Acaba la obra que el Señor te encomendó
Hernán Cipolla
14 de October de 2007
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en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Juan, capítulo 4, versículo 31. Para aquél que no recuerde el contexto de este pasaje, es cuando Jesús está con la mujer samaritana, comparte un tiempo con ella, le habla de quién es Él.
La mujer, obviamente recibe una palabra profética, Jesús le describe su vida, queda asombrada, se va, va a llamar a toda la gente del pueblo a decirle lo que este hombre le había dicho.
Y ahora vamos a leer lo que ocurre cuando Jesús, aparentemente se queda solo, cuando la mujer lo deja. Dice, versículo 31:

"Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
El les dijo: Yo tengo una comida que comer,
que vosotros no sabéis.
Entonces los discípulos decían unos a otros:
¿Le habrá traído alguien de comer?
Jesús les dijo:
Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,
y que acabe su obra."
Juan 4: 31-34

Es notable, que Jesús está marcando para la vida de sus discípulos una manera de vivir; no solamente les está diciendo algo que a Él le pasa, Jesús les está marcando la forma de vida de aquellos que pertenecemos al Reino, porque Jesús, si bien sabe que para cualquier ser humano normal la comida es importante, ocupa un lugar, es necesaria en un momento determinado, nunca la comida ni ninguna otra cosa puede estar por encima de lo que es prioritario para los que pertenecemos al Reino.
En realidad, no es que Jesús estaba rechazando la comida, estaba  priorizando la voluntad de Dios, que es totalmente diferente, una cosa es rechazar algo y no aceptarlo y otra cosa es priorizar lo que realmente es importante y Jesús les estaba diciendo, muchachos yo tengo una comida que comer y esa comida es hacer la voluntad de mi Padre, pero además dijo, y que acabe su obra.
Alguien podría decir, bueno... pero, ¿qué clase de obra? Y seguramente usted pensará, bueno, sí, yo entiendo, su obra es que necesitaba morir, dar su vida en rescate de la humanidad, cuando Él muriera y resucitara, entonces su obra estaría completa... Pero yo quiero que usted vea, que Él mismo Jesús responde a qué clase de obra se refiere.
Vaya a Juan 17. Juan capítulo 17, desde el versículo 1. Juan 17, desde el versículo 1, dice así:

"Estas cosas habló Jesús,
y levantando los ojos al cielo, dijo:
Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
como le has dado potestad sobre toda carne,
para que dé vida eterna a todos los que le diste.
Y esta es la vida eterna:
que te conozcan a ti, el único Dios verdadero,
y a Jesucristo, a quien has enviado.
Yo te he glorificado en la tierra;
he acabado la obra que me diste que hiciese."
Juan 17: 1-4

A ver, le hago una pregunta, ¿Jesús ya había muerto? No había resucitado tampoco, ¿y por qué Jesús afirma, he acabado la obra que me diste que hiciese?
Es notable, ¿no? Porque en realidad uno pensaría, bueno, a ver, todavía no terminó, ¿cómo la obra podía estar acabada, si en realidad, es necesaria su muerte y su resurrección para que los seres humanos tengan vida eterna? Pero fíjense, yo le estoy hablando, cómo nosotros pensamos para Jesús, ni siquiera la vida eterna es lo que nosotros le llamamos vida eterna, porque Él dice aquí... Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Claro, uno dice, la vida eterna, cuando me muera voy a estar en el cielo eternamente con el Señor, eso es la vida eterna. No, la vida eterna no empieza allá, la vida eterna empieza aquí y la vida eterna tiene una característica.

Yo le quiero hablar esto, inclusive a personas que hoy nos están visitando, usted tiene que saber una primera verdad si está aquí, hay una vida eterna que Dios le quiere dar, pero que empieza aquí y ahora, usted no puede esperar a ver qué va a pasar cuando llegue al cielo, cuando sea ancianito y tal vez se muera. Primero, porque no tenemos los días contados, ninguno de nosotros puede decir, yo voy a vivir, aunque lo deseamos, todos deseamos vivir hasta ancianitos, ¿sí o no? Todos soñamos ver a los nietos, pero eso no significa que determinamos hasta qué edad vamos a vivir, aunque hay una promesa para aquellos que vivimos conforme a la voluntad de Dios, que seremos de larga vida.
Pero déjeme decirle, que Dios es el que determina, porque Él es el dueño de la vida, de tal manera que para saber qué va a pasar con la vida eterna, las decisiones son tomadas ahora y la verdadera vida eterna para Dios consiste en conocer a Dios el Padre y a Jesucristo, a quién Dios envió.
Por eso, Jesús dice: he acabado la obra que me diste que hiciese, porque la obra, ¿en qué consistía? Dígame usted, yo no se lo voy a decir, dígame usted, ¿en qué consistía la obra? Así es, lo dice ahí, en dar a conocer al Padre y al Hijo.
O sea, Jesús le estaba diciendo: Padre, los que me diste te conocen, Yo no he perdido ninguno de los que me diste.

Ahora, entienda esto, ¿por qué Jesús valoró tanto su encuentro con la mujer samaritana? ¿Sabe por qué? Porque esa mujer era una de las que el Padre le había dado, y cuándo Jesús veía a alguien que el Padre le había dado, Jesús decía, ésta es la voluntad de mi Padre y acá tengo una obra que hacer hasta que esta obra no sea terminada y esta persona no te conozca, Yo no he acabado mi obra, mi obra es que éste que me diste te conozca y conozca al que has enviado.

Ahora, esto, ¿sabe qué significa también? Que si la Iglesia está sobre la Tierra, y es la que representa, manifiesta a Jesucristo, la Iglesia tiene una obra que hacer, pero la Iglesia no se puede conformar con decirle al Padre, estamos intentando hacer la obra, estamos echando todo el esfuerzo, las ganas y la energía para que esta obra funcione, la Iglesia tiene que poder decirle al Padre, estamos cumpliendo tu obra acabadamente.
¿Cuál será la obra de la Iglesia? Mostrar la gloria del Padre, ¿y qué significa mostrar la gloria del Padre? Darlo a conocer, dar a conocer al Padre y dar a conocer al Hijo, porque aquél que conoce al Padre y al Hijo, encuentra la única verdad que existe y tiene un verdadero encuentro con el Reino de los cielos, ésa es la manera que el Reino de los cielos se hace efectivo y visible sobre la Tierra.
Nosotros podemos implantar el Reino de los cielos haciendo declaraciones, orando, intercediendo... pero siempre nos quedaremos a mitad de camino, porque el Reino de los cielos se hace visible cuando la gente ve al Padre, ve al Hijo, le reconoce, y entonces sabe a dónde pertenece.

