Living by the Word of power
Hernán Cipolla
July 30, 2006
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Realmente damos gracias al Señor, porque es un privilegio reunirse con el Cuerpo de Cristo, saber que somos partes del mismo Cuerpo y que no hay distancia que nos pueda separar, en el Espíritu somos uno; y todos, cada uno desde su lugar, desde su posición está trabajando para que el Reino de los Cielos se establezca en la Tierra. Ése es el deseo de nuestro corazón porque ése es el deseo del corazón del Padre.
Y queremos ser, como Iglesia, una Iglesia que pueda transformar al mundo no por lo mucho que sabe, no por lo mucho que dice, sino por el poder que experimenta, porque vive la vida de Cristo con toda plenitud.

Quiero compartir algo que considero muy valioso delante de Dios para que nuestra vida pueda vivir en ese poder del cual estoy hablando; quiero pedirles que busque en el libro de Génesis 1 y recordarle que cuando Jesús fue tentado, el Espíritu Santo lo llevó al desierto y el diablo comenzó a tentarlo.
Tres tentaciones específicas: la primera de ellas fue que Jesús, después de haber pasado por cuarenta días y cuarenta noches en los cuales no comió absolutamente nada y como es de suponer tenía mucha hambre, el diablo le dijo, ¿ves esa piedra? ordena que se convierta en pan para que puedas comer y para que termines con este hambre.
Pero Jesús respondió al diablo de una manera que un hombre natural no podría responder jamás. Jesús le dijo: "No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."

Cuando la Palabra de Dios se transforma en una realidad espiritual para cada uno de nosotros, esa Palabra es un alimento que nos sostiene, que nos guía, que nos direcciona, y nos sentimos satisfechos porque no hay ninguna otra cosa necesaria; pero hay muchas veces que Dios habla y nosotros desestimamos la Palabra de Dios, nosotros no tomamos en cuenta que toda Palabra que sale de la boca de Dios tiene poder y ha sido enviada para producir algo.
Ninguna Palabra de Dios podría quedar igual, porque esa Palabra salida de su boca, tiene el poder sobrenatural de producir una transformación y de que las cosas sean completamente diferentes a partir del momento en que esa Palabra salió de la boca de Dios, pero sólo un hombre y una mujer que viven por el Espíritu de Dios pueden saber que su vida parada sobre la Roca de la Palabra nunca será movida, por eso Jesús respondió como respondió.

Para Jesús no era importante el hambre natural, eso no le afectaba, Él podía dominar su cuerpo y no era el cuerpo que lo dominaba a Él, porque había algo más fuerte dentro de Él, era que Él estaba sobre la tierra para producir transformaciones.
¡Y estaba en la tierra por una Palabra del Padre; y esa Palabra lo hacía mantenerse firme!

Por eso yo quiero que hoy veamos la importancia y el poder que tiene la Palabra que sale de la boca de Dios y cómo esa Palabra puede transformar nuestra vida, siempre y cuando hagamos lo que debemos hacer y creamos a esa Palabra. Por eso lo que mi esposa decía tiene mucho que ver con lo que yo voy a compartir porque Dios habló algo específico para este año y cuando Dios habla específicamente, Él quiere producir cambios específicos, hay cosas puntuales que Dios te está hablando, que Dios te está mostrando, trae recuerdos a tu mente, trae convicción a tu espíritu y eso es para que entiendas que Él está detrás de ti buscando un objetivo: ¡que cumplas su propósito!

Y no tu propósito bendecido por Él, nunca será así, jamás Dios podrá firmar en tus planes, en tus objetivos y en tus propósitos. Cuando no son los que Él tiene, nunca lo hará, Él siempre va hacer un camino inverso, al revés, Él siempre primero nos transformará a nosotros, para que siendo transformados entendamos los planes del Señor que Él ya tiene preparados, podamos hacerlos nuestros y caminar en ellos.
Voy a leer muchos versículos seguidos detrás de otros para que ustedes presten mucha atención y puedan notar que frases son comunes a todos estos versículos.

"Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.
E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión,
de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.

Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar,
y descúbrase lo seco. Y fue así.

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto
que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche;
y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras
en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.

Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra,
en la abierta expansión de los cielos.
Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve,
que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes
según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra
según su especie. Y fue así."
Génesis 1: 3, 6-7, 9, 11,14-15, 20-21 y 24.


Quiero hacer una pregunta: ¿Qué frases usted pudo notar que son comunes a todos estos versículos?

I)   "Dijo Dios".

II)   "Y fue así".

