Como me envió el Padre
D. Dardano, D. Cipolla, H. Cipolla
02 de July de 2010
El texto contenido en esta página es solo un "bosquejo"
de lo expresado verbalmente en público.
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“Entonces Jesús les dijo otra vez:
Paz a vosotros.
Como me envió el Padre,
así también yo os envío”

(Juan 20:21).

Al hablar de envío se está hablando implícitamente de propósito, porque cada envío tiene un propósito específico en particular. Por tal razón ENVÍO Y PROPÓSITO son inseparables, porque un envío sin un propósito no tendría razón de ser y carecería de valor.
 
A fin de introducirnos al tema que nos convoca analizaremos diferentes tipos de envíos:

  • UN PAÍS que envía una delegación de personas a otro país que sufrió un desastre natural (terremoto, tsunami, inundación), con el propósito de ayudar en todas las necesidades de los afectados (médicos, medicinas, comida y agua).
  • UN PERIODISTA enviado por su empresa a cubrir una nota en un determinado lugar con el propósito de dar información precisa sobre algún evento en particular.
  • UN EQUIPO DE FÚTBOL que es enviado a representar a su país compitiendo con otros equipos, como el caso actual de Argentina en Sudáfrica 2010.
  • EL GOBIERNO DE UN PAÍS que envía un embajador a otro país con el propósito de que cumpla con su función diplomática y represente al país que lo envió.

Lo que analizamos anteriormente tiene algo en común, TODOS SON ENVÍOS. Sin embargo dichos envíos son diferentes tanto en PROPÓSITO como en TAREAS A DESARROLLAR y AUTORIDAD. A su vez todos ellos se producen en el ámbito humano, ligados al mundo en el que habitamos.
Cuando Jesús estuvo en la Tierra hizo una declaración trascendente que incluye a los discípulos de todos los tiempos:

“Ustedes no me eligieron a mí, sino que yo los elegí a ustedes, y los he designado
para que ustedes ciertamente vayan y lleven fruto, y que su fruto permanezca
para que todo lo que pidan a mi Padre en mi Nombre, Él se los conceda”

(Juan 15:16, Biblia Peshitta).

En este versículo observamos que Jesús establece un orden:

  • Él es quien elige o llama a las personas. En este contexto, elegido y llamado son sinónimos.
  • Él las designa (Designar: Señalar o destinar a alguien para determinado fin). La designación es en sí misma la asignación del propósito del Señor para esa persona.
  • Él las envía.

Los resultados producidos por seguir este orden divino:

  • Llevan fruto.
  • El fruto permanece.
  • En este contexto y orden, se les concede a los enviados todo lo que pidan al Padre.

…Yo los elegí a ustedes…
Jueces 6:11-14 (NVI)

 

El v. 12 muestra la soberanía de Dios al elegir a Gedeón, lo cual se demuestra cuando envía a Su ángel y le dice a Gedeón que el Señor estaba con él.

Ustedes no me eligieron a mí…: El v. 13 muestra que Gedeón no estaba esperando que le ocurriera algo especial de parte de Dios, ni tampoco pretendía ser un “elegido como siervo de Dios”. Simplemente se confirmó el principio de soberanía: Dios elige.

El versículo de Juan 15:16 que estamos analizando dice: “USTEDES NO ME ELIGIERON A MI…, SINO QUE YO LOS ELEGÍ A USTEDES “…

Y los he designado…: Si comparamos esta frase del versículo de Juan con Jueces 6:14, encontraremos perfecta similitud. El v. 14, dice: “EL SEÑOR LO ENCARÓ Y LE DIJO: VE CON LA FUERZA QUE TIENES, Y SALVARÁS A ISRAEL DEL PODER DE MADIÁN. YO SOY QUIÉN TE ENVÍA”.
Aquí se confirma que el Señor tenía un fin determinado para con Gedeón y para ello lo estaba escogiendo. Es necesario resaltar que el propósito o “fin determinado” que Gedeón debería cumplir fue una decisión soberana y unilateral del Señor, sin participación de los deseos, la voluntad, los pensamientos, ideas o sentimientos de Gedeón.

