
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
 
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De acuerdo al Cristo que nosotros tengamos en  nuestra vida, de acuerdo al Cristo que podamos concebir en nuestro espíritu y  en nuestro corazón, así será también la vida cristiana que nosotros vivamos.  Usted sabe que si habla con una persona a la cual siempre le han enseñado que  ya no existe la sanidad porque le dijeron que eso fue para el tiempo de Jesús,  esa persona tiene a un Jesús y a un Cristo que sanó cuando estuvo en la Tierra,  que le delegó eso a sus doce, pero que es un Jesús que hoy no puede hacer lo  mismo porque fue para un tiempo. Entonces de acuerdo al Cristo que esa persona  tiene, es la vida cristiana que esa persona lleva. 
Por eso, cuando realmente vivimos y empezamos a ser transformados por una  unción apostólica que abre nuestros ojos a una dimensión mayor, empezamos a  entender el verdadero Cristo que tenemos. Ya no es un Jesús de bolsillo, un  Jesús que nosotros podemos entender de acuerdo a nuestro corto entendimiento,  es un Cristo lleno de toda la majestad, la gloria y la manifestación de Dios.  Un Cristo que puede hacer que nuestra vida sea lanzada a propósitos que  posiblemente nunca nos habíamos imaginado pero que Dios tiene con cada uno de  nosotros. 
Por eso lo que hoy quiero que veamos por la Palabra, y de acuerdo a la carta a  los Colosenses, es que veamos al Cristo en quien hemos creído, porque de  acuerdo a ese Cristo hay una vida sobrenatural para ser vivida, por eso  necesitamos conocer verdaderamente y más íntimamente a este Cristo. Colosenses  1:15. Está hablando Pablo precisamente aquí de Cristo y dice:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda  creación.  
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos 
y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, 
sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para  él.  
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;  
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, 
el primogénito de entre los muertos, para que en todo  tenga la  preeminencia; 
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud. ”  
Colosenses 1:15-20 
Lo primero que necesitamos entender es que este Cristo es la imagen del Dios  que no podemos ver. Quien se encuentra con Cristo, se encuentra con el único y  verdadero Dios, es la imagen visible del Dios invisible, del Dios que todo ser  humano está buscando desde lo profundo de su corazón. Cuando tú ves a una  persona que busca por allí, por acá, por el otro lado y anda de un lado para  otro tratando de encontrarse con la verdad, esa persona tiene, por haber sido  creada a imagen y semejanza de Dios, una necesidad profunda de encontrarse con  el verdadero Dios. Por eso esa persona podrá dar muchas vueltas, cambiar de  religión, intentar todos los caminos, pero nunca se sentirá satisfecha, porque  de la única manera que un ser humano se encuentre con el verdadero Dios es  conociendo a Cristo. 
El Cristo con el cual esa persona se tiene que encontrar para conocer a Dios es  un Cristo que no solamente murió, es un Cristo que también resucitó, que ahora  está sentado en los lugares celestiales. Por eso Pablo en la mayoría de las  veces en sus cartas y en este tipo de enseñanzas usa ese nombre: Cristo, porque  él es el Ungido, el Mesías, pero el que está reinando. Jesús es el que estuvo  en la Tierra caminando, Jesús es el que se  hizo hombre, el que necesitó tomar forma de hombre para morir por la humanidad.  Claro que en la Tierra expresó la bondad, el poder y el amor de Dios, pero la  consumación de la semejanza y la plenitud de Dios está en Cristo, en el que  está sentado a la derecha de Dios Padre. 
Por eso Cristo es la imagen visible del Dios invisible, y dice después, el  primogénito de toda creación. Él es el primero antes y por sobre todas las  cosas que han sido creadas. Por eso necesitamos entender que Dios tuvo que  tener a este Cristo para poder crear todas las cosas, por medio de Él y para  Él. Dice Pablo:
“En él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos
y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; 
y ahora hay algo muy importante, dice: 
“sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; 
todo fue creado por medio de él y para él.”
