en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Todos nosotros tenemos una... yo no diría una responsabilidad sino diría más bien, tenemos el privilegio de estar en la calle y tenemos la oportunidad de predicar el evangelio. Eso es lo que hacemos a nivel personal. Pero también que importante es cuando como Iglesia, nosotros podemos entonces como Cuerpo, discernir un plan de Dios y llevar adelante un plan que es de Dios, de manera que entonces estemos claros en lo personal y en lo corporativo para hacer la tarea que nos está mandando a hacer, de llevar el evangelio a muchos.
Justamente, quiero hablar en este día del evangelio de Jesucristo y quiero mostrar algunas características del evangelio de Jesucristo.
Lo primero que quiero decir es que el evangelio es mucho más que predicar el mensaje correcto. Voy a repetir, el evangelio de Cristo es mucho más que saber y predicar el mensaje correcto. El evangelio de Jesucristo cuando es impartido posee un espíritu que debe ser transmitido, y además el Señor estableció una manera para que se comparta su evangelio. O sea que no es sólo un texto, detrás del texto hay un espíritu y hay una manera, un modelo que el Señor estableció para que nosotros extendiéramos el Reino de los cielos compartiendo la buena noticia del evangelio de Cristo.
Quiero detenerme en algunos pasajes para explicar lo que estoy diciendo. En Hechos capítulo 16 vamos a demostrar por Hechos 16, que el evangelio es mucho más que un mensaje correcto. Vamos a Hechos 16, capítulo 13, dice la Escritura, está hablando de Pablo y dice lo siguiente:
“Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse
la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.
Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira,
que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia,
nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad.
Y nos obligó a quedarnos. Aconteció que mientras íbamos a la oración,
nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación,
la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo:
Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu:
Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron
a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades.”
Hechos 16:13-20
Vemos que Pablo y el equipo estaban en un lugar hablando con unas mujeres, haciendo la cosa más sencilla, predicándoles a Cristo, y luego iban juntos a un lugar donde oraban, muy sencillo. Mientras iban a ese lugar sale una mujer que todo lo que dice es verdad, todo lo que ella dice es verdad, ella dice primero que los hombres son siervos del Dios Altísimo, ¿es verdad o no? Es verdad. Esa mujer dice también que estos hombres están anunciando el camino de salvación, ¿es verdad o no? Es verdad.
El problema es que el Evangelio no es el mensaje correcto, el problema es que aunque las palabras sean la verdad pueden tener un poder de llevarme a la perdición aunque sean la verdad. Porque las palabras de verdad tienen que provenir de un espíritu de verdad, pero el espíritu de esta mujer dice que era de adivinación, dice que había gente que ganaba dinero porque ella adivinaba. Entre las cosas que ella sabía, también sabía que estos hombres eran siervos de Dios y también sabía que anunciaban el evangelio pero, ¿qué hizo Pablo por el Espíritu Santo? En vez de permitir la propaganda excelente, o aparentemente excelente que la muchacha hacía, la detuvo inmediatamente, reprendió al espíritu inmundo que estaba en ella y lo echó fuera.
Esto demuestra con claridad que el evangelio no se trata de predicar el mensaje correcto. El evangelio tiene que provenir de un espíritu correcto que es el Espíritu de la Verdad. Tiene que ser emitido por bocas y personas que caminan en espíritu correcto, que es el Espíritu de la Verdad, que es el Espíritu de Cristo. Primer cosa que estamos viendo del evangelio, es más, aquí estamos viendo el mensaje del evangelio pero ahora le voy a hablar de las señales del evangelio, porque el evangelio no es sólo un mensaje, el evangelio también tiene señales. Vamos a leer algo interesante que le sucedió a Felipe:
“Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo
las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos
dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo
en aquella ciudad. Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en
aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.
A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo:
Éste es el gran poder de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había
engañado mucho tiempo. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio
del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe;
y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido
la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido,
oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido
sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Cuando vio Simón que por la
imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo:
Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba
el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado
que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto,
porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad,
y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel
de amargura y en prisión de maldad veo que estás. Respondiendo entonces Simón, dijo:
Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.”
Hechos 8:5-23
El énfasis de este pasaje es sobre las señales del evangelio. El hombre por mucho tiempo como brujo y engañando a la gente se estaba haciendo pasar por alguien importante. Claro, eso pasaba hasta que llegó la verdad de Dios por el Espíritu de Dios a través de Felipe. Cuando Felipe llega, esos ya no son trucos, ya no es magia, es una cosa real, la gente empieza a recibir, hay señales verdaderas. Simón se sorprende y cree a la Palabra que predica Felipe y hasta se bautiza. Llegan los apóstoles, imponen las manos para que los creyentes reciban el Espíritu Santo y este hombre cuando ve todo eso dice: ésta es mi verdadera oportunidad de ser grande de una vez y por todas, antes me hacía el grande pero no era, ahora con este poder, yo voy a ser verdaderamente grande. Entonces cuando yo tenga este poder, las cosas que veo que ellos hacen, como Felipe y los apóstoles, yo también las voy a hacer, ya no voy a hacerme el grande, voy a ser grande. Y Pedro cuando percibe el espíritu de maldad que hay en el él, no sólo lo reprende, sino que le dice que el dinero muera junto con él, y le dice que está en una prisión de maldad. ¿Por qué? Porque él quería el poder del evangelio para ser visto por los hombres y transformarse en alguien a quien la gente siguiera, eso es un anticristo. Si yo permito que la gente me siga a mí, ese día me he transformado en un anticristo. Por eso Juan dice que hay en el mundo muchos anticristos, y muchos de esos anticristos son llamados ministros del evangelio. Voy a repetir:
Muchos de esos anticristos hoy son muchos ministros del evangelio.