Luego sigue diciendo Jesús en Juan 15:16:”…PARA QUE USTEDES CIERTAMENTE VAYAN…: El final de Jueces 6:14, muestra que una vez que el ángel del Señor le habló acerca de la designación encomendada, entonces ratifica el envío con las palabras “YO SOY QUIEN TE ENVÍA”.
Para continuar necesitamos identificar a este Ángel del Señor. Notemos algo importante: En Jueces 6:11, dice:”EL ANGEL DEL SEÑOR VINO Y SE SENTÓ BAJO LA ENCINA…

Luego el v. 12, dice:
CUANDO EL ÁNGEL DEL SEÑOR
SE LE APARECIÓ A GEDEÓN…”


¿Quién es este Ángel del Señor? Es lo que se da en llamar TEOFANÍA, una aparición física del mismo Señor; esto ocurría en determinadas ocasiones en la antigüedad; es la aparición de Cristo mismo.

Para corroborar esto, veamos que en el v. 14, dice: EL SEÑOR LO ENCARÓ…
¡Ah! Ahora se especifica QUIÉN ES EL ÁNGEL. Es el Señor mismo  Esto es evidente ya que el único con autoridad de enviar es el mismo Señor y no un ángel sin importar el rango que tenga). Por eso le dice: YO SOY QUIÉN TE ENVÍA.

Continúa el versículo de Juan 15:16 y Jesús dice,…lleven fruto y que su fruto permanezca…: El versículo 16, muestra que el envío de Gedeón daría como resultado un fruto específico: la derrota del enemigo. Al decir que los derrotaría como si fueran “un solo hombre” habla de una victoria concluyente, total y permanente.

En Juan 15:16, se refiere,…para que todo lo que pidan…, Él se los conceda…: En Jueces 6:17 y 18 se muestra que el enviado de Dios, cuenta con el favor de Dios y todo lo que pide le es concedido porque todas sus peticiones están relacionadas con la encomienda que el Señor le dio.
Gedeón le pide al Señor que no se vaya hasta que él regrese con su ofrenda, y la respuesta del Señor es que lo esperaría hasta que volviera.

Cabe una pregunta de trascendencia espiritual: ¿Por qué razón Gedeón desea entregarle una ofrenda al Señor?
En primer lugar, porque todo verdadero enviado tiene en su espíritu la convicción de dar al Señor en reconocimiento a su Persona. Cuando el ángel del Señor se presenta ante Gedeón, éste se reconoce como parte del pueblo de Dios y por ende reconoce al Señor como su Dios. Sin embargo, tiene muchas dudas acerca de la acción de Dios hacia su pueblo, lo cual muestra la habitual y estrecha mentalidad de aquellos que creen que Dios se manifiesta sólo cuando RECIBEN.
Pero a partir de este encuentro hay un cambio sustancial; ahora Gedeón despierta a una realidad superior, al entender que Dios tenía un plan de acción pero lo estaba eligiendo a él para enviarlo a cumplir con ese plan. Es decir, que de sólo reconocerse parte del pueblo de Dios que espera recibir, ahora Gedeón se sabe ELEGIDO (llamado) y ENVIADO, por lo cual se dispone a DAR.

En segundo lugar y con base en lo anterior, según muestran los vs. 20-21 cuando el Señor quema la ofrenda, le hizo ver a Gedeón que a partir de ese momento ÉL MISMO ERA UNA OFRENDA AL SEÑOR. En el v. 24, queda demostrado que Gedeón entendió plenamente que él mismo se había convertido en una ofrenda porque en ese lugar levanta un altar para Dios. Agregado a esto, el nombre que Gedeón le da al altar es significativo: EL SEÑOR ES LA PAZ (SHALOM). Esta palabra (Salom o Shalom) abarca: integridad, seguridad, bienestar, paz y compañerismo. Con esta declaración Gedeón se muestra plenamente confiado en la provisión absoluta de Dios hacia su vida en el lugar y la tarea a la que es enviado. Es por esta convicción que siendo él mismo una ofrenda, lo primero que hace es dar una ofrenda en honor del Señor.
De la declaración de Gedeón, se desprende que la confianza total en la provisión continua de Dios depende de tener y demostrar en la práctica diaria un espíritu de enviado. En síntesis, “ser un enviado de Dios”, sin que opere efectivamente el espíritu de enviado en él, es como si esa persona nunca hubiera sido enviada.