Esas dos frases son frases que marcan una pauta en la Palabra, una señal para mostrar que Dios cuando habla algo, debe ocurrir. Cada vez que Dios habló fue exactamente como Dios dijo, nada fue diferente a lo que Él dijo que fuera, por eso la Palabra de Dios es una palabra que tiene poder, porque como Dios es autoridad en esencia, la Palabra que sale de su boca tiene el sello de su autoridad de tal manera que cuando Él habla, debe cumplirse lo que Él dijo, no hay ninguna opción para que lo que Él haya dicho no se cumpla, si Él habló tiene que cumplirse.

Pero alguno de ustedes se estará preguntando: ¿Muchas veces oí a Dios hablar, pero Dios no cumplió lo que Él había dicho?
Lo que yo quiero mostrarte es que eso es una mentira del diablo para que dejemos de confiar en toda Palabra que sale de la boca de Dios, hay otras cosas que interfieren en el medio del camino para que aquello que Dios habló no se cumpla, pero cuando algo que Dios habló no se cumple jamás significa que lo que Él diga no tiene poder.
¡Siempre que Él habla su Palabra tiene poder; y lo que Él ha dicho debe cumplirse! ¡Sí o sí!
¡No hay otra opción! ¡Si Él habló debe cumplirse! De la misma manera que ocurrió en la creación, tan sólo Él habló y lo que Él dijo que se produjera se produjo.

"…y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes,
y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» 
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,
y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»

Génesis 1: 26-28 NVI 

Cuando Dios habló, una vez más la Biblia dice: El dijo: Hagamos al hombre…
Pero esta vez fue el Padre, junto con el Espíritu Santo y el Hijo, que decidieron crear al ser humano de tal manera que hombre y mujer puedan ser representantes de Dios sobre la tierra, pero en el vs. 28 dice que los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»
Si usted lee en la versión Reina Valera dice: Y los bendijo… y les dijo… parecen dos cosas separadas: una bendición y unas palabras finales, pero la bendición eran las palabras que Dios iba a hablar sobre ellos, por eso la NVI lo traduce de manera correcta porque dice:…los bendijo con estas palabras.
Una vez creados a imagen y semejanza de Dios, el Padre les dijo: "Ahora yo los habilito para que ustedes hagan todo lo que deben hacer y me representen de manera correcta sobre la tierra y les doy autoridad para que hagan todo en mi nombre, sabiendo que ustedes son sobre la tierra mis representantes y pueden hacer con mi autorización todo lo que yo les dije que deben hacer. ¡Nada ni nadie se los puede impedir!

Es por esta razón que las palabras de un padre o una madre tienen mucho poder sobre sus hijos, cuando yo tomo a mi hijo y lo único que le digo es: Tú no sirves, tú no vales, tú no puedes, cierra tu boca no sabes nada, no tienes nada que decir... si usted quiere, vea a ese hijo dentro de veinte años y será un hombre adulto, pero que no sepa qué hacer, no sepa cómo conducirse, no sepa qué decir y no pueda enfrentar la vida.
Porque como Dios les dio autoridad al hombre y a la mujer, de la misma manera que la Palabra de Dios tiene poder, la palabra de un padre o una madre también tiene poder, porque Dios nos habilitó para que habláramos en su Nombre y le representáramos dignamente y hagamos lo que debemos hacer sobre la tierra.
Por eso quiero que veas que no solamente Dios habló para que las cosas fueran hechas, una vez que fueron hechas le dio al ser humano la autoridad para representarlo a Él y para hacer todo lo que debe hacer.
Ahora quiero ver un principio espiritual que la Escritura nos muestra para sustentar todo lo que sale de la boca de Dios.

"(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes)
delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos,
y llama las cosas que no son, como si fuesen."

Romanos 4:17

Está hablando de Abraham y aquí hay una promesa para Abraham, la promesa de ser padre de muchas gentes. Pero luego dice que Abraham creyó a Dios y que Dios es un Dios que da vida a los muertos y llama a las cosas que no son como si fuesen.
Quiere decir que la Palabra de Dios tiene poder para crear de la nada.

Cuando algo no existe, Dios habla y a partir del momento que Él habla, eso que no existía ahora es hecho; o sea que, no es por nuestro esfuerzo que logramos hacer las cosas para Dios, es que Dios habla y Dios prepara un camino, lo hace donde no lo hay y abre una puerta donde yo veo una pared para que lo que yo no veía, ahora pueda ser hecho delante de mis ojos, es algo nuevo que yo antes no conocía pero ahora puedo conocer porque ha salido de la boca de Dios. De la misma manera tú podías pensar que no eras nada ni nadie, pero la Biblia dice que Dios llama a las cosas que no son como si fuesen…
En el mismo momento en el cual alguien te estaba diciendo, tú no vales, tú no sirves, tú no puedes, Dios estaba diciendo: ¡tú vales para mí, tú sirves y tú puedes! Porque Él llama a las cosas que no son como si fuesen.
Por eso nada ni nadie puede rebajarte, porque tú has valido, has costado la sangre de Cristo y nada puede tener mayor valor que esa sangre, si Él estuvo dispuesto a derramar esa sangre por ti y por mí, quiere decir que valemos demasiado… demasiado.

