
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
 
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Yo soy cristiano desde que tenía 8 años, y muchas  veces oí hablar de las obras de la carne y del  fruto del Espíritu Santo,  pero el Señor me inquietó en estos días para que yo volviese a hablar a la  Iglesia de los que es… las obras de la carne, pero más que eso el fruto del  Espíritu Santo.
Yo soy consciente que desde hace varios años atrás, se viene hablando mucho del  Espíritu Santo, se habla de la unción del Espíritu Santo, del fluir del  Espíritu Santo, del poder del Espíritu Santo, de las obras del Espíritu Santo,  pero muy pocas veces yo he escuchado hablar sobre el fruto del Espíritu Santo.  Porque si bien es cierto el Espíritu Santo hace todas estas cosas que yo he  dicho y las hemos escuchado y las vamos a seguir escuchando y cosas  maravillosas van a ocurrir, hay algo que no debemos descuidar en la enseñanza,  que es el fruto del Espíritu Santo. El fruto del Espíritu Santo se da en mi  vida de cristiano y en tu vida de cristiano, si no hay fruto del Espíritu Santo  en mi vida yo tengo que comenzar a revisar mi cristianismo, porque puedo ser un  cristiano carnal, porque el cristiano carnal es muy parecido al no cristiano, o  puedo efectivamente, ser un convencido mas no un convertido. Por eso el Señor  me puso para que hablásemos de los que es el fruto del Espíritu Santo. 
Y vamos a volver a Gálatas, por favor, el capítulo 5, Gálatas el capítulo 5 y  los versículos 16 al 25. El Señor nos quiere hablar esta tarde de cómo nuestra  vida tiene que producir fruto.
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la  carne. 
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es  contra la carne; 
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia…”  
(La palabra lascivia es  disposición para todo placer desenfrenado, exceso, libertinaje)...
“idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,  disensiones, 
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas; 
acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, 
que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,  fe, 
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y  deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos  a otros.”
Gálatas 5:16 al 25 
Hasta aquí no más, con la lectura de la Palabra del Señor, si bien es cierto,  vamos a leer otros pasajes. 
Como ustedes ven, aquí se contrastan las obras de la carne con el fruto del  Espíritu, es interesante notar que habla de obras y habla de fruto, son dos  cosas diferentes, las obras yo las produzco, el fruto es algo que emerge del  interior. 
Cuando yo siembro una semilla, ¿qué empieza a pasar?, luego de regarla al  tiempo, empieza a verse el fruto. Las obras de la carne las produce mi vieja  naturaleza. 
Quiero explicar, sobre todo para los más nuevecitos, qué significa la palabra carne,  en esta acepción del apóstol Pablo. La Biblia dice, por ejemplo, que Jesucristo  fue venido en carne, y que nació en un pesebre, ¿qué quiere decir eso?, tuvo un  cuerpo físico, carne se identifica con cuerpo físico, pero cuando Pablo está  hablando aquí de las obras de la carne, no está hablando de mi cuerpo físico,  está hablando de la naturaleza moral interior mía caída en el pecado, todos los  deseos, todas las cosas que me indignidad separaron de Dios por el pecado. 
La carne es la tendencia natural que radica en mí a hacer el mal, todo aquello  que surge de mí y que es dañino y que ofende el nombre de Dios, esas son obras  de la carne. La carne es la expresión de la naturaleza corrompida y caída en el  pecado. ¿Está quedando claro?
La carne es el asiento del pecado en cada  una de nuestras vidas, cuando nosotros le damos lugar a la carne, ¿sabe lo que  producimos?, producimos: adulterio, fornicación, inmundicia, placeres  desenfrenados, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras,  contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y  cosas semejantes a éstas. Eso es lo que producen las obras de la carne.
Querido hermano, si tú estás produciendo alguna de estas obras, ¡cuidado!  revisa tu cristianismo, porque entonces hay una tremenda lucha en tu interior,  nos está dominando la carne, el alma, pero no el espíritu, y ustedes saben que  si dominara sobre nosotros el Espíritu Santo en nuestro espíritu, nosotros  seríamos victoriosos en forma permanente. 
Entonces, yo no voy a hablar de las obras de  la carne porque ya las vimos, son horrorosas, ya las sabemos y como que brotan  de nosotros y hasta tremendo coraje nos da, ¿por qué soy así?, ¿verdad que  decimos así? Otros dicen: bueno así soy, sí, el niño en un bondad organismo en  carne ni modo yo tengo la herencia de mi papá y de mi mamá o de mi abuelo. ¿Se  acuerdan que cortamos herencias hace poco? Ya un cristiano no puede hablar así,  de que así soy, nosotros somos nuevos en Cristo. Y ¿saben qué?, si vamos ser  una generación que conquista tenemos que vivir en el Espíritu y manifestar el  fruto del Espíritu.
Ahora, vamos  al fruto del Espíritu, ustedes me preguntarán qué es fruto,  y cuando leen esta lista y muchos me lo preguntaron, ¿esta lista está  escalonada, porque primero tienen que darse el amor, después tiene que darse el  gozo, después la paz?, no. 
¿Saben cómo es este fruto? como un racimo de uvas. Uno toma un racimo de uvas,  y ¿cuántas uvas vienen ahí?, ocho, diez, quince, veinte. Uno toma la de arriba  y la prueba y toma la de abajo y la come y tienen el mismo sabor, ¿por qué?,  porque vienen en un racimo. Éste es el fruto del Espíritu Santo en nuestra  vida, viene como un racimo cuando yo le digo al Señor: me rindo a ti Espíritu  Santo, haz lo que quieras conmigo.
Saben qué yo esto jamás lo podría producir, porque dice que éste es fruto del  Espíritu. No es porque yo lo haga y si no yo entraría cielo por mis obras yo le  pagaría a Dios por mi salvación, yo me aportaría bien y le diría a Dios: mira  Dios yo soy bueno. Y no es así, el fruto del Espíritu es fruto del Espíritu, lo  único que yo tengo que hacer es estar alerta para no coartar su libre acción.
AMOR 
Primer fruto, dice ahí que el primer fruto  es amor, este es un tema interesante, y uno dice amor, bueno, cómo hago yo, uno  dice, para amar a Dios, para amar a mi familia, para amar a los inconversos,  para amar a mis enemigos, si a mí me han enseñado a crecer en un círculo  egoísta, donde lo único que veo son mis necesidades, de niño me han enseñado  que cuando yo lloraba me traían la mamila y yo me calmaba, de niño me enseñaba  de que los juguetes eran míos y cuando me lo quiere quitar otro chico:   ¡Mío!
