entonces, sé como pasaba en la primera Iglesia, que no tiene que haber ningún necesitado y que el dinero tiene que venir a los pies de los apóstoles.
Entonces sé, que cuando Dios creó a Adán y luego vino Eva, no le dijo: ahora les pongo un hospital, porque no había enfermedad...
La manera de pensar es fundamental en el nuevo hombre, alinear la manera de pensar, totalmente a ese nuevo hombre que fue creado por Cristo en la cruz del calvario, sino esta dividido.

Ahora Pablo dice: renuévense en el espíritu de la mente y vístanse del nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
¿Qué está diciendo Pablo? Miren Efesios, como ustedes tienen que despojarse del viejo hombre, ahora quiero decirles algo: el nuevo hombre, que es aquella Iglesia que a mí me representa, va a tener una vestidura que tiene una característica, no está dividida ni está desunida, no está fraccionada, tiene un espíritu, tiene una manera de ser, tiene una manera de pensar, porque en la cruz lo que hizo Jesucristo para crear el nuevo hombre fue, reunir.
¿Qué significa? No hay judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, circuncisión ni incircuncisión, no hay mejicano ni argentino.
Hermano, la perspectiva de Dios es que en el nuevo hombre no hay nacionalidades. ¿Sabe qué somos nosotros? Ciudadanos del cielo con un traje terrestre para expresar a Dios en la Tierra.
No porque yo soy argentino y los argentinos somos así. No... no... no... no... No, el nuevo hombre no es argentino. ¿Ve cómo se acaba todo? Se acaba el nacionalismo, se acaba yo soy así y nadie me toque porque salí a mi papá, no... no... no... no... no... ¡ya no existe!
El pecado produjo división, la vieja naturaleza produjo división, pero en el nuevo hombre, Cristo vino a reunir todo otra vez. Entonces, Cristo sigue siendo el todo, y en todos.

Ahora bien, cuando Cristo crea a este nuevo hombre y esto que estoy diciendo es muy importante, porque estamos pasando de Cuerpo de Cristo a nuevo hombre, uno se pregunta: ¿Cómo se logra comenzar a vivir la experiencia del nuevo hombre corporativamente. ¿Corporativamente? Solamente dos menciones, hay más. 1 Corintios, capítulo 12,  versículo 13, vamos a leer el 12:12:
 
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros,
pero todos los miembros del cuerpo,
siendo muchos, son un solo cuerpo,
así también Cristo..."
(Mire lo que dice ahora...)
... Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo,
sean judíos o griegos, sean esclavos o libres;
y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”
1 Corintios 12:12-13


Aquí hay dos acciones del Espíritu Santo: una es bautizar y la otra es beber.
Esto es muy importante, dice: todos hemos sido bautizados. (La palabra bautizar significa: sumergir).
La figura en el griego, es una tela de un color azul pero aquí tengo yo un líquido rojo, entonces, ¿qué hago? Pongo la tela azul la sumerjo, la bautizo y cuando sale, sale roja.
Ahora bien, no estoy hablando del bautismo en agua en este momento, entiéndame Iglesia, no estoy hablando del bautismo en agua, bautismo en agua es identificación con el Señor yo estoy diciéndole al mundo, a esos testigos, yo ahora esto comprometido con Cristo, yo estoy dando testimonio de que tengo una nueva vida.
Estamos diciendo que, cuando nosotros pasamos de muerte a vida, el Espíritu Santo nos bautiza, nos mete dentro del Cuerpo de Cristo.
Ningún cristiano puede ser cristiano si no se deja sumergir, bautizar en el Cuerpo, ningún cristiano puede ser individual porque Cristo no murió para eso, Él es la cabeza del Cuerpo, no tienes brazos por un lado, rodillas y pies por otro. La iglesia ha estado así mucho tiempo, pero hoy vamos a declarar que se terminó. ¿Por qué? Porque como Pablo dice: todos ustedes fueron bautizados en un cuerpo.
Y dice que: es en un mismo Espíritu.
Eso significa, que todos vamos a hablar lo mismo, que todos vamos a pensar con la mente de Cristo, que todos nos vamos a comportar de la forma que Cristo quiere como que el nuevo hombre esta empezando a funcionar.