Cuando nosotros vemos la perspectiva de Dios con respecto a nuestras vidas, muchas cosas empiezan a cambiar; una de las cosas que cambian es que ya no luchamos ni trabajamos duramente para conseguir las cosas. No estoy queriendo decir que nos transformamos en unos vagos que se sientan en una silla a estirar sus manos y esperar que Dios ponga ahí todas esas cosas, no estoy hablando de eso, estoy hablando que yo no le quito a Él el lugar que le corresponde, Él es el Señor y Él es el dueño de mi vida; cuando yo me esfuerzo por hacer las cosas y quiero lograrlas por mi empeño le estoy diciendo a Dios: ¡Salte de tú lugar, porque ese lugar es mío y yo voy a hacer las cosas a mi manera y como yo las quiero hacer!

Yo tengo que saber que Dios tiene un propósito y un plan conmigo pero necesita de mi rendición, que yo le diga: Señor aquí estoy…y yo no lo puedo hacer…por mis fuerzas yo no lo puedo lograr. Y aquello que viene a tu mente que el Espíritu Santo te recuerda, aquellas áreas de tu vida que el Señor y tú conocen, ambos saben que no están bien, tienes que reconocer delante de Él que tú has intentado hacerlo con tus fuerzas y decirle: Señor, no he podido, tú lo tienes que hacer por mí, yo me rindo a ti para que aquello que has hablado para mi vida, lo que tú te has propuesto para conmigo tú lo hagas...
¿Y sabes algo maravilloso de Dios? A Dios no le importa la edad.

Yo quiero que esto les quede grabado a todos los que están en este lugar, porque hay niños pequeños, hay jóvenes, hay personas adultas y hay abuelos, pero a Dios no le importa, esto es para todos.
¡Nunca es tarde en tu vida para descubrir lo que Dios tiene para ti!
Dios tiene algo preparado para ti, aunque tú hayas vivido setenta años sin saberlo, ahora puede ser el tiempo de conocer los planes de Dios y de vivir en ellos aunque ya hayan pasado setenta años y tú pienses que ya viviste la vida y qué más te falta por vivir... según Dios te falta todo por vivir, porque si no has vivido en los planes de Dios no has vivido nada, lo verdaderamente valioso no lo has vivido. Por eso, no importa la edad que tengas, tú tienes la posibilidad de ver esta palabra cumplida en tu vida, que Dios llama a las cosas que no son, como si fuesen…Y si tú crees en esta palabra, tú vas a ver hacia adelante cosas tremendas que Dios puede hacer, sólo porque le has creído y porque le has dicho: Señor aquí estoy, te rindo mi vida y haz lo que tengas que hacer. Algo más quiero leer:

"El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios,
la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene
todas las cosas con su palabra poderosa…"
Hebreos 1: 3a. NVI

Dice algo acerca de Jesucristo, dice que Jesucristo es el resplandor de la gloria de Dios...Pero dice, que Jesucristo sostiene todas las cosas con su palabra poderosa...
Quiere decir que aquello que Dios habló para tu vida, lo que Dios ha planeado, ahora el Hijo Jesucristo lo está sosteniendo, soportando, para que eso no se caiga y pueda cumplirse, Él está todo el tiempo recordando la Palabra que Dios habló sobre tu vida para decir: Padre, todavía hay oportunidad para él, todavía hay oportunidad para ella, esta Palabra está vigente, no se ha terminado, por eso yo sostengo esta Palabra y la tengo en mis manos para que él y ella la puedan vivir.

Dios está más interesado que tú y que yo, en que vivamos en sus planes, pero somos demasiado tercos, somos huesos duros de pelar, diría un perro, porque Dios quiere trabajar con nosotros y hacer las cosas prontamente, pero nosotros somos los que le ponemos frenos a Dios... esto no, esto tampoco Señor, no te metas en esta área, en esto déjame a mí, tú no conoces tanto como yo las cosas, yo estoy metido en el asunto y tú están en el cielo ocupado con toda la tierra...
Yo sé, algunos dicen, yo jamás le he dicho eso... Pero nuestras acciones lo dicen.
Entonces Dios dice, lo que me hubiera llevado tres días está costando tres años, pero no es por mí, dice el Señor, es por ti, es porque tú no estás haciendo lo que tienes que hacer, entregarte de todo corazón y permitirme transformarte, que seas una nueva persona en Cristo Jesús, las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas…Pero para eso es necesario: estar en Cristo. Porque ese versículo dice: Si alguno está "en Cristo", nueva criatura es... Ése es el secreto: Si alguno está "en Cristo".