Yo no puedo amar así, ustedes saben que nosotros no nacemos con este amor por  que aquí amor es la palabra griega ágape. Nosotros podemos nacer con amor tipo  afecto, nosotros nacemos con amor filial, nosotros nacemos con amor erótico,  pero no nacemos con este tipo de amor incondicional. 
Ágape es amor incondicional, ¿saben que es amor incondicional?, aquel que ama  al ser amado, al objeto amado por encima de cualquier condición. Yo te amo  aunque seas un ladrón, yo te amo aun que seas una prostituta, ese es el amor, y  uno dice: la verdad pastor yo no puedo amar así, porque ese amor yo no lo  tengo. 
Vamos a Romanos 5:5 a ver si lo tenemos o no lo tenemos. Porque claro la mejor  excusa sería decirle a Dios: oye Dios tú me estás pidiendo algo que yo no puedo  hacer, algo que yo no tengo, tú me estás hablando de amor ágape, tú me estás  hablando de amor incondicional, pero tú no me has capacitado para darme ese  amor con el cual me dices que ame. 
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, 
sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; 
y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza;… 
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones 
por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Romanos 5:3: 
Ven que si tenemos el amor, ese amor  incondicional, ese amor ágape que es de Dios a para que yo no pueda trasladar  si lo tenemos a qué pasa cuando yo dejo fluir ese amor ágape ese amor  incondicional entonces Cristo se revela en su totalidad porque dice la Biblia  que Dios es amor.
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, 
sino que él nos amó a nosotros”
Primera de Juan 4:10
Eso es amor ágape, nosotros no vamos a Dios, éramos enemigos de Dios pero él  nos amó y dio a Jesús.
Ahora, amor a Dios, amor al prójimo, amor a mis enemigos, amor a los no  cristianos, cuando se va a dar, cuando yo abra mi corazón y diga: Señor yo  reconozco que tengo ese amor pero hasta ahora no lo he utilizado.
Ahora, yo quiero llevarlos a esto, ustedes y yo tenemos este amor en nosotros  pero hasta ahora no lo hemos practicado, primero, porque nos jalan mucho las  cosas del mundo y aquellas cosas que nos turban aro amar a otros cómo Dios nos  amo a nosotros, pero la otra cosa es que necesitamos pedirle a Dios un bautismo  de amor.
Tenemos el amor en nosotros pero tenemos que pedirle a Dios un bautismo de  amor, saben cómo voy a conquistar iglesia generación en conquista a mi papá, a  mi mamá, a mis tíos, a mis hijos, a mi abuelo, mostrando este tipo de amor. No  es un amor débil, pero es un amor que entrega, es un amor  sacrificial.  Entonces hermanos, tenemos que pedirle al Señor un bautismo de amor, para que  el fruto del Espíritu Santo que es amor se manifieste en nosotros. 
Y yo quiero hacerlo prácticos, vamos a orar  ahora, para que Dios nos bautice con amor, está bien, yo voy a orar, y yo le  pido a cada uno de ustedes le diga: Señor yo tengo ese amor pero bautízame en  amor.
Padre, en el nombre de Jesús, yo tengo ese amor, porque tú me has amado, y dice  tú palabra que ese amor lo has derramado en mi corazón, Señor hasta ahora yo no  había usado este amor, hasta ahora me había negado a usar este amor, pero ahora  no solamente reconozco que lo tengo, reconozco que viene como fruto del  Espíritu Santo, no quiero luchar para tener ese amor, ahora Señor bautízame en  amor, bautízame en amor, desde la cabeza hasta los pies, bautízame en amor,  para que cada persona de mi familia, para que en mi oficina, para que donde  sea, la gente vea que yo te amo a ti y que yo les amo a ellos por el amor  incondicional que tú me diste a mi, bautízame en tu amor. Amén.
GOZO
Luego dice, que el fruto del Espíritu Santo es gozo. ¿Saben que es el gozo?, el  gozo es un deleite interno, el gozo es un regocijo especial, no tiene su base  en las circunstancias, sino tiene su base en Dios. La alegría está provocada  por las circunstancias, toda circunstancia favorable en mi vida, me da alegría,  pero el gozo, es a pesar de las circunstancias, ¿se dan cuenta?
Un cristiano que puede vivir con gozo por encima de las circunstancias, es un  cristiano que está manifestando el fruto del Espíritu Santo, un cristiano que  todavía vive debajo de la circunstancia o quejándose por la circunstancia no  está experimentando este fruto del Espíritu Santo. El gozo es a pesar de  cualquier circunstancia. 
Quiero que vayamos a Hebreos el capítulo 12 y el versículo 2, porque vamos a  ver algo importante del ejemplo de Jesucristo. Ustedes saben que todo este  fruto que nosotros estamos viendo es parte del carácter de Cristo, cada una de  estas cosas Cristo las tiene, Cristo tiene amor, Cristo tiene gozo, Cristo  tiene paz, es más, él es todo eso.
Pero mire en el ejemplo de él cuando estuvo en este mundo, 
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, 
el cual  por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando  el oprobio, 
y se sentó a la diestra del trono de Dios”. 
Hebreos 12:2 
Nosotros tenemos que tener los ojos puestos en Jesús, y ¿qué hizo Jesús? dice  que por el gozo puesto delante de él, sufrió la Cruz. ¿Cómo por el gozo puesto  delante sufrió? ¿Cómo es eso?  ¿Cómo se entiende eso?, ¿saben cuál era el  gozo puesto delante de Jesús?: tú, tú, tú y yo. Es era el gozo de Jesús, por  ese gozo, porque sabía lo que iba a pasar con nosotros fue a la Cruz. Y  padeció, y fue sepultado, y cómo padeció Jesús, pero por el gozo que tenía  puesto delante de él sufrió la Cruz. Es como la mamá cuando va a dar a luz,  claro que el parto es difícil, claro que es doloroso, pero por el gozo puesto  delante de ella sufre lo que sufre, ¿está bien mamas? Ustedes lo entienden esto  ¿verdad?
Ése es el gozo que viene como fruto del Espíritu Santo, no como resultado de  que las cosas me estén yendo bien. ¿Saben  que dijo Jesús en San Juan  15:11? 
"Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros 
y vuestro gozo sea cumplido" 
Juan 15:11
Mire lo que dice Jesús: mi gozo esté en ustedes. 
Mi hermano, ¿está en ti el gozo de Jesús?, miren hay circunstancias de mi vida  que les puedo asegurar que uno tiene ganas de tirar la  toalla, ahí si se  terminó, basta, basta, ¿pero saben? Esa es una argucia de  Satanás y si  hoy declaramos que el victorioso vive en mí, yo no le voy a hacer caso a  Satanás y las circunstancias no me van a mover a mí y yo voy vivir en el gozo  de Dios porque Dios me salvo, porque tengo algo puesto por delante. Hermano,  ¿tienes algo puesto por delante? No solamente edificar una casa, comprarte un  coche, y cambiar de trabajo, no te estoy hablando de eso, eso es parte de la  vida, pero no es el todo de la vida. El todo de la vida es un propósito que  Dios imprimió en tú corazón para que vayas detrás de él. 