Colosenses 1:16 
Esto que el apóstol está mencionando incluye a todo lo que se mueve en el  ámbito celestial, esto incluye a los ángeles, pero también incluye a Satanás y  a sus demonios. Aún Satanás y sus demonios fueron creados por medio de Cristo y  para Cristo. Perdón que yo deba decir esto, pero es la verdad de la Palabra.  ¡Todo! No hay ninguna cosa, ni que esté en el cielo, ni que esté en la Tierra,  ni que sea visible, ni que sea invisible que no haya sido creada por medio de  Cristo y para Cristo. Cuando fue creado todo lo que fue creado, fue bueno. 
Por eso Génesis dice: “Y vio Dios que era bueno”. Por eso Satanás  estuvo del bando correcto un buen tiempo. Satanás fue uno de los principales  ángeles de Dios, Satanás era el director de la orquesta y del coro en el cielo,  su persona estaba llena de instrumentos dice la Biblia, su ser fue creado con  instrumentos incorporados. Todo fue creado por Cristo y para Cristo, pero aún  cuando Satanás se rebeló y cuando muchos ángeles se rebelaron con él y formaron  el bando contrario, aun así esos seres siguen estando sujetos a Cristo porque  Cristo es antes que todas las cosas y tiene todo dominio, toda autoridad y todo  poder. Por eso Satanás y sus demonios no pueden hacer nada si Cristo no se lo  permite. Esto es la introducción que necesito dar, porque cuando veamos bien a  este Cristo, entonces vamos a entender mejor la vida que se nos ha concedido.  Sigue diciendo: 
“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.
Colosenses 1:17 
O sea, todo lo que existe, todo, se mantiene por Cristo. Ahora si Cristo quiere  hacer un chasquido de dedos todo se viene abajo en un segundo, todo es  destruido, porque Él por su persona, por su autoridad y por su gobierno  mantiene todas las cosas que han sido creadas, aun Él mantiene a Satanás y  mantiene a sus demonios. Por Él todas las cosas subsisten, pero esto es lo más  extraordinario que nosotros podemos entender: 
“Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, 
el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia 
(o sea el primer lugar)”  
Colosenses 1:18 
Este Cristo que es el  autor de todo, que mantiene todas las cosas, es la  cabeza del cuerpo. No es cualquier Cristo el que se nos puso por cabeza, es un  Cristo al cual se le sujetan todas las cosas, es un Cristo al cual nada se le  puede rebelar, es un Cristo al cual nadie lo pasa por arriba, es  un  Cristo  que tiene todo bajo su poder. Y Dios decidió que ese Cristo fuera  cabeza exclusivamente para un cuerpo que Él iba a formar llamado Iglesia. O sea  que nosotros colectivamente somos parte de Cristo y compartimos la autoridad,  el dominio y el poder que Dios le ha dado a ese Cristo, porque estamos unidos a  ese Cristo. Por eso si empiezas a ver a este Cristo que por el Espíritu Pablo  nos está narrando, entonces vas a empezar a entender a qué cosas Dios te llamó  y cuál es la manera de vivir sobre la Tierra. Porque el Cristo que tenemos es  un Cristo sobrenatural bajo todo aspecto. A Cristo nada se le pasa  desapercibido, y ese Cristo es tu cabeza directa, es quien te dirige Iglesia,  ese Cristo es quien  te pone los pies en el lugar correcto para que  camines en sus pasos, ese Cristo es el que tiene un plan con tu vida, no es  cualquier persona, es un Cristo que lo gobierna todo. Y el 19 dice: 
“Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud” 
Colosenses 1:19
Todo esto que leímos anteriormente es porque a Dios el Padre le agradó una  cosa: quiso, el Padre que en Cristo habitara toda la plenitud de sí mismo,  todos los atributos divinos que le corresponden a Dios Él quiso que los tuviera  Cristo en total y absoluta plenitud. 
El que es tu cabeza tiene todo lo que Dios tiene, no le falta nada, porque Dios  mismo le ha dado todo lo que tiene que ver con su esencia de ser a ese Cristo,  y ese Cristo lleno de Dios es el que te gobierna y el que está sobre tu vida. 
Seguimos leyendo, versículo 20:
“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la  tierra
como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su  cruz. 
