en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
VIDEO
AUDIO
Siempre es un privilegio poder compartir con cada uno de ustedes la Palabra del Señor, aquello que el Espíritu Santo habla a la Iglesia para conducirla en el camino que Él tiene planeado. Nuestro Dios es perfecto, sus planes son perfectos, sus propósitos son perfectos, y Él sabe conducirnos por ese camino, extraño a la vista del hombre y al razonamiento del hombre, pero perfecto para los ojos de Dios.
El día de hoy vamos a hablar un poco de la autoridad de Dios.
Lo primero que todos sabemos es que cuando Dios gobierna y rige al Universo lo hace con una autoridad que le es propia, una autoridad que no la recibió absolutamente de nadie, es una autoridad que es propia a su naturaleza, por lo tanto, la autoridad que Dios ejerce lo representa a Él mismo y nos hace saber verdaderamente quién es Él. Es Dios, por eso es que Dios no ha recibido de nadie la autoridad y por eso es que Dios es la fuente de toda autoridad y Él es autoridad en esencia.
En el mundo es diferente, existen diferentes clases de autoridad, grados de autoridad, diferentes personas que han recibido autoridad para desarrollar diferentes funciones; es más, la historia es testigo de personas que ejercieron autoridad prácticamente a nivel mundial, tuvieron control casi sobre el mundo, pensemos en el mundo antiguo, pensemos en los imperios antiguos que fueron absolutamente globales, todos ellos se ejercieron gran autoridad.
Sin embargo, hoy vamos a hablar de que el Señor tiene una clase de autoridad que es especial, que es reservada y que es exclusiva y que Él no se la ha trasladado a ningún gobernante de este mundo, es una autoridad única. ¿Y qué ha hecho Dios con esto? ¿Por qué Dios ha hecho esto? Dios ha usado esta autoridad y se le la ha reservado de forma exclusiva para poner en evidencia dos realidades espirituales que vamos a ver.
La primera, para demostrar con esa autoridad que Él es el único Dios verdadero.
La segunda, para demostrar que sólo quienes pertenecen a Dios, quienes pertenecen a Él, se les ha delegado a ejercer y desarrollar ese tipo de autoridad especial y reservada.
Se trata de lo que describo en esta palabra como "autoridad de resurrección".
Vamos a ver que esta autoridad está manifestada y relatada en toda la Biblia, y aún desde la antigüedad vamos nosotros a poder ver esta clase de autoridad manifestada. Para eso vamos a iniciar leyendo en Romanos capítulo 4 y su versículo 19, algo que la Escritura dice sobre Abraham, dice de esta manera:
“Su fe no flaqueó,
aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto,
pues ya tenía unos cien años,
y que también estaba muerta la matriz de Sara.”
Romanos 4:19 / NVI
Bien, con el primero que el Señor manifestó su autoridad de resurrección fue con el padre de nuestra fe, con Abraham. ¿Por qué digo esto? Porque la Biblia nos dice que era imposible que Abran y Sara pudieran tener un niño, porque ambos, físicamente hablando, estaban muertos a la función de poder procrear, así que para experimentar la bendición de tener un hijo, debían entonces experimentar en sus cuerpos la autoridad de resurrección de Dios para que sucediera, y efectivamente eso fue lo que sucedió.
Ahora bien, hay dos preguntas que surgen con la vida de Isaac, la primera de ellas, ¿por qué Isaac tuvo que nacer milagrosamente? ¿Por qué Dios lo planeó así?
La segunda, ¿cuál es la razón para que años más tarde de su nacimiento Dios le dijera a Abran, sacrifícame a tu hijo único, a Isaac? Esto fue porque en ambos aspectos Isaac es una figura profética del Mesías, de Cristo y se lo voy a mostrar.
Por un lado, Dios planeó que Isaac fuera un milagro nacido de padres estériles, de la misma manera Jesucristo es el milagro nacido de una mujer virgen, observen el paralelismo. Por el otro, a Abran como padre, Dios le ordenó sacrificar a Isaac, pero al momento en que Abran levantó el cuchillo para matarlo Dios lo detuvo; de igual manera, Dios como Padre, envió a su hijo Jesucristo al mundo para ser sacrificado a favor de la humanidad, solamente que en este caso Él no detuvo ese sacrificio.