“En tu presencia hay plenitud de gozo, 
delicias en tu diestra para siempre”. 
Salmo 16:11 
¿Quiere gozo? dice que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo. Entonces  cuando tú y yo buscamos al Señor empieza a venir el gozo. ¿Por qué? Porque al  buscar al Señor se van las preocupaciones que me tenían atado, que me tenían  esclavizado. Hay plenitud de gozo. Saben por qué bien el gozo el gozo viene por  hacer la voluntad de Dios. Hay muchos cristianos que viven tristes, porque vida  jalonando con su vida en, quieren cumplir gustos personales, y saben que Dios  les está demandando otra cosa y hay un jaloneo en el corazón por no cumplir la  voluntad de Dios, el gozo viene por cumplir la voluntad de Dios.
Ustedes saben que Pablo y Silas  estaban en una cárcel por predicar el  evangelio, atados los pies con grillos, y ellos cantaban himnos, y los que  estaban presos los oían, ¡presos! ¡presos! y estaban cantando himnos a Dios.  ¿Hermano quieres ese gozo? Es fruto del Espíritu Santo, no te esfuerces por  hacer esto. El gozo es algo interno que se refleja en los ojos, se refleja la  cara. 
Entonces vamos a pedirle al Señor que nos bautice con su gozo en este momento. 
Señor, yo quiero este gozo, no quiero vivir más debajo de las circunstancias,  vivo triste, apesadumbrado, con una carga sobre mis hombros, no quiero vivir la  alegría de las circunstancias porque éstas desaparecen, ahora me rindo a ti, no  quiero luchar más para tener felicidad, éxito o gozo. Ahora entiendo que es un  fruto del Espíritu Santo, me rindo a ti, ahora quiero gozo, gozo, que viene a  mi corazón, gozo que se manifiesta porque es el gozo que viene por estar  contigo. Gracias Señor por bautizarme con ese gozo. Gracias Señor.
PAZ
Es el tercer fruto mencionado ahí dice paz. Amor, gozo, paz. ¿Qué es paz? Yo  creo que esto todos lo entendemos. A la paz podríamos decir que es relaciones  armónicas entre las personas, ausencia de agresión, pero también, es una conciencia  de reposo y de una serena tranquilidad, cuando uno está bien interiormente hay  una conciencia de reposo y de serena tranquilidad. Es un estado interior de  calma y de orden interior, aunque afuera todo esté rugiendo. Aunque afuera haya  vendavales, aunque afuera haya tormentas, el cristiano que manifiesta el fruto  del Espíritu Santo en paz está sentado armónicamente en su interior porque sabe  que el autor de su paz es Dios. Descansa en el Señor a pesar de cualquier  circunstancia de la vida. 
¿Cómo viene la paz? el primer elemento es Romanos 5:1:
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios 
por medio de nuestro Señor Jesucristo;" 
Romanos 5:1
Nosotros necesitamos tener paz con Dios por medio de Jesucristo para tener la  paz de Dios en nuestros corazones. 
Y ahora quiero hablarles un momentito a aquellos amigos a que están entre  nosotros y nunca, nunca oyeron hablar de este tipo de paz. Yo quiero decirte mi  amigo y mi amiga que estás aquí, que Dios te trajo aquí porque quiere darte  paz, ¿sabes cómo te la quiere dar?, mediante el perdón de tus pecados, porque  tus pecados son los que te separan de Dios, aquella división entre tú y Dios lo  ha producido el pecado, pero Cristo vino a pagar por tu pecado y a darte paz  interior, la paz que las cosas no te van a dar, que la sociedad o la familia no  te va a dar. Y yo te invito en este momento y ahí donde estas, si quieres paz  dile Jesús: Señor, yo vengo a ti, yo quiero que tu sangre, la que vertiste en  el la Cruz del calvario, limpie mi vida, quiero paz, quiero tener una relación  contigo como nunca antes ya tuve, no es una relación de religión, porque la  religión me hace cumplir, es una relación de amor, quiero paz en mi interior,  quiero paz contigo. 
¿Quieres decirle eso al Señor Jesucristo? ¿Hay alguien que quiera está paz y  que quiera que sus pecados sean perdonados?, yo lo invitó a que ahí donde está  levante su mano. Alguien que le quiera decir a Jesús yo quiero esa paz.  Aquellos que nunca antes lo han hecho. No levanten la mano aquellos que ya lo hicieron,  los que nunca antes lo hicieron, los que nunca antes. Dios le bendiga señora.  Baje la mano, baje la mano, gracias. Dios le bendiga, Dios le bendiga. Los que  nunca antes le dijeron a Jesús que querían la paz mediante el perdón, son los  que lo tienen que hacer. Aquellos que ya un día se lo dijeron no se lo tienen  que volver a decir, porque la salvación se adquiere una sola vez, la paz de  Dios. Pero, ¿saben qué dijo Jesucristo? 
“La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, 
yo les doy una paz diferente”
Juan 14: 27. 
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; 
porque en ti ha confiado,
Isaías 26:3 
Y quiero llevarlos a otro versículo que me alentó y me asombró un poquito.  Colosenses capítulo 3 versículo 15. Este es un versículo interesante porque hay  una acción de la paz que muy pocas veces estamos acostumbrados nosotros a  escuchar. Colosenses el capítulo 3 versículo 15. Vivir en lo que dice: " y  la paz de Dios gobierne en vuestros corazones a la que asimismo  fuisteis  llamados en un solo cuerpo y sed agradecidos. Dice que aquí la paz de Dios  ejerce una acción, gobierna. Alguna vez te has sentido gobernado por la paz.  Fíjese que extraño, verdad. Porque parece ser que la paz es tan pasiva que no  tiene acción activa, pero aquí dice que la paz del tu Dios gobierna, en otras  palabras que dice que se ponga el enfrente y marque el camino. Esa es la paz  que viene como fruto del Espíritu Santo.