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra  mente, 
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado  en su cuerpo de carne, 
por medio de    la muerte, para presentaros santos y sin mancha  e irreprensibles 
delante de él;  si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, 
y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica 
en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho  ministro. ” 
Colosenses 1:20-23
A Dios no solo le agradó que en Cristo habitara toda la plenitud de su deidad,  sino que  también quiso Dios que por medio de Cristo todas las cosas  creadas se reconciliaran. Por el sacrificio de Jesús todas las cosas creadas  van a ser reconciliadas con una sola excepción: Satanás, sus huestes, y toda  persona que se resista a creer en Jesucristo como su Señor. Pero todo lo  creado, todo lo que ves, aún la naturaleza, todo está siendo reconciliado, está  siendo llevado a volver a tener paz con Dios y ya no reñir con Dios. 
Pero lo más extraordinario es que Dios quiso que nosotros que creemos en Cristo  seamos las primicias de esta reconciliación, porque en Cristo los primeros que  fuimos reconciliados hemos sido nosotros. Nosotros dice, que en otro tiempo  éramos extraños y enemigos en nuestra mente, ahora nos ha reconciliado. ¿Y para  qué nos reconcilió? Dice: “Para presentarnos santos y sin mancha e  irreprensibles delante de Él”  (Colosenses 1:22b)
Como Dios tiene una imagen correcta de Cristo también Dios tiene una imagen  correcta de nosotros sus hijos, porque cuando Dios cuando nos ve, nos ve  santos, sin mancha e irreprensibles. 
¿Te das cuenta por qué necesitamos tener la imagen correcta de Cristo? Porque  de acuerdo al Cristo que tengamos, así nos miraremos a nosotros y así creeremos  que somos nosotros. 
Este Cristo es un Cristo que lo dio todo por  cumplir el plan de Dios, dio su propia vida, pero ahora es un Cristo que  resucitó, que ascendió, y que está reinando sentado a la diestra de Dios. De  acuerdo a todo lo que Cristo hizo, ahora Dios te ve santo, sin mancha e irreprensible.  Hay una condición para que nosotros nos veamos así de manera permanente, dice: “Si  en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe”.
Cuando nosotros empezamos a dudar en nuestra vida por cualquier situación y nos  agarra lo que solemos llamar una crisis de fe ¿alguna vez oyeron hablar a un  hermano que diga estoy pasando por una crisis de fe? Eso que es un invento  humano pasar por crisis de fe, porque la Biblia no dice que nosotros tenemos  que pasar por crisis de fe. 
La Biblia no dice que los hijos de Dios tienen que pasar por crisis de fe, la  Biblia enseña que somos probados en la fe, que es muy diferente. Ser probado en  la fe es que nuestra fe y toda nuestra vida sea aprobada, es para dar un paso  más, es para ser conformados más a la imagen de Cristo, pero eso Dios no lo  tiene por qué hacer con una crisis de fe. 
Cuando hay crisis de fe es algo que nosotros mismos nos hemos buscado. Cuando  pasamos por ese momento de duda y no nos mantenemos firmes en la fe, entonces  nos empezamos a ver impuros, cuestionables, faltos de santidad, reprensibles,  condenables, juzgables. 
Porque de la única manera que nos vamos a ver como Dios nos ve, es que nos  mantengamos firmes en la fe. Por eso tu fe es el motor para que tu vida sea  cada día más conformada a la imagen de Cristo. No es por tus muchas ganas que  vas a ser como Cristo, es por la fe, y la fe viene por el oír. 
Por eso hoy que estás oyendo esto, esta Palabra, si tú la crees va a traer  mayor fe a tu vida para que empieces a creer lo que Dios piensa de ti, para que  te veas como Dios te ve, para que ya no tengas que pasar por crisis de fe.  Podés pasar por una prueba, pero puedes mantenerte firme, y mientras te  mantengas firme en la fe en lo que sabes que Dios piensa de ti entonces vas a  salir airoso de todas las pruebas y vas a salir aprobado y vas a crecer y nadie  te va a poder hacer frente. 