Luego, vemos en Jueces 6: 36-40, que dice: “GEDEÓN LE DIJO A DIOS: SI HAS DE SALVAR A ISARAEL POR MI CONDUCTO, COMO HAS PROMETIDO, MIRA, TENDERÉ UN VELLÓN DE LANA EN LA ERA, SOBRE EL SUELO. SI EL ROCÍO CAE SÓLO SOBRE EL VELLÓN Y TODO EL SUELO ALREDEDOR QUEDA SECO, ENTONCES SABRÉ QUE SALVARÁS A ISRAEL POR MI CONDUCTO, COMO PROMETISTE.
Y ASÍ SUCEDIÓ. AL DÍA SIGUIENTE GEDEÓN SE LEVANTÓ TEMPRANO, EXPRIMIÓ EL VELLÓN PARA SACARLE EL ROCÍO, Y LLENÓ UNA TAZA DE AGUA. ENTONCES GEDEÓN LE DIJO A DIOS: NO TE ENOJES CONMIGO, DÉJAME HACER SÓLO UNA PETICIÓN MÁS. PERMÍTEME HACER UNA PRUEBA MÁS CON EL VELLÓN: ESTA VEZ HAZ QUE SÓLO EL VELLÓN QUEDE SECO, Y QUE TODO EL SUELO QUEDE CUBIERTO DE ROCÍO. ASÍ LO HIZO DIOS AQUELLA NOCHE. SÓLO EL VELLÓN QUEDÓ SECO, MIENTRAS QUE TODO EL SUELO ESTABA CUBIERTO DE ROCÍO”.

Aquí se muestra un nuevo pedido de Gedeón acerca de otras 2 señales relacionadas con el propósito del Señor con su vida, y el cumplimiento del mismo.
Gedeón le dijo al Señor: “Si has de salvar a Israel por mi conducto, como has prometido…”,
lo cual certifica que el único interés de Gedeón en que el Señor le concediera sus peticiones, era la realización exitosa del propósito o fin que el Señor había determinado para con su vida. Las palabras de Gedeón al Señor nada tenían que ver con falta de fe o tentar a Dios, sino con un anhelo sincero de una confirmación anticipada de su victoria como enviado de Dios.
¡Qué notable es observar que el mismo hombre que anteriormente estaba preocupado “por su provisión”, cuidando que el enemigo no le robara el poco sustento que tenía, ahora olvidara por completo sus propios intereses y tuviera todo su interés en cumplir el propósito y la encomienda del Señor!

Todas las concesiones del Señor a las peticiones de Gedeón, se constituyen en señales proféticas previas que le permitían a Gedeón estar SEGURO POR ANTICIPADO de su éxito, a fin de actuar con convicción de fe teniendo la certeza de que el mismo Señor lo había elegido, lo había enviado, y le había asignado de manera específica la tarea que debía realizar.




DIFERENCIA ENTRE LLAMADO Y ENVIADO

En la introducción hemos mencionado que existen diferentes tipos de envíos. En este momento nos referiremos específicamente al llamado y envío hecho por el Señor a personas que ejercerán algunos de los cinco dones ministeriales descritos en Efesios 4:11.

Observaremos el ejemplo del llamado y envío de Pablo.

  • Hechos 9:15, Romanos 1:1: Pablo es elegido o llamado para ser apóstol.