Uno puede decir: -bueno yo para tener paz lo que hago es contar hasta 10, para  no decirle al otro lo que le quiero decir-, y ser pacífico. ¿Saben qué es eso?,  eso es esfuerzo propio, esas son obras de la carne, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9,  10. ¿Saben qué estoy haciendo? corrigiendo los síntomas, pero lo tengo acá y lo  tengo acá. Y el fruto del Espíritu es otra cosa, el Espíritu me gobierna, el  Espíritu me dirige, y la paz de Dios se posesiona de todo mi ser. Y dice:  " y sed agradecidos". Hermanos, ¿queremos ese tipo de paz, como fruto  del Espíritu Santo?, pues vamos a pedírsela al Señor, que nos bautice con esa  paz y vamos a dejar que ese fruto se manifieste en nosotros, para que podamos  vivir como ejemplo de hijos de Dios.
Señor, en nombre de Jesús estamos hablando de esta paz que sobrepasa todo  entendimiento, esta paz que Cristo nos dejó, porque es su paz, esta paz viene a  nosotros para gobernar, para dirigir, para llevarnos en el camino correcto,  bautízanos con esta paz, no queremos vivir con falta de paz, no queremos vivir  con los sobresaltos del mundo, no queremos vivir en nuestros esfuerzos  personales para lograr la paz, danos esa paz, abro mi corazón para que el fruto  de paz se manifieste.
PACIENCIA
Luego dice paciencia, ¿saben? alguien dijo que paciencia es: amor bajo presión,  y yo creo que es cierto; paciencia es amor bajo presión. En el griego ésta es  una palabra interesante, es soportar permaneciendo debajo, o sea aquí está la  persona o la cosa que me impacienta y yo me pongo debajo y lo soporto.  ¿Entendido?, lo soporto, amor bajo presión, pero no es un soportar fastidioso;  como decía alguien alguna vez hablando de su marido Señor: o te lo llevas o te  lo mando, eso no es paciencia, es un soportar fastidioso. Pero la paciencia de  la cual habla la Biblia es soportar permaneciendo debajo, tengo la capacidad  dada por el Señor de ponerme debajo de la situación o de la persona y poner las  manos y soportar, tenerlo en mis manos, eso es paciencia. 
Paciencia es no perder la esperanza del cambio de la otra persona, porque  cuando yo digo: ya, entonces acá y acá, baje la cortina. ¿Saben qué  pensé cuando escribí esto? Jesucristo, a sus discípulos les tenían que haber dado cinco nalgadas y decirles váyanse  todos. Si, porque estuvo tres años con los discípulos y ahí en Mateo 27 cuando  se presenta la situación difícil de que Jesucristo va a ser prendido ¿saben lo  que dice la Biblia?: “y sus discípulos dejándole, huyeron”, huyeron. Y Jesús  podía haber dicho: oigan, invertí 3 años en ustedes, trabajé con ustedes, les  mostré mi corazón, camine con ustedes, comí con ustedes, dormí con ustedes, ¿qué  es lo que ustedes quieren?, ¿no quieren?, váyanse. ¿Verdad que Jesús lo podía  haber hecho? Sin embargo él no lo hizo, el fue paciente. Paciencia es esperar  el cambio de otros. Miren, la persona débil es rápida para devolver el mal, ¿sí?  La persona débil es muy rápida para devolver.
Que tiene paciencia, se echa la bolsa tras sus hombros y dice: Señor aquí  estoy, en una actitud activa porque sigo teniendo esperanza, mi esposo va  cambiar, mi esposa va a cambiar, mis hijos van a cambiar, yo voy a cambiar, me  voy a tener paciencia conmigo mismo, ¿se dan cuenta?, paciencia, fruto del  Espíritu Santo. 
Es que lo que nos han enseñado de la paciencia es otra cosa que no tiene nada  que ver con la Biblia y vivimos modelos equivocados por no saber lo que en este  caso la paciencia significa. La paciencia es mantener la dirección a pesar de  todo. 
Miren, quiero llevarlos al ejemplo de Jesús, 2a de Pedro el capítulo 3, y los  versículos 8 y 9, repito: que todo este fruto del Espíritu Santo se  manifestó y está en Jesús, 2a de Pedro el capítulo 3 y los versículos 8 y 9:
"Más, oh amados, no ignoréis esto: 
que para con el Señor un día es como 1000 años y 1000 años como un día. 
El Señor  no retarda su promesa según algunos la tienen por tardanza, 
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca 
sino que todos procedan al arrepentimiento". 
2 Pedro 3: 8 y 9
Éste es el ejemplo de Jesús, Jesús dijo: “yo soy el paciente, y yo espero que  los hombres se vuelvan a mí y se arrepienten de sus pecados”, ejemplo de  paciencia. 
Pero también nosotros oímos en Romanos 5:5, desde el 3, que la prueba produce  paciencia. ¿Saben cómo hace Dios para darnos paciencia? nos manda pruebas, qué  descubrimiento estoy haciendo. Pero cuando viene la prueba: -no Señor no quiero,  no me gusta, porque a mí, yo he sufrido mucho en mi vida, ¿por qué no a otro?  Al pastor, sí, al que sea. ¿Por qué yo?, si tú dices que me amas no me mandes  pruebas. Precisamente, dice el Señor, porque te amo, te manda pruebas. Y cuando  uno experimenta el amor del Señor a través de la prueba, hay un precioso  deleite en el corazón, y a hay como el aceite del Espíritu Santo que dice Señor  gracias, gracias, esta prueba es para crecer. Porque el Señor nos quiere  cristianos crecidos, no nos quiere bebes que toman mamila, nos quieren adultos  que comamos carne. Paciencia a través de la prueba. 
Luego, la paciencia pregunta: Señor, ¿qué voy a aprender de esto?, la paciencia  es esperar con expectación la respuesta de Dios a la oración. Esto es lo que a  veces nosotros no sabemos hacer, no sabemos que en el lapso en el cual Dios no  está respondiendo la oración, es porque se está dando un proceso especial en  nuestra vida.
Porque si bien es cierto, la oración cambia las cosas, primero la oración me  cambia a mí, y si yo entiendo esto, no me voy a desesperar, porque esperando yo  me pongo en sintonía con Dios y empiezo a entenderlo a él. Si me desespero me  separo de Dios, pero si yo tengo paciencia me acerco a Dios y voy a comprender  el propósito de su voluntad para mi vida, para la vida de mi familia, para la  vida de mis hermanos, para la vida de todos aquellos con los cuales me toca  compartir cada día. 
Paciencia, no se logra con esfuerzo humano, yo no puedo decir: ahora a partir  de hoy voy a tener paciencia, no se puede. Pero si yo dejó que el fruto del  Espíritu que es paciencia brote  través de mí, porque me rendí al Espíritu  Santo, la paciencia empieza a darse en mi vida.