O sea, Cristo creó en la cruz al nuevo hombre, pero ¿Cómo hago yo para hacerlo práctico? Reconociendo que he sido sumergido en un Cuerpo. O sea, yo estoy escondido en un Cuerpo, mi individualidad es importante cuando afecta para bien al Cuerpo. El hecho de que yo sea un individuo y yo reconozca que he sido metido dentro de un Cuerpo hace que sea responsable de lo que le pasa a mi hermano.
En la medida que el nuevo hombre empiece a manifestarse a la Iglesia, las necesidades empiezan a disminuir, hermano. En la Iglesia primera el nuevo hombre se manifestaba y no había ningún necesitado.
En el nuevo hombre, cuando la Iglesia se exprese como nuevo hombre los negocios van a fluir. Sí hermano, porque el nuevo hombre estará afectando al mundo de las finanzas, la educación va a empezar a fluir de manera diferente en el nuevo hombre, las empresas van a buscar a los cristianos que expresan el nuevo hombre, porque dicen, aparte de tu titulo, aparte de tus aptitudes, tú tienes algo irresistible, tú tienes algo que no quiero que te vayas de la empresa, tú te vas a quedar aquí ¡y te voy a aumentar el sueldo!

Iglesia si nosotros no entendemos eso, vamos a seguir culpando a Dios de que no tenemos. Y Dios no tiene la culpa. Por eso hable del águila que tiene alas pero vive como pollo, no identifica las alas.
Es hora de que al identificar el nuevo hombre y reconocernos como metidos dentro del Cuerpo de Cristo y ser todos bautizados en ese Cuerpo y nosotros empecemos a trabajar en bien del Cuerpo, porque cuando el Cuerpo empieza a manifestarse como nuevo hombre, entonces todos viviremos de una manera diferente.
Pablo dice:

“No os embriaguez con vino, en lo cual hay disolución...
(O sea, relajación).
... pero sean llenos del Espíritu Santo”.

O sea, cuando yo soy bautizado en un Cuerpo ya estoy metido ahí adentro, yo no me puedo ir del Cuerpo. Irme del Cuerpo significa decirle a Jesús: la obra que Tú hiciste en la cruz a mi no me interesa, es de más valor todo mi caudal, todo lo que yo anhelo para la vida, que todo lo que Tú tienes para mí en el nuevo hombre. Por eso, ya no podemos pensar más de manera natural, metidos en un Cuerpo y responsables. Pero dice:

Y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

¡Ah! Esto es muy importante, porque miren, el bautismo es por fuera, el agua está por fuera. Dice que: se nos dio a beber... es por dentro... de un mismo Espíritu.
El elemento en este caso, persona del Espíritu Santo, es el mismo, el bautizador, es el Espíritu Santo. Yyo bebo del Espíritu Santo. ¿Sabe qué significa eso hermano? Por dentro, estar saturado del Espíritu Santo, sin mezclas, cuando yo he bebido del Espíritu Santo alguien me acerca algo para beber, no espérate, no doy más ya, ¿Sí o no? Así es, porque estoy lleno del Espíritu Santo. Pero la teología de las canciones, “dame más de ti bendito Jesús… y quiero más de ti...” Jesús dice: pero y si te di de beber del mismo Espíritu, no cantes cosas con las cuales estás negando lo que ya tú eres. En definitiva hermano, Dios nos dio todo y nosotros estamos viviendo con el 0,5 por ciento; el problema no es Dios, somos nosotros por no identificar lo que somos y tenemos en Cristo Jesús y el privilegio de pertenecer a un Cuerpo.

El día que reconozcamos al nuevo hombre no va a hacer falta anunciar diezmos, ofrendas, primicias, limosnas y ofrenda memorial, la gente va a traer el dinero aquí porque va a estar expresando a Cristo, pero como todavía estamos con idea de familia, y yo necesito, no... no... no... En el nuevo hombre yo estoy en Cristo, yo he sido bautizado en el Cuerpo y yo he bebido de un mismo Espíritu, entonces, lo que va a pasar con el Cuerpo de Cristo de todo el mundo y ya está pasando, es que yo me encuentro con hermanos en China y vamos a estar hablando lo mismo, porque el nuevo hombre corporativo en Argentina, en México, en China, en Perú, en Canadá va a decir lo mismo y va a ser el momento cuando el mundo diga: Ok, me rindo.
Hermano querido, esto es lo que tenemos que anhelar en nuestro corazón porque si yo voy camino del nuevo hombre, todas las demás cosas me son añadidas.
¡Dios lo que más anhela, es que nosotros lo expresemos a Él!
Dice Pablo:

“Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo
y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.”

