en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Siempre es un privilegio y una oportunidad única de parte del Señor poder compartir su Palabra por el Espíritu Santo para que la vida de Cristo, la vida que está en la Palabra, toque nuestros corazones, toque nuestros espíritus, nos aliente y nos lleve hacia adelante en el propósito que Dios tiene para cada uno y también el propósito que Él tiene como cuerpo de Cristo, la Iglesia.
Quiero hacer referencia al video especial que nosotros grabamos como equipo ministerial para diciembre del 2020 que fue titulado Para todo tiempo. Ese video, el objetivo del mismo, fue una guía práctica para la vida cotidiana. Dentro de los puntos de ese video, uno de ellos fue hablar resumidamente sobre la cena del Señor, pero tenemos que entender que debido a que la cena del Señor es tan central, es tan importante en la vida de la Iglesia, es necesario desarrollarla con mayor amplitud y entender en mayor profundidad lo que el Señor nos ha entregado a través de ella, porque es para nuestro bien, para nuestro beneficio, para que la redención de Cristo se haga patente y efectiva continuamente en nuestras vidas como Iglesia del Señor.
Teniendo esto en cuenta, nosotros pudimos ver en esa oportunidad que la cena es la provisión sobrenatural de Dios, y esa provisión hace que Dios nos alimente espiritualmente a través de ella, y vamos a ampliar esta idea un poquito más adelante.
Desde hace un tiempo, unos años, esta verdad de la cena me fue revelada y comencé cada vez a tener mayor entendimiento y revelación, y a medida que lo hice yo fui llevando esta palabra junto con mi esposa a todas las iglesias en las que estábamos ministrando bajo la autoridad del ministerio.
Sin embargo, cuando llegó el tiempo de la pandemia y ya los viajes se detuvieron, no tuvimos la oportunidad de compartirlo con todas y esto es tan importante, tan fundamental, es un pilar tan importante de la Iglesia, que es necesario que hoy este video lo dediquemos a desarrollar en profundidad la cena.
Vamos a empezar con algo que tiene que ver con el Antiguo Testamento y que tiene que ver con la sangre para que podamos entender luego la conexión con la sangre de Cristo.
Vamos a ir a Génesis capítulo 9, versículo 4, así le dijo Dios a Noé:
“Pero la carne con su vida,
que es su sangre, no la comerán.”
em> Génesis 9:4 / RVC
Otro pasaje bíblico está en Levítico 17 desde el verso 10 al 14 y ese pasaje dice así:
“»Si algún israelita o extranjero que viva entre ustedes come sangre,
yo me pondré en contra de él y lo eliminaré de su pueblo.
Y es que la vida de todo ser está en la sangre.
Yo les he dado a ustedes la sangre para que sobre el altar
se haga expiación por ustedes.
Por medio de la sangre misma se hace expiación por ustedes.
Por lo tanto, digo ahora a los hijos de Israel: Ninguno de ustedes,
ni ningún extranjero que viva entre ustedes, comerá sangre.
Todo israelita, y todo extranjero que viva entre ustedes,
que cace algún animal o ave que se pueda comer,
deberá derramar su sangre y cubrirla con tierra.
La sangre es la vida de todo ser vivo.
Por tanto, digo a los hijos de Israel: No coman la sangre
de ningún ser vivo, porque la sangre es la vida de todo ser vivo.
Todo el que la coma, será eliminado.”
Levítico 17: 10-14 / RVC
Tercer pasaje de la Escritura, Deuteronomio capítulo 12 del 23 al 25 que dice:
“Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida.
No debes comer la vida con la carne.
En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua.
No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia,
pues estarás haciendo lo recto a los ojos del Señor.”
Deuteronomio 12: 23-25 / NVI
En todos estos pasajes, incluido aún el que menciona a Noé, y hay otro pasaje más como Levítico 7: 26-27 que no mencionamos, el Señor ordenó no comer la sangre de ningún animal.
Hay dos razones importantes para esta orden:
La primera: dijo, porque la vida de la carne en la sangre está... ¿Y qué pasa, entonces? Que al beberla estamos tomando la vida de ese animal, y como la vida pertenece solamente a Dios no tenemos derecho a tomar la vida de ningún animal ni de ninguna persona.