Hermanos, queremos es esta paciencia como fruto del Espíritu Santo, vamos a  orar, vamos a orar: Señor, en el nombre de Jesús, yo quiero esa paciencia, no  quiero vivir más como viví hasta ahora, no quiero vivir más impacientándome, no  quiero vivir más diciendo: aquel no  va cambiar; quiero vivir en una  preciosa expectativa de que tú me vas a cambiar a mí, que tú vas a cambiar al  que tengo al lado, a mi familia, a mis amigos, y a todo México. Quiero ser  paciente porque tú eres paciente, cuántas veces Señor tienes paciencia conmigo  cuando debieras hacer otra cosa, Señor yo quiero eso, yo quiero paciencia, me  rindo a ti, quiero el fruto del Espíritu Santo, paciencia viene hoy, a partir  de hoy para vivir de acuerdo a tu voluntad.
BENIGNIDAD
El otro fruto del versículo 22 es la  benignidad. Esta es una palabra un poquito extraña entonces la voy a poner en un  español un poquito más entendible. La benignidad es amabilidad, es como una  disposición amable de nuestro corazón hacia otras personas, y esto generalmente  se muestra en el servicio activo. ¿Saben dónde surge la amabilidad?, ante la  crítica. Si yo soy capaz de enfrentar la crítica con amabilidad entonces, se  estará produciendo en mí el fruto del Espíritu Santo. Esta amabilidad por más  que yo me esfuerce no la voy a poder lograr, pero cuando surge como fruto del  Espíritu Santo entonces se da. 
Dice Romanos el capítulo 2 y el versículo 4, me gustaría que lo leyésemos, por  favor. Algunos los leo otros no, algunos por razones de tiempo, pero otros son  tan importantes que no puedo dejar de leer los y como dije tanto Dios como  Jesucristo tienen esta característica. Romanos 2:4, dice: 
"¿O menosprecias las riquezas de  su benignidad, 
paciencia y longanimidad, 
ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”. 
Romanos 2:4
La amabilidad lleva a que la otra persona se arrepiente. Pero si uno se  desespera, el otro también se desespera, entonces jamás va a surgir la  amabilidad como fruto del Espíritu Santo.
Hay cosas interesantes en cuanto a la amabilidad. En Efesios 4:32 dice que  seamos benignos, amables los unos con los otros, perdonándonos los unos a los  otros como Dios nos perdonó en Cristo. La amabilidad no es probada en los  momentos suaves de la vida, la amabilidad es probada cuando la leche se  derrama, cuando el fuego hace que la leche se vaya. Alguien tiene que venir y  decir: “haya paz”, y tiene que ser amable, porque si todos nos exaltamos, ¿se  imaginan? rompemos paredes, vidrios,  muebles, rompemos todo. Pero la  persona que es amable va hacer una persona equilibrada, que va a decir: “haya  paz”. Ahora, podemos confundir la amabilidad con hipocresía, cosa que es muy  común en los seres humanos, por delante te digo una cosa pero por detrás pienso  otra. Y por delante te digo blanco pero por atrás te desarmo. Esto de  hipocresía entre cristianos no. 
Yo quiero hacerles ver como Jesucristo fue amable pero no fue hipócrita. Vamos  por favor a Lucas el capítulo 7 y el versículo 36. El caso es muy gráfico  porque es una mujer tomada en adulterio. 
“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. 
Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 
Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba  a la mesa 
en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 
y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus  pies, 
y los enjugaba con sus cabellos; y dejarlos sus pies, y los ungía con el  perfume. 
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado dijo para sí: éste, si fuera  profeta, 
conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. 
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. 
Y el le dijo: Di, maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía a  quinientos denarios, 
y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di,  pues, 
¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: pienso que aquel a quien  perdonó más. 
Y él le dijo: rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves  esta mujer? 
Entre a tu casa, y no me diste agua para mis pies; 
mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
No me diste beso; mas ésta, desde que entre, no ha cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; 
mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre  sí: 
¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Pero él dijo a la mujer: tú fe te ha salvado, ve en paz.”
Lucas 7:36 
Jesucristo, no ignoraba la condición de la mujer, pero ahí se para son Simón  como un puritano y dice: “Señor, si tú supieras quién es esta mujer”, ahí separó el puritano hipócrita, “tú no aceptarías ese perfume, por favor, ni  aceptarías el saludo”. Jesús sabía quién era la mujer, y un día Jesús, a una  mujer pecadora a la cual trajeron para apedrearle, él les dijo a aquellos que  traían las piedras: “el que esté sin pecado arroje la piedra primero”, y todos se fueron, y se enfrentó a la mujer, y le dijo: 
“Mujer, yo sé que tú eres pecadora, pero ni yo te condenó, vete pero no  peques más”. 
Jesús pone la amabilidad en el lugar correcto. Jesús sabe la condición pecadora  de cada uno, Jesús sabe cómo están las personas, es Jesús no es hipócrita,  señala el pecado, es amable y firme  a la vez. Esta amabilidad, queridos,  es un fruto del Espíritu Santo.
Porque no se va tras la hipocresía, ni se va tras el desprecio por defender una  verdad. Jesús pone la cosa en su exacto lugar, hipocresía no, amabilidad, pero  con firmeza. Hoy en día estamos muy acostumbrados a decir: “dale por su lado,  total”; eso, a mí eso me pone muy mal, porque yo creo que tenemos que ser  cabales, y sinceros y honestos. ¡Qué dale por su lado! Lo estoy engañando, me  está engañando, me estoy engañando y creo que engaño a Dios, y ¿saben qué?, me  empiezo a creer mis mentiras y mi propia manera de ser. Eso se llama falta de  compromiso, eso se llama que no sé para qué estoy ni para que vivo, el amable  va a decir verdad con firmeza, y va a ser firme pero amable para decir la  verdad. Esto es fruto del Espíritu Santo. 
¿Queremos esta benignidad, esta amabilidad?  Vamos a pedírsela al Señor  como fruto del Espíritu: Señor, nosotros no podemos fabricar esto, pero no queremos  fingir que somos amables, queremos realmente el fruto del Espíritu Santo en  nuestra vida, para ser amables y firmes, señalar el error y el pecado, como tú  lo hacías, con amor incondicional, con amor ágape. Te pedimos, y queremos abrir  nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo para ser como Cristo. 
BONDAD
Luego habla de bondad, y ya estamos terminando. La bondad es una cualidad  moral, la persona que es buena en su carácter destila bondad, pero eso no es  porque sea buena de nacimiento es porque se lo dio el Señor y viene a ser fruto  del Espíritu Santo.
La bondad puede reprochar, puede disciplinar, puede corregir, pero con un  espíritu de gracia que va a beneficiar a la otra persona. Hay personas buenas,  ahora en el mundo hay personas buenas que son bondadosas, ¿si?, quiero decirle  que no nos confundamos. Hay una persona afuera que es bondadosa y que es buena,  pero dentro tiene el germen del pecado y necesita entregarse a Cristo, y de  poco le valen sus obras buenas. Qué bueno que viniera a Cristo y Cristo de  transformara y sea bueno como un resultado de su filiación con Dios, porque es  hijo de Dios. 