Cristo cuando resucitó lo hizo por el poder de la autoridad de Dios. Así también, Isaac como figura profética de Cristo, debía nacer de la resurrección de las funciones de procreación de dos padres estériles, muertos a la posibilidad de procrear y ser también figuradamente y entre comillas, resucitado de la muerte del sacrificio del cual fue objeto, pero que sabemos que nunca sucedió porque Dios lo detuvo.
Teniendo en cuenta esta realidad de la autoridad de resurrección, desde que comenzaron la Escritura, desde que comenzó Dios a llamar gente como lo hizo con Abraham, vemos que esta autoridad de resurrección está en toda la Biblia. De hecho cuando leemos historias como la de los profetas Elías y Eliseo vemos que ambos, por ejemplo, resucitaron niños; quiere decir, que la autoridad de resurrección no es algo nuevo, no es algo que viene a partir del Nuevo Testamento sino que es algo que ya venía desde el Antiguo Testamento.
Ahora, vamos a mirar un relato especial, bien especial, que muestra esta autoridad de Dios pero en el Antiguo Testamento, el relato se encuentra en Números capítulo 17, y vamos a leer de los versos 1 al 8, que dicen así:
“El Señor habló con Moisés, y le dijo:
«Habla con los hijos de Israel,
y pídeles que cada uno de sus jefes tribales te traiga una vara,
es decir, una vara por cada cabeza de tribu,
conforme a las familias de sus antepasados,
o sea, doce varas.
En cada vara escribirás el nombre de cada uno de ellos,
y en la vara de Leví escribirás el nombre de Aarón,
pues cada jefe de familia de sus antepasados debe tener una vara.
Pondrás las varas en el tabernáculo de reunión,
delante del testimonio, que es donde yo me manifestaré a ustedes.
La vara de aquel a quien yo escoja florecerá;
y así pondré fin a las quejas y murmuraciones de los hijos de Israel
contra ustedes.»
Moisés habló con los hijos de Israel,
y todos sus jefes le dieron varas;
cada príncipe le dio una vara por las familias de sus antepasados,
en total doce varas; y entre las varas de ellos estaba la vara de Aarón.
Moisés puso las varas en el tabernáculo del testimonio,
delante del Señor, y sucedió que al día siguiente,
cuando Moisés volvió al tabernáculo del testimonio,
la vara de Aarón, de la familia de Leví, había retoñado y florecido,
y tenía renuevos y había producido almendras.”
Números 17: 1-8 / RVC
El pasaje es impresionante por sí mismo, pero vamos a mirar un poco el contexto para ver por qué de parte del Señor hoy estamos trayendo el análisis espiritual de este pasaje.
Lo primero, que tenemos que entender, que esto que Dios le ordena a Moisés, surge de una rebelión. Si ustedes leen número 16, les aconsejo que lo hagan, van a entender que un hombre llamado Coré con una... un sequito, una gran cantidad de personas que lo siguieron y ellos se levantaron y arrastraron a todo el pueblo a ponerse contra la autoridad de Dios o sea contra Moisés y contra Aarón.
Debido a este grave pecado, ustedes van a leer, que muchos, miles de personas del pueblo de Israel murieron por acción directa del Señor.
Luego para poner fin a las quejas de los israelitas contra la autoridad escogida, fue que el Señor le ordena Moisés que cada jefe de tribus traiga una vara y que cada una de esas varas iba a ser puesta delante de la presencia del Señor en el tabernáculo, y entonces Dios dijo, la vara que va a florecer, la que va a retoñar, y estamos hablando de varas secas obviamente, la que va a retoñar, esa es la del elegido mío como autoridad sacerdotal.