Porque no están llevando la gente a Cristo, porque sus intenciones son como la muchacha adivina o como la de Simón, yo quiero ese poder porque con ese poder yo me hago grande. Es más, algunos ayunaron y oraron hasta recibir ese poder, y cuando ya se vieron con ese poder, y dijeron ahora yo tengo el poder, no se dieron cuenta que iban directo hacia un engaño, ahora que tengo ese poder yo realmente voy a ser una referencia, pero una referencia para que me sigan a mí, para que se apoyen en mí, para que terminen confiando en mí, y para que todo lo que ocurra en sus vidas sea a través de mí, y si no es a través de mí, entonces no es de Dios. ¿Estoy siendo claro?
El evangelio es mucho más que predicar el mensaje correcto. El evangelio viene por un espíritu que es el Espíritu de Cristo y el evangelio tiene una manera, tiene un modelo que Dios estableció.
Para confirmar todo esto, quiero leerles Primera de Corintios 1:17. Lo voy a leer en la versión de lenguaje actual porque me sorprendió la manera en que está dicho, porque en ese versículo se captó directamente el espíritu de lo que Pablo estaba queriendo decir.
“Y es que Cristo no me mandó a bautizar, sino a anunciar la buena noticia.
Y no me mandó a anunciarla con palabras elegantes. Si yo hago que la gente
se fije más en mí que en Cristo, su muerte en la cruz no servirá de nada.”
1ª Corintios 1:17
Lo voy a repetir ¿Sabe por qué es tan importante este versículo? Porque en esta versión se está traduciendo, no las palabras de Pablo, sino el espíritu de lo que había en Pablo, por eso está tan interesante. Qué diferente suena de lo que usted tiene ahí. Es que éste es el espíritu verdadero de esta Palabra. El dijo:
“Y es que Cristo no me mandó a bautizar, sino a anunciar la buena noticia
(que es por supuesto Cristo).
Y no me mandó a anunciarla con palabras elegantes
(de humana sabiduría).
Si yo hago que la gente se fije más en mí que en Cristo, su muerte en la cruz no servirá de nada.”
¿Qué estaba diciendo Pablo? Si la manera en la que yo voy a predicar el evangelio de Jesucristo, si la sabiduría con la que yo voy a moverme para apantallar a la gente, para sorprender a la gente, para sorprenderla con la clase de palabra o de verborrea que yo voy a utilizar para llegar a la gente, hace que la gente se fije en mí, entonces yo mismo que debiera ser un ministro de Cristo, estoy haciendo algo estúpido y sin efecto a la misma muerte de Jesucristo en la cruz, y todo predicando el evangelio.
Esta mañana ha venido como anillo al dedo lo que estamos diciendo. Quiero que lo tome la Iglesia, tómelo usted si quiere como una impartición acelerada del espíritu que debe de habitar en lo que van a realizar. Porque es muy importante lo que estamos viendo en este día, no se trata de un mensaje simplemente, se trata de un espíritu y se trata de una manera.
Ahora bien, por eso es que el día de hoy todo lo que nosotros vemos en los medios masivos de comunicación referente a los ministerios y referente a la predicación del evangelio, se resume en un lugar lleno de gente escuchando a un orador. No vemos a la Iglesia de Cristo saliendo por las calles y predicándole a todo el mundo. No, veo a la Iglesia de Cristo adentro de cuatro paredes sentada en un lugar escuchando a un orador. Utilizando lo que la gente dice “tiene una gracia impresionante”. Sí, pero hay dos tipos de gracia, la humana y la divina. Es como cantar, yo puedo tener el don de cantar y decir es un don de Dios, y ciertísimamente es un don de Dios, pero lo puede usar el diablo perfectamente, yo puedo cantar mejor que los ángeles. Quiere decir que aunque yo tenga un don y tenga esa gracia, es humana. Si eso no se transforma en la gracia divina, nada va a cambiar. Escuche:
La gracia humana me conduce hacia el hombre, la gracia divina me conduce hacia Dios.
¿Cuándo yo sé que la gracia está en operación? Cuando la gente está embobada por el hombre que predica. ¿Quiere usted una señal? Usted ve gente embobada por el hombre que predica, la gracia humana está ahí. ¿Quiere una señal de la gracia divina? Toda la gente que escucha a ese hombre se compunge en espíritu, recibe un espíritu, se arrepiente de sus pecados y comienza a seguir a Cristo. Ahí está la gracia divina, es la señal. Si eso no está, no importa cuántos lugares llenemos, no importa cuánto parezca que estamos transmitiendo el evangelio de Jesucristo, no lo estamos haciendo, somos verdaderos anticristos usando la Biblia de Cristo para tirar a Cristo abajo. Esto no es show, esto no es Holywood, éste es el evangelio que se anuncia en las calles, donde se mira a la gente, donde nadie ve, pero Dios ve, donde planto semilla donde nadie ve, pero Dios ve, donde toco y me invierto en una vida que nadie me ve, pero Dios ve.