Segundo: el Señor reservó la sangre de los animales sacrificados, dice la Escritura, para lo que se llama propiciación o expiación, es decir, esa sangre de los sacrificios era puesta sobre el altar para que los israelitas sean purificados de sus pecados, sus pecados sean cubiertos como dice la Escritura.
Por eso, el pueblo, también cuando iba a comer algún animal debía derramar la sangre en la tierra como si fuera agua para que les vaya bien a ellos y a su descendencia.
Estas órdenes que estamos viendo en la Palabra tienen que ver con el Antiguo Testamento, pero ahora quiero que vayamos también a un pasaje del Nuevo Testamento, en realidad a dos, los dos están en Hechos 15, el primero es Hechos 15: 20, que dice:
“Más bien debemos escribirles que
se abstengan de lo contaminado por los ídolos,
de la inmoralidad sexual,
de la carne de animales estrangulados y de sangre.”
Hechos 15: 20 / NVI
Vamos a Hechos 15: 28-29
“Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros
no imponerles a ustedes ninguna carga
aparte de los siguientes requisitos:
abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre,
de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual.
Bien harán ustedes si evitan estas cosas.
Con nuestros mejores deseos.”
Hechos 15: 28-29 / NVI
En estos versículos del Nuevo Testamento, por el Espíritu Santo los apóstoles ordenaron a los creyentes gentiles lo mismo que ordenó Dios en el Antiguo Testamento, no comer sangre ni tampoco a ningún animal que haya sido estrangulado. ¿Por qué motivo? Porque la sangre del animal quedó dentro del animal, por lo tanto también estaríamos comiendo su sangre.
Entonces vemos que además de estar comiendo la sangre o tomando la sangre que era algo que Dios prohibía en todo tiempo, al hacerlo también vemos que íbamos a comer las toxinas del animal, las toxinas que están en su sangre, y esto podemos ver que significa algo bien importante. La prohibición de Dios de no comer carne con sangre, está antes de la ley con Noé, está durante la ley en Levítico y Deuteronomio y está en la gracia, con los apóstoles. Quiere decir que ésta es una prohibición de Dios que abarca todos los tiempos y el día de hoy esa prohibición de Dios es también para nosotros, porque en el tiempo de la gracia el Señor dijo, no hagan esto, no se enfermen tampoco a través de las toxinas y tampoco estén contra mí comiéndose la sangre de cualquier animal, porque a mí me pertenece la vida de todo ser vivo.
Entonces, es notable que esta prohibición de Dios vaya en acuerdo con una orden que en los Estados Unidos se debe seguir al pié de la letra y es que los restaurantes en Estados Unidos están obligados por ley a colocar la leyenda que les voy a leer ahora, y que parecería extraordinaria porque tiene que ver con lo que Dios ordenó.
La leyenda dice: El consumo de alimentos de animales crudos o poco cocinados como carnes, aves, mariscos o huevos, puede aumentar tu riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos, especialmente si tienes ciertas condiciones médicas, puede ser cocinado bajo pedido.
Parece increíble, ¿no? Que unas empresas como restaurantes que lo único que les importa es hacer dinero, también ellos por ley están teniendo que obedecer la ley espiritual de Dios del hecho de decir, si va a comer carne, cómala cocida pero no con su sangre.
Entonces, es evidente que este hecho de no comer carne con su sangre es un principio divino que Dios ha colocado para honrarlo a Él, pero también para no enfermar.
Ahora bien, cuando nosotros entendemos las palabras de Jesús, vamos a ver que Jesús enseñó algo en uno de los evangelios que no sólo pareciera ser opuesto a lo que acabamos de ver sino que encima el Señor lo aplicó a comer su propia carne y su propia sangre; y agregó además que para poder tener vida eterna es necesario comer su carne y beber su sangre.
Por supuesto, los judíos que en ese momento estaban oyendo las palabras de Jesús se escandalizaron y se preguntaban, pero a ver, esto es una locura, ¿de qué manera puede Él darnos a comer su carne y beber su sangre?
Vamos a ver esto en el relato de Juan capítulo 6, de los versículos 53 a 59, que dicen así:
“—Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús— que, si no comen la carne
del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna,
y yo lo resucitaré en el día final.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre,
también el que come de mí vivirá por mí.
Este es el pan que bajó del cielo.
Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron,
pero el que come de este pan vivirá para siempre.
Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.”
Juan 6: 53-59 / NVI
Estas son palabras impresionantes, difíciles de digerir, porque son muy profundas espiritualmente, muy profundas, y como siempre la Palabra de Dios ¿qué requiere? La revelación precisa y preciosa del Espíritu Santo para comprenderla.
Ahora, nosotros vamos a ver estas palabras directamente en conexión con el tema de la cena del Señor y ahora vamos a entrar más de lleno a los pasajes que tienen que ver con la cena del Señor.
En 1 Corintios capítulo 10, que no vamos a leer, todo el capítulo, podemos ver que Pablo nos va a dar entendimiento de gran parte de las palabras que Jesús expresó y que se encuentran registradas en Juan el capítulo 6.
En 1 de Corintios 10, el apóstol Pablo puso de ejemplo la idolatría de Israel, menciona del versículo 1 al 13 una cantidad de pecados que Israel en el desierto había cometido y todos los encerró con la palabra idolatría; a partir del verso 14, después de decir que huyamos, a nosotros la Iglesia, de la idolatría, inmediatamente comienza a hablar de la cena del Señor, ¿por qué? Porque dice que no hagamos como hizo Israel para que tengamos la bendición de participar de dos cosas, de la sangre y el cuerpo de Cristo, esto está en los versículos desde el 14 y al 21.
Es más, en los versículos 3 y 4 de 1ra. de Corintios 10, menciona que Dios mismo fue quien le dio a Israel en el desierto su provisión natural. ¿A través de qué se la dio? Se la dio a través del maná y se la dio también a través del agua que salía de la roca, esa Roca que los acompañaba, dice que era Cristo.
Y ahora vamos a entender esta mención de darle comida a Israel en ese tiempo con la Iglesia hoy, vamos a poder conectar estas realidades en una profundidad espiritual y entender esa Roca que era Cristo.
Vamos a otro pasaje que está en 1 de Corintios capítulo 10, pero voy a leer versículo 16 al versículo 18, dice:
“Ciertamente, beber de la copa de bendición por la que damos gracias,
¿no es compartir la sangre de Cristo?
Y comer del pan que partimos, ¿no es compartir el cuerpo de Cristo?
Existe un sólo pan y nosotros somos muchos.
Eso significa que cuando todos comemos y compartimos ese pan,
formamos un sólo cuerpo.
Fíjense lo que ocurre cuando el pueblo de Israel ofrece sacrificios.
Cuando comen la carne sacrificada en el altar,
¿acaso no la están compartiendo con Dios?”
1 Corintios 10: 16-18 / PDT
Qué pasaje extraordinario y además pasaje muy, muy claro, muy descriptivo.
Aquí mostró Pablo, mostró claramente lo que Jesús dijo, porque dice que al participar de la cena estamos bebiendo todos de una copa y todos de un pan, con eso mostramos que somos el cuerpo de Cristo y ¿qué ocurre con ese cuerpo de Cristo? Está diciendo que es alimentado con una sola comida, que es la carne de Cristo y con una sola bebida que es la sangre de Cristo.
Cuando hacemos esa acción de participar de la cena todos, al participar justamente del cuerpo y de la sangre de Cristo, nos damos cuenta que no debemos tener ninguna práctica de pecado como lo hizo Israel, porque cualquier práctica de pecado es al igual que Pablo dijo de Israel, idolatría. Ahí está la unión entre las cosas, Pablo dijo huyan de la idolatría, puso los ejemplos de los pecados de Israel para hacernos ver a nosotros que para tomar la cena es necesario hacerlo en santidad.
De hecho, dice más adelante, que si lo hacemos sin entender que se trata del cuerpo y la sangre de Cristo vamos a ser juzgados, así que, la orden siempre es, examinarse a uno mismo no para no comer sino para ser limpiados de cualquier cosa que esté fuera de orden, y a través de ser limpiados, tomar la cena.
Ahora, antes les dije que hay una relación entre Israel y la Iglesia, y también les dije que Dios había alimentado con provisión natural a Israel, esa provisión era maná y agua de la roca.