Muy bien, hicieron esto y al día siguiente cuando Moisés entró al tabernáculo lo que vio es que la vara de Aarón retoñó o reverdeció podemos decir, pero también había pasado algo más, había florecido, había echado renuevos, y escuchen, había producido almendras.
Todo eso sucedió en veinticuatro horas provenientes de una vara seca. Es imposible que nuestra mente siquiera pueda imaginar que puede suceder algo tan impresionante como esto, que una vara que está seca, en menos de veinticuatro horas tenga una vida de tal naturaleza que hasta frutos y hasta almendras pueda dar, cuando esa barra está desconectada del árbol. Es un doble milagro bajo todo punto de vista.
Ahora bien preguntas, ¿por qué razón la señal elegida de Dios fue que la vara de quien Él había elegido debía retoñar? ¿Por qué esto? La respuesta simple, sencilla, sería porque Dios así demostraba quién era aquel que Él había elegido para ser su autoridad sacerdotal. Y esta respuesta es cierta pero está incompleta, ¿por qué? Porque con este extraño método, lo que el Señor demostró en primer lugar, es que su autoridad es inigualable, pero también demostró que es única, ¿por qué? Porque sólo Él, sólo Él y únicamente Él, tiene el poder de resucitar lo que está muerto. Y aquí está el secreto por el cual el Señor, ¿qué demostró? Le demostró al pueblo y nos demuestra a nosotros hoy, que Él es el único Dios verdadero.
Así que, al hacer revivir esa vara seca que hasta almendra produjo demostró que Él es la suprema autoridad, es el único capaz de dar vida.
Vimos ya, que ningún mandatario de este mundo tuvo ni tendrá la autoridad de resucitar lo que está muerto sin importar a cuánto llegue la influencia de su autoridad en el mundo, ¿por qué? Porque esta autoridad es algo exclusivo que le pertenece al Señor.
Ahora, si pasamos al Nuevo Testamento vamos a ver que el prodigio más relevante que las Escrituras muestran realizados por Jesús como Mesías, fue la resurrección de muertos. De hecho la resurrección de muertos es tan importante que el evangelista Juan ocupa prácticamente un capítulo, que es el capítulo 11, para hablar de la resurrección que Jesús hizo de la vida de Lázaro después de que hacía cuatro días que Lázaro ya había muerto. Así que las resurrecciones que Jesús hizo certificaron que Él es Dios y que Él entonces, ejerce la autoridad de resurrección.
Veremos ahora, ¿qué? Veremos ahora una declaración que nos une a Jesucristo en esa autoridad de resurrección para mostrar que no sólo Dios es quien usa exclusivamente esta autoridad de resurrección, sino que Él nos dio el privilegio impresionante de unirnos a esa autoridad de resurrección que Él tiene.
Vamos a ver esto en Lucas capítulo 20 y los versículos 35 y 36, que dicen así:
“...mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo
y la resurrección de entre los muertos,
ni se casan, ni se dan en casamiento.
Porque no pueden ya más morir,
pues son iguales a los ángeles,
y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.”
Lucas 20: 35-36 / RVR1960
Fíjese esto, en el contexto de este pasaje, fueron unos saduceos los que vinieron con una historia extraña, solamente porque ellos querían demostrar que ellos tenían la razón cuando pensaban que la gente no resucitaba. Jesús los corrigió y les hizo ver que sí la gente resucitaba y les enseñó que para alcanzar la dignidad de disfrutar de la patria celestial o del cielo, era para que Dios... para quienes Dios había resucitado de los muertos. Allí ¿cómo describió Jesús a los hijos de Dios? Es una frase extraordinaria, es una frase extraña, Él lo describió, como hijos de la resurrección. Dijo claro, son hijos de Dios ¿por qué? Porque son hijos de la resurrección y eso van a disfrutar de la eternidad venidera.
Ahora bien, la Palabra enseña, obviamente en lo que estamos leyendo sobre los hijos de resurrección, pero lo hace en dos dimensiones, no solamente en la celestial sino también en la terrenal.