Saulo de Tarso aún sin saberlo, y trabajando en oposición al mismo Dios y persiguiendo a la Iglesia, “tenía adentro” un apóstol del Señor, por causa de la elección soberana del Señor. Sin embargo Dios mismo permitió que pasaran varios años hasta tanto el mismo Jesús se reveló a su vida y le hizo saber que había sido llamado por Él para cumplir un propósito específico y predeterminado.

  • Hechos 22:14-15: Lo primero que hace el Señor una vez que Saulo se convierte, es enviarle profecía a través de Ananías en la cual se describe la encomienda que el Señor tenía reservada para él.
    • Es importante destacar que entre la elección o llamado y el envío, media la Palabra del Señor, como en este caso la profecía de Ananías, en la cual se describe parte del propósito que Pablo iba a desarrollar.

  • Hechos 13:1-3: Se observa que se hace efectivo el envío a través de la palabra profética y la imposición de manos de un presbiterio.

Si bien es cierto Pablo comenzó a predicar a Cristo inmediatamente después de su conversión, no fue hasta que el presbiterio le impuso las manos que es enviado a ejercer el oficio ministerial de apóstol, como se registra desde Hechos 13 en adelante. Se hace evidente que fue sólo a través del ENVÍO que Pablo recibió la habilitación y la autoridad para ejercer el ministerio encomendado.

En resumen, el LLAMADO representa la soberana elección de Dios y la manifestación de Su propósito para la vida de una persona. El ENVÍO es la autorización o “legalización oficial divina” que otorga a la persona llamada la habilitación y autoridad para desarrollar la tarea que le fue encomendada.




LA LEGALIZACIÓN DE UN LLAMADO

Acabamos de comprobar que existe una diferencia fundamental entre ser LLAMADO O ELEGIDO y ser ENVIADO. En muchas oportunidades hay personas que piensan que el haber sido elegido o llamado es suficiente y que por ello poseen la “legalización oficial divina” para comenzar a realizar la tarea de manera inmediata. Esto ocurre porque suelen desconocer que es el envío lo que faculta al llamado o elegido a comenzar a desarrollar la labor encomendada por el Señor.

Hechos 6:1-6, muestra que la Iglesia primitiva tenía un claro entendimiento espiritual de la importancia fundamental del ENVÍO, ya que aún en tareas que pudiéramos llamar sólo “prácticas y domésticas”, los hermanos que fueron seleccionados antes de poder realizar la tarea debieron ser puestos en funciones, es decir enviados a realizarlas, a través de la imposición de manos de los apóstoles.

Al hacer una recorrido panorámico de .las Escrituras y observar algunas personas que Dios eligió y posteriormente envió, vemos que transcurrió un tiempo en el que sucedieron eventos importantes que contribuyeron a su formación:

  • El ejemplo de David: 1º Samuel 16:13, 2º Samuel 5:1-5
  • El primer pasaje bíblico relata el momento en que David siendo un muchacho de entre 15 y 17 años de edad, fue ungido como rey. Es evidente que este ungimiento fue lo que confirmó la elección o llamado de Dios para que David ejerciera el reinado. Sin embargo no ejerció el reinado inmediatamente después de ser ungido por Samuel.
  • (2º Samuel 5:1-2) confirman que entre el llamado y el envío media la palabra del Señor, ya que las tribus de Israel son las que le expresan a David que cuando aun reinaba Saúl, Dios ya había revelado que él se convertiría en rey de Israel.
  • (Vs. 3-5) relatan cuando los ancianos en Hebrón ungieron a David por rey sobre Israel. La Escritura especifica los tiempos en que sucedieron los hechos en la vida de David. Cuando tenía unos 30 años comenzó a reinar en Hebrón sobre Judá reinando durante 7 años y seis meses. Posteriormente reinó en Jerusalén sobre todo Israel por un período de 33 años. Total de su reinado, 40 años.