Por eso cuando en la Biblia dice nadie te podrá hacer frente, es  una verdad, nos hemos acostumbrado a vivir vidas cristianas con muchos  altibajos, un día estamos bien, otro día estamos mal, un día le creemos a Dios  y nos llevamos el mundo por delante, otro día nos pisa hasta el último de los  mosquitos que pasó volando y se nos puso arriba de la cabeza ¿por qué? porque  nuestra fe no está firme; estamos firmes en nuestros sentimientos, entonces  cuando queremos agradar a Dios y tenemos mucha energía y mucha fuerza de  voluntad entonces decimos hoy soy como Cristo y le voy a dar toda la gloria,  pero mañana que se me acabaron las baterías ya no sé como voy a hacer para  representar a Cristo…¡perdóname Señor porque no soy digno de ti porque yo no  puedo mostrar tu gloria, porque los demás no pueden verte a ti a través de mi  vida!. No nos mantenemos firmes en la fe por lo tanto no nos vemos como Dios  nos ve. 
Vamos a ir al versículo 26, dice:
“El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, 
pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios 
quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio 
entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, 
la esperanza de gloria”    
Colosenses 1:26-28
El misterio al cual se refiere Pablo es el misterio del evangelio, y dice que  este misterio había estado oculto desde los siglos y edades pero que ahora Dios  lo manifestó a sus santos, o sea a nosotros y Dios quiso dar a conocer la  riqueza de la gloria de este misterio a los gentiles, o sea a todas las  naciones, ¿cómo lo quiso dar a conocer? Dándonos a Cristo en nosotros. 
Les voy a leer el versículo 27 en una versión que nos regalaron en Argentina  salió nueva allá, de Sociedades Bíblicas, y es muy claro este versículo 27, la  Biblia se llama “Biblia en lenguaje actual” y dice:
“Él decidió darles a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas 
las naciones y que es el siguiente: Dios envió a Cristo para que habite en  ustedes 
y les de la seguridad que van a compartir el poder y la gloria de  Dios”  
Colosenses 1:27 
Como el Cristo que Dios ha levantado es muy grande, Dios necesita un pueblo y  un cuerpo a la medida de este Cristo porque de la manera en que este misterio  del evangelio va a ser conocido en las naciones es porque Cristo vive en  nosotros. O sea que ya no podemos seguir diciendo: bueno estoy tratando de  agradar a Dios, estoy tratando de ser como Él es. Ahora se trata de decir: no  vivo yo, vive Cristo en mí, y todo lo que Cristo es en toda su majestad y  esplendor está acá adentro, y cuando yo camino todo el esplendor de Cristo se  manifiesta a través mío, por eso soy participante porque Cristo vive en mi del  poder y de la gloria de Dios. En una persona que vive de esta manera no caben  frases como: no puedo ser como Cristo, me cuesta mucho ser como él, soy débil y  flaco, soy tentado en todo tiempo y por eso caigo. Frases como esas no existen,  en el tipo de hijos que Dios tiene concebidos no existe un cristiano de esa  manera, ¡Dios no te ve así, tienes que convencerte por el Espíritu Santo, Dios  no te ve así! Dios quiere que te manifiestes usando de su poder y de su gloria  que ha derramado en ti porque dio a Cristo para vivir dentro tuyo, para que entonces  todas las naciones conozcan este misterio del evangelio y ya no sea un  misterio, ya no sea refutado por la gente. 
¿Por qué los hombres siguen en mucha mayoría negando el evangelio? ¿Por qué?  ¿Por qué no lo toman como el único camino, la única verdad, la única manera de  conocer a Dios? ¿Por qué? Porque los que somos hijos de Dios no estamos  manifestando a este glorioso Cristo que habita en nosotros, les mostramos una  partecita de nuestro esfuerzo de ser como Cristo. Eso no tiene nada que ver con  lo que Dios nos ha dado. Capítulo 2 versículo 9 dice:
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,  
y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y  potestad.” 