En cuanto a la celestial es fácil verla, ¿por qué? Porque este relato ya habla de la dimensión celestial y ya habla que somos hijos de la resurrección en esa dimensión; otros pasajes que pueden ustedes leer luego, como Apocalipsis 2:11 o Apocalipsis 20:6 también confirman esta realidad de la autoridad y ser hijos de la resurrección a nivel celestial.
¿De qué necesitamos hoy revelación? ¿qué es lo que el Espíritu Santo nos quiere mostrar hoy?
Hoy nos quiere mostrar y darnos revelación de lo que significa para nosotros la autoridad de resurrección en el plano terrenal, en el aquí y en el ahora.
Y vamos a empezar a ver esto a través de las Escrituras con toda claridad, vamos a ir primero a Colosenses, capítulo 2, versículos 11 y 12, que dice:
“Además, en él (en Cristo) fueron circuncidados,
no por mano humana, sino con la circuncisión
que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso.
Esta circuncisión la efectuó Cristo.
Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo.
En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios,
quien lo resucitó de entre los muertos.”
Colosenses 2: 11-12 / NVI
Qué está diciendo el apóstol Pablo por el Espíritu, algo simple, cuando fuimos bautizados porque creemos en el Señor a través de Cristo, fuimos circuncidados de ese cuerpo pecaminoso que nos llevaba a hacer el mal, pero ocurrió algo más y poderoso, fuimos resucitados, dice por la fe en el poder, en el mismo poder que resucitó a Jesús de los muertos.
Una vez más, ¿qué vemos involucrado aquí? vemos involucrada la autoridad divina de resurrección, vemos que se vuelve central, es por eso que el sello de toda la obra de Cristo Jesús, ¿qué es?
La resurrección.
Pablo lo expresó con claridad y lo expresó y lo enfatizó muchas veces en sus escritos y en sus cartas. Por eso Pablo dijo, hermano, si Cristo no ha resucitado es vana nuestra predicación y es vana mi fe y la fe de ustedes. Esto está claramente dicho en 1ª Corintios 15: 14, sin la resurrección de Cristo, amados, no tendría sentido que yo estuviera aquí y ustedes estuvieran del otro lado escuchando y viendo este vídeo, nada tendría sentido, ni siquiera la obra que Cristo realizó en la cruz si no hubiera estado el poder de la autoridad de Dios para resucitar a Cristo de los muertos.
Es por esa resurrección que, qué ha pasado con nosotros, hemos sido resucitados ¿a qué cosa? A una vida nueva para que nosotros podamos vivir por el poder sobrenatural de Dios, pero en este mundo, no en el cielo.
Esto se confirma con una declaración que hace el apóstol Pablo que quiero que leamos.
Esta declaración está en Efesios capítulo 2 y versículo 6 que dice así:
“Y en unión con Cristo...
Escuchen bien...
en unión con Cristo Jesús,
Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él
en las regiones celestiales.”
Efesios 2:6 / NVI
Escuche, Cristo nos resucitó ¿para qué?, para sentarnos con Él en regiones celestiales. ¿Para qué nos dio esa posición espiritual? Porqué simplemente no dice nos resucitó para darnos vida nueva, no, dice que nos resucitó para darnos vida nueva pero para ponernos en una posición.
Si nos puso en una posición, esa posición es para ejercer, ¿qué cosa? Autoridad.
¿Qué clase de autoridad? La autoridad de resurrección en este mundo.
Esto significa que ¿cuándo somos hijos de la resurrección? Somos hijos de la resurrección aquí y ahora, no sólo somos hijos de la resurrección el día que pasemos hacia la muerte, y entonces lleguemos a la patria celestial y ahí seremos considerados hijos de la resurrección, no, ya hemos sido resucitado con Cristo Jesús, de tal manera hemos sido resucitados que nos subió una posición celestial de gobierno y autoridad juntamente con Él. Por eso es que somos hijos de la resurrección aquí y ahora. Y ¿para qué estamos aquí y ahora con esa autoridad? Para manifestar al mundo, por eso la recibimos.