Esta bondad aplicada en cada uno de nosotros va a beneficiar al cuerpo.  Jesucristo fue bueno, porque un día un muchacho vino a él y le dijo: “Maestro  bueno, que haré para heredar la vida eterna, y Jesús le dijo: ¿Por qué me  llamas bueno? Solamente hay uno bueno: Dios. Pero el muchacho reconocía que  Jesús era una persona buena.
Jesús, en Hechos 10:38 dice que anduvo haciendo bienes en este mundo.
“El hombre bueno, 
del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas”
Mateo 12:35
Ahora en el mundo de hoy, hay muchas cosas que se hacen que tienen imagen de  bondad para apagar una conciencia sucia y perturbada. Hay dinero del  narcotráfico que se usa para hacer cosas buenas, hay padres y madres que  aparentan bondad con sus hijos y los están comprando, "comprando”, para  ganarse su afecto, pero es una lisonja porque quieren el afecto de sus hijos,  pero no son bondadosos en el corazón. Hay hijos que están comprando a sus  padres, hay hijos que se sacan diez, para complacer solamente a sus padres,  pero el día que terminan la escuela dicen: rompo todos los libros porque no me  interesa lo que mi papá y mi mamá me dijeron, son buenos por conveniencia.
Ésa no es bondad fruto del Espíritu Santo. Esa es una conveniencia egoísta y  pecaminosa, esto es obra de la carne, esto no es fruto del Espíritu Santo. Al  bueno lo pueden cortar a pedacitos porque destila bondad; al bueno, lo ponen en  una situación difícil y va a responder con bondad, porque es algo que emerge de  él o de ella como  fruto del Espíritu Santo, no se barnizó con Espíritu  Santo para ser buena, no se dio una mano de pintura para ser bueno, es bueno.  ¿Quién hizo esa obra? El Señor, en el nuevo nacimiento y ahora viene como fruto  del Espíritu Santo. Por algo Jesús dijo:"El hombre bueno, del buen  tesoro de su corazón saca buenas cosas; así como el hombre malo del mal tesoro  de su corazón saca malas cosas. " 
Yo creo que ninguno quiere esto malo ¿verdad? Todos queremos lo bueno, si  queremos ser buenos como producto y fruto del Espíritu Santo vamos a pedírselo.  Señor, me cansé de ser bueno equivocadamente, Señor me cansé de ser bueno por  conveniencia, yo quiero ser bueno como tú eres bueno, como dice tu palabra:  Jesús anduvo haciendo bienes, yo quiero ser esa personas, bueno de corazón, que  haga buenas cosas como resultado y producto del fruto del Espíritu Santo en mi  vida. Yo sé que va a ser Señor, lo declaró a partir de hoy porque quiero tener  este fruto.
FE
Luego viene el fruto de la fe, dice el original de la palabra que la acepción  más que fe es fidelidad, el fruto del Espíritu Santo es fidelidad. La fidelidad  denota a una persona digna de confianza, digna de fiar, alguien en quién se  puede confiar. El mundo está buscando de hombres y mujeres en quien se pueda  confiar. Los políticos nos han mentido año tras año de que las cosas iban a  cambiar, no hay fidelidad, hay conveniencia por el puesto. Los matrimonios se  separan por infidelidad matrimonial, porque el hombre no le puede confiar a la  esposa y la esposa no puede tener confianza en su esposo.
 Ya los hijos no pueden confiar en sus padres porque hoy les dicen blanco  y mañana les dicen negro y ni los padres pueden confiar en sus hijos. Las  empresas están buscando a gente fiel que se ponga la camiseta de la empresa y  trabaje. 
¿Saben qué?  Dios está buscando gente fiel. El fiel  es digno de fiar  y es digno de confianza, el fiel, con el fiel uno duerme tranquilo, y sabe que  nada va a pasar. 
Yo no lo voy a leer pero en Génesis 18:17 y 19 Dios tiene una expresión  referida  a Abraham. Ustedes saben que Abraham llegó a denominarse el  amigo de Dios, Dios dijo: “Abraham es mi amigo” y dijo; “¿encubriré yo a  Abraham lo que voy a hacer, siendo que lo voy a poner por padre de multitudes  de gentes?”. Dios se sintió obligado por la fidelidad de Abraham a no en  cubrirle lo que iba a hacer con Sodoma, y con Gomorra. 
Mi hermano y mi hermana, ¿puede Dios decir de ti y de mi: “Yo no puedo encubrir  a Daniel lo que voy a hacer porque sé que mandará sus hijos y a su casa después  de sí”? Fiel, fiel, fiel. Cuando uno habla de fidelidad lo ve a Jesús en  Hebreos el capítulo 3 y los versículos 1 y 2. Hay tantos versículos que hablan  de Jesús como persona fiel que es muy difícil seleccionar uno. Pero Hebreos 3:1  y 2 dice: 
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, 
considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, 
Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, o sea a Dios, 
como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios ”
Hebreos 3:1 y 2
Siempre la fidelidad tiene que ver con otro, mi fidelidad tiene que ver con mi  esposa siempre la fidelidad tiene que ver con otro, mi fidelidad tiene que ver  con Dios, y cuando yo soy fiel en lo poco, también en lo más soy fiel. Hay un  secreto en la vida cristiana mis hermanos, muchos cristianos se levantan con  grandes dones y grandes talentos y piensan que Dios los va a usar en las  grandes cosas. Pero Dios dice: “vas a tener que empezar a caminar el camino de  la fidelidad en lo poco”. Así como Jesús, siendo Dios empezó a transformarse se  hizo siervo, se hizo hombre, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de  cruz, recién entonces Dios lo exaltó hasta los sumo. 
Uno es fiel en las pequeñas cosas y en aquellas cosas que no se ven, y cuando  en las cosas que no se ven uno es fiel entonces Dios lo exalta, la fidelidad  tiene que ver con un estado de fidelidad en el corazón, yo soy fiel aunque me  corten la cabeza y me maten, así fue Jesús, así fue Jesús. ¿Saben lo que le  dice Pablo a Timoteo en 2a Timoteo 2:2 y 3 :
”Mira Timoteo estas cosas que aprendiste de mi ahora 
encárgalas a hombres fieles que serán idóneos para enseñar a otros.” 