Colosenses 2:9-10 
No sólo en Cristo habita toda la plenitud de Dios, como ese Cristo habita en  nosotros, toda la plenitud de Dios también habita en nosotros, por eso dice la  Biblia estamos completos, no nos hace falta nada. La palabra completo significa  hacer repleto, atiborrar, rellenar, proveer, satisfacer y terminar. Cuando Dios nos dio a Cristo nos "recontra, súper,  archí, llenó"... Si Pablo inventaba palabras, déjenme inventar alguna  palabra yo también. No te falta nada. Nada. Por eso ahora entiendo cuando  Daniel le dice a los jóvenes que el soltero tiene que ser completo, porque en  Cristo todos estamos completos ¡todos! Maestra de escuela bíblica de niños,  cuando veas a un nene que dice sinceramente yo le entrego mi vida a Jesucristo,  tienes que creer que en ese momento Dios está llenando a ese nene de Cristo y  le está dando todo lo que ese nene necesita para vivir la vida sobre la Tierra,  pero no dando tumbos, sino vivir victoriosamente y no fracasar jamás. Esto  es lo que Dios nos ha delegado, esto es lo que nos dio. ¡Vive en nosotros! ¡No  hicimos ningún esfuerzo, no tuvimos que pagar nada para obtenerlo! Dios nos  quiso regalar toda su plenitud, toda su gloria, todo su poder y meterlo adentro  de este cuerpo.  
Por eso dice: “Vosotros estáis completos en Él que es la cabeza de todo  principado y potestad”. Estamos completos porque ese Cristo lo llena  todo en nosotros, pero ese Cristo está por encima de todo principado y toda  potestad. La pregunta es ¿la cabeza sola de un cuerpo entero va a estar por  encima? ¿o estará la cabeza con el cuerpo que le corresponde? Quiere decir que  ese Cristo que es la cabeza del cuerpo está por encima de todo principado y  toda potestad no sólo sino con su cuerpo. Nosotros también como la Iglesia  estamos por encima de todo principado, autoridad y potestad. Por eso, con base  en esto que la palabra nos enseña es que podemos decir que la Iglesia gobierna  en el mundo, porque no hay poder o autoridad mayor que la que Dios le ha dado a  la Iglesia, no lo hay. 
Por eso, ni siquiera nos deberíamos asustar por una ley nueva que haya en la  nación, porque esa ley no nos tiene por qué afectar, y si esas leyes son  contrarias a Dios tenemos la autoridad de determinar que esa ley no sea llevada  a cabo y no se concrete, y que solamente aquellas cosas que vienen de Dios  prosperen en la nación. Tenemos que empezar a creerlo, y tenemos que empezar a  vivirlo. 
Seguimos leyendo desde el versículo 11, dice: 
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, 
al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 
sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con  él, 
mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra  carne, 
os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era  contraria,
quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados 
y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la  cruz.” 
Colosenses 2:11-15 
No sólo Dios nos dio a Cristo, él hizo algo más a nuestro favor, en Cristo él  nos circuncidó, o sea que cortó algo de nosotros. Ustedes saben que para el  judío circuncidarse es cortar en los varones la carne de su prepucio porque eso  significa estar consagrado a Dios, debe ser dolorosísimo pero es lo que Dios  determinó. Dios a nosotros que no somos judíos también nos circuncidó. Por si  no te enteraste Dios cortó algo de ti, y lo que dice la Biblia que cortó de ti  es tu cuerpo pecaminoso, tu vieja naturaleza, Dios agarró un bisturí, la cortó  y la quitó. 
Por eso la vida de Cristo en toda su plenitud se puede manifestar a través de  nosotros, porque ya nuestra vieja naturaleza no está en nosotros, fue cortada  por Dios. Es que nosotros andamos buscando a la vieja naturaleza y la volvemos  a pegar, la cosemos, vamos al cirujano y le decimos cósame el viejo hombre, lo  quiero tener conmigo, pero para Dios no existe. 
Estaba leyendo esto y yo mismo me admiraba de lo que la Palabra enseña, porque  si nosotros creemos esto, que además no es por esfuerzo, si piensas que yo  estoy compartiendo esto para que te esfuerces a vivir de esta manera vamos mal,  estoy compartiendo esto para que la Palabra por el Espíritu impacte tu espíritu  y creas a la Palabra y vivas  por lo que la Palabra dice, no por otra cosa  porque no va a ser por tu esfuerzo, va a ser porque creas a lo que la Biblia  dice. Dios cortó a tu cuerpo de pecado, a tu vieja naturaleza y la quitó de tu vida,  es una circuncisión que hizo Cristo y esta circuncisión se hizo manifiesta  ¿sabes cuándo? Cuando nos bautizamos (cuando nos bautizamos en agua, y esto va  a ser bueno a partir de ahora que hagamos los bautismos), es decir, ahora que  te meto, Cristo te circuncida... 