Por eso tú no puedes acercarte a Dios y tan sólo calmar tu conciencia, cumpliendo con actividades o acciones religiosas que te mantengan en una paz que es engañosa, que solamente la sostienes de domingo a domingo, hoy domingo estás aquí te sientes en paz y mañana comienzas la semana pero el sábado próximo te sientes desesperado necesitas que llegue el domingo. ¿Por qué? Porque tienes que calmar tu conciencia, necesitas volver a la acción religiosa del próximo domingo para volver a estar en paz. ¿Sabes por qué? Porque de lunes a sábado, no estuviste "en Cristo".
Estuviste en ti, en lo que a ti te interesa, en lo que a ti te importa, en lo que a ti te preocupa, en lo que está dando vueltas en tu cabeza y te esforzaste y luchaste y trataste de conseguir todo eso, pero cuando termina la semana ya no resistes más, porque con las fuerzas humanas no se puede hacer lo que es del Espíritu de Dios. Por lo tanto, es necesario que tú vivas "en Cristo" todos los días.

Si alguno está "en Cristo", permanece en Él, permite que su vida se vea, que su vida trabaje dentro de uno, entonces será Cristo en ti, y eres una nueva criatura, una nueva criatura todos los días, eso no es un versículo para los que alguna vez se convirtieron hace dieciocho años y ahora, jamás pueden ser nuevas criaturas, fueron nuevas criaturas aquella vez, no, no…Dice: Eres nueva criatura, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas...
Cada día ese versículo tiene que ser una realidad; mañana cuando te levantes, tú tienes que poder decir: Hoy soy una nueva criatura, las cosas viejas, o sea, el día de ayer domingo, ya pasó, fue un excelente día y la comunión con el Cuerpo fue gloriosa, nos gozamos en el Señor, pero hoy es lunes y el Espíritu Santo es más que suficiente para que hoy sea un día tanto o más glorioso que el día de ayer. Hoy soy una nueva criatura, las cosas viejas pasaron, hoy me esperan cosas nuevas de parte de Dios...
Eso es lo que Dios quiere mostrarte y enseñarte, date cuenta que toda Palabra que sale de la boca de Dios tiene poder, tiene poder para producir, para hacer cosas nuevas y Jesucristo mismo sostiene todo lo que Dios ha prometido para tu vida.
La trinidad completa está comprometida con tu vida, para se cumpla lo que Dios tiene en mente.

La pregunta es: ¿Por qué entonces los cristianos muchas veces no alcanzamos a vivir lo que Dios nos ha prometido?
Porque yo también me lo pregunté, porque cuando yo vi esta realidad de la Palabra que hemos visto hasta ahora, yo dije: Señor, yo creo a tu Palabra, si tú lo dices es verdad.
Pero entonces: ¿Por qué muchas veces, tu Iglesia, no estamos viviendo lo que tú has hablado? ¿Cuál es el motivo? Muéstrame por qué. Y el Señor me recordó un versículo:

"Pero el que duda sobre lo que come,
es condenado, porque no lo hace con fe;
y todo lo que no proviene de fe, es pecado."

Romanos 14:23

"Pero el que tiene dudas en cuanto a lo que come,
se condena; porque no lo hace por convicción.
Y todo lo que no se hace por convicción es pecado."

Romanos 14:23 NVI

El contexto de este versículo, todo el capítulo 14, la Palabra está hablando de la comida, de algunas cosas que los débiles en la fe muchas veces no pueden recibir o aceptar, pero este versículo está enseñando un principio espiritual que se aplica a toda nuestra vida como hijos de Dios y el principio espiritual es: Que todo aquello que se hace sin la convicción que da la fe, es pecado.
No estoy hablando de pecado como nosotros entendemos el pecado; cuando pensamos en pecado nosotros pensamos en todas las acciones malas y pecaminosas que desagradan a Dios, pensamos en alguien que roba, pensamos en alguien que mata, pensamos en alguien que viola, pensamos en unos muchachitos teniendo relaciones sexuales prematrimoniales, pensamos en mentiras, pero la Palabra no está hablando de eso.
Cuando la Biblia habla de pecado aquí, dice lo siguiente, pecado es: Errar el blanco sin ser merecedores del premio.