El ejemplo de David describe la gran diferencia que existe entre LLAMADO y ENVÍO. Cuando Samuel ungió a David para ser rey “sobre todo Israel” (1º Samuel 16:1), se manifestó el LLAMADO y el propósito que Dios tenía para David. Sin embargo, debieron existir DOS ENVÍOS, para que ese llamado se concretara. Es de destacar que entre el LLAMADO y los DOS ENVÍOS, David debió esperar aproximadamente entre 15 y 22 años. Es evidente que el ENVÍO ES LO ÚNICO QUE HABILITA A LA PERSONA LLAMADA A REALIZAR PLENAMENTE LO QUE DIOS LE ENCOMENDÓ.




LA ENVIADA POR EXCELENCIA

“Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).

Teniendo como base los ejemplos de envíos que abordamos al comienzo de la enseñanza, el posterior análisis de ser LLAMADO y ENVIADO, y habiendo leído el versículo que contiene las palabras expresadas por Jesús cabe preguntarnos ¿Cómo envió el Padre a Jesús, y cuál es la razón por la qué debemos ser enviados al mundo de igual manera que Él?

¿COMO ENVIÓ EL PADRE A JESÚS?

“Ustedes son de aquí abajo – continuó Jesús -; yo soy de allá arriba…”
(Juan 8:23a, NVI)

Jesús era del Cielo.

“…ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo”
(Juan 8:23b, NVI)


Jesús no era del mundo.

“Jesús les dijo: “Si Dios fuera su Padre, Me amarían, porque Yo salí de Dios y vine de Él,
pues no he venido por Mi propia iniciativa, sino que Él Me envió”.
(Juan 8:42, NBLH)


Jesús no vino al mundo por iniciativa propia sino enviado por el Padre.

“Alguien avisó a Jesús: Tu madre y tus hermanos están ahí afuera, y quieren hablar contigo. Pero él contestó… ¿quién es mi madre, y quienes son mis hermanos? Entonces, señalando a sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
(Mateo 12:47-50, DHH)


Jesús califica como “su familia” a los que hacen la voluntad de su Padre.

¿POR QUÉ DEBEMOS SER ENVIADOS AL MUNDO IGUAL QUE JESÚS?
Cuando Jesús habla de que nos envió al mundo como Él fue enviado, no se está refiriendo a lo humano y natural. Es decir, que no está hablando de que seríamos nacidos de una mujer virgen como sucedió con Él. Lo que Jesús afirma es que la misma naturaleza divina que estaba en Él habitaría en nosotros por ser hechos hijos de Dios.

“Jesús le dijo: Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios”.
(Juan 3:3, BLA)


El nuevo nacimiento es la obra sobrenatural del Espíritu por la cual el espíritu humano que estaba muerto para con Dios, recibe la vida divina.
Debido a que la naturaleza humana que recibimos cayó en pecado y recibió una naturaleza ajena que es la naturaleza satánica, era imprescindible que Cristo nos librara de esa naturaleza caída y nos hiciera partícipes de Su naturaleza divina.
Esta expresión de Jesús nos muestra que al nacer de nuevo del Espíritu ocurre una transformación que cambia nuestra naturaleza y propósito de vida.

“Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo".
(Filipenses 3:20, NBLH)


El nuevo nacimiento es el “certificado de nacimiento celestial” que nos convierte en hijos de Dios y ciudadanos del cielo y por ello Jesús dijo que para ver el Reino de Dios era necesario de nuevo.
El cristiano comprende en su espíritu que su nuevo lugar de origen es el cielo, y ahora su verdadera patria es la celestial, por lo cual todo su servicio y propósito en el Señor es realizado desde la naturaleza divina que ha recibido.

“Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales”.
(Efesios 2:6, NVI)


Cada miembro del Cuerpo de Cristo, no sólo ha recibido la naturaleza divina y la ciudadanía celestial, sino que además ha sido sentado en lugares celestiales en Cristo, desde donde ejerce la autoridad y el poder para vivir y actuar en el mundo llevando a buen término la voluntad de Dios en la Tierra.

Por todo lo analizado podemos afirmar con seguridad que la Iglesia, al igual que Jesús es del cielo.