De la misma manera, a partir del Nuevo Testamento, a partir de la venida de Cristo, Dios sigue siendo quien alimenta a la Iglesia ahora sobrenaturalmente, ¿a través de qué? Del cuerpo de Cristo y de la sangre de Cristo. Es decir, la sigue alimentando a través de la cena, en la antigüedad Dios le dio la provisión natural, y ahora como Iglesia nos dio la provisión divina y sobrenatural.
Ahora entendemos por qué Jesús dijo, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida, ahí vemos la relación perfecta entre la cena del Señor y las palabras de Jesús.
Ahora, la figura que presentó Jesús para hablar de la frase el que come mi carne, que está en Juan 6:55 es una idea fuerte, la gráfica es muy fuerte, ¿por qué? Porque la palabra comer literalmente significa, mascar o cascar. La idea además de ser el hecho de moler bien con los dientes la carne es más fuerte, es como cuando alguien tiene una pata de cordero o una pata de pollo o algo así y entonces uno quiere sacarle hasta lo último porque está muy rica y está muy bien cocida, entonces uno la toma con las manos y la empieza a roer con sus dientes hasta sacarle toda la carne. Jesús está diciendo eso, el que come mi carne de esa manera es el que tiene vida, está usando una expresión realmente fuerte.
Ahora bien, ¿esto qué nos hace ver? La importancia que tuvo desde el principio, el significado espiritual profundo que tuvo desde el principio cuando Dios sacó a Israel de Egipto y le dijo que para salir tenían que comer el cordero de la pascua, y dijo que el cordero lo debían cocinar completo, debían cocinarlo asado y debían comerse todas, todas, todas las partes del cordero sin dejar nada, y además si eran pocos de familia se tenían que juntar para que no quedara nada del cordero.
Y uno dice ¡wow, qué orden tan extraña! No. Si la vemos ahora a la luz del Nuevo Testamento y la revelación del Espíritu, esta orden tiene significado espiritual, significa que Jesús es el cordero pascual de Dios que se entregó por completo, todos, todos, todos sus órganos, todo su ser en espíritu, alma y cuerpo, ¿para qué? Para nosotros, la Iglesia, nos alimentemos de Él por completo también.
Ahí está lo poderoso de la Palabra que cada detalle en ella es una revelación que nos muestra Cristo más grandemente.
Entonces, en síntesis, lo que el Señor nos ha dicho a través de esto es, Iglesia, mi cena es para ti tu verdadero alimento y tu verdadera bebida.
Si está claro hasta aquí, vamos a avanzar para entender algo que todos sabemos, la cena es obvio que la instituyó el mismo Jesús y lo hizo en la última cena de Pascua que tuvo con sus apóstoles antes de ser crucificado, pero en ella estableció un principio fundamental irremplazable que es hacerlo en memoria de Él y esto lo enfatizó el Señor dos veces.
Hemos hablado antes, que el hecho de hablar de memoria no significa un recordatorio, significa en primer lugar, que la cena la celebramos solamente y exclusivamente para el Señor en honor y agradecimiento a Él por todo lo que estuvo dispuesto a sufrir por nosotros.
Y también vimos, que la palabra memoria aquí no es hacer, vuelvo a repetir, un recordatorio la idea es traer la escena al presente, es decir, al participar de la cena en el momento que partimos el pan y tomamos la copa estamos trayendo a Jesús a nuestro presente, y su sufrimiento a nuestro presente, como si todo estuviera sucediendo ante nuestros ojos, de manera entonces, que a través de la cena, déjenme decirlo así, se hace efectiva en ese momento la redención y podemos comer y beber de sus beneficios, además de que así lo valoramos a Él y al sufrimiento que tuvo por nosotros.
Vamos a ir a otro pasaje más de la Escritura, 1 Corintios 11: 28-32, más que conocido, dice así:
“Por lo tanto, cualquiera que coma el pan
o beba de la copa del Señor de manera indigna
será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor.
Así que cada uno debe examinarse a sí mismos antes
de comer el pan y beber la coma,
porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo,
come y bebe su propia condena.
Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos
e incluso varios han muerto.
Si nos examináramos a nosotros mismos, no se nos juzgaría.
Pero si nos juzga el Señor,
nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.”
1 Corintios 11: 28-32 / NVI
Es claro que Pablo habló muy enfáticamente de discernir el cuerpo de Cristo porque si no lo hacemos vamos a comer juicio en vez de comer bendición, y por esa razón muchos en Corinto estaban enfermos, estaban débiles y algunos ya habían muerto; cuando dice duermen la otra versión, es muerto.