¿Qué significa esto? Que cuando Dios habla por su Palabra, Él me muestra un camino a seguir y en el camino que Él me muestra, está su perfecta voluntad. Cuando yo voy por ese camino nada puede salir mal, porque es lo que Dios preparó para mí, pero si en ese camino yo empiezo a dudar y no tengo la convicción que me da la fe entonces comienzo a pecar; es decir, en vez de caminar hacia el objetivo, hacia el blanco que Dios me trazó al cual yo tenía que llegar, yo empiezo a desviarme del camino. Entonces Dios me dice: Aquí tú tienes tu objetivo, yo quiero traerte hasta aquí y tú tienes que caminar un camino para llegar hasta este lugar.
Pero en el medio del camino aunque yo veo el objetivo, yo empiezo a dudar porque siempre Dios permite que cuando nos dio una Palabra vengan diferentes situaciones para probar nuestra fe, porque la fe necesita ser probada, porque cuando es probada es aprobada. Si no se prueba la fe Dios no puede aprobarnos, así como el alumno en una escuela necesita hacer su examen para mostrarle al maestro que realmente aprendió y el maestro cuando lo examina pone una calificación, dice si está aprobado o si está reprobado.

De la misma manera ocurre en la vida cristiana, cuando empiezo a caminar por el camino que Dios me trazó, pero yo empiezo a dudar y no me mantengo en la fe de lo que Él habló, aunque yo iba caminando hacia el objetivo me empiezo a desviar y creo que estoy caminando correctamente, pero poco a poco el objetivo va quedando a un costado, y yo llego a un nuevo objetivo y llego a este lugar... y cuando llego a este lugar, le digo: ¡Señor, ahora dame lo que me prometiste! Y Dios dice: ¡No puedo! Pero: ¿Por qué no puedes Señor? Porque tú no llegaste al objetivo que yo te mandé, por lo tanto pecaste, erraste el blanco y no eres merecedor del premio.
Solamente cuando yo llego al objetivo, Dios dice: ¡Ahora aprobaste, llegaste al objetivo y eres merecedor del premio, yo puedo darte aquello que te prometí!

Pero como vivimos en un tiempo donde todo parece ser hecho a microondas, ponemos una comida congelada y a los diez minutos sale nuestro almuerzo, creemos que con Dios es igual, caminamos dos pasos y le empezamos a reclamar: Pero Señor, ya caminé dos pasos y dónde está lo que me prometiste, caminaste tan sólo dos pasos pero te falta el resto del camino, en el resto del camino está la prueba, con tan sólo dos pasos yo no puedo darte el premio, porque si te lo doy ahora lo vas a echar a perder.

Y si ustedes piensan por un momento, eso pasó con Adán y Eva, Dios los puso sobre la tierra y les delegó toda autoridad y les dijo: Ustedes pueden hacer todo en mi nombre y con mí autoridad pero ellos oyeron una voz diferente y eso los hizo dudar ya no tuvieron convicción de que Dios había dicho: No pueden comer del árbol que está en el medio del Huerto.
Pero oyeron una voz que les dijo: No es malo que coman de ése árbol, no les va a pasar nada, solamente serán como Dios, conocerán el bien y el mal y por dudar de la Palabra de Dios, por no tener convicción, ellos no siguieron caminando por el camino adecuado, se desviaron; de esa manera Dios no pudo darles el premio.

Dios tuvo que quitarlos del lugar de privilegio donde los había puesto, los echó del Huerto del Edén, les dijo, ustedes no pueden estar ahí, porque ahora ustedes echarían a perder todo lo que yo puse en sus manos.
De la misma manera, cuando Dios te ha hablado, tú tienes que caminar por el camino que Él trazó, confiando y creyendo en su Palabra y no dudando ni siquiera por un momento para que puedas llegar al objetivo, y cuando llegues al objetivo, Dios diga: ¡Ahora estás aprobado, ahora te puedo dar el premio porque te mantuviste firme en lo que yo te hablé!

"Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor
se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso.
Vive en mi presencia y sé intachable.  Así confirmaré mi
pacto contigo, y multiplicaré tu descendencia en gran manera.

Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra,
y Dios continuó: —Éste es el pacto que establezco contigo:
Tú serás el padre de una multitud de naciones.
Ya no te llamarás Abram, sino que de ahora en adelante
tu nombre será Abraham, porque te he confirmado
como padre de una multitud de naciones.
Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y naciones."