 “Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos.
Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo.
Por eso el mundo los aborrece”.
(Juan 15:19, NVI)


“Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo”.
(Juan 17:16 DHH)


Desde que estamos en Cristo, NO NACIMOS DEL MUNDO, NI PERTENECEMOS AL MUNDO, al igual que Jesús. 

“El que ama al padre o a la madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a Mí, no es digno de Mí”.
(Mateo 10:37, NBLH)


“Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios”.
(Efesios 2:19, NVI)


Debido a que los hijos de Dios comparten la misma naturaleza divina de Jesús, están llamados a que todas sus relaciones y afectos estén bajo el orden divino, priorizando los lazos provenientes de “la sangre de Cristo” por las que han sido hechos “Familia de Dios”, por sobre las relaciones y afectos provenientes de los lazos de sangre de la “familia terrenal”.

“…porque fuiste sacrificado; y derramando tu sangre compraste para Dios
gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación.
De ellos hiciste un reino, hiciste sacerdotes para nuestro Dios… "
(Apocalipsis 5:9b-10ª, DHH)

 
Estos versículos muestran la totalidad del propósito del sacrificio de Jesús al redimirnos con su sangre. REDENCIÓN significa pagar un precio de rescate a fin de VOLVER A COMPRARNOS PARA DIOS y libertarnos de la potestad de las tinieblas trasladándonos al Reino de Dios.
Habitualmente el término redención se aplica únicamente al perdón de pecados. Pero este concepto básico minimiza la totalidad y el alcance del sacrificio de Cristo a nuestro favor.

 

Cuando la Escritura habla de redención está implicando:

  • Ser comprados de todo linaje, porque Dios ya no toma en cuenta de que familia terrenal provenimos, sino que Él mismo se transformó en nuestro progenitor a fin de poder convertirnos en miembros de Su Familia.
  • Ser comprados de todo pueblo, porque Dios ya no toma en cuenta el lugar de nacimiento que hace que las personas vivan reguladas por el modo de vida propio de su lugar de origen, sino que los libera de todos los lazos de cultura, costumbres, tradiciones, formas de vida, que lo atan a un lugar determinado.
  • Ser comprados de toda lengua, porque Dios no toma en cuenta la afinidad que los seres humanos sienten cuando hablan el mismo idioma, sino que hizo de Cristo la fuente de nuestra afinidad e identificación, que quebranta toda otra clase de conexión basada en lo humano y terrenal.
  • Ser comprados de toda nación, porque Dios no toma en cuenta los límites territoriales que definen la ciudadanía y la patria de una persona, sino que establece los cielos como el lugar de pertenencia de todos y cada uno de sus hijos. Cuando los creyentes tienen revelado que el cielo es su patria anhelan llegar a ella, y aunque vivan en su país de nacimiento, ya no actúan guiados por el nacionalismo humano y terrenal sino por los principios que rigen su patria celestial.


El objetivo de la redención es producir en todos los nacidos de nuevo el desarraigo de todo lo que los liga a la Tierra.


“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido para posesión de Dios,…”
(1ª Pedro 2:9a, NBLH)


Este pasaje describe todo lo anterior como imprescindible, porque es la única manera en que la Iglesia experimente el desarraigo de todo lo que la ata a la Tierra para poder cumplir el objetivo que Dios le ha encomendado. A través de sus palabras, el apóstol confirma la sustitución de lo TERRENAL por lo CELESTIAL a fin de que la Iglesia se vea, actúe y obre como lo que es: linaje (pero ahora) escogido, nación (pero ahora) santa, pueblo (pero ahora) adquirido para posesión de Dios.
En resumen, en Cristo Jesús gentes de todo linaje, pueblo, lengua y nación han sido SELECCIONADOS, APARTADOS Y COMPRADOS.