2a Timoteo 2:2 y 3
Uno puede decir:  “Dios busca a los idóneos primero, la fidelidad viene  después”. No, es al revés. El fiel va a ser idóneo, puede ser que tenga la  idoneidad pero si no es fiel, Dios dice: “no me está siendo fiel, eres idóneo,  pero no está siendo fiel” ¿Saben qué? si vamos a ser una Generación en  Conquista tenemos que ser fieles, fieles adentro, para con Dios, para con los  que me rodean, para con mi familia, para con el cuerpo de Cristo, fieles. El  fiel se juega la cabeza y no le importa nada. Dios dijo: “¿encubriré yo a  Abraham lo que voy a hacer?”  no pudo. En Apocalipsis 2:10 dice: 
“Se fiel hasta la muerte 
y yo te daré la corona de la vida”
Apocalipsis 2:10
El fiel va a tener una corona, llamado a la corona de la vida Apocalipsis 2:10.  Hermano y hermana ¿quieres ser fiel como Cristo es fiel?  Vamos a pedírselo  Señor: yo no puedo ser fiel por mí mismo, cuántas veces he fracasado, pero  ahora me rindo a la acción del Espíritu Santo y quiero ese fruto de él y   quiero que tú trabajes en mi vida y me des esa fidelidad que yo no puedo tener  ni puedo alcanzar. Te bendigo porque sé que rindiéndome a ti tú lo puedes  hacer, lo quiero hoy y lo quiero practicar cada día en mi vida”. Lo que sigue,   faltan dos y  terminamos.
MANSEDUMBRE
Dice que el Fruto del Espíritu es mansedumbre, yo les puedo asegurar que de  todos estos frutos, cuando yo estudié el Sermón del Monte, la mansedumbre fue  lo que más cautivo mi corazón y lo que más me impactó. La mansedumbre tiene que  ver con una persona dócil y con una persona sumisa. Mateo 11:29 dice que Jesús  era manso y humilde de corazón, ustedes lo recuerdan. Bien, ser manso no es ser  menso, porque muchos dicen: si tú eres manso te pasan por arriba, porque en  este país estamos en la ley de la selva,  bueno en todos los países  estamos en la ley de la selva,  porque tú te dejas y te pasan por encima,  no estamos hablando de eso. Miren, la persona mansa no es un débil de carácter,  un pusilánime que ahí se va a ver cómo sale. La palabra en griego tiene una  figura interesante, la figura es la de un caballo, un caballo, uno ve un  caballo con la reciedumbre con el coraje y con la figura del caballo que… uno  se asusta, y uno ve esos caballos briosos que van y vienen, ¿verdad? la figura  del caballo, pero ¿saben qué es mansedumbre en griego? la figura de un caballo  domado, un caballo que ha sido domado. Tiene aspecto de fiero, pero no es  fiero, tiene aspecto de corajudo pero no es corajudo. 
Yo les preguntó una cosa, reflexión lógica. ¿Sirve para algo un caballo sin  domar? ¿Entendieron la pregunta? ¿Sirve para algo un caballo sin domar? No, un  caballo domado sí sirve, porque se lo pone en un carro para que haga su tarea.  Hermanos, de la misma forma Dios quiere hacer con nosotros, a través de la  mansedumbre quiere domarnos, porque recién entonces seremos útiles para él. 
El manso no es un menso, el manso es alguien que se somete a la autoridad de  Dios y le dice: Dios haz conmigo lo que quieras. La mansedumbre es fortaleza  bajo control, control del Espíritu Santo. Cuando un hombre es manso detrás de  él hay una fortaleza de acero, pero esto el mundo no nos lo va a enseñar, el  mundo nos ha enseñado a pisarle la cabeza a la gente, el mundo nos ha enseñado  a: “no te dejes”,  el mundo nos ha enseñado a: “responde con mal si te  hicieron mal” pero hete aquí que la Biblia me dice que uno de los frutos del Espíritu  Santo es la mansedumbre.
La mansedumbre tiene dos caminos, hacia Dios, que es cuando acepto su voluntad,  es cuando acepto que lo que viene de él es bueno y está regulando y normando mi  carácter y me está haciendo mejor cada día. La mansedumbre es una derrota del  yo, mientras yo tenga el yo en existencia la mansedumbre no se da. En relación  a Dios yo me arrodillo ante él y le digo “Señor acepto lo que tú me dices”.  Pero hacia otros la mansedumbre es cortesía, amabilidad, gentileza, no busca  vengarse, no toma represalias. ¿Saben qué? el manso es muy difícil de ser  provocado, la persona que no es mansa, así salta, se enciende como cerillo. Al  manso es muy difícil que la provocación le llegue. Ustedes recuerdan que Jesús,  en 1a de Pedro 2:21 al 23, decía que cuando le maldecían no retornaba  maldición, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. La mansedumbre es  no tener nada en el corazón como deseo de venganza o represalia. Hermano eso no  es humano, eso es como fruto del Espíritu Santo porque humanamente todos  tenemos ganas de agarrar un fierro y partirlo por la cabeza al otro, eso es lo  que pasa, entonces podemos vivir en el plano de la justicia haciendo justicia  con todo el mundo. Pero un día la justicia me… 
TEMPLANZA
La templanza es el control de uno mismo, ¿saben qué es la templanza? es dominio  propio. La templanza es que yo sea señor de mí mismo, la templanza es como que  encierra todo el fruto del Espíritu Santo en una persona que es equilibrada,  que tiene aplomo, que tiene dirección y que sabe a dónde va. Es prudencia, el  dominio propio es estar en una línea correcta con la voluntad de Dios, cuando  yo soy señor de mí mismo ninguna otra cosa me va a dominar, yo estoy dominando  todas mis pasiones y todos mis deseos.
Ayer decíamos en la clase, que nosotros somos cuerpo, alma y espíritu. Díganme  ustedes, a lo largo de nuestra vida, ¿quién domina sobre quién?, ¿se entendió  lo que dije? cuerpo alma y espíritu, ¿quién domina sobre quién? El cuerpo y el  alma siempre dominan al espíritu. ¿Por qué?  Porque me hace falta, porque  no tengo, porque estoy triste, porque me embronqué, porque tengo ira, el cuerpo  y el alma siempre dominan al espíritu. Si entendiésemos que es al revés, el  espíritu mío va a dominar al cuerpo y al alma. ¿Saben qué es eso?  Madurez,  cuando mi espíritu achaca, oprime al cuerpo y al alma. 
Todos vivimos por emociones y por impulsos, no hay peor cosa que una persona  que vive por impulsos, porque la persona que vive por impulsos hoy se levanta  bien y va a conquistar todo el mundo, y mañana se levantó mal, no, ya no tengo  ganas. No saben qué difícil es trabajar con personas impulsadas, porque no  tienen el fuego dentro, no tiene la motivación que convence, esta impulsadas.  El impulso es rico, pero el impulsivo hasta que no vino el Espíritu Santo sobre  él y le dio control, no sabía quién era. Si tú estás siendo guiado por tus  impulsos, cuidado, esto te hace falta, esta templanza, este control de ti  mismo, esto es fruto del Espíritu Santo. 