Ya no se van a bautizar tan fácil... Vamos a poner un cuchillo grandote al lado  del agua cuando bauticen... Ahora Cristo te va a circuncidar hermano...   Pero cuando fuimos sepultados se hizo concreta la circuncisión de Dios en  nuestra vida, porque allí abajo del agua Dios está cortando lo que Jesús ya  hizo en la obra de la cruz y tú te levantas resucitado con Cristo. Lo que  Cristo cortó ya se quedó ahí abajo, ya no se vuelve a levantar contigo, ya no  se vuelve a levantar contigo. Ahora esa vieja naturaleza quedó ahí y tú te  levantas para decir: soy nueva persona en Cristo, todos los atributos de Dios  están en mí, toda la plenitud de Cristo habita en mí porque no hay nada que  interfiera con la esencia de Dios en mi interior. Tu vieja naturaleza no tiene  por qué interferir porque Dios la quitó por la obra de Cristo. 
Dice más, dice que a nosotros estando muertos en pecado y en la incircuncisión  de nuestra carne, o sea, cuando todavía no habíamos sido circuncidados por Dios  porque estábamos en pecado, en ese momento nos dio vida juntamente con Él  perdonándonos los pecados. O sea que en ese momento estábamos recibiendo la  vida de Cristo por el nuevo nacimiento. Vivíamos en pecado, todavía de nosotros  no había sido arrancado ni cortado el hombre de pecado, pero en ese momento  Dios produce el nuevo nacimiento, trae la vida de Cristo, y entonces nos  perdona los pecados y anula un acta donde se narran todos los decretos que  estaban contra nosotros. Yo no quiero pensar el acta de decretos que me  correspondía, Padre amado debía ser un acta, un rollo así grandote de acta y  con letra chiquita para que entrara todo, todos los decretos que decían por qué  cosas yo debía morir. Eso es, es un acta que declaraba todo lo que estaba en mi  contra y decía que yo por todo eso debía ser muerto, no merecía vivir. Esa  acta, la tuya, la mía y la de todos, el Señor la llevó a la cruz y la clavó en  la cruz. 
Pero dice algo más todavía: 
“Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, 
triunfando sobre ellos en la cruz.”  
Colosenses 2:15
Cuando todavía vivíamos en pecado principados y potestades nos gobernaban.  Cuando Jesús toma el acta y la clava en la cruz le dice en ese momento a los  principados y potestades, a todas las huestes de maldad que estaban sobre  nuestra vida: ahora vengan acá porque ahora son presos míos, ahora yo gané la  batalla.  
Esto está tomado de una figura romana, porque un principal del ejército romano  cuando vencía lo que hacía era transitar por las calles mostrando su victoria a  las personas que él había conquistado y que había vencido, es una figura romana  muy entendible para esa época. Entonces lo que hizo Dios es decirle a todas las  huestes y potestades de maldad que te estaban gobernando: ahora yo los vencí,  ahora yo voy a empezar a transitar y voy a demostrar que están vencidos, son  presos míos. No dice que los quitó ni que los anuló sino que los venció y que  los tiene apresados, por eso los exhibe públicamente. Pero ¿sabes qué  significa? Que ya no hay nada de parte del diablo que tenga poder sobre tu  vida. 
Por eso a mí me asusta oír a cristianos que dicen el diablo me está  persiguiendo, me está atormentando, no me deja dormir, se la agarró con mi  familia, con mis hijos…
No estamos viviendo con la dimensión de lo que Dios hizo en nuestro favor.
Todas esas huestes de maldad que estaban sobre nuestra cabeza dominándonos,  Dios se encargó de ellas. ¿Te das cuenta que a través de Cristo Dios hizo una  obra completa? No se olvidó de ningún detalle, todo lo hizo a nuestro favor.  Entonces tienes que creer que el diablo tiene que estar debajo de tus pies y tú  lo tienes que atormentar a él, porque sino siempre le vamos a creer a sus  mentiras. Cada vez que te sientas atormentado por el diablo lo que estás  creyendo es una mentira no es real, Dios hizo algo que sí es real: Quitó a lo  que te dominaba y lo exhibió, ya son presos de Dios esos demonios. Cuando el  diablo viene con demonios similares a intentar atormentarte, es una fábula, es  una fantasía y tú te la empiezas a creer, pero legalmente eso no existe, para  Dios eso no existe. 