¿Y por qué les digo que es esto? Porque ahora les voy a mostrar, y más los que están en las casas, anótenlo, cómo fue la manera en que Jesucristo estableció que se extendiera el Reino de los cielos y se predicara el evangelio. ¿Sabe una cosa? No hay nada que inventar. Aquí ya está dicho, el Señor lo estableció. ¿Para qué vamos a traer un plan secundario cuando el Maestro trazó un plan? Yo no me atrevería, no sé usted. Pero cuando el Maestro trajo un plan, decirle te doy una idea, yo no lo haría jamás, ¿usted lo haría? No, porque no es mi idea que usted la puede mejorar, pero la de Cristo... me callaría la boca. Y Él lo puso, Él dijo cómo debemos anunciar el evangelio. Por eso esta palabra se titula al contrario de la famosa canción, “A mi manera”, pero esta palabra se titula, “A su manera”. Tenemos que quitar bastante el “mi” de nuestra vida y empezar a poner el “Su”. ¿Estoy siendo claro, no? Mire como dice:
“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos,
y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia
en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
Mateo 9:35-38
Esto se lo doy “de yapa”, ¿sabe por qué los obreros son pocos? No es porque haya poca gente predicando el evangelio, porque si usted lee ese versículo y usted mira, dice pero no son tan pocos, si hay mucha gente predicando el evangelio. Pero, ¿sabe por qué son pocos? Porque son pocos los que lo hacen en el Espíritu del que estamos hablando y de la manera de la que estamos hablando.
Es que nosotros leemos el texto pero no leemos el espíritu, y la Biblia no, la Palabra es Espíritu y hay que leer el espíritu de la Palabra. No se trata de pocos porque son poca gente, se trata de pocos porque pocos puede usar el Señor en esa mies, porque tienen que respetar ese Espíritu y tienen que respetar el plan... ¿estoy siendo claro?
Bien, ahora digo, ¿qué hacia Jesús? Recorría las ciudades, recorría las aldeas, enseñaba en las sinagogas. ¿Y cómo predicaba el Reino? Predicaba el Reino sanando toda enfermedad y sanando toda dolencia, ¿está claro? Eso es lo que hacía primeramente Jesús.
Ahora vamos a ver, no lo que hacía Jesús, sino lo que Jesús mandó que se hiciera. Porque uno puede decir, bueno esto es lo que hizo Jesús pero yo no soy Jesús, ni soy tan grande como Jesús, Él es el Señor, pero yo...
Vamos a Mateo 10:1
“Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los
espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda
enfermedad y toda dolencia. (…) Y yendo, predicad, diciendo:
El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos,
resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”
Mateo 10:1, 7 y 8
Lo primero que le quiero mostrar es que luego que Él hizo eso, agarró a sus doce cercanos y les dijo: Ahora ustedes van a hacer lo mismo que yo hice. ¿cómo, si Tú eres el Señor, no? Escuchen lo van a hacer porque yo les doy autoridad, y les doy de mi autoridad para que ustedes echen fuera demonios, sanen los enfermos, es más, la verdad el mensaje no era muy largo: Prediquen el Reino de Dios se ha acercado y manifiéstelo con esas señales. Porque no puede acercarse el Reino de Dios que es invisible sin tener ninguna manifestación de que se acercó.
Voy a volver a decir esto, si yo digo que el Reino de Dios se acercó y no hay ninguna manifestación visible de que se acercó, entonces no se acercó. ¿Cómo? Hermano, pero le llevó el estudio bíblico... Aquí, Jesús no los mandó con un cuadernillo, ¿o sí? ¿les dio un estudio bíblico? ¿Dijo que dieran un estudio bíblico en las calles? Que les enseñaran bien, que si crees incorrecto después... ¿les dijo eso? Ni se preocupó de eso, porque el evangelio es un espíritu, no es un texto. Así que si yo llego muy bien preparado, según yo, para desarrollar un buen cuadernillo, según yo, pero no es manifiesto el Reino, el Reino no llegó, aunque las palabras del evangelio fueron dichas, ¿estoy siendo claro? Esto es lo que le ordenó a los doce.
Pero vamos más adelante. ¡Qué precioso es el Espíritu Santo! Eres tan bueno Señor.
“Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos;
y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. (…)Y saliendo,
predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera
muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”
Marcos 6:7 y 12-13
¿Qué me agrega el pasaje de Marcos? Parte de la predicación, lo que no me dijo Mateo sí me lo dice Marcos. Marcos me dice cuál era una parte fundamental de la predicación del Reino. Le decía a la gente arrepiéntanse. Es decir, cuando en el evangelio no existe la palabra ni la acción al arrepentimiento, no estamos ante el evangelio de Cristo sino ante un evangelio editado y adulterado al que nosotros llamamos evangelio, en el que no se usa la palabra arrepentimiento porque sino la gente no le va a entrar, no le va a gustar a los oídos de la gente que yo le diga esto, así que digamos todo lo del evangelio y que Jesús lo salva y lo ama pero nunca le digamos que la puerta de entrada a el es arrepentirse y reconocer que es un pecador... Nunca le digamos eso, digámoselo de aquí a un año... No, dice que lo primero que hacían era esto, ¿sí o no?