¿Esto qué significa, entonces? Significa que si en verdad discernimos que se trata del cuerpo de Cristo, de su sangre y de su carne en toda su magnitud, cuando participemos con entendimiento, ¿qué va a pasar? Va a pasar lo contrario al juicio, va pasar bendición, ¿qué va a traer esa bendición? Va traer salud, fortaleza y vida.
Además de eso a través de la cena, ¿qué hacemos? Anunciamos la muerte del Señor... Es decir, el poder inigualable que tiene la muerte del Señor para nuestra redención hasta el día que Él venga.
Pablo enseñó el tema de discernir el cuerpo de Cristo y entre las cosas que dijo:
Lo primero, tiene que ver con lo que pasó con los corintios, ellos no entendieron la cena y entonces, unos comían antes los otros se quedaban con hambre, algunos se emborrachaban, es decir, ni siquiera se esperaban. Eso no era la cena del Señor, era cualquier fiesta mundana pero no era la cena del Señor, y Pablo los reprende porque dice, esto que hacen ustedes es una afrenta al Señor, no se dan cuenta que es el cuerpo y la sangre del Señor.
Lo segundo, es que la cena es para la Iglesia como cuerpo de Cristo en el mundo. ¿Para qué? Para que nosotros participemos en santidad, debemos tener relaciones sanas entre los hermanos para participar la cena porque significa ¿qué? Que estoy discerniendo. ¿Qué cosa? Que mi hermano junto a mí pertenece al mismo cuerpo, que él y yo somos miembros los unos de los otros siempre, y eso nadie lo puede cambiar porque hemos sido redimidos por la misma sangre. Entonces tenemos la responsabilidad, no sólo de discernir que se trata del cuerpo y la sangre de Jesús, sino también del cuerpo de Cristo en la Tierra, que es la Iglesia.
Por último, sabemos que el objetivo de la cena, obviamente es hacerlo en memoria de Cristo, Él es el centro exclusivo de esta celebración por lo cual participamos.
Ahora, yo quiero ir bastante atrás de la historia para que podamos entender por qué Dios eligió que esta idea de la cena tenga que ser un acto de comida y de bebida, por qué no otro tipo de cosas que no tengan que ver con comida y bebida.
Voy a hacer un poco de historia, en Génesis 3, se relata cuando el Señor expulsó al ser humano del Edén, todos sabemos que puso querubines, una espada encendida que revolvía por todos lados, ¿para qué? Para que el ser humano que ya había estado en pecado, no volviera ¿a dónde? Al árbol de la vida, porque si seguía tomando del árbol de la vida después del pecado, iba a vivir eternamente en condición de pecado y Dios que es bueno no quiso eso.
Es evidente que el ser humano sin pecado comía del árbol de la vida, y también es evidente que, espiritualmente hablando, el árbol de la vida del Edén representa para nosotros a Jesucristo mismo. Ahora, después que el ser humano pecó, obviamente, no pudo comer más del árbol, entonces ¿qué pasa? ¿qué necesitaba el ser humano? Necesitaba para volver a comer del árbol de la vida, necesitaba que el pecado fuera quitado para que su plena comunión con Dios, la que tenía antes de pecar, le fuera restaurada, si eso ocurría podía recuperar su acceso al árbol de la vida, vuelvo a repetir que es Jesucristo.
Esto es lo que Cristo logró en la cruz, porque por su obra de redención, ¿qué hizo Cristo? Cristo en su obra de redención quitó el pecado de por medio y desde ese momento el camino al árbol de la vida, me estoy refiriendo al camino espiritual, no al árbol físico que estaba en el Edén, sino al camino espiritual hacia el árbol de la vida que es Jesucristo, quedó abierto, para nosotros no hay querubines ni espada encendida que nos impida llegar a Jesucristo.
Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer los redimidos? Los redimidos debemos comer del árbol de la vida y el árbol de la vida quién es, es Cristo... Pero a ver, ¿cómo podemos comer de Él? Si estamos entendiendo todo el mensaje, la respuesta es sencilla, porque está íntimamente ligada a la cena del Señor y a su poder, vamos a comer de Cristo cuando comamos la cena del Señor y comamos así del árbol de la vida.