Ahora, con esta base, yo quiero llevarlo al libro de Nehemías, porque es verdad que hace ya mucho tiempo el pastor me dijo, ¿vas a predicar éste domingo?... mmm... no, este domingo no, para... yo te aviso para cuándo... ¿y este domingo? No... es que tampoco, porque no vamos a poder, usted sabe, hemos estado trabajando bastante, pero damos gracias al Señor por lo que hemos podido hacer, pero desde aquél tiempo el Señor me inquietó con Nehemías y me inquietó de manera especial y particular, para esta congregación local.
Es una verdad aplicable a todos los hijos de Dios y a toda la Iglesia del Señor, pero de manera especial y particular, lo que hoy vamos a ver en Nehemías, se aplica a Generación en Conquista Miami.
Y por eso, con esa base, quiero que leamos algunas cosas y comencemos a ver en el ejemplo de Nehemías, lo que el Señor nos quiere enseñar a nosotros.

Vamos a ver Nehemías 1, desde el versículo 1, sólo le digo esto para aquellos que no conocen la historia de Nehemías, sólo muy poquitas referencias.
Nehemías era judío, era copero de un rey llamado Artajerjes, en Persia, esto era parte del tiempo cuando Israel no estaba en su lugar, sino que habían sido llevados esclavos y estaban siendo dominados por otros reinos y otros imperios.
Artajerjes era el rey de Persia en ese momento, y Nehemías era su copero, y entienda esto, uno dice hoy, era su copero; bueno, le llevaba la copa con el vino... no, en realidad un copero en ese tiempo, era mucho más que eso, porque en principio un copero de un rey era un consejero del rey, primero y principal, y segundo, tenía una labor muy importante, ¿sabe por qué el copero le servía la copa al rey? Porque primero tenía que probar esa copa, porque una de las maneras que se utilizaban para envenenar a los reyes era a través del vino que se le servía, quiere decir, que el copero se tenía que poner en lugar del rey para cuidar su vida con tal de que el rey no muriera, o sea, que no es solamente un copero que limpiaba la copa, ponía el vino y se la servía al rey, era mucho más que eso. Ok, entonces ahora sí, vamos a leer Nehemías 1, desde el versículo 1, dice:

"Palabras de Nehemías hijo de Hacalías.
Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte,
estando yo en Susa, capital del reino,
que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá,
y les pregunté por los judíos que habían escapado,
que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
Y me dijeron:
El remanente, los que quedaron de la cautividad,
allí en la provincia, están en gran mal y afrenta,
y el muro de Jerusalén derribado,
y sus puertas quemadas a fuego.
Cuando oí estas palabras me senté y lloré,
e hice duelo por algunos días,
y ayuné y oré delante del Dios de los cielos."

Nehemías 1: 1-4

Este hombre podríamos llamar que a pesar de la cautividad, tenía un lugar de privilegio porque estaba pegado al rey, al lado de él, y eso significaba que vivía en el palacio, quiere decir, que no estaba al lado por allí olvidado, no estaba siendo como cualquier esclavo, tenía un lugar de privilegio, pero sabe lo notable de Nehemías, su corazón no estaba determinado por su comodidad, su corazón estaba determinado por el corazón de Dios.
¿Qué quiero decir? Ese hombre estaba al lado del rey y sabía que tenía una función, pero su corazón, el latir de su corazón no estaba en Persia, su corazón estaba en Jerusalén, su corazón estaba en aquel lugar que le pertenecía a Dios porque él sabía que Dios quería reconstruir algo y volver a hacer algo que con el paso del tiempo y con el paso de los enemigos del pueblo de Dios había sido derribado, había sido echado a menos. El corazón de Nehemías se dolió por lo que a Dios le dolía, déjeme decirle esto, no le voy a decir nada nuevo ahora, pero usted tiene que entender una cosa, nosotros podemos estar en un lugar y por diferentes circunstancias o situaciones estar acomodados a ese lugar, y acomodados de tal manera que nuestro corazón ya no late por lo que el corazón de Dios late, nuestro corazón no siente lo que el corazón de Dios siente, sentimos de acuerdo a la comodidad que tenemos. Si yo voy a comparar humanamente y materialmente, yo vivo mejor aquí en Miami que lo que vivía en Argentina, cuando el Señor me sacó de mi  país de origen, pero yo podría estar acomodado de tal manera, que a mí sólo me importara el bienestar que me rodea, sólo me importara mantener la comodidad que tengo a mi alrededor, y le voy a poner un ejemplo para que usted entienda parte del espíritu que lo habita, porque usted sabe bien que lo que siempre se transmite es un espíritu. Ok.
Le voy a decir el espíritu que habita en este Ministerio Apostólico y Profético, ¿sabe cuál es el espíritu que nos habita? Que nosotros latimos por las naciones de la tierra, cuando nosotros cantamos como hoy, tu gloria llenará hasta el último rincón del mundo... para nosotros esa letra ejerce un poder interior que el Señor sabe, que no vamos a descansar hasta ver el último rincón del mundo transformado por la gloria del Señor. Posiblemente, nuestra presencia física no llegue hasta el último rincón del mundo, pero nuestras oraciones están afectando.
Nosotros vamos a una gira, como vamos ahora, y estar en cada lugar representa un lugar dónde Dios está estableciendo su Reino, cuando vemos que la Iglesia está perdiendo el tiempo en sus asuntos y está acomodada, como podría haberlo estado Nehemías al lado del rey a gusto diciendo, bueno yo por lo menos no pasé la suerte de mis compatriotas, los demás están desperdigados por todo este reino pero yo por lo menos estoy acomodadito al lado del rey, sirviendo la copa, todo está bien para mí... No, cuando nosotros vemos que la Iglesia del Señor está así, en nuestro corazón empieza a arder por dentro, y cuando nos sentamos a conversar con los pastores, con la iglesia misma, le transmitimos que están en ese lugar porque hay un propósito de Dios.

Generación en Conquista Miami, Dios te ha puesto en esta ciudad porque hay un propósito de Dios aquí, si tu corazón está acomodado a lo que te quedó bien, pero no late como late el corazón de Dios por esta ciudad, entonces, algo hay que revertir en el ámbito espiritual.

Pero yo estoy predicando esto desde el conocimiento interior de que Dios está haciendo una obra transformadora en esta iglesia local, de tal manera que ustedes verán con sus ojos y palpitaran por lo que el corazón de Dios palpita, van a ver con sus ojos lo que el Espíritu Santo va a comenzar a hacer en ésta ciudad.
Por eso, sé lo que estoy compartiendo en esta tarde, pero si sirve, yo quiero que el Espíritu de Dios con estas palabras les despierte, los quite de cualquier clase de comodidad, le saque la silla, ¿vio? Como en los juegos, cuando se juegan esos juegos que siempre se saca una silla, pero que se la saque en el momento que usted se va a sentar, pensó que está en el momento que usted se va a sentar, que Dios se la quite para que el golpe le acomode las ideas, porque no estamos acá para pasarla bien, no estamos aquí solamente para favorecernos de un sistema, aunque por la gracia de Dios, Dios nos da favor y usted ahora va a ver de qué se trata el favor de Dios, pero lo que quiero que entienda es que usted es parte, verdaderamente, de una Generación en Conquista, y hay una ciudad que está esperando por la manifestación de los hijos de Dios, este pequeño grupo que parece muy pequeño pero que en ámbito espiritual es absolutamente poderoso cuando siente lo que siente el corazón de Dios.