Génesis 17: 1-6 NVI

Dios estaba confirmando su pacto con este hombre, le había prometido ser una persona a través de la cual nacería una nación detrás de ella, pero una nación que permanecería por siempre, además no solamente era la nación de Israel, Dios ya estaba hablando de nosotros, sus hijos, la Iglesia a partir de este hombre Abraham, y todo cambió para Abraham; por eso le cambió el nombre, porque de ser: Abran sin la "h" que significa: Patriarca o padre supremo. Lo cambió a: Abraham con "h" que significa: Padre de una multitud.

Quiere decir que la Palabra de poder que estaba saliendo de la boca de Dios estaba diciendo: Yo ahora te estoy transformando en un nuevo hombre para que seas el padre de una multitud, para que de ti salgan generaciones futuras que me honren, que me obedezcan, que me conozcan, que me amen y que hagan mi voluntad sobre la tierra. ¡Lo hago a partir de ti Abraham!
Pero: ¿A qué clase de hombre Dios le estaba hablando?
Era un hombre que tenía algunos problemas.

"El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser
padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho:
Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar
su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años),
o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó,
por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció
en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que
era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
por lo cual también su fe le fue contada por justicia."
Romanos 4:18-22


Cuando Dios le habló a Abraham, Abraham era un hombre anciano de casi cien años, pero que además tenía una esposa casi tan anciana como él, que toda la vida había sido estéril y no había podido tener hijos.
¿Cuál era la locura de Dios? Decirle a un hombre anciano, que tiene una esposa que no era fértil, que no podía tener hijos, que él iba a ser padre de una multitud.
¿Por qué a Dios se le ocurre hacer bromas de ese tipo? No hay ninguna broma, ¡cuando Dios habla se cumple!
Y la Palabra dice, que Abraham, no dudó, ni tuvo incredulidad y estuvo plenamente convencido de que todo lo que Dios le había dicho era verdad y se iba a cumplir.

Ahora tú y yo sabemos que Abraham en el medio del camino empezó a desviarse porque escuchó otra voz, la de su esposa que le dijo: ¿No será que Dios tiene planeado que el hijo que debemos tener venga a través de mi sierva porque al ser mi sierva, es como si fuera yo? ¿Entonces acuéstate con ella y tengan un hijo y ése será nuestro heredero?...
Pero ése no era el plan de Dios, se desvió un poco del camino y podría haber perdido el premio. Sin embargo, Dios volvió a hablarle y Dios ratificó su promesa y él comprendió y Sara se arrepintió de tal manera que Dios hizo el milagro. Ella siendo de noventa años y estéril toda su vida quedó embarazada.

Ahora fíjate lo que pasó: Ese otro hijo llamado Ismael, siempre estuvo en enemistad con el hijo de Abraham y Sara y aún hoy hay dos naciones que vienen de esos hijos que se siguen peleando y siguen teniendo conflicto. ¿Sabes por qué? Por un hombre que tan sólo por un momento escuchó una voz diferente a la voz del Señor que le había hablado.
Por eso tú a veces dices: ¡Bueno, pero solamente fue un momento, Señor perdóname, tú sabes que soy humano me equivoqué! Pero ese error puede costarte mucho. Por eso cuando se toman determinaciones, hay que tomar determinaciones serias en Dios, porque un solo error puede costarte muy caro y por mucho tiempo.
Por eso escuchar la voz de Dios significa saber que lo que Él habla se va a cumplir aunque yo no lo vea, aunque mis ojos naturales no vean nada, aunque a cualquiera le parezca una locura. ¡Si Dios habló Él lo va a cumplir!

Pero requiere de mi fe, de mi convicción, de estar plenamente seguro de que Él va hacer lo que me prometió. Por lo tanto, voy a caminar en su promesa, voy andar en su Palabra, no voy a escuchar ninguna voz engañosa, no voy a permitir que el diablo me venga a mentir al oído, para que me desvíe del camino, yo quiero llegar al objetivo y quiero que Dios me apruebe y que me diga: Ahora eres merecedor del premio, ahora hago que lo que no habías visto con tus ojos, lo puedas ver.
Por eso leímos: Que Dios llama a las cosas que no son como si fuesen. Porque cuando las cosas no son, nuestros ojos naturales no las ven, pero cuando Dios lo dijo, ¿sabes qué ocurre delante de Dios? Lo que Él dijo ya está hecho, Dios sí lo ve, tú y yo no lo vemos, pero Dios lo ve y desde el momento que Él lo ve, eso es una realidad.



Dos realidades:

Abraham tuvo que enfrentarse a dos realidades, una era la realidad natural y otra era la realidad espiritual.

* La realidad natural le decía: tú eres viejo, tienes una esposa estéril no tienen capacidad de tener hijos.