Dese cuenta una cosa de lo que hizo Dios, ¿cómo cayó el ser humano en pecado? A través de una comida, desde ese momento que comió eso entró en pecado.
Ahora, ¿cómo disfruta ahora del ser humano de los beneficios de la redención? Por medio de otra comida, el cuerpo y la sangre de Cristo, es decir, la cena.
En el ámbito natural, antes de la entrada del pecado, Adán y Eva tenían que realizar una acción, debían ir a ese árbol, no sé cuántas veces irían, pero iban y tomaban del fruto y comer de igual modo... ¿Qué instauró el Señor? Que nosotros tuviéramos una acción natural que influyera en todo, en lo espiritual y en lo natural, ¿qué es? Tomar del pan, comer del pan, tomar del vino y así beber del fruto del árbol de la vida que es Jesucristo.
Es por eso, que siempre debemos hacerlo juntos y en unidad cuando comemos discerniendo este cuerpo, ¿qué vamos a recibir? La provisión sobrenatural de salud, de fortaleza y de vida que sólo Cristo puede ofrecer.
Habiendo entendido esta verdad vamos a ir a un pasaje más en Hechos 2:46, dice así:
“Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día,
y partiendo el pan casa por casa,
participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón.”
Hechos 2:46 / RV2015
Con sólo este pasaje se demuestra con claridad, ¿qué cosa? Que la cena del Señor en la Iglesia, desde que comenzó, siempre ha sido central, no ha sido un ritual ceremonial, ha sido central. ¿Por qué? Porque la Iglesia entendió no sólo que honraba a Cristo, sino que cada vez que comía de la cena del Señor era medicina para todo su ser, medicina para su alma, para su cuerpo, para su espíritu, le traía salud, le traía fortaleza, le traía vida, habían comprendido la realidad profunda de la cena y de esa manera ellos podían entonces, recibir todo lo que venía del Señor.
Por último, en Génesis 14, que no vamos a leer, del verso 17 a 20 usted más adelante lo puede leer, hay algo magistral relacionado con la cena y está nada menos que en Génesis, y si uno dice ¿pero Génesis, la cena del Señor? Si la cena del Señor la instituyó recién Cristo cuando iba a morir, sin embargo allí está una revelación impresionante.
Dice la Biblia, que cuando venía de una guerra Abraham, le apareció el sumo sacerdote Melquisedec y cuando él apareció, ¿sabe qué le ofreció Melquisedec? Le ofreció a Abraham, pan y vino. ¿Por qué? Porque Melquisedec, que es el mismo Cristo encarnado es una figura profética, ¿qué hizo? Utilizó este pan y vino para hablar proféticamente de la cena y de la redención que miles de años después iba a producirse.
La pregunta es, ¿por qué lo hizo con Abraham y no lo hizo con algún otro de los siervos de Dios, algún otro profeta? Lo hizo con Abraham por esto, porque así como dice la Biblia en Hebreos que los levitas pagaron el diezmo ese día a Melquisedec a través de Abraham, porque recuerde usted que ese día Abraham ¿qué hizo? le entregó a Melquisedec los diezmos de todo, muy bien, así como los levitas figuradamente, todos los levitas estaban en las espaldas en los lomos de Abraham, dice la Biblia, entonces en ese momento que Abraham pagó sus diezmos, los levitas los estaban pagando.
Así como los levitas estaban pagando los diezmos en Abraham, así también, así también Abraham es el padre de nuestra fe, es nuestro padre espiritual, quiere decir que cuando Melquisedec comió la cena con Abraham también la comió con la Iglesia, porque espiritualmente hablando la Iglesia estaba en los lomos de Abraham. ¡No me diga que esto no es extraordinario!
Fíjese si es central la cena del Señor, mire la importancia extraordinaria que tiene la cena del Señor para que nos demos cuenta que aún desde Abraham, Cristo ya estaba anunciando, Yo voy a venir con mi cuerpo y con mi sangre, lo voy a entregar por entero para que ustedes reciban fortaleza, vida y salud.
Todo esto que hemos visto, no sólo nos conduce a exaltar a Dios y ver la grandeza de su plan, sino que justamente en esa grandeza de su plan podemos ver dos puntos fundamentales y básicos:
El plan de Dios hacia el mundo y hacia la Iglesia.