Entonces Nehemías, cuando oyó las noticias de Jerusalén, comenzó a llorar, a dolerse, pero no se quedó con la tristeza y con el dolor, ¡eh! Fíjese que dice, se sentó, lloró, hizo duelo por algunos días, pero también, ayunó y oró delante del Dios de los cielos.
Ahora seguimos leyendo el versículo 5, dice:

"Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos,
fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman
y guardan sus mandamientos;
esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo,
que hago ahora delante de ti día y noche,
por los hijos de Israel tus siervos;
y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti;
sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.
En extremo nos hemos corrompido contra ti,
y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos
que diste a Moisés tu siervo."

Nehemías 1:5-7

Cuando hay identificación con el dolor y cuando se siente lo que el corazón de Dios siente, ¿sabe qué ocurre? No tiene que venir alguien a decirle, vamos a identificarnos con el pecado del pueblo, vamos a orar por lo que el pueblo hace. No, hay algo que surge del Espíritu y cuando usted va por la calle o está en la universidad, y en la escuela o en el trabajo y ve la maldad delante de sus ojos, usted comienza a orar y no cesa de orar de día y de noche, y decirle, Señor yo me identifico porque yo he pecado y la casa de mi padre hemos pecado contra ti, ¿por qué? Porque nos hemos alejado de ti y de tu voluntad, de los deseos de tu corazón.
Se puede ver la maldad pero desde muchos aspectos diferentes, y a veces, ¿sabe cómo vemos la Iglesia la maldad? Sólo para levantar el dedo y juzgar, y ahí es cuando pareciera que nos hubiéramos olvidado de dónde nos sacó el Señor. Cuando recordamos de dónde el Señor nos sacó, es mucho más difícil poder levantar el dedo para juzgar la maldad que nos rodea, pero es mucho más directo poder identificarnos con esa maldad porque saber que nosotros fuimos parte de ella, y de la misma manera hoy nos identificamos y podemos decir, Señor oramos por Miami, declarándote que hemos pecado contra ti, ¡hemos pecado! No han pecado, ellos están en error... No, nosotros hemos pecado porque nos hemos alejado de ti y de tu perfecta voluntad.
Ahora, versículo 8, dice:

"Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo:
Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;
pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos,
y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere
hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré,
y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo,
los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.
Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo,
y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre;
concede ahora buen éxito a tu siervo,
y dale gracia delante de aquel varón.
Porque yo servía de copero al rey."

Nehemías 1: 8: 11

Fíjese, Nehemías sabía algo, él estaba en el lugar indicado, en el momento preciso y con la persona adecuada.
Quiero que usted entienda esto, Nehemías sabía que había sido puesto por copero del rey porque detrás de eso había un plan de Dios, y como él sentía lo que Dios sentía, cuando escuchó las noticias supo que Dios algo quería hacer, y que él estaba con ese rey para ver a Dios obrar a su favor.

Iglesia, quiero decirte esto, el lugar dónde estás, el momento en el que estás y la persona o las personas con las que estás, son lo perfecto de Dios para ti hoy.

A veces, nosotros menospreciamos el lugar dónde estamos, siempre anhelamos un momento mejor y despreciamos la gente que nos rodea, porque decimos, no yo... Dios debe tener algo mejor, quiero algo más.
Iglesia, yo estoy convencido que Dios siempre tiene cosas mejores para los suyos, para aquellos que le aman, pero, ¿sabe cuándo viene lo mejor? Cuando hemos aprendido a disfrutar lo que hoy tenemos y vivimos.
¿Sabe qué a veces pecamos de ansiedad? De una perversa ansiedad que siempre estamos adelantados al tiempo, es cómo a veces le decimos a Ariel, y a mí me gustaría ser grande y tener dieciocho... y ¿para qué quieres tener dieciocho ahora, si tienes nueve? Disfruta los nueve, juega, diviértete, aprende, se responsable en la escuela porque si hoy tendrías que hacer lo que te va tocar hacer a los dieciocho, te volverías loco y a los dos días dirías, por favor regrésenme los nueve...

Iglesia, en el lugar dónde estás, en el momento en que estás y la persona o las personas con las que estás, son lo perfecto de Dios, pero, ¿sabes para qué? Para orar como Nehemías y decirle, ahora Señor, como él tenía algo claro en su corazón, le dijo, ahora Señor, dame éxito y gracia ante el rey.

¿Sabe por qué a veces no tenemos éxito? Porque como el corazón está torcido y desviado sin ver lo que Dios ve, no tenemos nada. ¿Ahí sabe qué se aplica? Lo que escribió Santiago, ustedes piden y no reciben porque piden mal para gastar en sus deleites.
Entonces, yo estoy en este trabajo, y le digo, no Señor, dame otro trabajo, yo quiero que mi salario sea más grande y en vez de aprovechar la gracia de Dios en ese lugar mientras Dios me concede el otro trabajo, estoy siempre pensando en el otro trabajo y no tengo éxito en el que estoy, porque pido mal. ¿Dónde estás? ¿En qué empresa Dios te puso? Antes de que te vayas de ahí tú tienes que pedirle al Señor, tener éxito y favor de Dios con toda la gente que está en ese lugar, no le permitas a Dios quitarte de allí hasta que tú no puedas decir, aquí he acabado la obra que me diste que hiciese. Cuando puedas decir, acabé la obra, entonces, dile, Señor, ya estoy listo, cuando quieras, y cuando menos usted se lo espere va a llegar, pero, no sólo va llegar para aumentarle salario, para un mejor trabajo, una mejor empresa, no, ¿sabe por qué va a llegar? Porque ahora hay un nuevo lugar dónde Dios lo quiere meter para volver a darle gracia y darle éxito, y mostrar al Padre y al Hijo y que el Reino se haga manifiesto a través de su vida.
Miremos como Dios ve, porque si vemos como Dios ve tendremos éxito.
Ahora, fíjese si Nehemías tuvo éxito o no tuvo éxito, capítulo 2, dice:

"Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes,
que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey.
Y como yo no había estado antes triste en su presencia,
me dijo el rey:
¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo.
No es esto sino quebranto de corazón.
Entonces temí en gran manera."