Bien, dice Mateo 26:53 que Señor Jesucristo, cuando la turba lo vino a tomar,  Pedro sacó la espada y le cortó la oreja a un siervo, y Jesucristo le puso… y  le dijo oye, “¿no crees tú que yo podría convocar a doce legiones de ángeles y  destruyó esta gente?”, doce legiones de ángeles, ¿saben cuántos son? entre  cuarenta y setenta mil personas. Bien, Jesús podía haber hecho eso, pero Jesús  tuvo dominio propio, y dijo: “No, porque yo para esto vine, yo vine para  morir”, el podía haberlo hecho, pero no lo hizo. Cuando uno es señor de  uno mismo, sabe las posibilidades que tiene, pero está regulado por el Espíritu  Santo. 
Y termina el versículo 23 diciendo, que contra todas estas cosas no hay ley.  Cuando ustedes y yo hacemos que el Espíritu Santo emerja el fruto, dice: “Contra  tales cosas no hay ley”. 
La versión popular dice: 
“No hay ley que condene cosas como éstas” 
¿Quién te va a condenar amar?, ¿quién va a condenar tener gozo?, ¿quién va a  condenar tener paz?, ¿quién va a legislar el dominio propio? ¿Ven?, Se desarman  las armas del enemigo cuando emerge de nosotros el fruto del Espíritu Santo. 
Y termina Pablo diciendo: 
“Si hemos vivido por el Espíritu, andemos por el Espíritu”. 
Eso es lo que necesitamos en nuestras vidas, que si vivimos, si hemos tenido  vida nueva por el Espíritu, ahora caminamos por el Espíritu. 
Hermanos, Dios quiere hacer de esta iglesia una iglesia que manifieste el fruto  del Espíritu Santo, una iglesia que va a conquistar, pero no solamente salvando  personas, dándoles este carácter de Cristo, porque sólo así se verá el cambio,  muchas veces nuestros familiares dicen; “tú eres cristiano, pero yo en ti no he  visto ningún cambio”, y tienen razón, porque el fruto del Espíritu Santo no se  está dando en nosotros, seguimos viviendo bajo cualquier circunstancia, y bajo  las emociones, y  bajo la carne, y bajo el cuerpo, pero no en el Espíritu  y por el Espíritu, pero cuando venimos a la grandeza de la palabra, y vemos que  contra todas estas cosas no hay ley, yo digo: “Señor esto es lo que quiero, no  quiero la mediocridad del mundo, no quiero vivir como vive la gente, quiero ser  diferente, pero no por esnobismo, quiero ser diferente para glorificar Tu  Nombre”. Hermanos, eso es lo que queremos y ¿saben qué? no hay edad para eso,  lo puede hacer un chico de ocho años, o un muchacho de 15 o uno de 25, o uno de  45 y uno de 80. ¿Por qué? Porque todos estamos en el plan de Dios. Dios no nos  salvó a través de Cristo solamente para ir al cielo, o para proclamar  salvación, nos hizo seres que de nosotros emerja el fruto del Espíritu Santo, y  cuando vas a las oficinas y cuando vas a los juzgados y cuando vas al  supermercado, ahí sale el olor de Cristo y sale el amor, el gozo, la paz, el  dominio propio, la paciencia, la mansedumbre, sale, sale, sale, fruto del  Espíritu Santo y dices: ¿y esto como fue? Fruto del Espíritu Santo.
Esto es lo que Dios quiere para ti y quiere para mi, hermanos, yo quiero eso,  así quiero vivir, porque yo me siento muy en falta con esto, yo lo predicó pero  esto me pega muy fuerte a mí, ustedes no crean, esto me pega muy fuerte a mí,  pero ¿saben qué? nos tomamos de las manos y le decimos: Señor, queremos eso,  queremos el fruto del Espíritu Santo en nuestra vida, no queremos ser personas  mediocres, ni que se deleitan solamente criando hijos, dándoles escuela, Señor  tienes un propósito mayor para nosotros,  y dile al Señor:  Señor, me  rindo a ti, quiero ese fruto, y ¿sabes qué va a pasar? Dios va empezar a  trabajar en tu mente, en tu vida, en tu corazón, y te va empezar a poner los  planes, los propósitos y te va decir: “habla con éste, habla con el otro, ve  allá, abre tu casa”,  - Señor, no es esfuerzo mío, yo no lo pensé, pero tú  me estás llevando a un proyecto diferente.  
Hermanos, eso es lo que Dios quiere de nosotros, ¿lo queremos? ¿Amén? Pónganse  de pie, vamos a orar, cerrando este racimo diciéndole: Señor, todo lo que hemos  pedido, lo confirmamos en el nombre de Jesús y tú te vas a manifestar en  nuestra vida, para que el olor de Cristo se manifieste a todos aquellos que  tiene contacto con nosotros. Oremos.
Padre, en el Nombre de Jesús, bendecimos tu nombre, ya no queremos vivir vidas  chatas, vidas sin sentido, estamos encendidos por el fuego del Espíritu Santo,  pero no es entusiasmo, queremos que Cristo sea formado en nosotros, y que el  fruto del amor, del gozo, de la paz, de la bondad, de la benignidad, de la fe,  de la mansedumbre, y del dominio propio, a partir de hoy, se manifiesten en mi  vida y en nuestras vidas. 
Señor, queremos ser matrimonios y familias que le muestran al mundo el fruto  del Espíritu Santo, ya no queremos quejarnos de las cosas, ya no queremos  pelearnos con los familiares, ya no queremos vivir en pecado, queremos vivir  libres de ataduras, y queremos que el fruto del Espíritu Santo venga a  nosotros, para que Cristo sea glorificado. Señor, así quiero ser, Señor no te  voy a soltar hasta que yo no tenga esto en mi vida, no es un peso, no es una  carga, me rindo a ti porque tú me dices: es un fruto, es un fruto, es un fruto.   Señor yo lo quiero, me abro ante presencia, me salgo del trono de mi  vida, me derribo a  mi mismo y quiero que ese fruto venga a mi vida.
Señor, lo declaró, lo declaró, y como dijimos al principio, porque tú eres  victorioso y porque tú eres victorioso, yo soy vencedor, y quiero que tú me lo  des. Señor estoy entusiasmado con este proyecto, de que el fruto del Espíritu  Santo se deje ver cada día en mi vida, me rindo a ti, hazlo en el precioso  nombre de Cristo Jesús, Amén y Amén.
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