Vamos a otro pasaje, cada uno de los pasajes que son paralelos están agregando algo, estamos todavía hablando de los doce:
“Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad
sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.
Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. (…)
Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio
y sanando por todas partes.
Lucas 9:1,2 y 6
¿Qué eran las dos cosas que iban unidas, completamente unidas? La predicación de la buena noticia del evangelio con las sanidades. Miren, si yo veo los tres pasajes que acabamos de leer, veo un orden. En ese pasaje el orden es: proclamen la palabra, es decir, proclamen el Reino. Segundo, hagan sanidades y hagan liberaciones, ¿lo ven o no? Proclamen la Palabra, hagan sanidades y liberaciones. Pero vamos un poquito más adelante a analizar no sólo lo que Jesús le ordenó a los doce, sino lo que Jesús más tarde le ordenó a setenta discípulos. Dice:
“Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió
de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía:
La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor
de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos
en medio de lobos. (…) y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles:
Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. (…) El que a vosotros oye, a mí me oye;
y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha
al que me envió. Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios
se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza
del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan,
sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos,
y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas
me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre;
ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven
lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver
lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”
Lucas 10:1-3, 9, 16-24
Si ustedes miraron con atención, sobre todo el versículo 9 que es cuando el Señor les dice lo que tienen que hacer, aquí se cambia el orden, porque el verso 9 dice, sanen a los enfermos que haya allí y digan se ha acercado a vosotros el Reino de Dios. Es decir, en todos los otros pasajes bíblicos vimos primero prediquen el Reino, y luego sanen, liberen y hagan milagros. Acá dice, ustedes ahora sanen y luego díganles, ¿estas sanidades sabes por qué son? Porque el Reino de Dios se te ha acercado. ¿Qué quiero decir con esto?
Cuando Jesús vino a la Tierra, vino para salvar. La palabra salvar es muy grande, pero entre las cosas de esa palabra hay algo muy importante que significa salud, salud en espíritu, alma y cuerpo. Porque nuestra idea de salvación y la idea que Jesús tiene de salvación es muy opuesta. Nuestra idea de salvación siempre tiene el énfasis sobre lo espiritual y lo eterno, sobre aquello que un día vamos a disfrutar en el cielo. Estoy de acuerdo con ustedes en que lo más importante de una persona es lo que es eterno, porque lo pasajero vive 70, 80 o 100 años y se va, y lo eterno que es nuestra vida dura para siempre. Estoy de acuerdo que eso es lo más importante, pero tenemos que pensar como Jesús. Cuando Jesús vino, vino a salvar a todo el hombre de toda su necesidad, es decir en su espíritu, en su alma y en su cuerpo. Por ese mismo motivo es que Jesucristo no polarizó ni puso a la Palabra por sobre las sanidades, ni las sanidades por sobre la Palabra. No, no, no... Lo que importa es la Palabra... No, no, no... Lo que importa son las señales de la Palabra... ¿Por qué estamos poniendo a la Palabra en un lado del ring, del cuadrilátero y a las señales del otro lado, si ellas van juntas y son hermanas y nunca se pusieron a pelear?
El mal que ha hecho la Iglesia por mucho tiempo es, los que han estado de un lado poniendo el énfasis sobre un lado, o los que han estado del otro, poniendo el énfasis sobre el otro. Unos le pusieron todo el énfasis y la carga al ministrar la Palabra, pero hay cero manifestación del poder de Dios; los otros vamos a estar entusiasmados y el poder de Dios que se mueva todo el tiempo, pero no existe ninguna edificación de la Palabra. Las dos cosas son un error por igual. Por eso Jesús muy sabiamente y a su manera dijo, mis hijos, mis discípulos, las cosas en el Reino, no son así, la Palabra es una pierna y las señales son la otra. Si este hombre llamado Reino de Dios (siempre comparo el Reino de Dios a un hombre parado en dos piernas), no está parado en dos piernas que son la Palabra y las señales del Reino siempre va a caminar rengo o cojo. La pierna derecha nunca la vi patear a la izquierda, ni la pierna izquierda patear a la derecha y decir tú estás mal y yo soy la más importante. No, es que para caminar necesito las dos.
Ahora, esto es lo que Jesús estableció. Primero vimos lo que hizo, luego vimos lo que Él le ordenó a los doce, y ahora estamos viendo lo que le ordenó a los setenta que mandó. Es decir, no es algo que estableció alguna iglesia, algún ministro o alguna idea que tuvo alguien, es la idea que Dios tuvo. Por eso nos insta y lo dijo este pasaje a que nos volviéramos como niños, y Jesús oró regocijado en el Espíritu, te doy gracias Padre porque estas cosas que escondiste a los sabios y las revelaste a los niños, es decir, a los que reciben el Reino y el evangelio con esta sencillez de decir, Señor, cuando nosotros salimos por las calles o entramos en un hogar o entramos donde Tú nos des la oportunidad, nosotros vamos en dos piernas no en una, no somos cojos, no somos cristianos cojos, o llenos de la Palabra o que llenos de las señales, pero estamos cojos... No, nosotros vamos con ambas cosas, probablemente el Espíritu me diga ahora, en este caso vas a empezar orando por esto, no le vas a decir más nada, en el otro caso le vas a decir específicamente que éste es un problema de pecado que se tiene que arrepentir... ¿estoy siendo claro? Porque es indistinto, porque el Señor no le dio más importancia a una cosa que a la otra. Por eso el Señor nos insta en Mateo 18 cuando dice tienen que volverse como niños si ustedes quieren entrar de verdad al Reino de Dios.