Cuando nosotros tenemos el agua por fuera y nosotros tenemos el agua por dentro, ¿sabe qué hay en nosotros? Satisfacción. Porque estamos limpios y estamos purificados.
Pero quiero decirle algo más para terminar y no lo dije antes a propósito.
Dice en Efesios, que el nuevo hombre fue creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad.
Uno de los elementos que la Iglesia va a expresar cuando sea nuevo hombre, cuando lo exprese a Dios en el nuevo hombre es, la justicia de Dios.
Las naciones, los gobiernos, están clamando por justicia, la única que puede dictaminar justicia de acuerdo a Dios es la Iglesia, pero cuando se manifiesta en nuevo hombre.
Pero, dice también, que ese nuevo hombre está creado según Dios, en la justicia y en la santidad.
La santidad
no es negarnos cosas, la santidad es parte del nuevo hombre, está integrado al nuevo hombre, no te tienen que decir no hagas esto, no te emborraches, no fornique, no te pongas de novio con un inconverso, No. Porque en el nuevo hombre no tienes la mente dividida.
Dice ahí, justicia y santidad de la verdad. ¿Sabe qué dice el original? Justicia y santidad verdaderas.

O sea, que cuando nosotros queremos tener una cosa verdadera, sabemos que la justicia y la santidad son verdaderas y que vienen en el paquete del nuevo hombre, no me tengo que esforzar por ser ecuánime y justo, ni me tengo que esforzar por ser santo, porque en el nuevo hombre la vida de Cristo está funcionando en mí, es una dimensión de vida totalmente diferente.
Entonces, cuando ese hombre nuevo se manifieste, ¡qué este cine! Hermanos, los estadios van a estar abarrotados de gente que dice, yo quiero eso que ustedes están expresando.

Quiero terminar y yo creo que esto que nosotros estamos recibiendo es parte de lo que necesitamos empezar a predicar en todas las iglesias: el nuevo hombre.
Tenemos presencia de Dios, tenemos unción de Dios, tenemos la gloria de Dios, tenemos cultos maravillosos, pero ¿saben qué? Yo ya le quiero pedir perdón a Dios porque son cosas todas, que me satisfacen a mí y no puede ser. ¿Cuándo yo voy a satisfacer a Dios? Señor, yo te voy a expresar de tal manera que no pase por mi mente que me bendices, que me das, que necesito, todas mis necesidades están cubiertas y yo expreso el nuevo hombre porque la gente de afuera necesita ver este nuevo hombre, a ese Cristo que está en todos, pero es el todo, en todos.

Señor, ésa es la oración: yo quiero que seas el todo en mí... en mí... en nosotros... en el Cuerpo.
Va a llegar un momento en que, como dice Hebreos, hablando de aquellos hombres y mujeres héroes de la fe, dice Hebreos: “... de los cuales el mundo no era digno.”
¿Sabe qué quiero hermano un día? Que el mundo venga arrodillado acá y diga, ¿Sabe una cosa Generación en Conquista y todos los hermanos que están de otras iglesias? Nosotros mundo, no somos dignos de ustedes porque la manera de vivir de ustedes nos avergüenza, ustedes tienen algo tan poderoso que es irresistible y eso es lo que nosotros queremos.
Hermano yo creo que a partir de esta noche nosotros tenemos que pegar un salto muy grande, dejar de utilizar el vocabulario que estamos utilizando, de pensar como estamos pensando y dedicarnos única y exclusivamente a vivir un Cuerpo. En Cuerpo y a expresar al nuevo hombre: Jesucristo. Porque Cristo es el todo y en todos.

Ni modo querido, no nos podemos salir del Cuerpo y si alguien quiere salir, ¿sabe lo que dice Hebreos? “...Y si retrocediere no agradará a mi alma”.
Es que caí hermano, en el nuevo hombre no hay caída porque desaparece el individuo... Es que hermano la tentación... En el nuevo hombre no hay tentación porque estás adentro del Cuerpo.
¡Hermano es otra manera de ver! ¡Ay Señor, claro! Porque nosotros vivimos en el mundo pero nuestra mente es la de Cristo, entonces yo tengo que pensar con la mente de Cristo. Lo mínimo e indispensable que el nuevo hombre necesita es que yo peque; no estoy ni en el kinder garden cuando he pecado, no entendí nada, tengo que pasar todos estos procesos para venir al nuevo hombre.
Por eso necesitamos arrepentirnos de veras, decirle: Señor basta, tú me has puesto en el mundo para que te exprese y yo te estoy avergonzando. Tú me pusiste en el mundo para que te manifestara porque soy el elemento, la Iglesia me estoy refiriendo, soy el elemento para expresarte a ti y yo vivo en caprichos, vivo en cosas tontas, vivo perdiendo el tiempo, vivo sin trabajar, vivo haciendo cualquier tontería, teniendo amigos que no me convienen.
Y Dios dice: Basta, expresen al nuevo hombre.