Es como que tú vas al cine, ves una película y cuando sales del cine empiezas a  vivir y a cambiar toda tu vida de acuerdo a la película que viste. Sería  terrible... uno va al cine para entretenerse un rato, para despejarse, está  bien uno se mete en la historia pero no vive por lo que vio en la película sino  sería una completa locura. Cada película que veríamos de la segunda guerra  mundial estaríamos todos saliendo vestidos de guerra y viendo alemanes por  todos lados. Sería una verdadera locura… a nosotros nos pasa lo mismo con el  diablo, nos muestra la película y la creemos y empezamos a creer que el diablo  nos atormenta, que nos mandó un demonio de aquellos, un demonio de lo otro, y  que se la agarró con mi hijo y le trajo enfermedad y que ya no me suelta y que  no sé que me pasa que ya no me suelta, que no tengo autoridad y que no se va de  mi casa... Le creemos toda la película y vivimos por esa película mentirosa que  el diablo nos está mostrando. 
Esta palabra tiene que ser liberadora para ti porque si crees lo que dice la  Palabra, vas a vivir de acuerdo a lo que Dios estableció para tu vida.
Seguimos leyendo, capítulo 3 dice:
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, 
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”
Colosenses 3: 1-3 
Fíjense algo, cómo Dios concibe a hijos que  viven en toda la plenitud de Cristo entonces Dios por el Espíritu a esos hijos  le habla y les dice ahora si ustedes resucitaron con Cristo, busquen las cosas  de arriba no las de la Tierra. Solo esto lo puede entender alguien que vive la  plenitud de la vida de Cristo porque si no estás viviendo esta plenitud de  vida, entonces va a ser terrible intentar buscar las cosas del Reino de los  cielos, no lo vas a alcanzar, y tú vas a decir quiero hacer lo que Dios quiere,  quiero ver lo que Dios ve, quiero sentir lo que él siente pero no lo vas a  lograr porque no estás viviendo en la dimensión de la vida que Dios te ha dado  por la obra de Cristo. Para una persona que vive en  la plenitud de Cristo  entonces el Espíritu le puede decir, ahora busca las cosas de arriba no las de  la tierra, porque dice Pablo:
“Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”      
Colosenses 3:3 
O sea, lo que éramos ya no existe, está muerto y ahora nuestra vida, la vida  que tenemos en Cristo está resguardada en Él, junto con Cristo está resguardad  en Dios. Nada puede afectar esa vida que recibimos, nada puede tocarla, nada  puede amargarla, nada puede destruirla, nada puede quitarle el gozo, nada puede  hacerla vivir en fracaso y en derrota: nada. Porque esa vida que recibiste está  escondida con Cristo la única lucha que tenemos que la Biblia dice que no es  contra sangre y carne sino precisamente contra huestes espirituales de maldad,  es para quitar al enemigo el dominio que todavía tiene sobre otras personas que  no tienen esta vida de Cristo. Pero si nosotros la lucha que hacemos con el  diablo es para quitárnoslo de encima, estamos perdiendo el tiempo. Esa lucha  espiritual no es para tu propia vida, es para librar a otros de lo que a ti te  atormentaba antes de conocer a Cristo, porque ahora el diablo no tiene nada que  hacer con tu vida.
Y ahora el último versículo que leo es el versículo 4:
“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros 
también seréis manifestados con él en gloria.”