Ahora, uno podría pensar que este tipo de práctica fue la práctica de Jesús, de los doce y de los setenta, y que una vez que Jesús ascendió, cada uno hizo lo como mejor le pareció ¿no? Le voy a demostrar que no, vamos a Hechos capítulo 3, versículo 37, esto es a Su manera. Pedro aquí se para y da un mensaje muy poderoso en el Señor donde la gente queda conmovida por el Espíritu. Me interesa mucho lo que dice, mire lo que se produce cuando se predica el evangelio por el Espíritu de la verdad y a la manera del Señor:
“Al oír esto, se compungieron de corazón,
y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos?”
Hechos 2:37
No le dijeron hermano Pedro qué poderoso es usted predicando, yo creo que vamos a empezar unas campañas en un lugar grande, tenemos aquí un estadio y vamos a comenzar estas campañas porque si usted predica de esta manera, Miami va a ser para Cristo... ¿para Cristo? No, va a ser para Pedro, pero no para Cristo, aunque sea apóstol.
Recuerde que no estamos en el juicio pero un día sí vamos a estar, hoy las cosas pasan y parece que todo da igual. Hoy, porque Dios en su misericordia quiere que triunfe la misericordia y no el juicio, Él en su misericordia nos da tiempo, pero un día sí va a haber juicio de las motivaciones y las intenciones de lo que hemos hecho. ¿Vio lo que produce la gracia de Dios? Se compungieron, se compungieron, se compungieron, se dieron cuenta que estaban mal, se dieron cuenta que eran pecadores, se dieron cuenta ¿qué hacemos? o sea, mi espíritu ahora acaba de darse cuenta lo mal que ha estado. ¿Se da cuenta que diferente a cuando un hombre se muestra a él? ¿Se da cuenta? Que interesante… Se compungieron.
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre
de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo:
Sed salvos de esta perversa generación.”
Hechos 2:38-41
Ay no, si son todos buenos, tiene defectos la gente, tú eres un campeón, lo que pasa es que no se te ve, tú no eres perverso, eres un gran tipo…
Me parece que no es lo que predicaba Pedro, no decía, tú eres un gran tipo. Sean salvos porque ustedes también son de esa perversa generación, o sea ¿quieren salir de esa perversa generación? entonces tienen que arrepentirse. Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Cuando el evangelio viene por el Espíritu de Cristo, Dios añade a la Iglesia, cuando el evangelio viene por el marketing, el marketing añade gente.
Voy a volver a repetir, cuando el evangelio se ministra por el Espíritu de la Verdad y a la manera del Señor, el Señor añade a la Iglesia quienes van siendo salvos, pero si nosotros vamos a predicar el evangelio haciendo uso del marketing, Dios no va a añadir a nadie a la Iglesia aunque haya miles. Bolsas de papas sentadas un domingo en un lugar para que los bendigan y el payaso de turno haga su circo y que sea buena la música que acompaña al payaso...
Esto es lo que hoy estamos viendo, ésta es la realidad del mundo de hoy, ésta es la realidad del cristianismo de hoy. Ay, usted da malas noticias... No, no doy malas noticias, al contrario, pero no puedo cegar una realidad espiritual que debe ser cambiada por hijos inteligentes y sabios que saben orar, que saben tirar abajo lo que hay que tirar abajo para levantar lo que hay que levantar, para que el Espíritu de Cristo vuelva al evangelio de Cristo. Porque se ha separado el evangelio de Cristo del Espíritu de Cristo y ya no tenemos el evangelio verdadero aunque tengamos las palabras verdaderas. ¿Estoy siendo claro?
Así que cuando esto ocurrió, primero dice el verso 43 que después de que Pedro predicó muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles, o sea primero predicó, ¿y después que vinieron con Pedro? Muchas maravillas y señales. Mire lo que dice el versículo. En el caso que vimos Pedro predicó primero y luego habla de las maravillas:
“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre
de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó;
y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo;
y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba
a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto
por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había
sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto?
¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos
hecho andar a éste? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres,
ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato,
cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo,
y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios
ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre,
a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él
ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. Mas ahora, hermanos,
sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.
Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas,
que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados
vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado.”
Hechos 3:6-20
En el capítulo 2 vemos el orden de los doce, primero se lo ve a Pedro predicando y luego las señales y milagros, pero en el capítulo 3 van a entrar a orar, y el Señor les dice ¿qué orar? No, pero si yo a esta hora oro aunque llueva y truene yo a esta hora oro, ¿cómo Señor? no puede ser, esto es del diablo… No oras, ahora me levantas a este paralítico. Primero hace una señal, y claro, el hombre toda la vida ahí imagínese lo que eso fue, entra, e imagínese la gente ¿en dónde va a poner los ojos? Obviamente si pasa algo espectacular a través de una persona es normal, es lógico pone los ojos en la persona. ¿Quién es el encargado de que no se pongan los ojos en la persona? La persona.