Nehemías 2: 1- 2

Me detengo para darle un dato, la historia cuenta que un copero siempre tenía que estar de buen ánimo ante el rey y tenía que esconder sus emociones, sus sentimientos con tal de agradar al rey, ¿sabe por qué? Porque si no lo hacía podía ser castigado, pero no de cualquier manera, castigado con la muerte, simplemente por estar angustiado ante del rey. Por eso, ahí dice, temí en gran manera, porque nunca antes había yo estado triste en la presencia del rey... Claro, ¿se da cuenta, no? Ahora, pero fíjese esto... fíjese esto, siga leyendo, versículo 3:

"Y dije al rey: Para siempre viva el rey.
¿Cómo no estará triste mi rostro,
cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres,
está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides?
Entonces oré al Dios de los cielos,
y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti,
envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres,
y la reedificaré.
Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él):
¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?
Y agradó al rey enviarme,
después que yo le señalé tiempo."
Nehemías 2: 3-6

Ahora yo le quiero mostrar algo, yo le quiero mostrar algo, cualquiera podría haber dicho, sí, es verdad estoy tiste y, ¿dónde está el gozo del Señor, no? No.
Fíjese, Nehemías hizo lo mismo que hizo Jesús, priorizó a la persona correcta, priorizó a Dios porque Nehemías podría haber dicho, no señor, no me pasa nada, me levanté resfriado, no, no...no esto me puede costar la vida... estar triste, no.
Él dijo lo que realmente estaba en su corazón y no ocultó su tristeza, ¿sabe por qué? Porque dijo, yo voy a declararle porqué realmente está triste mi corazón, yo voy a declararle que hay algo que me está consumiendo por dentro, hay algo que me está comiendo vivo y yo no puedo resistirlo, es saber, que ese lugar dónde Dios tendría que glorificarse está destruido y está deshecho y que hay un propósito de Dios para reedificar, para reconstruir y para levantar esa ciudad, por eso estoy triste.
Él le pudo decir al rey, sí rey, estoy triste y, ¡cómo no voy a estar triste si ese lugar donde Dios debería estar, ese lugar, está destruido! Por eso, mi corazón está dolido.
Pero, ¿sabe qué? Fíjese la gracia de Dios, cómo Nehemías se puso del lado de Dios, no del lado del rey, agradó a Dios diciendo lo que estaba en su corazón, ¿qué hizo el rey? Le dijo, ¿qué pides? ¿Y notó usted algo? Dijo, entonces, oré al Señor y le dije... La sensibilidad espiritual de Nehemías a mí me sorprende, porque aún para dar una respuesta él se tomó dos segundos para orar al Señor, porque no creo que haya estado ahí una hora para decir, espéreme ya le contesto, ¡eh! Usted sabe, ¿sabe qué significa? Que es un clamor interno de dos segundos, pero que Dios oye, Señor ahora voy en tu Nombre, pon en mi boca las palabras adecuadas que yo tengo que decir... oré al Señor y le dije, si le parece bien envíeme a ese lugar para que yo pueda reedificarlo y reconstruirlo, y la única pregunta del rey fue, dime, ¿cuánto tiempo va ser? A ver, vamos a poner un plazo, cuando le dijo el tiempo, delante de la reina el rey le dijo, aquí está.
Además dice, también la historia, que siempre las reinas tenían una función, y era que su marido el rey quedara bien ante situaciones como éstas, porque no por nada dice ahí, estando la reina presente, ¿sabe por qué? Porque Dios preparó el momento ideal, tenía que estar la reina ahí porque estando la reina el rey necesitaba quedar bien, no podía hacerse el loco y dar un golpe en la mesa y decir, no ahora te quedas y agarren este hombre... y no sé... mándelo matar... o lo que sea. No, él tenía que quedar bien.
Dios aprovechó el momento exacto y oportuno, teniendo a la reina a su lado, entonces, el rey fue condescendiente, diríamos humanamente, pero Dios estaba detrás, Dios preparó el momento oportuno.

Iglesia aprendamos a escuchar a Dios en cada circunstancia que Él nos presenta, la gracia de Dios está sobre nosotros pero aprovechémosla para que el Reino de los cielos sea manifiesto, no pienses en ti, piensa primero en Dios, no pienses en ti, piensa primero en el Reino, y la gracia de Dios va a estar contigo.
Cuándo tú escuchas la pregunta, esa del millón, la que estabas esperando escuchar, tómate un segundo para decir, ahora voy a hablar, Padre, pero en tu Nombre, ponme las palabras adecuadas y dame la gracia que sólo de ti puede venir para que yo hable.
Hay muchas oportunidades que nos perdemos, ¿sabe por qué? Porque no sabemos escuchar al Espíritu Santo cuando nos está poniendo las situaciones en el momento oportuno, cuando nos está abriendo la puerta para que digamos lo que debemos decir," en el Nombre del Señor", y quién está escuchando diga, es así, lo haré o te lo concedo o lo doy, o lo que tenga que decir de acuerdo a la voluntad de Dios. Tenemos muchas veces mucho temor, tratamos muchas veces de esconder lo que realmente está en nuestro corazón porque pensamos antes en quedar bien con el otro. Nehemías no le importó lo que el rey pudiera hacer, el rey lo podía haber matar, pero Nehemías dijo, esta es la verdad yo estoy del lado de Dios porque siento lo que el corazón de Dios siente.
Ahora, quiero que sigamos leyendo, dice el siete, versículo siete del capítulo dos:

"Además dije al rey: Si le place al rey,
que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río,
para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;
y carta para Asaf guarda del bosque del rey,
para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa,
y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré.
Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí."
Nehemías 2: 7-8

Mire, cualquiera de nosotros en lugar de Nehemías hubiera dicho, ¡ya párale ahí! O sea, ¡ya te dejó salir! Porque además no salía como cualquier persona, ¡eh! Porque estaba hablando con el rey, ¿sabe cómo salió? Como gobernador de Judá, no salió como alguien que iba a hacer lo que podía hacer, no. Es más, la historia cuenta, que por dos veces fue gobernador, Nehemías, salió como gobernador, o sea, salió con autoridad real para llegar a Jerusalén y hacer lo que tenía que hacer, pero de todas maneras, cualquiera le hubiera dicho, haber párale ahí. O sea, ya te concedió salida, no te mató, está todo a tu favor, ya después consigues la madera por otro lado y ya, no, no, no... Él dijo, ahora que me dijo que sí, ahora está todo a mi favor, ahora es la mía, claro, ahora es la mía.
Por eso le digo que a veces no aprendemos a ver a Dios, Dios nos abre la puerta y dice, sigue avanzando, y yo me quedé a mitad de camino. Entonces Dios dice, lo que te quería dar estaba al final del camino, pero como te paraste no te lo puedo dar te quedaste a mitad de camino, no desistas aprende a escuchar a Dios y sigue hasta el final porque si Dios te abrió la puerta, entonces, Dios está contigo, y la gracia de Dios está sobre tu vida y vas a llegar al final con buen éxito.
¿Tú te piensas que Dios te abre la puerta para después cerrártela en la nariz y que te des un golpe? No, no si nuestro corazón es recto delante de Él y queremos lo que Dios quiere, Dios nos abre la puerta de principio a fin y permanece abierta hasta que conseguimos y logramos, en el Nombre del Señor, todo lo que Dios quería darnos.