Hacia el mundo, la Iglesia es el único instrumento en la Tierra que puede traer salvación, salud, liberación y vida cuando predica a Cristo, cuando sana a los enfermos, cuando echa fuera demonios y cuando resucita a los muertos.
Es decir, cuando trae la manifestación del evangelio del Reino de Dios con poder, la Iglesia es el instrumento de Dios para la salvación del mundo.
Hacia la Iglesia, ¿qué nos dio Señor a nosotros, para nosotros? Nos dio la cena, ¿sabe qué es la cena? Lo que usted habrá visto desde que comenzó este mensaje en la diapositiva, en el video es el arma, es: el arma secreta de salud y de vida, para que podamos comer de Jesucristo, como árbol de la vida y recibir de Él sobrenaturalmente, fortaleza, salud y vida.
No podemos finalizar este video sin tener el privilegio, la oportunidad, la tremenda bendición de participar juntos ahora mismo de la cena del Señor aunque sea a la lejanía, pero cuando estamos en Cristo estamos en un sólo espíritu y tenemos esa unidad profunda entre nosotros.
Por supuesto, probablemente usted no estaba preparado para este momento porque usted estaba simplemente viendo un video y una enseñanza, pause su video en este momento, déjelo por un momentito, vaya a tomar los elementos necesarios el pan, la copa para poder participar de la cena del Señor y en este momento vamos a hacerlo juntos en unidad del Espíritu reconociendo al Señor y dándole toda la gloria a Él...
(... Participación de la cena)
Señor, en este momento conforme a la Palabra que hemos predicado, en primer lugar examinamos nuestras vidas a tu luz, y si hay cualquier pecado, toda obra que no te pertenezca a ti, te pedimos que los perdones, de todo corazón y que en este momento podamos recibir el beneficio de lo que significa tu redención a través de este pan y de esta copa.
Tomando este pan que representa tu cuerpo partido, lo partimos Señor en tu nombre, para poder comerlo y comerlo honrándote y teniendo nuestra visión colocada en ti.
Lo hacemos para exaltarte a ti, para reconocerte, para agradecerte la manera en que sufriste por amor a nosotros, y también Señor Tú hacia nosotros nos entregas el favor de tu redención, y ahora al comer comemos salud, comemos fortaleza y comemos vida y vamos a ver huir las enfermedades, huir a los espíritus inmundos y ver que tus sanidades, tus milagros y tus prodigios suceden sobre tus hijos que te aman, en el nombre de Jesús, comemos de este pan.
Te alabamos Señor por esta oportunidad, te alabamos, te honramos, te bendecimos, y ahora Señor cuando tomamos esta copa, es una copa llena de vida.
Tú dijiste Señor, que nadie tomara la sangre de ningún animal ni tomar sus toxinas, pero Tú a nosotros nos dijistes sí, beban mi sangre, ¿por qué? Porque tu sangre es absolutamente pura, sobrenatural, y nos la entregaste para que nos diera vida. Y nos diste el permiso de tomarla porque nosotros no la tomamos, Tú la entregaste por amor a nosotros, y nos dices Yo la entregué por amor a ustedes ahora tómenla.
En esa sangre tenemos liberación, tenemos perdón, pero también tenemos todos los elementos necesarios de la vida que está en tu sangre, no podemos entender esto pero lo podemos recibir y en tu nombre Jesús, en este mismo momento con mucho respeto, con honra y agradecimiento a ti, tomamos de esta copa en este momento. Amén...
Señor, al llegar al final de esta poderosa enseñanza no tenemos más que palabras de alabanza y de adoración a ti.
Es tan grande lo que has hecho por nosotros, es tan grande lo que Tú has pensado para cada uno de nosotros Señor, que es imposible que entre en una mente humana, pero nuestro espíritu lo ha recibido y ahora mismo todos esos beneficios de la redención los hemos comido y los hemos tomado y se verán en nuestras vidas una y otra vez.
Que de esta misma manera, como lo hicimos hoy, muchas veces en casa todos los días cuando realmente así lo veamos en ti, podamos participar de esta cena, Señor y siempre estemos honrándote y recibiendo la vida que viene de ti.
En el nombre de Jesús oramos agradecidos por tu revelación. Amén.
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