Es por eso, con base en esa resurrección que Jesús tendría a nivel histórico, a nivel histórico, es que Jesús usó estas palabras que nosotros podemos entender bien cuando entendemos la obra de Cristo, cuando Jesús mandó a sus apóstoles y discípulos a predicar el evangelio, en lo cual estamos incluidos nosotros, les dijo algo sencillo, les dijo sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, ¿escuchó? sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad los que tienen lepra, expulsen a los demonios, lo que ustedes recibieron gratis denlo gratuitamente.
Le hago una pregunta, ¿no es evidente que lo que hemos recibido gratis es la autoridad de resurrección? Por supuesto, si no hubiésemos recibido la autoridad de resurrección ¿podría el Señor ordenarnos resuciten a los muertos? ¿podría decirnos sanen algún enfermo? Todavía hasta ahí podríamos llegar, ¿no? Pero llegar a decir resuciten a los muertos, si el único que tiene poder para dar vida es Dios, sí el único es Él y justamente nos dijo, ahora les doy a ustedes esa autoridad de resurrección para que ustedes hagan lo mismo y también resuciten los muertos.
Esto que estamos expresando aquí, las palabras de Jesús en cuanto al mandato para enviarnos a predicar el evangelio, se certifica con las palabras de Pablo, porque Pablo para hacernos entender lo que habíamos recibido de parte de Dios usó unas palabras para despertar nuestra conciencia espiritual y establecernos en lo que somos como si nos despertara y nos dijera, por favor despierten, dense cuenta que ustedes aquí y ahora son hijos de la resurrección.
Estas palabras de Pablo están en Efesios 1, que vamos a leer juntos, Efesios capítulo 1, versículos 18 y 20, que dice de la siguiente manera:
“Pido que Dios les ilumine la mente,
para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados,
cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo,
y cuán grande y sin límites es su poder,
el cual actúa en nosotros los creyentes.
Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia
cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo.”
Efesios 1:18-20 / DHH
No creo que queden dudas, ¿no? Creo que Pablo fue absolutamente claro, dice, quiero que vean hijos cuán grande y sin límites, es decir, este poder es sin límites, ¿por qué sin límites? Porque es el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos, pero agrega, este poder actúa en nosotros, actúa, en los que creemos.
Pablo escribió esto ¿por qué? Porque Pablo sabía que sólo si era iluminado por el Espíritu Santo nuestro entendimiento espiritual, eso iba a hacer que nosotros disfrutemos en la Tierra la herencia que se nos ha sido concedida y que en la Tierra experimentemos el poder de esa autoridad de resurrección, con esa iluminación de nuestro entendimiento espiritual se hace carne un hecho clave y es el hecho de que la autoridad es de resurrección con la cual Cristo fue resucitado, con la cual fue sentado a la derecha del trono de Dios, es la misma clase de autoridad que nos habita para que nosotros lo manifestemos.
Esto que estoy diciendo aquí no es algo que traigo de mi cosecha personal, es algo que la Palabra de Dios lo establece con toda claridad y al introducirme el Espíritu Santo en el tema me di cuenta de la importancia y la preponderancia que todos los apóstoles le dieron a la resurrección de Cristo y a la manifestación de la resurrección de Cristo a través de su Iglesia.
Quiero ir a un pasaje más de la Escritura que está en Romanos 6 verso 4 la parte b del versículo que dice así:
“...A fin de que, así como Cristo
resucitó por el poder del Padre,
también nosotros llevemos una vida nueva.”
Romanos 6:4 / NVI
Qué comparación hace Pablo de la vida nueva, ¿con qué la compara? Dice, llevemos una vida nueva, así como... ¿así como qué? Así como Cristo resucitó por el poder del Padre. Con esto Pablo nos está diciendo que en la vida nueva hay un poder, por supuesto, que hay un poder, un poder sin límites, un poder incalculable, un poder inimaginable que es el poder de la autoridad de la resurrección del Señor.
Ahora, la vida nueva todos tenemos, claro que la vida nueva que recibimos de Cristo nos da poder para vivir en santidad, para vivir en integridad, claro que sí, pero de igual manera también nos da poder, ¿para qué? Para manifestar la autoridad de resurrección en este mundo.