Ahora, seguimos en el capítulo 3, no lo vamos a leer, pero se narra cómo sale de noche ya estando en Jerusalén, sale de noche para observar los muros, Nehemías, que estaban derribados, obviamente, las puertas estaban quemadas y demás. Pero a nadie le decía lo que estaba en su corazón, pero lo que sí vamos a leer es lo que está en el versículo 17, iba acompañado de algunos, obviamente, allí había judíos, ¿no? y... Fíjese, dice, no perdón, tengo que leer el capítulo 2, perdón:

"Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos,
que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego;
venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén,
y no estemos más en oprobio.
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí,
y asimismo las palabras que el rey me había dicho.
Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos.
Así esforzaron sus manos para bien."
Nehemías 2: 17-18


Fíjese, Nehemías, recién ahí, después de haber observado, a nadie le decía lo que estaba en su corazón, pero después que observó todo, convocó a sus compatriotas y les dijo, ustedes ven cómo están los muros, ustedes ven cómo están las puertas, pero también quiero decirles, cómo la mano del Señor ha estado sobre mí. Ahora, ¡unámonos para  hacer lo que debemos hacer!

Quiero decirle esto Iglesia, cuando hay un mismo objetivo en el corazón de la Iglesia del Señor, entonces, la unidad espiritual empieza a ser cada vez más fuerte.

A veces, todos sabemos que la unidad es del Espíritu, sí pero, ¿sabe cuál es el problema? El Espíritu está haciendo a misma obra en todos, pero el asunto es que nuestro corazón, nuestros corazones tienen intereses diferentes, entonces, como hay diferentes intereses, a mí me importa una cosa, a Dany le importa otra, a José Luis otra, a Daniel otra, a mi esposa otra, cada uno tiene sus intereses, pero todos recibimos lo mismo de parte del Señor, sin embargo, como cada uno tiene sus intereses, entonces, no hay unidad.
¿Sabe lo que ocurrió con Nehemías? Cuando vino y empezó a plantearles a sus compatriotas, esto es lo que hay que hacer, únanse a mí y vamos a reconstruir, todos se respondieron y dijeron, vamos a hacerlo contigo.

Iglesia, déjeme darle un consejo, cuando usted sabe que hay una dirección de Dios y hay un plan de Dios, entonces avance en lo que Dios ha hablado, empezando por los pastores en ser fieles a lo que Dios mostró, siguiendo por cada uno de la iglesia local, ¿sabe por qué? Porque si el corazón nuestro, luego de que hay un plan de Dios, comienza a andar en sus propios intereses, entonces, nuevamente hay des-unidad en el Cuerpo.
Y quiero decir algo de manera especial y puntual, en este caso a los pastores, algo que yo podía percibir mientras meditaba en la Palabra, y es que, yo sé que a partir de este año, sé que el próximo domingo aquí habrá una celebración, no tengo ni idea qué harán o lo que el Señor puso en el corazón y en el espíritu de ustedes, pero lo que sí sé es esto:

Que en este nuevo año en el Espíritu, que comienza, hay algo definido de parte de Dios, un plan definido para realizar con la iglesia local, pero ustedes son los primeros en discernirlo y los primeros en llevarlo a cabo para que toda esta congregación vaya detrás de lo que Dios les va a mostrar, y no van a cesar ni de día ni de noche en hacer lo que Dios les habló que hay que hacer. Posiblemente, hay cosas que antes parecieron importantes y que ahora no lo son tanto, hay que desestimar cualquier otra cosa, como Nehemías desestimó en ser copero del rey y la comodidad del palacio porque tenía un objetivo que venían de Dios, habrá cosas que tienen que desestimar, aunque parezcan muy cómodas y muy buenas para que llevar a cabo el plan de Dios.
Por eso, yo quiero dejar esto en ustedes como autoridad directa sobre la congregación, porque estoy convencido por el Espíritu que habrá un plan, pero un plan venido del Señor para este próximo el año, de tal manera que todo este pueblo cuando escuche el plan se unirán y dirán, haremos lo que el Señor ha hablado.

Sigue diciendo, versículo 19 y 20:

"Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe,
hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo:
¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?
Y en respuesta les dije:El Dios de los cielos, él nos prosperará,
y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos,
porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.
Nehemías 2: 19-20


¿Sabe qué produce el plan de Dios, también? Que los enemigos se empiecen a levantar, siempre es así, siempre es así, así que si usted ha visto enemigos levantándose hace un tiempo, usted tiene que saber que los enemigos se van a levantar y cada vez con más furia.
¿Me está escuchando iglesia? Mire que el enemigo, ¿ya sabemos quién es el enemigo? Y que nuestra lucha no es contra carne y sangre, pero usa carne, sangre, cemento, paredes, el enemigo puede usar lo que quiera, con tal de hacernos desistir de la obra, ¿me está escuchando? Entonces, usted sepa, que el enemigo puede usar a cualquiera y que a medida que hay un plan y que se está caminando firme en ese plan, entonces, los enemigos empiezan a burlarse, a decir, ¿y ustedes cómo van a poder hacerlo? Pero además, que se quieren... quieren ir en contra de...
Fíjese, que Nehemías no peleó, ni discutió, ni... Dijo, miren, nosotros sabemos quién está de nuestro lado y porqué estamos haciendo esto, así que, nos levantaremos, vamos a edificar porque ustedes no tienen parte ni suerte, ni derecho, ni memoria en Jerusalén, a ustedes no les corresponde nada.
Así que, el enemigo tiene que saber que no le corresponde ni un centímetro cuadrado de esta ciudad, le corresponde al Señor, así que él no tiene parte ni suerte, ni derecho, ni memoria en Miami, en el Nombre de Jesús lo declaramos diciendo, que no tiene nada que hacer, ni que ver en esta ciudad aunque ha creído que lo tiene, aunque ha usado aún a una gran parte y fracción de la misma Iglesia para llevar a cabo su cometido.
Aún así, declaramos que la Iglesia del Señor se volverá al Señor y reconocerá que Dios es un Dios verdadero, se volverá a Él de todo corazón y se arrepentirá de andar en sus malos caminos.
Así que, iglesia sepa que los enemigos se están levantando.