“…a fin de que anuncien las virtudes de Aquél
que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable”.
(1ª Pedro 2:9b)


Ahora bien, toda la grandeza de la obra de Cristo a favor de la humanidad no puede quedar circunscrita a un disfrute personal de los beneficios de la salvación que Dios nos da. El mismo Señor produjo toda esta transformación en sus hijos para tener una Iglesia calificada y preparada para manifestar, implantar y extender el Reino de Dios.
Anteriormente pudimos analizar cómo envió el Padre a Jesús, con características particulares que le eran propias como enviado de Dios. Luego observamos que las mismas características son aplicables a la Iglesia para que ella sea la enviada de Jesucristo. Quiere decir entonces que el plan de Dios desde el principio ha sido el mismo:




INICIO DEL PLAN DE ENVÍO:

Dios mandó a Jesucristo como SU ENVIADO desde el cielo a la Tierra; es decir, desde fuera de este mundo terrenal, porque sólo lo celestial puede afectar lo terrenal.




CONTINUACIÓN DEL PLAN DE ENVÍO

Al morir en la cruz, Jesús redimió y compró a millones de seres humanos, a quienes constituyó como SU IGLESIA, para lo cual les dio su naturaleza divina, y los redimió o “sacó de este mundo” (linaje, lengua, pueblo, y nación), para “volverlos a reinsertar en el mundo, pero desde su patria celestial”. Las características particulares de Jesucristo transferidas a Su Iglesia, son la legalización oficial divina que la habilita para ser la ÚNICA ENVIADA CON PODER Y AUTORIDAD PARA REPRESENTARLO A ÉL EN EL MUNDO.

Desde el punto de vista legal, a la Iglesia le han sido conferidas todas las características particulares que pertenecen a Jesucristo, lo cual era indispensable para que estuviera habilitada con Su autoridad y poder para hacer las mismas y mayores obras que las que Él hizo mientras vivió en esta Tierra (Juan 14:12).
Las “mayores obras” a las que Jesucristo hace referencia, no se circunscriben a la realización de milagros o proezas, sino que va mucho más allá de estos hechos. Fue por esta razón que antes de ascender a los cielos Jesús reunió a los suyos y les dijo: Porque toda potestad me es dada en el cielo y en la Tierra por tanto VAYAN Y HAGAN DISCÍPULOS.
El hacer discípulos está ligado principalmente a la más grande proeza que pueda realizarse: TRANSFORMAR RADICALMENTE LAS VIDAS DE LAS PERSONAS AL CONVERTIRSE EN DISÍPULOS DE JESUCRISTO.

Reflexión importante: Si “legalmente hablando” la Iglesia posee la autoridad y el poder que Jesucristo le confirió ¿cuál es la razón que se manifiesta tan escasa transformación de vida en el seno de la Iglesia misma y fuera de ella?
La respuesta a esta pregunta requiere diferenciar lo “legal” de lo “real o experimental”. Legalmente, la Iglesia está COMPLETA y lo tiene TODO, porque Cristo se lo concedió. Sin embargo, cada verdad bíblica y legal debe “hacerse carne” de manera personal y corporativa para que se haga manifiesta la vida y la Persona de Cristo a través de los suyos manifestando Su autoridad y poder en el mundo. Si la Iglesia no pasa de lo legal a lo real, su envío se hace estéril e improductivo.

  • ¿Por qué razones intercedo con mayor énfasis ante el Señor, por los conflictos en mi país o por la situación de los inmigrantes ilegales en los Estados Unidos?
  • ¿Oramos con la misma intensidad e interés por nuestra nación, ciudad, familia, Iglesia que por otras naciones, ciudades, y familias?

Si Cristo nos “sacó del mundo para reinsertarnos nuevamente en él”, desde una patria celestial y una nueva naturaleza, es evidente que lo hizo con el propósito de que el ENVÍO encomendado no fuera afectado, ni estorbado por ningún lazo terrenal y humano de linaje, pueblo, lengua y nación.
Cuando la Iglesia reconoce y vive su condición de redimida, puede obrar en el mundo con la autoridad y el poder que Cristo le confirió, que es una autoridad que está por encima de toda autoridad humana y que tiene el poder de transformarlo todo.

DANIEL DARDANO
DANIEL CIPOLLA
HERNÁN CIPOLLA
Ministerio Apostólic-Profético “Generación en Conquista”

 

 

 

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