Por eso, yo quisiera que en este momento, que hiciésemos una oración, miren, yo no sé si llamarle de compromiso, no sé, lo que ustedes quieran, pero algo tiene que pasar entre nosotros para que nosotros a partir del Cuerpo de Cristo veamos al nuevo hombre. Esto, ¿sabe qué va a requerir? Meternos con Dios, porque yo se lo puedo predicar y dentro de una semana o dos viene otro predicador y a lo mejor predica lo mismo, pero no es cuestión de predicaciones, es asunto de que adentro mío se esté haciendo carne y Cristo se revele como el todo en todos.
Antes de que oremos así, quiero preguntar si hay alguna persona que vino, no sé, por primera vez, por segunda, por décima, invitado, pero que oyó hablar de todo esto y está diciendo: bueno, pues yo creí que la Iglesia era otra cosa y ahora me estoy dando cuenta que estamos hablando de personas y están hablando de un Cristo que salva y que tiene un proyecto de vida totalmente diferente, y yo vivo desanimado, desalentado, sin propósito, no sé para dónde ir, trato de tener normas de conducta pero esto no funciona.
Bueno, lo primero que hay que hacer para pasar de un estado a otro, es arrepentirse y reconocer que somos pecadores y reconocer que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. No es un cambio de religión, es un cambio de vida, más bien dicho, es un intercambio, porque la vieja naturaleza fue crucificada con Cristo en la cruz y tengo la vida de Cristo.

¿Hay alguien que esta noche, si no lo hizo nunca antes, si lo ha hecho? No, pero si nunca antes lo había hecho y quiere rendirse a Cristo para empezar a vivir este proceso de victoria en una nueva vida. Yo le invito a que se ponga de pie si lo quiere hacer, que nunca lo haya hecho, póngase de pie, por favor, yo quiero orar por usted y después algunos hermanos de la iglesia lo van a atender. ¿Hay alguien que nunca entregó su vida a Cristo y en este momento quiere entregarle su vida a Cristo, para que Él sea su Salvador? ¡Hágalo con toda confianza, porque será la mejor decisión de su vida!
Si hay alguien que lo quiera hacer, está la oportunidad abierta... sea hombre, mujer, una chica, muchacho, un adolescente...  Porque hoy es el día que el Señor le da una vida nueva y es muy importante reconocer a Jesús como Salvador.
Miren, es tan importante lo que ustedes están haciendo, porque a partir de hoy la vida de Cristo está en ustedes. La Biblia dice: que con el corazón se cree... pero con la boca se confiesa... es muy importante verbalizar que estamos decidiendo por Cristo.


Señor, yo te doy gracias porque hasta hoy no te conocía, realmente sabía de ti pero hoy me doy cuenta que quieres venir a mi vida y que quieres salvarme, me arrepiento de mis pecados, reconozco que el único que me puede salvar es Jesús, confío en Él, creo por fe que a partir de este momento Él me salva, me hace una nueva creación, confieso que a partir de este día Él va a ser también mi Señor, gracias por ser tu hijo, en el Nombre de Jesús amén.

Señor, te damos gracias porque tu amor sigue siendo vigente para todo ser humano que reconoce su necesidad de ti, se rinde a ti arrepintiéndose de sus pecados y te confiesa como Salvador.

Padre, implantamos la Palabra y no dejamos que el diablo robe la semilla, en el Nombre de Cristo Jesús ellos van a crecer en el conocimiento de Jesús y van a llegar a que el nuevo hombre sea expresado a través de ellos también.

Padre, en el Nombre de Jesús bendecimos sus familias, sus trabajos, sus relaciones, quitamos aquello que estorba de cada una de sus vidas y en el Nombre de Jesús declaramos que por esta confesión son hijos de Dios.

Gracias en el Nombre de Jesús amén y amén.


Hermanos, yo he tenido que acortar mucho este mensaje porque ustedes saben que hay mucho más para decir, pero quizá en otro día ampliemos esto, pero yo creo que Dios hoy nos ha dado algo muy importante: empezar a reconocer lo que es el nuevo hombre.
Yo les pido que esto no sea un mensaje, que ahora que vayamos a casa continuemos en relación con Dios para que Él nos revele el nuevo hombre, que Él nos lo revele, que nos metamos en oración, en la Palabra, en visiones, en sueños, que Él nos revele el nuevo hombre. ¿Y cómo? Ese nuevo hombre corporativo va a expresar a su Cabeza que es Jesucristo.
Entonces, yo los invito a que se pongan de pie y vamos a orar. Vamos a orar. Y cada uno hermano, ore al Señor lo que el Espíritu Santo inspire en este momento, alguno tendrá que arrepentirse, otro tendrá que decirle Señor no entendí demasiado pero quiero... no sé hermano, lo que el Espíritu Santo le inspire en este momento, ore, pero por algún lado tiene que empezar la chispa del nuevo hombre y si empieza por aquí, gloria a Dios, ¿verdad? Vamos a orar.