Ahora, sí en el capítulo 3, usted va a ver que todo el pueblo unido a Nehemías empieza a reconstruir y empiezan a hacer la tarea, pero vamos a ir al capítulo 4, lo primero que ustedes verían, no lo vamos a leer, pero es que en el capítulo 4 la burla de esos enemigos se aumenta, y ahora sí, se transforma en enojo y en furia, porque es lo que dice allí.
Pero fíjese, leemos desde el versículo 6, dice:

"Edificamos, pues, el muro,
y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura,
porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías,
y los árabes, los amonitas y los de Asdod,
que los muros de Jerusalén eran reparados,
porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados,
se encolerizaron mucho;
y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño."
Nehemías 4: 6-8

Fíjese, todavía la obra no estaba terminada, llegaron a la mitad, pero cuando el enemigo empezó a ver que estaban avanzando se puso loco, se puso loco, porque el enemigo tiene un solo objetivo, cuándo hay un plan de Dios y cuándo hay autoridad de Dios y las cosas se están haciendo de parte de Dios, el enemigo tiene un solo plan, entienda esto: detenernos en la obra que viene de Dios.
Eso es lo que el diablo quiso hacer con Jesús, pero Jesús pudo decir, aún antes de morir, Padre he acabado tu obra, porque siempre el diablo lo que va a querer hacer es detener la obra que viene de Dios.

Iglesia sepa que el diablo lo va a querer detener de una o de mil maneras, porque si usted está haciendo la obra que viene de Dios, entonces, usted está afectando al diablo y a lo que él creía que le pertenecía. Por eso, esa burla empieza a crecer, y crece de tal manera que el enemigo se encoleriza, se vuelve loco porque quiere detener lo que venido de Dios.
Seguimos leyendo, versículo 9, dice:

"Entonces oramos a nuestro Dios,
y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.
Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado,
y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.
Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos
en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos,
nos decían hasta diez veces:
De todos los lugares de donde volviereis,
ellos caerán sobre vosotros."

Nehemías 4: 9-12

Fíjese, que el enemigo se enoje no significa tampoco que nosotros nos la vamos a pasar diciendo la victoria es nuestra, no, entiéndame una cosa, nosotros nos tenemos que levantar para cuidar y proteger la obra que el Señor puso en nuestras manos.
Escúcheme iglesia, tenemos que de día y de noche proteger la obra que Dios puso en nuestras manos, estar preparados a pelear si fuera necesario, pero sabe lo más sorprendente, que oraron a Dios y en ese momento los enemigos dijeron, cuando nos vean vamos a entrar en medio de ellos sin que se den cuenta y los vamos a matar para que no puedan seguir avanzando con la obra, y ¿sabe qué pasó? Los judíos que vivían en la zona dónde estaban los enemigos vinieron hasta diez veces para decirles, por los lugares de dónde ustedes van a estar ellos piensan atacarlos.
Cuándo hay un pueblo que está despierto y alerta, Dios siempre descubre las maquinaciones del enemigo, no llegaron a luchar, no llegaron a pelear porque Dios les reveló por anticipado lo que el enemigo quería hacer. Ahora, no significa que nos vamos a sentar, y a esperar y a decir la victoria es nuestra y acá no pasa nada porque estamos nosotros, no, vamos a estar alertas y atentos, pero el Señor nos va a revelar las maquinaciones del diablo y va a ponernos sus planes arriba la mesa y nos va a decir, esto es lo que el diablo quiere hacer, en ese mismo momento se va a desbaratar todo lo que venía del diablo.
Sigo, versículo 13, dice:

"Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro,
y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias,
con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.
Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible,
y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas,
por vuestras mujeres y por vuestras casas.
Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido,
y que Dios había desbaratado el consejo de ellos,
nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea."
Nehemías 4: 13-15

Hay un tiempo dónde hay que levantarnos y demostrarle al enemigo que estamos listos para pelear y listos para luchar, pero cuándo el enemigo sabe que se va a enfrentar contra el ejército de Dios, dice, no ¿para qué? Ni la intentamos siquiera.
¿Usted se da cuenta? ¿Sabe de dónde surge todo esto? De un corazón que está decidido a hacer la voluntad de Dios, de un corazón que está determinado a no mirar por lo suyo propio sino ver por lo que viene Dios.

Iglesia, en el nombre de Jesús, yo quiero despertarte a una realidad, a mí no me importa si tienes poco tiempo o mucho tiempo, a mí ni siquiera me importa cuánto puedas creer entender, lo que yo sé es que, el Espíritu de Dios te está preparando iglesia, para hacer la obra de Dios en esta ciudad, de tal manera que puedas entender por el Espíritu los planes del Señor, y que puedas ser levantada, avivada, fortificada por el Señor, pero desde lo interior, porque tu corazón está en los planes de Dios, no está en tus asuntos, está en los planes de Dios, de tal manera, que veas que algo sobrenatural va ocurrir en esta ciudad, y vas a ver, así como vas a ver la gracia y el favor de Dios, y vas a ver que más se suman para trabajar en la obra, también vas a ver, que el enemigo se quiere levantar pero también el enemigo va ver una iglesia que está parada por familias. O sea, no es que la esposa quiera y el marido no, ¿no? Y que los hijos son rebeldes pero el matrimonio está bien firme, no, no, no, no... por familias, lo que determina la cabeza, lo que sigue por la mujer y baja hasta los hijos todos determinados a hacer la obra de Dios y a estar dispuestos a luchar y a guerrear.

Papás, ¡qué responsabilidad tenemos para transmitir un espíritu y un corazón correcto a nuestros hijos! Porque puedo percibir algunos papás y mamás, que están transmitiendo cosas que nada tienen que ver con la obra verdadera de Dios, hijos que a veces se sienten confundidos, porque en vez de recibir un mismo mensaje, escuchan una cosa aquí y luego escuchan otra cosa en casa.
Papás, en el nombre de Jesús, que podamos ser sensibles al Espíritu en este día y transmitir en casa, el porqué estamos en esta ciudad, porqué Dios nos hizo parte de esta congregación local, porqué hay una obra de Dios que tenemos que hacer, y porque no nos importa otra cosa, las demás cosas que el Señor las va a añadir y nuestros hijos verán la gracia de Dios sobre nosotros, pero hay un solo objetivo, establecer el Reino del Señor en esta ciudad y reconstruir lo que el diablo viene destruyendo hace mucho tiempo en este pueblo.
Así que, papás, en el nombre de Jesús, les animo a tener un espíritu recto y a volver sus corazones a Dios para transmitir un mismo mensaje a sus hijos y a hablar para qué estamos en esta ciudad.
Dice, versículo 16:

"Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra,
y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas;
y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá.
Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban,
con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos,
y así edificaban;
y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo:
La obra es grande y extensa,
y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros.
En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros;
nuestro Dios peleará por nosotros.
Nosotros, pues, trabajábamos en la obra;
y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas.
También dije entonces al pueblo:
Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén,
y de noche sirvan de centinela y de día en la obra.
Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía,
nos quitamos nuestro vestido;
cada uno se desnudaba solamente para bañarse."
Nehemías 4: 16- 23

Todo el día, mi hermano (saludo...) Pero sepa esto, cuando el corazón vibra por lo que a Dios le importa, todo el tiempo estamos vigilantes, alertas y atentos, todo el tiempo, es muy fácil darse cuenta, mire, usted obsérvese a sí mismo o a sí misma si usted ve que una gran parte del día está ocupado en sus cosas y de lo que a Dios le importa se acuerda muy poco, quiere decir que hay que rever algo que en el corazón hay que resolver, porque cuándo no es así, nuestro corazón todo el tiempo está en los planes de Dios, claro hacemos lo que tenemos que hacer, estamos trabajando, estamos estudiando, nos estamos relacionando con las personas que están a nuestro alrededor, pero adentro nos mueve algo diferente, ese trabajo, ese estudio, esa gente están determinados por la obra que Dios me encomendó que yo debía hacer.
Entonces, todo el tiempo de día y de noche estoy vigilante, en ningún momento, el enemigo  me va a encontrar ni desarmado, ni desatento; fíjese que Nehemías los reunió, los puso y les dijo, de noche como centinela, de día a trabajar, pero acá no hay descanso para ninguno, ¡eh! Y ni yo, ni los que estaban conmigo, dice, Nehemías, ni mi siervos ninguno se quitaba su ropa todo el tiempo estábamos haciendo lo que debíamos hacer, sólo cuando nos teníamos que bañar.

Iglesia, ¿de qué clase de ropa estás vestido? ¿De qué clase de armas estás armada? ¿De qué clase de pensamiento está lleno tu corazón? ¿De qué clase de deseos está lleno tu corazón? De día y de noche en todo tiempo, jóvenes que están aquí, tienen y están, ustedes están teniendo una oportunidad como pocos, ¿saben por qué? Porque les está siendo sembrada una semilla que no tiene precio, es como esa perla de gran precio, ¿no? que dijo Jesús que el que la encontró vendió todo lo que tenía con tal de tener esa perla, con tal de comprar ese campo dónde estaba escondida, ustedes están recibiendo lo más valioso, aprendan desde ahora a poner las cosas en su lugar, a tener las prioridades correctas, desestimen cualquier otra cosa, no estoy hablando de que Dios los quiere mediocres, no estoy hablando de que se van a olvidar de sus responsabilidades, no estoy hablando que van a ser espiritualoides todo el día, no estoy hablando de eso, chicos, estoy hablando de que ustedes tienen la oportunidad de estar en los planes de Dios de día y de noche, dónde Dios te puso vas a ver la gracia y la mano de Dios a tu favor.
Por eso, lo que me llama la atención de Nehemías, que él cuando tiene que hablar de lo que le ocurrió, siempre habla de la mano del Señor sobre él. Ni siquiera la respuesta del rey fue porque Nehemías era muy buen negociante, ¿eh? Era porque la mano del Señor estaba sobre él, cuando convocó a los compatriotas les dijo, ¿ven cómo está todo esto? Hay que ponernos a trabajar, pero quiero decirles, la mano del Señor ha hecho esto, esto y esto, eso hizo que los compatriotas dijeran, estamos contigo, eso es, la mano del Señor está con ustedes, la gracia de Dios está sobre sus vidas, eso va hacer que otros se sientan atraídos, que otros se les quieran pegar como moscas cuando vamos por la carretera. Entiendan, porque es la gracia y el favor de Dios no es la habilidad de ninguno de nosotros.
Así que chicos, en especial a ustedes, aprendan a crecer y a formar su vida teniendo el corazón y la mente en la obra de Dios, pero en la  verdadera obra no estoy hablando obra como la que hacemos aquí adentro, sino en la obra de la que habló Jesús y que pusimos la base en principio, en hacer la obra que Dios nos entregó que hiciéramos.
Y leemos por último, Nehemías 6, vamos a leer desde el versículo 1, Nehemías 6, fíjense dice:

"Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe,
y los demás de nuestros enemigos,
que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo
(aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas),
Sanbalat y Gesem enviaron a decirme:
Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono.
Mas ellos habían pensado hacerme mal.
Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir;
porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.
Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces,
y yo les respondí de la misma manera.
Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez,
con una carta abierta en su mano,
en la cual estaba escrito:
Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice,
que tú y los judíos pensáis rebelaros;
y que por eso edificas tú el muro, con la mira,
según estas palabras, de ser tú su rey;
y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo:
¡Hay rey en Judá! Y ahora serán oídas del rey las tales palabras;
ven, por tanto, y consultemos juntos.
Entonces envié yo a decirle:
No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.
Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo:
Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada.
Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos.
Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel,
porque él estaba encerrado; el cual me dijo:

Y escúcheme, preste atención ahora, lea muy bien...

Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo,
y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte;
sí, esta noche vendrán a matarte.
Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir?
¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida?
No entraré.
Y entendí que Dios no lo había enviado,
sino que hablaba aquella profecía contra mí
porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.
Porque fue sobornado para hacerme temer así,
y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.
Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat,
conforme a estas cosas que hicieron;
también acuérdate de Noadías profetisa,
y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.
Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul,
en cincuenta y dos días.
Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos,
temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros,
y se sintieron humillados,
y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.
Nehemías 6: 1-16

Mi hermano mire, cuando estamos haciendo lo que hay que hacer, el enemigo, como ya no puede luchar, viene por otro lado, a ver vamos a conversar, vamos a sentarnos a analizar esto, cuatro veces, ya por quinta vino con una carta, la carta ya era amenazante porque la carta decía, tú te estás levantando por rey y estás en contra del verdadero rey, que es Artajerjes y... Nehemías no peleó, no discutió, mi hermano, lo único que dijo, que eso se lo estaba inventando, que eso no era verdad porque el sabía lo que era verdad y que Dios estaba con él, pero sabe lo peor, que aún los profetas fueron sobornados para mentir, por eso le dije, el enemigo va a usar a quién quiera que se deje usar.
Escúchenme muy bien, porque por eso, a veces nosotros estamos sentados, y está todo muy lindo acá, ¿no? De pronto pasa tiempo y decimos, pero éste que estaba sentado al lado mío y ahora ¿qué bicho le picó? Está en contra de todo, nada le parece, no le gusta la autoridad de los pastores, no le gusta cómo son las cosas, ¿qué le pasó? Le pasó una sola cosa, se dejó sobornar, se dejó sobornar, el enemigo lo engañó, yo no quiero ser engañado, ¡eh!
Así que, si usted ve alguien, que pareciera como que se empieza a deslizar, codéelo, péguele, jálele los cabellos, córtele la cabeza, quítele las piernas haga lo que tenga que hacer, con tal de que acabe la obra junto con cada uno de nosotros porque somos un Cuerpo.