Ahora te hago una pregunta, ¿cuándo fue la última vez que te preguntaste cuánto de la autoridad de resurrección se manifiesta a través de mí?
Repito ¿cuándo fue la última vez que te preguntaste cuanto de la autoridad de resurrección se manifiesta a través de mí?
Probablemente tu respuesta sea, pocas veces o ninguna, ¿qué muestra esto? Muestra que nosotros enfatizamos vivir en santidad por sobre lo que significa el poder de la resurrección, pero les quiero decir algo sencillo y claro, este no es el plan de Dios, esta es una idea religiosa pero no es el plan de Dios; para Dios, para Dios, ambas cosas, la santidad con la integridad de la vida en Cristo y la manifestación de la autoridad de la resurrección de Cristo están en el mismo nivel.
Por eso, ¿qué nos ordena Dios? Nos ordena ser santos, es decir, nos ordena que manifestemos por igual su santidad al igual que tenemos que manifestar su poder de resurrección, no es que lo importante en la vida cristiana es ser santo pero si nunca manifesté nada de la autoridad de resurrección eso no importa, eso es secundario, ese no es el pensamiento de Dios y jamás debiera ser nuestro pensamiento, porque cuando te inmerses de nuevo en el Libro de los Hechos te darás cuenta que ese jamás ha sido el pensamiento de la Iglesia.
La Iglesia se ha dejado arropar por una nube cultural que la rodea y esa nube cultural de un cristianismo ya establecido a la era que estamos viviendo, que es la edad post cristiana, nos ha cegado a los ojos y nos ha dejado en un cristianismo y en un evangelio que tiene buena Palabra, que tiene entendimiento, que tiene cosas que podemos ver, pero sin poder, y este no es el evangelio de la gracia de Jesús, el evangelio de la gracia de Jesús nos hace santos como Jesús y nos hace poderosos como Él ha sido poderoso.
Es más, esto lo voy a demostrar con un último pasaje de la Escritura que vamos a tocar este día, claramente demostrada de Pablo por el Espíritu, lo dijo, es más, Pablo en estas palabras dio el secreto para que nosotros podamos manifestar y ejercer la autoridad de resurrección en este mundo.
Esto está en Filipenses capítulo 3, versículo 10, aquí vamos a encontrar una secuencia de cuatro pasos fundamentales y leo, dice así:
“Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo,
experimentar el poder que se manifestó en su resurrección,
participar en sus sufrimientos
y llegar a ser semejante a él en su muerte.”
Filipenses 3:10 / NVI
Ahora en pantalla ustedes van a ver reflejado lo siguiente:
Filipenses 3:10 muestra una secuencia que inicia con dos pilares fundamentales
1. Disponerse a perder lo que sea por conocer a Cristo.
2. Experimentar el poder de su resurrección.
¿Por qué digo que estos dos son pilares fundamentales? Porque si estos dos pilares nosotros los vivimos, las otras dos cosas que dice Pablo, es decir, participar en los sufrimientos naturales, va ser algo natural, y aún si tuviéramos que llegar a la muerte por Cristo y llegar a ser semejante a Él en su muerte, también va ser algo natural, ¿por qué? Porque vivimos en los dos pilares fundamentales.
Fíjense algo que me sorprendió, es correcto cualquiera diría es correcto que Pablo diga yo lo pierdo todo por conocer a Cristo, ¿qué cosa hay para un cristiano más importante que conocer a Cristo? Creo que en eso estamos todos de acuerdo, todos vamos a decir, por supuesto no hay nada, no hay nada más importante, es la finalidad de mi vida, al fin y al cabo la finalidad de toda mi vida es conocer a Cristo, pero cuántos dirían de los que estamos escuchando hoy esto, ¿cuántos diríamos que la segunda finalidad más importante después de conocer a Cristo es experimentar en nosotros y manifestar el poder de su resurrección? ¿Cuántos diríamos que esto es lo segundo más importante?