Momentito, sí, porque mira lo que Dios hace con mi ministerio, es tremendo, impresionante... la pierna doblada y se enderezó toda por mi ministerio. No dijo Pedro, tranquilos, ustedes están poniendo los ojos en nosotros y yo los voy a ubicar, les voy a decir por qué sucedió esto y por qué poder, como si tuviéramos poder, este poder no es mío, es de Él. Él me lo presta para que lo use pero no es mío, es de Él, es el poder de Él. ¿Cuándo termina de predicarles? Después de la señal. ¿No es el mismo orden que el de los doce y los setenta? Y ya Jesús se había ido a los cielos. ¿Es la manera del Señor o no es la manera del Señor? Es la manera del Señor.
Sigamos, mire lo que pasó con todo esto:
“Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron;
y el número de los varones era como cinco mil.”
Hechos 4:4
Claro, uno podría decir esto pasó con Jesús, pasó con los doce que son los apóstoles del Cordero que están en Apocalipsis... Bueno, los setenta no tanto porque algunos ni famosos son, nunca sabemos de ellos, pero eran gente especial seguramente, y ahora usted me habla de Pedro. Pedro es Pedro mi amigo... Pero no sólo Pedro, dice que apareció otra gente ahí a hacer exactamente lo mismo.
Porque quiero sacar esa idea en el cuerpo de Cristo de que sólo las cosas van a ocurrir si lo hacen apóstoles. No, de hecho, sí tenemos nuestra función, pero sería muy triste que las cosas fueran así porque entonces no se estaría equipando al Cuerpo, que ésa es nuestra verdadera tarea. Entonces mire lo que dice en Hechos 6:
“Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.
Hechos 6:7 y 8
¿Sabe quién era Esteban? Una de las personas que eligieron para repartir mesas y había que repartir unos asuntos a las viudas porque había mucha gente, y los apóstoles dijeron, nosotros no vamos a hacer la tarea, ustedes vayan y busquen entre la multitud y agarren a siete hombres llenos del Espíritu Santo, a esos agárrenlos. Pero eran cualquiera, sí, eran cualquiera, de los de la multitud de discípulos. Agarren a varones llenos del Espíritu Santo, a esos les vamos a encargar la tarea. A ellos les encargaron la tarea de repartir mesas. O sea, la tarea de hacer una obra de misericordia, la podemos llamar así, una obra de misericordia. ¿Hermano usted hace milagros? Ah no, yo hago una obra de misericordia, yo le puedo llevar una bolsa del super, y le puedo llevar hasta allá si usted necesita, pero yo un milagro no, yo no soy Pedro hermano, discúlpeme...
¿Es lo que dijo Esteban? Porque mire lo que dice de Esteban:
“Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban,
varón lleno de fe y del Espíritu Santo.”
Hechos 6:5
Para estar lleno de fe, ¿se necesita ser un apóstol, un profeta, un evangelista, un pastor o un maestro? ¿No dice la Escritura, sed llenos continuamente del Espíritu Santo? ¿Para quién es eso entonces? Para nosotros. Quiere decir, que si a través de nosotros cuando predicamos el evangelio no ocurre ninguna señal... Respóndase usted.
Tengo la Palabra pero ¿dónde está el Reino? Se tiene que ver. Es que se va a manifestar, porque si estoy lleno del Espíritu Santo, es que es una persona y es tan grande que se va a manifestar. Y luego dice de Esteban más adelante:
“Y Esteban, lleno de gracia
(no la humana sino la divina)
y de poder”
Hechos 6:8ª
¿Por qué estaba lleno de poder? Porque estaba lleno del Espíritu Santo, ¿Por qué estaba lleno de gracia? Porque estaba lleno del Espíritu Santo. Es decir, personas comunes dentro de la congregación estaban haciendo señales y milagros entre medio de la gente a la cual les predicaban el evangelio de Cristo. Pero en ningún momento Esteban estaba haciendo esto para luego levantar un ministerio paralelo a la iglesia de Antioquia o de Jerusalén y hacer su propio ministerio porque yo ¡ya tengo el poder, He-man! Así decía He-man. Estamos llenos de ministros He-man, ¡ya tengo el podeeeer!
¿Entonces qué hago? Mi propio kiosco, y aquí tengo cinco mil más que tú tienes, en mi propio kiosco, ¿estoy siendo claro no? Pero eso no es el evangelio de Jesucristo.
Vamos a Hechos 8, otro hombre común. Mire lo tremendo que dice aquí y diga que la Biblia no se toma el tiempo para explicar lo que pasó, pero mire que algo pasó, lea por adentro. Recuerde que hubo una persecución porque Dios los tenía que dispersar.
“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes
anunciando el evangelio.”
Hechos 8:4
¿Sabe lo que estaría ocurriendo en todas las ciudades? señales, milagros. No dice los apóstoles, ellos no fueron dispersados, fueron dispersados los discípulos. Dice:
“Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe,
oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían
espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos
y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.”