Así que, déjeme decirle Iglesia, ¿sabe qué? Llegará el día, y vendrá el momento cuando los enemigos se sientan humillados, pero ¿sabe qué, también? Llegará el momento cuando los demás verán y podrán dar testimonio de una sola cosa, que la mano del Señor ha estado con nosotros y su mano ha hecho esta obra. No fue nuestra habilidad, no fue nuestra capacidad, no fue nuestra inventiva, no fue nuestros excelentes planes de evangelismo, fue la mano del Señor que hizo esta obra.

Así que iglesia, yo quiero, que como Iglesia del Señor le podamos decir un día al Señor, estamos cumpliendo con la obra, tal vez, no podamos decirle hemos acabado, porque cuando creamos que hemos acabado Dios nos va a poner otra, otra obra, pero sí hay una obra que hacer, que podamos decir, ésta la hemos acabado, la próxima también la quiero acabar.

Vienen tiempos dónde ustedes se verán a sí mismos, moviéndose de un lado para otro, estando en diferentes lugares de esta ciudad, dándole Dios gracia sobre este pueblo de ésta ciudad, entrando en lugares que nunca se imaginaron que iban a entrar, hablando con gente que nunca pensaron que iban a hablar, pero la mano del Señor estará con ustedes y podrán decir, Señor los que me diste, no los perdí, acabé la obra Señor. Tú me los entregaste y aquí están, no sólo son tuyos, ahora son parte de este ejército, ahora juntos acabaremos esta obra.

Así que yo quiero, que oremos al Señor, vamos a declarar una verdad sobre nuestras vidas y vamos a cantarlo después, por eso, quiero pedirle a Jairo que pase, porque vamos a cantar que somos una Generación en Conquista, no vamos a cantar espiritualoidemente la canción porque ya la sabemos, porque es el lema, el nombre de la iglesia, no, no, no vamos a cantarla con entendimiento.
Así que, iglesia si usted quiere ponerse de pié, adelante, tiene toda la libertad de hacerlo, pero yo quiero que juntos declaremos esta verdad, ni siquiera le estoy diciendo, mire convénzase, pídale perdón al Señor, ¿sabe por qué? Porque yo estoy convencido de la obra que Dios va hacer y que la va hacer con el primero al último, porque Dios no desestima a nadie que está dispuesto a hacer la obra de Dios, yo sé también, que el Espíritu Santo está sacudiendo a algunos aquí y que sin yo haber dicho muchas cosas demasiado puntuales algunos se sienten incómodos aquí adentro, porque saben que el corazón no está del todo en la obra de Dios, pero yo declaro, que el Espíritu Santo hace volver esos corazones al Señor en este día.
Así que yo le pido que levante su voz conmigo y que oremos al Señor, con gozo, con autoridad, con convicción y sepamos que Dios lo va hacer con nosotros. Vamos a orar:


Padre, en el nombre de Jesús, te bendecimos en esta tarde, te honramos a ti, te agradecemos Señor, porque Tú tienes un precioso plan y hay una obra que realizar en medio de este pueblo.

Señor, estamos en Miami porque es tu propósito y nos has llamado de las naciones, de diferentes naciones aún cuando no lo sabíamos, cuando no lo entendíamos, cuando teníamos otros objetivos en nuestro corazón, cuando buscábamos una mejor economía, cuando buscábamos salir de la pobreza de nuestros países, Tú eras el que estabas moviendo nuestras vidas para traernos a este lugar y nos tienes aquí y nos has convocado y hemos pasado por momentos difíciles y hemos visto cómo muchos se han alejado y hemos visto, Señor, como nos has pasado por el fuego, pero estamos aquí con una determinación en nuestros corazones, de hacer tu obra y acabarla, no perder a ninguno de los que vienen por ti, en el nombre de Jesús.

Yo ahora declaro, Padre, que tu Iglesia lo comprende en el Espíritu, los pensamientos que tengan que ser derribados, ahora declaro, que son rotos, en el nombre de Jesús, cualquier argumento que aún insistimos con hacerlo prevalecer, yo ahora declaro que esos argumentos se rompen, en el nombre de Jesús, y que Tú traes tus pensamientos y que nuestro corazón late y arde por aquello que a ti te duele, que nos identificamos con esta ciudad porque la amamos, porque nos duele ver que el diablo se ha estado burlando de esta ciudad una y otra vez haciéndola sufrir y destruyéndola. Pero declaramos, que nos has enviado para reconstruirla, levantar sus muros, volver a construir sus puertas, de tal manera que no entre nada ni nadie que no venga de ti a esta ciudad.

En el nombre de Jesús, declaramos en el ámbito espiritual, que todo lo que no es tuyo sale ahora de esta ciudad, en el nombre de Jesús.

Declaramos, que tus ángeles ya están haciendo muros sobre esta ciudad, porque Tú estás viendo a este remanente que tiene temor de ti, que arde por lo que arde tu corazón, que le duele lo que a ti te duele Padre, en el nombre de Jesús.

Declaramos Señor, que Tú nos usarás como nunca lo hemos imaginado, ni pensado, que tu gracia y tu mano será tan sobreabundante sobre nosotros, que abriremos nuestra boca para hablar, en el nombre de Jesús palabra venida del Espíritu. Que abrirás puertas y esas puertas no se cerrarán hasta que lleguemos al final y obtengamos todo lo que Tú nos has prometido, en el nombre de Jesús.

Y yo declaro, ahora también, que sobre los pastores, Señor, viene entendimiento, discernimiento y claridad para distinguir el plan que está en tu corazón para este próximo año, en el nombre de Jesús, plan con el cuál esta iglesia se alegrará y hará fiesta delante de ti, porque sabrá que eso es parte de reconstruir los muros de esta ciudad, en el nombre de Jesús.

En el nombre de Jesús, yo declaro, que viene sobre ellos, aún en sueños de mañana, de tarde y de noche no podrán pensar en otra cosa, serán efectivos en sus quehaceres de todos los días y los sobreabundarás, pero Señor, sus mentes y corazones estarán ligados a tu Espíritu cada minuto hasta ver una realidad en sus espíritus el plan que está en tu corazón.

Yo declaro también, una iglesia sujeta a tu autoridad, sujeta a tu voluntad, que discierne por el Espíritu lo que viene de ti, de tal manera, que cuando escuche este Cuerpo local, todos dirán a una, amén ¡haremos lo que nos has dicho, haremos lo que nos has dicho y trabajaremos de día y de noche, porque hay una obra que el Señor nos ha encomendado y no pararemos hasta verla acabada! En el nombre de Jesús.



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