Probablemente diríamos que lo segundo más importante son otras cosas, ¿sabe por qué? Porque nos hemos alejado de la mentalidad de Dios, nos hemos alejado de lo que Dios planeó para la vida de un creyente normal, un creyente normal es un creyente lleno del poder de Dios y manifestar el poder de resurrección, la Palabra de Dios nos hace ver que es tan esencial que debe ser el segundo objetivo más importante de cualquier creyente sobre la Tierra después de conocer a Cristo.
Inmediatamente después de conocer a Cristo, a partir de ahora, a partir de este día que la luz de Dios te está iluminando los ojos espirituales, tienes que decir, tienes que estar de acuerdo con Dios y decir, Señor lo más trascendente para mí, el segundo objetivo para mí, después de buscar conocerte es que pueda ser manifestada a través de mi vida, el poder de tu resurrección.
Considero que como Iglesia debemos, con mucha humildad, reenfocar nuestras vidas hacia lo que Dios planeó, hacia estos dos objetivos, para poder mostrarle al mundo el verdadero evangelio, un evangelio que va mucho más allá de las palabras, un evangelio que tiene poder no solo para hacernos vivir en la integridad de Cristo, en la santidad que proviene de Cristo, sino para hacernos vivir en nuestra propia experiencia y en la experiencia hacia los demás, la manifestación de la autoridad de resurrección.
Llegando al final de esta Palabra, esto es lo que vamos a orar este día, que si tus objetivos estaban equivocados, que si tus objetivos no estaban enfocados, no sólo en conocer a Cristo sino también en que puedas sentir y ver que a través de tu vida la autoridad de Dios, de esa resurrección de Cristo está operando a partir de este día, lo veas. ¿Por qué? ¿Tú necesitas recibir esa autoridad? No, no la necesitas recibir, dice que la tenemos desde que fuimos resucitados con Cristo, no es algo que nos falta, es algo que tenemos pero que necesitamos que sea activado y que se ha desarrollado y que todos los miedos y todas las cadenas mentales que nos impiden aún toda la información que nos rodea, podamos hacerlo a un lado para vivir con sencillez lo que Dios dice.
Así que, esta es nuestra oración en este día, y al orar voy a también orar en este día para manifestar y para extender esta autoridad de resurrección para cualquiera que esté y vaya a mirar este video y que pueda estar enfermo espiritualmente, enfermo anímicamente, enfermo corporalmente, enfermo mentalmente, para que reciba en este día el poder de la resurrección que lo sana desde sus raíces.
Señor, gracias por tu Palabra, gracias porque nos has dado esta autoridad de resurrección, la tenemos, somos tus hijos. Y ahora Señor, nos arrepentimos con humildad, porque hemos enfatizado tanto la santidad y en vivir en santidad que hemos olvidado que junto con la santidad, al mismo nivel tenemos que manifestar el poder de tu resurrección.
Ahora mismo Señor, este poder esté tocando a cualquier enfermo en cualquier cosa que le esté sucediendo, en el nombre de Jesús, soplamos de esta autoridad de resurrección sobre cada espíritu enfermo, alma enferma, mente enferma y cuerpo enfermo, para que reciba ahora solamente lo que viene de Dios, y los órganos puedan ser regenerados y lo que está muerto vuelva a la vida por la resurrección de Jesucristo.
Tú eres el Dios vivo y verdadero, Tú eres el Dios que hace las cosas absolutamente nuevas, y nosotros Señor, con humildad nos arrepentimos y nos desvestimos de la nube cultural que nos rodea para poder perseguir lo que Tú quieres que percibamos, y podamos en este tiempo, manifestar este evangelio de Cristo en su totalidad, en su santidad y en su poder, manifestando así que el Cristo de gloria está en nosotros, vive y quiere manifestarse al mundo que nos rodea. En el nombre de Jesús, gracias Señor. Amén.
Temas relacionados:
Mensajes y Enseñanzas de Daniel Cipolla I Daniel y Marta Cipolla