Hechos 8:5-9
Es decir, Felipe, un discípulo como otros, lleno del Espíritu Santo, se encontró predicando a Cristo y comenzaban a suceder las cosas, pero no porque se las proponía, sino porque estaba lleno del Espíritu Santo y la gente podía ver al evangelio en acción a través de las señales. Veía al Reino que es invisible a través de la manifestación del Reino, a través de las señales. Por eso, esto está en acuerdo con Primera de Corintios 2, veamos lo que Pablo dice allí:
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios,
no fui con excelencia de palabras o de sabiduría
(ya sabemos por qué, porque no quería que la gente pusiera los ojos en él).
Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,
y a éste crucificado.”
1 Corintios 2:1-2
¿Sabe que dice ahí? Me propuse ser un ignorante de todo tema, solamente sé algo de Cristo y de éste, crucificado. ¿Pablo, un doctor? Sí, dice me propuse no saber otra cosa.
“Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada
en la sabiduría (ni en la verborragia) de los hombres, sino en el poder de Dios.”
1 Corintios 2:3-6
Es decir, lo mismo que hizo Jesús, lo mismo que le encomendó a los doce, lo mismo que encomendó a los setenta, lo mismo que hizo Pedro, lo mismo que hizo Esteban, lo mismo que hizo Felipe era lo mismo que hacía Pablo. Quiere decir esto que este método, ¿de quién es? De Jesucristo. Pues no te atrevas a cambiar el método, ése es el método.
Pero la palabra método queda muy pequeña, porque puede parecer un: Hagamos el método, digamos uno, dos, tres y ya lo tenemos listo. No, no es eso. Lo que quiero decir con método es lo que Él estableció, aquello que Él estableció en el Espíritu para que el Reino de los cielos sea extendido y el evangelio sea mostrado con poder y que la fe de las personas no esté basada en el conocimiento ni siquiera bíblico, sino que esté fundada en el poder de Dios. No dice que la fe esté basada en el conocimiento de las Escrituras. No, dice que la fe esté basada en el poder de Dios.
Mire este pasaje que confirma la actitud de Pablo. Lo mismo que dice él en Corintios se lo ve en persona:
“Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino
delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos,
discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.
Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que
habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.”
Hechos 19:9-10
A ver, ¿dónde era que hacía esto Pablo? En una escuela de un tal llamado Tiranno, así que la gente iba ahí a oír la palabra de Jesús a la escuela de un tal llamado Tiranno, no fue en un estadio, de los que había ahí.
“Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo.”
Hechos 19:11
Aquí él agrega la palabra “extraordinarios”... así que imagínese lo que sería, ya un milagro es extraordinario, parecería una redundancia ya que si es un milagro es extraordinario, pero aquí dice milagros extraordinarios. Y dice:
“(…) De tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños
o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos,
y los espíritus malos salían.”
Hechos 19:12
Si hoy en día yo le empiezo a dar ropa mía y usted se sana, y no dudo que sucedería, ¿sabe lo que pasaría inmediatamente? Toda la mirada estaría sobre eso que pasó a través mío, ¿sabe una cosa que veo a la Iglesia? No hay una tontería de esas aquí. En ningún momento nadie le atribuyó el poder a Pablo, no sé si soy claro, no se dice ni un solo comentario que la gente haya elevado a Pablo por el hecho de que Dios hacía milagros extraordinarios y que los espíritus inmundos salían simplemente porque un pañuelo de Pablo iba a la casa de fulano de tal. ¿Estoy siendo claro? Lo que haría hoy sería totalmente al revés ¿sí o no?
Significa entonces que no estamos siguiendo a Cristo, estamos siguiendo hombres. Aunque diga iglesia en el rótulo, en el rótulo nosotros podemos ponerle lo que sea, el Señor pasa y dice, ¿qué dice acá, Iglesia? No, ésta no es. Pero Señor aquí hay cincuenta mil. Pero ésta no es. ¡Ay Señor! Es que no es. ¿Por qué no es? Porque es la de Él, no es la mía, porque la mía me honra a mí y me sigue a mí, en la mía no se permiten los anticristos, en la mía no; en la mía la gente predica el evangelio para traer las personas hacia mí, a que me sigan a mí.
Esos son los obreros que yo estoy llamando a la mies, y de esos hay pocos, de esos hay muy poquitos.
Vamos al último pasaje, porque esto cierra todo lo que vino diciendo Jesucristo y todo lo que vimos en el libro de los Hechos:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios”
Marcos 16:15-17
¿Hay que llevar a los endemoniados a algún ministro o pastor? ¿Es lo que dice aquí? No, pues entonces si tienes un endemoniado trátalo tú y sácalo.
“Hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes,
y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño
(o sea tienen autoridad sobre todo);
sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo,
y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en
todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra
(porque la palabra que era el evangelio, venía por el espíritu de Cristo
y era hecha a la manera de Cristo)
con las señales que la seguían. Amén.”