* La realidad espiritual le decía: Dios te prometió que no solamente tendrías un hijo, que de ti saldría una multitud que tendría tu misma esencia y que honraría a Dios toda su vida.

Él estuvo enfrentado a dos realidades, pero solamente se mantuvo en fe por creer a la realidad de Dios y no a la realidad natural.
Cuando Dios te habla habrá muchas veces una realidad natural que tengas delante de los ojos con la cual te tengas que enfrentar y que diga todo lo contrario a lo que Dios te prometió, pero Dios lo está permitiendo para que tú puedas mantenerte en fe, convencido de que Dios habló y que puedas llegar al objetivo y recibir el premio: que se haga realidad lo que Él te prometió.

"Pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles,
Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana,
y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.

Hermanos, consideren su propio llamamiento:
No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente
humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna.
Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios,
y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos.
También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada,
para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.
Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho
nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención—
para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor.»

1 Corintios 1: 24-31 NVI

Piense lo que la Palabra está diciendo, para muchos lo que Dios habla es una locura y lo que Dios dice parece debilidad, sin embargo la Biblia dice que la locura de Dios es mucho más sabia que la sabiduría de los hombres y que la debilidad de Dios es mucho más fuerte que la fuerza de los hombres.
Por lo tanto, cada vez que tú y yo comenzamos a dudar, es como decir: La Palabra de Dios es locura, esto me parece una debilidad, por lo tanto yo, que soy más sabio lo voy a hacer a mi manera, lo voy a hacer con mi fuerza, y a partir de ese momento comienzo a desviarme del camino y en vez de llegar al objetivo y que Dios pueda darme lo que me ha prometido, poco a poco lo veo cada vez más lejos... Éste es el motivo por el cual muchas de las cosas que Dios ha hablado no las hemos podido ver, no es porque lo que Dios habla es mentira, ni porque no tenga el poder para cumplirse, es porque nosotros no hemos hecho nuestra parte, creyendo a Dios, sin movernos de la fe de su Palabra, de lo que Él nos ha prometido para ver cumplido lo que nos prometió.

A mí no me importa que me lleve toda la vida y que lo vea antes de morirme, ni siquiera me importa que lo vean mis hijos cuando yo ya esté muerto, me importa que yo camine en el camino correcto creyendo en lo que Dios me prometió, para que Él pueda cumplir lo que prometió, porque lo que Él promete no es solamente para mí como persona, es para todos aquellos que le aman.
Aquello que Dios te ha prometido, no solamente será una bendición para ti, será una bendición para los que te rodean, pero como nosotros tenemos una visión egoísta, queremos que Dios lo cumpla y queremos que nos vaya bien, queremos ser felices, queremos recibir la promesa... Pero dejamos de ver que somos parte de un Cuerpo y lo que Dios me ha prometido a mí, es importante para el Cuerpo.
Por lo tanto, cuando yo le creo a Dios, yo estoy permitiendo que se cumpla su Palabra no sólo para mí, sino para todo el Cuerpo de Cristo.
Dependen muchas cosas de mi fe y de mi convicción, sin esas dos cosas no podremos ver lo que Dios ha prometido, porque muchos nos podrán llamar locos y muchos nos podrán llamar débiles, pero si le creemos al Señor y si estamos convencidos en fe de lo que Él nos prometió veremos todo lo que Él ha dicho.

Hay dos últimos versículos que quiero leer:

"Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón."

Efesios 4: 17-18

¡Fíjense lo que dice la Palabra! Cuando nosotros andamos en la vanidad de la mente, nuestro entendimiento comienza a oscurecerse, dejamos de percibir aquello que viene de Dios y comenzamos a alejarnos de la vida de Dios porque empieza a haber ignorancia.
Y lo otro que ocurre es: Que nuestro corazón se endurece.
Toda vez que tú y yo dejamos de creer a la Palabra que Dios ha hablado y no tenemos la convicción que da la fe, entonces comenzamos a tener nuestro entendimiento oscurecido y lo que antes percibíamos por el Espíritu, ahora ya no lo podemos percibir igual y empieza a haber ignorancia y no sabemos cómo andar y nuestro corazón se empieza a endurecer.

Por eso, Pablo le dijo a los efesios: Una cosa les pido, ustedes no anden como los que no conocen a Dios porque ellos andan en la vanidad de su mente, ellos creen que tienen el poder para que su vida sea plena porque no reconocen que necesitan a Dios, pero ustedes que tienen a Dios, ríndanse a Él de tal manera que puedan vivir dependiendo de su fuerza, declarando que no pueden ustedes mismos, pero Él que vive en ustedes sí puede, para que no haya ignorancia en ustedes, para que no se oscurezca el entendimiento, para que no se alejen de la vida de Dios y para que el corazón no se endurezca.