Colosenses 3: 4  
Yo sé que este versículo inicialmente se refiere a la venida de Cristo, a la  segunda venida de Cristo, cuando Él se manifieste nosotros sus hijos estaremos  con Él. Pero yo sé y quiero declarar que este versículo  es para nuestro  presente también. Cuando Cristo, nuestra vida, se quiere manifestar en le  Tierra entonces los hijos de Dios que vivimos esta vida nos manifestaremos con  Él en gloria. La manifestación de los hijos de Dios no será una manifestación  en derrota, no será una manifestación a los ponchazos, no será una manifestación  del esfuerzo y la mucha buena voluntad para agradar a Dios. No, cuando Cristo  quiera manifestarse en la Tierra aquí y ahora lo va a hacer a través de  nosotros, y nosotros nos vamos a manifestar con Él en gloria y los demás van a  ver y van a decir lo que estoy viendo es al Cristo que me lleva a conocer a  Dios. Por eso esta vida es la vida que Dios nos ha dado. ¿Te das cuenta que si  entendemos al Cristo en el que creemos también podemos entender la vida que  hemos recibido? Es una vida sobrenatural, real y literalmente sobrenatural, ya  no vivimos más fracasos. Ya deshazte de esos fracasos, ya no te esfuerces por  agradar a Dios, créele a la Palabra y vive por la vida de Cristo que está en  ti. El Cristo rey y soberano que está puesto por encima de todas las cosas está  dentro tuyo para mostrar su gloria a través de tu vida y Él quiere una Iglesia  que se manifieste con Él y que muestre su gloria en la Tierra. 
Yo quiero que en este momento cada uno en su corazón, en su lugar, pueda orar a  Dios para deshacerse de esas cosas que realmente lo único que han traído a  nuestra vida es un gran y profundo impedimento, una piedra grandota en medio  del camino que nos permite avanzar, que renunciemos a ese tipo de vida, porque  esa no es la vida cristiana que Dios ha concebido para ti ni para mí. La vida  de Cristo es otra cosa. Yo te pido que en tu lugar ores a Dios para creer y  vivir por la vida de Cristo que has recibido.      
Con la cara descubierta mirando al Señor 
Como en un espejo la gloria del Señor, 
transformado soy, transformado soy 
a la misma imagen de nuestro Redentor
Por el Espíritu Santo de Dios.
Con la cara descubierta mirando al Señor 
Como en un espejo la gloria del Señor, 
transformado soy, transformado soy 
a la misma imagen de nuestro Redentor
Por el Espíritu Santo de Dios.
Con la cara descubierta mirando al Señor 
Como en un espejo la gloria del Señor, 
transformado soy, transformado soy 
a la misma imagen de nuestro Redentor
Por el Espíritu Santo de Dios...
Señor, creemos a tu Palabra y podemos ver en ella al verdadero Cristo que está  hoy reinando sobre todas las cosas. Él no es un Cristo débil, no es un Cristo  que pueda ser manipulado por nadie, es un Cristo que sostiene todas las cosas  con su poder, es un Cristo que gobierna sobre todo, es un Cristo al cual se le  sujeta todo en el universo entero, y ese mismo Cristo de gloria y de poder lo  has dado a cada uno de tus hijos para vivir en plenitud y así como Él tiene la  plenitud de toda la deidad, nosotros en nuestro interior tenemos la plenitud de  ese Cristo que es el Rey y Soberano del universo.
Señor, queremos vernos como santos, sin mancha, irreprensibles, no dando lugar  al viejo hombre que has cortado de nuestra vida y ya no vive en ninguno de  nosotros. Creemos a tu Palabra y queremos vivir en esa misma dimensión que Tú  has preparado. Abre nuestros ojos del espíritu para que nos veamos tal cual Tú  nos ves. Trae fe por tu Palabra para creer lo que ella dice, para no seguir  viviendo bajo circunstancias, para ya no creer a las fantasías del diablo por  más verdaderas que parezcan él nada puede hacer en nuestra contra. 
Declaramos Señor, que la vida que nos has dado es una vida para vivir aquí y  ahora y nosotros queremos que cuando Tú Señor, desees manifestarte, te  manifiestes a través de nosotros y nos manifestemos contigo en gloria, en  victoria, en autoridad, en poder y al vernos a nosotros todos los hombres  puedan ver al Cristo reinante que habita en nuestro interior.
¡Gracias por tu Palabra! ¡Gracias Señor! Porque a Ti te creemos y estamos siendo  conformados a esa misma imagen de Cristo exactamente como Él es, somos cada uno  de nosotros.  
Te alabamos  Señor.
  
  
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