Marcos 16:15, 20
Esta tarde es muy especial, creo que es un día extremadamente provechoso porque creo que el Señor nos está ubicando como Iglesia de Cristo a entender nuestro lugar, cuál es el Espíritu que nos habita, con qué espíritu hacemos las cosas en el Reino de Dios, y cómo es que nosotros si bendecimos y honramos este Espíritu veremos las señales suceder. Y la mayor alegría será que no sucederá por los ministros o los que tienen alguno de los cinco ministerios, sino por los santos. Ésa es la mayor de las alegrías de los que son verdaderamente padres espirituales: Ver a la Iglesia levantándose y ver que la salud que van a ministrar afuera, ellos mismos primero la están teniendo, ellos mismos la están conquistando para su casa, la están conquistando para los que los rodean. Es decir, que aunque sean atacados por el diablo por enfermedades, va a suceder que no sufrirán ningún daño, como la Palabra lo dice, y ellos van a vencer sobre eso y van a ser un testimonio de bendición a otros, ellos poniendo las manos y sanando a otros. Porque no es que somos "superman", como le dijeron un día a mi esposa que no quería ningún plan de salud y entonces el hombre que le quería vender el plan le dijo me doy por vencido porque evidentemente usted es la hermana de Robocop. Tenía razón, nada más que este Robocop es más grande, es mucho más grande, a ése no lo pueden tirar con nada, es más grande ¿estoy siendo claro?
Por eso en esta tarde tenemos que hacer algo que creo que es importante, más ahora que van a iniciar este tiempo de ayuno. Porque ustedes saldrán a las casas y estarán orando por necesidades y Dios se va a manifestar. ¿Qué vamos a hacer? Vamos a orar sencillamente, como los apóstoles que se reunían y oraban y sencillamente ellos se impartían de una manera a los discípulos, que el problema que tenían era que no sabían cómo arreglar el desbarajuste, pero es un bendito problema ése porque era una cosa que no se podía parar.
Pero eso no importa, eso es magnífico eso, la obra de Dios nunca podrá estar bajo el control del hombre y eso es glorioso, así que tranquilo, que se vaya de las manos...
Así que nosotros vamos a estar orando por cada uno de los que va a estar iniciando en su lugar y lo que va a estar haciendo en su lugar trayendo el evangelio del Reino, y ¿cómo? A su manera.
Gracias Señor...
Padre, en esta mañana todos juntos hemos estamos adorando tu Nombre, alabándote, recibiendo Palabra de tu Espíritu en nuestro interior, siempre que te damos Tú nos sobrepasas de lo que recibimos, y no es que vengamos a recibir, pero contigo es imposible, siempre que damos, recibimos, porque se cumple tu Palabra que no puedes ser deudor de absolutamente nadie.
Hemos escuchado este plan que ha venido de tu presencia, ha venido de Ti, está siendo establecido en la Iglesia para avanzar este Cuerpo a lo que Tú tienes planeado.
Y Señor, no se está haciendo esta tarea para ser prosélitos, para buscar que simplemente haya más gente en la iglesia local.
Señor, líbranos de las motivaciones estúpidas, humanas y egoístas que no te honran, porque son las cosas por la cual tu obra no prospera en el Espíritu.
Pero ahora impartimos por tu Espíritu a cada hermano y hermana desde el más pequeño al más grande, que este poder del Espíritu Santo les esté llenando. Que estén llenos de gracia.
Señor, ahora imparto gracia divina sobre sus vidas, ahora imparto el poder de tu Espíritu y declaro Señor, que sobre toda fuerza del diablo ellos tienen poder ahora, ellos tienen poder para hollar las serpientes y escorpiones que el diablo pone en el camino.
Padre, declaro que ninguna clase de daño pueden sufrir, están cerradas todas las puertas para no sufrir ninguna clase de daño. Y declaramos que junto con la Palabra estarán las señales, que ellos discernirán los momentos del Espíritu para actuar conforme a tu Espíritu en cada situación.
Te doy gracias Señor, porque en este día tan importante para esta nación, tu Espíritu está levantando al evangelio de Cristo, y volviendo a decirle a esta nación en particular, “vuelvan al puro evangelio de Cristo, vuelvan a la pureza del evangelio de Cristo”.
Señor, te alabo y te bendigo por lo que Tú estás haciendo, y te alabo y te bendigo por lo que Tú nos estás revelando. Y gracias te doy Señor, porque mientras estos principios tuyos están siendo establecidos, yo puedo ver el Espíritu y la vida que están saliendo de tus palabras.
Reprendo al espíritu de muerte, ¡te reprendo en el Nombre de Jesús ahora, te echo fuera en el Nombre de Jesús!
Declaro el espíritu de vida, vida abundante sobre ellos Señor. Lo reprendo porque ya no serán huesos secos, sino que entrará vida a esos huesos porque Tú los vivificarás. Ése es tu poder Señor.
Te damos gracias, te damos gracias porque Tú Señor, por tu Espíritu nos vuelves a hablar las cosas sencillas de tu Reino pero las vivificas en nuestro corazón.
Gracias por lo que va a comenzar, gracias por este tiempo de ayuno y oración.
Gracias Señor, porque al comenzar esta tarea se verá un camino limpio para ministrar a Cristo y ver la manifestación del Reino en todo lo que se haga.
En Cristo Jesús está hecho en el cielo y está hecho en la Tierra. Amén, Señor Jesús.
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