Cuando Dios ha hablado, cuando Dios ha prometido, todo lo que Él ha dicho es verdad.

Pero yo quiero que pienses ahora, cuántas cosas Dios te habló, de manera personal, de manera familiar, de manera congregacional...
¿Cuántas cosas Dios prometió? ¿Cuántas cosas de ésas has visto cumplidas? ¿Pero cuántas todavía no has visto?
Y quiero que también te preguntes, aquellas cosas que no has visto cumplidas: ¿Dependieron de Dios o dependieron de ti? ¿No se cumplieron porque Dios no hizo algo?
¿O no se cumplieron porque tú no hiciste lo que debías hacer?

Esta tarde debemos arrepentirnos si hemos querido cumplir la voluntad de Dios pero por nuestras fuerzas, porque por nuestras fuerzas jamás lo lograremos, que hoy podamos decirle al Señor, me rindo a ti verdaderamente.
No es esa rendición de la primera vez, no es decirle, entra a mi vida, porque Él ya vive en mí. Es decirle: Yo no voy a vivir haciendo lo que a mí me parece, actuando por mi fuerza, actuando por mi entendimiento, yo voy a permitirte a ti, que actúes a través de mí. Son dos cosas completamente diferentes.
Y yo te puedo asegurar que todas las cosas que Dios te prometió, todavía están vigentes, siguen siendo verdaderas, Dios no te mintió, Él es verdadero, pero ahora depende de que nos rindamos a Él, que creamos a su Palabra y que nos mantengamos convencidos de que lo que Él prometió es verdad.
De esa manera las promesas que Él ha dado para tu vida, para tu familia y para la congregación, las empezarás a ver cumplidas, ya no será seguir luchando para que se cumplan, no será seguir llorando delante de Dios y preguntándole, ¿por qué no se cumplen? Tampoco será enojarse con Él para reclamarle, ¿por qué no lo cumplió? Será decirle, se tome el tiempo que se tome, yo seguiré creyendo en ti y voy a caminar por el camino que me mostraste y voy a llegar al objetivo, no me voy a desviar ni a derecha ni a izquierda, aunque los demás se burlen, aunque me crean un ingenuo, aunque piensen que estoy loco, aunque crean que soy débil por lo que estoy haciendo, yo sé Señor, que tú eres mi fuerza y que con tu dirección podré caminar de la manera correcta.

Yo quisiera que cada uno de ustedes pueda meditar en el Señor por un momento, de aquellas cosas que Dios ha prometido a tu vida y aquellas cosas que todavía están pendientes. Que puedas meditar delante del Señor y decir:


Señor, yo recuerdo algunas promesas que me hiciste y que todavía no las he visto, pero hoy me arrepiento, me arrepiento porque no las he visto porque yo caminé incorrectamente, nunca fuiste tú, siempre fui yo, dejé de creerte, tuve dudas, caí en la incredulidad, pensé que era una locura lo que tú me habías dicho, o tal vez, pensé que era cierto pero se pasó tanto el tiempo que creí que nunca más lo iba a ver.
Hoy comprendo por tu Espíritu que todo lo que has hablado es verdad y todavía sigue permanente para mí, hoy me arrepiento por haber dudado de ti.
¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Perdóname por tantas barreras que he puesto! ¡Perdóname por haber sido terco! ¡Perdóname por no haberte permitido actuar! ¡Por haberme resistido al Espíritu Santo!

Hoy me arrepiento Señor, y vengo a ti con un corazón rendido a pedirte que transformes todo en mí, que pongas un nuevo corazón, una nueva manera de pensar y me hagas estar firme en tu Palabra, sin dudar por un momento de que todo lo que has hablado y lo que hablarás, va ser siempre una verdad en mi vida, y nunca, por nada ni por nadie, me voy a mover de aquello que me has mostrado. Yo sé que no puedo hacerlo yo, por eso me estoy rindiendo a ti, porque no es con mi fuerza, no es con mi sabiduría, pero sí es con tú poder y es con tú sabiduría, la vida de Cristo que está en mí es más que poderosa para hacer todo perfectamente conforme a tu voluntad y de acuerdo a todo lo que has hablado.

Creo a tu Palabra, creo en tus promesas, me afirmo en ellas y declaro que el diablo no podrá robarlas porque ahora yo me paro en la verdad, camino en el camino correcto y voy hacia el objetivo para que yo pueda recibir el premio, el premio de eso que me has hablado, verlo como una realidad en mí.
¡Gracias Señor! ¡Gracias Rey!



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