Padre, en el Nombre de Jesús te damos tantas gracias porque después de veinte siglos nosotros podemos estar hablando hoy del nuevo hombre.
Te damos gracias Señor, porque la Iglesia del siglo I pudo vivir una experiencia maravillosa y pudo saber que el poder que Tú manifestabas era un poder que iba acorrer a través de los siglos. Pero, te pedimos perdón Señor por haber cercenado a través de los siglos y en la historia el poder y la persona del Espíritu Santo. Por no haber obedecido a tu voz, respetando las unciones de los cinco ministerios que edificarían a tu Iglesia.

Padre, en el Nombre de Jesús, aquí hay hombres y mujeres, matrimonios y familias que estamos escuchando la Palabra, estamos sometidos al gobierno de la Palabra y hoy estamos escuchando que no es solamente el Cuerpo de Cristo, sino que ese Cuerpo de Cristo, reconociéndonos como miembros los unos de los otros vamos a expresar al nuevo hombre.

Padre en el Nombre de Jesús, te pedimos perdón por los años que hemos perdido. Te pedimos perdón por las oportunidades que hemos perdido.
Te pedimos perdón porque el mundo estaba esperando la manifestación de los hijos de Dios y nosotros vivíamos enclaustrados en nuestros templos, nosotros vivíamos metidos en nuestros trabajos y en nuestras necesidades o en nuestras ilusiones, sentimientos o en nuestros negocios.
Pero hoy Señor, te pedimos perdón y estamos reconociendo que lo mejor que puede pasarnos es expresar al hombre corporativo.
Una iglesia que manifieste a Jesucristo, el nuevo hombre, que fue creado según Dios, en la justicia y santidad verdadera. Que sea expresado a partir de este día, mañana lunes en la escuela, en la oficina, en el banco, en el mercado, con los vecinos, con los amigos, expresar a este Cristo que es el todo en nosotros, pero está en todos nosotros.

Padre queremos encender esta chispa, esta llama para que este nuevo hombre en el sentido corporativo, sea expresado. Aún que nosotros podamos hablarle a otros cristianos del nuevo hombre, que podamos decirles a otros amigos cristianos: mira te voy a explicar lo que es el nuevo hombre. Necesitamos que Cristo haga algo tremendo en nosotros derribando aquellas barreras que habíamos puesto, porque no hay judío, ni griego, circuncisión ni incircuncisión, sino que juntos y unidos tenemos que expresar al nuevo hombre.

Padre, sabemos que las barreras se van a caer, las cadenas se van a soltar, no habrá barreras que vayan a impedir la manifestación del nuevo hombre en Cristo Jesús.
Y yo profetizo sobre esta congregación en una declaración poderosa: Que a partir de esta noche el nuevo hombre es revelado en cada uno de nosotros. El nuevo hombre es revelado a nuestro espíritu. El nuevo hombre es lo que vamos a anhelar a partir de este día y nos vamos a dedicar a expresarlo. Nos vamos a dedicar a ver que ese nuevo hombre es lo mejor que nos pudo haber sucedido para que el mundo caiga rendido a los pies de Jesucristo.

Padre, te glorificamos porque el proyecto tuyo desde el principio ha sido grande. Hoy, hoy empezamos a descubrir algunas cosas más de ese plan y de ese proyecto, pero Espíritu Santo, revélanos más todavía, más todavía,. porque hay más para cada uno de nosotros.

Declaramos una Iglesia que expresa al nuevo hombre en la justicia y santidad verdadera, renovados en el espíritu de nuestra mente para que el mundo se rinda a los pies de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

En su Nombre te damos gracias, amén, amén y amén.
Alabado sea tu Nombre, te glorificamos y te alabamos Señor. Bendito eres ahora y siempre, gracias Señor. Gracias Señor por lo que Tú nos estás dando, te bendecimos y te alabamos.
Gracias Padre... gracias Señor.
¡Qué precioso proyecto has tenido! ¡Ése es tu propósito desde antes de la fundación del mundo! Gracias Señor... Gracias Señor... Gracias Señor... Gracias Señor... Gracias Señor... Te bendecimos...



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